Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 131
Ven bajo el dominio del Creador y afronta la muerte con tranquilidad
En el momento en que una persona nace, un alma solitaria comienza su experiencia vital en la tierra, su experiencia de la autoridad del Creador que Este ha organizado para ella. No es necesario decir que, para la persona, el alma, esta es una excelente oportunidad para obtener el conocimiento de la soberanía del Creador, de llegar a conocer Su autoridad y experimentarla personalmente. Las personas viven sus vidas bajo las leyes del destino establecidas para ellas por el Creador, y para cualquier persona razonable con una conciencia, aceptar Su soberanía y reconocer Su autoridad durante el curso de sus varias décadas sobre la tierra no es algo difícil de hacer. Por tanto, debería ser muy fácil para cada persona reconocer, a través de sus propias experiencias a lo largo de varias décadas, que todos los destinos humanos están predestinados, y comprender o concretar lo que significa estar vivo. Al mismo tiempo que uno aprovecha estas lecciones vitales, llegará gradualmente a entender de dónde viene la vida, a entender qué necesita realmente el corazón, qué llevará a uno al verdadero camino de la vida, cuáles deberían ser la misión y el objetivo de una vida humana; y uno reconocerá gradualmente que si uno no adora al Creador, si no viene bajo Su dominio, entonces cuando hace frente a la muerte, cuando un alma está a punto de enfrentarse al Creador una vez más, su corazón se llenará de un temor y una intranquilidad ilimitadas. Si una persona ha existido en el mundo durante un puñado de décadas y aún no ha llegado a saber de dónde viene la vida humana, no ha reconocido aún en manos de quién está su destino, entonces no es de extrañar que no sea capaz de afrontar la muerte con calma. Una persona que ha adquirido el conocimiento de la soberanía del Creador tras experimentar varias décadas de vida es una persona con una apreciación correcta del sentido y el valor de la vida; una persona con un conocimiento profundo del propósito de la vida, con una experiencia y entendimiento reales de la soberanía del Creador; e incluso más, una persona capaz de someterse a la autoridad del Creador. Tal persona entiende el sentido de la creación de la humanidad por parte de Dios, entiende que el hombre debería adorar al Creador, que todo lo que el hombre posee viene del Creador y regresará a Él algún día no muy lejano en el futuro; tal persona entiende que el Creador arregla el nacimiento del hombre y tiene soberanía sobre su muerte, y que tanto la vida como la muerte están predestinadas por la autoridad del Creador. Así, cuando uno comprende realmente estas cosas, será capaz de forma natural de afrontar la muerte con tranquilidad, de dejar de lado todas sus posesiones terrenales con calma, de aceptar y someterse alegremente a todo lo que venga, y de dar la bienvenida a la última coyuntura de la vida arreglada por el Creador en lugar de temerla ciegamente y luchar contra ella. Si uno ve la vida como una oportunidad para experimentar la soberanía del Creador y llegar a conocer Su autoridad, si uno ve su vida como una oportunidad excepcional para llevar a cabo sus obligaciones como ser humano creado y cumplir su misión, entonces tendrá necesariamente la perspectiva correcta de la vida, tendrá una vida bendita y guiada por el Creador, andará en la luz del Creador, conocerá Su soberanía, vendrá bajo Su dominio, se volverá un testigo de Sus obras milagrosas y Su autoridad. No hace falta decir que el Creador amará y aceptará necesariamente a tal persona, y sólo una persona así puede tener una actitud calmada frente a la muerte, puede dar la bienvenida alegremente a la coyuntura final de la vida. Es obvio que Job tuvo este tipo de actitud hacia la muerte; estaba en posición de aceptar alegremente la coyuntura final de la vida, y habiendo llevado el viaje de su vida a una conclusión tranquila, habiendo completado su misión en la vida, regresó al lado del Creador.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único III
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