Las responsabilidades de los líderes y obreros (1) Parte 2
Los falsos líderes no poseen la capacidad de comprender las palabras de Dios; solo conocen el significado literal de dichas palabras que Dios ha pronunciado, pero no entienden qué verdades expresan estas, lo que Él requiere de las personas o qué principios-verdad debe entender la gente. Por tanto, cuando comparten las palabras de Dios, solo hacen algunas interpretaciones literales sobre ellas y les dan a las personas algunos preceptos, algunas reglas a seguir, y usan todo eso para demostrar que entienden las palabras de Dios y han hecho trabajo. Algunos falsos líderes incluso piensan que las palabras de Dios ya están claras, lo que sucede es que la gente no logra nunca comerlas ni beberlas ni dedicarles esfuerzo. Al ver que todo el mundo tiene libros de las palabras de Dios en sus manos, consideran que guiar a la gente a comer y beber las palabras de Dios es redundante. Por tanto, cuando se topan con problemas durante las reuniones o en el cumplimiento de sus deberes, solo remiten a la gente a algunos pasajes seleccionados de las palabras de Dios y les dicen cosas como: “Lee este pasaje de las palabras de Dios”, “Lee aquel pasaje de las palabras de Dios” o “Las palabras de Dios dicen esto sobre este aspecto y eso otro sobre aquel”. Solo les envían pasajes seleccionados de las palabras de Dios y se sirven de la persuasión para alentar a las personas a leerlas, pues creen que así es como se las guía para que coman y beban las palabras de Dios y que ellos están cumpliendo con la responsabilidad de un líder. Después de ver estas palabras, la gente dice: “Yo también he leído esas palabras de Dios; ¿acaso no es redundante que las recopiles para mí?”. Sin embargo, el falso líder piensa: “Si no te las envío, no serás capaz de encontrar en qué capítulo o en qué página están. Ni siquiera sabes en qué contexto dijo Dios esas palabras. Como líder, debería asumir esa responsabilidad, enviarte las palabras de Dios en cualquier momento y lugar”. Algunos falsos líderes, en una efusión de amor, llegan incluso a enviarle a alguien entre diez y veinte pasajes de las palabras de Dios en un día, para demostrar su lealtad a su trabajo y su determinación para guiar a las personas hacia la realidad de las palabras de Dios. Les envían esas palabras de Dios, ¿pero se resuelven así los problemas de esas personas? ¿Cumplen el papel que un líder debería desempeñar? A menudo no cumplen ese papel, ya que, si las personas pudieran entender esas palabras por su cuenta, no necesitarían de un líder. Los pasajes de las palabras de Dios que envían los falsos líderes son en realidad bien conocidos por aquellos que leen a menudo las palabras de Dios, ¿pero de qué carecen las personas? ¿Cuáles son sus dificultades y problemas? Consisten en que, cuando son problemas reales asociados a estas verdades, al afrontar dificultades, la gente no puede llegar a ver realmente la esencia de estos problemas, no sabe por dónde empezar a resolverlos ni cómo entrar en esas verdades; y los falsos líderes tampoco lo saben. Entonces, ¿han cumplido su responsabilidad en este asunto? ¿Son competentes en la obra de liderazgo? Está claro que no han cumplido esa responsabilidad. Por ejemplo, cuando la gente lee sobre ser una persona honesta en las palabras de Dios, los falsos líderes, al no saber cómo comer y beber las palabras de Dios y carecer de calibre para comprender y asimilar la verdad, dirían: “Los requerimientos de Dios no son grandes. Dios nos pide que seamos honestos, y ser honesto significa hablar con sinceridad. Las palabras de Dios lo han dicho todo, ¿verdad?: ‘Sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”’ (Mateo 5:37). ¡Qué claras son las palabras de Dios! Limítate a decir cualquier cosa que pienses en tu corazón, ¡es muy simple! ¿Por qué no puedes hacerlo? La palabra de Dios es la verdad, debemos practicarla. No practicarla es rebelarse, ¿y salva Dios a aquellos que se rebelan contra Él? No”. Al oír esto, la gente responde: “Todo lo que dices es correcto, pero seguimos sin saber cómo ser personas honestas. Porque en muchas ocasiones mentir es algo involuntario, o es algo que alguien hace cuando no tiene otra opción y hay una razón para ello. ¿Cómo se debería resolver esto?”. ¿Qué diría el falso líder? “¿Acaso no es fácil ocuparse de eso? ¿No lo han dejado claras las palabras de Dios? Ser una persona honesta es como ser un niño, ¡qué simple es eso! No importa lo viejo que seas, ¿es que no puedes ser como un niño? Solo fíjate en cómo se comportan los niños”. El que escucha entonces cavila: “Los principales comportamientos de un niño son ser ingenuo y vivaz, saltar de un lado a otro, ser inmaduro y no entender muchas cosas. Dado que el líder lo ha dicho, me comportaré de esa manera”. Al día siguiente, esa persona de unos treinta o cuarenta años se peina con dos pequeñas trenzas, se pone un lazo rosa y pasadores en el pelo, y viste camisa, zapatos y calcetines rosas; va toda entera de rosa. Al verla, el líder dice: “¡Eso es! Camina más como un niño, dando saltos de un lado a otro. Habla con más inocencia, como un niño, con los ojos libres de perversidad y una sonrisa en el rostro; ¿acaso no es eso regresar a la actitud de un niño? ¡Ese es el comportamiento de una persona honesta!”. El líder está bastante complacido, mientras que otros ven esto como un comportamiento necio y anormal. Este falso líder no solo no logró resolver el problema, sino que además no sabía cómo buscar los principios-verdad en absoluto, y guio a la gente a la senda de la absurdidad. Incluso en lo que se refiere a la verdad más simple de ser una persona honesta, el falso líder no sabe cómo comprenderla de manera correcta y pura, sino que recurre a aplicar preceptos a ciegas y la comprende con tal distorsión que repugna a aquellos que lo oyen. Esto es lo que hacen los falsos líderes.
Los falsos líderes comprenden las palabras de Dios de todo tipo de formas y se les ocurren diversos puntos de vista extraños y excéntricos al respecto. Además, con el pretexto de practicar y seguir las palabras de Dios, exigen a otros que acepten y se atengan a la comprensión que ellos tienen de dichas palabras. En resumen, la gente como estos falsos líderes tienen a menudo una comprensión superficial y distorsionada de las palabras de Dios. Si utilizamos un término espiritual para definirlo, diríamos que “carecen de entendimiento espiritual”. No solo su comprensión de las palabras de Dios está distorsionada, sino que a menudo exigen a otros seguir estas doctrinas y preceptos distorsionados igual que hacen ellos. Entretanto, usan su comprensión distorsionada para condenar a los que tienen una comprensión pura de la verdad. Estos falsos líderes que carecen de entendimiento espiritual no escrutan ni analizan las palabras de Dios como hacen los anticristos. Desde fuera, parece como si abordaran las palabras de Dios con la actitud servil de comerlas, beberlas y aceptarlas. Sin embargo, debido a su escaso calibre y a su incapacidad para comprender las palabras de Dios, las tratan como si salieran de un manual y creen que siguen la lógica de “uno más uno es igual a dos, dos más dos es igual a cuatro”. No saben que las palabras de Dios son la verdad y que, para entrar en la realidad de dichas palabras, uno debe entender a qué se refieren las verdades pronunciadas en ellas y cuáles son los diversos estados y el contenido que implican esas verdades. Cuando otros comprenden las palabras de Dios de una manera muy concreta y práctica, los falsos líderes lo consideran superficial y que no merece la pena escucharlo. Dicen: “Lo entiendo todo, lo sé todo. Esto de lo que hablas ya se ha explicado con claridad en las palabras de Dios, ¿por qué hace falta que lo digas?”. De hecho, no son conscientes de que aquello de lo que otros hablan se refiere a contenido específico relacionado con las verdades de las palabras de Dios. Como a estos falsos líderes les falta entendimiento espiritual y no poseen la habilidad de comprender las palabras de Dios, creen que todas las verdades son más o menos la misma, que no hay diferencias específicas entre las cuestiones que se tratan en las verdades; creen que, a pesar de hablar sin parar sobre estas cosas, en lo fundamental todas son la misma cuestión. Esta creencia indica un problema grave, y condena a esos individuos a no entender nunca la verdad.
Los falsos líderes no pueden guiar a las personas a la realidad-verdad
Ahora hay personas de buen calibre y con buena capacidad de comprensión que ya han ganado algo de experiencia y entrada en las palabras básicas de Dios y poseen algo de realidad-verdad, pero que necesitan una guía más específica y liderazgo para que su entrada sea mejor y más detallada. Solo los falsos líderes no logran entender a qué se refieren los detalles específicos de la verdad o por qué se expresan de esa manera, y piensan que sirven para complicar las cosas sin necesidad o hacer juegos de palabras. No entienden ni saben cómo comprender ni experimentar los diversos aspectos implicados en la verdad. Por tanto, lo que pueden hacer después de convertirse en líderes es meramente guiar a las personas para que coman y beban las palabras de Dios que suelen compartirse normalmente y luego hablar sobre algunas doctrinas y resumir algunos métodos de práctica en relación con el cumplimiento de preceptos, y lo que las personas ganan de ellos no es más que algunos términos espirituales superficiales, así como palabras, doctrinas, preceptos y consignas que se dicen a menudo. En el caso de los nuevos creyentes, las predicaciones de los falsos líderes apenas pueden mantenerse en pie durante uno o dos años, pero pasado ese tiempo, aquellos que han entendido algunas verdades empezarán a discernir la serie de afirmaciones y enfoques de los falsos líderes. En cuanto a aquellos que carecen en lo fundamental de capacidad de comprensión, no importa lo que prediquen los falsos líderes, no sienten nada, no tienen conciencia y no logran darse cuenta de que lo que predican estos falsos líderes son meras palabras y doctrinas, y que lo que entienden son solo teorías huecas, consignas y preceptos, que no son la verdad en absoluto. A partir de estas manifestaciones, ¿pueden los falsos líderes cumplir la responsabilidad de “guiar a la gente para que coma y beba de las palabras de Dios, las entienda y entre en su realidad”? ¿Pueden desempeñar este papel? ¿Pueden cumplir sus responsabilidades? (No). ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema fundamental? (Que tales personas carecen de entendimiento espiritual y no pueden comprender la verdad). Carecen de entendimiento espiritual y no pueden comprender la verdad, sin embargo, siguen queriendo liderar a otros; ¡eso es del todo imposible! Esperar que los falsos líderes guíen a las personas a entender las palabras de Dios y a entrar en la realidad de las palabras de Dios es como intentar pastorear gatos, ¡es inviable! Pongamos el ejemplo de ser una persona honesta: las palabras de Dios son bastante simples respecto a este punto, son solo unas pocas frases, no son complicadas. Cualquiera con un poco de formación sabe lo que significan estas palabras. Sin embargo, los falsos líderes, para demostrar que son capaces para el trabajo y pueden guiar a las personas, elaboran sobre la base de las palabras de Dios: “¿Qué significa el requerimiento de ser honestas que hace Dios a las personas? Ser una persona honesta es lo que ama Dios. Los no creyentes no son honestos, no dicen la verdad y todo lo que dicen son mentiras y palabras engañosas; el mundo entero es una gran nación de falsedad. Por tanto, lo primero que Dios exige al venir hoy es que las personas sean honestas. Si no eres una persona honesta, Dios no te amará; si no eres una persona honesta, no se te puede salvar ni puedes entrar en el reino; si no eres una persona honesta, no puedes practicar la verdad y eres sin duda una persona falsa; si no eres una persona honesta, no eres un ser creado cualificado”. ¿Entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (No). Después de todo esto, sigue sin estar claro. Los nuevos creyentes, al oír esto, sienten que estas palabras son excelentes, algo que no han oído en los veinte o treinta años que llevan en la religión. Algunos incluso dicen: “Estas palabras son poderosas, cada frase merece un ‘amén’. Este sermón es realmente bueno, ¡es de veras un sermón de la Era del Reino!”. El falso líder continúa: “Dios nos pide que seamos honestos, ¿lo somos entonces?”. Algunos meditan sobre ello: “Ya que Dios nos pide que seamos honestos, eso significa que todavía no lo somos”. Otros se quedan en silencio y piensan: “Me considero bastante ingenuo, nunca me peleo con nadie ni me atrevo a timar a nadie en mis negocios. A veces, si consigo una pequeña ventaja, ni siquiera puedo dormir por la noche. ¿Soy una persona honesta? Creo que soy ingenuo, ¿y no significa eso lo mismo que ser honesto?”. Los hay que dicen: “No me sale decir mentiras de manera natural. Se me pone la cara roja cada vez que digo algo incierto, así que debo ser una persona honesta, ¿no?”. El falso líder luego añade: “Al margen de que seas una persona honesta, dado que la palabra de Dios nos pide que seamos honestos, para ti es imperativo serlo. Si te comportas de acuerdo con las palabras de Dios, eres una persona honesta. Luego te liberas de la falsedad, de las ataduras de la influencia oscura de Satanás. Una vez que te conviertes en una persona honesta, entras en la realidad-verdad, puedes cumplir bien tus deberes y someterte a Dios”. ¿Entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (No). Sin embargo, algunos están encantados: “Esas palabras son poderosas. ¡Amén! Todas y cada una de las frases son correctas. Nada de ello viene directamente de las palabras de Dios, pero se comprende todo de ellas. ¡Esa comprensión es fantástica! ¿Por qué no puedo comprenderlo yo así? Parece que este líder es ciertamente digno de ese cargo, ¡sin duda está hecho para el liderazgo!”. La gente con calibre y astucia reflexiona después de oír esto: “No has explicado qué es una persona honesta. ¿Cómo se puede ser exactamente una persona honesta?”. El falso líder continúa: “Ser una persona honesta significa no mentir. Por ejemplo, si cometiste fornicación en el pasado, entonces ora a Dios y confiesa cuántas veces lo hiciste y con quién. Si sientes que no puedes ver ni tocar a Dios, debes confesar ante el líder, aclararlo todo. La confesión sincera es el requisito más básico para ser una persona honesta. Además, consiste en hablar desde el corazón, en no mezclar falsedades con nada. Cómo piensas en relación con cualquier cosa, qué intenciones tienes, qué corrupción revelas, a quién odias o has maldecido en tu corazón, a quién quieres perjudicar o contra quién tramas; a esas personas se les debe confesar todo. Al hacerlo, te abres y te sinceras, vives en la luz. Eso es lo que significa ser una persona honesta. Una persona honesta debe desprenderse de su ego; ha de ser capaz de exhibir y diseccionar las partes más malvadas y oscuras de su corazón”. Al oír esto, ¿entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (Todavía no). Incluso tras escuchar, solo son doctrinas que uno entiende, no prácticas específicas. Con tal comprensión de las palabras de Dios, los falsos líderes guían a las personas para que coman y beban las palabras de Dios de esta manera, y además comparten así, pensando que entienden perfectamente las palabras de Dios, que tienen la capacidad de comprenderlas y que pueden guiar a la gente a la realidad de las palabras de Dios. En realidad, todo lo que entienden y comparten no son más que doctrinas y consignas que no sirven de ninguna ayuda a quienes desean buscar la realidad-verdad y comprender los principios-verdad. Sin embargo, los falsos líderes siguen creyendo que poseen una gran capacidad de comprensión, que tienen una visión única de las palabras de Dios y que son superiores a la gente corriente. Van de aquí para allá predicando esas doctrinas y consignas, llegan incluso a hacer comparaciones con los demás, a menudo utilizan esas doctrinas y consignas para enfrascarse en riñas verbales, y hasta se sirven de ellas con frecuencia para sermonear, podar, juzgar y condenar a la gente. Piensan que al hacerlo están trabajando, trasladando las palabras de Dios a la vida real y aplicándolas. ¿No es este un asunto problemático? Los falsos líderes no pueden entender las palabras de Dios, no pueden guiar a la gente a la realidad de las palabras de Dios. Después de leerlas, solo pueden compartir algunas palabras y doctrinas, y aun así van por ahí predicándolas y haciendo alarde de ellas. Sin embargo, en realidad no entienden ninguna verdad en las palabras de Dios. Por ejemplo, no entienden algunos términos espirituales o expresiones similares, no conocen las diferencias existentes entre estos ni saben cómo adaptarlos a situaciones reales. Aparte de atenerse a los preceptos y de pronunciar palabras y doctrinas, carecen de una verdadera comprensión de las palabras de Dios y no las practican de veras. Por consiguiente, está claro que los falsos líderes no entienden la verdad ni son capaces de guiar a la gente para que entienda las palabras de Dios y entre en la realidad-verdad. Hemos ilustrado esto con el ejemplo de ser una persona honesta. Los falsos líderes, al no saber cómo percibir la verdad de ser una persona honesta, recurren a pronunciar palabras y doctrinas y a predicar consignas, lo cual desorienta a los necios y los atolondrados que carecen de entendimiento espiritual y los deja sin rumbo. Después de escuchar estas palabras y doctrinas, idolatran especialmente a los falsos líderes y, tras seguirlos durante varios años, acaban por no comprender ni siquiera las verdades más básicas y por no tener entrada alguna en ellas. Concluiremos aquí nuestra charla sobre este punto.
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