Digresión uno: Qué es la verdad (Parte 1)
Cantemos un himno: Toda la creación debe someterse al dominio de Dios
1 Dios creó todas las cosas y por ende hace que toda la creación venga bajo Su dominio y se someta al mismo; Él gobernará todas las cosas para que todas estén en Sus manos. Toda la creación de Dios, incluyendo los animales, las plantas, la humanidad, las montañas, los ríos y los lagos, todo debe venir bajo Su dominio, todo debe venir bajo Su dominio. Todas las cosas en los cielos y sobre la tierra deben venir bajo Su dominio. No pueden tener ninguna elección y deben someterse todas a Sus orquestaciones. Esto fue decretado por Dios y es Su autoridad.
2 Dios lo gobierna todo y ordena y clasifica todas las cosas, cada una catalogada según su clase, con su propia posición asignada de acuerdo con los deseos de Dios. Por muy grande que sea, ninguna cosa puede sobrepasar a Dios y todas las cosas sirven a la humanidad creada por Dios; nada se atreve a rebelarse contra Dios ni a imponerle exigencias. Por tanto, el hombre, como ser creado, también debe cumplir bien su deber. Independientemente de que sea el señor o el cuidador de todas las cosas, por muy alto que sea el estatus del hombre entre todas las cosas, sigue siendo un ser humano insignificante bajo el dominio de Dios, solo un ser humano insignificante, un ser creado, y nunca estará por encima de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine
¿Cuál es la verdad del himno “Toda la creación debe someterse al dominio de Dios”? ¿Qué línea es la verdad? (Todas las líneas son la verdad). ¿Qué dice la última línea? (“Por muy alto que sea el estatus del hombre entre todas las cosas, sigue siendo un ser humano insignificante bajo el dominio de Dios, solo un ser humano insignificante, un ser creado, y nunca estará por encima de Dios”). El hombre no puede estar nunca por encima de Dios, ni tampoco los seres creados; todo excepto Dios son seres creados. El hombre no puede estar nunca por encima de Dios; esa es la verdad. ¿Puede cambiar esa verdad? ¿Cambiará al final de los tiempos? (No). Esa es la verdad. ¿Quién puede decirme qué es la verdad? (La verdad es el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente). Hemos charlado dos veces sobre el tema “qué es la verdad”, así que hablemos acerca de cuáles son los criterios. Lo importante aquí son los criterios. (Los criterios son los principios, leyes y normas estándar que son acertados. La base de los criterios son las palabras de Dios). ¿Quién más desea continuar? (Los criterios son los principios, leyes y normas estándar más acertados derivados de las palabras de Dios). Aquí se ha añadido la palabra “más”, pero, ¿es necesario utilizarla? ¿Qué diferencia hay entre añadir la palabra “más” y no hacerlo? Usar “más” implica que hay algo que viene en segundo, en tercer lugar, etc. ¿Qué pensáis sobre el hecho de que se añada “más”? (No es adecuado, porque la verdad es el único estándar. En cuanto se añade “más”, eso sugiere una especie de relatividad con otras cosas que están en segundo y en tercer plano). ¿Es acertada esa explicación? (Sí). También tiene sentido. Si tenéis una perspectiva y una comprensión adecuadas de la definición de “qué es la verdad” y entendéis claramente que Dios es la verdad, entonces podéis comprender si la palabra “más” debe añadirse o no, si es correcto hacerlo, qué diferencia marca su adición, qué significa no añadirla y qué implica hacerlo. Se confirma pues que no añadir “más” es correcto. ¿Qué error cometió la persona que añadió esa palabra? Pensó que, con independencia del aspecto de Dios que se describía, debía añadirse la palabra “más”. ¿En qué punto se equivocó al establecer esa comparación? ¿Qué palabra de Dios, qué verdad, se ha contradicho? (Los seres creados no pueden estar nunca por encima de Dios; añadir la palabra “más” parece sugerir que hay rangos secundarios y terciarios entre los seres creados y Dios). ¿Es eso correcto? (Sí). Tiene cierto sentido; se puede explicar de esa forma. ¿Hay alguna otra afirmación que pueda confirmar que la adición de la palabra “más” es incorrecta? (Recuerdo algo, y es que la verdad tan solo puede provenir de Dios, que solo Dios es la verdad, por lo que no puede haber expresiones relativas que indiquen un segundo, un tercer lugar, etc.). Eso también es correcto. (La verdad es el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente. Puesto que las leyes, reglas y criterios tan solo pueden provenir de Dios, las personas no tienen criterios ni leyes para sus actos, ni pueden establecer reglas por sí mismas, por lo que no hay necesidad de añadir la palabra “más”). Esta explicación es un poco más práctica. ¿Algo más? (La autoridad de Dios y Su esencia son únicas. La esencia de Dios es la verdad, y nada se le puede comparar. Añadir la palabra “más” hace que parezca que la verdad deje de ser única). ¿Cómo es esta afirmación? (Buena). ¿Qué tiene de bueno? (Señala que Dios es único). “Único”; todos vosotros habéis olvidado ese término. Dios es único. ¿Pueden encontrarse en la humanidad los criterios transmitidos en cada frase pronunciada por Dios, así como cada uno de Sus requisitos para el hombre? (No). ¿Acaso el conocimiento, la cultura tradicional o los pensamientos de los seres humanos contienen esas cosas? (No). ¿Pueden generar la verdad? No, no pueden. Por lo tanto, añadir “más” sugiere que hay rangos secundarios y terciarios que distinguen lo alto de lo bajo y lo aún más bajo, y dividen las cosas en varios niveles: primero, segundo, tercero… Significa que todas las cosas correctas pueden convertirse en un criterio conforme a una secuencia determinada. ¿Puede entenderse de esa forma? (Sí). Entonces, ¿cuál es el problema con la adición de la palabra “más”? Transforma las palabras de Dios, Su verdad, en algo relativo, tan solo relativamente superior al conocimiento, las filosofías y otras cosas correctas entre los seres humanos que Él ha creado. Eso divide la verdad en rangos. Como resultado, las cosas correctas en la humanidad corrupta se convierten también en la verdad. Además, esas cosas pasan a ser asimismo los criterios para la conducta y actuación por parte de la gente, solo que a un nivel relativamente inferior. Por ejemplo, cosas como ser civilizado, educado, amable, y algunas de las cosas buenas con las que nace la gente, se convierten todas en criterios; siendo así, ¿en qué se han convertido? (En la verdad). Se han convertido en la verdad. Veréis, añadir la palabra “más” modifica la naturaleza de este criterio. Una vez que varía la naturaleza del criterio, ¿cambia también la definición de Dios? (Sí). ¿En qué se convierte esa definición? Bajo esa definición, Dios no es único; Su autoridad, poder y esencia no son únicos. Dios es simplemente la función de poder y autoridad con mayor rango entre los seres humanos. Cualquier persona humana con capacidad y prestigio puede ser considerada a la par de Dios y abordada en igualdad de condiciones con Él, aunque en un nivel algo inferior o menor. Esas figuras y líderes relativamente positivos dentro de la humanidad pueden situarse justo detrás de Dios en la jerarquía, convirtiéndose en el segundo al mando, el tercero, el cuarto, etc., con Dios como jefe. ¿Acaso una interpretación así no modifica totalmente la identidad y la esencia de Dios? Tan solo una simple palabra como “más” transforma por completo Su esencia. ¿No es esto un problema? (Sí). Entonces, ¿de qué manera estas palabras son correctas sin añadir la palabra “más”? (Exponen un hecho). ¿De qué hecho se trata? (De que Dios es la verdad, el principio, el estándar y el criterio). Que Dios es el origen de todos esos criterios. Esos criterios no existen en la humanidad corrupta, entre los seres creados. Dios es la única fuente que expresa esos criterios. Tan solo Él posee esa esencia. La realidad y los criterios de todas las cosas positivas únicamente pueden provenir de Dios. Si una persona sabe algo de los principios de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente, si sabe algo de los criterios y entiende algo de la verdad, ¿puede convertirse en Dios? (No). ¿Acaso es la fuente de la verdad? ¿Es quien expresa todas las verdades? (No). Entonces, ¿se la puede llamar Dios? No. Esa es la diferencia esencial. ¿Entendéis? (Sí). Pese a que he hablado ya dos veces sobre el tema “qué es la verdad”, vuestras respuestas todavía contienen un gran error, puesto que convierten a Dios en uno más entre los seres creados, hacen que estos sean iguales a Él y nivelan la relación entre ambos. Esto modifica la naturaleza del problema y equivale a negar a Dios. Dios es el Creador, los seres humanos son seres creados; no se trata de dos funciones del mismo rango. ¿Pero qué sucede si se añade la palabra “más”? Se convierten en lo mismo en términos de esencia y rango, y tan solo se distinguen en cuanto a superioridad o inferioridad. Cuando os pregunté sobre esto con detalle, vosotros pensasteis en vuestro fuero interno: “¿No nos está subestimando? Somos todos personas con formación, ¿cómo pudimos olvidar esas pocas palabras? Podemos hablar sobre este tema sin esfuerzo sin tener siquiera que mirar nuestras notas”. El problema salió a la luz en cuanto abristeis la boca. Después de que Yo hablase, vosotros lo leísteis varias veces y aun así no fuisteis capaces de repetirlo con exactitud. ¿Cuál es el motivo de esto? Todavía no entendéis la verdad a este respecto. Alguien añadió la palabra “más” y pensó: “Ninguno de vosotros añadió ‘más’; no tenéis demasiada fe en Dios, ¿no? Mirad lo que he hecho, he añadido ‘más’. Eso demuestra que tengo estudios; ¡el tiempo que pasé en la universidad no fue en vano!”. Después de que añadiera “más”, la mayoría de vosotros no se percató del problema. Algunos de vosotros sentisteis que algo estaba mal, pero no podíais explicar por qué. Cuando otros lo explicaron, lo comprendisteis en el plano teórico y supisteis que la explicación era correcta. Pero ¿acaso lo entendisteis en términos de la verdad? (No). Os hablé sobre por qué es erróneo añadir la palabra “más” y lo comprendisteis, pero ¿realmente entendisteis la esencia del problema? (No). No lo visteis claro. ¿Por qué motivo? (No entendemos la verdad). ¿Y por qué no entendéis la verdad? ¿No habéis comprendido lo que he dicho? Si lo habéis hecho, ¿cómo es que aún no entendéis la verdad? ¿Cuántos capítulos hay acerca del tema de “Dios mismo, el único”? ¿Cuántas veces los habéis leído? ¿Entendéis realmente esas palabras? (No). No las entendéis, y por eso os habéis puesto en ridículo hoy. Esas palabras os han dejado en evidencia. ¿No es cierto? (Sí). ¿Habéis aprendido algo de esto? ¿Seguirás actuando basándote en tu percepción de tu propia inteligencia la próxima vez que te encuentres con algo así? No os atreveréis, ¿verdad? Si una persona no comprende la verdad, ningún grado de formación o conocimiento podrá servirle. Si carecieses de estudios y no supieses cómo usar esa palabra, es posible que no hubieses añadido la palabra “más” y quizá este problema no se habría planteado. Por lo menos no habrías cometido este error ni habrías hecho el ridículo. Pero puesto que tienes formación y entiendes el significado y el uso de ciertas palabras, se las aplicaste a Dios. Como resultado, has hecho que surja un problema, has convertido la inteligencia en torpeza. Si se lo aplicas a una persona, es mera idolatría y adulación, lo cual, a lo sumo, es simplemente asqueroso. Pero si se lo aplicas a Dios, el problema se vuelve grave. Pasa a ser una palabra que niega a Dios, se resiste a Él y le condena. Este es el error que los seres humanos corruptos que carecen de la verdad tienen más probabilidad de cometer. En el futuro, tened cuidado de no añadir adverbios o adjetivos de forma descuidada. ¿Por qué? Porque aquellos que tienen que ver con la identidad, esencia, palabras y carácter de Dios son los ámbitos en los que los seres humanos corruptos tienen mayores carencias, donde su comprensión es más superficial y escasa. Por lo tanto, las personas que no entienden la verdad deben tener cuidado de no actuar con imprudencia; es mejor ser prudentes.
I. Disección de la idea de “ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”
Algunas personas acaban de explicar la definición y el concepto de la verdad. Entendéis la definición y el concepto, pero ¿realmente comprendéis lo que es la verdad? Necesito verificaros. ¿Cómo lo haré? Usaré vuestros puntos fuertes para poneros a prueba. ¿Y cuáles son vuestros puntos fuertes? Estáis familiarizados con el aprendizaje, las palabras y el vocabulario; con las distintas estrategias y filosofías para los asuntos mundanos que poseen las personas de cualquier multitud; también con las culturas humanas tradicionales, así como con sus nociones y figuraciones. También estáis acostumbrados a las diversas leyes y nociones conforme a las cuales viven las personas de todas las razas, etnias y nacionalidades. ¿No son esos vuestros puntos fuertes? Entre ellos hay algunas frases hechas relativamente fijadas, algunos son proverbios; algunos, dichos y otros son expresiones coloquiales pegadizas que suele usar la gente común. Haceos esta pregunta: ¿Cuáles son las cosas acerca de las cuales las personas tienen a menudo opiniones y pensamientos profundos que ellas convierten en una frase hecha? Analicemos primero unos cuantos dichos, frases hechas y leyes, así como la estrategia de la gente para los asuntos mundanos y sus nociones tradicionales, de manera que podamos entender exactamente qué es la verdad. Debatiremos sobre lo que realmente es la verdad desde un punto de vista negativo. ¿Es ese un buen enfoque? (Sí). A ver, dinos uno para empezar. (Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas). ¿Es correcta esa afirmación? (No). “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Empecemos hablando sobre ese proverbio primero. Adelante, explica lo que significa. (Quiere decir que deberías confiar en las personas a las que empleas sin mostrarte cauteloso con ellas. Si no te fías de alguien, no le des trabajo). Esa es la interpretación literal. Decidme en primer lugar, ¿la mayoría de la gente en el mundo está de acuerdo o en desacuerdo con este dicho? (De acuerdo). Está de acuerdo con él. Es justo afirmar que la mayor parte de la gente en esta sociedad acata el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” como principio para emplear a otros y se atienen a él en el trato que dispensan a las personas. ¿Algún aspecto de ese dicho es correcto? (No). Entonces, ¿por qué la mayoría de no creyentes considera que es correcto y lo acepta y aplica sin reservas? ¿Cuál es su motivación para ello? ¿Por qué lo usan? Algunos dicen: “Si vas a emplear a una persona, no puedes dudar de ella; debes confiar en ella. Debes fiarte de que tiene el talento y la calidad humana para hacer el trabajo y de que te será leal. Si dudas de ella, no le des trabajo. Como dice el dicho, ‘ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Ese refrán es correcto”. En realidad, ese dicho no son más que palabras endiabladas que desorientan. ¿De dónde proviene? ¿Cuál es su intención? ¿Qué maquinación esconde? (Dios, me acuerdo de que durante la última charla se mencionó que si algunas personas no querían que otras intervinieran en su trabajo, dirían: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Lo que quieren decir es: “Puesto que me diste este trabajo y me estás usando, entonces no deberías interferir en mi labor; no deberías inmiscuirte en lo que hago”). ¿Qué tipo de carácter tiene la gente que usa ese dicho? (El carácter de un anticristo, arbitrario y que sigue sus propias normas). Así es, ese es su carácter. Aquellos que usan o que inventaron ese dicho, ¿son las personas que emplean o las que son empleadas? ¿A quién beneficia más ese refrán? (A quienes son empleadas). ¿Cómo se benefician de este dicho las personas que son empleadas? Si recalcan repetidamente ese refrán a su empleador, están infundiendo un cierto tipo de pensamiento en él; eso tiene la naturaleza de una inculcación o un adoctrinamiento. Equivale a decir al empleador: una vez que emplees a alguien, debes fiarte de que te será leal. Debes confiar en que hará bien el trabajo, en que tiene esa capacidad. No debes dudar de él, puesto que hacerlo sería perjudicial para ti. Si siempre estás indeciso, si siempre estás tratando de sustituirlo por otra persona, eso puede afectar a la lealtad que te profesa. Al oír esto, ¿se vería el empleador fácilmente influido o desorientado por este dicho? (Sí). Y una vez influido o desorientado el empleador, el empleado será quien se beneficie. Si el empleador acepta esta forma de pensar, no tendrá dudas ni sospechas sobre la persona a la que emplea; no supervisará el trabajo que ha hecho esa persona ni indagará sobre él o sobre si esta persona le es leal o si tiene la capacidad de llevar a cabo esas cosas. El empleado puede así zafarse de la supervisión y vigilancia de su empleador y a continuación hacer lo que le apetezca sin seguir los deseos de este. Decidme, cuando un empleado utiliza este dicho, ¿realmente tiene calidad humana para ser totalmente leal a su empleador? ¿Es cierto que no hay ninguna necesidad de que lo supervisen? (No). ¿Por qué decimos eso? Es un hecho universalmente reconocido, desde tiempos antiguos hasta la actualidad, que los seres humanos son profundamente corruptos, tienen actitudes corruptas y son especialmente falsos y taimados; no hay personas honestas e incluso los necios mienten. Esto genera una gran dificultad a la hora de emplear a otras personas, y resulta casi imposible encontrar a alguien que sea digno de confianza, mucho menos una persona de la que uno pueda fiarse por completo. Encontrar unas cuantas personas más o menos aptas para trabajar es lo mejor que uno puede esperar. Puesto que no hay personas dignas de confianza, ¿cómo es posible entonces aplicar “ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas?”. No es posible, porque no hay nadie que sea fiable. Entonces, ¿cómo deberíamos usar a aquellos que son más o menos aptos para trabajar? Tan solo podemos hacerlo mediante la guía y la supervisión. Los no creyentes envían chivatos y espías para vigilar a las personas a su servicio, con el fin de garantizarse una relativa sensación de seguridad. De esa forma, las personas en la antigüedad se engañaban a sí mismas cuando decían “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Aquel que acuñó esta frase en realidad no se la aplicaba a sí mismo. Si de veras lo hubiera hecho, habría sido un inconsciente, un perfecto necio destinado únicamente a ser engañado y estafado. ¿No es esto un hecho? Hablemos sobre dónde se encuentra el defecto más significativo dentro de la frase “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. ¿Cuál es su fundamento? Que la persona empleada es totalmente fiable, leal y responsable. Debe existir una certidumbre al cien por cien de que el empleado es una persona de ese tipo para que el empleador pueda aplicar el dicho. En nuestros días no es posible encontrar individuos tan dignos de confianza; son casi inexistentes, lo que hace que el enunciado “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” resulte un disparate. Si eliges una persona que no sea de fiar y después aplicas ese dicho para poder frenar las dudas que tengas sobre ella, ¿acaso no te estás engañando a ti mismo? ¿La persona empleada es capaz de ser fiable y de hacer las cosas de manera leal y responsable simplemente porque tú no dudas de ella? En realidad, seguirá comportándose según el tipo de persona que sea, con independencia de tus dudas. Si es una persona falsa, seguirá haciendo las cosas con falsedad; si es ingenua, continuará haciendo las cosas sin malicia. Esto no depende de si albergas o no dudas con respecto a ella. Digamos, por ejemplo, que empleas a una persona falsa. En tu interior sabes que esa persona es falsa y, sin embargo, le dices: “No dudo de ti, así que ve y haz tu trabajo con confianza”; ¿acaso esa persona se convertirá en alguien ingenuo que hace las cosas sin malicia sencillamente porque tú no dudas de ella? ¿Es eso posible? Por el contrario, si empleas a una persona ingenua, ¿acaso se convertirá en alguien falso porque dudas de ella o no la entiendes? No, no lo hará. Por lo tanto, el dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es sencillamente un intento de sentirse tranquilo por parte de un necio, es una sandez con la que engañarse a uno mismo. ¿Hasta qué punto llega la corrupción de la humanidad? Perseguir el estatus y el poder ha hecho que los padres y los hijos, y también los hermanos, se vuelvan unos contra otros y se maten; ha hecho que las madres y las hijas se odien. ¿Quién puede confiar en alguien? No hay nadie que sea completamente fiable, tan solo personas más o menos aptas para trabajar. Sin importar a quién emplees, la única forma de evitar errores es observar o supervisar a los empleados. Por lo tanto, la frase “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es un dicho con el que engañarse a uno mismo. Es un disparate, una falacia, y no se sostiene de ninguna forma. ¿Por qué Dios expresa la verdad y lleva a cabo la obra del juicio para purificar y salvar a la humanidad en los últimos días? Porque la humanidad ha sido profundamente corrompida. No hay nadie que se someta verdaderamente a Dios, y no hay nadie apto para que Él lo use. Por ello, Dios exige reiteradamente a la gente que sea honesta. Es porque los seres humanos son demasiado falsos, están llenos del carácter corrupto de Satanás y tienen su misma naturaleza. No pueden evitar pecar ni hacer el mal, y son capaces de resistirse a Dios y traicionarlo en cualquier momento y lugar. No hay nadie entre la humanidad corrupta que sea capaz de ser usado o que resulte de fiar. ¡Es ciertamente difícil elegir y usar a alguien de entre los seres humanos! En primer lugar, es imposible que una persona entienda realmente a otra; en segundo lugar, las personas no son capaces de calar a los demás; en tercer lugar, en circunstancias especiales, es aún más imposible que la gente controle o dirija a los demás. En este contexto, encontrar a alguien a quien usar es la tarea más difícil de todas. El dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es, por tanto, totalmente equivocado y poco práctico. Elegir y usar a alguien en función de este refrán equivale a pedir ser engañado. Cualquiera que considere que ese dicho es correcto y es la verdad es alguien de lo más estúpido. ¿Puede ese refrán resolver verdaderamente la dificultad de hacer uso de los demás? En absoluto. Es sencillamente una forma de consolarse, dejarse embaucar y engañarse a uno mismo.
A estas alturas de nuestra charla, ¿tenéis una comprensión básica de si el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es correcto o no? ¿Ese refrán es la verdad? (No). Entonces, ¿qué es? (Filosofía satánica). Más específicamente, ese dicho sirve como excusa para alguien que desee escapar o liberarse de la supervisión o la vigilancia de otro; también es una cortina de humo que todas las personas malvadas despliegan para poder proteger sus propios intereses y alcanzar sus fines. Este refrán es un pretexto para quienes albergan motivos ocultos de hacer lo que les plazca. También es una falacia propagada por ese tipo de personas para justificar su desvinculación de la supervisión, vigilancia y condena de la moral y la conciencia. Sin embargo, hay personas que creen que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es práctico y correcto. ¿Esa gente tiene discernimiento? ¿Acaso entiende la verdad? ¿Son problemáticos los pensamientos y opiniones de esas personas? Si alguien dentro de la iglesia propaga ese dicho, lo hace con un motivo, intenta desorientar a otros. Está tratando de usar el refrán “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” para disipar los recelos o las dudas que los demás tienen sobre él. Implícitamente, esto quiere decir que desea que los demás confíen en que puede trabajar, en que es alguien apto para ser usado. ¿No son esas su intención y su meta? Deben de serlo. Piensa para sus adentros: “Nunca os fiais de mí y siempre tenéis dudas. En algún momento probablemente averiguaréis que tengo algún problemilla y me echaréis. ¿Cómo se supone que voy a trabajar si no me quito eso de la cabeza?”. Propaga esa opinión para que la casa de Dios confíe en él sin dudarlo y lo deje obrar con libertad, lo que le permite alcanzar su objetivo. Si alguien que persigue realmente la verdad ve que la casa de Dios supervisa su trabajo debería tratar de forma adecuada esta supervisión, sabiendo que lo hace por su propia protección y, más importante aún, que también es responsable de la obra de la casa de Dios. Pese a que tal vez revele su corrupción, puede orar a Dios para pedirle que lo escrute y lo proteja, o jurar ante Él que aceptará Su castigo si hace el mal. ¿No apaciguaría esto su mente? ¿Por qué propagar una falacia para desorientar a la gente y lograr su propio objetivo? Algunos líderes y obreros muestran siempre una actitud de resistencia ante la supervisión del pueblo escogido de Dios o los esfuerzos de los líderes y obreros superiores por aprender sobre su trabajo. ¿Qué es lo que piensan? “‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Por qué siempre me estáis supervisando? ¿Por qué me usáis si no os fiais de mí?”. Si les preguntas sobre su trabajo o indagas acerca de sus progresos y después te interesas por su estado personal, se pondrán aún más a la defensiva: “Este trabajo me ha sido encomendado a mí; entra dentro de mi ámbito. ¿Por qué interfieres en mi trabajo?”. Aunque no se atrevan a decirlo abiertamente, insinuarán: “Como dice el dicho, ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Por qué tienes tantas dudas?”. Incluso te condenarán y te pondrán una etiqueta. ¿Y qué pasa si no entiendes la verdad ni tienes discernimiento? Después de oír su insinuación, dirías: “¿Tengo muchas dudas? En ese caso, estoy equivocado. ¡Soy falso! Tienes razón: ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’”. ¿Acaso no te has desorientado? El dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, ¿es acorde con la verdad? ¡No, es un disparate! Esas personas perversas son insidiosas y falsas; presentan ese refrán como si fuera la verdad para desorientar a la gente atolondrada. Una persona de ese tipo, al oír ese dicho, se desorienta de verdad, se queda confusa, y piensa: “Es cierto, he ofendido a esa persona. Lo ha dicho él mismo: ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Cómo he podido dudar de él? No se puede trabajar de esa forma. Debo motivarlo sin entrometerme en su trabajo. Puesto que lo estoy usando, necesito confiar en él y dejarlo trabajar libremente sin limitarlo. Debo dejarle margen para actuar. Él tiene capacidad para realizar el trabajo. E incluso si carece de ella, ¡todavía está el Espíritu Santo que sigue obrando!”. ¿Qué clase de lógica es esa? ¿Hay algo en ella que sea acorde a la verdad? (No). Esas palabras suenan correctas. “No podemos limitar a los demás”. “La gente no es capaz de hacer nada; es el Espíritu Santo el que lo hace todo, el que lo escruta todo. No debemos dudar, porque Dios está totalmente al mando”. Pero ¿qué tipo de palabras son esas? ¿No son atolondradas las personas que las pronuncian? No son capaces de ver las cosas como son y se desorientan con una sola frase. Se puede decir que la mayoría considera verdad el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y se deja desorientar y atar por él. Se sienten perturbados por él y dejan que les influya al elegir o usar a gente y hasta permiten que les dicte sus actos. En consecuencia, muchos líderes y obreros tienen dificultades y dudas cada vez que revisan el trabajo de la iglesia y promocionan y usan a personas. Al final, lo único que pueden hacer es consolarse con las palabras “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Cada vez que inspeccionan o preguntan por el trabajo, piensan: “‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Debo confiar en mis hermanos y hermanas y, después de todo, el Espíritu Santo escruta a la gente, así que no debo estar siempre dudando de los demás y supervisándolos”. Les ha influido este refrán, ¿no? ¿Qué consecuencias acarrea la influencia de esta frase? En primer lugar, si alguien suscribe esta idea de que “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, ¿inspeccionará y guiará el trabajo de los demás? ¿Supervisará y hará el seguimiento del trabajo de la gente? Si esta persona confía en todas aquellas a las que usa y nunca las supervisa ni guía en su trabajo, ¿cumple lealmente su deber? ¿Puede llevar a cabo el trabajo de la iglesia de manera competente y completar la comisión de Dios? ¿Es leal a lo que Dios le ha confiado? En segundo lugar, esto no es simplemente que no te atengas a la palabra de Dios y a tus deberes, sino que adoptas los ardides de Satanás y su filosofía para los asuntos mundanos como si fueran la verdad, los sigues y los practicas. Obedeces a Satanás y vives de acuerdo con una filosofía satánica, ¿verdad? Esto significa que eres una persona que no se somete a Dios y ni mucho menos acata Sus palabras. Eres un canalla total. ¡Dejar de lado las palabras de Dios y, por el contrario, adoptar una frase satánica y practicarla como verdad es traicionar la verdad y a Dios! Trabajas en la casa de Dios, pero los principios para tus acciones siguen la lógica satánica y su filosofía para los asuntos mundanos; ¿qué clase de persona eres? Una que traiciona a Dios y lo deshonra gravemente. ¿Cuál es la esencia de esta acción? Condenar abiertamente a Dios y negar abiertamente la verdad. ¿No es esa su esencia? (Lo es). Aparte de no seguir la voluntad de Dios, permites que proliferen en la iglesia los diabólicos dichos de Satanás y las filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Con ello te conviertes en cómplice de Satanás ayudándole a llevar a cabo sus actividades en la iglesia y a trastornar y perturbar la obra de la iglesia. La esencia de este problema es grave, ¿no es verdad?
A día de hoy, la mayoría de los líderes y obreros albergan el veneno de Satanás en su corazón y siguen viviendo conforme a las filosofías satánicas; hay pocas palabras de Dios que conserven poder en su corazón. La obra de muchos líderes y obreros es problemática: nunca inspeccionan ni supervisan el trabajo después de realizar los arreglos de la obra, aunque realmente sepan en su fuero interno que algunas personas no son capaces de realizar el trabajo y que sin duda surgirán problemas. No obstante, al no saber cómo resolver este problema, adoptan simplemente una perspectiva de “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y salen del paso e incluso se sienten tranquilos. Esto lleva a una situación en la que algunas personas son incapaces de realizar trabajo real y se limitan a ocuparse de asuntos generales, actuando por inercia. Como resultado, arruinan la obra de la iglesia, y en algunos lugares incluso las ofrendas a Dios acaban siendo robadas. El pueblo escogido de Dios, incapaz de soportar esta visión, notifica el asunto a lo Alto. Al darse cuenta, el falso líder se queda perplejo y siente que se avecina el desastre. Lo Alto lo interroga: “¿Por qué no inspeccionaste el trabajo? ¿Por qué usaste a la persona equivocada?”. A lo cual el falso líder responde: “No tengo ningún conocimiento de la esencia de una persona, por lo que sencillamente sigo el principio de ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Nunca me habría esperado usar a la persona equivocada y causar semejante desastre”. ¿Crees correcto el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”? ¿Es verdad? ¿Por qué tendría él que utilizarlo en el trabajo de la casa de Dios y en el cumplimiento del deber? ¿Qué problema hay? Estas son claramente las palabras de los no creyentes, palabras que vienen de Satanás; entonces, ¿por qué las trata como la verdad? ¿Por qué no puede decir si están bien o mal? Estas son evidentemente las palabras del hombre, las palabras de la humanidad corrupta; simplemente no son la verdad, están totalmente en desacuerdo con las palabras de Dios, y la gente no debe adoptarlas como criterios para su actuación, para su conducta, ni para la adoración de Dios. Entonces, ¿cómo debe abordarse esta frase? Si eres realmente capaz de discernir, ¿qué tipo de principio-verdad debes emplear en su lugar para que te sirva de principio de práctica? Debería ser “cumple el deber con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu mente”. Actuar con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente significa no estar limitado por nadie; significa tener un solo corazón y una sola mente, y nada más. Esta es tu responsabilidad y es tu deber, y debes cumplirlo bien, pues es perfectamente natural y justificado. Sean cuales sean los problemas que encuentres, debes actuar de acuerdo con los principios. Aplícalos como corresponda; si hay que podar, que así sea, y si es necesario reemplazar, que así sea. En resumen, actúa basándote en las palabras de Dios y en la verdad. ¿Acaso no es este el principio? ¿No es esto exactamente lo contrario del dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”? ¿Qué significa este refrán? Significa que si has empleado a una persona, no debes dudar de ella. Si has empleado a alguien, debes darle carta blanca, no supervisarlo y dejar que haga lo que quiera; y si dudas de él, no debes emplearlo. ¿No es eso lo que significa? Está terriblemente equivocado. La humanidad ha sido profundamente corrompida por Satanás. Toda persona tiene un carácter satánico y es capaz de traicionar a Dios y resistirse a Él. Se podría decir que nadie es de fiar. Incluso si una persona jura hasta el fin del mundo, no sirve de nada porque las personas están constreñidas por sus actitudes corruptas y no pueden controlarse. Deben aceptar el juicio y el castigo de Dios para poder resolver el problema de su carácter corrupto, y solucionar completamente el problema de su resistencia y traición a Dios; resolver la raíz de los pecados de la gente. Todos aquellos que no han pasado por el juicio y la purificación de Dios y no han alcanzado la salvación no son de fiar. No son dignos de confianza. Por tanto, cuando uses a alguien, debes supervisarlo y dirigirlo. También debes podarlo, y compartirle con frecuencia la verdad. Solo de esta manera podrás ver claramente si lo puedes seguir usando. Si hay algunas personas que puedan aceptar la verdad y aceptar la poda, que son capaces de cumplir su deber con lealtad, y que tienen un progreso continuo en su vida, entonces solo estas personas son verdaderamente aptas para ser usadas. Aquellos que son realmente aptos para ser usados tienen la confirmación de la obra del Espíritu Santo. Las personas que no tienen la obra del Espíritu Santo no son fiables; son mano de obra y jornaleros. Cuando se trata de seleccionar líderes y obreros, una proporción relativamente elevada de ellos, por lo menos más de la mitad, resultan descartados, mientras que tan solo una pequeña minoría se considera apta o adecuada para ser usada; esto es un hecho. Algunos líderes de la iglesia no supervisan ni comprueban nunca el trabajo de los demás, ni prestan atención a la obra una vez que han terminado la charla o los arreglos de la obra. Más bien se guían por el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, e incluso se dicen a sí mismos: “Dejemos que Dios haga el resto”. A continuación, empiezan a entregarse a la comodidad y a la vida fácil, sin indagar en el asunto ni hacerle caso. Al funcionar de esa forma, ¿no están siendo superficiales? ¿Tienen algún sentido de la responsabilidad? ¿Las personas así no son falsos líderes? Dios exige que las personas cumplan su deber con todo su corazón, su alma, su mente y sus fuerzas. Lo que Él exige de la gente es la verdad. Si los líderes y obreros acatan las palabras de los demonios y de Satanás en lugar de las palabras de Dios cuando trabajan o realizan su deber, ¿no es esto una manifestación de resistencia y traición a Él? ¿Por qué debe la casa de Dios al elegir a los líderes y obreros, seleccionar únicamente personas que sean capaces de aceptar la verdad, buenas personas con conciencia y razón y aquellos que tengan buen calibre y sean capaces de asumir el trabajo? Porque la humanidad está profundamente corrompida y casi nadie es apto para ser usado. A menos que alguien cuente con años de formación y cultura, hará las cosas de forma terriblemente ineficiente y tendrá grandes dificultades para cumplir bien su deber, y deberá ser juzgado, castigado y podado numerosas veces antes de volverse adecuado para ser usado. La mayoría de la gente queda en evidencia y resulta descartada en el transcurso de su formación, y los líderes y obreros son descartados en una proporción considerablemente elevada. ¿Por qué motivo? Porque la humanidad ha sido profundamente corrompida por Satán. La mayor parte de la gente no ama la verdad ni cumple el estándar de conciencia y razón. Por ello, una gran mayoría no son aptos para ser usados. Deben creer en Dios durante varios años y entender un poco de la verdad para poder ser capaces de realizar algunos deberes. Esa es la realidad de la humanidad corrupta. Por tanto, a partir de esto, podemos concluir que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es totalmente erróneo y no tiene ningún valor práctico, y la persona que lo acuñó era sencillamente un demonio. Podemos decir con certeza que ese dicho es una herejía y una falacia; se trata de un refrán endiablado, una filosofía satánica, y describirlo de ese modo es totalmente apropiado. Dios nunca ha dicho nada que se asemeje al dicho: “Se puede confiar en la humanidad corrupta”. Él siempre ha exigido que la gente sea honesta y ha demostrado que hay muy pocas personas honestas dentro de toda la humanidad, que todas las personas son capaces de mentir y engañar, y todas tienen un carácter falso. Además, Dios afirmó que la probabilidad de que la humanidad corrupta lo traicione es del cien por cien. Incluso si Él usa a una persona, esa persona debe pasar por años de ser podada, e incluso mientras esté siendo usada debe experimentar numerosos años de juicio y castigo para poder ser purificada. Ahora bien, decidme, ¿verdaderamente hay alguien que sea de fiar? Nadie se atreve a afirmarlo. ¿Y qué demuestra el hecho de que nadie se atreva? Que no se puede confiar en nadie. Volvamos entonces al dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. ¿En qué sentido es incorrecto? ¿Qué tiene de absurdo? ¿Acaso no resulta obvio? Si alguien sigue creyendo que ese dicho es correcto o aplicable de alguna forma, entonces se trata sin duda de una persona que carece de la verdad y con seguridad es alguien absurdo. A día de hoy sois capaces de percataros del problema que tiene ese dicho y de determinar que es una falacia, y eso se debe enteramente al hecho de que habéis experimentado la obra de Dios y ahora podéis ver con mayor claridad y conocer mejor la esencia de la humanidad corrupta. Tan solo gracias a ello podéis repudiar por completo esa frase endiablada, esa herejía y esa falacia. Si no fuera por la obra de salvación de Dios, también vosotros habríais sido desorientados por ese refrán endiablado de Satanás e incluso lo usaríais como si fuera una máxima o un lema estándar. Qué lamentable sería eso; no tendríais ninguna realidad-verdad.
El refrán “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es uno que la mayoría de las personas ha oído antes. ¿Creéis que ese dicho es correcto o incorrecto? (Incorrecto). Puesto que pensáis que es incorrecto, ¿por qué sigue teniendo capacidad de influir en vuestra vida real? Cuando os encontréis ante asuntos de esa clase, surgirá esta perspectiva. Os perturbará hasta cierto punto, y cuando lo haga, vuestra labor se verá comprometida. Por lo tanto, si crees que es incorrecto y has determinado que lo es, ¿por qué sigues estando bajo su influencia y por qué continúas usándolo para reconfortarte? (Porque la gente no entiende la verdad y se queda corta al practicar conforme a las palabras de Dios, así que adoptarán la filosofía satánica para los asuntos mundanos como principio o criterio de práctica). Ese es uno de los motivos. ¿Hay otros? (Porque ese dicho está relativamente en consonancia con los intereses carnales de las personas, y por naturaleza estas actuarán de conformidad con él cuando no comprendan la verdad). Las personas no solamente son así cuando no entienden la verdad; incluso cuando la comprenden, es posible que no sean capaces de practicar conforme a ella. Es cierto que esa frase está “relativamente en consonancia con los intereses carnales de las personas”. La gente prefiere acogerse a un truco astuto o a una filosofía satánica para los asuntos mundanos con el fin de proteger sus propios intereses carnales antes que practicar la verdad. Además, tienen un fundamento para hacerlo. ¿De qué se trata? Del hecho de que ese dicho está ampliamente aceptado por las masas como algo correcto. Cuando hacen cosas de conformidad con él, sus actos pueden ser válidos frente a todos los demás y pueden estar libres de críticas. Tanto desde una perspectiva moral o legal como desde el ángulo de las nociones tradicionales, se trata de un punto de vista y una práctica que se sostienen. Por tanto, cuando no estás dispuesto a practicar la verdad o no la entiendes, prefieres ofender a Dios, vulnerar la verdad y retirarte a un lugar donde no se traspase un límite moral. ¿Y qué lugar es ese? Es el límite moral en el que “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Retirarte a ese lugar y actuar de conformidad con ese dicho hará que te sientas tranquilo. ¿Por qué sucede eso? Porque el resto del mundo también piensa de esa forma. Además, tu corazón también alberga la noción de que donde todos son delincuentes no hay ley, y piensas: “Todo el mundo tiene esa creencia. Si practico de conformidad con ese dicho, no importará si Dios me condena, pues, en cualquier caso, no puedo ver a Dios ni tocar al Espíritu Santo. Al menos, a ojos de los demás, se me ve como una persona con rasgos humanos, alguien con una pizca de conciencia”. Eliges traicionar la verdad en beneficio de esos “rasgos humanos”, con la finalidad de que la gente te mire sin hostilidad en sus ojos. Al hacerlo, todo el mundo pensará bien de ti, no te criticarán, vivirás una vida cómoda y te sentirás tranquilo; lo que buscas es la paz de espíritu. ¿Es esa tranquilidad una manifestación del amor de una persona por la verdad? (No). Entonces, ¿qué tipo de carácter es ese? ¿Alberga falsedad? Sí, hay falsedad en él. Le has dado algunas vueltas en la cabeza, y sabes que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” no es correcto, que no es la verdad. ¿Por qué entonces, cuando llegas a un callejón sin salida, sigues sin escoger la verdad, y acatas en su lugar un refrán filosófico derivado de la cultura tradicional, uno al que la gente es más receptiva? ¿Por qué eliges eso? La causa guarda relación con los pensamientos complejos de las personas, y cuando hay pensamientos de esa clase, ¿qué tipo de carácter interviene? (La perversidad). Aparte de la perversidad, hay otro aspecto implicado. No reconoces plenamente que el dicho sea correcto, sin embargo, eres capaz de acatarlo y dejar que te persuada y te controle. Hay una cosa cierta en todo esto: sientes aversión por la verdad, y no eres alguien que ame la verdad. ¿No es ese el carácter? (Así es). Es cierto. Los actos de las personas se encuentran bajo la influencia de numerosos puntos de vista, y aunque, en realidad, en tu corazón no creas necesariamente que dichos puntos de vista sean correctos, eres capaz de acatarlos y ceñirte a ellos, lo cual está motivado por un carácter determinado. Aunque creas que esos puntos de vista son incorrectos, estos te pueden seguir influyendo, persuadiendo y manipulando. Eso es un carácter perverso. Por ejemplo, algunas personas consumen drogas o apuestan mientras afirman que el consumo de drogas y los juegos de apuestas son algo malo, e incluso aconsejan a otros que no hagan esas cosas porque pueden perderlo todo. Creen que esas cosas están mal, que se trata de cosas negativas, ¿pero acaso pueden renunciar a ellas y dejarlas? (No). Nunca serán capaces de parar por sí mismos, e incluso afirman abiertamente: “Jugar también es una forma de ganar dinero, por lo que puedo convertirlo en una profesión”. ¿Acaso no lo están embelleciendo? En realidad, en su fuero interno piensan: “¿Qué tipo de profesión es esta? He empeñado todas las cosas de valor que poseo y he perdido todo el dinero que gané con esto. A fin de cuentas, ningún jugador puede llevar una vida normal”. Entonces, ¿por qué lo siguen embelleciendo de ese modo? Porque no pueden dejarlo. ¿Y por qué no son capaces? Porque está en su naturaleza; ya ha echado raíces en ella. Lo necesitan y no pueden rebelarse; esa es su naturaleza. Ya hemos charlado lo suficiente, creo yo, sobre el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. El hecho de que una persona se vea influida por este refrán, ¿se debe a que haya tenido un impulso temporal que la ha llevado a aceptar ese punto de vista, o a que Satanás, aprovechando un momento de descuido, haya infundido en ella dicho punto de vista, lo que la ha motivado a actuar en consecuencia? (No). El motivo tiene que ver con la naturaleza corrupta de la persona; esta elige una senda de ese tipo porque está en su naturaleza. Tras haber diseccionado el dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” de este modo, ahora fundamentalmente lo entendéis. Este refrán se describe como filosofía de Satanás para los asuntos mundanos; de ninguna manera es la verdad. ¿Guarda alguna relación con la verdad? (No). No tiene absolutamente nada que ver con ella y Dios lo condena. No es la verdad; proviene de Satanás, no de Dios. Puede decirse con certeza que ese dicho no tiene absolutamente nada que ver con la verdad ni con el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de quienes creen en Él. Ese refrán ha sido condenado por completo. Las cualidades falaces del mismo son bastante evidentes en términos comparativos, lo que hace que os resulte sencillo discernir si es correcto o no.
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