1150 La obra de Dios siempre es nueva y nunca vieja
I
Cada vez que Dios llegue a la tierra, cambiará Su nombre, Su género, Su imagen, y Su obra; Él no repite Su obra, y siempre es nuevo y nunca viejo. Cuando vino anteriormente, se le llamó Jesús; ¿se le podría seguir llamando Jesús cuando venga de nuevo esta vez? Cuando vino anteriormente, era un varón; ¿podría ser de nuevo un varón esta vez? Cuando vino durante la Era de la Gracia Su obra fue ser clavado en la cruz; ¿acaso seguirá redimiendo a la humanidad del pecado cuando venga de nuevo esta vez? ¿Volverá a ser clavado en una cruz? ¿Acaso no sería eso una repetición de Su obra? ¿Es que no sabías que Dios es siempre nuevo y nunca viejo?
II
La sabiduría, lo maravilloso, la justicia y la majestad de Dios nunca cambiarán. Su esencia y lo que Él tiene y es nunca cambiarán. Sin embargo, Su obra siempre está progresando hacia adelante y siempre va profundizando, porque Él siempre es nuevo y nunca viejo. En cada era Dios adopta un nuevo nombre, hace una obra nueva y permite a Sus seres creados ver Sus nuevas intenciones y Su nuevo carácter. Si las personas no ven la expresión del nuevo carácter de Dios en la nueva era, ¿acaso no lo clavarían eternamente en la cruz? Y al hacerlo, ¿acaso no definirían a Dios?
III
La historia progresa siempre hacia adelante, y la obra de Dios también. Para que Su plan de gestión de seis mil años alcance su fin, debe seguir progresando. Cada día, cada año, Él debe realizar obra nueva; debe abrir nuevas sendas, iniciar nuevas eras, iniciar obra nueva y mayor, y junto con estas cosas, traer nuevos nombres y nueva obra. En todo momento, el Espíritu de Dios está haciendo obra nueva y jamás se aferra a viejos métodos y preceptos.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)