530 Lo que Dios más detesta es la obstinación y la reincidencia del hombre
Ⅰ
¿Cuál es la fuerza que siempre le impide
al hombre conocer a Dios?
¿Por qué mantienen su distancia
y no respetan Su voluntad?
¿Por qué eligen oponerse a Él
y en vez actúan a Sus espaldas?
¿Acaso es esta su lealtad?
¿Acaso es este su amor por Él?
La naturaleza humana no cambia jamás.
Lo que está en su corazón no sigue la voluntad,
no respeta la voluntad, la voluntad de Dios.
Esto no es lo que Él quiere del hombre.
Lo que Dios más detesta
es la obstinación y la reincidencia del hombre.
Ⅱ
¿Por qué el hombre nunca puede arrepentirse,
arrepentirse y renacer?
¿Por qué desea vivir en el pantano
en vez de donde no hay barro?
¿Acaso Dios ha maltratado a la gente
o les ha mostrado un camino equivocado?
¿Acaso podría ser que Dios
los estuviese guiando directo al infierno?
La naturaleza humana no cambia jamás.
Lo que está en su corazón no sigue la voluntad,
no respeta la voluntad, la voluntad de Dios.
Esto no es lo que Él quiere del hombre.
Lo que Dios más detesta
es la obstinación y la reincidencia del hombre.
Ⅲ
El infierno es lo que la gente prefiere.
Cuando viene la luz, sus ojos se enceguecen
porque lo que el hombre tiene viene del infierno.
Pero la gente nunca lo comprende:
disfrutan de las “bendiciones del infierno”
y las llevan cerca del pecho.
Ellos temen que Dios se las quite,
que Dios les quite esta “fuente de vida”.
La naturaleza humana no cambia jamás.
Lo que está en su corazón no sigue la voluntad,
no respeta la voluntad, la voluntad de Dios;
Esto no es lo que Él quiere del hombre.
Lo que Dios más detesta
es la obstinación y la reincidencia del hombre.
Ⅳ
La gente tiene miedo de Dios,
por eso cuando Dios viene a la tierra,
ellos no se acercan a Él.
Ellos odian acarrearse problemas,
aman una vida tranquila en familia
y disfrutan de la “felicidad” terrenal,
la "felicidad" terrenal.
La naturaleza humana no cambia jamás.
Lo que está en su corazón no sigue la voluntad,
no respeta la voluntad, la voluntad de Dios;
Esto no es lo que Él quiere del hombre.
Lo que Dios más detesta
es la obstinación y la reincidencia del hombre.
Adaptado de ‘Capítulo 27’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”