Digresión uno: Qué es la verdad (Parte 6)
“No claudicar” es algo que dice la gente cuando está dirigida por un carácter satánico, y es una mentalidad por la que aboga el mundo satánico. ¿De qué forma vemos esa mentalidad? (Como una enfermedad mental). Es una forma de pensar y un principio que tiene la gente para vivir y hacer cosas, por los que abogan las personas con una enfermedad mental. Incita y motiva a la gente a emplear cualquier medio a su alcance para satisfacer sus propias ambiciones y deseos, sin desalentarse nunca sea cual sea la situación, a perseguir las cosas conforme al principio “mantente firme y aférrate a ello”, y no analizar si sus deseos y ambiciones son adecuados o no; siempre que la gente tenga esa mentalidad, es digna de elogio. Si una persona investigara algo beneficioso para la humanidad, nunca claudicara, no se desanimara debido al fracaso, continuara el desarrollo en una dirección positiva y siguiera investigando para que la gente pueda vivir una vida mejor en el futuro, eso sería un poco encomiable. No obstante, ¿es esa la meta que persigue la humanidad en este mundo? ¿Quién hace cosas así de forma altruista por el bien de la humanidad? Nadie. Aunque algunas personas hagan externamente cosas con la excusa de hacer el bien para la humanidad, por detrás lo están haciendo por su propia reputación y realización profesional, para que su nombre pase a la historia. Esas son sus metas, y ninguna de ellas es adecuada. Aparte de esas cosas, ¿hacia qué acciones encamina a la gente la mentalidad de no claudicar? En primer lugar, esa mentalidad desafía los límites y los instintos de las personas. Por ejemplo, en una cancha deportiva una persona hace tres saltos mortales seguidos y su corazón no lo aguanta, pero ella dice: “Yo no claudico. Debo desafiar mis límites y también al récord Guinness. ¡Haré diez saltos mortales!”. Como resultado, al hacer el octavo salto, muere. ¿Qué es lo que sucedería si esa mentalidad no motivase su acción? (Lo haría de conformidad con sus habilidades). Eso es. ¿Qué exige Dios que haga la gente? Dios le exige que viva una humanidad normal y les permite a las personas tener debilidades. Hay un límite en lo que pueden soportar el instinto físico y los órganos de las personas. La gente debería tener claro el nivel que puede alcanzar. ¿Esa persona tenía claras las consecuencias de hacer diez saltos mortales seguidos? No las tenía claras, lo hizo ciegamente y desafió sus límites, así que ¿quién tuvo la culpa de su muerte? (Él tuvo la culpa). El origen de que esa persona intentase hacer diez saltos mortales fue que Satanás estaba siempre motivándola, diciendo: “No debes claudicar. Tirar la toalla después de cinco saltos es patético. ¡Tienes que hacer ocho!”. Él reflexionó: “Ocho tampoco es suficiente. ¡Haré diez!”. Como resultado, después del octavo salto, su corazón dejó de latir y su respiración se interrumpió. ¿Acaso Satanás no se la jugó? Naturalmente estamos usando esto como un mero ejemplo; es posible que haya alguien que pueda hacer veinte saltos mortales sin problema. Cuando las personas tienen esa voluntad de pelear sin claudicar, van peleando de un lado a otro y terminan malgastando su vida. Un escenario ligeramente mejor es si solo desperdician su vida pero sin cometer ninguna maldad. En ese caso, puede que aún tengan una oportunidad de reencarnarse en una persona en su próxima vida, y de probar de nuevo lo que es ser una persona. Sin embargo, hay quienes han cometido grandes maldades, lo cual ha gestado el desastre, por lo que deben pagar un precio terrible durante varias vidas; deben seguir compensándolo y padecer la adversidad en cada una de sus vidas. Si no lo compensan por completo durante esta vida, lo harán en la próxima, y no se sabe cuántas vidas les llevará compensarlo todo. Ese es el resultado.
Cuando algunas personas fracasan al difundir el evangelio, se niegan a aceptarlo, y dicen: “Yo no claudico. No he convertido a nadie esta vez; he fracasado. La próxima vez no puedo fallar. ¡Es indispensable que sea un testigo de Dios, y un niño varón que triunfe!”. Es algo bueno que las personas tengan esa determinación, pero ¿qué pasa con el hecho de que sean capaces de decir las palabras “no claudicar”? ¿Qué carácter es ese? ¿Acaso no es el carácter del arcángel? ¿Les hizo Dios dar testimonio de esa forma? ¿Acaso entienden la verdad? ¿Lo que hacen es dar testimonio de Dios? Lo que hacen es humillarlo. ¿Qué tipo de personas diríais que son? (Zoquetes). Son zoquetes. No comprenden la verdad, pero dicen que dan testimonio de Dios; bastaría con que no lo humillaran. ¿Qué tipo de frase es “no claudicar”? ¿Qué quiere decir? Significa no admitir nunca el fracaso. En realidad, esas personas han fracasado, pero piensan que si no admiten el fracaso habrán logrado una victoria mental. Los no creyentes tienen todos gran consideración por la clase de mentalidad según la cual las personas siguen peleando tras múltiples fracasos, y se vuelven más valientes cuantos más reveses afrontan. Si solías tener esa clase de mentalidad y dependías de ella para pelear por alcanzar una meta, ¿no es eso algo vergonzoso? ¿Qué aspectos del carácter corrupto de la gente muestra principalmente la frase “no claudicar”? ¿Qué aspectos de la esencia de las personas puede representar? ¿Acaso las personas como esas, que preferirían morir antes que claudicar y admitir la derrota, no son arrogantes y carentes de razón? El hecho de que las personas puedan ser arrogantes hasta ese punto y prefieran morir antes que admitir la derrota no es tan solo un problema de falta de razón, también les falta inteligencia, como a los bandidos. Los hay que dicen: “¿Es porque son jóvenes y temerarias”? Hay un vínculo con ello. Existe un dicho popular en la sociedad: “Para ganar, tienes que poner toda la carne en el asador”. Esto es representativo de la mentalidad de la gente joven de dar todo de uno mismo, como hace la juventud enfadada. “Si estás dispuesto a arriesgar tu vida, eres capaz de lograr cualquier cosa”: esa es la mentalidad de no claudicar. ¿Tienen las personas mayores esa clase de espíritu? Sí, ellas también. Fijaos en los círculos políticos, compuestos casi todos ellos por adultos y gente mayor; ¡la rivalidad en ellos es feroz! Las personas tienen actitudes corruptas y viven de conformidad con ellas. Todas ellas tienen esa clase de mentalidad, en mayor o menor grado. Esto no tiene demasiado que ver con que sean viejas o jóvenes, sino que tiene un vínculo directo con su carácter. Si crees en Dios y entiendes la verdad, verás este asunto con claridad, y sabrás que esa clase de mentalidad no es conforme a los principios-verdad y que se trata de un carácter corrupto. Si no entiendes la verdad, no podrás ver esta cuestión con claridad y pensarás: “Es bueno tener voluntad de pelear; es adecuado. ¿Cómo puede alguien vivir sin algo de voluntad para pelear? Si no cuenta con ella, no le quedará espíritu en su interior para seguir viviendo. Entonces, ¿qué sentido tiene estar vivo? Alguien así se resigna ante cualquier situación desfavorable, ¡qué débil y cobarde es eso!”. Todo el mundo cree que ha de pelear por la dignidad mientras viva. ¿Cómo lo hacen? Le dan énfasis a la palabra “pelear”. Sea cual sea la situación en la que se encuentren, tratan de lograr sus metas por medio de la pelea. La mentalidad de no claudicar tiene su origen en el concepto de “pelear”. Lo que más veneran los ateos es un espíritu combativo. Pelean contra el Cielo, contra la tierra, pelean contra otras personas; eso es lo que los hace más felices. Piensan que cuanta mayor capacidad de pelea tenga una persona, más heroica es; los héroes están repletos de voluntad de pelear. De ahí es de donde surgió la mentalidad de no claudicar; ese es el núcleo de la pelea. Los demonios satánicos de toda clase no han aceptado nunca la verdad, así que ¿conforme a qué viven? Conforme a la filosofía satánica de la pelea. Pelean cada día de su vida. Hagan lo que hagan, siempre tratan de lograr la victoria mediante la pelea y alardean de su triunfo. Tratan de pelear por la dignidad en todo lo que hacen, pero ¿acaso son capaces de lograrlo? ¿Por qué están compitiendo y peleando exactamente? Es todo por la fama, la ganancia y el estatus, por su propio interés personal. ¿Por qué pelean? Para hacerse los héroes y que se les reconozca como miembros de una élite. Sin embargo, su pelea debe acabar en muerte y se les ha de castigar. De eso no cabe duda. Donde se hallen los satanases y demonios, allí hay pelea; cuando sean finalmente destruidos, también concluirá la pelea. Este será el desenlace de los satanases y demonios.
¿Debería cultivarse y fomentarse la mentalidad de tener una voluntad de pelear sin claudicar? (No). Entonces, ¿cómo debería abordarla la gente? (Debería abandonarla). La gente debería discernirla, condenarla y abandonarla. Esa expresión no es la verdad, ni tampoco es un criterio que la gente debería respetar, ni mucho menos un requisito que tenga Dios para la humanidad. No tiene ningún vínculo con Sus palabras, ni con Sus exigencias para la gente. ¿Qué es lo que Dios exige a la gente? Él no necesita que tengas la voluntad de pelear sin claudicar. Lo que Dios necesita es que la gente entienda su propia esencia corrupta, que sepa la clase y el tipo de persona que son, cuáles son sus carencias, si su calibre es alto o bajo, cuál es su capacidad de comprensión y si son o no personas que aman la verdad y aman realmente a Dios. Él necesita que te entiendas a ti mismo con exactitud de esas maneras, y a continuación que hagas lo que puedas de conformidad con tu propia estatura y según el calibre que poseas, lo mejor que puedas. ¿Contiene esto el significado de “pelear”? (No). No es necesario que pelees. Algunos dicen: “¿No puedo pelear contra mi carácter corrupto?”. ¿Es posible vencer a tu carácter corrupto a través de la pelea? ¿Se puede cambiar peleando? (No). No, no se puede cambiar. Algunas personas dicen: “¿Puedo pelear contra las fuerzas malvadas de Satanás? ¿Puedo pelear contra los anticristos? ¿Contra la gente malvada, las personas con actitudes perversas y aquellas que causan trastornos y perturbaciones?”. Sin duda eso no es correcto. ¿Por qué no lo es? Ya de por sí, pelear no es practicar la verdad. ¿En qué momento han dicho las palabras de Dios “pelea contra los anticristos”, “pelea contra los fariseos”, “pelea contra los hipócritas” o “pelea contra tu carácter corrupto”? ¿Acaso ha dicho Dios esas cosas? (No). Por el contrario, en la sociedad, el mundo satánico mantiene peleas contra los arrendadores, contra quienes detentan el poder y contra los intelectuales, así como peleas entre las masas, peleas de gallos, de perros, corridas de toros, etcétera. En cualquier caso, nada de esto es bueno. Pelear es una táctica mediante la cual Satanás hace daño a la gente y trae la calamidad a los seres vivos. No deja que la humanidad coexista en paz. En lugar de ello, crea divergencias y odio entre las personas, y luego hace que peleen entre ellas y se asesinen unas a otras mientras observa la diversión y el alboroto desde la línea de banda. Dado que esto es un comportamiento satánico, si alguna conducta, fenómeno o asunto que tenga que ver con la pelea surge dentro de la iglesia y en la casa de Dios, ¿cómo veríais esas cosas? ¿Les daríais vuestra aprobación y visto bueno o las detendríais? (Las detendríamos). Deberíais detenerlas, explicar las cosas con claridad a las personas, hacer que las entiendan y decirles que deben actuar conforme a la verdad, de conformidad con los principios, y obrar totalmente de acuerdo con las palabras de Dios. También podéis podarlas, pero podar, reprender e incluso disciplinar no es pelear. ¿Qué significa esa palabra? Pelear es disputar por lo que es cierto y lo que no acerca de un asunto con otras personas, movidas por la impetuosidad, es discutir con la gente y ser irracional, montar un berrinche, emplear incluso intrigas secretas y conspiraciones engañosas, o usar tácticas, métodos y medios humanos para obligar a una persona a someterse, derrotarla y atormentarla repetidamente hasta que capitule. Eso se llama pelear. Pelear es meramente un tipo de conducta y acción impetuosa, y también es puramente un tipo de conducta, un método y un medio satánicos de hacer las cosas. No tiene nada que ver con la verdad. Algunos dicen: “¿Qué tiene de malo que el pueblo escogido de Dios se alce y pelee contra personas como los falsos líderes, los anticristos, los fariseos y la gente malvada? ¿Acaso no es algo bueno pelear contra ellos hasta que capitulen o se les eche? ¿No habrá a continuación calma en la casa de Dios? ¿No podrán entonces los hermanos y hermanas dedicarse a la vida de la iglesia en paz? ¿Por qué no se nos permite pelear contra esas personas?”. ¿Es correcto pelear contra esa gente? En primer lugar, una cosa es segura: pelear es algo incorrecto. ¿Por qué lo es? Dios castiga y condena a las personas malvadas, así que ¿qué importa si la gente pelea contra ellas? ¿Qué tiene de malo que la gente las humille, vaya a por ellas y las atormente cuando no tenga nada mejor que hacer, les grite, las aplaste contra el suelo y las critique? Dios establece decretos administrativos, y en ellos no hay condiciones que tengan que ver con pelear. Él tan solo estipula esos decretos, dentro de los cuales hay métodos y principios para gestionar a cualquier clase de persona. Los decretos dicen a la gente a qué tipos de personas se debe expulsar, a cuáles se debería echar, a qué personas se debería sustituir, cultivar, usar o salvar y a cuáles no se debería usar ni salvar. Él tan solo comunica principios a la gente. Por lo tanto, como personas, ¿cómo deberíais interpretar esas palabras de Dios? Todas esas palabras suyas son la verdad. ¿Cuál es la verdad? Es que cuando Dios hace cualquier cosa o gestiona a cualquier tipo de persona, incluso si se trata de una persona malvada que haya hecho fechorías y haya causado una pérdida extrema a la obra y los intereses de la casa de Dios, aun así Él empleará Sus métodos para gestionarla; no hará en ningún caso uso de ningún método satánico o impetuoso para gestionarla. ¿Cómo se llama eso? Eso se llama tratar a la gente con justicia. ¿Hay pelea incluida dentro de esa justicia? No. ¿Es eso la verdad? (Sí). Por muy impetuosa, satánica y malvada que sea esa persona, tomamos las palabras de Dios como la instrucción suprema, como los principios precisos a emplear para gestionarla. No la denunciamos ni nos juntamos para atacarla, movidos por la impetuosidad; en ningún caso hacemos esa clase de cosas. Eso es lo que se denomina tratar a la gente con justicia, y esos son los principios que Dios dio a la gente.
En el mundo oriental existe la siguiente frase hecha: “La voluntad de pelear sin claudicar”. En el mundo occidental es posible que exista alguna expresión con el mismo significado. Siempre que haya sido corrompida por Satanás y viva bajo su poder, toda persona tiene un carácter satánico, es especialmente arrogante y sentenciosa, y no se somete ante nadie. Cuando está impulsada por esa clase de carácter, sin duda en la gente surgirá una mentalidad y una forma de pensar de no claudicar. Todas las personas ven ese tipo de pensamiento y de mentalidad que promulga la humanidad como algo adecuado y positivo, algo que basta para respaldar a las personas a medida que prosiguen su camino y siguen viviendo. Por muy adecuados que piensen y digan que son ese presunto pensamiento y mentalidad, todos debemos tener discernimiento al respecto. En toda la humanidad, no existe una sola raza en la que tenga poder la verdad. Por muy elevadas, antiguas o misteriosas que sean las ideas o la cultura tradicional que haya producido una raza, la educación que se haya recibido o los conocimientos que posea, una cosa es segura: nada de eso es la verdad ni guarda relación de ningún tipo con ella. Algunas personas dicen: “Parte de la moralidad o las nociones para medir el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, el blanco y el negro, contenidas en la cultura tradicional parecen bastante cercanas a la verdad”. El hecho de que suenen parecidas a la verdad no quiere decir que lo sean en cuanto a su significado. Los dichos de la humanidad corrupta se derivan de Satanás, nunca son la verdad, mientras que tan solo las palabras de Dios son la verdad. Por tanto, por muy cerca que algunas de las palabras de la humanidad parezcan estar de las palabras de Dios, no son la verdad y nunca pueden llegar a serlo; esto es indudable. Se acercan solo en cuanto a las palabras y la expresión, pero, de hecho, estas nociones tradicionales son incompatibles con las verdades de las palabras de Dios. Aunque se dé cierta cercanía en el sentido literal de estas palabras, no comparten la misma fuente. Las palabras de Dios provienen del Creador, mientras que las palabras, ideas y opiniones de la cultura tradicional provienen de Satanás y los demonios. Algunas personas dicen: “Las ideas, las opiniones y los dichos famosos de la cultura tradicional son universalmente reconocidos como positivos; incluso si son mentiras y falacias, ¿pueden convertirse en la verdad si la gente los cumple durante varios cientos o miles de años?”. En absoluto. Ese punto de vista es tan ridículo como decir que los simios evolucionaron hasta convertirse en hombres. La cultura tradicional nunca se convertirá en la verdad. La cultura es la cultura, y por muy noble que sea, no deja de ser algo relativamente positivo producido por la humanidad corrupta. Pero ser positivo no equivale a que sea la verdad, ser positivo no lo convierte en un criterio; es simplemente relativamente positivo, y nada más. Entonces, ¿nos queda claro si, detrás de esta “positividad”, el impacto de la cultura tradicional en la humanidad es bueno o malo? No cabe duda de que tiene un impacto malo y negativo en la humanidad.
En el día de hoy hemos diseccionado el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Este es un tipo de filosofía para los asuntos mundanos. También diseccionamos la famosa frase hecha, con un trasfondo histórico: “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. ¿No bastan tan solo estas dos expresiones para proporcionaros una nueva comprensión de la cultura tradicional y las filosofías para los asuntos mundanos de la humanidad? ¿Cuál es exactamente la esencia de la cultura tradicional y las filosofías para los asuntos mundanos? En primer lugar, podéis estar seguros de que esas cosas son absolutamente negativas. Surgen de las actitudes corruptas de las personas; Satanás es su fuente. ¿Qué es lo que aportan a la humanidad? La desorientan, corrompen, atan y constriñen. Esto es cierto y no admite duda. Todo lo que traen a la humanidad es una influencia y un efecto negativos, por tanto, ¿son la verdad? (No). No son la verdad, sin embargo la humanidad sigue consagrándolas como tal. ¿Qué es lo que ocurre aquí? La gente ha sido desorientada. Puesto que Dios no ha salvado a las personas, no entienden la verdad ni han oído las cosas exactas que Él tiene que decir acerca de las expresiones y asuntos de este tipo, acaban por aceptar las ideas y las opiniones que, conforme a sus nociones, piensan que son relativamente correctas, buenas y acordes con su voluntad. Esas cosas entraron primero en su corazón y se han vuelto dominantes en su interior, por lo que la gente se aferra a ellas durante siglos y milenios. Esas culturas tradicionales que son de filosofías satánicas llevan enraizadas en el corazón de la gente desde hace mucho tiempo y han desorientado e influido a una generación tras otra. Si no aceptáis la verdad, seguiréis desorientados e influidos por esas filosofías. Hoy he diseccionado y hablado sobre “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. Una de esas expresiones es un dicho, la otra es una frase hecha. En las dos se puede ver con exactitud en qué consiste la cultura satánica en el mundo entero: está compuesta de herejías y falacias que desorientan a la gente, la corrompen, son perjudiciales para ella y le causan daño. Si la humanidad acata esas filosofías de Satanás, a medida que van por la vida, las personas se volverán cada vez más corruptas y perversas; se asesinarán unas a otras, pelearán entre sí y aquello no tendrá final. No habrá confianza entre las personas, amor mutuo ni coexistencia en armonía. En resumen, lo que esa cultura aporta a la humanidad son consecuencias malvadas. Bajo la guía de esas presuntas ideas y mentalidades, consigue que constantemente la humanidad cometa maldades, se resista a Dios, desafíe los límites morales de las personas y emplee cualquier medio para lograr sus fines. En último término, los seres humanos seguirán la senda de destrucción y serán castigados. Esa es la esencia de la cultura humana. Hablando de dichos, ¿cuál es vuestra opinión al respecto? Algunas personas tal vez digan: “No son ideas genuinas por las que abogue la humanidad. Las personas de la alta sociedad que poseen un nivel relativamente elevado de conocimiento no las acatan”. Ahora mismo acabamos de diseccionar una frase hecha con la cual concuerda la gente de la alta sociedad: “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. ¿Es de alto nivel esta frase hecha? (No). No lo es, pero esa frase hecha, esas ideas y mentalidades sin duda son elogiadas por todos y todo el mundo aboga por ellas en cualquier institución de estudios superiores y en cualquier espacio de alto nivel dentro de la sociedad humana. Eso es la cultura humana. La humanidad ha sido condicionada, anestesiada y corrompida por esos aspectos de la cultura tradicional. ¿Y cuál es el resultado final? Que la humanidad se ve desorientada, refrenada y regida por la cultura tradicional, y surge de forma natural un tipo de mentalidad y de teoría por el que aboga la humanidad, que esta difunde, transmite ampliamente y consigue que la gente acepte. Por último, se apodera del corazón de todos y lleva a que respalden esa clase de idea y mentalidad, y todo el mundo se ve corrompido por esa idea. Una vez que han sido corrompidas hasta cierto punto, las personas dejan de tener nociones acerca de lo que es correcto o erróneo; ya no desean discernir lo que es justo y lo que es perverso, ni están dispuestas a seguir discerniendo qué cosas son positivas y cuáles negativas. Incluso llega un día en que no tienen claro si son realmente humanas, y hay muchas personas enfermas que desconocen si son un hombre o bien una mujer. ¿Qué tan lejos está de la destrucción una raza humana como esa? ¿Cómo es ahora la humanidad comparada con la gente en los tiempos de Noé? ¿No es incluso más perversa? La humanidad ya ha alcanzado la cúspide de la perversidad y es tan perversa que hay algunas cosas que sois incapaces de escuchar; después de oírlas, sentís repulsión. Todas las personas están enfermas hasta cierto punto. Desde fuera, sus cuerpos parecen humanos, pero las cosas que piensan en su interior no son realmente lo que las personas deberían pensar; están todas enfermas y son incapaces de virar el rumbo. ¿Qué quiero decir con esto último? Que quizá hace uno o dos siglos había más personas dispuestas a escuchar las palabras y las declaraciones de Dios. Confiaban en que en este mundo existía la justicia, así como la rectitud y la ecuanimidad. La gente estaba dispuesta a aceptar un hecho como ese y anhelaba que se hiciera realidad. Más aún, tenía la esperanza de que llegaría el día en que vendría el Salvador para liberar a la humanidad de la influencia de la oscuridad y la perversidad. No obstante, pasados uno o dos siglos, cada vez hay menos personas como esas. ¿Cuánta gente hay que pueda entender las palabras de Dios? ¿Cuánta que pueda aceptar la verdad? Incluso si mucha gente ha recibido la gracia de Dios, ¿qué importa eso? El número de personas que verdaderamente lo siguen se vuelve cada vez más reducido. Es decir, en la raza humana cada vez hay menos gente que, tras oír las palabras de Dios, se vea animada y sea capaz de amar las cosas positivas, de anhelar la luz, la justicia y la llegada del reino de Dios, de la rectitud y la ecuanimidad. ¿Qué demuestra eso? Que las filosofías, leyes, ideas y presuntas mentalidades de Satanás han desorientado y corrompido a toda la raza humana. ¿Hasta qué punto ha sido desorientada y corrompida? Todas las personas han aceptado las falacias y los dichos endiablados de Satanás como la verdad; todas ellas adoran a Satanás y lo siguen. No entienden las palabras de Dios, el Creador. No importa lo que Él diga, cuántas cosas diga ni lo claras y prácticas que sean Sus palabras; nadie lo entiende, nadie lo comprende. Todas las personas están anestesiadas y son torpes, sus pensamientos y mentes están confusos. ¿Cómo llegaron a confundirse? Satanás es quien las confundió, él ha corrompido por completo a las personas. En la sociedad de hoy existen todo tipo de ideas, ideologías y declaraciones diferentes. Las personas creen en las que escogen y siguen aquellas que han escogido. Nadie puede decirles qué hacer, ni tiene la capacidad de hacerlo. Hasta ese punto se ha llegado. Por ello, el hecho de que podáis escoger creer en Dios es una bendición. A día de hoy, sois capaces de entender lo que dice Dios, tenéis un poco de sentido de conciencia, creéis en Sus palabras, ansiáis que llegue Su reino y anheláis vivir en un reino de luz, justicia, rectitud y ecuanimidad. ¿Es algo raro que tengáis esa sinceridad? ¿De dónde la habéis sacado? Gracias a la protección de Dios y al Espíritu Santo que obra en ti para proporcionarte claridad, eres capaz de creer en Él y seguirlo. Si Dios no obrara en vosotros, ¿seríais capaces de estar aquí y ahora como creyentes? ¿Podríais haber cambiado de la forma en que habéis cambiado? Echad un vistazo, ¿acaso esos no creyentes siguen teniendo semejanza humana ahora? Es posible que no entiendas muchas verdades ahora mismo, y que en muchos casos tus opiniones sigan siendo exactamente las mismas que las de los no creyentes; piensen lo que piensen, eso mismo es lo que tú piensas. Aunque a veces no aceptes algunas de sus opiniones, no tienes discernimiento y careces de cualquier otra senda que tomar. Cuando llegue el día en que comprendas la verdad, serás capaz de discernir que sus opiniones son erróneas y perversas, y tu corazón podrá rechazarlas. Entonces verás claramente sus rostros demoníacos. Verás que son demonios vivientes, no humanos. Están disfrazados de seres humanos, pero no hacen cosas humanas. ¿Cómo puedes decir que esto es así? Las palabras que promulgan resultan todas especialmente agradables al oído y son capaces de desorientar a la gente, pero lo que hacen y llevan a cabo es extremadamente perverso y desagradable, es algo sencillamente descarado e irracional. Las presuntas ideas y mentalidades a las que se aferran son extremadamente perversas y reaccionarias, van en la dirección totalmente contraria a las palabras de Dios y la verdad, de las que son polos opuestos, pero esas personas consideran esos falsos razonamientos y herejías como la verdad y las promulgan de forma intensa y vigorosa, fomentándolas públicamente para desorientar y corromper a la humanidad, de tal manera que puedan encubrir sus diversos delitos descarados y rastreros y sus rostros desagradables. Al ver esto podéis observar claramente que todas ellas son demonios, y también bestias y espíritus impuros con los que es imposible razonar. No puedes hablarles con sensatez, ni tampoco decirles palabras buenas o verdaderas. Cuando llegue el día en que puedas ver con ese grado de claridad, sabrás que la corrupción de la humanidad es demasiado profunda; que tú estás igual de corrompido que los demás; que tan solo es en el momento presente cuando crees en Dios y entiendes algunas de las verdades con las que puedes vivir con un poco de semejanza humana, cuando puedes desvincularte de la influencia de los diablos y de Satanás, discernirlos, odiarlos y abandonarlos; que sin la salvación de Dios serías igual que ellos —no habría ninguna diferencia— y que serías capaz de cualquier clase de maldad o perversidad. Ahora persigues la verdad, trabajas y te esfuerzas mucho por alcanzarla, das importancia a la práctica y conviertes la verdad en tu propia realidad. Cuando comprendas la verdad y puedas practicarla, seas capaz de vivir la realidad de las palabras de Dios y tengas un verdadero testimonio vivencial, tu corazón estará feliz y en paz, tu mentalidad y tu estado serán cada vez más normales, tu relación con Dios más cercana y normal y tus días se volverán cada vez mejores. Si no practicas la verdad, vives siempre conforme a las filosofías satánicas, nunca entiendes a Dios y sospechas siempre de Él, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, tu fe en Él será en vano y no obtendrás nada. Incluso aunque hayas creído en Él durante muchos años, entiendas numerosas palabras y doctrinas y no aceptes los diversos pensamientos y opiniones falaces de los no creyentes, nada de eso te servirá. Esto se debe a que no comprendes la verdad, tan solo puedes hablar acerca de algunas palabras y doctrinas y todavía no eres capaz de practicar la verdad. Puesto que esas cosas que entraron primero en tu corazón y se han vuelto dominantes en tu interior todavía tienen poder sobre ti, tan solo eres capaz de vivir conforme a ellas. No importa lo que quieras hacer ni en qué situación te encuentres, no podrás evitar ser controlado por esas filosofías satánicas. Si esas filosofías satánicas tienen poder sobre tu corazón, serás incapaz de practicar la verdad. Algunos dicen: “Yo no practico la verdad ni tampoco sigo a Satanás”. ¿Es eso posible? No hay ninguna senda intermedia. Tan solo aceptando la verdad, entendiéndola y deshaciéndote a continuación de esas cosas satánicas que entraron primero en tu corazón y se han vuelto dominantes en tu interior podrás conseguir hacer cosas de conformidad con la verdad. Cuando la verdad y las palabras de Dios tengan poder sobre tu corazón, serás capaz de forma natural de practicar la verdad en lo que dices y haces.
¿Qué considera la gente que son la lógica y los pensamientos de Satanás, y las muletas mentales que controlan cómo viven las personas? ¿Alimento psicológico? ¿Bálsamo para el alma? En realidad, esas son las cosas que corrompen a las personas, y si alguien “se las traga”, morirá. Si las personas aceptan esto continuamente y guardan cosas satánicas en su interior, ¿qué implica eso? Que no se han despojado aún de su carácter corrupto original y han procedido a aceptar más corrupción de Satanás para complementarlo. Eso significa que para ellos es el final. Es inevitable que no puedan salvarse. Deberías discernir y rechazar continuamente esas cosas, sin dejar de desecharlas en todo momento, no deberías vivir conforme a ellas y sí aceptar las palabras de Dios. Hay personas que dicen: “No aceptaré esas cosas. Las palabras de Dios entrarán en mí por sí mismas”. Eso no es posible. Debes buscar de manera proactiva la verdad y aceptarla, y a través del proceso de entenderla, obtendrás de forma natural el discernimiento sobre los falsos razonamientos y herejías, y lentamente te desprenderás de ellos. De esa manera, las palabras de Dios se convertirán poco a poco en tus principios para hacer las cosas, y cuando las hagas sabrás qué manera de hacerlas es acorde con las intenciones de Dios, practicarás la verdad de forma altamente natural y ese aspecto de tu carácter corrupto habrá cambiado. ¿Creéis que eso es difícil de hacer, o no? Realmente no es difícil. La única dificultad que presenta es que la gente no lo pone en práctica. Algunos piensan: “Esto es realmente difícil; ¡más difícil que escalar hasta los cielos! ¿No es esto pedirle peras al olmo? ¿No me pone esto en una posición complicada?”. ¿Es ese el caso? No, no lo es. Debes abordar esos asuntos correctamente y tener un discernimiento adecuado al respecto. Hoy he pasado un buen rato hablando y diseccionando unas cuantas falacias satánicas, ¿pero son esas pocas cosas las únicas que están guardadas en el interior de las personas? (No). ¡Hay muchas más! Más adelante, hablaré sobre esos temas sucesivamente. Antes no había compartido ese aspecto, ¿acaso alguna vez habéis reflexionado vosotros mismos sobre esos temas? No. Si lo hicierais, ¿obtendríais resultados? Si hubierais podido esforzaros un poco por alcanzar la verdad, habríais tenido algo de discernimiento sobre las falacias satánicas, no seríais totalmente ignorantes como lo sois ahora. ¿Os parece repentina Mi charla de hoy sobre estos temas? ¿Hay alguien que diga: “¿No estamos hablando sobre discernir a los anticristos? ¿Cómo es que de pronto estamos compartiendo estos temas?”? Todos estos asuntos tienen que ver con el carácter corrupto de Satanás y también con la posibilidad de que las personas lo disciernan, y son beneficiosos para que las personas puedan entender con exactitud la verdad. Como mínimo, después de la charla, la gente sabrá que “resulta que esa expresión estupenda no es la verdad”. A partir de ahora, es posible que falacias como “Dormir sobre maleza y lamer la hiel” y “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” ya no tengan cabida en tu corazón. Puede que algunos de vosotros no podáis deshaceros de ellas por el momento, pero al menos tú sabes que esas expresiones no son la verdad, y la próxima vez que oigas a alguien decirlas, sabrás que son desorientadoras y no las aceptarás. Aunque tu corazón sienta que en las expresiones hay algo correcto y que no dejan de ser cosas buenas que hacer, también piensas: “Dios dijo que esas expresiones no son la verdad. No puedo actuar conforme a ellas”. ¿Supone eso un beneficio para ti? (Sí). ¿Cuál es Mi objetivo al decir esas cosas? ¿Por qué disecciono esas expresiones de esa manera? Los creyentes siempre dicen: “Debemos practicar la verdad. Todas las palabras de Dios son la verdad. Todas ellas son cosas positivas, son lo que deberíamos estar practicando”. Un buen día te podan, y las expresiones “Dormir sobre maleza y lamer la hiel” y “Cuando el cielo está a punto de otorgar una gran responsabilidad a una persona, su corazón debe experimentar primero el dolor” afloran en tu corazón. ¿Acaso son la verdad? ¿No es una broma? Si te pidieran que dieses testimonio de Dios, ¿cómo lo harías? Dices: “Los creyentes deben soportar la humillación y llevar una pesada carga, dormir sobre maleza y lamer la hiel y tener una mentalidad y una voluntad de pelear sin claudicar”. ¿Es eso dar testimonio de Dios? (No). Al tratar la lógica satánica como las palabras de Dios y la verdad y dar testimonio de ello, no solo no has dado testimonio de Él adecuadamente, sino que te has convertido en el hazmerreír de Satanás y has humillado a Dios. ¿Qué es lo que estás haciendo? Si Dios te condenara por ello, pensarías que es injusto, y dirías: “Me falta conocimiento. No lo entiendo. Dios nunca me ha hablado de esto”. Si Él no te condena, pero la naturaleza de tus actos es muy grave, ¿qué debería hacer Él al respecto? ¿Apartarte? (No). No es preciso hacer nada. En cuanto a mí, me limitaré a haceros entender y saber tanto como sea posible, conforme a vuestro nivel de comprensión y a lo que soy capaz de deciros: qué es exactamente la verdad, si las expresiones que pensáis que son buenas y correctas están vinculadas a la verdad y si son o no la verdad. Debo hacer que entendáis esas cosas. Si, una vez que sepas esas cosas, sigues pensando de la misma manera y no dejas de ser igual de insistente, Dios no te apartará ni tampoco dejará de prestarte atención. Te mereces ser condenado, y Dios actuará. ¿Por qué lo hará? Si actúas de esa forma cuando no entiendes esas cosas, Dios te tratará como si fueras necio e ignorante, pero si sabes esas cosas y aun así actúas de esa manera, entonces actúas incorrectamente a sabiendas y Dios debe gestionar esto conforme a los principios.
19 de diciembre de 2019
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