1193 Sigue de cerca los pasos de la obra del Espíritu Santo
I
Dios Todopoderoso es un Dios práctico. No importa cuán ignorantes podamos ser, Él aún tendrá piedad de nosotros, Sus manos de seguro nos salvarán y Él igual nos completará. Mientras tengamos un corazón que realmente anhele a Dios, mientras que sigamos de cerca y no nos desanimemos, y busquemos con un sentido de urgencia, entonces Él de seguro no tratará a ninguno de nosotros injustamente; Él definitivamente nos dará todo aquello que nos falta y Él nos satisfará. Todo esto es la bondad de Dios Todopoderoso. Si alguien es glotón y perezoso, lleva una vida de tener siempre el estómago lleno y es indiferente a todo, le resultará difícil evitar sufrir la pérdida.
II
¡Dios Todopoderoso es soberano sobre todos los acontecimientos y cosas! Mientras lo admiremos de corazón en todo momento y entremos en el espíritu y nos comuniquemos con Él, entonces nos mostrará todas las cosas que buscamos, y de seguro Sus intenciones nos serán reveladas. Nuestros corazones entonces estarán alegres y en paz, firmes con perfecta claridad. Es crucial poder actuar según Sus palabras; sólo ser capaz de captar Sus intenciones y vivir en dependencia de Sus palabras cuenta como experiencia verdadera.
III
Sólo si comprendemos las palabras de Dios podrá la verdad de las palabras de Dios entrar en nosotros y convertirse en nuestra vida. Sin ninguna experiencia práctica, ¿cómo puedes entrar en la realidad de las palabras de Dios? Si no puedes recibir las palabras de Dios como tu vida, tu carácter no podrá cambiar. ¡La obra del Espíritu Santo avanza ahora aceleradamente! Si no la sigues de cerca y recibes entrenamiento, será difícil mantenerte al ritmo del Espíritu Santo a medida que avanza con determinación. Apresúrate a hacer un cambio radical para no ser pisoteado por Satanás y entrar en el lago de fuego y azufre del cual no hay escapatoria. Ve ahora y busca lo mejor que puedas, para no ser dejado de lado.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 7