La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III

Parte 1

Estas diversas enseñanzas han tenido gran impacto en todas las personas. Hasta ahora, ellas podrán por fin sentir realmente la verdadera existencia de Dios y que Él está ciertamente muy cerca de ellas. Aunque las personas han creído en Dios durante muchos años, nunca han entendido de verdad Sus pensamientos e ideas como lo hacen ahora; tampoco han experimentado de verdad Sus hechos prácticos, como en estos momentos. Se trate de conocimiento o de práctica real, la mayoría de las personas han aprendido algo nuevo y han logrado un más alto entendimiento; se han dado cuenta de lo erróneo de sus propias búsquedas pasadas, de que su experiencia es demasiado superficial, de que hay demasiadas cosas que no están alineadas con la voluntad de Dios, y de que aquello de lo que más carece el hombre es del conocimiento del carácter de Dios. Por parte de las personas, se trata de una especie de conocimiento emocional; elevarse al nivel del conocimiento racional requiere una profundización y un fortalecimiento graduales a través de sus experiencias. Antes de que el hombre entienda verdaderamente a Dios, se podría decir de forma subjetiva que creen en la existencia de Dios en sus corazones, pero no tienen una comprensión real de preguntas específicas como la clase de Dios que Él es en verdad, cuál es Su voluntad, cuál es Su carácter y cuál Su actitud real hacia la humanidad. Esto compromete enormemente la fe de las personas en Dios; sencillamente, su fe no puede lograr la pureza ni la perfección. Aunque estés cara a cara con la palabra de Dios, o sientas que has tenido un encuentro con Él a través de tus experiencias, aún no se puede afirmar que lo comprendas por completo. Al no conocer los pensamientos de Dios, lo que Él ama u odia, lo que le enoja y lo que le produce gozo, no posees una comprensión verdadera de Él. Tu fe está basada en un cimiento de imprecisión y de imaginación, sobre tus deseos subjetivos. Sigue estando muy lejos de una creencia auténtica, y de ser un verdadero seguidor. Las explicaciones de los ejemplos de estas historias de la Biblia han permitido a los seres humanos que conozcan el corazón de Dios, lo que Él pensaba en cada etapa de Su obra y por qué la llevó a cabo, cuáles eran Su intención original y Su plan cuando la llevó a cabo, cómo logró Sus ideas y cómo preparó y desarrolló Su plan. A través de estas historias podemos obtener un entendimiento detallado y específico de cada intención específica de Dios y de cada pensamiento real durante los seis mil años de Su obra de gestión, y Su actitud hacia los seres humanos en distintos momentos y en diferentes épocas. Comprender lo que Dios estaba pensando, cuál era Su actitud y el carácter que reveló a medida que se enfrentó a cada situación puede ayudar a que cada persona tome una consciencia más profunda de Su verdadera existencia, y sienta así Su realidad y Su autenticidad. Mi objetivo al contaros estas historias no consiste en que las personas puedan entender la historia bíblica y tampoco pretendo ayudarlas a familiarizarse con los libros de la Biblia o las personas que en ella aparecen, y desde luego no lo hago por ayudarlas a comprender el trasfondo de lo que Dios hizo durante la Era de la Ley. Lo que quiero es que se entienda la voluntad de Dios, Su carácter y cada pequeña parte de Él, así como lograr un entendimiento y un conocimiento de Dios más auténticos y precisos. De este modo, los corazones de las personas pueden, poco a poco, abrirse a Dios, acercarse a Él y comprenderle mejor a Él, Su carácter, Su esencia y conocer mejor al verdadero Dios mismo.

Conocer el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, puede tener un impacto positivo en los seres humanos. Puede ayudarlos a tener mayor confianza en Dios, a lograr obedecerle y temerle de verdad. Entonces, dejarán de ser seguidores ciegos o de adorarle ciegamente. Dios no quiere necios ni quienes siguen a tientas a la multitud, sino a un grupo de personas que tengan en su corazón un entendimiento y un conocimiento claros del carácter de Dios y que puedan actuar como testigos de Dios, personas que nunca lo abandonarían, por Su hermosura, por lo que Él tiene y es, y por Su carácter justo. Como seguidor de Dios, si en tu corazón sigue habiendo falta de claridad, o si existe ambigüedad o confusión sobre la verdadera existencia de Dios, Su carácter y lo que Él tiene y es, así como Su plan para salvar a la humanidad, tu fe no podrá conseguir el elogio de Dios. Él no quiere que este tipo de persona le siga ni que comparezca delante de Él, porque no le entiende ni puede entregarle su corazón, que está cerrado a Él, de tal modo que su fe en Dios está llena de impurezas. Su forma de seguir a Dios sólo puede definirse como ciega. Las personas sólo pueden lograr una creencia verdadera y ser seguidores genuinos si poseen un entendimiento y un conocimiento verdaderos de Dios, que es quien crea la verdadera obediencia y el auténtico temor de Él. Sólo así pueden entregarle su corazón a Dios, abrirlo a Él. Esto es lo que Dios quiere, porque todo lo que hacen y piensan puede soportar la prueba de Dios y dar testimonio de Él. Todo lo que os comunico respecto al carácter divino, lo que Él tiene y es, o Su voluntad y Sus pensamientos en todo lo que hace y desde cualquier perspectiva o ángulo que Yo os hable sobre ello, es para ayudaros a estar más seguros de la verdadera existencia de Dios, y que entendáis y apreciéis de un modo más veraz Su amor por la humanidad y Su preocupación por los seres humanos, así como Su sincero deseo de dirigirlos y salvarlos.

Hoy, resumiremos primero los pensamientos, las ideas y cada movimiento de Dios desde que creó a los seres humanos, y echaremos un vistazo a la obra que llevó a cabo a partir de la creación del mundo y hasta el inicio oficial de la Era de la Gracia. Entonces podremos descubrir cuáles de los pensamientos y de las ideas de Dios le son desconocidos al hombre y, desde ahí, podremos aclarar el orden del plan de Dios para Su obra de gestión, entender a fondo el contexto en el que la creó, la fuente y el proceso de desarrollo de esta, y asimismo comprender por completo qué resultados quiere obtener de ella, es decir, el núcleo y el propósito de la misma. Para entender estas cosas tenemos que remontarnos a un tiempo lejano, en calma y silencioso en el que no había seres humanos…

Cuando Dios se levantó de Su lecho, Su primer pensamiento fue este: crear a una persona viva, un ser humano viviente y real, alguien con quien vivir y que fuera Su compañero constante. Esta persona podría escucharle y Dios podría confiar en ella y hablar con ella. Entonces, por primera vez, Dios agarró un puñado de tierra y la usó para crear a la primera persona viva que Él había imaginado, y le puso nombre: Adán. ¿Cómo se sintió, una vez conseguida esta persona que vivía y respiraba? Por primera vez, sintió el gozo de tener a un ser amado, un compañero; también la responsabilidad de ser padre y la preocupación que le acompaña. Esta persona viva que respiraba, le produjo a Dios felicidad y gozo; Él se sintió consolado por primera vez. Fue lo primero que Dios había hecho jamás que no se llevara a cabo con Sus pensamientos o incluso Sus palabras, sino con Sus propias dos manos. Cuando este tipo de ser —una persona viva, que respiraba— estuvo delante de Dios, en carne y hueso, con cuerpo y forma, y capaz de hablar con Él, experimentó una especie de gozo que nunca antes había sentido. Sintió en verdad Su responsabilidad y este ser viviente no sólo tiró de su corazón, sino que cada uno de sus pequeños movimientos también lo conmovieron y dieron calor a Su corazón. De modo que, cuando este ser viviente estuvo delante de Dios, fue la primera vez que Él tuvo la idea de ganar más personas como esta. Esta fue la serie de acontecimientos que se iniciaron con este primer pensamiento que Dios tuvo. Para Él, todos estos sucesos estaban ocurriendo por primera vez, pero en ellos, independientemente de lo que Él sintiera en aquel momento —gozo, responsabilidad, preocupación—, no había nadie con quien poderlo compartir. Desde ese momento, Dios sintió realmente una soledad y una tristeza como nunca antes. Percibió que los seres humanos no podían aceptar ni comprender Su amor y Su preocupación, o Sus intenciones por la humanidad, de manera que aún sintió tristeza y dolor en Su corazón. Aunque había hecho aquellas cosas para el hombre, este no era consciente de ello ni lo entendía. Al margen de la felicidad, del gozo y del consuelo que el hombre le proporcionó, esto pronto trajo consigo Sus primeros sentimientos de tristeza y soledad. Estos eran los pensamientos y los sentimientos de Dios en aquel momento. Mientras Él estaba haciendo todas estas cosas, en Su corazón pasaba del gozo a la tristeza y de la tristeza al dolor, todo ello mezclado con ansiedad. Todo lo que Él quería hacer era apresurarse para hacerle saber a esta persona, a esta raza humana, con prontitud lo que había en Su corazón y que ella entendiera cuanto antes Sus intenciones. Entonces podrían convertirse en Sus seguidores y estar en armonía con Él. Ya no escucharían hablar a Dios y se quedarían sin palabras; dejarían de ignorar cómo unirse a Él en Su obra; por encima de todo, ya no serían personas indiferentes a los requisitos divinos. Estas primeras cosas que Dios llevó a cabo están llenas de sentido y encierran gran valor para Su plan de gestión y para los seres humanos de hoy.

Después de crear todas las cosas y a los seres humanos, Dios no descansó. No podía esperar para realizar Su gestión ni para ganar de entre la humanidad a aquellas personas a las que tanto amaba.

A continuación, poco después de que Dios creara a los seres humanos, vemos en la Biblia que hubo un gran diluvio en todo el mundo, en cuyo relato se menciona a Noé; se puede decir que él fue la primera persona en recibir el llamado de Dios a obrar con Él para completar una tarea de Dios. Por supuesto, también fue la primera vez que Dios le pidió a alguien sobre la tierra que hiciera algo según Su mandamiento. Una vez acabó Noé de construir el arca, Dios inundó por primera vez la tierra. Cuando la destruyó con el diluvio, fue la primera vez, desde que los creó, que se sintió abrumado de indignación hacia los seres humanos; esto fue lo que obligó a Dios a tomar la dolorosa decisión de destruir a esta raza humana mediante un diluvio. Una vez este hubo destruido la tierra, Dios estableció Su primer pacto con los seres humanos de que nunca más volvería a hacer algo así. La señal de este tratado fue un arcoíris. Fue el primer acuerdo de Dios con la humanidad, de modo que el arcoíris fue la primera señal de un pacto dado por Dios; este arcoíris es algo real y físico que existe. Es la existencia misma de este arcoíris lo que hace que Dios sienta a menudo tristeza por la raza humana previa que perdió, y sirve de recordatorio constante para Él de lo que les sucedió… Dios no iría a paso lento; no podía esperar para dar el siguiente paso en Su gestión. Posteriormente escogió a Abraham como Su primera elección para Su obra en todo Israel. Fue la primera vez que Dios escogió un candidato así. Dios decidió empezar a llevar a cabo Su obra de salvar a la humanidad a través de esta persona, y de proseguir con Su obra entre los descendientes de este. Podemos ver en la Biblia que esto es lo que Dios le hizo a Abraham. A continuación, convirtió a Israel en la primera tierra escogida e inició Su obra de la Era de la Ley por medio de Su pueblo elegido, los israelitas. Una vez más, por primera vez, Dios les proporcionó a los israelitas las normas y leyes expresas que la humanidad debería seguir, y se las explicó en detalle. Esta era la primera vez que Dios les había dado a los seres humanos unas normas tan específicas y estándar sobre cómo debían presentar sacrificios, cómo debían vivir, lo que debían y lo que no debían hacer, qué festividades y días debían observar y qué principios debían seguir en todo lo que hicieran. Esta era la primera vez que Dios le daba a la humanidad unas normativas y principios tan detallados y estandarizados para su vida.

Cuando digo “la primera vez”, significa que Dios nunca antes había realizado una obra como esta. Es algo que no existía con anterioridad, e incluso aunque Dios había creado a la humanidad y a todos los tipos de criaturas y cosas vivientes, jamás había llevado a cabo esa clase de obra. Toda esta obra implicaba la gestión divina de los humanos; todo tenía que ver con ellos y con Su salvación y gestión de los seres humanos. Después de Abraham, Dios volvió a escoger de nuevo por primera vez: eligió a Job para que fuera alguien que viviera bajo la ley y que pudiera resistir las tentaciones de Satanás, mientras seguía temiendo a Dios y apartándose del mal, y siendo testigo de Él. También fue la primera vez que Dios le permitió a Satanás tentar a una persona, y la primera vez que apostó con él. Al final, por primera vez, Dios consiguió a alguien que fuera capaz de dar testimonio de Él mientras se enfrentaba a Satanás, una persona que podía ser Su testigo y avergonzar por completo a Satanás. Desde que Dios había creado a la humanidad, esta fue la primera persona que Él había conseguido y que fue capaz de dar testimonio de Él. Una vez obtuvo a este hombre, Dios se sintió aún más deseoso de continuar Su gestión y pasar a la siguiente etapa de Su obra, preparando Su siguiente elección y Su lugar de obra.

Después de hablar sobre todo esto, ¿entendéis de verdad la voluntad de Dios? Él ve esta vez de gestión de la humanidad, de salvar a los seres humanos, como lo más importante de todo. No sólo hace estas cosas con Su mente o con Sus palabras y, sobre todo, no lo hace de manera casual; las realiza todas con un plan, una meta, principios y con Su voluntad. Es evidente que esta obra para salvar a la humanidad tiene una gran relevancia tanto para Dios como para el hombre. No importa la dificultad de la obra ni lo grandes que sean los obstáculos, ni lo débiles que sean los seres humanos, ni lo profunda que sea la rebeldía de la humanidad; nada de esto es difícil para Dios. Él se mantiene ocupado, dedicando Sus meticulosos esfuerzos y gestionando la obra que Él mismo quiere llevar a cabo. Asimismo, lo dispone todo y gobierna a todas las personas y la obra que quiere realizar; nada de esto se ha hecho antes. Es la primera vez que Dios ha usado estos métodos y pagado un gran precio por este importante proyecto de gestión y salvación de la humanidad. Aunque Dios está llevando a cabo esta obra, les está expresando a los seres humanos, poco a poco y sin reserva, Sus concienzudos esfuerzos, lo que Él tiene y es, Su sabiduría y Su omnipotencia, y cada aspecto de Su carácter. Él revela todo esto a la humanidad de manera incondicional, poco a poco, desvelando y expresando estas cosas como no lo ha hecho nunca antes. Así que, en todo el universo, aparte de las personas a las que Dios se propone dirigir y salvar, nunca ha habido criaturas tan cercanas a Dios que tengan semejante relación íntima con Él. En Su corazón, la humanidad que Él quiere dirigir y salvar es lo más importante y Él la valora por encima de todo lo demás; aunque ha pagado un gran precio por ellos, y aunque se siente continuamente herido por ellos y ve que le desobedecen, jamás abandona respecto a ellos y sigue incansablemente en Su obra, sin quejas ni pesares. Esto se debe a que Él sabe que, tarde o temprano, los seres humanos despertarán un día gracias a Su llamado y se conmoverán con Sus palabras, reconocerán que Él es el Señor de la creación y regresarán a Su lado…

Después de oír todo esto hoy, es posible que sintáis que todo lo que Dios hace es muy normal. Se diría que los seres humanos siempre han percibido algo de la voluntad de Dios para ellos en Sus palabras y en Su obra, pero siempre existe una cierta distancia entre sus sentimientos o su conocimiento y lo que Él está pensando. Así que creo que es necesario comunicar con todas las personas sobre la razón por la cual Dios creó a la humanidad, y el trasfondo subyacente a Su deseo de ganar a las personas que Él esperaba conseguir. Es necesario compartir esto con todos, para que quede claro en su corazón. Al estar todo el pensamiento y la idea de Dios, así como toda fase y periodo de Su obra vinculada y estrechamente ligados a la totalidad de Su obra de gestión, cuando entiendes los pensamientos, las ideas de Dios y Su voluntad en cada paso de Su obra, esto equivale a comprender la fuente de la obra de Su plan de gestión. Tu comprensión de Dios se profundiza sobre este cimiento. Aunque todo lo que mencioné con anterioridad sobre lo que Dios hizo cuando creó el mundo al comienzo, no es más que mera información para las personas en el presente y parece ser irrelevante en la búsqueda de la verdad, a lo largo de tu experiencia llegará un día en el que no pienses que es algo tan sencillo como un par de datos o como algunos misterios. A medida que tu vida progrese y cuando haya un poco de la posición de Dios en tu corazón, o cuando entiendas más a fondo Su voluntad y de un modo más profundo, comprenderás de verdad la importancia y la necesidad de lo que estoy hablando hoy. No importa hasta dónde lo hayáis aceptado; es necesario que entendáis y sepáis estas cosas. Cuando Dios hace algo, cuando lleva a cabo Su obra, independientemente de que lo haga con Sus ideas o con Sus propias manos, que sea la primera vez que lo hace o la postrera, en última instancia Dios tiene un plan y Sus propósitos y Sus pensamientos están en todo lo que Él realiza. Estos representan Su carácter y expresan lo que Él tiene y es. Todas las personas tienen que comprender estas dos cosas: el carácter de Dios y lo que Él tiene y es. Una vez entendidas, podrán tomar poco a poco consciencia de por qué Dios hace lo que hace y dice lo que dice. A partir de ahí, pueden tener más fe para seguir a Dios, para buscar la verdad y un cambio de carácter. Con esto quiero decir que el que el hombre comprenda a Dios y su fe en Él son cosas inseparables.

Aunque aquello de lo que las personas escuchan hablar o sobre lo que ganan entendimiento es el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, lo que obtienen es vida que procede de Dios. Una vez que esta se haya forjado en ti, tu temor de Dios se hará cada vez mayor, y cosechar esta cosecha sucede de manera muy natural. Si no quieres comprender el carácter o la esencia de Dios ni saber de ellos; si ni siquiera deseas reflexionar ni concentrarte en estas cosas, puedo decirte con seguridad que la forma en que estás buscando hoy tu fe en Dios no puede permitirte jamás satisfacer Su voluntad ni conseguir Su elogio. Además, no podrás alcanzar verdaderamente la salvación; estas son las consecuencias finales. Cuando las personas no comprenden a Dios y no conocen Su carácter, su corazón no podrá abrirse jamás de veras a Él. Una vez que ellas hayan entendido a Dios, empezarán a comprender y a saborear, con interés y fe, lo que hay en Su corazón. Y cuando esto sucede, tu corazón se abrirá a Él progresivamente, poco a poco. Al hacerlo, sentirás lo vergonzosos y despreciables que eran tus intercambios con Dios, lo que le exiges y tus propios deseos extravagantes. Cuando tu corazón se abra de verdad a Dios, verás que el suyo es un mundo tan infinito, y entrarás en una esfera que nunca antes has experimentado. Allí no hay engaño, astucia, oscuridad ni maldad. Sólo hay sinceridad y fidelidad; sólo luz y rectitud; sólo justicia y amabilidad. Está llena de amor y cuidado, de compasión y tolerancia, y a través de ella sientes la felicidad y el gozo de estar vivo. Estas cosas son las que Él te revela cuando abres tu corazón a Él. Ese mundo infinito está lleno de la sabiduría de Dios y de Su omnipotencia; de Su amor y de Su autoridad. Aquí puedes ver cada aspecto de lo que Dios tiene y es, de lo que le produce gozo, de por qué se preocupa y se entristece, de por qué se enoja… Esto es lo que puede ver cada persona que abre su corazón y le permite entrar. Él sólo puede entrar en tu corazón si tú se lo abres. Sólo puedes ver lo que Dios tiene y es, y cuál es Su voluntad para ti si ha entrado. En ese momento descubrirás que todo lo que tiene que ver con Dios es tan precioso, que lo que Él tiene y es, es tan digno de valorar. Comparados con ello, las personas que te rodean, los objetos y los acontecimientos de tu vida y hasta tus seres queridos, tu pareja y las cosas que amas, apenas merecen ser mencionados. Son tan pequeños y tan pobres; sentirás que no hay objeto material que pueda ser capaz de volver a atraerte y no pueden hacer que pagues precio alguno por ellos otra vez. En la humildad de Dios verás Su grandeza y Su supremacía; además, en algo que Él haya hecho y que te pareció bastante pequeño, verás Su infinita sabiduría y Su tolerancia, y contemplarás la paciencia, la indulgencia y la comprensión que tiene contigo. Esto producirá en ti amor hacia Él. En ese día, sentirás que la humanidad está viviendo en un mundo tan sucio que las personas que están a tu lado y las cosas que suceden en tu vida, y hasta en aquellos a quienes amas, el amor de ellos por ti y su pretendida protección o su preocupación por ti ni siquiera son dignas de mencionar; sólo Dios es tu amado y sólo a Él es a quien más valoras. Cuando llegue el día, creo que habrá algunos que digan: ¡El amor de Dios es tan grande y Su esencia tan santa! En Dios no hay astucia ni maldad, ni envidia, ni lucha, sino sólo justicia y autenticidad, y los seres humanos deberían anhelar todo lo que Dios tiene y es. Tendrían que luchar por ello y aspirar a ello. ¿Sobre qué base se fundamenta la capacidad de la humanidad para lograr esto? Se apoya sobre la comprensión que los seres humanos tienen del carácter de Dios y de Su esencia. Por tanto, entender el carácter de Dios y lo que Él tiene y es supone una lección de vida para cada persona y un objetivo de vida a ser logrado por cada persona que se esfuerza por cambiar su carácter y por conocer a Dios.

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

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