Palabras sobre el servicio a Dios (Fragmento 74)

Hay líderes y obreros que, en su trabajo, no hablan sobre la verdad de acuerdo con las palabras de Dios. Son incapaces de entender plenamente los asuntos por sí mismos y a menudo dicen: “Quiero que todo el mundo exprese su opinión. Decidme todos lo que pensáis”. Esto puede parecer correcto y bastante democrático, pues permite que todos expresen su postura y, finalmente, lograr el consenso. Cuando las personas no entienden la verdad, esta práctica es aceptable como último recurso, pero no garantiza que se llegue a una conclusión que concuerde con la verdad. Dado que nadie comprende la verdad y todas las opiniones tienen sus defectos, aunque se reúnan, siguen sin ser capaces de llegar a una conclusión conforme a la verdad. ¿No es así? Si alguien que sí entiende la verdad participara en la conversación, sería mucho mejor; las cosas cambiarían para mejor. Sin embargo, es crucial que esté al mando alguien que comprenda la verdad. Esta persona debe guiar a todos en la búsqueda de la verdad sobre la base de la palabra de Dios. De esta manera, las conclusiones a las que lleguen podrán ajustarse a la verdad. Este es el mejor enfoque. Es necesario que esté a cargo, al mando, alguien que comprenda la verdad y que guíe a todos para compartir sobre la verdad según las palabras de Dios, para finalmente lograr la unidad y llegar a un consenso con relación a ella. Esta es la única senda de práctica correcta. Así pues, ¿cómo debe considerarse la democracia? Actualmente, entre la humanidad corrupta, la democracia es un sistema social relativamente progresista y avanzado. También es innovador y está de moda, y responde a los gustos de la mayoría. Si bien este sistema es relativamente avanzado y progresista, ¿puede cualquier sistema, por bueno que sea, resolver el problema del pecado humano? ¿Puede cambiar la esencia de los males y la oscuridad de la sociedad? Es imposible, por no hablar de cómo sería en una dictadura. ¿Acaso no hay también muchos casos de soborno y conducta indebida entre los funcionarios de esos países democráticos? Nada de lo que sucede en este sistema se ajusta a la verdad, ya que Satanás ha corrompido profundamente a la humanidad, la ha dejado desprovista de toda verdad. Los seres humanos viven de acuerdo con su carácter corrupto, se rebelan contra Dios y se resisten a Él; es imposible que puedan poner en práctica la verdad. Incluso los líderes nacionales que detentan el poder, al igual que las figuras famosas, si bien tienen conocimiento, también viven todos según el carácter de Satanás. No tienen siquiera un ápice de la verdad y son capaces de realizar muchos actos de rebeldía y resistencia contra Dios. Incluso son capaces de cometer ciertos actos malignos y absurdos. Sin importar si tienen fe o no, ninguno de ellos puede aceptar la verdad ni seguir sinceramente a Dios. Ninguno de ellos se somete a Él ni lo adora. Jamás dicen nada que enaltezca a Dios o dé testimonio de Él. Todas las palabras que pronuncian son ateas, todas niegan y se resisten a Dios; son todas unas falacias heréticas, palabras que desafían al cielo, y no son más que palabras diabólicas. Por consiguiente, sea cual sea el sistema que adopten los seres humanos para gobernar sus naciones, no se someterán ni adorarán a Dios, no aceptarán ninguna verdad que Él exprese ni gobernarán sus naciones conforme a Sus palabras y a la verdad. Abogan por una forma de gobierno basada en el estado de derecho y la ciencia. Esto demuestra que la senda que toman es de rebeldía y resistencia contra Dios. Las naciones de este tipo no cuentan con la bendición de Dios. Toda nación que gobiernen los reyes demonios es la que más se resiste a Dios, y Él la maldice. Se trata de naciones que Dios ha determinado que deben ser destruidas. Por lo tanto, el hecho de que un país sea desdeñado y destruido por Dios no depende principalmente de si es democrático o no. El factor clave es fijarse en la clase de gente que integra el grupo que detenta el poder en esa nación. Si quienes ejercen el poder son todos diabólicos y satánicos, si no son más que un grupo atajo de demonios que se resisten a Dios, entonces ese país está entre los que Él odia y maldice, y será destruido por Él.

Si los líderes y obreros de la iglesia no persiguen la verdad y realizan su labor sin principios, ¿cuáles serán las consecuencias? Sin duda, no recibirán la aprobación de Dios. Algunos líderes y obreros piensan: “Ya sea que tenga o no la verdad, si soy democrático en todos los asuntos y no actúo de forma autoritaria, me puedo asegurar de no hacer el mal. Así, Dios no me descartará. Si hago bien mi trabajo, Dios me aprobará”. ¿Es correcta esta afirmación? ¿Podéis discernir lo que dicen? Abstenerse de actuar de manera autoritaria, ¿demuestra acaso que tales personas se ajustan a la voluntad de Dios? ¿Ser democráticos demuestra que actúan con principios? Si bien esta forma de pensar puede parecer razonable, en realidad, es errónea. Los líderes y obreros que no persiguen la verdad, independientemente de cómo practiquen, siempre estarán fuera de sintonía y equivocados. Lo único correcto es recorrer la senda de la búsqueda de la verdad. El único planteamiento adecuado es que los líderes y obreros sean capaces de insistir en recorrer la senda de la búsqueda de la verdad y, más allá de la situación que enfrenten, que conduzcan al resto a compartir la verdad conforme a las palabras de Dios y a encontrar la senda para practicarla. ¿Es correcto o incorrecto que los líderes y obreros siempre apliquen el enfoque de hacer que los demás expresen sus opiniones y digan lo que piensan? (Es incorrecto). ¿Por qué es incorrecto? (Nadie tiene la verdad). Es cierto. Nadie tiene la verdad. Sin importar cómo hablen, entonces, ¿pueden acaso ajustarse a la verdad las conclusiones de su charla? Es imposible. ¿Y qué se debería hacer para ajustarse a la verdad? (Fijarse en lo que Dios ha dicho. Se debe buscar una senda en Sus palabras). ¿Qué os parece esta afirmación? No podría ser más correcta. Los líderes y obreros deben compartir sobre la verdad de acuerdo con la palabra de Dios en todos los asuntos, y deben buscar la senda en Sus palabras; esa es la única manera de llegar a conclusiones correctas. En cuanto a la manera en la cual todo el mundo comparte los principios-verdad y si encuentran los principios de forma precisa, esa es otra cuestión. Si puedes conducir a los demás a que lean las palabras de Dios para buscar la verdad y los principios, eso demuestra que eres alguien que persigue la verdad. Si solo haces que los demás hablen y expresen sus opiniones sin mencionar nada acerca de buscar un fundamento en las palabras de Dios o buscar los principios en Sus palabras, no eres alguien que persiga la verdad; intentas suavizar las cosas sin tener en cuenta los principios. Si, al final, haces que todo el mundo vote a mano alzada por mayoría, ¿se ajusta eso a los principios? Es posible que, por una coincidencia, en ocasiones se ajuste a ciertos principios o que no exceda el alcance de estos. Pero la mayor parte del tiempo no concordará con los principios porque tú no los buscas; solo escuchas los comentarios infundados de los demás, en los que aquellos con voz más fuerte y estridente tienen la última palabra. ¿Y en qué se convierte este líder al final? Se convierte en alguien neutral que hace caso al bando que más convenga según para dónde sople el viento. Sucede lo mismo que cuando ciertos líderes convocan a votar a mano alzada para la expulsión de personas malvadas y anticristos. Si al menos una persona está en desacuerdo, no los expulsan ni se deshacen de ellos. Ni siquiera lo que Yo diga importará nada. ¿No es eso marginar a Dios? Es totalmente absurdo que marginen a Dios y, a la vez, afirmen que buscan la verdad. ¿Qué sucede al final cuando todo el mundo comparte la verdad y busca los principios? El resultado de esa charla se ajusta a las palabras de Dios, la verdad y los principios; se corresponde con Su voluntad. Si, tras una extensa charla, se llega a un consenso que, al implementarse, perjudica los intereses de la casa de Dios y no redunda en beneficios para Su pueblo escogido, el resultado de dicho consenso no concuerda con los principios-verdad. Ciertamente va en contra de las palabras de Dios. No cabe duda de eso. Entonces, ¿cuál es la esencia del desenlace de este consenso? Es una doctrina vacía que suena bien, se atiene a los métodos seculares del mundo, responde al gusto y beneficia los intereses de todos, pero no se ajusta a los principios-verdad de la casa de Dios. Algunos líderes están confundidos; no persiguen la verdad ni la entienden. Una vez que todo el mundo ha hablado, estos líderes escogen resultados que responden a sus propias preferencias, pero que en realidad van en contra de los principios-verdad. Creen que lo que hacen es justo y razonable y que guarda total conformidad con la verdad. En realidad, no entienden que la palabra de Dios es la verdad. Menos aún comprenden qué son los principios-verdad. Encuentran algún resultado de la charla grupal que sea de su agrado, y piensan: “Qué democrático soy. No soy autoritario. Debato todo con todo el mundo y, al final, la decisión es de todos. Votamos al respecto a mano alzada. Es la resolución del grupo decisorio; no fue mi decisión unilateral”. Se sienten bastante satisfechos consigo mismos, pero terminan traicionando los intereses de la casa de Dios y la verdad de Sus palabras, y pisotean Sus requisitos. Todo el mundo está satisfecho y se ha beneficiado. Pero ¿satisfará esto a Dios? ¿Lo aprobará Él? ¿Cómo se sentirá Dios en Su corazón? A estos líderes no les importan tales cosas; simplemente realizan la obra de la iglesia de esta manera. En cuanto a si son falsos líderes o anticristos, todos deberían poder discernirlo. ¿Sucede esto muchas veces en las iglesias de todas partes? Sin duda, no pocas.

A fin de ganarse el favor de los demás y asegurarse la reelección como líder, algunos líderes de iglesia practican los principios democráticos en todo lo que hacen con el pretexto de no ser autoritarios. Utilizan esto para comprar el favor de la gente, pero, en realidad, lo hacen a fin de consolidar su propio estatus. ¿Acaso no es este el comportamiento de un anticristo? (Sí). Solo un anticristo actuaría de tal modo. ¿Vosotros también hacéis estas cosas? (A veces). ¿Y reflexionáis sobre las intenciones que rigen tales actos? Esto tiene sentido si la persona acaba de comenzar a formarse en la labor de líder y no entiende los principios. Pero si ha sido líder u obrero durante algunos años y sigue insistiendo en hacer eso, entonces carece de principios. Es un falso líder y no es una persona que persiga la verdad. Si alguien tiene sus propias intenciones y metas e insiste en hacerlo así, es un anticristo. ¿Qué opináis de esta cuestión? ¿Cuál es vuestra práctica al enfrentarla? Si tenéis vuestras propias intenciones y metas, ¿qué deberíais hacer para resolverlas? (He notado que albergo ciertas intenciones en mi interior. En ocasiones, temo que los hermanos y hermanas digan que no soy sincero y transparente en mis actos, que tomo decisiones unilaterales sin comentárselo. Cuando pienso así, comento el asunto con los hermanos y hermanas y lo resuelvo con ellos. No tomo decisiones por mí mismo). Es aceptable consultar con los demás. Es apropiado para asegurarse de que todo el mundo esté informado; se trata de aceptar que los hermanos y hermanas supervisen tu trabajo, lo cual te ayuda a cumplir el deber. No obstante, durante los debates, también debes atenerte a los principios-verdad. Si te apartas de ellos, es posible que la charla se vaya de tema o se pierda el tiempo, y no llegarás a las conclusiones correctas. Por lo tanto, al iniciar un debate, los líderes y obreros deben tomar la iniciativa y leer los pasajes relevantes de las palabras de Dios. Así, todo el mundo puede compartir de acuerdo con Sus palabras. Este tipo de charla proporcionará una senda y dará buenos resultados. No puedes quedarte a un lado para que todos compartan como quieran. Si nadie tiene opiniones firmes ni busca la verdad, esta forma de compartir carece de sentido, por mucho tiempo que se le dedique. Nunca logrará el resultado correcto. Así pues, si la iglesia carece de un buen líder y la conduce alguien que no entiende la verdad; si se trata solo de un grupo de individuos confundidos sin opiniones firmes que hablan sin pensar y cuya charla solo redunda en un sinsentido, ¿qué impacto podría tener esto? ¿Cómo se denomina esta supuesta democracia? No es más que una disputa a ciegas que carece de principios y no producirá el resultado correcto. Esta clase de planteamiento democrático no puede tener un efecto positivo. A pesar de la apariencia glamurosa y elocuente de todos, en realidad carecen de opiniones sólidas, talento real y conocimientos genuinos. Son incapaces de guiar a la gente hacia la senda correcta. Solo dicen palabras que engañan a los demás, que no tienen ningún efecto positivo. En todo caso, no sirve que uno solo lleve a cabo consultas democráticas si no hay alguien que entienda la verdad y señale el camino al enfrentar una situación. El abordaje más conveniente es que los líderes y obreros busquen la verdad por sí mismos, escojan las palabras de Dios correspondientes, las lean con detenimiento y las mediten con atención. Luego, pueden llevar las palabras de Dios a la reunión para compartirlas y debatirlas entre todos. Esta es la única manera de lograr resultados. En cuanto a los falsos líderes y anticristos, estos jamás realizan consultas democráticas, sin importar cuál sea la situación. Nunca hacen que los demás debatan o conversen. Se aferran a sus intenciones y metas, pues temen que las consultas democráticas las desnuden e invaliden. Por consiguiente, actúan de forma autoritaria, queriendo siempre ser la persona al mando. Aunque sean democráticos en las charlas respecto de ciertas cuestiones menores, solo se trata de un esfuerzo por ganarse el favor de los demás y hacer que los vean de manera positiva; lo hacen exclusivamente para consolidar su propio estatus. Si encontráis personas con tales intenciones, debéis guardaros de ellas y observarlas y, cuando sea necesario, debéis ponerlas en evidencia y restringirlas. Un líder u obrero correcto es aquel que primero busca la verdad por sí mismo y luego guía a los demás para compartir sobre las palabras de Dios y buscar la verdad. Durante la charla, es posible que no todos tengan total claridad interior y puede haber cierta imprecisión, pero en la medida que continúen compartiendo, tendrán el esclarecimiento del Espíritu Santo. Tal vez alguno de ellos mencione cierta luz o senda, y en tanto todos continúen compartiendo a la luz de esta iluminación y siguiendo esta senda, surgirá la claridad en su interior, lo que les permitirá determinar la senda de práctica adecuada. Mientras todos sigan compartiendo juntos, hablarán cada vez con mayor claridad. Siempre y cuando haya al menos una persona esclarecida e iluminada por la obra del Espíritu Santo, será como si todos se hubieran esclarecido e iluminado. Todos los líderes y obreros deben aprender a buscar la verdad de esta manera. Practicar así brinda la oportunidad de que obre el Espíritu Santo. Si siempre haces caso a las opiniones de todos y no intentas saber cómo obra el Espíritu Santo, eso es una anomalía. Seguir siempre las opiniones de los demás y quedarse con lo que ellos consideran bueno, ¿qué clase de enfoque es ese? Es un enfoque en el cual uno intenta congraciarse, no soporta ninguna carga ni tiene en cuenta la obra de la casa de Dios. Si bien en apariencia has realizado tu labor, has permitido que la gente hable y exprese sus opiniones, has sido democrático y evitado el autoritarismo o las acciones unilaterales, tu propósito fue congraciarte, hacer que las personas te tengan en alta estima, te den su visto bueno, digan que no eres autoritario, afirmen que eres razonable y que estás capacitado para realizar el trabajo. Cuando esto sucede, te sientes satisfecho. ¿Es correcto eso? ¿Pueden ser correctos los resultados si tu propósito no lo es? No, de ninguna manera. Te has ganado el favor de todos y los has complacido. Todo el mundo dice que eres un buen líder, no un falso líder ni un anticristo, y que eres capaz para el trabajo; todos te apoyan, pero ¿quién se beneficia al final? Tú. ¿Es este un buen resultado? No. En primer lugar, no diste testimonio para Dios y, en segundo lugar, no defendiste la obra de la casa de Dios. El desenlace final es que has protegido tus propios intereses y los de los demás, y has protegido tu propio estatus, pero nadie salvaguardó los intereses de la casa de Dios y la iglesia. Existe gran armonía entre todos vosotros, pero la obra crucial de la casa de Dios se ha dejado de lado. Nadie presta atención ni considera la manera en que la obra de la casa de Dios debería guardar conformidad con los principios y los requisitos de Dios. ¿Acaso esto no es una traición a los intereses de Su casa? Has traicionado la verdad, los requisitos de Dios y la obra y los intereses de la casa de Dios a fin de poder congraciarte con los demás. Al final, te beneficias tú y todos los demás. Son personas despreciables y viles, y son una banda de traidores. Esta es la senda que toman los anticristos. Al traicionar los intereses de la casa de Dios para complacer a todo el mundo y mantener tu propio estatus, consigues que todos te defiendan y te apoyen, de modo que siempre te elegirán como su líder. Has consolidado tu estatus, pero ¿se han concretado en la iglesia la voluntad de Dios y la verdad? (No). Tú las has obstaculizado. La voluntad de Dios no se ha concretado en la iglesia que controlas. Las palabras de Dios no se han llevado a cabo entre los hermanos y hermanas ni han penetrado en el corazón del pueblo escogido de Dios para convertirse en su vida. ¿Quién es el principal culpable de esto? Tú. Te has convertido en un escollo y un obstáculo para que la voluntad de Dios se lleve a cabo en la iglesia; ¿cómo no va a estar Dios enfadado contigo? ¿No se te debería reemplazar? ¿En qué te has convertido si es hora de reemplazarte pero nadie está de acuerdo? Te has convertido en un anticristo. A todos aquellos que te idolatran y te siguen los has llevado por la senda equivocada, han perdido la oportunidad de salvarse y se han convertido en tus corderos sacrificiales. La iglesia que controlas se ha transformado en un reino del anticristo. Estas son las consecuencias. ¿Por qué nadie está de acuerdo con que se te reemplace? Los has comprado a todos y ellos ahora te consideran Dios. Has tomado el lugar de Dios en su corazón y lo ocupas por completo. Ya no llevan a Dios ni a la verdad en su interior; tú los mantienes cautivos y los controlas. Esto no se diferencia de la manera en que Satanás controla y corrompe a la gente. Dios ha puesto a estas personas en tus manos, pero tú las robaste y te apoderaste de ellas. ¿No es eso lo que hace un anticristo? Desde luego que sí. ¿Qué papel desempeña un anticristo en la iglesia? Es totalmente evidente y fácil de ver. Un anticristo es un agente de Satanás que hace todo lo que este quiere y consigue el objetivo satánico de engañar y controlar a las personas. De esta manera, se convierte en cómplice de Satanás y corresponde que Dios lo maldiga y castigue.

En este momento, todos aquellos que sirven como líderes y obreros temen tomar la senda de un anticristo. Así pues, ¿qué puedes hacer para evitar ese resultado? En primer lugar, debes entender que los deberes que cumples y el trabajo que realizas son comisiones de Dios, y debes hacer tu trabajo de acuerdo con Sus requisitos. De ese modo, tendrás un objetivo y un rumbo en mente, y serás capaz de buscar la verdad y una senda en las palabras de Dios. Entonces debes guiar a todos para compartir acerca de los pasajes relevantes de las palabras de Dios y permitirles hablar sobre la verdad conforme a Sus palabras, para obtener más luz en las palabras de Dios, comprender Su voluntad y la verdad y, luego, practicar según los principios-verdad. Esto es tomar la senda correcta. En esencia, la labor de la iglesia consiste en guiar al pueblo escogido de Dios para que entienda y entre en todas las verdades que Él expresa. Esa es la obra más fundamental de la iglesia. Por lo tanto, más allá del problema que se intente resolver, en ninguna reunión puede faltar la lectura de los pasajes relevantes de las palabras de Dios ni la enseñanza de la verdad. Al final, si puedes hablar de la verdad y de los principios de práctica hasta que queden claros, todo el mundo entenderá la verdad y sabrá practicarla. Sin importar qué aspecto de la verdad comas y bebas durante una reunión, debes compartir del modo indicado anteriormente y buscar la verdad en función de los problemas que enfrentes. Aquellos que comprenden la verdad deben guiar la charla, y quienes hayan sido esclarecidos podrán continuarla. De esa manera, cuanto más compartan, más obrará en ellos el Espíritu Santo, y cuanto más compartan la verdad, más claridad lograrán. Cuando todos comprendan la verdad, alcanzarán la liberación y libertad plenas y tendrán una senda que seguir. Ese es el mejor resultado que se puede obtener con una reunión. Si todos se comunican, mediante ese tipo de charla, sobre la realidad-verdad hasta que esta resulta clara, ¿acaso no entenderán la verdad? (Sí). Una vez que la gente entienda la verdad, sabrá experimentarla y practicarla con naturalidad. Cuando puedan practicar la verdad de manera acertada, ¿no la habrán obtenido? (Sí). Cuando una persona haya obtenido la verdad, ¿no habrá ganado a Dios? Si alguien ha ganado a Dios, ¿no habrá alcanzado Su salvación? (Sí). Si eres capaz de lograr ese resultado en tu labor como líder u obrero, habrás hecho tu trabajo de forma adecuada, habrás cumplido con tu deber conforme al nivel requerido y recibirás la aprobación de Dios. Cuando todos los escogidos de Dios entiendan la verdad, ¿continuarán idolatrándote, admirándote y siguiéndote? (No). La gente solo te elogiará, te respetará, estará dispuesta a relacionarse e interactuar contigo y a escuchar lo que compartes para poder beneficiarse de ello. Aquellos que comprenden la verdad realmente pueden ser la luz y la sal. Eso es lo que significa llevar a cabo el deber de uno como ser creado y ser un ser creado adecuado. Una vez que la gente ha comprendido la verdad y ha alcanzado una relación más cercana con Dios, puede lograr ser compatible con Él, dejar de rebelarse contra Dios, de malinterpretarlo o de resistirse a Él, y podrá enaltecerlo y dar testimonio para Dios sean cuales sean los problemas a los que se enfrente. Como líder u obrero, si practicas conforme a principios como estos, sin darte cuenta, habrás llevado a la gente ante Dios. Las personas que dirijas asimismo serán capaces de practicar la verdad, entrar en la realidad, enaltecer a Dios y dar testimonio para Él. Así, ellas también serán capaces de que Dios las apruebe y las gane. Por lo tanto, cuando un líder recorre la senda de la búsqueda de la verdad, dicho recorrido coincide plenamente con la voluntad de Dios. Siempre y cuando lo que la gente haga se ajuste a los principios-verdad, los resultados de sus acciones no dejarán de mejorar, sin que exista ni un solo efecto adverso, y esas personas contarán con la bendición y la protección de Dios en todos los asuntos. Aun cuando dichas personas a veces ocasionen ciertas desviaciones, Dios las esclarecerá y las guiará, y encontrarán la rectificación en las palabras de Dios. Cuando la gente tome la senda correcta, contará con la bendición y la protección de Dios.

¿Cuál es el propósito de que la casa de Dios lleve a cabo elecciones y consultas democráticas? ¿Por qué se debe practicar la democracia? (Para evitar que la gente sea su propia ley). Así es, se trata de evitar ese problema. Sin embargo, el objetivo final de realizar consultas democráticas es utilizar la verdad para resolver los problemas, evitar que se produzcan desviaciones y actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. Es entender la verdad y tomar el camino correcto. Es encontrar la senda que sigue la voluntad de Dios, someterse a Su obra y guiar al pueblo escogido de Dios hacia la realidad-verdad para que se haga Su voluntad. Asimismo, es guardarse de la confusión y la perturbación que causan los falsos líderes y anticristos, evitar que surja el caos en la iglesia y proteger las vidas del pueblo escogido de Dios para que no se vean perjudicadas. La celebración de consultas democráticas puede lograr tales resultados. Si en la iglesia no se comparte sobre la verdad ni se realizan consultas democráticas, es muy fácil que se desate el caos y que los demonios y satanases se aprovechen de un resquicio que permita que el poder esté en manos de falsos líderes y anticristos. Dado que todas las personas tienen un carácter corrupto, los líderes y obreros son los más proclives a actuar de manera autoritaria, a permitirse ser los únicos que pueden hablar y a tomar todas las decisiones por sí mismos. La casa de Dios lleva a cabo elecciones democráticas únicamente para evitar que los líderes y obreros sean su propia ley, así como para impedir que los falsos líderes y anticristos detenten el poder en la iglesia, que sean los únicos que puedan hablar y que hagan que la iglesia quede bajo el control de sus familias. El único propósito es restringir todo planteamiento autoritario y anticrístico. Sin embargo, eso no implica que la casa de Dios conceda a los hermanos y hermanas la última palabra al practicar la democracia, y desde luego no significa que todo deba decidirse mediante consulta con ellos. La casa de Dios ejerce la democracia y también la centralización. Es sumamente necesario que funcione así. ¿Existe garantía de que las conclusiones alcanzadas solo por practicar la democracia sean conformes a la verdad? No necesariamente. Es por eso que debe haber centralización. ¿Qué significa la centralización? Significa reunir las opiniones de todo el mundo a fin de brindar una conclusión precisa que se ajuste por completo a la verdad y guarde conformidad con la voluntad de Dios. Cuando las consultas democráticas no sirven para lograr mejores resultados, lo que se necesita para conseguirlos es la centralización. La centralización se practica de la siguiente manera: si, tras hablar de una cuestión, el grupo decisorio no logra alcanzar el consenso ni tomar la decisión correcta, debe informar de ello a lo Alto para que decida. Dado que lo Alto comprende la verdad y posee los principios, las resoluciones que adopta son acertadas y conformes a la voluntad de Dios. Si los líderes de la iglesia o el grupo a cargo de las decisiones no son capaces de compartir la verdad con claridad o de encontrar los principios y la senda, si no saben cómo tomar una decisión y, en tales circunstancias, no informan de ello a lo Alto o no le piden que resuelva la cuestión, sino que actúan según su parecer, entonces esa iglesia y ese grupo decisorio están controlados por falsos líderes y anticristos. Si el pueblo escogido de Dios consigue resultados hablando sobre la verdad, y las conclusiones a las que llega son correctas, lo Alto procederá a dar su aprobación. Si todavía existen desviaciones en sus conclusiones y estas no se ajustan por completo a los principios-verdad, lo Alto las corregirá. De esa manera, podrán evitarse eficazmente los errores que en ocasiones surgen en las consultas democráticas. Gracias a esta centralización es posible garantizar que las consultas democráticas funcionen con normalidad, no se vean perturbadas y, a la vez, que no existan desviaciones en el cumplimiento de los deberes por parte de los líderes y obreros. Si bien la casa de Dios practica la democracia, cuenta con principios para regirla. Esos principios son que la democracia debe ejercerse de acuerdo con la verdad de las palabras de Dios y que uno debe someterse a Dios y a todo lo que Él diga en todos los asuntos. Es necesario lograr estos resultados a fin de atenerse a los principios democráticos de la casa de Dios. Los resultados finales de la práctica democrática por parte de la iglesia deben ajustarse a la verdad. De no ser así, deben invalidarse. Algunos creen que practicar la democracia implica que el pueblo escogido de Dios tiene la última palabra en todos los asuntos y que todo lo que digan los hermanos y hermanas debe respetarse y tenerse en cuenta. ¿Es eso correcto? ¿Los hermanos y hermanas tienen la verdad? (No). Si se les permitiera tener la última palabra en todos los asuntos, ¿en qué se diferenciaría eso de permitir que los falsos líderes y anticristos la tengan? En ambos casos, carecen de la verdad y son personas corruptas. Si tuvieran la última palabra, ¿acaso Satanás no detentaría el poder? Por consiguiente, practicar la democracia no significa que cualquier cosa que digan los hermanos y hermanas sea la verdad, sea correcta y deba respetarse. No es así. La democracia se practica principalmente para permitir que toda persona tenga la oportunidad de expresarse, hablar, compartir y sea capaz de cumplir con sus responsabilidades, obligaciones y deberes. No obstante, la facultad de tomar una decisión recae en las manos del grupo decisorio. Las decisiones las toman aquellos que entienden la verdad, y todos los asuntos importantes los decide lo Alto. Así, es posible garantizar que las decisiones que toma la iglesia en general sean correctas, o que la mayoría de ellas lo sean, y que las desviaciones sean cada vez menores. Eso es lo que implica adoptar elecciones y consultas democráticas. Dichos mecanismos se practican únicamente a fin de lograr el efecto de atenerse a la verdad en todos los asuntos, para llegar a un punto en que se siga la voluntad de Dios, se cometan pocos errores o ninguno, y para garantizar que se haga la voluntad de Dios sin que medien obstáculos. Si no se practican elecciones y consultas democráticas, con seguridad habrá numerosas personas malvadas que se aprovecharán de resquicios, así como falsos líderes y anticristos que actuarán de manera dictatorial. Esto no solo afecta a la difusión del evangelio, sino también a la vida de la iglesia y a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Desde que la casa de Dios comenzó a practicar elecciones democráticas, ha habido algunos falsos líderes y obreros a los que se ha puesto en evidencia y descartado, y personas malvadas que no han encontrado oportunidades de las cuales aprovecharse. También ha habido algunos de aquellos que persiguen la verdad y que gozan de la aprobación del pueblo escogido de Dios a los que se ha elegido como líderes y obreros. Se les ha dado la oportunidad de formarse y ser hechos perfectos. Estos son resultados claros de la celebración de elecciones democráticas y están a la vista de todos. La totalidad del pueblo escogido de Dios debe entender que el hecho de que la iglesia practique la democracia es beneficioso y favorable para la casa de Dios, la iglesia y las personas. Dado que cada una de las personas de la iglesia es miembro de la casa de Dios y ninguna de ellas es ajena a esta, toda persona tiene derecho a expresarse, hablar, votar y decidir en los asuntos relativos a la obra de la iglesia y demás cuestiones. Es el derecho de todos. Sin embargo, tener este derecho no equivale a que poseas la verdad ni a que se te permita actuar de forma imprudente. Si abusas de este derecho, ¿no debería la casa de Dios ponerte límites? (Sí). Este derecho se te otorgó para que practiques la verdad y abordes los asuntos de acuerdo con los principios-verdad. Fue para que defendieras los intereses de la iglesia y de la casa de Dios, no para que pudieras tener la última palabra y actuar con imprudencia. La iglesia puede tener en cuenta y adoptar aquellas cosas que según tú son correctas. Si dices algo incorrecto y se te desautoriza, no debes insistir. Debes aceptarlo y ser sumiso. Practicar de este modo es beneficioso para la obra de la casa de Dios.

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