Digresión tres: Cómo obedecieron Noé y Abraham las palabras de Dios y se sometieron a Él (II) Parte 2
¿Cuánto tiempo le llevó a Noé construir el arca después de que Dios le ordenara hacerlo? (Ciento veinte años). Durante estos 120 años, Noé hizo una sola cosa: construyó el arca y recogió varias especies de criaturas vivas. Y aunque se trataba de una sola tarea, en lugar de muchas diferentes, esta única cosa implicaba una enorme cantidad de trabajo. Entonces, ¿qué propósito tenía hacer esto? ¿Por qué construyó el arca? ¿Qué objetivo y significado tenía hacerlo? El fin era que cada especie de criatura viviente pudiera sobrevivir cuando Dios destruyera el mundo por medio del diluvio. Así que Noé hizo lo que hizo para preparar, antes de la destrucción del mundo por parte de Dios, la supervivencia de toda especie de criatura viviente. Y para Dios, ¿se trataba de un asunto muy urgente? A tenor del tono del discurso de Dios, y la esencia de lo que ordenó, ¿pudo Noé detectar que Dios estaba impaciente y que Su intención era apremiar? (Sí). Digamos, por ejemplo, que se os dice: “Viene una epidemia. Ha comenzado a extenderse por el mundo exterior. Tenéis que hacer solo una cosa, y hacerla a toda prisa: corred y comprad comida y mascarillas. ¡Eso es todo!”. ¿Qué os parece? ¿Es urgente? (Sí). ¿Y cuándo hay que hacerlo? ¿Hay que esperar al año que viene, al siguiente o a dentro de varios años? No, se trata de una tarea urgente, un asunto importante. Deja todo lo demás de lado y ocúpate primero de esto. ¿Eso es lo que extraes de estas palabras? (Sí). Entonces, ¿qué deben hacer los que son sumisos a Dios? Deben dejar inmediatamente de lado la tarea que tienen entre manos. No importa nada más. Dios es muy impaciente con respecto a aquello que acaba de ordenar hacer; no deben perder tiempo a la hora de realizar y llevar a cabo dicha tarea, que es apremiante para Dios y que le preocupa; deben completarla antes de desempeñar otras labores. Eso es lo que significa la sumisión. Pero si lo analizas pensando: “¿Viene una epidemia? ¿Se está extendiendo? Si es así, dejad que se propague, no se está extendiendo entre nosotros. Si eso sucede, entonces nos ocuparemos de ello. ¿Comprar mascarillas y comida? Siempre hay mascarillas disponibles. Y da igual si las llevas o no. Ahora todavía tenemos comida, ¿por qué preocuparse por eso? ¿Qué prisa hay? Esperad a que llegue la epidemia. Ahora mismo tenemos otras cosas de las que ocuparnos”. ¿Es eso sumisión? (No). ¿Qué es entonces? A eso se le denomina colectivamente rebelión. Más en concreto, se trata de indiferencia, oposición, análisis y examen, y consiste también en albergar desprecio en el corazón al pensar que eso nunca podría suceder y no creer que sea real. ¿Existe verdadera fe en esa actitud? (No). Su estado general es este: con respecto a las palabras de Dios y a la verdad, siempre tienen una actitud de tardanza, de indiferencia, de descuido. En absoluto lo consideran en su corazón como algo importante. Piensan: “Escucharé las cosas que digas que estén relacionadas con la verdad y Tus sermones elevados; no dudaré en tomar nota de estos para no olvidarlos. Pero lo que dices acerca de comprar comida y mascarillas no tiene que ver con la verdad, así que puedo rechazarlo, puedo ridiculizarlo en mi corazón, y puedo tratarte con una actitud de indiferencia y desprecio. Basta con que escuche con los oídos, pero lo que pienso en el corazón no es de Tu incumbencia, no es asunto tuyo”. ¿Era esta la actitud de Noé hacia las palabras de Dios? (No). ¿Qué demuestra que no era así? Debemos hablar acerca de esto, te enseñará que la actitud de Noé hacia Dios era completamente diferente. Y hay hechos que lo prueban.
En aquella época preindustrial, cuando todo debía llevarse a cabo y completarse a mano, cada tarea manual era sumamente extenuante y requería de mucho tiempo. Cuando Noé oyó la comisión de Dios, cuando oyó todas las cosas que Dios describió, percibió la seriedad de este asunto y la gravedad de la situación. Supo que Dios destruiría el mundo. ¿Y por qué iba a hacerlo? Porque los seres humanos eran sumamente malvados, no creían en la palabra de Dios, llegando incluso a negarla, y Dios aborrecía a aquella humanidad. ¿La aborrecía desde hacía un día o dos? ¿Dijo Dios impulsivamente: “Hoy no me agrada esta humanidad. La destruiré, así que empieza a hacerme un arca”? ¿Fue así? No. Tras oír las palabras de Dios, Noé comprendió lo que Él quería decir. Dios no aborrecía a aquella humanidad desde hace solo uno o dos días; ansiaba destruirla para que esa humanidad pudiera comenzar de nuevo. Sin embargo, esta vez Dios no deseaba crear de nuevo otra humanidad, sino que en su lugar permitiría a Noé ser lo bastante afortunado para sobrevivir como señor de la siguiente era, como ancestro de la humanidad. Una vez comprendió este aspecto de lo que quería decir Dios, Noé percibió, desde lo más hondo del corazón, la apremiante intención de Dios, Su urgencia; por eso, cuando Dios habló, aparte de escuchar atenta, detenida y diligentemente, Noé sintió algo en su corazón. ¿Qué sintió? Urgencia, la emoción que debe sentir un auténtico ser creado una vez se da cuenta de las apremiantes intenciones del Creador. ¿Y qué pensó Noé en su corazón cuando Dios le ordenó construir un arca? Pensó: “A partir de hoy, nada importa más que la construcción del arca, no hay nada más importante y urgente que eso. He oído las palabras del corazón del Creador, he percibido Su apremiante intención, así que no debo demorarme; he de construir a toda prisa el arca de la que Dios me ha hablado y que me ha pedido”. ¿Cuál fue la actitud de Noé? Fue la de no osar ser negligente. ¿Y de qué modo ejecutó la construcción del arca? Sin demora alguna. Llevó a cabo y ejecutó a toda prisa y con toda su energía cada detalle de lo que Dios le había dicho y ordenado, sin ser superficial en absoluto. En resumidas cuentas, la actitud de Noé hacia la orden del Creador fue de sumisión. No fue despreocupado al respecto y no hubo oposición en su corazón ni hubo indiferencia. Por el contrario, trató diligentemente de comprender la intención del Creador mientras memorizaba cada detalle. Cuando comprendió la apremiante intención de Dios, decidió acelerar el ritmo para terminar a toda prisa aquello que Dios le había transmitido. ¿Qué quería decir “a toda prisa”? Quería decir completar, en el menor tiempo posible, trabajo que anteriormente habría llevado un mes, completándolo tal vez tres o cinco días antes de lo previsto, sin arrastrar los pies para nada o con la menor dilación, impulsando en cambio todo el proyecto lo mejor que pudiera. Naturalmente, al llevar a cabo cada tarea, se esforzaba al máximo por minimizar las pérdidas y los errores y por no hacer ningún trabajo que debiera repetirse; asimismo, habría completado cada tarea y procedimiento a tiempo y los habría hecho bien, garantizando su calidad. Esta fue una verdadera manifestación de no demorar las cosas. Así pues, ¿cuál fue la condición previa para que fuera capaz de no arrastrar los pies? (Había escuchado la orden de Dios). Sí, esa fue la condición previa y el contexto para ello. Ahora bien, ¿por qué fue capaz Noé de no arrastrar los pies? Algunos dicen que Noé tenía verdadera sumisión. ¿Y qué poseía él que le permitiera alcanzar la verdadera sumisión? (Era considerado con el corazón de Dios). ¡Exacto! ¡Esto es lo que significa tener corazón! La gente con corazón es capaz de ser considerada con el corazón de Dios; quienes no tienen corazón son cáscaras vacías, tontos, no saben ser considerados con el corazón de Dios. Su mentalidad es: “No me importa lo apremiante que sea esto para Dios. Lo haré como me venga en gana; en cualquier caso, no estoy siendo ocioso ni perezoso”. Este tipo de actitud, esta clase de negatividad, la falta total de proactividad, son propias de gente que no es considerada con el corazón de Dios ni tampoco entiende cómo serlo. En tal caso, ¿poseen verdadera fe? Por supuesto que no. Noé era considerado con el corazón de Dios, tenía verdadera fe y, así, fue capaz de cumplir con la comisión de Dios. Por lo tanto, no basta con simplemente aceptar la comisión de Dios y estar dispuesto a hacer algún esfuerzo. También debes ser considerado con las intenciones de Dios, entregarte por completo y ser leal, lo cual exige que tengas conciencia y razón; eso es lo que la gente debería tener, y es lo que existía en Noé. ¿Qué opináis vosotros: cuántos años habrían hecho falta para construir un arca tan grande en aquella época si Noé se hubiera demorado y no hubiera tenido sentido de la urgencia, de la angustia y la eficiencia? ¿Habría estado terminada en 100 años? (No). Podría haber requerido varias generaciones de construcción continuada. Por un lado, construir un objeto sólido como un arca habría llevado años; además, al igual que reunir y cuidar a todas las criaturas vivas también habría llevado años. ¿Era fácil reunir a esas criaturas vivas? (No). No lo era. Por eso, después de oír las órdenes de Dios y de comprender Su apremiante intención, Noé intuyó que no sería fácil ni sencillo. Se dio cuenta de que tenía que cumplirlo de acuerdo con los deseos de Dios y completar la comisión que Dios le había asignado para que Él estuviera satisfecho y tranquilo, para que el siguiente paso de Su obra pudiera empezar sin problemas. Así era el corazón de Noé. ¿Y qué clase de corazón tenía? Su corazón era considerado con las intenciones de Dios. A juzgar por el comportamiento de Noé al construir el arca, realmente era un hombre de una profunda fe y no albergó ninguna duda con respecto a la palabra de Dios durante cien años. ¿En qué se apoyaba? Se apoyaba en su fe y en su sumisión a Dios. Fue capaz de someterse por completo. ¿Qué detalles ponen de manifiesto su sumisión absoluta? Su consideración. ¿Poseéis ese corazón? (No). Sois capaces de pronunciar doctrinas y de vociferar consignas, pero no podéis practicar y, cuando os enfrentáis a dificultades, no podéis cumplir las órdenes de Dios. Cuando habláis, lo hacéis muy claramente, pero cuando se trata de procedimientos reales y afrontáis alguna dificultad, os volvéis negativos, y apenas sufrís un poco, comenzáis a quejaros y simplemente deseáis rendiros. Si no lloviera copiosamente durante ocho o diez años, os volveríais negativos y dudaríais de Dios, y si pasaran otros 20 años sin lluvias intensas, ¿seguiríais siendo negativos? Noé pasó más de 100 años construyendo el arca y nunca se convirtió en una persona negativa ni dudó de Dios, solo continuó construyendo el arca. ¿Quién más, aparte de Noé, podría haberlo hecho? ¿En qué aspectos os veis limitados? (Carecemos de humanidad normal y de conciencia). Exactamente. No poseéis la calidad humana de Noé. ¿Cuántas verdades comprendía Noé? ¿Creéis que él entendía más verdades que vosotros? Habéis escuchado innumerables sermones, los misterios de la encarnación de Dios, la verdad íntima de las tres etapas de Su obra y Su plan de gestión; estos son los misterios más elevados y profundos dados a conocer a la humanidad, y todos ellos os han sido explicados. Entonces, ¿cómo es posible que todavía no poseáis la humanidad de Noé ni seáis capaces de hacer lo que él pudo hacer? ¡Vuestra fe y vuestra humanidad son muy inferiores a las de Noé! Cabe decir que carecéis de fe verdadera y del mínimo de conciencia o razón que la humanidad debería poseer. Aunque habéis escuchado muchos sermones y, a simple vista, parece que entendéis las verdades, la calidad de vuestra humanidad y vuestro carácter corrupto no pueden transformarse de inmediato por el hecho de escuchar más sermones o comprender verdades. Cuando la gente no discierne estas cosas, cree que no es muy inferior a los santos de antaño, y se dice: “Ahora nosotros también aceptamos la comisión de Dios y escuchamos la palabra de Dios de Su propia boca. También nos tomamos en serio cada una de las cosas que Dios nos pide que hagamos. Todos hablamos sobre estas cosas juntos y luego llevamos a cabo el trabajo de planificación, despliegue y puesta en marcha. ¿En qué somos diferentes de los santos de la antigüedad?”. La diferencia que percibes en la actualidad, ¿es notoria o no? Es muy evidente, principalmente en cuanto a la calidad humana. ¡Hoy en día la gente es muy corrupta, egoísta y despreciable! ¡No mueven un dedo a menos que obtengan algún beneficio! ¡Hacer cosas buenas y preparar buenas obras les resulta sumamente agotador! Están dispuestos a cumplir con un deber, pero no tienen fuerza de voluntad; están listos para sufrir, pero no pueden soportarlo; desean pagar un precio, pero no pueden hacerlo; están decididos a practicar la verdad, pero no pueden llevarla a cabo; y desean amar a Dios, pero no pueden ponerlo en práctica. Decidme solo, ¡cuán deficiente es este tipo de humanidad! ¿Cuánta verdad se debe comprender y poseer para remediar esto?
Acabamos de hablar sobre la consideración de Noé con las intenciones de Dios, que era una parte preciosa de su humanidad. Hay algo más, ¿qué es? Tras oír las palabras de Dios, Noé tuvo conocimiento de un hecho, y además supo entonces cuál era el plan de Dios. El plan no consistía simplemente en construir un arca que sirviera de recordatorio, tampoco en crear un parque de atracciones ni una gran edificación que sirviera de monumento. No era así. A raíz de lo que dijo Dios, Noé conoció un hecho: Dios detestaba esta humanidad, que era perversa, y había determinado que fuera destruida por el diluvio. Los que sobrevivieran en la siguiente era, mientras tanto, serían salvados de las inundaciones por esa arca, que les permitiría sobrevivir. ¿Y cuál era la clave de ese hecho? Que Dios destruiría el mundo con un diluvio y que había planeado que Noé construyera un arca y sobreviviera, y que también sobreviviera toda especie de criatura viviente, pero que la humanidad fuera destruida. ¿Era esto algo importante? No se trataba de un asunto familiar insignificante, ni de un asunto menor relacionado con un individuo o una tribu. Al contrario, se trataba de una operación importante. ¿Qué tipo de operación? Una que estaba relacionada con el plan de gestión de Dios. Dios iba a hacer algo grande, algo que involucraba a toda la humanidad, y que estaba relacionado con Su gestión, con Su actitud hacia la humanidad y con su destino. Este es el tercer dato que aprendió Noé cuando Dios le encomendó esta empresa. ¿Y cuál fue la actitud de Noé cuando se enteró de esto por las palabras de Dios? ¿Fue creer, dudar o tener incredulidad total? (Creer). ¿Hasta qué punto creyó? ¿Y qué hechos demuestran que lo hizo? (Al oír las palabras de Dios, comenzó a ponerlas en práctica y construyó el arca tal y como Dios había dicho, lo que significa que su actitud hacia las palabras de Dios fue la de creer). A partir de todo lo que se exhibió en Noé, desde el nivel de ejecución e implementación después de que aceptara lo que Dios le había encomendado, hasta el hecho de lo que se logró finalmente, se puede percibir que Noé tenía una fe absoluta en cada palabra que Dios había pronunciado. ¿Por qué tenía una fe absoluta? ¿Cómo no tuvo dudas? ¿Por qué no trató de analizar o examinar esto en su corazón? ¿Con qué tiene esto relación? (Con la fe en Dios). Así es, tal era la verdadera fe de Noé en Dios. Por lo tanto, respecto a todo lo que dijo Dios y a cada una de Sus palabras, Noé no se limitó a escuchar y aceptar, sino que tuvo verdadero conocimiento y fe en lo más profundo de su corazón. Aunque Dios no le había revelado varios detalles, como cuándo llegarían las aguas de la inundación, cuántos años pasarían antes de que sucediera, cuál sería la escala de estas inundaciones, cómo sería todo después de que Dios hubiera destruido el mundo, Noé creyó que todo lo dicho por Dios ya era un hecho. Noé no trató las palabras de Dios como una historia o un mito, ni como un dicho o un escrito, sino que en lo más profundo de su corazón creía y estaba seguro de que Dios iba a hacer eso y de que nadie puede cambiar lo que Dios determina que debe cumplirse. Noé pensaba que la gente solo podía tener una actitud hacia las palabras de Dios y lo que Él desea conseguir, que es aceptar ese hecho, someterse a lo que es ordenado por Dios y cooperar en las tareas que Dios les pide que cooperen: con eso basta. Esa fue su actitud. Y precisamente porque Noé tuvo esa actitud, y no la de analizar, examinar, dudar, sino la de creer desde lo más profundo de su corazón, y luego decidir cooperar en lo que era requerido por Dios y en lo que Él deseaba que se cumpliera. Precisamente por eso se logró el hecho de la construcción del arca y la recolección y supervivencia de toda especie de criatura viviente. Si cuando Noé oyó a Dios decir que destruiría el mundo con inundaciones hubiera tenido dudas, si no se hubiera atrevido a creer aquello del todo, ya que no lo había visto y no sabía cuándo ocurriría, habiendo muchas incógnitas, entonces ¿su estado de ánimo y su convicción hacia la construcción del arca se habrían visto afectados, habrían cambiado? (Sí). ¿Cómo habrían cambiado? Mientras construía el arca, podría haber tomado atajos, podría haber ignorado las especificaciones de Dios o no haber reunido a cada especie de criatura viviente dentro del arca tal y como Dios le pidió. Dios dijo que debía haber un macho y una hembra, a lo que él podría haber dicho: “Para algunos basta con la hembra. A otros no los encuentro, así que olvídate de ellos. Quién sabe cuándo ocurrirá el diluvio que destruya el mundo”. La gran empresa de construir el arca y recolectar cada especie viviente le llevó 120 años. ¿Habría persistido Noé durante esos 120 años si no hubiera tenido verdadera fe en las palabras de Dios? Por supuesto que no. Con la interferencia del mundo exterior, y varias quejas de los miembros de su familia, para alguien que no cree que las palabras de Dios son un hecho, el acto de construir un arca sería muy difícil de lograr, y mucho menos si se alargara 120 años. La vez anterior os pregunté si 120 años era mucho tiempo. Todos dijisteis que sí. Os pregunté cuánto duraríais vosotros, y cuando al final os pregunté si lograríais aguantar 15 días, ninguno dijo que podría, y se me cayó el alma a los pies. Sois infinitamente inferiores a Noé. Ni un pelo de vuestra cabeza se puede comparar con él, ni siquiera poseéis una décima parte de su fe. ¡Qué lamentables sois! Por un lado, vuestra humanidad e integridad son demasiado bajas. Por otro, se puede decir que vuestra búsqueda de la verdad es básicamente inexistente. Y por lo tanto, sois incapaces de producir verdadera fe en Dios y tener verdadera sumisión. Entonces, ¿cómo habéis sido capaces de durar hasta ahora? ¿Por qué seguís ahí sentados escuchando mientras os hablo? Hay dos aspectos en vosotros. Por un lado, la mayoría todavía deseáis ser buenos, no queréis ser malas personas. Deseáis tomar el buen camino. Tenéis este poco de resolución, ese poco de aspiración al bien. Al mismo tiempo, la mayoría de vosotros tenéis miedo a la muerte. ¿Hasta qué punto teméis a la muerte? A la menor señal de problemas en el mundo exterior, algunos de vosotros os esforzáis más en cumplir con el deber. Cuando las cosas se calman, os deleitáis en la comodidad y os esforzáis mucho menos en vuestro deber, siempre pendientes de la carne. Comparada con la verdadera fe de Noé, ¿existe algo de esta en lo que se manifiesta en vosotros? (No). Yo también lo creo. E incluso si hay un poco de fe, es patéticamente pequeña, e incapaz de resistir el examen de las pruebas.
Nunca he realizado arreglos de la obra, pero a menudo he oído que se les pone un prefacio con palabras como estas: “Ahora mismo, varios países están sumidos en un profundo caos, las tendencias mundanas son cada vez más perversas, y Dios castigará a la raza humana. Debemos cumplir nuestro deber a un nivel aceptable haciendo tal y cual cosa, y ofrecer nuestra lealtad a Dios”. “En estos días, las epidemias son cada vez más graves, el medio ambiente más adverso, los desastres más serios, la gente se enfrenta a la amenaza de las enfermedades y la muerte, y solo si creemos en Dios y oramos más ante Él, evitaremos la plaga, pues solo Dios es nuestro refugio. En la actualidad, ante tales circunstancias y tal ambiente, debemos preparar buenas acciones haciendo esto y lo otro, y dotarnos de la verdad haciendo aquello y aquello otro; se trata de algo urgente”. “La epidemia de este año ha sido especialmente grave, la humanidad se enfrentará a la hambruna, y pronto se encontrará con el saqueo y la inestabilidad social, por lo que los que creen en Dios deben acudir a menudo ante Él para orar y pedir Su protección, y deben mantener una vida de iglesia y espiritual normal”. Y así sucesivamente. Luego, una vez expresado el prefacio, comienzan los arreglos concretos. En todos los tiempos, estos prefacios han jugado un papel oportuno y decisivo en la fe de las personas. Así que me pregunto, ¿no se llevarían a cabo los arreglos de la obra si no se hicieran estos prefacios y declaraciones? Sin estos prefacios, ¿acaso los arreglos de la obra no serían tales? ¿No habría una razón para emitirlos? La respuesta a estas preguntas es que seguramente no. Lo que quiero saber ahora es, ¿qué propósito tiene la gente al creer en Dios? ¿Cuál es el significado de su fe en Dios? ¿Comprenden o no los hechos que Dios desea realizar? ¿Cómo debe la gente tratar las palabras de Dios? ¿Cómo deben tratar todo lo que el Creador pide? ¿Vale la pena considerar estas preguntas? Si las personas fueran sometidas al estándar de Noé, en Mi opinión ni una sola de ellas merecería el título de “ser creado”. No serían dignas de presentarse ante Él. Si la fe y la sumisión de las personas de hoy en día se midieran comparándolas con la actitud de Dios hacia Noé y con los estándares por los cuales Él lo seleccionó, ¿podría Dios estar satisfecho con ellas? (No). ¡Se quedan muy cortas! La gente siempre dice que cree en Dios y lo adora, pero ¿cómo se manifiesta esta fe y adoración en ellos? En realidad, se manifiesta como su dependencia de Dios, sus exigencias hacia Él, así como su auténtica rebelión contra Él, e incluso su desdén hacia el Dios encarnado. ¿Podría considerarse todo esto como un desprecio de la humanidad a la verdad y una abierta vulneración de los principios? Así es, de hecho, tal es su esencia. Cada vez que los arreglos de la obra contienen estas palabras, aumenta la “fe” de la gente. Cada vez que se emiten arreglos de la obra, cuando la gente se da cuenta de los requisitos y el significado de los arreglos de la obra y es capaz de llevarlos a cabo, creen que ha habido un aumento en su nivel de sumisión, que ahora están en posesión de ella. Pero ¿realmente poseen fe y verdadera sumisión? ¿Y qué es esta supuesta fe y sumisión cuando se miden según el estándar de Noé? En realidad, se trata de una especie de transacción. ¿Cómo podría considerarse esto fe y verdadera sumisión? ¿Qué es esa supuesta verdadera fe de la gente? “Los últimos días ya están aquí; ¡espero que Dios actúe pronto! Es una bendición que yo esté aquí cuando Dios destruya el mundo, que tenga la suerte de quedarme y no sufrir los estragos de la destrucción. Dios es tan bueno, ama tanto a la gente, ¡Dios es tan grande! Ha elevado tanto al hombre, Dios es realmente Dios, solo Él podría hacer tales cosas”. ¿Y su supuesta verdadera sumisión? “Todo lo que Dios dice es correcto. Haz todo lo que Él te pida, si no te verás abocado al desastre y será tu fin, nadie podrá salvarte”. Su fe no es verdadera fe, y su sumisión tampoco es verdadera sumisión: no son más que mentiras.
Hoy en día, prácticamente todo el mundo sabe de la construcción del arca por parte de Noé, ¿verdad? Pero ¿cuántas personas conocen la historia interna? ¿Cuántas comprenden la verdadera fe y sumisión de Noé? ¿Y quién sabe, y le importa, cuál fue la evaluación que Dios hizo de Noé? Nadie presta atención a esto. ¿Qué se demuestra? Que la gente no persigue la verdad y no ama las cosas positivas. La vez anterior, después de que hablara sobre las historias de estos dos personajes, ¿alguno de vosotros regresó a la Biblia para leer los detalles de esas historias? ¿Os sentisteis conmovidos al oír las historias de Noé, Abraham y Job? (Sí). ¿Envidiáis a esas tres personas? (Sí). ¿Queréis ser como ellos? (Sí). Entonces, ¿mantuvisteis una detallada comunicación sobre sus historias y sobre la esencia de su comportamiento, su actitud hacia Dios y su fe y sumisión? ¿Por dónde deberían comenzar los que desean ser como este tipo de personas? Hace tiempo que leí por primera vez la historia de Job, y también adquirí cierta comprensión de las historias de Noé y Abraham. Cada vez que leo y pienso en Mi corazón sobre lo que los tres hombres mostraron, lo que Dios les dijo y les hizo, y sus diversas actitudes, siento que se me escapan las lágrimas, me conmuevo. Entonces, ¿qué os conmovió cuando las leísteis? (Después de escuchar la enseñanza de Dios, finalmente llegué a comprender que, mientras se sometía a sus pruebas, Job pensaba que Dios estaba sufriendo por él y, como no quería que Él sufriera, maldijo el día en que nació. Cada vez que leía esto, pensaba que Job era muy considerado con las intenciones de Dios, y me sentía muy conmovido). ¿Qué más? (Al construir el arca, Noé pasó por muchas dificultades, pero aun así fue capaz de mostrar consideración hacia las intenciones de Dios. Abraham recibió un hijo a los 100 años y eso lo llenó de alegría, pero cuando Dios le pidió que lo sacrificara, fue capaz de obedecer y someterse. Sin embargo, nosotros no podemos hacerlo. No tenemos la humanidad, la conciencia ni la razón de Noé o Abraham. Siento mucha admiración cuando leo sus historias, y ellos nos sirven de modelos). (En Tu última charla, mencionaste que Noé fue capaz de continuar con la construcción del arca durante 120 años y que llevó a cabo todo lo que Dios le ordenó hacer de manera perfecta, sin defraudar Sus expectativas. Al comparar esto con mi actitud hacia mi deber, veo que carezco absolutamente de perseverancia, lo que me hace sentir culpable y también conmovido). Todos os sentís conmovidos, ¿verdad? (Sí). De momento no vamos a hablar de este tema, lo discutiremos cuando hayamos terminado con las historias de Noé y Abraham. Os contaré qué partes me conmovieron a mí y veremos si fueron las mismas que os conmovieron a vosotros.
Acabamos de hablar sobre la verdadera fe de Noé en Dios. Los hechos probados acerca de su construcción del arca son suficientes para mostrar su verdadera fe. La verdadera fe de Noé se demuestra en cada cosa que hizo, en cada uno de sus pensamientos y en la actitud con la que actuó respecto a lo que Dios le había ordenado. Eso basta para demostrar la verdadera fe de Noé en Dios, una fe que está más allá de toda duda y es completamente pura. Independientemente de si lo que Dios le pidió que hiciera estaba en consonancia con sus propias nociones, de si era lo que había planeado hacer en su existencia y de si entraba en conflicto con las cosas de su vida, por no mencionar lo difícil que resultó esa tarea, solo tuvo una actitud: aceptación, sumisión e implementación. En última instancia, los hechos demuestran que el arca construida por Noé salvó a toda especie de criatura viviente, así como a la propia familia de Noé. Cuando Dios hizo caer el diluvio y comenzó a destruir la raza humana, el arca transportó a la familia de Noé y a las distintas especies de criaturas vivientes, flotando sobre el agua. Dios destruyó la tierra al enviar un gran diluvio que duró cuarenta días, y solo la familia de Noé y las diversas criaturas vivientes que entraron en el arca sobrevivieron, el resto de personas y seres vivos fueron destruidos. ¿Qué se desprende de estos hechos? Dado que Noé poseía verdadera fe y auténtica sumisión a Dios, a través de su sincera cooperación con Él, se llevó a cabo todo lo que Dios quería hacer; todo se hizo realidad. Eso era lo que Dios valoraba en Noé, y Noé no decepcionó a Dios, estuvo a la altura de la importante comisión que Él le había asignado y completó todo lo que Dios le había encomendado. El hecho de que Noé fuera capaz de completar la comisión de Dios se debió, por un lado, a las órdenes de Dios y, al mismo tiempo, también se debió en gran medida a la verdadera fe de Noé y a su absoluta sumisión a Dios. Precisamente porque poseía estas dos cosas, las más preciadas de todas, Noé llegó a ser amado por Dios, y precisamente porque Noé poseía verdadera fe y sumisión absoluta, Dios lo consideró como alguien que debía permanecer, que era digno de sobrevivir. Todos los que no eran Noé fueron objeto de la aversión de Dios, lo que implica que todos eran indignos de vivir en mitad de Su creación. ¿Qué debemos ver a partir de la creación del arca por parte de Noé? Por un lado, hemos visto la noble calidad humana de Noé. Tenía conciencia y razón. Por otro lado, hemos visto la verdadera fe de Noé y su auténtica sumisión a Dios. Todo esto es digno de emulación. Precisamente por su fe y sumisión a la comisión de Dios, Noé se convirtió en alguien querido a ojos de Dios, en un ser creado amado por Él, lo cual resultaba afortunado y era una bendición. Solo tales personas son aptas para vivir a la luz del semblante de Dios. A Sus ojos, solo ellas son aptas para vivir. Personas que son aptas para vivir: ¿qué significa esto? Se refiere a aquellas que son dignas de disfrutar de todo lo que puede disfrutarse que Dios ha concedido a la humanidad, dignas de vivir a la luz del semblante de Dios, dignas de recibir Sus bendiciones y promesas. Las personas así son amadas por Dios, son auténticos seres humanos creados y son las únicas a las que Dios desea ganar.
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