Cómo conocer la soberanía de Dios (Parte 1)
Conocer la soberanía de Dios supone una lección profunda. Para reconocer la soberanía de Dios por encima de todas las cosas es necesario tener entendimiento espiritual, del mismo modo que es necesario interiorizar muchas verdades. A la hora de comprender a Dios, las personas no suelen tener la mente abierta, se limitan a ver lo que tienen delante. Siempre juzgan a Dios a partir de la percepción personal del bien y del mal, de lo correcto e incorrecto, en tonos absolutos de blanco y negro, o bien en función de nociones y figuraciones; por ello afirman que Dios obra mal al hacer tal o cual cosa. Sin embargo, ¿qué es el bien? Todo aquello que haya hecho Dios es bueno. ¿Obra bien Dios al destruir a las personas? (Sí). Dios ha creado una raza, ha permitido que prospere, mas tú piensas que dicha raza no habría de prosperar. ¿Cómo es posible que haya prosperado, pues? Los judíos se opusieron a Dios y, por lo tanto, ante los ojos de las personas, Dios debería haberlos erradicado tras enojarse con ellos y maldecirlos. Sin embargo, todo esto no son más que nociones y figuraciones del hombre. Después de que Dios maldijese y castigase al pueblo judío, le permitió sobrevivir y le prometió que mantendría sus raíces, que se dispersaría por otros países a lo largo y ancho del mundo, y que finalmente vería restituida su propia nación. Las promesas de Dios no pueden alterarse y, asimismo, las palabras de castigo que pronunció Dios habían de cumplirse a su vez. La soberanía de Dios es maravillosa. Si intentas juzgar la obra de Dios y todo aquello que acaece a las personas desde la perspectiva del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto, acabarás rechazando dicha obra. Pensarás que dicha obra no parece provenir de Dios, que no se ajusta a tus propias nociones y figuraciones y, por lo tanto, la rechazarás. Si la rechazas, ¿cómo podrías someterte a ella como la verdad que es? Resultará imposible. ¿Por qué rechaza la gente la obra de Dios? Este rechazo proviene de nociones humanas, lo cual implica que existen límites en aquello que puede llegar a reconocer el cerebro humano y límites en lo que las personas pueden ver de las obras de Dios. Asimismo, existe un límite en el entendimiento que pueden tener las personas sobre las verdades. ¿Cómo pueden superarse dichos límites para conocer realmente a Dios? Has de aceptar todas las cosas que provienen de Dios y no definir a la ligera aquellas cosas que se encuentran, pero no pueden comprenderse. No debes emitir juicios ciegamente cada vez que no puedes resolver algún problema. Es esta la razón principal que las personas deberían tener. Si dices “Esto no es el tipo de cosa que hace Dios; ¡Dios jamás haría algo así!”, careces de razón. ¿Qué eres capaz de comprender de manera genuina? Si te atreves a emitir un juicio en nombre de Dios verdaderamente no posees razón. Dios no tiene por qué comportarse exactamente como piensas ni adaptarse al alcance de tus figuraciones. ¡Dios es demasiado grande, insondable, profundo, maravilloso y sabio! ¿Por qué añado aquí la palabra “demasiado”? Porque los seres humanos no pueden comprender a Dios en toda su profundidad. Eres un ser creado, así que no intentes comprender la profundidad de Dios. Una vez que te hayas desprendido de esa idea, tendrás algo de razón. No intentes establecer reglas para Dios; si consigues abstenerte de ello, lograrás poseer razón. Son muchos los que establecen reglas para Dios en todo momento y afirman que Dios debería actuar de cierta manera, que Dios sin duda procedería así o sin duda no se conduciría de tal forma, que algunas cosas son sin duda un acto de Dios, mientras que otras sin duda no lo son. ¿Qué significa que a todo eso le agreguemos “sin duda”? (Carece de razón). Afirmas que Dios es extraordinario y muy sabio, pero luego dices que Él jamás actuaría de cierta manera. ¿Acaso no es una contradicción? Eso manifiesta que no conoces a Dios de manera genuina. Insistir en tus puntos de vista y establecer reglas para Dios en todo momento constituye una absoluta falta de razón.
Dios está llevando a cabo esta última etapa de Su obra y nadie pensó que Él pudiese aparecer y obrar en China. ¿Acaso el hecho de que no puedas imaginarlo no se debe a las nociones y figuraciones de tu corazón, a las limitaciones de tu entendimiento? Puede que pienses que es posible que suceda en Estados Unidos, el Reino Unido o Israel, pero no puedes imaginar en absoluto que Dios obre en China. Te resulta inconcebible. Aunque supere las nociones y figuraciones de las personas, Dios comenzó Su obra precisamente en China; es allí donde está llevando a cabo Su obra más importante y definitiva. Esto va totalmente en contra de las nociones de los seres humanos. Así pues, ¿qué has aprendido de todo esto? (Que la obra de Dios no concuerda con las nociones de los seres humanos y que es maravillosa e insondable). La obra de Dios va más allá de la figuración humana, es maravillosa e insondable, sabia y profunda. Estas son las palabras que los humanos emplean para describir todo lo que Dios tiene y es, Su carácter y Su esencia, y esto se considera razonable. Cuando Dios lleva a cabo cosas que van en contra de las nociones humanas, las personas lo resumen con estas palabras: la obra de Dios es maravillosa e insondable, contradice las nociones humanas. A partir de esto, ¿qué más pueden aprender las personas? Que las antiguas nociones y figuraciones de la humanidad han experimentado cambios significativos. Así pues, ¿de dónde provienen dichas nociones? Aparentemente, China es un país pobre y subdesarrollado, el Partido Comunista ejerce su poder, los cristianos son perseguidos, no hay libertad ni derechos humanos, el pueblo chino carece de una educación adecuada, no desempeña un papel relevante en el escenario global y parecen ser el pueblo triste y enfermo de Asia Oriental. ¿Cómo pudo Dios encarnarse en China para llevar a cabo Su obra? ¿No es esta una noción? Bien, veamos si esta noción es correcta o incorrecta. (Es completamente incorrecta). En primer lugar, no hablemos de las razones que motivan Su forma de actuar, si es porque quiere ser humilde y permanecer oculto, o si obrar de este modo transmite un significado y un valor profundos. En lugar de discutirlo a este nivel, hablemos acerca de si el hecho de que Dios obre de esta manera entra en conflicto en gran medida con las nociones de los seres humanos. ¡Vaya que sí, y mucho! Algo así no le cabe en la cabeza a la gente. Es un misterio del Cielo y nadie lo sabe. Aunque se llamase a astrónomos, geógrafos, historiadores y profetas, ¿sería alguien capaz de entenderlo? Nadie podría, por más que todos los especialistas, vivos o muertos, se reuniesen para analizar e investigar, o bien para observar y estudiar con telescopios astronómicos. Sería inútil. ¿Qué significa esto? Que la humanidad es demasiado insignificante, demasiado ignorante y que carece de entendimiento para comprender los asuntos de Dios en toda su profundidad. Si no eres capaz de entenderlos de tal manera, no te molestes en hacerlo. ¿Qué resultado obtendrías si lo intentases? Tus nociones no son equivalentes a la verdad y, de hecho, están muy alejadas de lo que Dios pretende llevar a cabo. No son lo mismo en absoluto. El poco conocimiento que tienen los seres humanos es inútil, incapaz de comprender nada o de resolver problema alguno. Ahora que leéis Sus palabras y oís sermones y enseñanzas, ¿comprendéis un poco más en vuestros corazones? ¿Tenéis algo de entendimiento sobre Dios? Hay quien podría decir: “Dios no habla acerca de lo que hace con nosotros. Ojalá nos diese una señal celestial para que pudiésemos comprender lo que pretende hacer o bien inspirase a un profeta para que ofreciese una predicción”. Aunque recibieras una señal celestial, ni tú ni el profeta serían capaces de verlo. Lo que Dios hace en el reino espiritual ha permanecido en secreto desde tiempos pretéritos hasta el presente; es tan secreto que ningún humano puede saberlo. No importa cuán talentoso un profeta, astrónomo, sabio, experto o científico sea en cualquier disciplina, por más que estudien, jamás comprenderán los asuntos de Dios. Las personas pueden estudiar la obra pasada de Dios, y podrían deducir a partir de ella unos pocos secretos o significados que podrían tener algo que ver con lo que Dios hizo, pero nadie sabe lo que Dios hará en el futuro, ni cuáles son Sus planes. Por lo tanto, las personas no deberían intentar comprender a Dios en toda Su profundidad ni, en última instancia, tratar de entenderlo mediante la observación y el estudio, la investigación a largo plazo y la experiencia, los análisis polifacéticos, la entrega y el trabajo duro. Resulta imposible y nunca funcionará. Así pues, si las personas no pueden entender a Dios en toda Su profundidad, ¿qué deberían hacer? (Deberían someterse). Someterse es lo más razonable y lo que más se ajusta a las intenciones de Dios. La premisa es la sumisión. ¿Cuál es su propósito? A partir de que la persona experimenta la obra de Dios, el objetivo es ser capaz de conocerlo mejor, conseguir la verdad y obtener la vida. Eso es lo que deberías obtener, el tesoro que deberías desear. En cuanto a los acontecimientos externos importantes, tales como los asuntos internacionales, el modo en que Dios obra, y la manera en la que Él guía a esta raza humana, si eres capaz de comprenderlo, mucho mejor. Pero también está bien si dices: “No me interesan esas cosas. No poseo el calibre ni la capacidad mental para ocuparme de eso, solo me importa el modo en que Dios me proporciona la verdad y cambia mi carácter”. Mientras tengas un corazón sumiso y temeroso de Dios, en última instancia, serás capaz de obtener la verdad por parte de Dios, así como la sabiduría. La verdad cambia el carácter de las personas; lo que las personas deberían intentar obtener es la vida y la senda a recorrer. Así pues, ¿cuál es la sabiduría que obtiene la gente? Sin siquiera saberlo, serás capaz de ver el modo en que Dios lleva a cabo muchas de Sus obras, por qué las lleva a cabo, cuáles son Sus intenciones y objetivos y en qué principios se basa para realizar ciertas obras. Inconscientemente, serás capaz de entenderlo mediante el proceso que te permite experimentar la verdad de las palabras de Dios. Puede que dichas palabras y asuntos sean demasiado profundos y que no seas capaz de expresarlos en palabras, pero los sentirás en tu corazón y tendrás un entendimiento real sin siquiera darte cuenta.
Comencemos por la historia de Abraham. Tras alcanzar los ochenta y cinco años de vida sin haber tenido un hijo, Dios le prometió entregarle uno. ¿Cuál fue la reacción de su esposa Sara? Pensó para sus adentros: “Ya soy vieja y estéril. ¿Cómo podré engendrar un hijo?”. ¿No es esa una noción humana? Ella recurrió a nociones humanas para dimensionar la obra de Dios y, por tanto, fue capaz de ponerla en duda y considerarla imposible. ¿Qué hizo entonces? Entregó a su sierva Agar a Abraham como concubina. Decidme, ¿vio Dios lo que ella hizo? Dios lo supo. Al año siguiente, Agar alumbró un hijo llamado Ismael. Cuando Abraham tenía noventa y nueve años, Jehová Dios se le apareció y le prometió que Sara le daría un hijo en torno a la misma época el año siguiente, y que él y sus descendientes recibirían toda la tierra de Canaán como posesión eterna. Al año siguiente Sara dio a luz a un hijo al que llamaron Isaac. Debido a que era el hijo de su esposa, Isaac fue nombrado heredero, mientras que Ismael, nacido de una concubina, no pudo heredar. Más adelante, tras ser echados, Agar se llevó a Ismael al desierto, donde no había alimento ni agua. Al enfrentarse a la muerte, Agar oró a Jehová Dios y dijo: “No tengo escapatoria. Tengo un hijo y quiero vivir”. Jehová Dios envió a un ángel para que les diera agua y ambos sobrevivieron. Posteriormente, el desierto se convirtió en su hogar, echaron raíces y tuvieron muchos descendientes, los pueblos modernos, como los árabes, que viven en Oriente Medio. Verás, el hecho de que Dios lo permitiera demuestra Su buena voluntad. Ese es un gran acontecimiento externo que nadie examinó, pero eso no significa que el acto de Dios no esté presente; de hecho, sí lo está. Definitivamente, nadie puede hacer algo en secreto sin que Dios lo vea. Aquí se pone de manifiesto la buena voluntad de Dios. Dios permitió y prometió la supervivencia de la tribu de Ismael de tal forma que hubiese equilibrio en el mundo y fuese de utilidad cuando fuera necesario. Esa tribu siempre ha luchado contra los israelitas por el territorio, por la franja de Gaza y por Jerusalén. Debes ver que en este asunto el acto de Dios es evidente. Dios hizo algo que las personas consideran malo, y piensan que quizá cometió un error de juicio o que no prestó la suficiente atención y que algunos sacaron partido de la ocasión. Es lo que la mente de una persona corriente es capaz de comprender e imaginar. Las personas creen que Dios se quedó dormido y no vigiló las cosas, y a consecuencia de ello Agar dio a luz a Ismael, y que Dios se apiadó de ellos, permitió que sobreviviesen y dispuso que viviesen en el desierto. ¿Es esa la situación? (No lo es). Dios tiene un plan, y el nacimiento y la existencia de diversas razas —esto es, las distintas etnias y colores de piel del género humano— desempeñan un papel en el equilibrio de toda la raza humana. Basta con que examines el estado del mundo para que veas exactamente el papel que desempeñan. ¿Es un acto divino? Dios controla la velocidad con que se reproduce una raza, su población a escala global, el papel que esta desempeña en la tierra y entre toda la raza humana, y qué es lo que hacen sus miembros, tanto lo bueno como lo malo. Con respecto a lo malo, las personas creen que tales cosas no pueden proceder de Dios y que son obra de Satanás. Sin embargo, ¿no está Satanás también en manos de Dios? Hay quienes dicen: “Satanás hace lo que quiere y Dios no ejerce ningún tipo de control”. ¿Es esa la explicación? Esta cuestión no se puede razonar de forma lógica, es un error hacerlo. Desde fuera, algunas cosas parecen malas, mientras que otras parecen buenas, pero Dios es soberano sobre todas ellas. No puedes afirmar que Dios únicamente tiene soberanía sobre lo bueno y no sobre lo malo, puesto que ambas cosas están en Sus manos, Él las controla y las instrumenta, y Su buena voluntad se encuentra detrás de todo. Esa es la verdad y, si puedes verlo con claridad, quiere decir que la entiendes. No es correcto que infieras que algo es malo y te limites a verlo a través de ese prisma, dado que es fácil malinterpretar y resistirse a Dios. La buena voluntad de Dios está en todo lo que Él hace. ¿Qué es, entonces, la buena voluntad de Dios? Las personas solo ven lo malo que pasa delante de sus narices, sin advertir jamás las posibles consecuencias en un plazo de diez o veinte años. ¿Qué sucederá transcurridos mil o dos mil años? ¿Qué lugar ocuparán y qué papel crucial desempeñarán a la hora de conformar el estado del mundo y todo el género humano? Las personas son incapaces de verlo, pero esta es la soberanía de Dios. ¿Es acaso la evolución del estado del mundo y del género humano un asunto sencillo? ¡Dios está al control allá donde sucede algo, donde ocurre algo de gran importancia o donde se produce una plaga o un terremoto! Puede que algunas personas ridículas, sin comprensión espiritual, se pregunten: “Si Dios controla todo, ¿también está bajo su control la represión de los diablos, y la matanza y la persecución cruel de la que es objeto el pueblo escogido de Dios? ¿Lo provocó Dios?”. ¿Es correcto verlo desde esa perspectiva? ¿Tiene algún fundamento? Eso deja a Dios en un lugar negativo y es incorrecto. ¿Cómo debes analizar esa cuestión, entonces? Dios instiga todas las cosas, ¿y qué incluye ese “todas las cosas”? Lo incluye todo, cualquier cosa visible como las montañas y los ríos, los árboles, las plantas, las personas y todo lo demás. También incluye los microorganismos inapreciables a simple vista, así como los diablos, Satanás y toda clase de espíritus y fantasmas del reino espiritual. Todo ello se encuentra bajo el control de Dios. Hacen lo que Dios quiere que hagan. Él permite que aparezcan cuando son necesarios y hacen lo que deben. Eso es la soberanía de Dios. Con independencia de la forma en que Dios gobierne y disponga, verás que la voluntad de Dios al final se cumple, tal como cada una de Sus palabras.
Puede que las personas no vean las consecuencias de los actos de Dios ni conozcan el propósito, el motivo, ni Su intención. Puede que eso siga oculto transcurridos doscientos años, y que el género humano siga sin conocerlo, pero se convenza después de mil años: “¡Fue correcto y maravilloso que Dios lo hiciera! ¡Dios es verdaderamente Dios!”. El hombre descubrirá que todo lo que Dios hace es la verdad, que no hay nada erróneo. Por ejemplo, en su momento, el mundo vio la crucifixión y la muerte del Señor Jesús en la Era de la Gracia como un fracaso de esa fase de la obra. Pensaron: “El Señor Jesús no estuvo sujeto al destino de cualquier mortal, que incluye nacer, envejecer, enfermar y morir, incluso, Judas lo traicionó antes de que hubiese llevado a cabo obra alguna, los soldados lo arrestaron, fue azotado, llevó una corona de espinas, sufrió burlas y al final lo crucificaron. ¿No es esto un fracaso?”. ¿Es la crucifixión un fracaso? Judas traicionó al Señor Jesús ante las autoridades, pero ¿qué simbolizan las autoridades? Simbolizan las fuerzas de Satanás. ¿Es bueno o malo que se pusiera a Cristo en manos de Satanás? (Desde fuera, parece malo). Las personas pensaban: “¡Vaya! El diablo ha perturbado la obra de Dios. ¡Eso no es bueno, es una mala señal porque significa que Dios no estaba atento y no es tan poderoso! ¿Cómo es posible que se pudiera traicionar al Cristo encarnado y ponerlo en manos de los gobernantes? ¿No es eso claramente quedar a merced de Satanás? El Señor Jesús debe encontrar una forma de escapar a toda prisa, ¿no se frustrará esta obra de lo contrario? Cristo sigue teniendo un ministerio”. ¿No es eso lo que pensarían las personas? Así que Pedro dijo: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22), y ahí entraron en juego las nociones humanas. Pensaron: “Es imposible que se pusiera a Dios en manos de los gobernantes; si así fue, significa que Él no es Dios”. ¿No es eso una noción humana? Si las personas podían decir cosas semejantes, obrar o comportarse de esa forma e impedir que se cumpliera la voluntad de Dios, es tan solo porque tenían este tipo de nociones. ¿Qué le dijo Jesús a Pedro? “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). El Señor Jesús consideró que Pedro era Satanás. Finalmente, se puso al Señor Jesús en manos de Satanás, y esas personas se convirtieron en objetos de servicio para realizar la obra de crucifixión del Señor Jesús. ¿Fue bueno o malo que se pusiera a Jesús en manos de Satanás? (Algo bueno). Visto de esta manera, es algo bueno, no malo, que la obra de Dios se llevase a cabo por esos medios. ¿Hizo Dios algo desde la traición de Judas hasta la crucifixión del Señor Jesús? ¿Planeó escapar o acudió alguien en Su rescate? (No). ¿Pensó Dios en alguna forma de hacer un milagro y tomar en volandas al Señor Jesús hasta el cielo y ocultarlo entre las nubes donde nadie pudiese verlo? ¡Qué ascensión más gloriosa y magnífica! Sin embargo, nadie vio tales cosas porque Dios no las hizo. ¿Es el hecho de que Dios no lo hiciese una prueba de Su incapacidad para hacerlo? ¿Pudo haberlo hecho? (Sí). ¿Por qué no lo hizo, entonces? (Debido a la buena voluntad de Dios, Él tenía un plan). ¿Cuál era el plan de Dios? Entregarse a Satanás y luego ocupar el lugar de esos pecadores en la cruz y sacrificarse a Sí mismo para redimir al género humano. Eso es lo que Dios quería hacer; Él no hace las cosas que las personas imaginan según sus nociones. Son muchos los que piensan: “Dios debería lanzar más relámpagos para abatir a esos malvados que se resistían a Él y, tras abatirlos, el Señor Jesús ascendería al cielo. ¡Qué glorioso y qué increíble sería y cuán claramente manifestaría la autoridad de Dios! Que todos esos diablos y satanases, junto con todos esos seres humanos, vean las consecuencias de crucificar a Dios, y así dejarán de atreverse en el futuro, ¿no es así?”. Puede que las personas no se atrevan a oponerse, ¿pero no será un escollo si la obra de Dios no se lleva a cabo? Las nociones humanas siempre trastornan la obra de Dios, por lo que Él no obra de esa forma. Hay quienes realmente creen en el Señor Jesús porque fue crucificado para llevar a cabo Su obra de redención, pero a la vez dicen con la mejor de las intenciones: “El Señor Jesús no debió ser crucificado. No le fue nada fácil encarnarse, y tuvo que obrar de forma humilde y a escondidas, y sufrir el abandono del pueblo y las calumnias de esos escribas y fariseos. Es muy triste. Debería haber evitado la crucifixión, no humillarse de esa forma, es innecesario”. ¿Es correcto verlo de esa forma? (No, no lo es). Al verlo ahora, dos mil años después, esa forma de pensar es incorrecta. ¿Hay verdad en la mente humana? (No, no la hay). ¿Qué es lo que hay, entonces, en la mente de las personas? Nada más que figuraciones y nociones, así como buenas intenciones, sentimientos, compasión y egoísmo. ¿Pueden esas cosas llevar a cabo la obra de Dios? ¿Pueden cumplir Su voluntad? No pueden, de ahí las palabras del Señor Jesús: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!”. Dios quería ponerse en manos de Satanás personalmente, permitir que Satanás mismo crucificara a Cristo y completar la obra de la redención por medio de la crucifixión. Dios no hizo milagro alguno. Él ha dicho en varias ocasiones: “Dios guarda silencio”. ¿Qué quiere decir eso? ¿Significa que Dios no ve, no se preocupa, no presta atención, no pronuncia una sola palabra y guarda silencio absoluto? (No, no lo hace). ¿Qué significa, pues, “guarda silencio”? Refleja la intención, la sabiduría y el carácter de Dios. ¿Qué carácter de Dios se revela al guardar silencio? Muestra la sabiduría de Dios. Él quiere completar su obra de gestión. Por muchas nociones y figuraciones que tengan las personas, Él las evita en primera instancia sin ofrecer explicación alguna. En lugar de eso, obra en silencio y de forma práctica, hasta que llega el día en que Su pueblo escogido comprende la verdad y puede someterse a Él, Su voluntad se cumple y completa la obra que estaba realizando en ellos, y derrota por completo a Satanás y obtiene la gloria. Él utiliza esos hechos y resultados como prueba para que todo el género humano y Satanás los vean; ese es el carácter y la intención de Dios que se revelan cuando Él guarda silencio. ¿Qué carácter de Dios manifiesta? ¿Muestra la paciencia de Dios? (Sí). ¿A qué se debió la paciencia de Dios en ese momento? ¿Por qué guardó silencio? Esto demuestra la sabiduría de Dios. Algunas cosas son misterios que ningún ser creado o no creado, ni ángel alguno, está autorizado a entender o captar. Eso es la sabiduría de Dios. Dios no puede hablar de forma prematura, ¿y supone alguna clase de beneficio que Él pronuncie siquiera una sola palabra más? No existe beneficio alguno, puesto que no entienden. Si Él hablase con alguien, ¿acaso esa persona le entendería? (No lo haría). En tal caso, hablar no reporta beneficio alguno. ¿Habrían entendido las personas si, hace dos mil años, Dios le hubiese dicho al género humano: “Quiero ser crucificado, ofrecer Mi sangre preciosa para redimir al género humano en semejanza de carne pecaminosa”? (No). ¿Cuáles fueron las únicas palabras de Dios? Dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” e instó a que se practicase la paciencia y la tolerancia. ¿Le dijo Dios algo más al hombre? (No, no lo hizo). ¿Por qué no? (El hombre era incapaz de comprender). Es imposible que el género humano entendiese. Por eso Dios se vio obligado a revelar Su carácter y Sus pensamientos en silencio. Aunque Dios hablase con algún ser creado o no creado, no lo entenderían. Tan solo podía usar Sus palabras y Sus hechos como prueba para el género humano y para cumplir Su voluntad. No ha sido hasta ahora, dos mil años después, cuando Dios los ha mostrado al llevar a cabo la obra del juicio en los últimos días; las personas echan la vista atrás a los eventos de hace dos mil años y tan solo ahora comienzan a entender el significado de la crucifixión del Señor Jesús en aquel entonces. En lo que respecta al motivo y la importancia de la crucifixión de Dios, la entrega a Satanás, la traición de Judas en esas circunstancias y el sufrimiento del Señor Jesús, quien después de la traición sufrió tanto y derramó hasta la última gota de sangre para cumplir la voluntad de Dios, Él solo habla de ello al dar testimonio de la encarnación cuando se manifiesta y obra en los últimos días y, además, divulga numerosos misterios tales como la voluntad de Dios y Su gestión. Ahora que las personas han visto la conexión entre las tres fases de la obra, por fin conocen la visión del plan de gestión de Dios y entienden esas verdades y Sus buenas intenciones. Si Dios se lo hubiese dicho al género humano con mil años de antelación, ¿lo habrían entendido? (No). De modo que Dios suele hacerlo todo mientras guarda silencio. ¿A qué responde ese silencio? A que la obra de Dios es demasiado sabia, maravillosa y profunda; si Dios hubiese hablado antes, con independencia de lo que hubiese dicho, las personas no habrían sido capaces de entenderlo ni de asimilarlo. Así que Dios solo puede proseguir en silencio y habla continuamente para llevar a cabo su obra y guiar al género humano. Es apropiado que los humanos sigan a Dios y, cuanto más avanzan en ese camino, de más luz disponen. Dios no te descarriará y, aunque te entregue a Satanás, seguirá siendo responsable hasta el final. Debes tener esa fe, y esa es la actitud que deben mostrar hacia Dios los seres creados. Si puedes decir: “Aun cuando Él me entregue a Satanás como un juguete suyo, sigue siendo Dios, y mi corazón no puede dejar de seguirlo, no puedo cambiar mi fe en Él”, eso es creer verdaderamente en Dios.
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