La obra de Dios y la obra del hombre (Parte 2)

La obra del hombre tiene un alcance y limitaciones. Una persona sólo es capaz de hacer la obra de una cierta fase y no puede hacer la obra de toda la era, de otro modo, llevaría a las personas a las reglas. La obra del hombre sólo puede ser aplicable a un tiempo o fase en particular. Esto porque la experiencia del hombre tiene un límite. Nadie puede comparar la obra del hombre con la obra de Dios. La práctica del hombre y su conocimiento de la verdad son aplicables a un límite en particular. No puedes decir que el camino que el hombre pisa es completamente la voluntad del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo sólo puede esclarecer al hombre y el hombre no puede estar completamente lleno del Espíritu Santo. Todas las cosas que el hombre puede experimentar están dentro del límite de la humanidad normal y no pueden rebasar el límite de los pensamientos en la mente humana normal. Todos los que tienen una expresión práctica experimentan dentro de este límite. Cuando experimentan la verdad, siempre es una experiencia de la vida humana normal bajo el esclarecimiento del Espíritu Santo, sin experimentarla de una manera que se desvíe de la vida humana normal. Experimentan la verdad esclarecidos por el Espíritu Santo sobre el fundamento de vivir su vida humana. Además, esta verdad varía de persona a persona y la profundidad de la misma se relaciona con el estado de la persona. Sólo se puede decir que el camino que camina es la vida humana normal de un hombre que busca la verdad y que es el camino que camina una persona normal que tiene el esclarecimiento del Espíritu Santo. No puedes decir que el camino que pisa sea el camino que el Espíritu Santo tome. En la experiencia humana normal, debido a que las personas que buscan no son iguales, la obra del Espíritu Santo tampoco es la misma. Además, porque los ambientes que experimentan y los límites de su experiencia no son iguales, a causa de la mezcla que hay en su mente y sus pensamientos, su experiencia se mezcla en diferentes grados. Cada persona entiende una verdad de acuerdo a sus condiciones individuales diferentes. Su entendimiento del significado real de la verdad no está completo y es sólo uno, o unos cuantos aspectos del mismo. El límite por el cual la verdad la experimenta el hombre siempre se basa en las condiciones diferentes de los individuos y, por lo tanto, no es el mismo. De esta manera, el conocimiento que expresan diferentes personas de la misma verdad no es el mismo. Es decir, la experiencia del hombre siempre tiene limitaciones y no puede representar por completo la voluntad del Espíritu Santo, y la obra del hombre no se puede percibir como la obra de Dios, incluso si lo que el hombre expresa corresponde muy de cerca a la voluntad de Dios, incluso si la experiencia del hombre está muy cerca de la perfecta obra que el Espíritu Santo lleva a cabo. El hombre sólo puede ser el siervo de Dios, haciendo la obra que Dios le confía. El hombre sólo puede expresar el conocimiento bajo el esclarecimiento del Espíritu Santo y las verdades que obtenga de sus experiencias personales. El hombre no está calificado y no tiene las condiciones para ser el canal del Espíritu Santo. No está autorizado para decir que la obra del hombre es la obra de Dios. El hombre tiene los principios del hombre para obrar y todos los hombres tienen experiencias diferentes y poseen condiciones variantes. La obra del hombre incluye todas sus experiencias bajo el esclarecimiento del Espíritu Santo. Estas experiencias sólo pueden representar el ser del hombre, y no representan el ser de Dios o la voluntad del Espíritu Santo. Por lo tanto, el camino que el hombre camina no se puede decir que sea el camino que el Espíritu Santo camina porque la obra del hombre no puede representar la obra de Dios, y la obra del hombre y la experiencia del hombre no son la completa voluntad del Espíritu Santo. La obra del hombre está propensa a caer en una regla, y el método de su obra fácilmente se confina a un alcance limitado y no es capaz de liderar a las personas a un camino libre. La mayoría de los seguidores viven dentro de un alcance limitado y su forma de experimentar también está limitada en su alcance. La experiencia del hombre siempre está limitada; el método de su obra también está limitado a unos cuantos tipos y no se puede comparar con la obra del Espíritu Santo o la obra de Dios mismo, esto se debe a que la experiencia del hombre, a la postre, es limitada. No hay reglas para la manera en la que Dios hace Su obra; como quiera que se haga, no se limita a una forma. No hay reglas de ninguna especie en la obra de Dios; toda Su obra emana sin restricciones. No importa cuánto tiempo el hombre invierta siguiéndolo a Él, no puede resumir las leyes de los caminos de Su obra. Aunque Su obra se basa en principios, siempre se hace de nuevas maneras y siempre tiene nuevos progresos que están más allá del alcance del hombre. Durante un periodo de tiempo, Dios puede tener varios tipos diferentes de obras y diferentes maneras de guiar, permitiéndoles a las personas tener siempre nuevas entradas y nuevos cambios. No puedes encontrar las leyes de Su obra porque Él siempre está obrando de nuevas maneras. Sólo de esta manera los seguidores de Dios no caen en reglas. La obra de Dios mismo siempre evita las nociones de las personas y contrarresta sus nociones. Sólo los que lo siguen y lo buscan con un corazón sincero pueden haber transformado su carácter y ser capaces de vivir sin restricciones, sin estar sujetos a reglas o reprimidos por ningunas nociones religiosas. Las demandas que la obra del hombre les hace a las personas se basan en su propia experiencia y lo que él mismo puede lograr. El estándar de estos requisitos se limita a un cierto alcance y los métodos de la práctica también están muy limitados. Los seguidores de manera inconsciente viven dentro de este alcance limitado; conforme el tiempo pasa, se vuelven reglas y rituales. Si una persona que no ha sufrido el perfeccionamiento personal de Dios y no ha recibido el juicio guía la obra de un periodo, todos sus seguidores se volverán religiosos y expertos en resistir a Dios. Por lo tanto, si alguien es un líder calificado, la persona debe haber sufrido el juicio y aceptado el perfeccionamiento. Los que no han sufrido el juicio, aunque puedan tener la obra del Espíritu Santo, sólo expresan cosas vagas e irreales. Con el tiempo, guiarán a las personas a reglas vagas y sobrenaturales. La obra que Dios lleva a cabo no está de acuerdo con la carne del hombre, no está de acuerdo con los pensamientos del hombre, sino que contraataca las nociones del hombre; no está mezclada con un vago tinte religioso. Los resultados de Su obra no los puede lograr un hombre que Él no haya perfeccionado y están más allá del alcance del pensamiento del hombre.

El hombre alcanza con mucha facilidad la obra en la mente del hombre. Pastores y líderes en el mundo religioso, por ejemplo, confían en sus dones y posiciones para hacer su obra. Las personas que los siguen por un largo tiempo se van a infectar con sus dones y van a ser influidas por algo de lo que ellos son. Se enfocan en los dones, habilidades y conocimiento de las personas, y prestan atención a algunas cosas sobrenaturales y a muchas doctrinas profundas pero poco realistas (por supuesto, estas doctrinas profundas son inalcanzables). No se enfocan en los cambios en el carácter de las personas, sino que se enfocan en entrenar la predicación y las habilidades de obra de las personas, mejorando el conocimiento y las ricas doctrinas religiosas de las personas. No se fijan en cuánto cambia el carácter de las personas ni en cuánto entienden estas la verdad. No se interesan en la esencia de las personas, mucho menos tratan de conocer los estados normales y anormales de las personas. No contraatacan las nociones de las personas ni ponen de manifiesto sus nociones, mucho menos corrigen sus deficiencias o corrupciones. La mayoría de las personas que los siguen sirven con sus dones naturales, y lo que expresan es un conocimiento y una verdad religiosa vaga, que están fuera de contacto con la actualidad y son completamente incapaces de darles vida a las personas. De hecho, la esencia de su obra es alimentar el talento, alimentar a una persona sin nada en un talentoso graduado del seminario que después va a hacer la obra y liderar. Con seis mil años de la obra de Dios, ¿puedes descubrir las leyes de la misma? Hay muchas reglas y restricciones en la obra que el hombre hace, y el cerebro humano es muy dogmático. Así que lo que el hombre expresa es un conocimiento y una comprensión dentro de todas sus experiencias. El hombre no es capaz de expresar nada aparte de esto. Las experiencias o el conocimiento del hombre no surgen de sus dones innatos o de su instinto; surgen por la guía de Dios y por el pastoreo directo de Dios. El hombre sólo tiene el órgano para aceptar este pastoreo y no el órgano para expresar directamente lo que la divinidad es. El hombre no puede ser la fuente, sólo puede ser una vasija que acepta el agua de la fuente; este es el instinto humano, el órgano que el ser humano debe tener. Si una persona pierde el órgano para aceptar la palabra de Dios y pierde el instinto humano, esa persona también pierde lo que es más precioso y pierde el deber del hombre creado. Si una persona no tiene el conocimiento o la experiencia de la palabra de Dios o Su obra, esa persona pierde su deber, el deber con el que debe cumplir como un ser creado, y pierde la dignidad de un ser creado. Es el instinto de Dios expresar lo que la divinidad es, ya sea que se exprese en la carne o directamente por el Espíritu; este es el ministerio de Dios. El hombre expresa sus propias experiencias o conocimiento (es decir, expresa lo que es) durante la obra de Dios o después; este es el instinto del hombre y el deber del hombre; es lo que el hombre debe alcanzar. Aunque la expresión del hombre se queda muy por debajo de lo que Dios expresa, y hay un montón de reglas en lo que el hombre expresa, el hombre debe cumplir el deber que debe cumplir y hacer lo que debe hacer. El hombre debe hacer todo lo humanamente posible para cumplir su deber y no debe tener ni siquiera la menor reserva.

Después de trabajar por años, el hombre recapitulará algunas experiencias de estos años de trabajo, así como la sabiduría y las reglas acumuladas. El que obra por un largo tiempo sabe cómo sentir el movimiento de la obra del Espíritu Santo, sabe cuándo obra el Espíritu Santo y cuándo no; sabe cómo compartir cuando lleva una carga; está consciente del estado normal de la obra del Espíritu Santo y el estado normal del crecimiento en la vida de las personas. Así es la persona que ha trabajado por años y conoce la obra del Espíritu Santo. Los que han trabajado por un largo tiempo hablan con confianza y pausadamente; aun cuando no tienen nada que decir, están calmados. Por dentro, pueden seguir orando para buscar la obra del Espíritu Santo sin inquietarse o sentirse ansiosos; tienen una gran experiencia en la obra. Una persona que ha hecho la obra por un largo tiempo y que tiene muchas lecciones y mucha experiencia, tiene dentro de ella mucho que obstruye la obra del Espíritu Santo; este es un defecto de su obra a largo plazo. Una persona que acaba de empezar a hacer la obra no ha traído consigo lecciones o experiencias humanas; en particular no está al tanto de la forma en la que obra el Espíritu Santo. Sin embargo, durante el curso de la obra, poco a poco aprende a sentir cómo obra el Espíritu Santo, y se hace consciente de qué hacer para tener la obra del Espíritu Santo y qué hacer para tocar los puntos vitales de los demás. Llega a comprender la clase de conocimiento común que deben tener los que hacen la obra. Con el tiempo, llega a comprender la sabiduría y el conocimiento común acerca de la obra casi como la palma de su mano y parece usarlos con facilidad cuando hace la obra. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo cambia la manera en que obra, todavía se apega a su antiguo conocimiento para hacer la obra y a sus viejas reglas de obrar, y sabe muy poco acerca del nuevo movimiento de la obra. Años de trabajo y el estar lleno de la presencia y la guía del Espíritu Santo le dan más y más lecciones y experiencia de trabajo. Estas cosas lo llenan con una autoconfianza que no es orgullo. En otras palabras, está bastante complacido con su propia obra y muy contento con el conocimiento común que ha obtenido acerca de la obra del Espíritu Santo. En particular, esas cosas que las otras personas no han logrado o no han apreciado incluso le dan más confianza en sí mismo; parece que la obra del Espíritu Santo dentro de él nunca se puede extinguir, mientras que los demás no califican para este tratamiento especial, sólo las personas de su tipo que han hecho la obra por años, y tienen un considerable valor del uso, están calificadas para disfrutarlo. Estas cosas se vuelven un gran impedimento para que acepte la nueva obra del Espíritu Santo. Incluso si puede aceptar la nueva obra, no es algo que suceda de la noche a la mañana. Es seguro que pase por varios reveses y vueltas antes de aceptarla. Esta situación sólo se puede revertir poco a poco después de que trate con sus antiguas nociones y juzgue su antiguo carácter. Si no pasa por estos pasos, no abandona ni acepta fácilmente las nuevas enseñanzas y la obra que no están en armonía con sus antiguas nociones. Esto es lo más difícil con lo que hay que tratar en el hombre, y no es fácil de cambiar. Si, como un obrero, es capaz tanto de lograr un entendimiento de la obra del Espíritu Santo y recapitular el movimiento del mismo, como de que su experiencia en la obra no lo restrinja y pueda aceptar una nueva obra a la luz de la obra antigua, es un hombre sabio y un obrero calificado. Los hombres con frecuencia hacen la obra durante varios años sin poder recapitular su experiencia de la obra o son impedidos de aceptar la nueva obra después de recapitular su experiencia y sabiduría en la obra, y no pueden entender apropiadamente o tratar correctamente la nueva obra y la antigua. ¡Los hombres realmente son difíciles de tratar! La mayoría de vosotros sois así. Los que han experimentado años de la obra del Espíritu Santo les cuesta trabajo aceptar la nueva obra, y siempre están llenos de nociones que les es difícil dejar ir, mientras que un hombre que acaba de empezar a hacer la obra le falta el conocimiento común de la obra y ni siquiera sabe cómo manejar algunos de los asuntos más sencillos. ¡Vosotras, personas, sois realmente difíciles! Los que tienen alguna antigüedad que los respalde son tan orgullosos y arrogantes que se han olvidado de dónde vinieron. Siempre miran por encima del hombro a las personas más jóvenes, pero no pueden aceptar la nueva obra y no pueden dejar ir las nociones que han acumulado y han guardado por años. Aunque las personas jóvenes e ignorantes son capaces de aceptar un poco de la nueva obra del Espíritu Santo y son muy entusiastas, siempre se confunden y no saben qué hacer cuando se enfrentan con los problemas. Aunque son entusiastas son muy ignorantes. Sólo tienen un pequeño conocimiento de la obra del Espíritu Santo y son incapaces de usarlo en sus vidas; sólo es doctrina que no sirve absolutamente para nada. Hay demasiadas personas como vosotros; ¿cuántas son dignas para su uso? ¿Cuántas hay que pueden hacer la obra que es digna para el Espíritu Santo? Parece que habéis sido muy obedientes hasta ahora pero, de hecho, no habéis abandonado vuestras nociones; todavía estáis buscando en la Biblia, creyendo en ambigüedades o vagando en las nociones. No hay nadie que el día de hoy investigue con cuidado la obra actual o profundice en ella. Estáis aceptando el camino de hoy con vuestras nociones antiguas. ¿Qué podéis ganar con semejante creencia? Se podría decir que en vosotros están escondidas muchas nociones que no se han puesto de manifiesto, y sólo es porque estáis haciendo un esfuerzo supremo por esconderlas y no revelarlas fácilmente. No aceptáis la nueva obra sinceramente y no planeáis abandonar vuestras antiguas nociones; tenéis demasiadas filosofías de la vida y demasiado dolorosas. No abandonáis vuestras antiguas nociones y de mala gana tratáis con la nueva obra. Vuestros corazones son demasiado siniestros y simplemente no tomáis en serio los pasos de la nueva obra. ¿Pueden semejantes buenos para nada como vosotros hacer la obra de esparcir el evangelio? ¿Podéis emprender la obra de esparcirlo a todo el universo? Estas prácticas vuestras os están impidiendo transformar vuestro carácter y conocer a Dios. Si continuáis así, estáis obligados a ser eliminados.

Tenéis que saber cómo diferenciar la obra de Dios de la obra del hombre. ¿Qué podéis ver de la obra del hombre? Hay muchos elementos de la experiencia del hombre en la obra del hombre; lo que el hombre expresa es lo que es. La obra propia de Dios también expresa lo que Él es, pero lo que Él es difiere de lo que el hombre es. Lo que el hombre es, es representativo de su experiencia y de su vida (lo que el hombre experimenta o encuentra en su vida, o las filosofías de vida que tiene), y las personas que viven en ambientes diferentes expresan seres diferentes. Sea que tengas o no experiencias sociales, y cómo realmente vives y experimentas en tu familia, se puede ver en lo que expresas; mientras tanto, no puedes ver la obra de Dios encarnado si Él tiene o no experiencias sociales. Él es muy consciente de la esencia del hombre; puede poner de manifiesto todas las clases de prácticas que pertenecen a todas las clases de personas. Incluso es mejor en poner de manifiesto el carácter corrupto y el comportamiento rebelde humanos. No vive entre las personas mundanas, pero es consciente de la naturaleza de los mortales y de todas las corrupciones de las personas mundanas. Eso es lo que Él es. Aunque no trata con el mundo, conoce las reglas para tratar con el mundo porque entiende completamente la naturaleza humana. Conoce acerca de la obra del Espíritu que los ojos del hombre no pueden ver y que los oídos del hombre no pueden escuchar, tanto del día de hoy como del pasado. Esto incluye una sabiduría que no es una filosofía de vida y una maravilla que a las personas les es difícil entender. Eso es lo que Él es, abierto a las personas pero también escondido de las personas. Lo que Él expresa no es lo que una persona extraordinaria es, sino los atributos y el ser inherentes del Espíritu. No viaja alrededor del mundo pero sabe todo del mismo. Él se pone en contacto con los “antropoides” que no tienen ningún conocimiento o discernimiento, pero expresa palabras que son más elevadas que el conocimiento y que están por encima de los grandes hombres. Vive entre un grupo de personas torpes e insensibles que no tienen humanidad y que no entienden las convenciones humanas y las vidas, pero le puede pedir a la humanidad que viva una humanidad normal al mismo tiempo que pone de manifiesto la humanidad vil y baja del ser humano. Todo esto es lo que Él es, más elevado que cualquier persona de carne y sangre. A Él no le es necesario experimentar una vida social complicada, engorrosa y sórdida para hacer la obra que tiene que hacer y revelar a fondo la esencia de la humanidad corrupta. La vida social sórdida no edifica Su carne. Su obra y palabras sólo revelan la desobediencia del hombre y no le proporcionan al hombre la experiencia y las lecciones para tratar con el mundo. No tiene que investigar la sociedad o la familia del hombre cuando le da al hombre la vida. Exponer y juzgar al hombre no es una expresión de las experiencias de Su carne; es para poner de manifiesto la injusticia del hombre después de conocer por mucho tiempo la desobediencia del hombre y aborrecer la corrupción de la humanidad. Toda la obra que Él hace es para revelar Su carácter al hombre y expresar Su ser. Sólo Él puede hacer esta obra; no es algo que una persona de carne y sangre pueda lograr. Con relación a Su obra, el hombre no puede decir qué clase de persona es Él. El hombre también es incapaz de clasificarlo como una persona creada sobre la base de Su obra. Lo que Él es, también lo incapacita para ser clasificado como una persona creada. El hombre sólo lo puede considerar un no humano pero no sabe en qué categoría ponerlo, así que el hombre se ve obligado a listarlo en la categoría de Dios. Para el hombre no es irrazonable hacer esto porque Él ha hecho mucha obra entre las personas que el hombre no es capaz de hacer.

Toda la obra que Dios hace no representa la experiencia de Su carne; la obra que el hombre hace representa la experiencia del hombre. Todos hablan de su experiencia personal. Dios puede expresar directamente la verdad mientras que el hombre sólo puede expresar la correspondiente experiencia después de experimentar la verdad. La obra de Dios no tiene reglas y no está limitada por el tiempo o los límites geográficos. Puede expresar lo que Él es en cualquier momento, en cualquier lugar. Obra como le place. La obra del hombre tiene condiciones y contexto; de otro modo, no es capaz de obrar y es incapaz de expresar su conocimiento de Dios o su experiencia de la verdad. Sólo tienes que comparar las diferencias que hay entre ellas para decir si es la propia obra de Dios o la obra del hombre. Si no hay obra que Dios mismo haga y sólo hay la obra del hombre, sabrás que las enseñanzas de los hombres son elevadas, más allá de la capacidad de cualquier otro; sus tonos de voz, sus principios para manejar las cosas, y su manera experimentada y estable de obrar, están más allá del alcance de los demás. Todos vosotros admiráis a estas personas con una humanidad elevada, pero no podéis ver por la obra y las palabras de Dios qué elevada es Su humanidad. En cambio, Él es ordinario, y cuando obra, es normal y real pero también inmensurable para los mortales, lo que hace que las personas sientan una clase de reverencia por Él. Tal vez la experiencia de una persona en su obra es particularmente elevada, o su imaginación y razonamiento son particularmente elevados y su humanidad es particularmente buena; esto sólo puede ganar la admiración de las personas, pero no despertar su sobrecogimiento y temor. Todas las personas admiran a los que tienen la habilidad de hacer la obra y que tienen una experiencia particularmente profunda y pueden practicar la verdad, pero nunca pueden provocar temor sino sólo admiración y envidia. Pero las personas que han experimentado la obra de Dios no admiran a Dios, sino que sienten que Su obra está más allá del alcance humano y que es insondable para el hombre, y que es fresca y maravillosa. Cuando las personas experimentan la obra de Dios, el primer conocimiento que tienen de Él es que es insondable, sabio y maravilloso, e inconscientemente lo reverencian y sienten el misterio de la obra que hace, que está más allá del alcance de la mente del hombre. Las personas sólo quieren poder cumplir Sus requisitos y satisfacer Sus deseos; no quieren superarlo porque la obra que Él hace va más allá del pensamiento y la imaginación del hombre y el hombre no la puede hacer en Su lugar. Incluso el mismo hombre no conoce sus propias insuficiencias, mientras que Él ha abierto un nuevo camino, y ha venido a traer al hombre a un mundo nuevo y más hermoso, por lo que la humanidad ha hecho un nuevo progreso y ha tenido un nuevo inicio. Lo que el hombre siente por Él no es admiración, o más bien, no es sólo admiración. Su experiencia más profunda es un temor reverente y amor; su sentimiento es que Dios es, en efecto, maravilloso. Él hace la obra que el hombre no puede hacer, y dice cosas que el hombre no puede decir. Las personas que han experimentado Su obra siempre experimentan un sentimiento indescriptible. Las personas con experiencias más profundas aman especialmente a Dios. Siempre sienten Su amor, y sienten que Su obra es muy sabia, muy maravillosa, y esto genera un poder infinito entre ellos. No es un temor o un amor y respeto ocasionales, sino un sentimiento profundo de la compasión y la tolerancia que Dios tiene por el hombre. Sin embargo, las personas que han experimentado Su castigo y juicio sienten que Él es majestuoso e inviolable. Hasta las personas que han experimentado mucho de Su obra tampoco pueden entenderlo; todas las personas que verdaderamente lo reverencian saben que Su obra no va de acuerdo a las nociones de las personas, sino que siempre va contra sus nociones. No necesita a las personas para tener toda la admiración o para que aparenten que se someten a Él, sino más bien para que tengan una genuina reverencia y una verdadera sumisión. En mucho de Su obra, cualquiera que tenga una experiencia verdadera siente reverencia por Él, que es más que admiración. Las personas han visto Su carácter por Su obra de castigo y juicio y, por lo tanto, lo reverencian en sus corazones. Dios está destinado a ser reverenciado y obedecido porque Su ser y Su carácter no son los mismos que los de un ser creado y están por encima de los de un ser creado. Dios existe por sí mismo, Él es eterno, no es un ser creado y solo Dios es digno de reverencia y obediencia; el hombre no está calificado para esto. Así, todas las personas que han experimentado Su obra y verdaderamente lo conocen sienten reverencia por Él. Sin embargo, los que no sueltan sus nociones acerca de Él, es decir, los que sencillamente no lo ven como Dios, no tienen ninguna reverencia hacia Él, y aunque lo siguen no son conquistados; por naturaleza son personas desobedientes. Él hace esta obra para lograr el resultado de que todos los seres creados puedan reverenciar al Creador, adorarlo y someterse incondicionalmente a Su dominio. Este es el resultado final que toda Su obra tiene el objetivo de lograr. Si las personas que han experimentado esa obra no reverencian a Dios, aunque sea un poco, si su desobediencia del pasado no cambia para nada, entonces estas personas seguro serán eliminadas. Si la actitud que una persona tiene hacia Dios es sólo de admiración, o para mostrar respeto desde la distancia y no amarlo en lo más mínimo, esto es lo que alcanza una persona que no tiene un corazón para amar a Dios, y a esa persona le hacen falta las condiciones para ser perfeccionada. Si esa obra tan grande no es capaz de alcanzar el amor verdadero de una persona, esto quiere decir que la persona no ha ganado a Dios y no busca la verdad de un modo genuino. Una persona que no ama a Dios no ama la verdad y, por lo tanto, no puede ganar a Dios ni mucho menos recibir la aprobación de Dios. Tales personas, independientemente de cómo experimenten la obra del Espíritu Santo, e independientemente de cómo experimenten el juicio, siguen siendo incapaces de reverenciar a Dios. Estas son personas que no pueden cambiar su naturaleza, que tienen un carácter extremadamente malvado. Todos los que no reverencian a Dios deben ser eliminados, para ser objetos del castigo y para ser castigados igual que los que hacen el mal, sufriendo aún más que aquellos que han hecho cosas injustas.

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