La sumisión a Dios es una lección fundamental para alcanzar la verdad (Parte 2)
Al buscar la verdad para solucionar un carácter corrupto, ¿qué clase de resultados se han de conseguir para que el problema se considere resuelto? Algunas personas son muy conscientes de que una determinada situación es una prueba de Dios, pero no están dispuestas a ponerse en Sus manos. Les parece que no se puede depender de Dios, que no se puede confiar en Él. No solo no se atreven a apoyarse en Dios, sino que temen esas situaciones. Cuando las cosas han alcanzado ese punto, ¿con qué verdades deben equiparse? ¿Cómo deben perseguirlas? ¿Y cuánta búsqueda necesitan para purificarse, para lograr la sumisión total y para encauzarse en la senda de temer a Dios y evitar el mal? Todo esto tiene que ver con la verdad de la sumisión. En este momento, no tienes realmente conocimiento de Dios y no hay manera de que poseas una auténtica fe. Sin una auténtica fe, ¿de qué verdades de las visiones has de estar equipado para que puedas lograr liberarte por completo de la duda, la suspicacia, los malentendidos y la resistencia a Dios? ¿Qué verdades te permitirán someterte de un modo absoluto? ¿De qué verdades has de dotarte para resolver estos problemas y liberarte totalmente de la adulteración y de las exigencias y elecciones personales? Esto es algo que todavía no tenéis claro. Pensadlo un poco, ¿qué clase de búsqueda se necesita para alcanzar la absoluta sumisión a Dios? Tienes que poseer algunas verdades. Cuando hayas obtenido la verdad como tu vida, esa será tu estatura. Esa será la base y los cimientos sobre los que podrás lograr la sumisión. Podrás conseguir la sumisión total con estas verdades. Así pues, ¿de qué verdades necesitas dotarte? (Tienes que buscar el conocimiento de Dios). Esa es una parte. Además, las personas han de cooperar y realizar algunas prácticas. ¿Recordáis lo que dijo Pedro? (“Aun si Dios estuviera jugando con los seres humanos como si fueran juguetes, ¿qué queja tendrían estos?”). Esto está relacionado con la sumisión. Si la experimentas de esta manera, poco a poco entenderás la verdad y obtendrás resultados de forma natural. Primero, necesitas una actitud de sumisión hacia Dios y la verdad. No te preocupes del tipo de miradas que te lanza Dios, de cuál es Su actitud y con qué tono de voz te habla, de si siente aversión por ti o de si te va a poner en evidencia. Empieza por resolver tus propias dificultades y problemas. ¿Puede la gente corriente lograr con facilidad lo que dijo Pedro? (No. No es fácil). ¿Qué experiencias tuvo y qué realidades poseyó que le permitieron decir eso? (Tenía la firme certeza de que trate como trate Dios al hombre, lo hace para salvarlo y no es más que amor. Por eso se sometía contento). Pedro dijo: “Aun si Dios estuviera jugando con los seres humanos como si fueran juguetes”, y tú dices “no importa cómo trate Dios al hombre”. Te consideras a ti mismo un ser creado, un seguidor de Dios y un miembro de Su casa. Así pues, ¿existe una diferencia entre los dos? Sí que existe. ¡Hay una disparidad! ¿Cuál es la diferencia entre un juguete y un ser humano? Un juguete no es nada, no vale nada, es un miserable desgraciado. Llámalo juguete o llámalo bestia, es de esa calaña. Pero ¿y una persona? Una persona tiene pensamientos y cerebro; es capaz de hablar y de hacer cosas, y puede llevar a cabo actividades humanas normales. En comparación con los de un juguete, ¿son diferentes el valor y el estatus de un ser humano? Si te consideras un ser humano y no un juguete, ¿no tienes exigencias en cuanto al trato que Dios te dispensa? ¿Cuáles son tus exigencias a Dios? (Que me trate como a un ser humano). ¿Cómo debería Dios tratarte como a un ser humano? Si Dios compartiera contigo Sus exigencias de humanidad y te exigiera que las cumplieras, ¿serías capaz de hacerlo? Si Dios te dijera la verdad y te exigiera que te atuvieras a ella, ¿serías capaz de hacerlo? Si Dios te exigiera que te sometieras a Él y le amaras, ¿podrías hacerlo? Y si no eres capaz de hacer nada de eso, ¿por qué debería Dios tratarte como a un ser humano? Si no tienes conciencia ni razón y no puedes hacer lo que un ser humano debería hacer, ¿por qué debería Dios tratarte como a un ser humano? Si las personas actúan de manera imprudente, negándose a aceptar la verdad e incluso juzgando y condenando a Dios, convirtiéndose en Sus enemigos, ¿tienen humanidad? ¿Trataría Dios a ese tipo de personas como humanos? ¿Trataría Dios a satanases y demonios como humanos? Considerarte como humano o como un juguete es una cuestión de diferencia de actitud y de trato. Si te toman como a un ser humano, ¿qué tipo de trato exigirías? Que se te respete, que se te consulte, que se tengan en cuenta tus sentimientos, que se te den el espacio y la libertad suficientes, y que se tengan en cuenta tu dignidad y reputación. Así se trata a los seres humanos. Pero ¿qué pasa con los juguetes? (No son nada, se les puede tratar a patadas). (Puedes usarlos cuando quieras y dejarlos de lado cuando no los necesites). Es una forma apropiada de explicarlo. Esto es lo que tenéis que decir sobre el modo de tratar a los juguetes, así que, ¿cómo describiríais el hecho de tratar a un ser humano como a un juguete? (Los utilizas cuando los necesitas y los ignoras cuando no). Los tratas sin ningún respeto y no hay necesidad de proteger sus derechos. No les concedes ningún derecho, ni autonomía, ni libertad de elección. No hay necesidad de consultarles las cosas, ni de tener en cuenta su honor, ni nada por el estilo. Puedes ser amable con ellos cuando te sientes bien, pero puedes maltratarlos cuando no. Esa es la actitud que se adopta con un juguete. Si Dios tratara a las personas como juguetes, ¿cómo se sentirían? ¿Seguirían pensando que Dios es encantador? (No). Sin embargo, Pedro fue capaz de alabar a Dios. ¿Qué realidades-verdad poseía que le permitieron alcanzar la sumisión hasta la muerte? En realidad, Dios no trataba al ser humano como a un juguete. Sin embargo, cuando la comprensión de Pedro llegó a este nivel, pensó: “Aunque Dios me tratara de ese modo, aun así debería someterme a Él. Si Dios me tratara como a un juguete, ¿cómo no iba a estar listo y dispuesto?”. Pedro alcanzó esta presteza, esta disposición. ¿A qué se refiere estar “listo y dispuesto”? (A ponerse a merced de las instrumentaciones de Dios y someterse a ellas por completo). Esa es la verdad de la sumisión. ¿Acaso entregarte a Satanás no sería la forma de tratar a un juguete? Te desecharían cuando no te quisieran, te cederían a Satanás para que te tentara y te ridiculizara. ¿Cuál fue la actitud de Pedro? ¿Tenía alguna queja? ¿Se quejó de Dios? ¿Maldijo a Dios? ¿Se volvió hacia Satanás? (No). A esto se le llama sumisión. No se quejó, no mostró negatividad ni se resistió. ¿Acaso no se resolvió su carácter corrupto? Estaba en perfecta armonía con Dios. No era cuestión de si traicionaría a Dios o no. Era una cuestión de: “No importa dónde me coloque Dios, Él estará en mi corazón; no importa dónde me coloque Dios, no dejaré de pertenecerle. Aunque me convierta en cenizas, seguiré perteneciendo a Dios. Nunca me volveré hacia Satanás”. Fue capaz de alcanzar este nivel de sumisión. Decir esto es fácil, pero hacerlo es difícil. Tienes que estar provisto de la verdad durante cierto tiempo hasta poder ver todo esto completa y claramente, entonces poner la verdad en práctica será mucho más fácil. No es necesario que tengas un conocimiento absoluto de Dios ni que Dios te revele nada en particular. Con que tengas la actitud adecuada y este tipo de sumisión, será suficiente. No debes tener ningún requisito para que Dios te trate, ni exigirle que te proporcione criterios exactos. Incluso si algo concuerda con la verdad y el Creador tendría que tenerlo, no deberías exigirlo. Deberías decir: “Dios, me trates como me trates, está bien. Puedes hacer que muera; puedes hacerme ir al infierno. Me trates como me trates, está bien. Aunque me entregues a Satanás, Dios seguirá siendo mi Dios, y yo seguiré siendo un ser creado de Dios. Nunca le abandonaré”. Con esta actitud, posees la realidad de la sumisión. “Aun si Dios estuviera jugando con los seres humanos como si fueran juguetes, ¿qué queja tendrían estos?”. Esta afirmación que Pedro fue capaz de hacer es muy importante para todos vosotros. Esta fue la sumisión de Pedro. Si reflexionáis constantemente sobre esta afirmación y obtenéis una verdadera comprensión y experiencia de ella, os resultará mucho más fácil someteros a Dios. Los aspectos en los que las personas se rebelan contra Dios son los más irracionales. Cuando no han cumplido bien su deber, cuando no han llevado a cabo un verdadero trabajo, se comportan mejor y les parece que no tienen derecho a razonar con Dios ni a resistirse a Él. Pero en cuanto han hecho alguna tarea o han trabajado un poco, sienten que tienen algún capital. Quieren razonar con Dios y quieren Sus bendiciones. Esto se vuelve problemático. Su razonamiento es anormal, ¿acaso no llega a ser vil? Así de patética es la gente sin la realidad-verdad. ¿Puede alguien estar bien si no está provisto de la verdad? Las actitudes corruptas no pueden desecharse sin aceptar la verdad; no estar provisto de la verdad significa que la conciencia y la razón de una persona son anormales. Pueden entender alguna doctrina y decir cosas como: “Soy un ser creado y debo someterme a Dios. Esa es la razón que debo poseer”. Puede que lo entiendan de palabra y que griten consignas, pero cuando algo ocurre realmente, no pueden aceptarlo ni someterse a ello, aunque sepan perfectamente que ha sido instrumentado por Dios. ¿Por qué? Porque los seres humanos son rebeldes, su carácter corrupto no está resuelto y son perfectamente capaces de traicionar a Dios. Esa es la realidad de la situación. Si las personas no están suficientemente provistas de la verdad, sus vidas serán así de patéticas. ¿Acaso aquellos que se rebelan contra Dios, que son incapaces de someterse a Él o de aceptar Sus instrumentaciones y arreglos, no son también creyentes en Dios? ¿Por qué no pueden someterse a las instrumentaciones y arreglos de Dios? Porque no aceptan ni creen en la verdad. ¿Acaso no es un hecho? (Sí). Algunas personas dicen de alguien en particular: “Es arrogante y sentencioso. Siempre se resiste cuando surge algo. Siempre pone excusas y le busca tres pies al gato. No cree en la existencia de Dios ni en las instrumentaciones y arreglos de Dios, así que no puede someterse a Él”. Sin embargo, por otro lado, cree que se trata de instrumentaciones y arreglos de Dios; que esta es una situación que Dios le ha preparado; que Él quiere purificarlo y que obtenga la verdad a través de ella. ¿Podría entonces someterse? ¿Podría dejar de ser rebelde y abstenerse de traicionar a Dios? ¿Podría aceptarla de Dios? No, no podría. ¿Por qué no? Porque el hombre no posee estas realidades-verdad. Vuestra estatura actual es demasiado pequeña. Así que, por ahora, Dios no os está probando. Esta es la razón fundamental. Porque en cuanto fuerais probados, todos mostraríais vuestro verdadero ser y seríais descartados, y Satanás se reiría. ¿No es esa la realidad? Vuestra estatura es demasiado pequeña ahora mismo. Podéis hablar sobre doctrina y recitar consignas y sois capaces de percibir claramente los problemas de otras personas, pero no conocéis vuestro propio estado; no lo tenéis claro. ¿Os probaría Dios si tenéis tal clase de estado y estatura? Todavía no ha llegado el momento de llevar a cabo la obra de perfeccionamiento en vosotros; no estáis dotados para ello.
Someterse a las instrumentaciones y arreglos de Dios es la lección más básica a la que se enfrentan todos y cada uno de los seguidores de Dios. Es, además, la lección más profunda. Según sea el grado en el que puedas someterte a Dios, así de grandes son tu naturaleza y tu fe, que están interrelacionadas. ¿Con qué verdades has de estar dotado para alcanzar la absoluta sumisión? Primero, no puedes exigirle nada a Dios; esto es una verdad. ¿Cómo puedes implementar esta verdad? Cuando le exijas algo a Dios, usa esta verdad para considerar y reflexionar sobre ti mismo. “¿Qué le exijo a Dios? ¿Mis exigencias se ajustan a la verdad? ¿Son razonables? ¿De dónde proceden? ¿Proceden de mis propias imaginaciones o son pensamientos que me otorgó Satanás?”. En realidad no es ninguna de las dos cosas. Estas ideas las producen las actitudes corruptas de la gente. Tienes que diseccionar las motivaciones y deseos detrás de estas exigencias irracionales y ver si concuerdan con la razón de la humanidad normal. ¿Qué deberías buscar? Si eres alguien que ama la verdad, debes intentar ser un seguidor, igual que Pedro. Pedro dijo: “Si Dios me tratara como a un juguete, ¿cómo no iba a estar listo y dispuesto?”. Algunas personas no entienden lo que dijo Pedro. Preguntan: “¿Cuándo ha tratado Dios a la gente como juguetes y se la ha entregado a Satanás? Yo no he visto eso. Dios ha sido maravilloso conmigo, muy benévolo. No es esa clase de Dios. Él no podría amar más a los humanos, ¿por qué los iba a tratar como juguetes? Eso no se corresponde con la verdad. Es un malentendido sobre Dios y no es verdadero conocimiento de Él”. Pero ¿de dónde provenían las palabras de Pedro? (Procedían de su conocimiento de Dios, adquirido tras pasar por todo tipo de pruebas). Pedro pasó por muchas pruebas y refinamientos. Dejó de lado todas sus exigencias, planes y deseos personales, y no le exigió a Dios que hiciera nada. No tenía pensamientos propios y se entregó plenamente. Pensaba: “Dios puede hacer lo que le plazca. Puede hacerme pasar pruebas, puede reprenderme, puede juzgarme o castigarme. Puede dar lugar a situaciones para podarme, puede templarme, puede tirarme al foso de los leones o meterme en la boca del lobo. Cualquier cosa que Dios haga es correcta, y yo me someteré a lo que sea. Todo lo que Dios hace es la verdad. No tendré ninguna queja ni ninguna elección”. ¿No es esto sumisión absoluta? A veces la gente piensa: “Todo lo que hace Dios es la verdad, entonces ¿por qué no he descubierto ninguna verdad en esto que ha hecho Dios? Parece que incluso Dios hace a veces cosas que no se ajustan a la verdad. Dios también se equivoca a veces. Pero pase lo que pase, Dios es Dios, ¡así que me someteré!”. ¿Es absoluta esta clase de sumisión? (No). Es sumisión selectiva; no es verdadera sumisión. No concuerda con la forma de pensar de Pedro. Al tratarte como a un juguete, no hay necesidad de explicarte la razón o de parecer justo y razonable. Se te puede tratar de cualquier manera; no hay necesidad de discutir las cosas contigo ni de explicarte los hechos y las razones. Si las cosas no pudieran seguir adelante sin tu aprobación, ¿se te estaría tratando como a un juguete? No, eso sería darte plenos derechos humanos y libertades y un respeto total. Sería tratarte como a un ser humano, no como a un juguete. ¿Qué es un juguete? (Es algo que no tiene autonomía ni derechos). ¿Pero es tan solo algo sin derechos? ¿Cómo se pueden poner en práctica las palabras de Pedro? Por ejemplo, digamos que has estado indagando durante un tiempo sobre un tema en particular, pero todavía no has entendido la intención de Dios. O digamos que has creído en Dios durante más de 20 años y todavía no sabes de qué va el asunto. ¿No deberías someterte en esta situación? Tienes que someterte. ¿Y en qué se basa esta sumisión? Se basa en lo que dijo Pedro: “Si Dios me tratara como a un juguete, ¿cómo no iba a estar listo y dispuesto?”. Si siempre te acercas a Dios según las nociones y figuraciones del ser humano y las utilizas para evaluar todo lo que Dios hace, para valorar las palabras y la obra de Dios, ¿esto no es encasillarlo, no es resistirse a Él? ¿Podría encajar todo lo que Dios hace con las nociones y figuraciones del hombre? Y si no encaja, ¿tú no lo aceptas ni obedeces? En esas ocasiones, ¿cómo debes buscar la verdad? ¿Cómo debes seguir a Dios? Esto guarda relación con la verdad; se debe buscar respuesta en las palabras de Dios. Cuando la gente cree en Dios, debe mantenerse firme en el lugar de un ser creado. En todo momento, sin importar si Dios está oculto para ti o se te ha aparecido, sin importar si percibes el amor de Dios o no, debes saber cuáles son tus responsabilidades, obligaciones y deberes; tienes que entender estas verdades sobre la práctica. Si todavía te aferras a tus nociones y dices: “Si veo claro que este asunto está en consonancia con la verdad y con mis pensamientos, me someteré; si no lo tengo claro y no puedo corroborar que estos sean actos de Dios, primero esperaré un poco y me someteré una vez que esté seguro de que esto lo hizo Dios”; ¿es esta una persona que se somete a Dios? No. Es una sumisión condicional, no es absoluta y completa. La obra de Dios no concuerda con las nociones y figuraciones humanas; la encarnación no concuerda con ellas y, en especial, el juicio y castigo tampoco. A la mayoría de la gente le cuesta mucho aceptar y someterse a ella. Si no puedes someterte a la obra de Dios, ¿puedes desempeñar bien el deber de un ser creado? Eso simplemente no es posible. ¿Cuál es el deber de un ser creado? (Estar en la posición de un ser creado, aceptar la comisión de Dios y someterse a Sus disposiciones). Así es, esa es la raíz del asunto. Así pues, ¿acaso no es fácil resolver este problema? Colocarse en el lugar de un ser creado y someterse al Creador, tu Dios; eso es lo que cualquier ser creado debería defender. Hay muchas verdades que no entiendes o que desconoces. No puedes captar las intenciones de Dios, así que no aceptarás las verdades ni te someterás a ellas, ¿me equivoco? Por ejemplo, no entiendes algunas profecías, así que ¿no reconoces que son las palabras de Dios? No puedes negarlo. Esas palabras siempre serán palabras de Dios y contienen la verdad. Aunque ni siquiera las entiendas, siguen siendo palabras de Dios. Si algunas palabras de Dios no se han cumplido, ¿significa eso que no son palabras de Dios, que no son la verdad? Si dices: “Si no se ha cumplido, probablemente no son palabras de Dios. Probablemente han sido adulteradas”, ¿qué clase de actitud es esa? Es una actitud de rebelión. Debes tener razón. ¿Qué es la razón? ¿En qué se basa tener razón? Se basa en ponerse en el lugar de un ser creado y someterse al Creador, tu Dios. Esta es la verdad; una verdad eternamente inmutable. ¿Es necesario que la sumisión a Dios se base en si conoces o entiendes las intenciones de Dios, o en si Él te ha mostrado Sus intenciones? ¿Necesita basarse en todo esto? (No). ¿Entonces en qué se basa? Se basa en la verdad de la sumisión. ¿Cuál es la verdad de la sumisión? (Ponerse en el lugar de un ser creado y someterse al Creador). Esta es la verdad de la sumisión. Así pues, ¿hay alguna necesidad de que analices lo correcto y lo incorrecto? ¿Necesitas considerar si Dios ha hecho lo correcto para lograr la sumisión absoluta? ¿Necesita Dios explicar clara y minuciosamente este aspecto de la verdad para que te sometas? (No). No importa lo que Dios haga, debes practicar la verdad de la sumisión, con eso es suficiente. Algunas personas son increíblemente argumentativas y están constantemente complicando las cosas. Siempre están pensando: “¿No es Dios la verdad? ¿No es Dios el Creador? ¿Por qué Dios hace algunas cosas que para mí no tienen sentido? ¿Por qué Él no me las explica con claridad? Si no me las explica, ¿cómo puedo ponerlas en práctica? ¿La razón por la que no puedo someterme a Él no es porque no le encuentro sentido? No tendré el impulso de someterme si no le encuentro sentido”. ¿No es esto rebelión? ¿Necesitas este impulso para someterte? No, no lo necesitas. Solo necesitas un simple tipo de racionalidad, que es: “Me someteré a todo lo que venga de Dios. Cuando las palabras de Dios se cumplan, me someteré y alabaré a Dios; cuando las palabras de Dios no se cumplan, seguirán siendo Sus palabras, y no se convertirán en palabras humanas solo porque no se hayan cumplido. Solo tengo que someterme, sin juzgar. Dios siempre será mi Dios”. Así es como ocupas el lugar de un ser creado. Con este tipo de razón, con estas realidades-verdad, en los momentos en que sientas que las personas son solo juguetes u hormigas a los ojos de Dios, ¿te seguirás sintiendo molesto? ¿Te sentirás inferior? (No). Ya no te sentirás inferior porque Dios te está tratando como a un ser humano y aún tienes estatus ante Él. Dios te ha elevado. Por eso no te sientes inferior. Si Dios no te hubiera elevado, si siempre estuviera podándote y disciplinándote, te sentirías infeliz. Sentirse así de infeliz es un problema que hay que tratar. La gente se siente así a menudo porque dentro de ellos hay demasiadas dificultades; siempre le están exigiendo a Dios y suelen pensar: “Tienes que tratarme como a un ser humano. Tienes que respetarme y tenerme en alta estima, pensar en mí y ser comprensivo con mis debilidades. Tienes que ser tolerante. Mi estatura es pequeña y me falta perspicacia. No he hecho este tipo de trabajo antes”. Siempre tienen un montón de excusas y carecen de sumisión. Después de la charla de hoy sobre la verdad de la sumisión, ¿acaso estas excusas son verdaderas razones? Ninguna excusa es una verdadera razón. Tu responsabilidad, tu obligación y tu deber es someterte.
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