Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 485

La obra del Espíritu Santo se transforma día a día, elevándose cada vez más con cada paso; la revelación de mañana se vuelve más elevada que la de hoy, paso a paso, subiendo cada vez más alto. Tal es la obra por medio de la cual Dios perfecciona al hombre. Si el hombre no puede mantener el paso, entonces, en cualquier momento puede ser abandonado. Si el hombre no tiene un corazón obediente, entonces no puede seguir hasta el final. La época antigua ha pasado; ahora es una nueva época. Y en una nueva época se debe realizar una nueva obra. Particularmente en la época final donde el hombre será perfeccionado, Dios llevará a cabo una nueva obra cada vez más rápido. Por lo tanto, sin obediencia en su corazón, al hombre le será difícil seguir las huellas de Dios. Dios no se sujeta a las reglas ni tampoco trata ninguna etapa de Su obra como inmutable. Más bien, la obra realizada por Dios es cada vez más nueva y cada vez se enaltece más. Su obra se hace más y más práctica con cada paso, está más y más en línea con las necesidades prácticas del hombre. Sólo después de que el hombre experimenta esta clase de obra puede alcanzar la transformación final de su carácter. El conocimiento que el hombre tiene de la vida crece cada vez más alto, por lo tanto, la obra de Dios de igual modo cada vez se enaltece más. Sólo de esta manera puede el hombre alcanzar la perfección y ser apto para que Dios lo use. Por un lado, Dios obra de esta manera para contrarrestar y dar marcha atrás a las ideas del hombre, mientras que, por el otro, guía al hombre a un estado más elevado y más realista, en el reino más alto de creencia en Dios para que, al final, se haga la voluntad de Dios. Todos aquellos de naturaleza desobediente y quienes tienen un corazón de resistencia, serán abandonados en esta rápida y poderosa obra; sólo aquellos quienes tienen un corazón obediente y están dispuestos a ser humillados progresarán al final del camino. En tal obra, todos vosotros debéis aprender cómo someteros y hacer a un lado vuestras ideas. Cada paso debe ser tomado con cuidado. Si sois descuidados, con toda seguridad os volveréis alguien a quien el Espíritu Santo detestará y rechazará y alguien que altera la obra de Dios. Antes de someterse a esta etapa de la obra, las reglas y las leyes de antaño del hombre eran tan innumerables que se dejaron llevar y, como resultado, se envanecieron y olvidaron su lugar. Todos estos son obstáculos en el camino del hombre para aceptar la nueva obra de Dios y son hostiles al hombre que llega a conocer a Dios. Es peligroso para el hombre no tener ni la obediencia en su corazón ni un anhelo por la verdad. Si obedeces sólo la obra y las palabras que son sencillas, y no eres capaz de aceptar ninguna que tenga una intensidad más profunda, entonces eres alguien que mantiene las formas antiguas y no puedes mantener el paso de la obra del Espíritu Santo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que obedecen a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él

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