Digresión uno: Qué es la verdad (Parte 4)
Entre la adversidad y la humillación, ¿cuál es positiva? ¿Existe una diferencia entre ambas? (Sí). La adversidad es positiva. Si aceptas voluntariamente el juicio, el castigo y la poda, y sufres de buen grado esa adversidad, tu interpretación de la misma será: “Debería sufrir esa adversidad. Haga lo que haga Dios, aunque yo no lo entienda y sea difícil de aceptar para mi corazón, aunque me muestre negativo y débil, todo lo que Él hace es correcto. Tengo un carácter corrupto y no debería razonar con Dios. Por muy difícil que sea de aceptar para mi corazón, esto ha sido ocasionado por mis propios errores. Dios no se equivoca; todo lo que Él hace es correcto. Me merezco sufrir la adversidad. ¿Quién hizo que yo tuviera un carácter corrupto? ¿Quién hizo que me resistiera a Dios e hiciera el mal? Esas cosas no me las da Dios; están impulsadas por mi propia naturaleza. Debería sufrir esta adversidad”. ¿Es pues algo positivo para las personas sufrir esa adversidad? (Sí). Si las personas lo entienden de manera positiva y a partir de Dios, entonces esa adversidad es positiva. No obstante, supongamos que dicen: “Puedo someterme, pero, aunque lo haga, debo explicar claramente mi razonamiento y compartir de manera clara lo que pienso por dentro y lo que hago. No puedo limitarme a someterme de una forma tan cobarde y atolondrada. De lo contrario, me moriré por guardarme las cosas contenidas por dentro”. Siempre quieren explicar las cosas de manera clara y sencilla, explicar claramente los pormenores de las cosas, hablar sobre su razonamiento, sobre lo que piensan, acerca de cómo pagaron un precio y de lo correctos que son. No están dispuestos a ser una persona que se somete a Dios, a abstenerse de justificarse, defenderse o hablar de su propio razonamiento. No están dispuestos a comportarse de ese modo. En ese caso, ¿qué consideran que es la sumisión? Consideran que es soportar la indignidad. ¿Qué piensan en su fuero interno? “Debo soportar toda esa indignidad para que Dios pueda aprobarme y afirmar que me he sometido”. ¿Existe realmente esa “humillación”? Si no existe en absoluto, ¿por qué siguen explicando las cosas de manera clara y sencilla para poder despojarse de esa “humillación”? Eso no es la auténtica sumisión. Aunque la intención con la que haces las cosas sea correcta, Dios desea instrumentar todo de esa manera. No es necesario que te defiendas, ni tampoco que razones. ¿Hizo Job las cosas mejor que tú o no? (Las hizo mejor). Si Job hubiera razonado y se hubiera defendido cuando Dios lo puso a prueba, ¿lo habría escuchado Él? No. Eso es un hecho. ¿Sabía Job que Dios no escucha a las personas cuando se defienden? No lo sabía, pero no se defendió. Esa era su estatura; se sometió de verdad. ¿Qué hizo Job de malo para que Dios lo tratara de esa forma? No hizo nada malo. Dios dijo que Job lo temía y se apartaba del mal, y que era una persona perfecta. Si hablamos dentro del contexto de la “humillación”, Dios no debería haber hecho que Job sufriera esas indignidades, ni debería haberlo entregado a Satanás para que lo tentara y le arrebatara todas sus posesiones. Observando este caso en los términos de la lógica de las personas que no se someten, Job padeció la adversidad y sufrió una gran indignidad, y cuando afrontó esas pruebas estaba soportando la humillación y llevando una pesada carga para poder obtener posteriormente bendiciones aún mayores de Dios. ¿Fue eso cierto en realidad? (No). ¿Es así como Job pensaba y practicaba? (No). ¿Cómo practicaba? ¿Cómo abordaba esas pruebas? No necesitaba soportar, ni tampoco pensaba que estuviera sufriendo una indignidad. ¿Qué es lo que pensaba? (Dios da y Dios quita). Eso es. Las personas provienen de Dios. Dios te dio la vida y te otorgó el aliento. Provienes por completo de Él, por lo que ¿acaso todas las cosas que obtienes no son cosas que Dios te ha dado? ¿Qué motivos tienes para presumir? Dios te da todas las cosas, por lo que, si Él quiere quitártelas, ¿qué es lo que tienes que razonar tú? Cuando Dios te da algo, estás contento, cuando no te da algo, estás disgustado, te quejas de Él, se lo pides y riñes con Él. Si Dios desea darte algo o no es cosa suya; no hay nada que las personas tengan que razonar. ¿Es así como actuó Job? (Sí). Así es como lo hizo. ¿Había un sentimiento de injusticia en su corazón? (No). No lo había. Observándolo desde la superficie, Job tenía razones suficientes para denunciar una injusticia, hacer racionalizaciones, defenderse, ponerse en contra de Dios y explicárselo todo de manera clara y sencilla. Era la persona que más merecía hacer esas cosas, ¿pero acaso las hizo? No. No dijo una palabra y se limitó a hacer unas pocas cosas: rasgó su manto, se rasuró la cabeza, se tiró al suelo y adoró a Dios. ¿Qué tipo de persona vio en él la gente tras esta serie de acciones? Una persona que temía a Dios y se apartaba del mal, y una persona perfecta. ¿Cuál es la definición de una persona perfecta? Alguien que no emite ningún juicio sobre las acciones de Dios, que en lugar de ello lo alaba y se somete a Él, y por grande que sea la adversidad que sufre, no dice: “He sufrido una injusticia. Esto es una indignidad”. Por muy grande que sea la adversidad que sufre, nunca exhibe ni pronuncia una palabra de esa clase. ¿Cómo se llama eso? Los no creyentes lo llaman “renunciar a sí mismo”. ¿Qué lógica tiene esto? ¿Acaso se trata de eso? (No). “Renunciar a sí mismo” es una enfermedad mental y un disparate. Sin importar lo grande o doloroso que fuera el asunto con el que se encontraba Job, nunca razonaba con Dios ni reñía con Él; tan solo se sometía. ¿Cuál fue su motivo inicial para someterse? El temor de Dios. Su capacidad para someterse provenía de su comprensión de Dios. Él creía que todo proviene de Él, y que todo lo que Él hace es correcto.
Algunos líderes y supervisores de grupo que son sustituidos lloran sin parar, montan un escándalo y se ponen sentimentales. Creen que han sufrido una injusticia, se quejan de que Dios no es justo y piensan que los hermanos y hermanas deberían sentirse mal por dejarlos en evidencia y denunciarlos, y dicen: “No tenéis conciencia. Con lo bueno que he sido con vosotros, ¡y así es como me lo devolvéis! Dios no es justo. He sufrido una enorme injusticia, pero Él no me ha protegido; me han echado con dureza. ¡Todos vosotros me despreciáis, y Dios también me desprecia!”. Creen que han sido tratados de forma muy injusta y montan un escándalo. Decidme, ¿puede una persona así acabar sometiéndose? Por lo que veo, no es nada fácil. ¿Acaso no ha terminado todo para ellos? ¿Por qué montas un escándalo? Si puedes aceptarlo, hazlo. Si no puedes aceptar la verdad ni someterte a ella, entonces ¡lárgate de la casa de Dios! No creas en Dios; nadie te obliga. ¿A qué injusticia has sido sometido? ¿Por qué montas un escándalo? Esta es la casa de Dios. Si tienes lo que hay que tener, ve a montar un escándalo en la sociedad, vete a buscar a Satanás y a los reyes diablos para montarles un escándalo. No lo hagas en la casa de Dios. ¿Cuál es el problema de que te echen como líder de grupo? Puedes seguir viviendo sin serlo, ¿no es así? ¿Dejarás de creer en Dios si no eres líder de grupo? Job sufrió una enorme adversidad, pero ¿qué es lo que dijo? No pronunció ni una palabra para quejarse, e incluso alabó a Dios, diciendo: “Bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* ¿Acaso alabó el nombre de Jehová porque había recibido multitud de recompensas y beneficios? No. Sencillamente esa era su manera de entender y de practicar. ¿No tiene esto que ver también con el carácter de una persona? (Sí). Algunas personas tienen escasa integridad, y cuando se las ofende ligeramente creen que las han tratado de una manera extremadamente injusta, y que el mundo entero debería sentirse culpable por ello y pedirles perdón. ¡Esas personas son tan problemáticas! ¿Cómo explicaríais la palabra “indignidad”? Sufrir una indignidad es algo que suele ocurrirles a los no creyentes, pero en la casa de Dios se dice de otra manera: sufrir adversidad e indignidad para poder obtener la verdad es una adversidad que deberían padecer las personas. Tanto si se las poda como si se las sustituye, las personas que entienden la verdad no consideran que sea una indignidad. Piensan que merecen sufrir la adversidad, y que las personas no pueden someterse a ella porque tienen actitudes corruptas, pero creen que no es una indignidad. ¿Quién sufre realmente la indignidad? Es Dios quien la sufre. Él salva a la humanidad, pero la gente no lo comprende. Veréis, después de que Dios sacase a los israelitas de Egipto, ellos alabaron a los ídolos. Cuando no tenían nada que comer, se quejaron de Dios, y Él les hizo llegar maná y otros alimentos. Pasados unos cuantos días, no le prestaron atención, pero cuando se encontraron con dificultades, volvieron a buscarlo de nuevo. ¿No os parece que Él sufrió una gran indignidad? ¿No padece el Dios encarnado una gran indignidad al ser rechazado por las épocas? Las personas no son nada y no son capaces de nada. Disfrutan de una enorme gracia otorgada por Dios y de numerosas verdades proporcionadas por Él, pero cuando sufren un poco de adversidad merecida sienten que es especialmente injusto. ¿Qué injusticia padece la gente? Hay algunas personas que por lo general tienen algo de entereza, pero cuando sufren un poco de adversidad, cuando los hermanos y hermanas los podan o alguien les dice algo desagradable o nadie los apoya ni los halaga, se sienten agraviadas, piensan que han sufrido una gran adversidad y que han sido ofendidas, y se quejan: “Todos vosotros me despreciáis, y nadie me presta atención. ¡Estoy destinado a ser maltratado!”. ¿Por qué montas un escándalo? ¿De qué sirve decir esas cosas? ¿Alguna de esas palabras es acorde a la verdad? (No). Entonces, ¿a qué equivale? ¿Es esto una humillación? Eres incapaz de ver claramente la adversidad que mereces sufrir, y no la aceptas. Has escuchado muchos sermones, pero no entiendes cómo la gente debería practicar la verdad, ni cómo debería someterse. No sabes nada de eso y aun así piensas que has sufrido algún tipo de gran indignidad. ¿No estás siendo irracional? Para la gente que acepta la salvación de Dios, ¿existe acaso esa indignidad? (No). Incluso si en ocasiones los hermanos y hermanas te tratan realmente de forma injusta, ¿cómo deberías experimentarlo? Por ejemplo, hay un billete de cincuenta dólares en alguna parte, después de que tú pases al lado desaparece, y todo el mundo sospecha que lo tomaste tú. ¿Qué harías? Te sentirías agraviado y frustrado en tu interior: “Aunque sea pobre, sigo teniendo una base moral. Aún me preocupo por mi dignidad. Nunca he tomado nada que pertenezca a otra persona. Mis manos están totalmente limpias. Todos vosotros siempre me despreciáis, y soy el primer sospechoso cuando ocurre esto. Dios no ha aclarado las cosas en mi nombre. ¡Parece ser que a Él tampoco le agrado!”. Montas un escándalo. ¿Cuenta eso como humillación? (No). Entonces, ¿qué deberías hacer en esa situación? Si lo tomaste, admítelo y promete no volver a hacerlo nunca. Si no lo hiciste, di: “No lo tomé. Dios escruta lo más profundo del corazón de la gente. Quien haya tomado ese dinero lo sabe, y Dios también. No diré nada más”. No hace falta que digas: “Vosotros me despreciáis. Todos queréis meteros conmigo”. ¿De qué sirve decir esas cosas? ¿Es algo bueno decir muchas cosas de esa clase? (No). ¿Por qué no? Decir muchas cosas de esa clase demuestra un hecho: Dios no está en tu corazón; no crees en Él ni tienes verdadera fe en Él. Cuando dices la verdad sobre el asunto, Dios lo sabe. Él escruta lo más profundo del corazón de la gente, y todo lo que dicen y hacen las personas. Si otras personas quieren verlo de otra forma, es cosa suya. Tú crees que Dios sabe todas esas cosas, y que no es necesario decir mucho. ¿Es necesario que te sientas agraviado? No. ¿Qué importancia tiene este asunto? Sientes que has sufrido una injusticia cuando te difaman y juzgan por creer en Dios, pero ¿eres capaz de hablar claramente sobre ello? Al defenderte contra ellos de modo insistente, estás retrasando el asunto en cuestión. No tiene sentido, ¿no es cierto? ¿De qué sirve razonar con ellos? Eso no es practicar la verdad.
Las personas padecen mucha adversidad durante el proceso de experimentar la salvación de Dios. ¿Es indignidad la adversidad que sufre la gente? (No). Sin duda no lo es. ¿Por qué digo esto? (Porque la gente tiene actitudes corruptas, debería sufrir esa adversidad). La gente tiene actitudes corruptas; eso es parte de ello. Además, sea cual sea el aspecto de la verdad que no entiendes, y la parte dentro de ti que siga siendo negativa, puedes sacarlo a colación y hablar sobre ello. No es necesario que lo guardes contenido por dentro. ¿Cuál es el objetivo de la charla? (Resolver problemas). Buscar la verdad, llegar a entender la verdad y resolver los problemas internos. No es necesario que los guardes contenidos por dentro, que sufras indignidad ni que soportes, diciendo: “No lo entiendo, pero aun así me hacen someterme. Debo comprender antes de someterme”. Si no lo entiendes, puedes compartir. Buscar la verdad es la senda correcta, no es algo erróneo. Cuando se comparten algunas cosas y se explican claramente, la gente sabrá qué hacer. Tú sigues albergando una actitud de buscar la verdad y resolver problemas a través de la búsqueda de la verdad. Si no entiendes la verdad y te limitas a practicar la sumisión, al final serás incapaz de resolver tus problemas. Por lo tanto, aunque se te exija que te sometas, no es preciso que lo hagas de una forma atolondrada o sin principios. No obstante, hay un principio muy básico dentro de la sumisión: cuando no entiendas, primero debes someterte, tener un corazón y una actitud sumisos. Esa es la racionalidad que debería tener la gente. Después de llevar esto a cabo, buscar lentamente. De esa forma puedes evitar ofender al carácter de Dios, gozar de protección y llegar hasta el final del camino. ¿Todas las palabras que usa Dios para dejar en evidencia, condenar e incluso juzgar y maldecir a las personas están destinadas a humillarlas? (No). ¿Necesita la gente una paciencia extrema para soportar todo eso? (No). No. Al contrario, la gente necesita una fe extrema para aceptar todo eso. Tan solo al aceptar esto puedes entender de verdad cuál es exactamente la naturaleza corrupta de Satanás, la esencia corrupta de las personas, la fuente del antagonismo de la gente contra Dios y el porqué de la incompatibilidad de las personas con Él. Debes buscar la verdad en las palabras de Dios antes de ser capaz de resolver estos problemas. Si no aceptas la verdad ni aceptas cómo las palabras de Dios afirman las cosas, por muy claro que sea su modo de hacerlo, nunca resolverás esos problemas. Incluso aunque entiendas que “Las palabras de Dios no nos humillan; tan solo nos dejan en evidencia, por nuestro propio bien”, únicamente lo reconoces en el sentido doctrinal; nunca llegarás a comprender el verdadero significado de todo lo que dice Dios, ni el efecto que está destinado a lograr. Tampoco entenderás nunca exactamente qué es la verdad de la que habla Dios. Después de compartir de esa forma, ¿acaso no es posible, hasta cierto punto, hacer que las personas tengan una actitud proactiva y positiva hacia aceptar ser podadas y sustituidas, y hacia aceptar la obra, los arreglos y la soberanía que Dios lleva a cabo que no son conformes con las nociones de la gente? (Sí). Como mínimo, las personas pensarán que todo lo que hace Dios es correcto, que no deberían entenderlo de manera negativa y que la actitud que deberían tener en primer lugar es aceptar de forma activa, someterse y después colaborar con ello. Todo lo que Dios le hace a la gente no exige una gran paciencia por su parte, lo que significa que no es necesario soportar todo eso. ¿Qué es preciso que hagas? Es necesario que aceptes, busques y te sometas. La frase “soportar la humillación” que usan los no creyentes es algo claramente abusivo hacia las personas. Nada de lo que hace Dios exige que soportes la humillación. Puedes practicar la paciencia, el amor y la humildad, así como la sumisión, aceptación, honestidad, apertura y búsqueda; esas cosas son relativamente positivas. Entonces, ¿cuál es la lógica detrás de lo que dicen los no creyentes? Es filosofía satánica, son mentiras satánicas. En definitiva, soportar la humillación no es un principio que deban respetar quienes creen en Dios. No es la verdad; es algo satánico. Soportar la humillación no es lo que Dios exige a la gente que haga, porque no existe aquí ninguna humillación. Todas las acciones de Dios dirigidas a la gente son actos de amor, salvación, cuidado y protección. Las cosas que Él dice y la obra que lleva a cabo en la gente son todas positivas y son la verdad. Ni una pizca de ellas es igual a las de Satanás, y no hay nada de los métodos y medios satánicos. Únicamente al aceptar las palabras de Dios puede purificarse la gente y ser salvada.
¿De qué maneras se manifiesta en la gente el hecho de “soportar la humillación” del que habla Satanás? Se manifiesta en forma de daño, abuso, destrucción y aplastamiento. En resumen, desata la calamidad sobre ti. Sin importar si has sufrido o no adversidad o indignidad, en pocas palabras, lo que la gente obtiene en último término de las cosas a las cuales Satanás las somete ciertamente no es la verdad. ¿Qué es lo que obtiene? Dolor. El efecto de Satanás sobre la gente son formas innumerables de humillación y mofa, así como abuso y corrupción. Entonces, ¿qué es lo que esto logra en las personas y cómo las hace sentir? Hace que soporten agravios y tengan que adaptarse para poder preservarse, e incluso consigue que se vuelvan retorcidas por dentro. Las personas aprenden a emplear toda clase de tácticas y métodos para gestionar y abordar todo esto, aprenden a echarle flores a la gente, a fingir y a decir falsedades. Cuando las personas manifiestan y ponen en evidencia todas esas cosas, ¿están dispuestos, felices y en paz sus corazones, o bien enfurecidos y dolidos? (Enfurecidos y dolidos). ¿Se incrementa o se reduce la ira en el corazón de las personas a medida que soportan más humillación en este mundo? (Se incrementa). Entonces, ¿contempla la gente a la humanidad cada vez con mayor hostilidad o con mayor amor? (Con hostilidad). La gente contempla a la humanidad con una hostilidad creciente y odia a todo el que ve. Cuando las personas son jóvenes y acaban de acceder a la sociedad, todo les parece maravilloso, y confían fácilmente en la gente. Al alcanzar la treintena, ya no confían tanto en los demás. Cuando llegan a los cuarenta, desconfían de la mayoría de las personas, y cuando ya tienen cincuenta, su corazón está lleno de odio y tienden a darse la vuelta y dañar a los demás. Antes de llenarse de odio, ¿qué es lo que soporta la gente? Todo es indignidad y dolor. Cuando no tienes la capacidad ni el poder que tienen otros y cuando los demás te dicen que eres tal o cual cosa, debes asentir rápidamente con la cabeza para mostrarte de acuerdo, y cuando te maldigan, debes escuchar. No hay nada que puedas hacer, pero ¿qué es lo que piensas para tus adentros? “¡Algún día, cuando tenga poder, te mataré con mis propias manos y borraré tres generaciones de tu linaje!”. El odio en tu corazón se vuelve cada vez más fuerte. Esa es la consecuencia que trae a la humanidad corrupta soportar la humillación y llevar una pesada carga. Las personas piensan que soportar la humillación y llevar una pesada carga, algo alabado y fomentado por la sociedad, es algo positivo, que se trata de una clase de mentalidad y una forma de pensar que permiten a la gente trabajar con ahínco y esforzarse por hacerse más fuerte. Siendo así, ¿por qué en último término su efecto es generar ira y odio en las personas? (Porque no es la verdad). Eso es. Produce esa consecuencia negativa porque no es la verdad. ¿Qué es lo que ocasiona generaciones de resentimiento y asesinatos por venganza en la sociedad y en las pandillas? (Una vez que las personas sufren indignidad, el odio en su corazón crece y asesinan para vengarse). Eso es, así es como surge el asesinato por venganza. Generación tras generación las personas se asesinan brutalmente entre sí hasta que la catástrofe acaba con la humanidad. Esa es la consecuencia. La humanidad ha vivido conforme a las filosofías y la lógica satánicas y ha evolucionado paulatinamente hasta el día de hoy bajo el poder de Satanás. La relación entre las personas es cada vez más retorcida, distante, fría y desprovista de confianza. ¿Hasta qué punto ha llegado ahora? Hasta el punto en que los corazones de dos personas que no tienen nada que ver una con otra están llenos de hostilidad y odio mutuos. En el pasado, los vecinos tenían contacto frecuente e interactuaban a menudo entre sí, pero a día de hoy una persona puede llevar muerta cinco o seis días sin que sus vecinos lo sepan; nadie se pasaría a ver cómo está. ¿Cómo se ha llegado a esto? Ha sido debido al odio mutuo. No deseas que los demás se muestren hostiles hacia ti, pero al mismo tiempo tú te muestras hostil hacia ellos: es un círculo vicioso. Se trata de una consecuencia negativa y una catástrofe que se han abatido sobre la humanidad debido a las leyes de Satanás. Las opiniones e impresiones que las personas tienen sobre los demás en su corazón son cada vez más desfavorables, por lo que van mejorando en soportar la humillación y llevar una pesada carga, y la ira y el odio crecen en su corazón, hasta que finalmente afirman: “¡Sería mejor que estuvieran todos muertos y ninguno de ellos viviera!”. ¿Acaso no están todos los corazones repletos de esa clase de odio? Desean que este mundo se destruya lo antes posible: “Toda la gente es malvada hasta el tuétano. ¡Se merece ser destruida!”. Dices que los demás son malvados hasta el tuétano, pero ¿qué hay de ti? ¿Puede ser que hayas cambiado de veras? ¿Que hayas alcanzado la salvación? A la vez que odias a los demás por ser malvados hasta la médula, deberías ser mejor que ellos. Si eres igual de malvado que la gente del mundo, entonces careces de razón. Cuando una persona con razón observa que la humanidad es malvada hasta la médula, debería perseguir la verdad y vivir la semejanza humana para satisfacer a Dios; eso es lo adecuado. De esa forma, cuando Dios destruya esta raza humana perversa, esa persona se librará.
¿Odiáis a esta raza humana perversa? (Sí). La mayoría de las personas que creen en Dios tienen algo de humanidad y de razón; su corazón tiene más bondad, ansían la luz y anhelan a Dios y la verdad para detentar poder. No les gustan las cosas perversas, y tampoco las que son injustas. Deberían estar llenos de esperanza, amor y tolerancia hacia la humanidad, ¿cómo pueden entonces odiar a la humanidad? Algunas personas dicen: “Cuando rememoro la época en que estaba en la escuela, el profesor se metía conmigo, pero yo no me atrevía a hablar sobre ello; simplemente tenía que soportarlo. Entonces me decidí a estudiar mucho y llegar a la universidad en el futuro. ¡Voy a enseñaros a todos de qué pasta estoy hecho, y después seré yo quien se meta con vosotros!”. Algunos dicen: “Cuando recuerdo los tiempos en que trabajaba, la gente formidable en mi empresa siempre se metía conmigo, y yo pensaba: ‘Esperad a que llegue el día en que os supere con mis logros. ¡Entonces haré que vuestras vidas sean desdichadas!’”. Hay otros que dicen: “Recuerdo los años en que hacía negocios, el gestor de proveedores siempre me engañaba, y yo pensaba: ‘¡Cuando llegue el día en que haga una gran fortuna, me vengaré de ti!’”. Nadie lo tiene fácil en la vida, y todas las personas sufren momentos en que otros se meten con ellas; todas tienen gente a la que odian por dentro y con la que quieren ajustar cuentas. A eso ha llegado el mundo; está lleno de odio y hostilidad. La hostilidad entre las personas es demasiado extrema, no son capaces de llevarse bien ni de tener una relación amistosa. Este mundo pronto se acabará; ha llegado al final de la cuerda. Todas las personas tienen por dentro historias desgarradoras de los tiempos en que alguien se metía con ellas en algún lugar, o de la época en que otros las fastidiaban, las despreciaban, engañaban o causaban daño en alguna empresa, organización o grupo de gente. Esas cosas pasan en todas partes. ¿Qué demuestra eso? Que la humanidad ya no tiene a personas como Noé en su seno. ¿No es ese el caso? (Sí). El corazón de todos está lleno de perversidad, repleto de hostilidad hacia la verdad, las cosas positivas y la justicia. Las personas ya están más allá de la salvación. No hay ninguna persona, ninguna enseñanza ni teoría que pueda salvar a la humanidad: así están las cosas. Algunos mantienen la esperanza: “¿Cuándo habrá una guerra mundial? Tras la guerra, todos los que merecen morir habrán fallecido, y quienes permanezcan podrán empezar de nuevo. Una nueva era dará comienzo, y se fundará un nuevo país”. ¿Es eso posible? No. Algunas personas depositan su esperanza en toda clase de religiones, pero ahora todas las religiones están en declive y se encuentran en las últimas. Todas las religiones están podridas hasta la médula y tienen mala reputación. ¿Qué quiero decir con estas palabras? Están destinadas a hacer que la gente entienda un hecho: si Dios no usara las palabras y la verdad para salvar a la humanidad, el odio y el carácter crueles que anidan en lo más profundo de los seres humanos no harían sino volverse cada vez peores y más descontrolados. En último término, la única posibilidad para la humanidad sería acabar en la autodestrucción, con las personas asesinándose brutalmente entre sí. A día de hoy, mucha gente desea evitar esta raza humana perversa e irse a vivir sola a lo más profundo de las montañas y los bosques, o a algún lugar en que no viva la raza humana. ¿Cuál es el resultado de esto? La humanidad dejará de multiplicarse y no habrá una siguiente generación. La humanidad se extinguirá después de la generación presente; no habrá descendencia. La resistencia de la humanidad ante Dios es demasiado grave y hace tiempo que eso suscitó Su ira. La humanidad no durará mucho. ¿Por qué hay tantas personas que no se casan? Porque tienen miedo de que las engañen, no creen que queden ya buenas personas y están repletas de hostilidad hacia el matrimonio. ¿Quién tiene la culpa de esto? Puedes echarle la culpa a la gente por estar demasiado corrompida, a Satanás y a los diablos, a las personas que aceptan voluntariamente la corrupción. Odias a los demás, pero ¿realmente eres tú mejor que ellos? Careces de la verdad y odiar a otros no ayuda. Si la gente carece de la verdad y no la entiende, al final llegará a un callejón sin salida, se sumirá en la catástrofe y será destruida. Ese es el final que les espera. Si Dios no salva a la humanidad, no habrá nadie en la humanidad corrupta que pueda entender la verdad.
La cita bíblica marcada (*) ha sido traducida de AKJV.
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