Las responsabilidades de los líderes y obreros (13) Parte 1
La enseñanza de nuestra última reunión versó sobre la undécima responsabilidad de los líderes y obreros. Hablamos sobre la responsabilidad que los líderes y obreros deberían cumplir y sobre el trabajo que deberían realizar para custodiar las ofrendas. ¿Qué labor deberían realizar los líderes y los obreros en lo que respecta a custodiar las ofrendas? (La primera tarea es custodiarlas. La segunda, revisar las cuentas. La tercera, hacer un seguimiento, investigar e inspeccionar si los diversos gastos se ajustan a los principios. Deben llevarse a cabo verificaciones estrictas y restringirse rigurosamente los gastos poco razonables. Lo mejor es prevenir los despilfarros y derroches antes de que se produzcan. Si ya se han producido, los responsables deben rendir cuentas. No basta con dar advertencias, sino que también hay que exigir indemnizaciones). Eso es todo, básicamente. Lo principal es custodiar las ofrendas; luego revisar las cuentas, y después, inspeccionar los gastos y hacer un seguimiento de estos, así como emplearlas y destinarlas correctamente. Tras concluir la enseñanza sobre la undécima responsabilidad, la gente ha adquirido una comprensión y un conocimiento precisos de las ofrendas y ya conoce también el trabajo que los líderes y obreros tienen que realizar a la hora de custodiar las ofrendas, así como la manera de trabajar y las conductas específicas de los falsos líderes al respecto. El propósito principal de nuestra enseñanza, ya sea que esta verse sobre las responsabilidades de los líderes y obreros o sobre las diversas conductas de los falsos líderes, tanto si hablamos sobre los aspectos positivos como si exponemos los negativos, estriba en lograr que la gente comprenda cómo desempeñar bien la labor de custodiar las ofrendas y cómo eliminar las prácticas poco razonables en lo que se refiere a la custodia, el gasto y la distribución de las ofrendas. Todo el pueblo escogido de Dios —sean o no líderes u obreros— debería cumplir con su responsabilidad en lo concerniente a custodiar las ofrendas. Así pues, ¿en qué consiste esta responsabilidad? Consiste en supervisar y en informar con prontitud de cualquier problema que uno encuentre; es decir, desempeñar las funciones de supervisión y denuncia. No penséis que “custodiar las ofrendas es responsabilidad de los líderes y obreros, y que no tiene nada que ver con nosotros, los creyentes comunes”. Se trata de un punto de vista incorrecto. Ya que las personas han comprendido estas verdades, deberían cumplir con su responsabilidad. En cuanto a los problemas que los líderes y obreros son incapaces de identificar, o en cuanto a los puntos ciegos, lugares que no son fáciles de detectar, si alguien descubre que existe un problema de irracionalidad o que se han violado los principios relativos a la custodia, la distribución y el uso de las ofrendas, debería informar con prontitud a los líderes y obreros en aras de garantizar la custodia, el uso y la distribución razonables de las ofrendas. Esta es la responsabilidad de todos y cada uno de los miembros del pueblo escogido de Dios.
Punto 12: Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia; pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas; asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas (I)
Una vez concluida la enseñanza sobre la undécima responsabilidad de los líderes y obreros, pasamos a hablar sobre la duodécima responsabilidad: “Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia; pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas; asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas”. ¿En qué consiste principalmente esta responsabilidad? Se trata, en esencia, de exigir que los líderes y obreros se ocupen de las diversas personas, acontecimientos y cosas de la iglesia —así como de los diversos problemas— que trastornan, perturban y dañan el orden normal de la iglesia. ¿Qué deben entender en primer lugar los líderes y obreros para abordar y resolver estos problemas con eficacia, cumplir bien con sus responsabilidades y desempeñar bien esta labor? Esta responsabilidad consiste en “detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia”; este es el alcance del trabajo. Al definir un objetivo y un alcance, queda claro qué problemas deben resolverse y qué tareas y responsabilidades se espera que asuman los líderes y obreros. En el ámbito de la duodécima responsabilidad, ¿cuál es el requisito principal para los líderes y obreros? Consiste en parar y restringir a las diversas personas, acontecimientos y cosas que causan trastornos y perturbaciones, así como en darles la vuelta a las cosas al mismo tiempo que se comparte la verdad, de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas. ¿Qué condiciones previas deben satisfacerse para lograr esto? Si observas diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan, perturban y dañan el orden normal de la iglesia y, sin embargo, no crees que representen ningún problema, ahí pasa algo. Esto indica que no desentrañas la esencia del problema; es decir, que no entiendes el daño que los trastornos y perturbaciones hacia la vida de iglesia causaría a la obra de la iglesia, ni las consecuencias e impactos que tendría en la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. ¿Pueden aún esos líderes y obreros desempeñar bien el trabajo de la iglesia? ¿Pueden resolver los problemas y darles la vuelta a las cosas? (No). ¿Cuál es entonces el aspecto clave de la enseñanza? Radica en que los líderes y obreros solo podrán desentrañar la esencia de las distintas circunstancias y solucionar con eficacia los diversos problemas reales si primero comprenden los principios-verdad. Para desempeñar bien el trabajo de la iglesia, los líderes y obreros han de conocer en primer lugar qué problemas surgen comúnmente en este trabajo. Luego, deben comprender, discernir y juzgar con precisión la naturaleza de los problemas que se presentan, si afectan a la obra de la iglesia y al orden normal de la vida de iglesia, y si encierran una naturaleza de trastorno y perturbación de la obra de esta. Se trata de una cuestión importantísima que los líderes y obreros deberían comprender desde el primer momento. Solo con esta comprensión será posible solucionar estos problemas con eficacia, así como “pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas”, tal como se menciona en la duodécima responsabilidad. En resumen, antes de solucionar un problema, es necesario primero comprender dónde radica el problema, cuáles son los estados y situaciones implicados, su naturaleza y su gravedad, cómo diseccionarlo y discernirlo, y cómo practicar con precisión. Esto es lo que los líderes y obreros tienen que comprender desde el primer momento, y dado que estos necesitan comprender estas cosas, vamos a compartir detalladamente estas cuestiones desde varias facetas en aras de que tanto los líderes y obreros como el pueblo escogido de Dios puedan entender cómo afrontar estos problemas cuando surjan, cómo correlacionarlos con las palabras de Dios y cómo aplicar los principios-verdad para resolverlos. De este modo, cuando los líderes y obreros se encuentren con dificultades que no puedan resolver, todos los miembros del pueblo escogido de Dios podrán afrontarlas conjuntamente y buscar soluciones en la verdad, y cuando se hallen en situaciones que trastornan y perturban el trabajo de la iglesia, todos podrán alzarse para pararlos y restringirlos. Al mismo tiempo, en el caso de personas y asuntos negativos, pueden celebrar una disección, un discernimiento y una caracterización públicos, y de este modo parar, restringir y erradicar estos problemas de raíz. Vamos a empezar pues compartiendo las cuestiones más específicas.
Las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la vida de iglesia
A fin de detectar problemas que trastornan y perturban la obra de Dios y el orden normal de la iglesia, ¿por qué áreas deberían empezar los líderes y obreros? Para descubrir estos problemas, deberían empezar observando la vida de iglesia. ¿Conocéis en parte cuáles de los problemas que surgen normalmente en la vida de la iglesia tienen la naturaleza de causar trastornos y perturbaciones? Con independencia del número de miembros que pertenezcan a la iglesia, seguramente no son pocas las personas que trastornarían y perturbarían el trabajo de la iglesia. ¿Qué actos de trastorno y perturbación habéis observado? (Desviarse del tema a menudo cuando se comparte la verdad en las reuniones, sin centrarse en las cuestiones básicas). (También, predicar habitualmente palabras y doctrinas). Desviarse del tema cuando se comparte la verdad. Por ejemplo, cuando otros hablan sobre cómo ser leal en el cumplimiento del deber, algunos charlarán sobre cómo cuidar a su marido (o su esposa) y a sus hijos. Cuando otros hablen sobre cómo la lealtad en el cumplimiento del deber significa satisfacer a Dios y someterse a Él, algunos charlarán sobre cómo la lealtad en el cumplimiento del deber significa obtener bendiciones para la propia familia y los seres queridos. ¿No es esto desviarse del tema? (Sí). Si nadie los interrumpe, no se callarán nunca. Si los restringes, se enfadarán y montarán en cólera por vergüenza, de modo que llevarán aún más lejos su mala conducta. Por lo tanto, se trata de una cuestión que, por naturaleza, se sitúa en el nivel del trastorno y la perturbación, lo cual es gravísimo. Aunque desviarse del tema cuando se comparte la verdad es un problema común, desde un punto de vista objetivo puede trastornar y perturbar la vida de iglesia. Esta es la primera cuestión. En cuanto a la segunda, “predicar palabras y doctrinas”, se calificará como trastorno y perturbación en función de la gravedad del caso. Algunas personas predican palabras y doctrinas porque carecen de la realidad-verdad; en cuanto abren la boca, lo único que pronuncian son palabras y doctrinas, teorías vacías nada más. No obstante, su intención no es desorientar a los demás y granjearse su estima. Con restricciones y disuasión, adquirirán conciencia de sí mismos, después de lo cual predicarán menos palabras y doctrinas y dejarán de obstaculizar la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Esto no se considera un trastorno ni una perturbación. Sin embargo, quienes predican palabras y doctrinas con la intención deliberada de desorientar a los demás lo hacen incluso a sabiendas de que lo que dicen son solo eso, palabras y doctrinas. Su objetivo consiste en granjearse la estima de los demás; quieren atraer a la gente a su lado, desorientarla y obtener estatus. Esto es de una naturaleza sumamente grave, aunque distinta de cuando solo se predican palabras y doctrinas porque no comprende la verdad. Semejante conducta constituye un trastorno y una perturbación. Las diversas personas, acontecimientos y cosas que causan trastornos y perturbaciones en la vida de iglesia lo invaden todo. No se reducen solo a predicar palabras y doctrinas o desviarse del tema. ¿Qué otras situaciones ocurren? (Se forman camarillas, se siembra la discordia y se mina la positividad de los otros). (También se da rienda suelta a la negatividad, se crean problemas y surgen molestias constantes para la gente). (Algunos, cuando tienen nociones sobre los arreglos de la obra de la casa de Dios, las difunden y dan rienda suelta a su negatividad, lo que provoca que en otras personas también surjan nociones sobre la organización del trabajo). Esas cosas sí se califican como trastornos y perturbaciones. Formar camarillas es una; sembrar la discordia es otra, junto con atormentar y atacar a la gente, difundir nociones, dar rienda suelta a la negatividad, propagar rumores infundados y competir por el estatus; todas estas acciones constituyen trastornos y perturbaciones. Son problemas mucho más graves en naturaleza que desviarse del tema cuando se comparte la verdad. Asimismo, existe una cuestión relacionada con las elecciones. ¿Qué tipos de problemas que surgen durante las elecciones se consideran trastornos y perturbaciones? Incluyen, por ejemplo, la manipulación de votos —prometer beneficios para asegurarse apoyos para uno mismo— lo cual representa una manera de socavar unas elecciones. Y las acciones encubiertas, como actuar entre bastidores, influyendo en la mente de las personas para atraerlas hacia el bando de uno, desorientarlas y conseguir que voten por uno. Todas estas cuestiones ocurren durante las elecciones. ¿Constituyen trastornos y perturbaciones? (Sí). En conjunto, estos problemas se denominan violación de los principios de la elección. Otra de las cuestiones que se dan es parlotear sobre cuestiones domésticas, establecer conexiones personales y ocuparse de los asuntos propios de uno. Habrá quien asista a las reuniones por estas cosas, no para comprender la verdad o compartir las palabras de Dios, sino para ocuparse de los asuntos propios de uno. ¿Se trata de un problema grave? (Sí). También equivale a causar trastornos y perturbaciones.
Bien, resumamos las diversas cuestiones que surgen en la vida de iglesia que causan trastornos y perturbaciones. Primero, desviarse del tema a menudo cuando se comparte la verdad; segundo, pronunciar palabras y doctrinas para desorientar a la gente y ganarse su estima; tercero, parlotear sobre cuestiones domésticas, establecer conexiones personales y ocuparse de los asuntos propios de uno; cuarto, formar camarillas; quinto, competir por el estatus; sexto, sembrar la discordia; séptimo, atacar y atormentar a la gente; octavo, difundir nociones; noveno, dar rienda suelta a la negatividad; décimo, propagar rumores infundados; y undécimo, violar los principios de la elección. Once en total. Estas once manifestaciones son circunstancias que causan frecuentes trastornos y perturbaciones a la vida de iglesia. Cuando surgen estos problemas al vivir la vida de la iglesia, es necesario que los líderes y obreros se alcen para pararlos y restringirlos y no permitan que crezcan sin control. Si los líderes y obreros no son capaces de restringirlos, entonces todos los hermanos y hermanas deberían unirse para restringirlos. Si la persona implicada no posee una humanidad malvada ni tiene la intención de causar trastornos y perturbaciones, sino que simplemente carece de una comprensión de la verdad, se le puede brindar ayuda y apoyo por medio de las enseñanzas de la verdad. Si la persona que causa trastornos y perturbaciones es malvada y se trata de un caso menor, habría que parar y restringir sus actos por medio de las enseñanzas y la exposición. Si dicha persona está dispuesta a arrepentirse y sus acciones y palabras dejan de causar trastornos y perturbaciones, si está dispuesta a ser el miembro más insignificante de la iglesia, si sabe escuchar y obedecer sumisamente, si cumple con lo que la iglesia disponga y acepta las restricciones establecidas por los hermanos y hermanas, entonces podrá permanecer en la iglesia durante un tiempo. Sin embargo, si en vez de aceptar, se opone y se vuelve hostil hacia la mayoría, entonces habría que dar el segundo paso: echarla. ¿Se trata de un enfoque apropiado? (Sí).
I. Desviarse del tema a menudo cuando se comparte la verdad
Vamos a hablar ahora sobre las diversas personas, acontecimientos y cosas que aparecen en la vida de la iglesia y que por naturaleza constituyen trastornos y perturbaciones. La primera es desviarse del tema a menudo cuando se comparte la verdad. ¿Cómo se determina si uno se desvía del tema cuando comparte la verdad? ¿Cómo podemos percibir con claridad que las palabras de enseñanza se han desviado del tema? ¿Vosotros, cuando compartís la verdad, os desviáis a menudo del tema? (Sí). ¿Hasta dónde debe llegar este problema para que su naturaleza se considere como trastorno y perturbación? Si cada vez que alguien se desviara del tema cuando comparte la verdad se describiera como un caso de trastorno y perturbación, ¿no ocurriría que, en el futuro, la gente temería hablar o compartir en la vida de la iglesia? Y si la gente tiene miedo de compartir, ¿no significa eso que no ha percibido el problema con claridad? (Sí). Así pues, cuando se defina con precisión qué tipos de desviaciones durante las enseñanzas de la verdad constituyen un trastorno y una perturbación, la mayoría de las personas se liberarán de sus limitaciones. Viendo que os desviáis del tema incluso en una conversación normal, que ocurra cuando se comparte la verdad es aún más común. Por lo tanto, es necesario hablar de esto con gran claridad para evitar que os sintáis constreñidos. No dejéis que el temor a desviaros del tema y causar un trastorno y una perturbación os disuada de hablar y que por ello no os atreváis a compartir vuestro conocimiento; ni que —cuando queráis compartir— ese temor os obligue a plantearos primero: “¿Lo que quiero decir está relacionado con el tema? ¿Se desvía del tema? Antes de hablar, debería preparar un borrador y esbozar mis ideas y luego ceñirme a él para no desviarme del tema, pase lo que pase. Si me desvío del tema, no beneficiaría a nadie y desperdiciaría el precioso tiempo de la reunión, y afectaría a la comprensión de la verdad por parte de los hermanos y hermanas. Y si es grave, podría incluso trastornar y perturbar la vida de la iglesia”. ¿Cómo deberíamos contemplar la cuestión de desviarse del tema, entonces? En primer lugar, hemos de considerar si las desviaciones resultan beneficiosas para los hermanos y hermanas, y luego debemos entender con claridad qué consecuencias tendrían estas para la vida de la iglesia. De este modo, podemos observar claramente que no se trata de una cuestión menor; en casos graves, puede incluso constituir una perturbación y un trastorno para la vida de iglesia y el trabajo de esta. Supongamos que, en cierto tema, buscas un pasaje de las palabras de Dios para compartir tu conocimiento y comprensión; o supongamos que, sobre cierto tema, compartes el conocimiento que has adquirido, las verdades que has comprendido y las intenciones de Dios que has percibido a partir de alguna experiencia; o supongamos que tu charla sobre un tema determinado es algo verboso y no te expresas con demasiada claridad y te repites varias veces; en estas situaciones, ¿estás desviándote del tema? Nada de esto cuenta como desviación. ¿Qué significa entonces desviarse del tema? Ocurre cuando lo que dices tiene poca o nula relación con el tema de la enseñanza, cuando solo divagas sobre asuntos externos y no resulta nada edificante para la gente. Esto es una desviación absoluta. Abordemos ahora qué significa causar trastornos y perturbaciones. En el caso de desviarse del tema cuando se comparte la verdad, ¿qué tipos de palabras y conductas conllevan trastornos y perturbaciones? ¿Cuál es la esencia del problema? ¿En qué sentido desviarse del tema constituye por naturaleza un trastorno y una perturbación? ¿No merece la pena compartir una enseñanza sobre esto? Después de la enseñanza, ¿comprenderéis qué significa desviarse del tema? (Sí). Pues responded a la pregunta. (Cuando alguien habla de temas que no tienen nada que ver con la verdad —cháchara ociosa sobre cuestiones domésticas, por ejemplo, y charlas sobre cosas relacionadas con tendencias sociales que perturban el corazón de la gente y de este modo le impiden estar en silencio ante Dios y contemplar Sus palabras—, tal enseñanza se ha desviado del tema). ¿Cuántos puntos principales se mencionan aquí? (Uno es que los temas no están relacionados con la verdad). Este es un aspecto muy importante: la falta de relación con la verdad. Por un lado, están la cháchara ociosa y el parloteo sobre cuestiones domésticas. Por otro, el hablar sobre la cultura tradicional, sobre pensamientos morales humanos y sobre cosas que la gente considera nobles como si fueran la verdad. Esto representa un problema de comprensión distorsionada; ninguna de estas cosas está relacionada con la verdad. Por ejemplo, las palabras de Dios dicen: “Los jóvenes no deberían carecer de ideales”. Habrá quien comparta: “Desde la antigüedad, los héroes han surgido durante su juventud” o “La ambición no está limitada por la edad”. O, cuando tú hablas sobre cómo temer a Dios, ellos comunican: “Hay un dios un metro por encima de ti”; “Cuando el hombre actúa, el cielo vigila”; “Si tienes la conciencia limpia, no debes temer que los demonios llamen a tu puerta”, o “El corazón debe inclinarse hacia la bondad”. ¿No es esto desviarse del tema? ¿No están estas palabras desvinculadas de la verdad? ¿Qué son estas palabras? (Filosofías satánicas). Son filosofías satánicas, que también pertenecen a la cultura tradicional de cierta etnia. La primera manifestación de las desviaciones ocurre cuando el tema mencionado no guarda relación con la verdad; ocurre cuando se introducen filosofías y teorías que los no creyentes consideran correctas y elevadas, y se las vincula a la fuerza con la verdad. Eso es desviarse del tema. La falta de relación con la verdad es una manifestación que debería resultar fácil de entender. La segunda manifestación sucede cuando los temas mencionados perturban la mente de las personas. Cuando en una reunión no se comparte la verdad y, en su lugar, se habla sobre conocimientos, estudios académicos, filosofía y leyes, o fenómenos sociales y diversas relaciones interpersonales complejas, se perturba la mente de las personas. Esto sucede cuando alguien comparte temas que, en esencia, no implican la verdad ni tienen nada que ver con ella, y los presenta como si fueran la verdad, lo cual causa confusión en la mente de los demás, que cuando escuchan dichos temas, sus pensamientos se alejan de la enseñanza de la verdad y derivan hacia asuntos externos. ¿Cómo se comportan estas personas entonces? Empiezan a centrarse en los conocimientos y los estudios académicos. Perturbar la mente de las personas es, por su naturaleza, una cosa seria. La tercera manifestación se da cuando los temas mencionados llevan a que las personas malinterpreten a Dios, lo cual resulta en una falta de claridad con respecto a las visiones. Hay personas que no tienen muy clara la verdad, pero quieren fingir que poseen claridad y comprensión. De modo que, cuando comparten la verdad, añaden doctrinas profundas a su discurso y mezclan doctrinas religiosas que han oído y comprendido y hablan de manera infundada y extravagante. Después de escucharlas, los demás pierden claridad con respecto a las visiones; no saben con certeza qué verdad querían tratar esas personas. Cuanto más escuchan, más atolondrados se sienten y más disminuye su fe en Dios; puede que incluso se generen malentendidos acerca de Dios. La gente no solo sale de esta charla sin haber comprendido la verdad; su mente queda atolondrada, lo cual tiene un efecto negativo. Esto es lo que ocurre cuando uno se desvía del tema.
Desviarse del tema cuando se comparte la verdad se manifiesta de diversas formas, cada una de las cuales constituye, por su naturaleza, una perturbación para la entrada en la vida de la gente. Después de escuchar una enseñanza de este tipo, las personas no solo carecen de una comprensión clara de la verdad y de una senda de práctica, sino que, por el contrario, su mente se atolondra, su entendimiento de la verdad se vuelve más nebuloso y también desarrollan ciertos malentendidos e ideas erróneas. Este es el impacto y la consecuencia adversa que produce en la gente el hecho de desviarse del tema cuando se comparte la verdad. Cada una de estas tres manifestaciones es de una naturaleza bastante grave. Por ejemplo, la primera de ellas: “el tema mencionado no guarda relación con la verdad”. Decir cosas que parecen correctas pero que no lo son, y predicar y analizar en la iglesia elementos satánicos, como el conocimiento humano, la filosofía, las teorías, la cultura tradicional y los dichos famosos de figuras de renombre, aprovechando una enseñanza de la verdad para desorientar a las personas, constituye una perturbación para ellas. Es algo de una naturaleza gravísima. Si una persona con discernimiento escuchara esa enseñanza, diría: “Lo que dices no es correcto; no representa la verdad. Estás hablando de conductas morales y dichos que los no creyentes consideran buenos. Son reglas de los no creyentes sobre cómo comportarse y manejar sus asuntos mundanos, los cuales no guardan, en esencia, ninguna relación con la verdad”. Sin embargo, algunas personas que carecen de discernimiento, después de oír estas falacias, incluso las aceptan y se adhieren a ellas como si fueran la verdad. Si en tales ocasiones los líderes y obreros no paran esto ni lo restringen, si no hablan sobre ello y lo diseccionan para que la gente gane discernimiento, algunos de los escogidos de Dios podrían verse desorientados. ¿Cuáles son las consecuencias de esta desorientación? Creerán que las prédicas de no creyentes famosos que la gente considera correctas, buenas y profundas, como los proverbios populares y las máximas de los famosos y teorías sobre cómo vivir como persona, son todas correctas y que son la verdad, equiparables a las palabras de Dios. ¿No se han visto desorientados? A primera vista, parece que están compartiendo la verdad, pero en realidad la mezclan con algunas ideas humanas y algunas de las filosofías desorientadoras de Satanás, lo cual constituye una perturbación obvia para la gente. Si alguien desorienta a las personas haciendo pasar la filosofía de Satanás y el conocimiento humano por la verdad, los líderes y obreros deberían exponer y diseccionar el asunto, a fin de que los hermanos y hermanas crezcan en discernimiento y comprendan cuál es realmente la verdad. Esta es la labor que los líderes y obreros deberían realizar. La segunda manifestación es “perturbar la mente de las personas”. Algunas personas siempre aprovechan las enseñanzas de la verdad para hablar de cosas que parecen correctas pero que no lo son, exaltando el conocimiento humano, los estudios académicos, los dones y los talentos. Asimismo, hablan de normas morales, tradiciones culturales, etcétera. Hacen pasar estas cosas que provienen de Satanás como si fueran algo positivo, como si fueran la verdad, lo cual lleva a la gente a creer equivocadamente que se debe abogar por ellas, difundirlas y ensalzarlas en la iglesia, hacer que todo el mundo se adhiera a ellas; provoca en la mente de las personas un aumento de falacias y herejías, que son incorrectas aunque no lo parezcan; y confunde a las personas, de modo que se sienten perdidas, sin saber cuál es en realidad la verdad o cómo practicarla acertadamente cuando afrontan un problema, o cuál es la senda correcta. Esto sume en tinieblas el corazón de la gente. Tal es la consecuencia de propagar herejías y falacias para desorientar a las personas. En cuanto a la tercera manifestación, no la compartiremos en detalle. En resumen, algunas de las charlas que se desvían del tema tienen que ver con el conocimiento; otras tratan sobre nociones humanas o sobre buenas conductas morales, entre otras cosas. Pero ninguna de estas cuestiones guarda relación con la verdad; todas son contrarias a ella. Por lo tanto, cuando surjan estos problemas, los líderes y obreros deben pararlos y restringirlos. Si, después de oír la enseñanza de alguien, las personas no solo carecen de claridad sobre la verdad en su corazón, sino que también se ven perturbadas, se les atolondra la mente —antes libre de confusión— y no saben cómo practicar de forma apropiada, la enseñanza de esa persona debería pararse y restringirse. Por ejemplo, al compartir verdades relativas a la humanidad normal, algunas personas dicen: “Lo que Dios más valora en la humanidad normal es la capacidad de soportar penurias; de no codiciar las comodidades y el placer carnal; de privarse de los manjares; de no disfrutar de lo que uno debería disfrutar o de lo que Dios ha preparado; de poder rebelarse contra estos deseos carnales; de reprimir todos los deseos de la carne; de someter el cuerpo y de impedir que la carne se salga con la suya. De modo que, cuando sientas ganas de dormir por la noche, has de rebelarte contra la carne. Si no puedes, has de ingeniártelas para refrenarla. Cuanto mayor sea tu voluntad de rebelarte contra la carne y cuanto más lo hagas, más manifestaciones de práctica de la verdad y más lealtad a Dios demostrarás poseer. Creo que la manifestación más destacada de la humanidad normal —y la que más debería propugnarse— es la de someter el propio cuerpo, rebelarse contra los deseos de la carne, no codiciar las comodidades carnales y ser frugal en el disfrute material. Cuanto más frugal seas, mayores serán las bendiciones que acumules en el reino de los cielos”. ¿No suenan estas palabras muy positivas? ¿Hay algo erróneo en ellas? Al medirlas según la lógica, las reglas y las nociones humanas, estas palabras se aceptarían en cualquier grupo religioso o social; todos les darían el visto bueno, expresarían su aprobación y convendrían en que el mensaje es correcto, que su fe es buena y pura. ¿Acaso no hay miembros de la iglesia que también lo creerían? Al medirlas según las nociones humanas, todas estas palabras son correctas; ¿qué es lo correcto? Habrá quien diga: “Las personas así le gustan a Dios. Él también vive con la misma frugalidad”. ¿No es esta una noción humana? Las personas albergan esta clase de nociones, de modo que si alguien realmente comunicara este tipo de enseñanza, ¿no se ajustaría a las nociones de la mayoría? (Sí). Cuando la gente aprueba nociones de este tipo, ¿acaso no concuerdan con el punto de vista de esa persona? Y cuando han convenido con el punto de vista de esa persona y lo han aceptado, ¿no están también de acuerdo con sus acciones? ¿No intentarán entonces imitarlas? Y cuando lo logren, ¿no quedará entonces fijada la senda que siguen, su senda de práctica? ¿Qué significa que quede fijada? Significa que están resueltos a actuar y practicar de esa manera. Como en su corazón creen que Dios ama a estas personas y que le agrada que actúen de esta forma, que solo así pueden llegar a ser alguien que Dios acepte, alguien que pueda entrar en el reino de los cielos y recibir las bendiciones en el cielo, alguien que tenga un buen destino, entonces deciden actuar de esa manera. Al tomar esta resolución, ¿su mente no se ha visto ya perturbada y desorientada por este tipo de pensamientos y puntos de vista? Esto es un hecho; esta es la consecuencia. Su mente se ha visto perturbada y ni siquiera se percatan de ello. Aquí también existe otro problema: cuando su mente queda paralizada y perturbada por estos pensamientos y puntos de vista, ¿no pierden entonces claridad sobre las intenciones y los requisitos de Dios? ¿No empiezan entonces a desarrollar malentendidos acerca de Dios y se distancian de Él? ¿No indica esto que no tienen claras las visiones? Piénsalo detenidamente: cuando te ves descarriado por algún pensamiento o punto de vista que la gente considera correcto, pero que es erróneo, ¿no queda entonces tu mente perturbada? En ese momento, ¿pueden seguir siendo claras las visiones en tu corazón? (No). Entonces, ¿tu conocimiento de Dios es preciso o es un malentendido? Se trata, a todas luces, de un malentendido. Así pues, ¿lo que entiendes y crees que es correcto representa en realidad la verdad? No, en absoluto; contradice las palabras de Dios, la verdad; va en su contra. Por lo tanto, esta manera de desviarse del tema cuando se comparte la verdad constituye efectivamente una perturbación para la mente de las personas. Dado que estas desviaciones causan una gran perturbación en su mente, ¿cabe afirmar que constituye un trastorno para la obra de Dios? Conducen a las personas hacia nociones y hacia la filosofía y lógica de Satanás, por lo que ¿no las apartan de la presencia de Dios? Cuando las personas malinterpretan a Dios, cuando no comprenden Sus intenciones y no pueden practicar conforme a Sus intenciones y requisitos, sino que lo hacen según la lógica de Satanás y las nociones humanas, ¿se hallan más cerca de Dios o más lejos? (Se hallan más lejos de Él). Se hallan más lejos de Él. Así pues, ¿no deberían restringirse las enseñanzas de estos temas en las reuniones? (Sí). La naturaleza de este tipo de desviaciones es de perturbación para las personas, por lo que deben restringirse, desde luego. Si no se las para ni se restringen, habrá un cierto número de personas atolondradas, de pobre calibre y adormecidas —en particular, aquellas que carecen de entendimiento espiritual—, que imitarán y seguirán a la persona que se desvía del tema. Es en este momento cuando los líderes y obreros deberían actuar con prontitud para parar la situación. No deben permitir que esa persona siga desviándose del tema; no deben permitir que el contenido de su enseñanza desoriente a más personas y les perturbe la mente. Esta es una responsabilidad que los líderes y obreros deberían cumplir, una función que deberían atender.
Esto es todo en cuanto a nuestra enseñanza sobre la cuestión de desviarse del tema cuando se comparte la verdad. A continuación, resumiremos hasta qué punto debe desviarse uno del tema en su enseñanza de la verdad y qué asuntos debe comunicar para que la naturaleza de esta conducta se califique de trastorno y perturbación. Algunos tipos de desviaciones resultan evidentes: cuando alguien se desvía completamente del tema, cuando empieza a charlar sobre frivolidades o sobre asuntos domésticos, eso resulta fácil de discernir. Por ejemplo, cuando todos están hablando sobre cómo cumplir con el deber, quizá alguien comparta su “glorioso” pasado y refiera las buenas obras que ha realizado, o cómo ha ayudado a los hermanos y hermanas, o cosas por el estilo. Nadie quiere escuchar esto, por lo que irán sintiendo cada vez más aversión hacia ello a medida que lo sigan escuchando hasta que llegue un punto en que dejarán de hacer caso a la persona, la cual entonces se sentirá avergonzada. Mientras la mayoría sepa discernir a esta persona, no podrá continuar. No se necesita mucha comprensión de la verdad para ser capaz de discernir estas desviaciones del tema de la enseñanza. La cháchara ociosa, el parloteo sobre cuestiones domésticas, el enaltecimiento y la exhibición de uno mismo y el uso ventajoso de la enseñanza para hablar del pasado “glorioso” de uno son tipos de desviaciones que resultan fáciles de discernir. Básicamente, no constituyen una gran perturbación, porque la mayoría de la gente siente repulsión por esas cosas y no está dispuesta a escucharlas; la mayoría sabe que la persona está alardeando, no compartiendo la verdad, que se ha desviado del tema. Al principio, cuando la persona empieza a hablar, puede que el grupo no intente avergonzarla; sin embargo, conforme avanza, la gente siente rechazo y pierde el interés en escucharla; prefieren leer las palabras de Dios por su cuenta. Si la persona prosiguiera, los demás se levantarían y se irían. Cuando la persona observe que la situación ha dado un vuelco y que se está avergonzando a sí misma, dejará de hablar. ¿Qué tipo de desviaciones ha ejercido ya una influencia adversa en las personas y, aun así, estas no la desentrañan como algo negativo, sino que consideran el contenido ajeno al tema como si fuera la verdad y lo escuchan con atención? Este tipo de desviación puede convertirse en una perturbación para las personas, por lo que uno debería ser capaz de discernir estos casos. Dadme un ejemplo de este tipo de desviaciones del tema. (Que alguien que haya sido podado no reflexione sobre sí mismo, sino que centre su discurso únicamente en lo correcto o incorrecto del asunto, genera confusión en la mente de todo el mundo. No solo impide que los demás desarrollen discernimiento, sino que, por lo contrario, los demás crean que las palabras de esa persona son conformes a la verdad y que son acertadas, lo cual hace que todos se pongan de su lado). Con el pretexto de hablar sobre cómo aceptar la poda, se defiende y se justifica, y de ese modo consigue que los demás piensen que fue podado injustamente, que se pongan de su lado y lo compadezcan. Asimismo, consigue que los demás admiren su capacidad para someterse y aceptar la poda en semejantes circunstancias. Esto desorienta a las personas; se trata de una desviación intencionada y deliberada, la cual no solo provoca que los oyentes sean incapaces de someterse cuando se enfrentan a la poda, así como de aceptarla y de reflexionar y conocerse a sí mismos, sino que, por el contrario, hace que muestren recelo y se resistan a ser podados. Tal enseñanza no ayuda a las personas a comprender qué significa ser podado, cómo deberían adoptar la actitud correcta cuando se enfrentan a la poda, cómo aceptarla y cómo practicar. En lugar de eso, lleva a la gente a escoger otra manera de afrontarla, una manera que no representa la práctica de la verdad y que no supone actuar conforme a los principios-verdad, sino que la vuelve más astuta. Tal enseñanza sirve para desorientar a las personas. Desviarse del tema cuando se comparte la verdad es un tipo de problema que surge en la vida de la iglesia. Si este tipo de problema alcanza un nivel en el que causa trastornos y perturbaciones, los líderes y obreros deberían intervenir para pararlo y restringirlo, compartirlo y diseccionarlo a fin de que la mayoría crezca en discernimiento, aprenda de la experiencia y asimile una lección.
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