605 Ser ganado por Dios depende de tu propia búsqueda
Ⅰ
Pedro buscó complacer a Dios y hacer Su voluntad.
No hay búsqueda mayor para un creyente.
La carne, los planes, nociones y argucias de Pablo
mancillaron su búsqueda.
No era una persona digna de Dios,
ni alguien que intentaba hacer Su voluntad.
Pedro buscó obedecer los designios de Dios.
Aunque no hizo una gran obra,
sus motivos y senda eran correctos.
Aunque pudo ganarse a pocas personas,
buscó la verdad y así fue una criatura digna de Dios.
Los que ahora serán perfeccionados
son como Pedro, quieren cambiar su carácter,
quieren dar testimonio de Dios
y hacer su deber como criaturas de Dios.
Solo gente así será perfeccionada.
Busca la vida sobre todas las cosas.
Ⅱ
Si no obras, aun así debes cumplir el deber
de una criatura de Dios y seguir Sus planes.
Haz lo que Dios dice y pasa por Sus pruebas.
Debes obedecer todo lo que dice Dios,
pasar por las pruebas y refinamientos.
Aunque eres débil, ama a Dios con el corazón.
Los que se hacen cargo de sus vidas están dispuestos
a hacer el deber de una criatura de Dios
y entienden la búsqueda correctamente.
Esta es la gente que Dios necesita.
Si obras mucho e impartes enseñanzas,
pero no cambias ni das testimonio,
si te falta experiencia real,
y al morir no has dado testimonio,
¿acaso has sido transformado?
¿Acaso buscas la verdad?
Los que ahora serán perfeccionados
son como Pedro, quieren cambiar su carácter,
quieren dar testimonio de Dios
y hacer su deber como criaturas de Dios.
Solo gente así será perfeccionada.
Busca la vida sobre todas las cosas.
Ⅲ
Los impuros no entran en el reino de Dios,
no pueden mancillar el suelo santo.
Si has obrado durante muchos años,
pero igual acabas sucio,
la ley del Cielo no te permitirá
que quieras entrar en el reino de Dios.
Desde el principio hasta hoy,
Dios nunca le ha hecho fácil
entrar en Su reino a quienes lo halagan.
Esta es una regla irrompible del Cielo.
Debes buscar la vida.
Adaptado de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine