La sumisión a Dios es una lección fundamental para alcanzar la verdad (Parte 1)

Si deseas someterte a Dios en tu fe, es de extrema importancia conocerte a ti mismo. De lo contrario, serás incapaz de despojarte de tu carácter corrupto. La entrada en la vida comienza por el autoconocimiento. Si revelas corrupción o haces cosas que sean detestables para Dios o que le aflijan, si te comportas de manera estúpida, debes reflexionar sobre ti mismo después. ¿Cómo puede ayudarte la reflexión a despojarte de la corrupción? Los que practican la verdad consideran: “Estas cosas que ocurrieron me pusieron realmente en evidencia. Tengo un carácter corrupto y debo aceptar el juicio y castigo de las palabras de Dios para desecharlo. Es maravilloso que Dios haya revelado mi carácter corrupto mediante esta situación. No importa lo que piensen otras personas de mí o cómo me traten. Debo buscar la verdad, entender las intenciones de Dios, y saber qué hacer para practicar la verdad”. Esta es la actitud correcta, y es una actitud de practicar la verdad y someterse a Dios. La fe en Dios requiere aceptar la verdad, esa es la actitud correcta. Aquellos que no aceptan la verdad buscan excusas y razones cuando surgen problemas, y le pasan la responsabilidad a otro. Siempre se quejan de que los demás no los tratan bien, no los tienen en su pensamiento o no se preocupan por ellos. Hallan todo tipo de justificaciones. ¿Qué sentido tiene buscar todas estas razones? ¿Pueden reemplazar tu práctica de la verdad? ¿Pueden sustituir tu sumisión a Dios? No, no pueden. O sea, no importa qué tipo de razonamiento uses, aunque tengas quejas más grandes que una casa, si no aceptas la verdad, estás perdido. Dios quiere ver cuál es tu actitud, especialmente en lo que se refiere a poner en práctica la verdad. ¿Sirven de algo tus quejas? ¿Pueden tus quejas resolver el problema de un carácter corrupto? Si te quejaras y te sintieras justificado, ¿qué diría eso de ti? ¿Habrías obtenido la verdad? ¿Te aprobaría Dios? Si Dios dice: “No eres alguien que practica la verdad, así que quítate de en medio. Te detesto”, ¿acaso no estás acabado? Si Dios dijera “te detesto”, te pondría en evidencia y determinaría quién eres. ¿Por qué Dios tomaría una determinación sobre ti? Porque no aceptas la verdad; no aceptas las instrumentaciones de Dios ni Su soberanía. Siempre estás buscando razones externas, siempre echándole la culpa a los demás. Dios te ve falto de sentido y de amor a la verdad; como alguien irrazonable, obstinado e indomable. Es preciso apartarte e ignorarte para que puedas reflexionar. El objetivo de que escuches sermones y charlas sobre la verdad es que puedas entenderla, resolver tus problemas y desechar tu corrupción. ¿Es la verdad algo sobre lo que puedes parlotear? ¿Es algo de lo que hablar de boquilla y ya está? ¿Acaso la comprensión de la verdad debe servir de ancla espiritual para compensar el vacío de tu alma? No, no es para que la utilices con ese fin. La verdad está ahí para que puedas resolver tus actitudes corruptas. Es para darte una senda, para que cuando te topes con problemas puedas vivir según estas verdades y tomar la senda adecuada en la vida. Una vez que hayas comprendido la verdad, ya no actuarás basándote en tu naturaleza, en tu corrupción o en aquellas cosas que vienen de tu educación satánica. Ya no vivirás según la lógica satánica o las filosofías para los asuntos mundanos. En vez de eso, vivirás por la verdad, actuarás por la verdad. Solo esto puede satisfacer las intenciones de Dios. Algunas personas dicen: “Soy creyente desde hace poco tiempo. No tengo mucha experiencia. No entiendo la verdad, y mi estatura es pequeña. Por tanto, no puedo practicar la verdad”. En realidad, estas son solo excusas circunstanciales. Aunque tu estatura sea pequeña, hay verdades que no están fuera de tu alcance. Debes practicar todo lo que entiendas; debes poner en práctica todo lo que seas capaz de hacer. Si ni siquiera practicas las verdades que entiendes, hay un problema. No importa cuánto tiempo hayas sido creyente, con tal de que hayas estado escuchando sermones durante algunos años, entenderás algo de la verdad. Si conoces muchas verdades, pero no pones ninguna en práctica, eso te condenará. Si sabes qué es una actitud de someterse a la verdad, qué es someterse a ella y cómo hacerlo, cómo someterse a las instrumentaciones de Dios y qué actitud han de tener las personas, tienes que ponerlo todo en práctica. Pase lo que pase, debes aprender a practicar la verdad y comportarte con principios. Si no practicas la verdad, esta no tendrá sentido para ti; no será más que doctrina, una consigna en tu boca. No tendrás realidad hasta que seas capaz de poner en práctica la verdad; solo entonces la verdad podrá convertirse en tu vida. Cuando suceden cosas y te guías por tus preferencias, pensando que esta persona está equivocada, que esta otra está errada, considerándote siempre con la razón y discrepando de los demás digan lo que digan, ¿es posible que estés libre de culpa y corrupción? Eso se llama ser arrogante y sentencioso, y se trata de un carácter corrupto más grave.

¿Cómo se puede resolver un carácter corrupto? El primer paso es comprobar si puedes someterte a las instrumentaciones y arreglos de Dios; si puedes someterte a las varias situaciones que Dios dispone para ti. En los momentos de paz, no tienes nociones hacia Dios y no revelas un obvio carácter corrupto. Entonces te parece que no eres tan malo y que eres capaz de someterte a Dios. Sin embargo, cuando ocurre algo, tu corazón se agita y tienes tus propios pensamientos e ideas. En especial cuando eres capaz de sufrir y pagar un precio en tu deber, te parece que eres alguien que ama a Dios, así que cuando se te poda de manera inesperada y alguien te dice que eres obstinado y no tienes principios en tu deber, ¿serás capaz de aceptarlo? (No es fácil de aceptar). ¿Qué haces si no es fácil de aceptar? ¿Cómo puedes lograr aceptación y sumisión? Aquí hay unos cuantos principios de práctica. Primero debes reflexionar sobre ti mismo y dejar ir tus propios pensamientos y razonamientos para buscar la verdad. Debes entender que tus propios pensamientos y razonamientos no se corresponden necesariamente con la verdad. Si posees la razón, debes primero escuchar lo que tienen que decir los demás y luego pensarlo con detenimiento. Si lo que dicen se ajusta a la verdad, debes aceptarlo; eso es lo que debe hacer una persona razonable. Si siempre crees que tu propio pensamiento es correcto y te aferras a tu propia perspectiva sin aceptar lo que dicen los demás, sin importar cuánta razón tengan o cuánto se ajuste a la verdad lo que dicen, entonces estás siendo rebelde e irrazonable. La razón de un ser creado es someterse a la verdad, someterse a las palabras de Dios y a Sus instrumentaciones y arreglos, someterse a todo lo que viene de Él, y someterse a la organización de trabajo de la casa de Dios. En el cumplimiento de tu deber, debes buscar lo que Dios requiere y lo que ha dispuesto Su casa. Una vez que conozcas esas cosas, podrás actuar como Dios requiere. Estos son los principios de práctica. En primer lugar, debes someterte. Esto es lo que debe hacer un ser creado. A menudo, cuando las personas son incapaces de someterse, es porque tienen sus propios razonamientos, excusas y pretextos. Es muy poco probable que se sometan teniendo tales razonamientos. ¿Qué se puede hacer en ese caso? Primero, abandona tus propios razonamientos y excusas y actúa de acuerdo con los requerimientos de la casa de Dios. Una vez que hayas practicado eso por un tiempo, te darás cuenta de que cuando desempeñas tu deber de acuerdo con los principios-verdad, te vuelves cada vez más efectivo en tu deber. En tu alma tienes la certeza de que estás sometiéndote a Dios, y tu sumisión se vuelve cada vez más pura. Sin embargo, si siempre te aferras a tus propias nociones y figuraciones, si eres incapaz de someterte a las instrumentaciones y arreglos de Dios, si siempre te opones a Dios y vas en contra de Él, entonces eso es rebelión. Es un carácter corrupto. E incluso si no cometes ninguna maldad obvia, todavía no te habrás sometido en lo más mínimo y carecerás de cualquier atisbo de realidad-verdad.

Las lecciones de sumisión son las más difíciles, pero al mismo tiempo las más fáciles. ¿De qué manera son difíciles? (La gente tiene sus propias ideas). Que la gente tenga ideas no es el problema, ¿qué persona no tiene ideas? Todo el mundo tiene corazón y cerebro, tienen sus propias ideas. Ese no es el problema. Entonces, ¿cuál es? El problema es el carácter corrupto del hombre. Si no tuvieras un carácter corrupto, podrías someterte sin importar cuántas ideas tuvieras; no supondrían un problema. Si alguien razona así y dice: “Debo someterme a Dios en todas las cosas. No daré excusas o insistiré en mis propias ideas, no llegaré a mi propia conclusión en este asunto”, ¿acaso no le resultará fácil someterse? Si una persona no alcanza sus propias conclusiones, es una señal de que no es sentenciosa; si no insiste en sus propias ideas, es una señal de que tiene razón. Si además puede someterse, entonces ha logrado la práctica de la verdad. No alcanzar tus propios dictámenes y no insistir en tus propias ideas son condiciones previas para poder someterse. Si posees estas dos cualidades, te será fácil someterte y lograr la práctica de la verdad. Por tanto, antes de someterte, has de dotarte de ellas y averiguar cómo actuar y qué hacer para tener una actitud de práctica de la verdad. En realidad, no es tan difícil, pero tampoco es tan sencillo. ¿Por qué es difícil? Es difícil porque el ser humano tiene un carácter corrupto. No importa qué mentalidad o estado tengas al practicar la sumisión, si te impide practicar la verdad, entonces esa mentalidad o estado proviene de un carácter corrupto. Así de simple es el asunto. Si resuelves las actitudes corruptas de sentenciosidad, arrogancia, rebeldía, absurdez, prejuicio e intransigencia, te será fácil someterte. Entonces, ¿cómo deben resolverse estas corrupciones? Debes orar cuando no estés dispuesto a someterte, debes reflexionar sobre ti mismo y preguntarte: “¿Por qué soy incapaz de someterme a Dios? ¿Por qué siempre insisto en hacer las cosas a mi manera? ¿Por qué no puedo buscar la verdad y ponerla en práctica? ¿Cuál es la raíz de este problema? Debería estar practicando la obediencia a Dios y la verdad, y no ejecutando mi propia voluntad o mis propios deseos. Debería ser capaz de someterme a las palabras de Dios y someterme a Sus instrumentaciones y disposiciones. Solo eso se ajusta a las intenciones de Dios”. Conseguir este tipo de resultado requiere orar a Dios y buscar la verdad. Cuando hayas comprendido la verdad, podrás ponerla en práctica más fácilmente; entonces, podrás rebelarte contra la carne y desprenderte de sus preocupaciones. Si entiendes la verdad dentro de tu corazón, pero no puedes desprenderte de los beneficios de la carne, el estatus, la vanidad y la imagen, entonces tendrás dificultades para poner la verdad en práctica. Esto se debe a que en el fondo pones los beneficios de la carne, la vanidad y la imagen por encima de todo. Esto significa que no amas la verdad, en cambio, amas el estatus y la reputación. ¿Cómo se debe resolver este problema? Debes orar, buscar la verdad, y ver plenamente la esencia de cosas como el estatus y la reputación. Debes preocuparte menos por estas cosas, y es necesario que veas que practicar la verdad es importante, y que lo valores por encima de todo lo demás. Cuando hagas todo esto, tendrás la voluntad de practicar la verdad. A veces las personas no pueden hacerlo. Necesitan ser podadas y recibir el juicio y el castigo de Dios, para que la esencia del problema quede completamente clara y sea más fácil practicar la verdad. De hecho, el mayor obstáculo para practicar la verdad surge cuando la propia voluntad es demasiado grande y se antepone a todo lo demás, es decir, cuando antepones el propio interés, la propia reputación y el estatus al resto de las cosas. Por eso tales personas siempre se muestran obstinadas cuando surgen asuntos y hacen cualquier cosa que les beneficie personalmente, sin ninguna consideración de los principios-verdad. Siempre se aferran a sus propias ideas. ¿Qué significa aferrarse a las propias ideas? Significa determinar: “Si quieres esto, yo quiero aquello. Si quieres lo tuyo, insistiré en lo mío”. ¿Es esto una muestra de sumisión? (No). Esto no es buscar la verdad en absoluto, sino insistir en tu propia manera de proceder. Es un carácter arrogante y una muestra de irracionalidad. Si, un día, eres capaz de darte cuenta de que tus preferencias y determinaciones son contrarias a la verdad; si eres capaz de negarte a ti mismo, de ver con claridad en tu interior y de renunciar a creer en ti, y si, después de todo eso, dejas poco a poco de hacer las cosas a tu manera o de definirlas ciegamente y eres capaz de buscar la verdad, de orar a Dios y de apoyarte en Él, esa será la práctica correcta. Antes de confirmar qué tipo de práctica se ajusta a la verdad, debes buscar. Eso es lo absolutamente correcto, es lo que debe hacerse. Esperar a ser podado para buscar es un poco pasivo y es probable que retrase las cosas. Aprender a buscar la verdad es fundamental. ¿Cuáles son los beneficios de buscar la verdad? En primer lugar, se evita seguir la propia voluntad y actuar con precipitación; en segundo lugar, se eluden revelaciones de corrupción y malas consecuencias; en tercer lugar, se aprende a esperar y a ser paciente, y a evitar que se produzcan errores, ya que las cosas se perciben con claridad y precisión. Todo esto se consigue buscando la verdad. Cuando aprendas a buscar la verdad en todas las cosas, descubrirás que nada es sencillo, que si no estás atento y no te esfuerzas, harás las cosas mal. Después de formarte así durante un tiempo, estarás más maduro y curtido cuando te ocurran cosas. Tu actitud será más flexible y moderada, y en lugar de ser impulsivo, atrevido y competitivo, serás capaz de buscar la verdad, practicarla y someterte a Dios. Entonces, se resolverá el problema de tus revelaciones de carácter corrupto. Te resultará fácil someterte, pues en realidad no es tan difícil. Al principio puede serlo, pero eres capaz de ser paciente, esperar y seguir buscando la verdad hasta que resuelvas ese problema. Si siempre quieres tomar tus propias decisiones cuando te suceden cosas, y siempre ofreces justificaciones e insistes en tus propias ideas, todo será bastante problemático. Esto se debe a que las cosas sobre las que insistes no son positivas y se encuadran en tu carácter corrupto. Son revelaciones de un carácter corrupto y, en tales circunstancias, aunque desees buscar la verdad serás incapaz de practicarla, y aunque desees orarle a Dios, solo actuarás por inercia. Si alguien hablara contigo sobre la verdad y pusiera al descubierto lo adulterado de tus intenciones, ¿cómo harías una elección? ¿Podrías someterte fácilmente a la verdad? Para ti sería muy agotador someterte en ese momento, y serías incapaz de hacerlo. Te rebelarías e intentarías ofrecer justificaciones. Dirías: “Mis decisiones son por el bien de la casa de Dios. No son erróneas. ¿Por qué me sigues pidiendo que me someta?”. ¿Ves cómo serías incapaz de someterte? Y aparte de eso, también te resistirías; ¡es una transgresión deliberada! ¿No es esto extremadamente problemático? Cuando alguien habla contigo sobre la verdad, si eres incapaz de aceptarla e incluso transgredes a sabiendas, te rebelas contra Dios y te resistes a Él, entonces tienes un problema serio. Corres el riesgo de que Dios te revele y te descarte.

La lección de someterse a Dios es realmente profunda. Parece muy difícil cuando empiezas a entrar en ella, pero tras experimentarla durante un tiempo, no lo parece tanto. Practicar la sumisión requiere adherirse a los principios, y si fracasas bastantes veces sin buscar los principios, eso significa que no has aprendido la lección y la sumisión sigue siendo para ti una lección muy difícil de aprender. ¿Por qué es difícil? Porque existen muchas dificultades en los humanos corruptos. Las personas tienen nociones, figuraciones, además de varias actitudes corruptas. Si, además de todo eso, tienen algo de conocimiento y capital; si tienen un título universitario y están altamente cualificados; si tienen dinero y estatus en la sociedad y muestran superioridad en toda clase de aspectos, entonces hay un problema. Tales personas es poco probable que acepten la verdad. Poseer demasiado conocimiento resultará problemático, ya que esa gente trata el conocimiento como si fuera la verdad misma, de tal modo que comprender y aceptar la verdad se vuelve demasiado gravoso. Si no entiendes la verdad y no tienes humanidad ni razón, entonces eres como un erizo. Los erizos son animales temibles a los que nadie puede trastornar o molestar. Las personas corruptas son así, no aceptan en absoluto la verdad y no se someten a Dios en nada. Sus corazones están llenos de maldad y viven por entero según su carácter corrupto. En consecuencia, cualquier problema con el que se encuentran les presenta muchos desafíos y crecen llenos de nociones y figuraciones, y son arrogantes y sentenciosos. Cuando se les poda, o cuando se encuentran una barrera en algo que hacen, ponen excusas, malinterpretan las cosas, se vuelven negativos y se quejan. Se ven afectados y desorientados por cuentos y argumentos absurdos. Todo esto son dificultades. Si la gente es capaz de resolverlas, podrá aceptar la verdad y ponerla en práctica, y la sumisión a Dios será fácil. Por eso, para lograr la sumisión a Dios, primero hay que aceptar la verdad y ponerla en práctica, y hay que someterse a las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Ese es el primer obstáculo. Entonces, ¿de qué se componen las instrumentaciones y los arreglos de Dios? Son las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios suscita a tu alrededor. A veces estas personas, acontecimientos y cosas te podarán, otras te tentarán, te probarán, te perturbarán o te volverán negativo, pero mientras puedas buscar la verdad para resolver los problemas, podrás aprender algo, ganar estatura y tener la fuerza para resistir. Someterse a las instrumentaciones y disposiciones de Dios es la lección más fundamental de la sumisión a Dios. Las instrumentaciones y disposiciones de Dios incluyen a las personas, los acontecimientos, las cosas y las diversas situaciones que Dios suscita a tu alrededor. Entonces, ¿cómo deberías reaccionar cuando te enfrentas a estas situaciones? Lo más fundamental es aceptar de parte de Dios. ¿Qué significa “aceptar de parte de Dios”? ¿Quejarse y resistirse es aceptar de parte de Dios? ¿Es buscar motivos y poner excusas aceptar de parte de Dios? No. Entonces, ¿cómo debes practicar el aceptar de parte de Dios? Cuando te suceda algo, primero cálmate, busca la verdad y practica la sumisión. No vengas con excusas o explicaciones. No trates de analizar o especular sobre quién tiene razón y quién está equivocado ni analices de quién es el error más grave y de quién el menos grave. ¿Acaso analizar siempre estas cosas es una actitud de aceptar de parte de Dios? ¿Es una actitud de sumisión a Dios? No es una actitud de sumisión a Dios ni de aceptar de parte de Dios, ni de aceptar Su soberanía y disposiciones. Aceptar de parte de Dios forma parte de los principios para practicar la sumisión a Dios. Si tienes la certeza de que todo lo que te acaece a ti entra en la soberanía de Dios, que tales cosas suceden a causa de Sus disposiciones y Su buena voluntad, entonces puedes aceptarlas de parte de Dios. Comienza por no analizar lo correcto y lo incorrecto, no ponerte excusas ni criticar a los demás ni buscarle tres pies al gato, sin examinar las causas objetivas de lo que ha ocurrido, y sin usar tu mente humana para analizar y examinar tales cosas. Estos son los detalles de lo que debes hacer para aceptar de parte de Dios. Y la manera de practicar esto es empezando por la sumisión. Incluso si tienes nociones o si las cosas no te resultan claras, sométete. No empieces con excusas o rebeldía. Y, tras someterte, busca la verdad; ora a Dios y busca en Él. ¿Cómo debes orar? Di: “Oh, Dios, has instrumentado esta situación para mí por Tu buena voluntad”. ¿Qué significa que digas esto? Significa que ya tienes una actitud de aceptación en tu corazón y has reconocido que Dios instrumentó esta situación para ti. Di: “Oh, Dios, no sé cómo practicar en la situación que me he encontrado hoy. Te pido que me esclarezcas y me guíes, y que me hagas entender Tu intención, para que pueda actuar acorde a ella, y así no ser ni rebelde ni reticente y no confiar en mi propia voluntad. Estoy dispuesto a practicar la verdad y a actuar acorde a los principios”. Habiendo orado, sentirás el corazón en paz, y te desharás de tus excusas de manera natural. ¿No es este un cambio en tu mentalidad? Esto allana el terreno para buscar y practicar la verdad, y el único problema que permanece es cómo debes practicar la verdad cuando la has comprendido. Si tu rebeldía se revela otra vez cuando llegue el momento de practicar la verdad, debes orar a Dios de nuevo. Una vez que tu rebeldía se haya resuelto, te será fácil practicar la verdad de manera natural. Cuando surjan problemas, debes aprender a calmarte ante Dios y buscar la verdad. Si las cosas externas te trastornan constantemente, si tu estado es siempre errático, ¿cuál es la causa? Es que no entiendes la verdad, y porque tu carácter corrupto manda en ti; no puedes evitarlo. En momentos como este, tienes que reflexionar sobre ti mismo y encontrar el problema dentro de ti. Busca las palabras relevantes de Dios y mira lo que ponen al descubierto. Luego, escucha sermones y enseñanzas o himnos de las palabras de Dios. Mira tu propio estado a la luz de estas palabras. Así es como puedes observar qué problemas hay dentro de ti, y obtener claridad sobre ellos provocará que sean más fáciles de manejar. No prestes atención a cualesquiera asuntos ajenos que te causen problemas. Céntrate en tu introspección. No hagas montañas de granos de arena diciendo que Dios te está poniendo a prueba. Esto no tiene nada que ver con Dios. Los seres humanos corruptos carecen por completo de autoconocimiento y son muy hábiles para adornarse a sí mismos. No te vuelvas demasiado sensible. Si determinas que se trata de una prueba de Dios, tendrás que reflexionar aún más sobre tus propios problemas; si no limpias a fondo tu carácter corrupto, este se seguirá aprovechando de ti. Entonces, ¿cuál es la solución? Tienes que orar: “Dios, ¡soy tan obstinado y arrogante! Siempre estoy pensando en complacer a la carne. ¡Soy demasiado rebelde! Por favor, disciplíname”. Después de tu oración, te sentirás un poco preocupado. “¿Y si Dios me disciplina de verdad? No, tengo que orar y fijar mi determinación; no importa cómo me discipline Dios, aunque me haga enfermar o morir, seguiré sometiéndome a Él”. Una vez que termines esta oración, te volverás fuerte por dentro, y tu estado será diferente. ¿Cómo te sentirás? Pensarás: “Después de todos estos años como creyente, esta es la primera vez que experimento una prueba de Dios. Su mano se ha posado sobre mí y siento que Él está muy cerca. Dios me está guiando y organizando personalmente este tipo de prueba para formarme, para purificarme, permitiéndome aprender una lección y obtener la verdad de ella. Dios me ama mucho”. ¿No es esto el esclarecimiento y la iluminación de Dios? ¿Acaso en este momento no posees cierta estatura? (Sí). Se trata de una comprensión muy realista. Puede que te preguntes: “Ya que Dios me está poniendo a prueba, ¿qué actitud debo tener? ¿Qué debo hacer para satisfacer a Dios?”. Cuando pienses y busques así, no tardarás en lograr la sumisión. Dejarás de defender tu caso y pensarás para ti mismo: “Si no me someto, sino que siempre discuto, si siempre busco razones en otras personas o circunstancias objetivas, encontrando excusas y analizando lo correcto y lo incorrecto, entonces ni siquiera soy humano. Soy una bestia, ¡no estoy ni a la altura de los cerdos!”. Entonces, te sentirás culpable e inquieto. Pensarás: “Tengo que someterme a Dios de inmediato. Dios está a mi lado y así es como me guía. A menudo se ha dicho que así es la buena voluntad de Dios; hoy he podido comprobarlo. La intención de Dios es que aprenda una lección, que cambie, no que me estanque entre el bien y el mal. Este es el amor de Dios por mí, Su juicio y castigo, Su sustento y guía. Dios me ama mucho, y Su amor es verdadero”. Tu corazón se conmoverá. ¿Por qué se conmoverá? Porque ahora entiendes la intención de Dios; has experimentado personalmente el amor de Dios; tienes experiencia por haber buscado continuamente la verdad a lo largo de estos días. ¿Puede la gente rebelarse contra Dios mientras experimenta esto? Sí, todavía puede haber rebelión. Puesto que las personas tienen actitudes corruptas, y en ellas surgen constantemente todo tipo de pensamientos corruptos y absurdos, siempre están pensando: “Dios me está probando, así pues, ¿voy a morir? Si Dios de verdad me está disciplinando, ¿me va a poner gravemente enfermo? Tengo miedo”. ¿De dónde viene el miedo? Viene de no creer en la soberanía y las disposiciones de Dios, de no querer permitir Sus instrumentaciones y preocuparse: “¿Qué pasará si muero? No sé a qué atenerme”. La gente tiene muy poca fe en Dios. ¿Cuánta fe tiene la gente en momentos así? ¡Cero! Si uno desea escapar de las manos de Dios, su traición hacia Él es absoluta. Cuando las cosas llegan a este punto, la gente quiere escapar; no se resignan a lo que está sucediendo. ¿Qué se puede hacer entonces? No te puedes limitar a decir: “Puedo someterme; estoy algo conmovido. Puedo sentir la gracia de Dios y Él ha cuidado de mí. Con eso me basta y me sobra”. Pero eso no es suficiente. Tienes que seguir avanzando, tienes que seguir buscando. Piensa: “¿Cómo consiguió Job su fe? ¿Hasta qué punto fue capaz de someterse? ¿Por qué tengo tanto miedo? ¿De dónde viene? Es porque tengo muy poca fe en Dios. No creo que sea más feliz y esté más seguro en manos de Dios, que Él sea mi refugio. No creo en tales cosas. ¡Soy una persona tan falsa y perversa! He reconocido que se trata de Dios probándome, y una prueba no significa que me vaya a quitar la vida. Tampoco está jugando conmigo o poniéndome en evidencia de manera intencionada. Es solo una prueba, destinada a purificar mi carácter corrupto. Todavía no soy capaz de tener verdadera fe en Dios, de confiar plenamente en Él y ponerme en Sus manos. Soy muy perverso, y culpable de las cosas más horribles. No merezco esta consideración de Dios. No merezco el cuidado de Dios”. ¿Qué puedes hacer después de eso? Tienes que orar y buscar la verdad de Dios; podar tu rebeldía y tus motivos. Entiendes la verdad hasta este punto, pero todavía no tienes confianza en Dios ni te atreves a ponerte en Sus manos. ¿Qué es esto? Es traición. Debido a tu engaño, tu arrogancia, tu suspicacia y tu perversidad, careces de confianza en Dios. De ahí viene el miedo. ¿Cuál es el significado del miedo? Es la falta de fe en Dios. Es estar siempre preocupado: “Si me someto a la guía de Dios, ¿me entregará a Satanás y me dejará morir?”. ¿Qué clase de pensamiento es ese? ¿Acaso no es una tontería? ¿Por qué alguien pensaría eso de Dios? Sin la verdad, la gente no puede ver nada con claridad, sino que siempre malinterpreta a Dios y especula sobre Él. Para resolver este problema es necesario que alguien comprenda la verdad. Solo comprendiendo la verdad la gente puede hablar con la razón, como debería hacerlo un ser humano. A pesar del hecho de que has sentido el cuidado y la protección de Dios, de que has disfrutado de la sensación de paz y alegría que Dios te ha dado y de que te sientes muy seguro, todavía eres reacio a ponerte en manos de Dios. Sigues teniendo miedo. ¿No es esto rebelión? ¿Cuál es la adulteración en esta rebelión? ¿Qué la controla? El engaño y la arrogancia. ¿No es esto una verdadera naturaleza demoníaca? Si alguien tiene una naturaleza demoníaca, alberga un carácter satánico. ¿Cómo se puede resolver este problema? Para hacerlo es necesario que la gente busque la verdad. Si las personas no aman la verdad, si no buscan la verdad sin importar cuánta corrupción revelen, su carácter corrupto nunca podrá resolverse. Ese tipo de personas no alcanzarán la salvación con facilidad.

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