Digresión uno: Qué es la verdad (Parte 5)

¿Qué es exactamente la “humillación”? ¿Es preciso que los creyentes la soporten? ¿Existe esa “humillación”? (No). No existe; ¿no resuelve eso el problema? La próxima vez que oigas a alguien afirmar: “Lo primero que debes aprender como creyente es a soportar. Pase lo que pase, debes portarlo y reprimirlo por dentro”, ¿deberías decirle algo? (Sí). ¿Qué deberías decir? Di: “¿Para qué soportas? Si realmente estás soportando una indignidad, eres bastante lamentable, y eso demuestra que no entiendes la verdad. Si comprendieras la verdad, esa indignidad no existiría, y aceptarías voluntariamente y con agrado todas las circunstancias que Dios instrumenta para ti. Esa es la adversidad que la gente debería sufrir, no una indignidad cualquiera. Es Dios que te está elevando. El hecho de que podamos padecer esa adversidad demuestra que Él nos sigue dando una oportunidad y nos permite ser salvados. Si no tuviésemos siquiera la oportunidad de sufrir la adversidad o no fuésemos dignos de ello, no tendríamos ninguna oportunidad de ser salvados. No es indignidad; debes llegar a tenerlo claro, y fijarte en si lo que dices es realmente correcto. Esa indignidad no existe; somos personas corruptas y merecemos sufrir esa adversidad. Cuando estás enfermo, tomar medicamentos y someterte a una operación quirúrgica conlleva padecer cierta adversidad. ¿Cuenta como indignidad la adversidad que sufres para sanar tu enfermedad? Eso no es indignidad; se hace para curarte. Nuestra fe en Dios y nuestra experiencia del juicio y el castigo tienen la finalidad de despojarnos de nuestras actitudes corruptas y hacer que vivamos la semejanza humana, conforme a las exigencias de Dios, que nos sometamos a Él, lo adoremos y vivamos mejor y con más dignidad. Merecemos padecer esta adversidad debido a nuestras actitudes corruptas. Sufrimos esta adversidad con el fin de obtener la verdad y la vida. No podemos interpretarla como indignidad. Debemos aceptarla como nuestra responsabilidad y obligación que cumplir, como el camino que deberíamos emprender. Esa es la elevación de Dios, y debemos alabarlo por elevarnos, por la oportunidad que nos brinda. A juzgar por todo lo que hemos hecho y cómo hemos actuado, no somos dignos de padecer esta adversidad, y deberíamos ser destruidos, como la gente del mundo. Si consideramos que la adversidad que deberíamos sufrir y toda esa gracia que Dios nos ha concedido son una indignidad, ¡entonces nuestra conciencia tiene graves carencias y estamos lastimando Su corazón! No somos dignos de la salvación de Dios”. ¿No es ese el caso? (Sí). Esta parte de la doctrina es muy sencilla. ¿Acaso no debería uno ser capaz de entenderla sin que se enuncie? Al ser esclarecido de esa forma y entender esas cosas, el corazón de las personas estará más relajado, y estas no actuarán de forma irracional cuando les ocurran cosas. Algunas personas saben claramente en su corazón que esa es la verdad y que deben aceptarla, pero cuando hablan siguen diciendo que es algo realmente injusto, y continúan hablando hasta que acaban pronunciando palabras de juicio contra Dios. No hagas cosas así. Siempre que te ocurran cosas, busca la verdad. Ese es el primer asunto crucial; nunca lo pases por alto. Si reconoces que Dios es el camino, la verdad y la vida, no deberías considerar cualquier circunstancia que Él cause como la obra del hombre. En lugar de ello, deberías considerar todas las circunstancias que Él cause como una oportunidad para transformar tu carácter y aceptar la verdad.

He terminado de hablar sobre el significado de la “humillación”. A continuación, hablaré sobre la parte siguiente, sobre lo que quiere decir “llevar una pesada carga”. Hace un instante hablábamos sobre cómo la pesada carga que lleva la gente es un deseo y una ambición que anidan en lo más profundo de su corazón, una meta que aspiran a alcanzar. Cuando se trata de creyentes que son salvados por Dios y aceptan Su liderazgo, ¿acaso necesitan soportar la humillación y llevar una pesada carga? Acabo de decir que la frase “soportar la humillación” carece de fundamento en la casa de Dios. No necesitas soportar la humillación ni es necesario que sientas que aguantas tanta adversidad; no es preciso que tu corazón sienta que recibe un trato injusto ni necesitas soportar toda esa indignidad para poder satisfacer a Dios, como si fueras muy noble. No es necesario que hagas esas cosas. Entonces, ¿qué significa llevar una pesada carga? Si uno dijera que Dios hace que las personas sufran toda esa adversidad para que sean capaces de asumir responsabilidades y misiones más grandes, de recibir mayores bendiciones y un mejor destino, ¿sería sensata y razonable esa afirmación? (No). No es sensata. ¿Cómo deberíamos definirla entonces? Dios permite que las personas sean salvadas, que logren temerlo a Él y evitar el mal, y hace que vivan mejor. ¿Por quién hace eso exactamente? ¿Por el bien de las personas o por su propio bien? (Por el bien de las personas). Por supuesto que es por el bien de las personas. Ellas son las mayores beneficiarias. Por eso digo que esto no tiene nada que ver con lo que obtiene Dios de ello, ni mucho menos con la magnitud de las bendiciones que las personas puedan recibir al sufrir esa adversidad. No es necesario que soportes, ni que tengas “grandes aspiraciones” de ese tipo, ni tampoco que renuncies a las cosas de esa manera. En realidad, no has renunciado a nada, ni tampoco has tirado nada por la borda. Al contrario, las personas son quienes más han ganado en último término. Entre otras cosas, la gente ha comprendido todos los diversos criterios para comportarse. Además, las personas son capaces de respetar todo ese orden y todas esas leyes que Dios ha establecido, y de vivir de manera ordenada. ¿Cómo es esa forma de vivir comparada con la manera en que las personas viven ahora? (Es mejor). Es mejor que como viven ahora las personas. Y de esas dos formas de vida, ¿cuál está más bendecida?, ¿cuál se parece en mayor medida a la de un verdadero ser creado? Y, más aún, ¿cuál es la vida que la humanidad debería tener? (La primera). Por supuesto que es la primera. Tras padecer esa adversidad, entiendes las intenciones de Dios y al mismo tiempo comprendes numerosas verdades. Con una comprensión de la verdad como fundamento, aprendes cómo comportarte, y hay verdad que actúa como vida dentro de tu humanidad. ¿Te hace eso más digno? En origen las personas no tienen ningún tipo de verdad. Son meros desdichados sin ningún valor, inferiores a las hormigas, y no merecen vivir, pero ahora has entendido la verdad, hablas y actúas conforme a ella. Sin importar lo que Dios te mande hacer, eres capaz de escuchar y de cumplirlo al pie de la letra; independientemente de los arreglos que Él haga para ti, eres capaz de someterte a ellos. ¿Seguirás entonces juzgándolo? ¿Te rebelarás de manera proactiva contra Él? Si alguien te instiga a que te rebeles contra Dios, ¿lo harás? (No). Si alguien cuenta mentiras sobre Él para desorientarte, ¿lo creerás? (No). No, no lo harás. Por tanto, no te rebelarás contra Dios, ni en sentido objetivo ni subjetivo. Los humanos de esa clase viven por completo bajo el dominio de Dios. ¿Necesitan aun así soportar ahora el dolor de la gente? ¿Sigue habiendo odio y dolor en su corazón? ¿Hay cosas tristes y dolorosas en su interior? (No). Ese dolor no existe. En todo lo que hacen, las personas así tienen principios y no actúan de forma indiscriminada. Por otra parte, cuando ocurren cosas, Dios tiene autoridad soberana y Satanás no puede dañarte; vives como una persona de verdad. ¿Destruiría Dios a ese tipo de seres humanos? ¿Esa clase de humanos se autodestruirían? (No). No. Son un tipo de persona totalmente distinto en comparación con los humanos corruptos de hoy. El corazón de las personas a día de hoy está repleto de odio y dolor. Son capaces de suicidarse, pelearse y matar gente o hacer cosas malas en cualquier momento o lugar, y así traen la catástrofe al mundo de los humanos. En cambio, los seres humanos que Dios ha salvado y han obtenido la verdad como vida pueden coexistir en paz sin luchas ni odios. Son capaces de someterse a los arreglos de Dios, y de hacerlo uniendo sus corazones y sus esfuerzos a cada palabra pronunciada por Él. Todas esas personas viven en la palabra de Dios, y trabajan esforzándose en una misma dirección. Con el objetivo de que se lleve a cabo la voluntad de Dios, si tú entiendes la verdad, él y ella la entienden, ellos y ellas también, ¿seguirán teniendo acaso distintas opiniones al estar todos juntos? (No). De esa forma, pueden llegar al punto en que todos vivan en la presencia de Dios, en Su palabra y conforme a la verdad, y los corazones de las personas sean compatibles. ¿Puede así seguir habiendo luchas y matanzas entre las personas? (No). No. ¿Es preciso que la gente siga soportando dolor? No hay dolor. Los seres humanos de este tipo viven una vida bendecida sin luchas ni matanzas. ¿Cómo deberían gestionar entonces las personas todas las cosas que Dios les ha encomendado? (Deberían coexistir en paz). Una parte de ello es que deberían coexistir en paz. La otra es que deberían gestionar todas las cosas de conformidad con el orden y las leyes que estableció Dios, lo que quiere decir que todo ese orden y todas esas leyes y seres vivos pertenecen a la humanidad, esta los usa y generan beneficios para ella. ¡Qué maravillosa es esta clase de humanidad! Llegados a ese punto, el entorno vital de la humanidad se entrega a los humanos para que lo gestionen. Dios establece el orden y las leyes para este mundo por el bien de los seres humanos, y después dejará de interferir en él. Si un día ves un lobo comiéndose un conejo, ¿qué harías? Debes dejar que el lobo se lo coma. No puedes impedir que un lobo coma conejos y hacerle comer hierba. ¿Qué error estarías cometiendo? (Ir en contra del orden natural de las cosas). Estarías yendo en contra del orden natural de las cosas. Los conejos comen hierba y los lobos, carne, por lo que debes respetar sus naturalezas inherentes y dejar que se desarrollen con libertad. No hay necesidad de interferir en sus actividades y estilo de vida de manera complementaria y artificial. No es preciso que gestiones esas cosas; Dios ya las ha establecido tal y como deben ser. Si hay algunos lugares en los que llueve mucho y el clima es inadecuado, los animales deben migrar. Dices: “Debemos arreglar este lugar. ¿Cómo es que siempre llueve tanto? ¡Debe de ser muy cansador para los animales estar siempre migrando!”. ¿No es esto también una estupidez? (Sí). ¿En qué sentido? ¿Acaso Dios no estableció ese clima? (Sí). Él estableció ese clima y permitió a esos animales vivir en esa zona. ¿No estableció Dios su migración? (Sí). Entonces, ¿por qué quieres entrometerte? ¿Por qué actúas ciegamente guiado por buenas intenciones? ¿Qué tiene de bueno la migración? Cuando un gran grupo de animales permanece en una zona durante medio año, se come toda la hierba. Si no llueve ni están dispuestos a marcharse, ¿qué ocurre? Será preciso que llueva todo el tiempo. Cuando la tierra esté húmeda no podrán permanecer allí, y la hierba estará empapada, por lo que tendrán que marcharse. Esa migración hace que sus cuerpos estén en forma y da a la hierba una oportunidad para crecer de nuevo. Cuando se hayan comido la mayor parte de la hierba en otro lugar, será el momento de que nieve allí y una vez más los echarán de ese sitio, por así decirlo, y tendrán que migrar rápidamente. De nuevo emprenderán el camino hasta el lugar de origen. No estará lloviendo, la hierba habrá crecido y podrán volver a comérsela. Así, este ecosistema mantiene continuamente el equilibrio de forma natural. Algunos dicen: “Los leones se comen siempre a los ñus; ¡pobres bichos! ¿No podemos hacer que los ñus sean más inteligentes?”. ¿Por qué actúas ciegamente guiado por buenas intenciones? ¿Estás tratando de demostrar que eres bueno? Tu bondad va demasiado lejos. Si los ñus fueran astutos, los leones estarían hambrientos. ¿Podrías soportar ver a los leones pasar hambre? Hay otros que dicen: “Los leones son malos. Atacan a los ciervos y las cebras. ¡Es algo tan cruel y sangriento!”. Si aniquilaras a los leones, habría demasiados ciervos y cebras. ¿Cuál sería el resultado final? Los animales se comerían toda la hierba, y los pastizales se convertirían en un desierto. ¿Podrías aceptar eso? ¿Actuarías de igual modo siguiendo esas buenas intenciones? Entonces, ¿qué deberías hacer? Dejar que se desarrollen con libertad. Así son las cosas con los animales. Dios estableció todo ese orden hace tiempo, y debes aceptarlo lo quieras o no; todo debe suceder tal y como fue ordenado. Si vas en contra del orden natural, la vida no puede mantenerse. Una vez que entiendas todas esas leyes, las respetarás, y observarás esas cosas de conformidad con ellas. A continuación, verás la sabiduría de la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Además, todas esas leyes son inherentes a la vida. ¿De dónde salió esto? (Fue predestinado por Dios). Fue predestinado por Dios. Así es como Él lo dispuso. Los seres humanos investigan en la ciencia, la biología y toda clase de áreas de estudio. Han efectuado investigaciones durante muchos años, pero tan solo entienden la doctrina y el orden sencillos; nadie ve la sabiduría ni la soberanía de Dios en esa doctrina y en los fenómenos. ¿Por qué surgió todo ese ecosistema y esa cadena alimenticia hasta volverse tan complejos y asombrosos? Los seres humanos se limitan a aclarar un fenómeno o anunciar un hecho a las personas de este mundo, pero nadie es capaz de resumir ni de ver claramente que todo esto provino de Dios; no surgió por su cuenta. Si seguimos la corriente y afirmamos que surgió por su cuenta, ¿cómo es que nadie ha visto nunca un mono convertirse en humano en todos estos años? Todas esas leyes fueron establecidas por Dios. ¿Tienen algo que ver con que los monos se conviertan en humanos? (No). Eso no existe. Dios estableció todo ese orden y todas esas leyes. Si las personas tienen la suerte de permanecer, llegados a ese punto no solamente respetarán, mantendrán y gestionarán todo ese orden y todas esas leyes, sino que, lo que es más importante, se convertirán también en las mayores beneficiarias de todo ello. Dios preparó todo esto para la humanidad, lo estableció para las personas; todo está listo para que la gente lo disfrute. De todas las cosas, los seres creados que son personas son los más bendecidos. Las personas disponen de lenguaje y pensamiento, pueden oír la voz de Dios y entender Sus palabras, cuentan con un lenguaje con el que comunicarse con Él y son las más dotadas para entender Sus palabras. Las personas son los seres más bendecidos puesto que Dios les otorgó el mayor capital con el cual poder obtener la salvación y presentarse ante Él. En último término, todo lo que Dios ha hecho, todo ese orden y todas esas leyes que Él estableció exigirán que las personas gestionen y mantengan. Esas personas que se limitan a investigar, arruinar, perjudicar y desviar todo ese orden y todas esas leyes deben ser liquidadas. La gente ha padecido mucha adversidad. ¿Existe realmente ese hermoso destino en el que creen las personas en su corazón, ese que persiguen y anhelan? No existe en realidad. Se trata de un mero deseo y una ambición de la gente, y es distinto de lo que Dios desea darle. Son dos cosas diferentes y no tienen nada en común. Por tanto, la parte de “llevar una pesada carga” en soportar la humillación y llevar una pesada carga no existe en las personas. ¿Qué quiero decir con que no existe? Que el hermoso destino en el que crees, y aquello que deseas lograr en las ambiciones y deseos que albergas en lo más profundo de tu corazón no existen en absoluto. No importa cuánta adversidad sufras ni cuánta indignidad soportes, al final el destino que anhelas, las cosas que deseas lograr, la persona en la que quieres convertirte y el grado de bendiciones que deseas recibir carecen de fundamento. Esas no son las cosas que Dios quiere darte. ¿Qué otro problema hay aquí? Soportar la humillación y llevar una pesada carga es cuando las personas ocultan sus capacidades reales al soportar la indignidad, y después la padecen para poder alcanzar sus metas. ¿Cuáles son esas metas? Son los ideales e incluso los deseos que anidan en lo más profundo del corazón de la gente. Entonces, cuando los creyentes sufren la adversidad ¿esto tiene como objetivo satisfacer un deseo? (No). ¿Para qué sirve en ese caso? Cuando los creyentes sufren la adversidad, ¿es positiva o negativa la meta que desean perseguir y alcanzar? (Positiva). ¿Está vinculada con el deseo? (No). Entonces, ¿cuál es esa meta positiva? (Despojarse de su carácter corrupto, convertirse en una persona de verdad y poder vivir mejor). Despojarse de su carácter corrupto, convertirse en una persona de verdad y poder vivir mejor. ¿Qué más? Convertirse en una persona que se salva, y no volver a rebelarse contra Dios. ¿Queréis convertiros en alguien como Job y Pedro? (Sí). ¿No es eso una meta pues? (Sí). ¿Está vinculada esa meta con el deseo? (No). Esa meta es una búsqueda adecuada, y es el objetivo y la senda que Dios ha dado a la gente. Es lo adecuado. Por eso digo que la adversidad que padeces debido a esa meta y búsqueda adecuadas no es soportar la humillación. En lugar de ello, es lo que la gente debería perseguir, y es la senda que las personas deberían tomar. ¿Pueden acceder a esa senda las personas que piensan, en lo más profundo de su corazón, que son alguien que soporta la indignidad? No pueden, ni tampoco pueden alcanzar esa meta.

Observándola ahora, ¿la frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga” es la verdad? (No). No es la verdad, ni tampoco es un criterio de cómo la gente debería actuar, comportarse o adorar a Dios. ¿Necesitan las personas soportar la humillación y llevar una pesada carga para que Dios las salve? (No). ¿Es correcto o incorrecto decir que una persona alcanzó la salvación al soportar la humillación y llevar una pesada carga? (Es incorrecto). ¿Por qué es incorrecto? Soportar la humillación y llevar una pesada carga no es practicar la verdad, así que ¿cómo pueden alcanzar la salvación? Eso es como decir que una persona asesinó gente, prendió fuego a cosas e hizo un montón de maldades, y finalmente se convirtió en un “líder amado por el pueblo”. ¿No es más o menos lo mismo que decir eso? (Sí). Eso es lo que quiere decir. Es evidente que estaba en la senda de la perversidad, pero se convirtió en una persona positiva. Eso es una contradicción. Si uno dijera que una persona ha soportado la humillación y llevado una pesada carga y finalmente logró la compatibilidad con Dios, o que una persona soportó la humillación y llevó una pesada carga y al final se mantuvo firme durante las pruebas o bien que otra soportó la humillación y llevó una pesada carga y con el tiempo completó la comisión de Dios, ¿cuál de esas afirmaciones es correcta? (Ninguna de ellas). Ninguna de ellas es correcta. ¿Es correcto decir que alguien ha soportado la humillación y llevado una pesada carga mientras difundía el evangelio por toda una aldea? (No). Veo que algunas personas no están seguras, y piensan: “¿Es correcto? Creo que esa afirmación es correcta, ¿no es así? Hay numerosas ocasiones en que la gente debe soportar la humillación y llevar una pesada carga mientras difunde el evangelio y da testimonio de Dios”. Usar esa frase en ese contexto es correcto, ¿verdad? (No). ¿Por qué no? Decidme. (Porque el efecto que se logra al soportar la humillación y llevar una pesada carga no es positivo). ¿Es esa la aplicación correcta? Analizad qué tiene de erróneo esa frase, diseccionadla. “Al soportar la humillación y llevar una pesada carga mientras compartían el evangelio, convirtieron a muchas personas, dieron mucho fruto y difundieron el nombre de Dios”. ¿No sabéis si esa afirmación es correcta o no? Si la aplicamos conforme a todas las afirmaciones sobre las cuales hemos hablado hoy, sería incorrecto usar esa frase en esa situación, pero si pensamos un poco más allá acerca de cómo al difundir el evangelio algunas personas reciben golpes o gritos por parte de destinatarios potenciales, que los expulsan de sus puertas, ¿cuenta esto como soportar la humillación? (No). Entonces, ¿de qué se trata? (De la adversidad que los creyentes deben padecer al difundir el evangelio). Eso es. Esa es la adversidad que la gente debe sufrir. Es su responsabilidad, su obligación, y la comisión que Dios ha dado a las personas. Lo mismo sucede con el dolor de un parto; ¿acaso no es una adversidad que es preciso padecer? (Sí). Si una mujer dijera a su hijo: “He soportado la humillación y llevado una pesada carga para traerte al mundo”, ¿sería correcto decir eso? (No). Ha sufrido una adversidad, ¿por qué entonces es incorrecto decirlo? Porque es la adversidad que debe sufrir. Por ejemplo, si un lobo cazase durante muchas horas antes de atrapar un conejo y dijera: “He soportado la humillación y llevado una pesada carga para poder comerme un conejo”, ¿sería eso correcto? (No). Para comerse un conejo, el lobo debe sacrificar algo a cambio. El conejo no va a quedarse ahí esperando a que llegue el lobo y se lo coma. ¿Qué tarea es tan sencilla? Sea cual sea la tarea, uno siempre debe realizar algún sacrificio. Eso no es soportar la humillación y llevar una pesada carga. ¿De qué forma acabamos de categorizar concienzudamente esa frase? (De forma negativa). La hemos categorizado como una frase negativa y peyorativa, como lógica de Satanás y filosofía satánica para los asuntos mundanos. No tiene nada que ver con la fe en Dios ni las cosas positivas. Si alguien dice: “He difundido el evangelio durante muchos años. ¡Realmente he soportado la humillación y llevado una pesada carga!”, eso no es adecuado. Difundir el evangelio es tu responsabilidad, y es una adversidad que se supone que debes sufrir. Incluso si no difundes el evangelio, ¿no padecerás la adversidad simplemente por vivir? Esa es la adversidad que se supone que la gente debe sufrir; es lo adecuado. La frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga” ha sido, en esencia, erradicada de la casa de Dios. Si alguien vuelve a mencionarla, ¿cómo la interpretarás? Si alguien dice: “¡He soportado la humillación y llevado una pesada carga en prisión para no ser un judas!”, ¿es correcta esa afirmación? (No). ¿Por qué no? “Para no ser un judas” es una meta muy recta y algo muy recto que decir; por lo tanto, ¿por qué no lo es “soportar la humillación y llevar una pesada carga”? (Un creyente no debería ser un judas). Eso es. ¿Cómo de razonable es para un creyente ser un judas? ¿No resulta ridículo decir que no ser un judas es soportar la humillación y llevar una pesada carga? Dar testimonio de Dios es tu misión. Esos son el testimonio y la postura en los que los seres creados deberían mantenerse firmes. Satanás no es digno de la alabanza del hombre. Dios es el Único a quien las personas deberían adorar, y es algo perfectamente natural y justificado adorarlo. Cuando Satanás intente subyugarte a su voluntad, deberías mantenerte firme en tu testimonio de Dios, renunciar a tu vida y no ser un judas. Eso no equivale a soportar la humillación y llevar una pesada carga. Ya he explicado claramente esta frase. Si alguien vuelve a decir que ha soportado la humillación y llevado una pesada carga, ¿cómo deberíais gestionar el asunto? Lo entenderá cuando le hagas escuchar el sermón que he predicado hoy. Esa es la manera más sencilla.

C. La voluntad de pelear sin claudicar

La tercera manifestación de dormir sobre maleza y lamer la hiel es la voluntad de pelear sin claudicar. ¿Qué clase de actitud es no claudicar? Una actitud arrogante. ¿Cómo es posible que la gente nunca fracase? ¿Cómo es posible que nunca haga nada mal, nunca diga nada equivocado ni cometa ningún error? Debes admitir: “Soy una persona normal y corriente. Tengo defectos y limitaciones. Hay momentos en que hago algo equivocado y otros en que digo algo inadecuado. Soy capaz de hacer cosas que están mal y de seguir la senda incorrecta. Soy una persona corriente”. Entonces, ¿qué significa no claudicar? Es cuando alguien fracasa, se enfrenta a reveses o se extravía por la senda incorrecta pero no lo admite. Tan solo se obstina en seguir avanzando. Fracasa, pero no se desanima, ni tampoco admite sus errores. Por mucha gente que lo reprenda o condene, no desiste. Insiste en pelear, trabajar y seguir su propio rumbo en pos de sus propias metas, sin pensar siquiera en el coste. Esa es la clase de mentalidad a la que se refiere la expresión. ¿Acaso no es una buena mentalidad para motivar a la gente? ¿En qué situaciones suele usarse “no claudicar”? En cualquier tipo de situación. Allá donde haya seres humanos corruptos existe esa expresión, como también existe esa mentalidad. ¿Con qué objetivo se les ocurrió ese dicho a los humanos de la calaña de Satanás? Para que las personas nunca se entiendan a sí mismas, no reconozcan sus propios errores ni tampoco los acepten; para que no vean tan solo la parte de sí mismas que es frágil, débil e inepta, sino más bien la parte que es capaz, fuerte y valerosa, para que no se subestimen y piensen en cambio que son competentes. Siempre que pienses que puedes, entonces podrás; siempre que creas que vas a tener éxito, no fracasarás, y si puedes convertirte en la flor y nata, entonces lo harás. Siempre que tengas esa determinación y resolución, esa ambición y ese deseo, podrás lograrlo todo. Las personas no son insignificantes; son fuertes. Los no creyentes emplean un dicho: “Los grandes resultados requieren grandes ambiciones”. Hay personas a las que les encanta este dicho en cuanto lo oyen: “¡Vaya! Si quiero un diamante de diez quilates, ¿eso quiere decir que lo conseguiré? Si quiero un Mercedes, ¿eso significa que será mío?”. ¿Estará lo que obtengas a la altura de la amplitud de lo que desea tu corazón? (No). Ese dicho es una falacia. Por decirlo de forma llana, la arrogancia de quienes creen en la expresión “no claudicar” y la reconocen no conoce límites. ¿Con qué palabras de Dios entra en contradicción directa la forma de pensar de esa gente? Dios exige a las personas que se entiendan a sí mismas y se comporten de una forma sensata. Las personas tienen actitudes corruptas; sufren limitaciones y tienen un carácter que se resiste a Dios. No hay gente perfecta dentro del género humano, nadie es perfecto; tan solo hay gente corriente. ¿Cómo exhortó Dios a las personas a comportarse? (De manera educada). Las exhortó a comportarse de manera educada y a mantenerse en su lugar como seres creados de una forma sensata. ¿Ha exigido alguna vez Dios a la gente que no claudique? (No). No. Entonces, ¿qué dice Él acerca de las personas que siguen la senda incorrecta o que revelan un carácter corrupto? (Dice que hay que reconocerlo y aceptarlo). Reconocerlo y aceptarlo, a continuación comprenderlo, ser capaz de virar el rumbo y alcanzar la práctica de la verdad. Por el contrario, no claudicar es cuando la gente no entiende sus propios problemas, no comprende sus errores ni los acepta, no vira el rumbo ni se arrepiente en ningún caso, ni mucho menos acepta la soberanía ni los arreglos de Dios. No solo no trata de averiguar cuál es exactamente el destino de las personas o cuáles son las instrumentaciones o los arreglos de Dios, no solo no averigua estas cosas sino que en lugar de ello toma las riendas de su propio destino; quiere tener la última palabra. Además, Dios exige a la gente que se entienda a sí misma, que se evalúe y examine a sí misma con exactitud y que haga lo que sea que sepa hacer bien de una forma sensata y educada, con todo su corazón, mente y alma, mientras que Satanás hace que la gente emplee a fondo su carácter arrogante y le dé rienda suelta. Hace que las personas sean sobrehumanas, que sean grandiosas e incluso que tengan superpoderes; hace que la gente sea cosas que no puede ser. Por lo tanto, ¿cuál es la filosofía de Satanás? Que incluso si estás equivocado, no lo estás; que siempre que tengas una mentalidad de no admitir la derrota, una mentalidad de no claudicar, tarde o temprano llegará el día en que te conviertas en la flor y nata, en que tus deseos y metas se hagan realidad. Entonces, ¿hay algún sentido en el que no claudicar quiere decir que usarás los medios que sean para lograr algo? Para poder alcanzar tus metas, no debes reconocer que eres capaz de fracasar, no debes creer que eres una persona corriente ni debes pensar que eres capaz de seguir la senda incorrecta. Además de esto, debes emplear sin escrúpulos toda clase de métodos o intrigas secretas para hacer realidad tus ambiciones y deseos. ¿Hay algo en el hecho de no claudicar por lo cual la gente se aproxime a su destino con una actitud de espera y sumisión? (No). No. Las personas insisten en tomar por completo las riendas de su propio destino; desean controlarlo. Tanto si se trata del camino por el que irán, de si serán bendecidas o del tipo de estilo de vida que llevarán, deben tener la última palabra en todo. Los no creyentes emplean un dicho: “La ocasión la pintan calva”. ¿Qué tipo de dicho es ese? Hay muchas personas que pasan años preparándose, su vida entera, pero mueren sin llegar a tener siquiera una oportunidad. ¿De dónde surge la oportunidad? (De Dios). Si Dios no dispone ninguna oportunidad para ti, ¿sirve de algo cualquier cantidad de preparativos por tu parte? (No). Si Él no tiene previsto brindarte una oportunidad y no es algo que esté predestinado, por muchos años que pases preparándote, ¿de qué te sirve? ¿Se apiadará Dios de ti y te dará una oportunidad porque hayas pasado tantos años preparándote? ¿Lo hará? (No). Llegará una oportunidad si Dios la ha dispuesto para ti, y si no lo ha hecho, no la tendrás. ¿Sirve de algo no claudicar? (No). Algunos dicen: “Yo no claudico. ¡Tomo las riendas de mi propio destino!”. Sus palabras son feroces, pero que puedan o no conseguirlo no depende de ellos. Por ejemplo, hay una mujer que desea tener un niño. Da a luz a varios hijos, pero todos resultan ser niñas. Otras personas le dicen que no tenga más hijos, que no está predestinada a tener un niño, pero ella no se doblega y dice: “No me lo creo. ¡Nunca claudicaré!”. Cuando su décimo hijo vuelve a ser una niña, termina por someterse: “Parece que no estoy predestinada a tener un niño”. ¿Sigue acaso sin claudicar? ¿Todavía tiene confianza? ¿Se atreve aún a tener más hijos? No, ya no se atreve. Hay otro hombre que se dedica a hacer negocios y planea ganar quinientos mil dólares en dos años. Al principio, cuando no ingresa nada durante los primeros seis meses, dice: “No pasa nada. No ganar dinero durante el primer semestre no tiene consecuencias. Seguro que ganaré dinero en el siguiente semestre”. Tras pasar más de un año sin haber ingresado nada, sigue sin tirar la toalla: “Yo no claudico. Creo que todo depende de uno mismo; ¡tengo muchas oportunidades!”. Cuando han transcurrido dos años, no ha ganado siquiera cincuenta mil, y mucho menos quinientos mil. El hombre piensa que no ha tenido el tiempo ni tampoco la experiencia suficiente, por lo que cursa estudios durante otros dos años. Pasados cuatro años, no solamente no ha ganado quinientos mil dólares, sino que ha perdido casi todo su capital, pero sigue sin claudicar: “Estoy predestinado a tener dinero. ¿Cómo es que soy incapaz de ganar quinientos mil dólares?”. Una vez que pasen casi diez años, ¿tendrá todavía esa meta de ganar quinientos mil dólares? Si le preguntas de nuevo cuánto prevé ganar ese año, te contestará: “Bueno, bastante tendré con poder vivir de ello”. ¿Sigue acaso sin claudicar? Ha fracasado, ¿no es así? ¿De qué manera? ¿Fracasó porque su objetivo de ganancias era demasiado elevado? ¿De eso se trata? No. Tanto si se trata de sus bienes como de sus hijos, de la adversidad que sufren en sus vidas o de adónde van y cuándo, las personas no pueden decidir nada. Algunas desean entrar en la administración pública, pero nunca tienen la oportunidad; ¿acaso se puede culpar de esto a su falta de capacidad? Son capaces y calculadores, saben cómo echarle flores a la gente, así que ¿por qué es tan difícil para ellas convertirse en funcionarios públicos? Hay muchas personas menos capaces que ellas que lo han conseguido, como también lo han logrado muchas otras a las que ellas menosprecian. Esas personas saben expresarse bien, tienen verdadero talento y cuentan con una sólida formación, ¿por qué es tan difícil que se conviertan en funcionarios si así lo desean? Cuando eran jóvenes, nunca claudicaban, pero al hacerse viejas sin haber pasado de meros empleados, terminaron por tirar la toalla, y dijeron: “El cielo decide el destino del hombre. Si está predestinado, ocurrirá. Si no, no se puede conseguir por medio del esfuerzo”. Se han resignado a su destino, ¿no es cierto? ¿Qué ha pasado con su mentalidad de no claudicar? La gente resulta humillada frente a los hechos.

¿Qué es lo que aporta a la gente una mentalidad de no claudicar? Fecunda sus deseos y ambiciones. Lo que aporta a la gente no es una influencia ni una guía positivas; en lugar de ello, trae una especie de influencia negativa y adversa sobre ella. Las propias personas no saben nada acerca de su lugar en el universo, ni del destino que el Cielo ha planeado para ellas, ni tampoco de la soberanía de Dios ni de Sus arreglos. Además de eso, han adquirido lo que se denomina una muleta mental. ¿Qué es lo que acaba ocurriendo cuando las personas están en una situación en la que tan solo pueden ser desorientadas? Trabajan muchísimo para nada y hacen mucho trabajo inútil. Para poder alcanzar sus metas, por una parte sus cuerpos y mentes soportan una cantidad considerable de pérdidas y traumas, y por otra sin duda han cometido muchas maldades para poder lograr sus deseos, ambiciones y objetivos. ¿Qué consecuencia tendrá esa maldad sobre la gente en su próxima vida? Tan solo traerá castigo. Lo que un carácter corrupto trae a la gente es ambición y deseo. De las cosas que hacen las personas movidas por las ambiciones y los deseos, ¿hay algunas que sean legítimas? ¿Algunas son conformes a la verdad? (No). ¿Qué son esas cosas? Tan solo son actos malvados. ¿Qué es lo que abarca esa maldad? Ser calculador con los demás, engañarlos, hacerles daño y embaucarlos. Las personas acaban teniendo deudas excesivas con los demás, y podrían reencarnarse como animales en su próxima vida. Terminarán viviendo como un animal en la casa de aquel a quien más deban, a quien más hayan embaucado y engañado, incapaces de hablar y recibiendo las órdenes de la gente. Incluso aunque se reencarnen en una persona, padecerán una vida de adversidad interminable; deberán pagar por lo que han hecho. Esa es la consecuencia negativa que llegará como resultado. Si no estuvieran dirigidas por el dicho “no claudicar”, sus ambiciones y deseos no fecundarían, y si estos no se hicieran realidad en un plazo de dos a tres años, probablemente las personas los abandonarían, pero en cuanto Satanás aviva las llamas, sus deseos se inflan cada vez más. Ese inflamiento no es el problema en sí, pero hace que las personas se adentren por una senda perversa. Cuando alguien está en una senda así, ¿puede hacer cosas buenas, humanas? No. Empleará cualquier medio para lograr sus objetivos y metas, jurará no descansar hasta haberlos alcanzado y será capaz de cometer cualquier clase de maldades. Echad un vistazo, ¿hay casos de hijos que asesinan a sus padres para poder adquirir sus bienes? (Sí). Hay demasiados ejemplos de personas que matan a sus amigos y seres queridos con sus propias manos para satisfacer su propio interés. Cuando dos personas se encuentran la misma oportunidad ventajosa y deben pelear por ella, emplean cualquier medio a su alcance para conseguirla. ¿Cuáles son sus creencias en el momento más crucial? “Yo no claudico. De ninguna manera puedo fracasar esta vez. Si dejo pasar esta oportunidad, es posible que nunca vuelva a encontrar otra oportunidad tan buena durante el resto de mi vida. Esta vez tengo que vencer. Es indispensable que obtenga esta oportunidad. No importa quién se interponga en mi camino, ¡lo mataré sin excepción!”. ¿Qué es lo que ocurre al final? Asesinan a la otra persona. Puede que hayan logrado y satisfecho su meta y su deseo, pero también han cometido una maldad, y eso ha gestado el desastre. Es posible que su corazón no vuelva a encontrar reposo durante toda su vida, que se sientan acusadas o que permanezcan totalmente impasibles. No obstante, el hecho de que esas personas no se den ninguna cuenta no significa que Dios no haya definido este asunto. Él tiene una forma de manejarlo. Puede que esas personas hayan alcanzado su objetivo en esta vida, y que hayan salido airosas, pero en la próxima vida tendrán que pagar un precio terrible por lo que hicieron en la presente, probablemente un hecho malvado. Es posible que tengan que pagarlo en una vida, dos, tres o incluso una eternidad. ¡Es un precio demasiado terrible! Pero ¿de dónde salió esa consecuencia? Fue provocada por una sola expresión, una sola creencia. Esas personas quieren obtener esa oportunidad. No conceden la derrota, no tiran la toalla y no se permiten el fracaso. Desean asir la oportunidad con firmeza. Como resultado, se gesta el desastre. Una vez ocasionado, no bastarán uno ni dos años para compensar las consecuencias y pagar por ellas. ¿No es ese un precio demasiado elevado? La vida de las personas asciende a ochenta o noventa años, y las vidas cortas a entre cincuenta y sesenta. No importa si has adquirido beneficios personales, estatus, dinero u otras cosas materiales, disfrutarás conscientemente de esas cosas durante veinte o treinta años. Sin embargo, por esos veinte o treinta años de disfrute, es posible que tengas que pagar un precio en cada una de tus vidas durante el resto de la eternidad. ¿No es demasiado elevado ese precio? (Sí). Las personas que no creen en Dios no entienden la verdad, ni tampoco saben que Él tiene soberanía sobre todas esas cosas. Por eso son capaces de hacer tonterías para satisfacer su deseo egoísta, un deseo momentáneo y cegador guiado por el propio interés, bajo el dominio de determinadas nociones o de una lógica satánica, que les deja un remordimiento eterno. “Eterno” no significa veinte o treinta años de su vida, sino que implica que deben sufrir en cada una de sus vidas, incluyendo la presente. Las personas que no creen en Dios no entenderán esas cosas, y si las personas que sí creen en Él no comprenden la verdad ni conocen a Dios, tampoco entenderán esas cosas. Hay personas que no hacen cosas que son obviamente malvadas. Cuando las observas desde el exterior, no asesinan gente ni provocan incendios, ni tampoco ponen trampas abiertamente para otras personas, pero tienen numerosas tácticas secretas. A ojos de Dios, la naturaleza de esa maldad y de la maldad evidente es la misma. ¿Qué quiero decir con que tienen la misma naturaleza? Que desde el punto de vista de Dios, los principios que Él emplea para condenar cosas como esas son los mismos. Usa el mismo método y el mismo elemento de verdad para condenarlas. Todas esas cosas que han hecho esas personas son condenadas por Dios, independientemente de su motivación para hacerlas, y de si las hicieron en la casa de Dios o en el mundo exterior. Si crees en Dios, pero aun así haces esas cosas, ¿habrá alguna diferencia en el desenlace que Él te dará en último término con respecto al que dará a los no creyentes? Dime, ¿será Dios indulgente contigo y modificará Su carácter justo debido al hecho de que creíste en Él durante muchos años y rendiste servicio a la iglesia durante unos cuantos? ¿Creéis que eso es posible? Es absolutamente imposible. ¿Qué quiero decir con eso? Si no entiendes la verdad, la maldad que cometes es eso, maldad, y en caso de que sí la entiendas, la maldad que cometes sigue siendo maldad. Desde la perspectiva de Dios, es todo maldad. Esos dos tipos de maldad son equivalentes entre sí, no hay diferencia entre ambos. Siempre que algo no sea conforme a la verdad, es una maldad. Desde el punto de vista de Dios, no hay diferencia de naturaleza entre ambas cosas. Puesto que ambas son maldades, la gente debe pagar por el mal que causó en los dos casos; debe pagar un precio. Ese es el carácter justo de Dios. Tanto si lo dudas como si crees en ello, eso es lo que Él hace, y así es como define las cosas. ¿Qué quiero decir con esto? Mi intención es contaros a todos un hecho: no deberías dar por sentado que “Dios me escogió, por lo que gozo de favor a Sus ojos. Entiendo muchas verdades. Si cometo alguna pequeña maldad Él no la definirá ni la condenará. Puedo hacer lo que quiera. Puedo realizar esa maldad yo mismo bajo el pretexto de estar sufriendo una adversidad por practicar la verdad. En ese caso Dios no la condenará, ¿no es cierto?”. Estás equivocado. Los principios de Dios para condenar la maldad son los mismos. No importa en qué marco o dentro de qué grupo de personas tenga lugar. Él no distingue entre las diversas razas, ni entre aquellos a quienes ha elegido y aquellos a los que no. Tanto si se trata de un no creyente como de un creyente, Dios los observa bajo la misma luz. ¿Lo entendéis? (Sí).

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