Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I) Parte 1

En la reunión anterior terminamos de compartir el decimoquinto aspecto relativo a las diversas manifestaciones de los anticristos. Después de hablar sobre estos quince elementos, ¿habéis resumido las diversas manifestaciones y esencias de los anticristos? ¿Tenéis un concepto y un entendimiento básicos sobre ellas? ¿Podéis discernir a los individuos que poseen la esencia de los anticristos? (Soy capaz de discernir los casos relativamente obvios, pero todavía tengo dificultades con los relativamente astutos e insidiosos). Hoy vamos a resumir las diversas manifestaciones de los anticristos a partir de dos aspectos: en primer lugar, la calidad humana de los anticristos, y en segundo, su esencia-carácter. ¿Resulta más fácil discernir a los anticristos a partir de estos dos aspectos? (Sí). Si compartimos menos y no damos muchos ejemplos, puede que no seáis capaces de discernirlos; si compartimos más, es posible que lo comprendáis, sin embargo, puede que os cueste distinguir si los anticristos están haciendo el mal cuando los veáis hacerlo. Resumir la esencia-naturaleza de los anticristos y discernirlos a partir de estos dos aspectos puede que os lo aclare más.

I. La calidad humana de los anticristos

El primer aspecto es la calidad humana de los anticristos. En concreto, este aspecto guarda relación con la clase de humanidad que poseen los anticristos. ¿De qué consta la humanidad? De conciencia, razón, integridad, dignidad y de la bondad y la maldad humanas. Discernir la calidad humana de los anticristos implica diversos aspectos de su humanidad. Discutamos primero las manifestaciones habituales que están presentes en la humanidad normal o los rasgos que debe poseer la humanidad normal. Decidme, ¿qué contenido específico se incluye en esta categoría? (La honestidad y la amabilidad). ¿Qué más? (Tener sentido del honor). Es esencial poseer tanto honradez como sentido del honor. (Además de mostrar a los demás amor, tolerancia, consideración e indulgencia). Eso también. Hagamos un resumen completo. Ante todo, la humanidad normal posee el rasgo de la honestidad, ¿esto es positivo? (Sí). Asimismo, cuenta con amabilidad y sinceridad, y en cuanto al grado, existen diferencias entre la sinceridad y la honestidad. ¿Creéis que la compasión es algo que se deba incluir en la calidad humana de uno? (Sí). ¿Se puede catalogar la compasión como amabilidad? (Sí). No cabe duda de que una persona con un corazón amable va a tener compasión. Luego está la simplicidad y el sentido del honor. El sentido del honor incluye dignidad, autoconocimiento y razón. Lo siguiente es la honradez. ¿Cuáles son las manifestaciones de la honradez? Entre ellas se encuentra el sentido de la rectitud, aborrecer el mal, odiar la perversidad y tener gusto por las cosas positivas. Si uno solo tiene honradez, eso no es suficiente; si carece de tolerancia y paciencia, habla con dureza sin tener en cuenta los estados o las circunstancias de las personas, eso no está bien y su calidad humana es deficiente en ciertas cosas. También están la tolerancia y la paciencia, que son manifestaciones específicas de amabilidad y que, por supuesto, se pueden considerar una cualidad. Estos son los atributos que debería poseer la humanidad normal: honestidad, amabilidad, sinceridad, sencillez, sentido del honor, honradez, tolerancia y paciencia, siete en total. Estos rasgos que posee la humanidad normal sirven para evaluar si una persona tiene una humanidad normal. Sin embargo, el tema de la charla de hoy no se centra en las manifestaciones concretas de los atributos que debería tener la humanidad normal ni en qué individuos los poseen. En su lugar, vamos a compartir el tema de “cuál es exactamente la calidad humana de los anticristos”. Comparado con los diversos aspectos de la calidad humana normal recién mencionados, ¿poseen los anticristos alguno de estos rasgos? ¿Cuáles son los que poseen si no? (No poseen ninguno). Ya que tienes esa impresión de los anticristos, vamos a resumir qué elementos de su calidad humana provocan que la gente los catalogue como anticristos y muestran que estos individuos tienen mala humanidad, carecen de una humanidad normal y poseen la de los anticristos. Si alguien posee una o dos de las diversas manifestaciones de humanidad normal que se resumieron antes, es posible que cuente con algo de humanidad normal. Si las posee todas, es que tiene una humanidad de lo más normal. Sin embargo, los anticristos no poseen ninguno de estos atributos, ¿de qué consta exactamente su humanidad entonces? Hablemos primero sobre este aspecto.

A. Mentir habitualmente

El primer atributo que forma parte de una calidad humana normal es la honestidad. ¿Esta cualidad está incluida en la calidad humana de los anticristos? Es obvio que los anticristos carecen de una humanidad honesta; desde luego, su humanidad se opone a la honestidad. Por tanto, ¿qué elementos de humanidad anormal, contrapuestos a la honestidad, poseen los anticristos en su humanidad? (A menudo dicen mentiras y engañan a la gente). ¿Podemos decir que contar mentiras con frecuencia es lo mismo que mentir habitualmente? ¿Acaso no es más específico este resumen? Si decimos que esta persona siempre miente o no es demasiado sincera, falta el grado. Si usamos expresiones como “lleno de mentiras” para describir su calidad humana, no es lo bastante formal. Por tanto, usar “mentir habitualmente” para describirlos y expresar que la humanidad de los anticristos no es honesta resulta más adecuado. “Mentir habitualmente” es el primer atributo, algo que se manifiesta y revela con frecuencia en la humanidad de los anticristos. Debería ser la característica más común, la más fácil de observar y de discernir con la que se puede encontrar la gente. Ahora bien, ¿merece la pena hablar sobre las manifestaciones específicas de mentir habitualmente? (Sí).

La humanidad de los anticristos es deshonesta, lo que significa que no son en absoluto sinceros. Todo lo que dicen y hacen está adulterado y contiene sus propias intenciones y objetivos, y en todo ello se esconden sus innombrables e indecibles trucos e intrigas. Así que las palabras y acciones de los anticristos están demasiado contaminadas y demasiado llenas de falsedad. Por mucho que hablen, es imposible saber cuáles de sus palabras son verdaderas, cuáles son falsas, cuáles son acertadas y cuáles son equivocadas. Se debe a que son deshonestos y su mente es extremadamente compleja, está llena de intrigas perversas y cargada de trucos. No dicen nada directamente. No dicen que uno es uno, dos es dos, sí es sí y no es no. En lugar de eso, se van por las ramas en todos los asuntos y dan varias vueltas a las cosas en su cabeza, calculando las consecuencias, sopesando los méritos y los inconvenientes desde todos los ángulos. Luego, alteran lo que quieren decir por medio del lenguaje, de tal modo que todo lo que dicen suena muy engorroso. La gente honesta nunca entiende lo que dicen y es fácilmente engañada y embaucada por ellos, y cualquiera que habla y comunica con personas así considera la experiencia extenuante y laboriosa. Nunca dicen que uno es uno y dos es dos, nunca dicen lo que piensan ni describen las cosas tal y como son. Todo lo que dicen es indescifrable, y los objetivos e intenciones de sus acciones son muy complejos. Si la verdad sale a la luz —si otras personas logran calarlos y desentrañar cómo son—, rápidamente inventan otra mentira para solucionarlo. Esta clase de personas miente a menudo y, tras mentir, tienen que contar más mentiras para alimentar la anterior. Engañan a los demás para ocultar sus intenciones, y se inventan toda clase de pretextos y excusas para adornar sus mentiras, de modo que es muy difícil diferenciar la mentira de la verdad, y la gente no sabe si son sinceros, y mucho menos cuando están contando una mentira. Cuando mienten, no se ruborizan ni se inmutan, es como si dijeran la verdad. ¿No significa esto que mienten habitualmente? Por ejemplo, desde fuera, algunos anticristos parecen ser buenos con los demás, ser considerados con ellos y hablan de una manera cariñosa que suena amable y conmovedora. Sin embargo, cuando hablan así, nadie puede decir si están siendo sinceros, y siempre hace falta esperar que las cosas sucedan unos días después para que se descubra si lo fueron. Los anticristos siempre hablan con determinadas intenciones y objetivos, y nadie puede descifrar qué es lo que buscan exactamente. Tales personas mienten habitualmente y no piensan en absoluto en las consecuencias de ninguna de sus mentiras. Mientras su mentira les beneficie y sirva para embaucar a otros, mientras pueda lograr sus objetivos, no les importa cuáles sean las consecuencias. En cuanto se ven expuestos, siguen ocultando, mintiendo y engañando. El principio y el método según los cuales estas personas se comportan y lidian con el mundo consisten en engañar a la gente con mentiras. Tienen dos caras y hablan para adaptarse a su público; interpretan cualquier papel que exija la situación. Son hábiles y astutas, se les llena la boca de mentiras y no son de fiar. Cualquiera que está en contacto con ellos durante un tiempo se desorienta o perturba y no puede recibir provisión, ayuda o edificación. Da igual que las palabras que salgan de la boca de estas personas sean agradables o desagradables, razonables o absurdas, acordes o discordantes con la humanidad, bruscas o civilizadas, en esencia todas son falsedades, palabras adulteradas y mentiras.

Mentir habitualmente es uno de los principales atributos de los anticristos. Por medio de su lenguaje, de su manera de hablar, de expresarse, del significado de sus palabras y de la intención que hay detrás de ellas, se ve que estas personas carecen de humanidad normal, que no se ajustan al estándar de humanidad de las personas honestas. Los anticristos mienten habitualmente. Sus mentiras y su falsedad son mucho más graves que en la mayoría de las personas; no es el carácter corrupto común y corriente, sino que ya se ha convertido en la pérdida de conciencia y razón y en la ausencia total de humanidad. En esencia, estas personas son demonios; los demonios a menudo mienten y engañan a las personas de esta manera, nada de lo que dicen es verdad. Cuando la mayoría de las personas mienten, tienen que inventarse la mentira, pensarla con detenimiento; pero un anticristo no tiene que inventar ni que pensar nada. Abren la boca y sale sola, y antes de que te des cuenta, te han atrapado. Sus mentiras y sus engaños son tales que a aquellos de reacción lenta les puede llevar dos o tres días percatarse de las cosas; solo entonces se dan cuenta de lo que quería decir esta persona. La gente que no entiende la verdad es incapaz de tener discernimiento. Los anticristos mienten habitualmente. ¿Qué piensas de esta calidad humana que tienen? Está claro que no se trata de algo que forme parte de la humanidad normal. ¿Acaso no hay algo demoniaco en esto? Para ser exactos, es una naturaleza demoniaca. Mentir habitualmente, contar mentiras y engañar a la gente: ¿se aprende en la escuela esta manera de hacer las cosas o es consecuencia de la influencia de su familia? Ninguna de las dos. Estas cosas pertenecen a su naturaleza innata, nacieron con ellas. Cuando educa a sus hijos, ningún padre los enseña a mentir y engañar desde temprana edad, nadie los obliga a mentir ni engañar, sin embargo, sigue habiendo niños que lo único que dicen son mentiras a medida que se van haciendo mayores, cuya expresión no cambia por muchas falsedades que cuenten, que jamás sienten arrepentimiento ni se atormentan ni se les inquieta la conciencia a causa de las mentiras que han contado. Estos niños, en cambio, se creen muy listos, de gran inteligencia, se sienten felices, orgullosos y contentos en secreto de ser capaces de embaucar y engañar a los demás por medio de mentiras y otras tácticas. Esta es su naturaleza innata. Así es como son los anticristos de manera natural. Su esencia-naturaleza es mentir habitualmente. Aunque a menudo participan en las reuniones y escuchan sermones y charlas, los anticristos nunca reflexionan ni intentan conocerse a sí mismos, y al margen de cuántas mentiras han contado para embaucar a los demás, no sienten ningún reproche por parte de su conciencia, y mucho menos tratan de forma activa de buscar la verdad para encontrar una solución. Esto prueba que, en esencia, los anticristos son incrédulos. Por muchas doctrinas con las que puedan aleccionar a la gente, nunca se las aplican ni se diseccionan a sí mismos, y a pesar de la cantidad de mentiras que cuentan o de las personas a las que embaucan, nunca se sinceran al respecto, sino que fingen, se construyen una fachada y nunca tienen el valor de admitir ante los demás que son falsos. Aparte de esto, no paran de mentir y engañar a la gente cuando sienten la necesidad de hacerlo. ¿Acaso no es esta su naturaleza? Sí, y no existe manera de cambiarla. Esta naturaleza no es la expresión de la humanidad normal; si hablamos con propiedad, es una naturaleza demoniaca, es el carácter de Satanás, esas personas son diablos, son demonios encarnados.

La primera manifestación de la calidad humana de los anticristos es mentir habitualmente, lo cual vamos a catalogar como una naturaleza demoniaca. La manifestación de esta naturaleza demoniaca es que, al margen de cuándo o dónde, sea cual sea la ocasión o con quién se relacionen, las palabras que pronuncian esas personas se asemejan a las de la serpiente y los demonios; no son dignas de confianza. Uno debe ser especialmente cauto y tener criterio ante tales personas, no creerse enseguida las palabras de los demonios. La manifestación concreta de que mienten habitualmente es que las mentiras salen sin más de su boca; las palabras que pronuncian no pueden resistir la deliberación, el análisis o el discernimiento. Pueden mentir en cualquier momento y creen que no pueden decir nada sincero respecto a ningún asunto, que todo lo que dicen ha de ser una mentira. Aunque les preguntes su edad, lo consideran y piensan: “¿Qué pretende al preguntarme la edad? Si digo que soy mayor, ¿me va a menospreciar y no me va a cultivar? Si digo que soy joven, ¿me menospreciará y dirá que carezco de experiencia? ¿Cómo debo responder a eso?”. Es capaz de mentir hasta en una cuestión tan sencilla, de negarse a contarte la verdad, llega incluso a darle la vuelta a la pregunta: “¿Tú qué crees?”. Le dices: “¿Cincuenta años?”. “Casi”. “¿Cuarenta y cinco?”. “Te vas acercando”. ¿Te da una respuesta precisa? ¿Averiguas su edad a través de sus respuestas? (No). Eso es mentir habitualmente.

Existe otra manifestación de que los anticristos mienten habitualmente y es que lo hacen incluso mientras dan testimonio. Dar falso testimonio es un acto maldito que ofende el carácter de Dios. Hasta cuando se trata de dar testimonio, se atreven a inventar, mentir y engañar, ¡lo cual muestra realmente su imprudente desprecio por las consecuencias y su naturaleza inmutable! Cuando ven que, a la hora de dar testimonio, los demás se basan en la experiencia y en el entendimiento mientras que ellos no pueden, les copian, repiten cualquier cosa que dice la gente y se inventan las mismas experiencias que han tenido otros. Si no comprenden algo igual que los demás, aseguran que sí lo hacen. Si carecen de tales experiencias, comprensión y esclarecimiento, insisten en que los poseen. Aunque Dios no los haya disciplinado, insisten en que sí lo ha hecho. Hasta llegan a mentir y fingir en este asunto, no muestran preocupación ni interés por muy graves que puedan ser las consecuencias. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Asimismo, esta clase de gente usará sus trucos con cualquiera. Algunos puede que se pregunten: “Sea como sea, los anticristos siguen siendo personas. ¿Acaso no se refrenarían a la hora de engañar a aquellos más cercanos a ellos, quienes los han ayudado o con los que han compartido adversidades? ¿No evitarían engañar a miembros de su familia?”. Decir que mienten habitualmente implica que pueden engañar a cualquiera, incluso a sus padres, sus hijos y, por supuesto, a sus hermanos y hermanas. Engañan a la gente tanto en asuntos significativos como triviales, incluso en aquellos sobre los que deberían hablar con sinceridad, en los que hacerlo no acarrearía ninguna consecuencia ni los afectaría de ningún modo, y en los que no hay necesidad de recurrir a la sabiduría. También engañan y se sirven de mentiras para resolver temas baladíes en los que, a ojos de personas ajenas, no haría falta mentir, donde resultaría simple y no supondría ningún problema en absoluto que hablaran de manera directa. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Puede que mentir habitualmente sea una de las principales manifestaciones de los diablos y de Satanás. Desde esta óptica, ¿acaso no podemos decir que la humanidad de los anticristos no solo es deshonesta sino que, además, está marcada por mentir habitualmente, lo que hace que no sea fiable? (Sí). Si tales individuos cometen una fechoría, luego derraman lágrimas después de que los hermanos y hermanas los poden y los critiquen y aseguran de puertas para fuera que están en deuda con Dios y prometen arrepentimiento en el futuro, ¿te atreves a creerlos? (No). ¿Por qué no? ¡La prueba más concluyente es que mienten habitualmente! Aunque en apariencia se arrepientan, lloren amargamente, se den golpes en el pecho y juren, no los creas, pues derraman lágrimas de cocodrilo a fin de engañar a la gente. Sus palabras tristes y arrepentidas no son sinceras, son tácticas oportunas diseñadas para ganarse la confianza de la gente por medio de métodos fraudulentos. Delante de las personas, lloran amargamente, admiten la culpa, maldicen y muestran su actitud de arrepentimiento. Sin embargo, aquellos que tienen una buena relación con ellos en privado, en los que relativamente confían, cuentan una historia diferente. Si bien cuando admiten la culpa públicamente y juran que van a cambiar puede que en apariencia suene auténtico, lo que dicen entre bambalinas prueba que sus palabras anteriores no eran verdad, sino que eran falsas, que tenían la intención de engañar a más personas. ¿Qué dirán entre bambalinas? ¿Reconocerán que lo que dijeron fue falso? No. Difundirán negatividad, presentarán alegaciones y se justificarán. Que se justifiquen y aleguen confirma que sus admisiones, su arrepentimiento y sus juramentos eran todos falsos, que tenían intención de engañar a la gente. ¿Se puede confiar en esos individuos? ¿No es esto mentir habitualmente? Pueden llegar a inventarse confesiones, derramar lágrimas falsamente y comprometerse a cambiar, y hasta cuando maldicen es mentira. ¿No es eso una naturaleza demoniaca? Incluso si dijeran: “Solo entiendo esto; el resto no lo sé y busco el esclarecimiento de Dios y tengo la esperanza de que los hermanos y hermanas me ayuden para así ganar entendimiento poco a poco”, eso sería una afirmación y una actitud honesta. Sin embargo, los anticristos no son en absoluto capaces de pronunciar unas palabras tan sinceras. Su sensación es que: “Hablar con sinceridad haría que la gente me menospreciara: dañaría mi imagen y me sentiría degradado, ¿acaso no perdería por completo mi prestigio? ¿Quién soy? ¿Puedo admitir la derrota? Aunque no lo comprenda, he de fingir que lo entiendo muy bien; debo engañar a las personas y consolidar primero mi posición en sus corazones”. ¿No es esta una manifestación de los anticristos? A partir del origen y la manera en la que hablan los anticristos, además de las palabras que pronuncian, está claro que tales personas nunca serán honestas; es algo superior a ellos. Dado que mentir habitualmente es inherente a su calidad humana, quieren engañar a las personas y ocultar los asuntos en todo, no quieren que nadie sepa ni vea los verdaderos hechos o la situación real. Su fuero interno más profundo es terriblemente oscuro. Es posible definir de manera fiable este aspecto de la calidad humana de los anticristos como carente de humanidad y que posee una naturaleza demoniaca. Las mentiras escapan sin esfuerzo de su boca, sin pensar, hasta tal punto que no dicen nada que sea verdad ni cuando hablan en sueños. Todo es engaño, mentiras. Esto es mentir habitualmente.

La calidad humana de los anticristos carece de honestidad. Incluso cuando no hablan, en su corazón contemplan engañar, embaucar y desorientar a las personas, a quién desorientar, qué decir cuando quieren desorientarlas, qué métodos usar para empezar una conversación y qué ejemplos emplear para hacer que la gente los crea. Con independencia de lo que digan o piensen, en su corazón no albergan una actitud, opiniones ni pensamientos honestos. Cada momento de su vida, cada segundo, lo pasan en un estado de querer engañar o jugar con las personas. A cada segundo y cada momento, piensan en cómo engañar, desorientar y embaucar a los demás, tales pensamientos ocupan la totalidad de su mente y el fondo de su corazón. ¿Acaso no es esta su naturaleza? ¿Puede la gente así entender la verdad cuando oyen sermones o leen las palabras de Dios? Aunque entiendan, ¿pueden ponerlo en práctica? (No). A juzgar por lo profundo de su corazón y su calidad humana, tales individuos definitivamente no son objeto de salvación, porque todo lo que aman y en lo que piensan en su mente y en su mundo interno está imbuido de una naturaleza demoniaca, va en contra de la verdad y de las cosas positivas; ni una parte siquiera es digna de elogio. Por tanto, ¿el atributo de mentir habitualmente es un hecho cierto en la humanidad de los anticristos? (Sí). La gente que miente habitualmente no practica ninguna verdad. ¿Cuáles son las consecuencias de esto? ¿Cuáles son las manifestaciones específicas de alguien que no practica ninguna verdad? ¿Puede actuar con imprudencia? ¿Puede ser arbitrario y ser su propia ley? ¿Puede establecer reinos independientes? ¿Puede despilfarrar las ofrendas? ¿Puede desorientar a las personas? ¿Puede ganarse el corazón de estas? Es capaz de todo ello. Es un típico anticristo, miente habitualmente. Cuando se ponen al descubierto los hechos, al margen de cuántos pares de ojos lo observen, de cuánta gente dé testimonio y lo desenmascare colectivamente, se niega a admitirlo. Al final, recurre a una táctica para ocuparse de ti, asegura que se le ha olvidado y finge ignorancia. Llegado este punto, en esta situación, no es capaz de pronunciar ni una sola palabra sincera ni tampoco asentir ni admitirlo diciendo: “Fui yo, me equivoqué. La próxima vez cambiaré y desde luego no cometeré de nuevo el mismo error”. Esto es un anticristo, nunca admite la culpa, nunca pronuncia una palabra sincera en ningún momento. ¿Se le puede salvar con tal humanidad? ¿Puede alcanzar la verdad? En absoluto. Aunque entienda la verdad, no puede alcanzarla porque la rechaza, se resiste y se opone a ella. En el nivel más básico de hablar con honestidad y admitir los errores propios, no puede siquiera practicar esta verdad tan simple ni ponerla en marcha. ¿Cómo se puede esperar que se desprenda de su estatus, de sus expectativas y destino, así como de sus propias intenciones? ¿Puede desprenderse de ellos y rebelarse en su contra? Es incluso menos capaz de hacerlo. Si ni siquiera puede decir algo sincero, es incluso menos realista esperar que haga algo más difícil que esto.

¿Hay a tu alrededor personas que mienten habitualmente? Alguno podría decir: “Todavía no me he topado con nadie que mienta habitualmente, pero me parece que yo mismo podría ser uno”. Permíteme que te diga la verdad; te hallas en una situación peligrosa. ¿La gente que miente habitualmente conserva algún rastro de humanidad? ¿Se diferencian en algo de los demonios? ¿Alguno de vosotros miente habitualmente? Supongamos que, sea cual sea su entorno o su trasfondo, pase lo que pase, a una persona le sale con mucha naturalidad mentir, no se ruboriza ni su corazón se acelera, es capaz de ocuparse y resolver cualquier asunto valiéndose de mentiras. En su manera de comportarse y de lidiar con el mundo, y en cualquier aspecto de la vida, mientras haya oportunidad de hablar, todo lo que dice es mentira, ni una sola frase es verdad. Todo ello acarrea intenciones y propósitos y viene acompañado de las intrigas de Satanás. No se trata de alguien honesto. Al ser capaz de mentir en cualquier situación, incluso al filo de la navaja, ¿no es alguien que ya no alberga ninguna esperanza? A juzgar por las diversas manifestaciones de mentir habitualmente en los anticristos, sus mentiras son demasiado numerosas. El propósito de su discurso es engañar, desorientar y embaucar a las personas. Todas sus palabras están llenas de las intrigas e intenciones de Satanás, carecen de cualquier manifestación de honestidad propia de la humanidad normal. Se puede decir que los anticristos carecen por completo del atributo de honestidad que forma parte de la humanidad normal. Se considera que la gente que carece de honestidad y es capaz de mentir habitualmente tiene una naturaleza demoniaca, que son demonios. No resulta fácil salvar a estas personas, porque no aceptan la verdad y les supone todo un reto hacerlo.

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