Las personas le ponen demasiadas exigencias a Dios (Parte 2)

Realizar exigencias constantes a Dios es parte de la naturaleza humana, y debéis analizar esta naturaleza de acuerdo con la palabra de Dios. ¿Cómo deberíais analizarla? El primer paso es ser claro sobre qué exigencias irracionales y qué deseos extravagantes tienen las personas con respecto a Dios, y deberías analizar todos y cada uno de ellos. ¿Por qué las personas realizan esa exigencia? ¿Cuál es su motivo? ¿Cuál es su objetivo? Cuanto más meticulosamente lo analices de esta manera, más comprensión tendrás de tu propia naturaleza, y esa comprensión será más detallada. Si no lo analizas en detalle, sino que solo sabes que las personas no deberían hacerle exigencias a Dios, solo comprendes que hacer exigencias a Dios es irracional y nada más, al final, no harás ningún progreso y no cambiarás. Algunos dicen: “Tenemos muchas exigencias hacia Dios porque somos demasiado egoístas. ¿Qué deberíamos hacer?”. Naturalmente, las personas deben entender la verdad y conocer la esencia del egoísmo. Cuando de verdad comprendas la esencia del egoísmo humano, sabrás de qué careces; lo atemorizante es si la gente no puede comprender esto. Es fácil reconocer a través del análisis las propias exigencias que son obviamente extravagantes o irracionales, y es posible que te odies. A veces tal vez pienses que tus exigencias son razonables y justas, y como tú las consideras razonables y crees que así deben ser las cosas, y como otras personas hacen exigencias similares, puede parecerte que las tuyas no son excesivas, sino que son justificables y naturales. Esto demuestra que aún no tienes la verdad, y por eso no puedes entenderlas con claridad. Por ejemplo: imagina a un hombre que siguió a Dios por muchos años y sufrió mucho a través de tormentas y desafíos. Siempre pareció comportarse bien, y parecía estar bien en cuanto a su humanidad, su sufrimiento y su devoción a Dios. Incluso poseía bastante conciencia, estaba dispuesto a retribuir el amor de Dios, y solía ir con cuidado cuando llevaba a cabo su labor. Más tarde, descubrí que este hombre hablaba de forma clara y agradable, pero no era en lo más mínimo obediente, por lo que le reemplacé y ordené que no se le volviera a usar en el futuro. Había trabajado para la iglesia varios años y había sufrido mucho, pero aun así, al final, había sido reemplazado. Lo que es más, Yo no había resuelto algunas de sus dificultades prácticas. ¿Qué pensaría la gente de este tipo de situación? Primero, muchos le defenderían y dirían: “Eso no está bien. En estas circunstancias, Dios debería mostrarle gran misericordia y gracia, porque él ama a Dios y se esfuerza por Él. Si alguien como él, que ha creído en Dios por tantos años, puede ser descartado, ¿qué esperanza tenemos nosotros, los nuevos creyentes?”. Aquí vienen otra vez las exigencias de las personas, que siempre esperan que Dios bendiga a tal, le permita quedarse, mientras piensan: “Él se ha comportado bien con Dios, ¡Dios no debería decepcionarle!”. Muchas de las exigencias que las personas le hacen a Dios surgen de las nociones y figuraciones humanas. Las personas miden lo que Dios debería darles y cómo Él debería tratarles de acuerdo con los criterios de conciencia de lo que es justo y razonable entre los hombres, pero ¿cómo puede esto estar en línea con la verdad? ¿Por qué digo que todas las exigencias de la humanidad son irracionales? Porque son los criterios que las personas exigen de los demás. ¿Las personas tienen la verdad? ¿Son capaces de desentrañar la esencia del hombre? Algunos exigen que Dios trate a las personas de acuerdo con ese criterio de conciencia, exigen a Dios de acuerdo con el criterio que se exige a los humanos. Esto no está en línea con la verdad y es irracional. Las personas pueden soportar cuando se trata de algunas cuestiones pequeñas, pero tal vez no puedan soportar cuando finalmente se determine su resultado. Sus exigencias surgirán, y las palabras de queja y condena brotarán de sus bocas sin control, y empezarán a mostrarse como en verdad son. En ese momento, conocerán su propia naturaleza. Las personas siempre hacen exigencias a Dios de acuerdo con las nociones humanas y su propia voluntad, y realizan muchas exigencias de este tipo. Puede que no lo notéis normalmente y que penséis que ocasionalmente orar a Dios por algo no cuenta como exigencia, pero, de hecho, el análisis cuidadoso muestra que muchas exigencias humanas son irracionales, carecen de razón y son incluso ridículas. No reconociste la seriedad de este asunto antes, pero, gradualmente, llegarás a conocerla en el futuro, y entonces tendrás una verdadera comprensión de tu propia naturaleza. De a poco, la experiencia te aportará conocimiento y discernimiento sobre tu propia naturaleza, y junto con la enseñanza de la verdad, llegarás a conocerla claramente. Entonces habrás entrado en la verdad en este aspecto. Cuando de verdad conozcas con claridad la esencia naturaleza del hombre, tu carácter cambiará, y entonces tendrás la verdad.

Nada es más difícil de abordar que el hecho de que las personas hagan exigencias constantes hacia Dios. En cuanto los actos de Dios no se corresponden con tu pensamiento o no se han ejecutado de acuerdo con tu forma de pensar, es probable que te resistas; esto basta para demostrar que, por naturaleza, tienes resistencia a Dios. Este problema solo se puede reconocer haciendo introspección frecuente y logrando comprender la verdad, y solo se puede resolver por completo buscando la verdad. Cuando la gente no comprende la verdad le pone muchas exigencias a Dios, mientras que cuando entienden realmente la verdad no las tienen; solo sienten que no han complacido bastante a Dios, que no lo obedecen lo suficiente. Que las personas siempre le pongan exigencias a Dios refleja su naturaleza corrupta. Si no puedes conocerte y arrepentirte de verdad respecto a esto, enfrentarás peligros y riesgos ocultos en tu senda de fe en Dios. Eres capaz de superar las cosas corrientes, pero cuando se trata de asuntos importantes como tu sino, tus perspectivas y tu destino, quizás seas incapaz de superarlos. En ese momento, si todavía careces de la verdad, bien puedes caer de nuevo en tus viejos hábitos, y te convertirás así en uno de los que serán destruidos. Muchas personas siempre han seguido y creído de esta manera; se han comportado bien durante el tiempo en el que han seguido a Dios, pero esto no determina lo que acontecerá en el futuro. Esto se debe a que nunca eres consciente del talón de Aquiles del hombre ni de las cosas que se encuentran dentro de la naturaleza humana que pueden llegar a oponerse a Dios, y hasta tanto te conduzcan al desastre, tú sigues ignorando tales cosas. Como la cuestión de que tu naturaleza se oponga a Dios no se resuelve, esta te encamina al desastre y es posible que, cuando tu viaje acabe y la obra de Dios termine, hagas lo que más se oponga a Dios y digas algo que sea una blasfemia en Su contra y, así, serás condenado y descartado. En el momento final, en el más peligroso de los tiempos, Pedro intentó escapar. En ese momento, no entendió la voluntad de Dios, y planeó sobrevivir y hacer la obra de las iglesias. Más adelante, Jesús se le apareció y le dijo: “¿Harías que me crucificaran por ti una vez más?”. Pedro entendió entonces la voluntad de Dios, y se apresuró a obedecer. Supongamos que, en ese momento, hubiera tenido sus propias exigencias y hubiera dicho: “No quiero morir ahora, temo al dolor. ¿No fuiste crucificado por nuestra causa? ¿Por qué pides que yo sea crucificado? ¿Puedo evitar la crucifixión?”. De haber puesto él tales exigencias, la senda que transitó habría sido en vano. Pero Pedro siempre había sido una persona que obedeció a Dios y buscó Su voluntad; al final, entendió la voluntad de Dios y se sometió por completo. Si Pedro no hubiera buscado la voluntad de Dios y hubiera actuado de acuerdo con su propio pensamiento, habría tomado la senda errónea. Las personas carecen de las facultades para entender directamente la voluntad de Dios, pero si no obedecen después de entender la verdad, están traicionando a Dios. Es decir, que las personas siempre le pongan exigencias a Dios guarda relación con su naturaleza. Cuantas más exigencias tienen, más rebeldes son y más se resisten, y más nociones tienen. Cuantas más exigencias alguien le hace a Dios, más probable es que se rebele ante Dios, se resista a Él e incluso se oponga a Él. Tal vez, un día, pueda traicionar y abandonar a Dios. Si quieres solucionar este problema, debes entender varios aspectos de la verdad, y también debes tener cierta experiencia práctica para poder comprenderlo por completo y solucionarlo en su totalidad.

A la hora de determinar si las personas pueden obedecer a Dios o no, el aspecto clave es si tienen deseos extravagantes o motivaciones ocultas hacia Él. Si las personas siempre están haciéndole peticiones a Dios, eso demuestra que no le son obedientes. Sin importar lo que te suceda, si no lo aceptas de Dios y no buscas la verdad, y si siempre razonas a tu favor y sientes que solo tú tienes la razón, y si incluso eres capaz de dudar de que Dios es la verdad y la justicia, entonces tendrás problemas. Esas personas son las más arrogantes y rebeldes hacia Dios. La gente que siempre le exige a Dios no puede obedecerlo de verdad. Si le haces peticiones a Dios, esto prueba que estás intentando hacer un trato con Él, que estás eligiendo tu propia voluntad y actuando conforme a ella. En este sentido, estás traicionando a Dios y careces de obediencia. Ponerle exigencias a Dios es, en sí mismo, carecer de razonamiento; si creyeras de verdad que Él es Dios, no te atreverías a ponerle exigencias ni te creerías cualificado para hacerlo, ya sea que las creyeras razonables o no. Si de verdad crees en Dios y crees que Él es Dios, únicamente lo adorarás y obedecerás, no hay otra opción. La gente de hoy no se limita a tomar sus propias decisiones, sino que incluso le pide a Dios que actúe según su propia voluntad. No solo eligen no obedecer a Dios, sino que incluso le piden a Dios que les obedezca a ellos. ¿No es esto totalmente carente de razón? Por lo tanto, si no hay verdadera fe dentro de una persona ni convicción sustancial, nunca podrá obtener el elogio de Dios. Cuando la gente es capaz de ponerle menos exigencias a Dios, tiene más fe y obediencia verdaderas, y su sentido de la razón es comparativamente normal. Ocurre a menudo que, cuanto más inclinadas están las personas a razonar y más justificación tienen, más difícil es lidiar con ellas. No solo ponen muchas exigencias, sino que cuando se les da un dedo, se toman el brazo. Cuando están satisfechas en un aspecto, presentan exigencias en otro. Tienen que estar satisfechas en todos los aspectos y, de no ser así, empiezan a quejarse, dan las cosas por perdidas y actúan de forma temeraria. Después, se sienten en deuda y tienen remordimiento, lloran lágrimas amargas y quieren morir. ¿De qué sirve esto? ¿Acaso no son poco razonables y constantemente molestas? Esta serie de problemas tiene que resolverse de raíz. Si tienes un carácter corrupto y no lo resuelves, si esperas a tener problemas o causar un desastre para resolverlo, ¿cómo puedes compensar este perjuicio? ¿No sería como llorar sobre la leche derramada? Por lo tanto, para resolver completamente el problema de tu carácter corrupto, debes buscar la verdad para resolverlo cuando surge por primera vez. Debes resolver el carácter corrupto en su estado incipiente, con lo que te asegurarás así de no hacer nada malo y evitarás futuros problemas. Si un carácter corrupto se arraiga y se convierte en el pensamiento o el punto de vista de una persona, podrá conducirla a hacer el mal. Por tanto, la autorreflexión y el autoconocimiento consisten principalmente en descubrir las propias actitudes corruptas y buscar rápidamente la verdad para resolverlas. Debes saber qué cosas hay en tu naturaleza, qué te gusta, qué buscas y qué quieres obtener. Debes analizar estas cosas de acuerdo con las palabras de Dios para ver si se ajustan a Su voluntad y de qué manera son erróneas. Una vez que entiendas estas cosas, debes resolver el problema de tu razonamiento anormal, es decir, el problema de que seas irrazonable y constantemente molesto. Este no es solo el problema de tu carácter corrupto, sino que también atañe a tu falta de razón. Especialmente en lo que se refiere a sus intereses, las personas que se dejan llevar por los intereses personales no poseen un razonamiento normal. Este es un problema psicológico, y también es el talón de Aquiles de la gente. Algunas personas sienten que tienen cierto calibre y algunos dones, y siempre quieren ser líderes y sobresalir, así que le piden a Dios que las use. Si Dios no las usa, dicen: “¿Cómo puede Dios no favorecerme? Dios, si me usas para hacer algo importante, ¡te prometo que me esforzaré por Ti!”. ¿Es correcta esta clase de intención? Es bueno esforzarse por Dios, pero hay motivaciones detrás de su voluntad de hacerlo. Lo que aman es el estatus, y esto es en lo que se centran. Solo cuando las personas son capaces de obedecer de verdad, de seguir a Dios de todo corazón sin que les importe que Dios les utilice o no, y de esforzarse por Dios sin que les importe si tienen estatus o no, se puede considerar que poseen razonamiento y son obedientes a Dios. Está bien que la gente esté dispuesta a esforzarse por Dios, y Dios está dispuesto a utilizarlas, pero si no están dotadas de la verdad, Dios no tiene forma de utilizarlas. Si la gente está dispuesta a esforzarse por la verdad y a cooperar, debe haber una etapa preparatoria. Solo después de que las personas comprendan la verdad y puedan obedecer realmente a Dios, Él podrá utilizarlas formalmente. Esta etapa de formación es esencial. Todos los líderes y obreros de hoy en día se encuentran en esta etapa de formación. Cuando tengan experiencia de vida y puedan abordar los asuntos con principios, serán aptos para que Dios los utilice.

Las cosas de la naturaleza del hombre no son como algunas conductas exteriores, prácticas o pensamientos e ideas con los que se puede lidiar y ya; deben ser desenterradas de a poco. Aun más, a las personas no les resulta fácil identificarlas, e incluso si son identificadas, no son fáciles de cambiar; hacerlo requiere una comprensión apropiadamente profunda. ¿Por qué siempre analizamos la naturaleza del hombre? ¿No comprendéis qué significa? ¿De dónde surgen las revelaciones de las actitudes corruptas de las personas? Todas surgen de su naturaleza, y todas están regidas por su naturaleza. Cada una de las actitudes corruptas de las personas, cada pensamiento e idea, cada intención, todo se relaciona con la naturaleza del hombre. Por lo tanto, al desenterrar directamente la naturaleza del hombre, sus actitudes corruptas pueden solucionarse con facilidad. Aunque no es fácil cambiar la naturaleza de las personas, si pueden discernir y desentrañar las actitudes corruptas que revelan, y si pueden buscar la verdad para resolverlas, pueden cambiar gradualmente sus actitudes. Una vez que una persona ha alcanzado un cambio en su carácter vital, habrá cada vez menos cosas en ella que se resistan a Dios. El propósito de analizar la naturaleza del hombre es cambiar sus actitudes. Vosotros no habéis captado este objetivo y creéis que solo al analizar y comprender vuestra naturaleza podéis obedecer a Dios y restaurar vuestra razón. ¡Lo único que hacéis es aplicar reglas a ciegas! ¿Por qué simplemente no pongo en evidencia la arrogancia y santurronería de las personas? ¿Por qué debo también analizar su naturaleza corrupta? No resolverá el problema si solo pongo en evidencia su santurronería y arrogancia. Pero si analizo su naturaleza, los aspectos que esto abarca son muy amplios, e incluye todas las actitudes corruptas. Es más que el estrecho alcance de la santurronería, la presuntuosidad y la arrogancia. La naturaleza incluye mucho más que esto. Por eso, sería bueno que las personas pudieran reconocer cuántas actitudes corruptas revelan en todas sus diferentes exigencias a Dios, es decir, en sus deseos extravagantes. Una vez que comprenden su propia esencia naturaleza, pueden despreciarse y negarse a sí mismas, les resultará fácil resolver sus actitudes corruptas y tendrán una senda. De otro modo, nunca podréis descubrir la causa de fondo y solo diréis que esto es santurronería, arrogancia u orgullo, o carecer por completo de lealtad. ¿Hablar de tales cosas superficiales puede solucionar tu problema? ¿Hay alguna necesidad de discutir la naturaleza del hombre? Al principio, ¿cuál era la naturaleza de Adán y Eva? No había resistencia intencional en ellos, mucho menos había franca rebelión. Ellos no sabían qué significaba resistirse a Dios, mucho menos sabían qué significaba obedecerle. Aceptaron en sus corazones lo que Satanás diseminó. Ahora, Satanás ha corrompido a la humanidad a tal punto que la gente puede rebelarse contra Dios y resistirse a Él en todas las cosas, y puede pensar en toda clase de formas de oponerse a Él. Es evidente que la naturaleza humana es la misma que la de Satanás. ¿Por qué digo que la naturaleza humana es la naturaleza de Satanás? Satanás es lo que se resiste a Dios, y como las personas tienen naturalezas satánicas, son de Satanás. Puede ser que no hagan cosas para resistirse a Dios intencionalmente, pero debido a su naturaleza satánica, todos sus pensamientos oponen resistencia a Él. Aunque la gente no haga nada en absoluto, de todos modos se resiste a Dios, porque la esencia interna del hombre se ha convertido en algo que se resiste a Dios. El hombre actual, por lo tanto, es diferente al hombre recién creado. Antes no había resistencia ni traición dentro de las personas, estaban llenas de vida, y no las regía ninguna naturaleza satánica. Si no hay dominación o perturbación de una naturaleza satánica dentro de las personas, no importa lo que estas hagan, no se puede considerar que se resistan a Dios.

¿Qué es la naturaleza? La naturaleza es la esencia del hombre. Las actitudes son cosas que se revelan de la naturaleza propia, y un cambio de carácter significa que el carácter corrupto propio ha sido purificado y reemplazado con la verdad. Lo que entonces se revela no es un carácter corrupto, sino la manifestación de la humanidad normal. Después de que Satanás corrompiera al hombre, este se convirtió en la personificación de Satanás, en el tipo de cosa satánica que se resiste a Dios y es completamente capaz de traicionarle. ¿Por qué Dios exige que las personas cambien sus actitudes? Porque Dios quiere perfeccionar y ganar a las personas, hacer, finalmente, seres humanos que posean muchas de las realidades adicionales de conocer a Dios, y las realidades de todos los aspectos de la verdad. Las personas así están completamente de acuerdo con la voluntad de Dios. En el pasado, las personas tenían actitudes corruptas, y cometían errores o mostraban resistencia cuando hacían algo, pero ahora comprenden algunas verdades y pueden hacer muchas cosas que concuerdan con la voluntad de Dios. Sin embargo, esto no significa que la gente no traiciona a Dios. Aún pueden hacerlo. Una parte de lo que surge de su naturaleza se puede cambiar, y la parte que puede cambiar es la parte en que las personas son capaces de practicar de acuerdo con la verdad. Pero solo porque ahora puedas poner en práctica la verdad no significa que tu naturaleza haya cambiado. Es como cuando las personas solían tener nociones sobre Dios y exigencias hacia Él, y ahora, en muchos aspectos, ya no las tienen, pero tal vez aún tengan nociones o exigencias en algunas cuestiones, y siguen siendo capaces de traicionar a Dios. Podrías decir: “Puedo someterme a lo que sea que Dios haga y obedecer en muchas cuestiones sin quejas y sin exigencias”, pero aún puedes traicionar a Dios en algunas cuestiones. Aunque no te resistas a Dios a propósito, cuando no comprendes Su voluntad, puedes seguir yendo en contra de ella. Entonces, ¿a qué se refiere la parte que puede cambiar? Sencillamente a que cuando comprendes la voluntad de Dios, puedes obedecer, y cuando comprendes la verdad, puedes ponerla en práctica. Si no comprendes la verdad o la voluntad de Dios en algunas cuestiones, aún existe una posibilidad de que puedas revelar corrupción. Si comprendes la verdad, pero no la pones en práctica porque ciertas cosas te limitan, entonces, esto es una traición y es algo en tu naturaleza. Claro, no hay límite a cuánto puede cambiar tu carácter. Cuantas más verdades ganes, es decir, cuanto más profundo sea tu conocimiento de Dios, menos te resistirás a Él y le traicionarás. Buscar cambiar el carácter propio es algo que se logra, principalmente, buscando la verdad, y comprender la esencia naturaleza propia se logra a través de comprender la verdad. Cuando uno verdaderamente gane la verdad, todos sus problemas se resolverán.

Invierno, 1999

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