Las responsabilidades de los líderes y obreros (17) Parte 3
4. Dar rienda suelta a la negatividad cuando el deseo propio de obtener bendiciones se ve frustrado
Existe otra manifestación de dar rienda suelta a la negatividad. Algunas personas dicen: “Hace muchísimos años que creo en Dios, y ¿qué he ganado?”. Cuando dan rienda suelta a su negatividad, principalmente dicen: “¿Qué he ganado?”; quieren decir que no han ganado nada. Piensan que cuando se cree en Dios es particularmente difícil recibir ciertos beneficios o bendiciones de la casa de Dios o de Dios, y que las personas deben manifestar un amor enorme, contar con una capacidad de resistencia increíble y no ansiar resultados rápidos. En cuanto a las palabras de Dios que exponen, podan y refinan a las personas y purifican su corrupción, consideran que es solo retórica superficial y grandilocuente en la que no se puede confiar de forma absoluta; creen que, si practican conforme a las palabras de Dios, realmente sufrirán una gran pérdida. Consideran que obtener beneficios y ventajas, así como alcanzar sus aspiraciones y deseos, es lo más importante en todo momento, y que practiquen o no la verdad no es en absoluto crucial; creen que mientras no cometan ninguna maldad, será suficiente y la iglesia no las descartará. ¿Cómo se sienten la mayoría de las personas después de escuchar estas palabras negativas? ¿Aprueban y están de acuerdo en su interior con estas palabras o sienten cierto desprecio por ellas y piensan que esas personas son egoístas, despreciables, perversas y sórdidas, y son capaces de discernirlas, exponerlas y restringirlas y de evitar que sigan difundiendo la negatividad y la muerte? ¿La mayoría de las personas sienten repulsión y condenan estas palabras negativas o permiten que las desorienten y se vuelven negativas? Algunos, después de escuchar estas palabras y ver que están con las manos vacías, piensan: “¡Es cierto! Yo tampoco he ganado nada. En la casa de Dios solo recibo tres comidas al día, estoy ocupado todo el tiempo, y realmente no he ganado nada más”. ¿Tenéis tales pensamientos? ¿Sentís lo mismo? Aquellos que entienden la verdad dirán: “¿A qué te refieres cuando dices que no has ganado nada? ¡Hemos ganado mucho de parte de Dios! ¡Hemos llegado a entender innumerables verdades!”. Sin embargo, puede que algunos no estén de acuerdo y digan: “Decir que hemos ganado ‘mucho’ no parece muy realista. Solo hemos recibido un poco de gracia, tuvimos algunas posibilidades de cumplir con nuestros deberes, comprendimos algunas doctrinas sobre cómo ser una persona, contactamos a muchos hermanos y hermanas de diferentes lugares y pudimos llegar a conocerlos, y hemos ampliado en gran medida nuestros horizontes. Eso solo cuenta como haber ganado un poco”. ¿En cuál de estas categorías os encontráis? Hay personas en todas estas categorías, ¿no es cierto? (Sí). Discutiremos esto desde dos ángulos. Primero, hablemos de lo que sucede con aquellos que siempre creen en Dios con el objetivo de obtener gracia. ¿Creen en Dios con el propósito de perseguir ganar la verdad para poder alcanzar la salvación? (No, creen con el objetivo de obtener bendiciones). Entonces, ¿les ha dado Dios poca gracia, protección, bondad, esclarecimiento e iluminación? (Dios les ha dado muchas de estas cosas). Es posible afirmar que toda persona que cree en Dios ha recibido Su protección. ¿Es concreta la protección de Dios? ¿Existen ejemplos de la vida real sobre esto? ¿Qué tipos de protección han recibido las personas? (Un tipo relativamente obvio es que, después de creer en Dios, las tendencias perversas del mundo ya no influyen en nosotros. No caemos en la decadencia ni perseguimos cosas perversas como ir a discotecas, fumar, beber, etcétera. Como mínimo, no nos involucramos en esas cosas y creo que estamos bastante protegidos en este sentido). Este es un aspecto muy tangible que las personas pueden ver y experimentar personalmente. No dejarse influenciar ni desorientar por las tendencias perversas del mundo, vivir como un ser humano y dentro de la humanidad normal con semejanza humana son ejemplos y evidencias prácticos de la protección de Dios. ¿Hay más? (No permitir que espíritus malignos nos perturben y poder vivir bajo la protección de Dios). Ese también es un ejemplo práctico. ¿Ha tenido la mayoría de las personas esta experiencia? ¿Podéis comprender el significado que conlleva? Algunos dicen: “Los espíritus malignos tampoco perturban a los no creyentes. ¿A cuántos no creyentes perturban los espíritus malignos?”. ¿Es correcta esta afirmación? ¿Creéis que concuerda con los hechos? (Los espíritus malignos han perturbado a varios de mis compañeros. Algunos sufren de parálisis del sueño y otros escuchan voces. No creen en Dios y no saben lo que está sucediendo. Buscan un tratamiento en todas partes, pero no pueden curarse, viven con miedo y pavor; es terrible. Sin embargo, como yo creo en Dios desde pequeña, nunca me he sentido perturbada ni he sufrido de esta manera. La mayoría de las veces, mi corazón se siente relativamente estable y en paz). Los verdaderos creyentes en Dios no tienen esa preocupación. No nos preocupa sufrir trastornos de conversión ni que los espíritus malignos nos perturben o nos posean; no tenemos miedo porque tenemos a Dios. Además, en la vida real, los no creyentes hablan constantemente sobre la lectura de rostros, el feng shui y la adivinación; en Occidente, incluso existe la astrología. Algunas personas adoran estatuas budistas, espíritus malignos e ídolos famosos, mientras que otras no, pero ya sea que lo hagan o no, todas se ven influenciadas y restringidas de cierto modo por esto. Por ejemplo, antes de salir de casa, deben hacer una pequeña adivinación para ver qué dirección es auspiciosa y cuál no lo es. Al abrir un negocio, determinan cuál es el lugar apropiado donde colocar el mostrador para generar dinero y cuál no, qué objetos poner en la tienda y qué ídolos adorar para atraer riqueza, y dónde ubicar ciertas cosas para evitar trastornar el feng shui. Al mudarse, deben precisar qué momento es favorable para hacerlo a fin de asegurar la prosperidad de la familia en el futuro y evitar contratiempos, y deben establecer qué momentos son desfavorables. Incluso los estudiantes se ven influenciados por estas creencias al presentarse a exámenes de ingreso. El día del examen, evitan decir palabras que sugieran fracaso y, en lugar de ellas, deben utilizar términos como “excelencia” y “éxito”. El supuesto feng shui, la fortuna y otras creencias influyen en cada aspecto de la vida, desde que los niños asistan a la escuela, hasta la vida diaria de los padres, que ganen dinero, se muden, busquen empleo, así como en el matrimonio de los hijos, entre otras cosas. Entonces, cuando las personas se ven influenciadas por estas cosas, ¿qué es lo que las restringe? Los espíritus malignos las restringen; los espíritus malignos controlan todas estas cosas. ¿Por qué las personas adoran entonces a esos espíritus malignos? ¿Por qué se ven influenciadas por estas cosas? Con respecto a un asunto tan sencillo como mudarse, ¿por qué deben reflexionar siempre sobre qué momento es auspicioso para mudarse y cuál no lo es, o qué debe mudarse primero y qué no es favorable mudar? ¿Por qué deben tener en cuenta todo eso constantemente? Deben considerar estas cosas porque si no lo hacen, los espíritus malignos actuarán y las atormentarán y las torturarán. ¿Qué opináis de todo esto? Toda la humanidad vive bajo el control de los malvados. ¿Quiénes son los malvados? Los malvados más grandes son Satanás y los diablos, y los malvados más pequeños son los espíritus malignos de diferentes lugares, los que controlan las diversas razas humanas. Estos espíritus malignos restringen y controlan cada aspecto de la vida humana. Incluso cuando se construye una casa, mientras se coloca la viga principal, las personas cuelgan telas rojas y hacen estallar petardos para atraer un poco de buena suerte, y los albañiles visten ropa roja para traer prosperidad financiera y evitar accidentes. Existen algunos requisitos y dichos en particular con respecto a todo esto que es necesario respetar, así como tabúes que se deben evitar. Por ejemplo, algunas personas a menudo enfrentan dificultades y las cosas no les resultan fáciles; pierden su trabajo, sus esposas los dejan y se quedan sin nada en su hogar. No pueden ni siquiera pagar la hipoteca de su casa y nada parece salir bien. No han hecho nada malo, entonces, ¿por qué les sucede todo esto? Sin otras opciones, recurren a la adoración de dioses falsos y espíritus malignos, o buscan con urgencia a alguien que revise su feng shui para cambiar su suerte. Después de hacer esto, las cosas paulatinamente les empiezan a salir mejor. Antes no creían en estas cosas, pero ahora, cuando surgen problemas, adoran a los dioses falsos y a los espíritus malignos con sinceridad, y antes de hacer cualquier cosa deben consultar la adivinación o la clarividencia. ¿Acaso no es agotador vivir así? (Sí). ¡Es sumamente agotador! Aunque quieran, no pueden vivir libres ni estar tranquilos, ni escapar de las limitaciones de esos dichos y reglas. Si rompen estas reglas, los espíritus malignos actúan y los perturban, los someten por la fuerza y deben adorarlos todos los días para que su vida vaya sobre ruedas. Sin embargo, aquellos que creen en Dios no están sujetos a estas supersticiones feudales ni a las acciones de los espíritus malignos. Pueden mudarse o ir adonde deseen, sin tener que evitar ningún tabú. En la China continental, el Partido Comunista siempre oprime y persigue las creencias religiosas. Si un creyente ya no puede vivir en un lugar, debe mudarse rápidamente. ¿Necesita elegir un día o una hora propicios para esto o adorar algo? No. Ora a Dios y Dios lo protege. Todo está en Sus manos; no está atado a estas cosas. Siempre que quiere comer algo o salir de la casa, ¿necesita consultar el almanaque o verificar si viola algún tabú? No, ora a Dios, y todo está en Sus manos. Cuando la gente vive bajo el dominio y la soberanía de Dios, con Su protección y guía, los espíritus malignos y los demonios inmundos, tanto grandes como pequeños, se mantienen alejados de su camino; no se atreven a actuar sobre aquellos que creen en Él. ¿Acaso no están protegidas estas personas? ¿No viven libremente y con comodidad? (Sí). ¿Es grande esta gracia? (Sí). No importa si ya has alcanzado la verdad o no, mientras seas una persona que cree sinceramente en Dios, Él te ha predestinado y escogido, y cuando te presentas ante Él, te protege de esta manera y te permite disfrutar de esta gracia enorme. ¡Qué gracia más inmensa! Tu seguridad personal y todos tus movimientos están a salvo y seguros; Dios se hace responsable de estas cosas y las protege, así que no debes preocuparte. La mayoría de las veces, la gente ni siquiera ora ni piensa de manera consciente: “Voy a orar a Dios y pedirle que me proteja. Espero que todo esté bien y que no pase nada malo”. Ni siquiera necesitas orar. Siempre y cuando tengas la simple convicción en tu corazón de que: “Creo en Dios; todo está en manos de Dios”, Él actuará. Las personas disfrutan de una gracia tan inmensa de parte de Dios, ¿es esto ganar poco? (Es ganar mucho). Dios es el único Soberano en el mundo. Tu vida y todo lo que posees están en manos de Dios, en las manos de este Soberano, tu corazón se siente en paz, estable y tranquilo, y no tienes que preocuparte por nada. Independientemente de cuánto conozcas acerca de Dios o cuántas verdades comprendas, puedes estar absolutamente seguro de eso en tu corazón. Todo está en manos de Dios. Si los creyentes tienen un lugar para Él en su corazón y entienden la verdad, los espíritus malignos no se atreven a perturbar, a dañar ni a acercarse a ellos. Por consiguiente, los creyentes no necesitan involucrarse en esos procesos innecesarios. Esta es una gracia tan inmensa: ¿cómo puedes seguir diciendo que no has ganado nada al creer en Dios? ¿No te falta conciencia? Sin mirar nada más, solo el hecho de afirmar que no has ganado nada demuestra una falta total de conciencia, y prueba que la conciencia de una persona es completamente mala; no hace falta decir más sobre lo demás.
Dios les da a las personas la verdad y la vida libremente, les proporciona Sus palabras sin pedir nada a cambio. Aunque quizá sientan que su estatura aún es inmadura, que no han comprendido gran parte de la verdad y que no pueden expresar lo poco que entienden con claridad, solo estas cosas que Dios les ha brindado, este afecto y amor, ¡es una gracia inmensa! Dios les ha dado lo más precioso; han recibido las cosas más valiosas del mundo de parte de Dios. Ya sea que lo hayas sentido o no, Él ya se las ha dado a los seres humanos. ¿Qué otros motivos tienen aún para quejarse? ¿Son dignos de recibir estas cosas? Aquellos a quienes Él ha elegido son las personas más felices del mundo. Dios te ha seleccionado y escogido; tú eres una de las personas más felices y afortunadas del mundo. ¿Cómo puedes decir que no has ganado nada? Te has convertido en una de las personas más felices y afortunadas porque Dios te ha seleccionado y escogido. Por consiguiente, los espíritus malignos y los demonios inmundos no se atreven a acercarse a ti. Algunos preguntan: “¿Significa eso que mi estatus e identidad son ahora honorables?”. ¿Es posible afirmarlo? No, porque todo esto se debe al amor y las acciones de Dios. ¡Las personas han ganado mucho! Tan solo en esta vida, han recibido en gran medida; ¿cómo es posible que estén cualificadas en lo más mínimo para recibir todo esto? Algunos que creen en Dios no persiguen la verdad en absoluto y siguen diciendo: “¿Qué he ganado después de creer tantos años en Dios?”. ¿No eres capaz de calcularlo tú mismo? En tu corazón sabes si entiendes la verdad, cuánto menos mal has hecho y, aún más, muy dentro tuyo sabes cuánta gracia has disfrutado. Si en tu corazón tienes estos puntos en claro, no dirías cosas que carecen tanto de consciencia. Algunos también dicen: “La casa de Dios además me provee de alimento, ropa y cobijo”. ¿No es eso insignificante comparado con la gracia y protección de Dios? ¿No es algo que ni siquiera vale la pena mencionar? Sin embargo, quienes tienen conciencia sienten que, aunque no merezca ser señalado, sigue siendo parte de la gracia de Dios. La gracia de Dios es inconmensurable; ¡Dios les ha dado tanto a las personas! En cuanto a esas cosas materiales, Él no las tiene en cuenta.
Un aspecto de las acciones de Dios es proteger a las personas, y otro es guiarlas hacia el camino de la salvación para que puedan salvarse. Han disfrutado de este cariño de Dios y de Su amor por ellas, ¡y Él les ha concedido abundante gracia! Además, hay algo que es más importante: la verdad que Dios les ha otorgado. Concretamente, palabras que nadie en la historia humana, en ninguna era, jamás oyó ni recibió. Independientemente de cuántas veces Dios haya creado a la humanidad, nunca ha realizado este trabajo ni pronunciado estas palabras. Dios os ha revelado todos los misterios relacionados con la humanidad, lo que las personas pueden soportar, captar y entender. ¿Pueden estos misterios, estas verdades, medirse mediante una cantidad? No pueden medirse; las personas no pueden agotar su goce durante muchas vidas. ¿Por qué lo digo? Porque estas palabras de Dios son la base de la existencia de las personas, y pueden existir por toda la eternidad. Si de verdad tienes la suerte de sobrevivir y vivir por siempre, estas palabras y verdades de Dios pueden darte sustento eternamente. ¿Qué significa la eternidad? Significa que el tiempo no te limita, no tener límites. Si lo interpretamos literalmente, significa no tener fin, vivir eternamente, igual que Dios mismo. Estas palabras y verdades de Dios pueden existir hasta ese momento. “Ese momento” es un concepto y una definición del tiempo que se expresan en el lenguaje humano, pero en realidad significa indefinidamente. Decidme, ¿es grande o no el valor de estas palabras de Dios? ¡Es increíblemente grande! Si no las persigues, te representará una pérdida y estarás actuando como un necio. Pero si las persigues, estas palabras tendrán un valor para ti que va mucho más allá de esta vida; se extiende hasta la eternidad. Siempre te resultarán eficaces y útiles, tendrán valor y sentido para siempre y te sustentarán eternamente. Si las entiendes, las obtienes y te riges por ellas, podrás vivir por siempre. Para expresarlo mediante términos más simples, vivirás para siempre y no probarás la muerte. ¿Acaso no es esto lo que la gente sueña? Pasarán incontables eras, innumerables personas habrán muerto, pero tú aún seguirás vivo. ¿Qué te permitirá seguir viviendo? A través de las palabras de Dios, a través de la verdad, contarás con las cualificaciones para vivir de esta manera. ¿Qué vas a hacer con esta vida continua? Tienes la comisión de Dios, Su liderazgo, y también tienes una misión. ¿Cuál es tu misión? Dios quiere que lo glorifiques y seas Su testimonio al vivir conforme a Sus palabras. Ese es el valor de Sus palabras. El valor y el significado de la verdad y las palabras que las personas escuchan, con las que entran en contacto y que experimentan en esta era, existirán eternamente. ¿Por qué existirán eternamente? Estas palabras de Dios no son teología, una teoría, un eslogan ni un tipo de conocimiento, sino palabras de vida. En tanto obtengas estas palabras, vivas de ellas y sobrevivas gracias a ellas, Dios te permitirá seguir viviendo y no dejará que mueras. Es decir, no te destruirá ni te quitará la vida; te permitirá continuar viviendo. ¿No es esto una bendición enorme? (Sí, es una gran bendición). A través de estas palabras, Dios quiere que tengas un anticipo de esta bendición en esta vida y la obtengas en el mundo venidero; esa es la promesa de Dios. En virtud de la enorme promesa que Dios le ha hecho a la humanidad, ¿acaso no ha recibido en abundancia? (Sí). La promesa de Dios hacia la humanidad es inmensa y se la hizo saber a todo el mundo. Él te ha hablado de ella y ha permitido que te acerques a ella y la recibas libremente. No necesitas sacrificar tu vida ni entregar todas tus posesiones; solo debes escuchar las palabras de Dios y actuar conforme a Sus exigencias y Sus deseos, y podrás recibir esta promesa de parte de Él. ¿Acaso Dios no le ha dado mucho a la humanidad? Actualmente, estás en la senda que te permitirá obtener esta promesa. Aunque aún no la has recibido por completo, ¿has recibido poco? Al observar la promesa que Dios le ha otorgado a la humanidad, las personas han recibido muchísimo. Han obtenido una ventaja considerable; no han perdido ni sufrido ninguna pérdida en absoluto. Solo han invertido algo de tiempo, y es probable que su carne haya tenido que trabajar arduamente. Puede que hayan sacrificado algo de la felicidad que les proporciona su familia, ciertos gustos y deseos carnales, y hayan renunciado a algunas de sus propias aspiraciones, intereses y anhelos, etcétera. Sin embargo, en comparación con entender la verdad, alcanzar la salvación y recibir la promesa de Dios, todas esas posibilidades, metas y aspiraciones personales no valen la pena mencionarse, porque solo te conducirán al infierno, y Dios no te concederá Su promesa por esos motivos. En cambio, cuando la gente invierte una cantidad limitada de tiempo, un precio que esté dispuesta a pagar y que puede pagar, a la larga llega a entender la verdad, a captar algunos misterios y principios para ser una persona que la humanidad no había comprendido desde la creación de Dios, a entender ciertas esencias y el origen de todos los acontecimientos y cosas, etcétera. Pero incluso lo más importante es que obtienen algo de conocimiento acerca de Dios y son capaces de temerle. Habiendo recibido todo esto, ¿no vale la pena pagar tal precio? ¿De qué pueden llegar a quejarse? ¿Por qué dicen que no ganan nada al creer en Dios? ¿Acaso su conciencia no se ha podrido por completo? Han ganado en cantidad y aún no están satisfechos. ¿Qué más quieren? ¿Estarían contentos si se convirtieran en presidentes o multimillonarios? Si Dios les diera esas cosas, ya no le pertenecerían. Dios no quiere ganar a personas como esas.
Las personas siempre dicen que creer en Dios no les ha significado ningún provecho, lo que demuestra que les falta conciencia, que carecen por completo de la capacidad para comprender la verdad, que no persiguen la verdad y que su calidad humana es insignificante. Tales personas no comprenden de manera pura lo que Dios hace, lo que Él les exige ni lo que Él les ha dado a los hombres, entre otras cosas. Con el tiempo, cuando algo no llega a gustarles del todo, la ira acumulada estalla en el acto: “¿Qué he ganado yo al creer en Dios? Mi carne ha sufrido en gran medida. He cumplido con todos los deberes que la iglesia me asignó. No importa cuán difícil o agotador fuera, nunca me quejé; no importa qué tan grandes fueran las dificultades, nunca dije nada. Nunca le exigí nada a la casa de Dios. Con mi gran amor y lealtad, ¿qué he ganado? ¡Si ni yo he ganado nada, otros tienen aún menos esperanza de obtener algo!”. Lo que insinúan es: “No habéis ofrecido tanto como yo ofrecí, no habéis pagado el precio que yo pagué; si inclusive yo no he ganado nada, ¿qué podéis ganar vosotros? ¡Tened cuidado, no seáis tontos!”. ¿No carecen de conciencia estas personas? Aquel que carece de conciencia siempre habla de manera necia y testaruda. No logra comprender ni una sola de las muchas verdades que Dios ha expresado, ni tampoco entiende las numerosas afirmaciones y cosas puras y positivas. En su lugar, se aferra obstinadamente a sus propios puntos de vista: “Yo soporto dificultades y pago un precio por Dios, así que debe bendecirme y permitirme ganar más que los demás. Si no lo hace, me desahogaré, estallaré, ¡maldeciré! Dios debe concederme todo lo que quiero; y si no lo obtengo, entonces Él no es justo, y diré que no he ganado nada, ¡es decir la pura verdad!”. ¿No le falta humanidad? Definitivamente, las palabras de una persona sin humanidad no pueden mantenerse firmes, y mucho menos ajustarse a la verdad; esto último es pedirle demasiado. Las palabras propias deben ser pedidos y afirmaciones legítimos, no argumentos retorcidos; deben mantenerse firmes, sin importar quién las escuche ni quién las evalúe. Sin embargo, las palabras y acciones de quienes carecen de humanidad no pueden mantenerse firmes. Cuando hacen berrinches y desahogan sus quejas, algunos piensan: “¿Por qué dicen que no han ganado nada? ¿Será que Su casa les ha hecho alguna especie de daño? ¿Será que algunas de las acciones de la casa de Dios no se ajustan a los principios y no pueden darse a conocer? Por lo general, esa persona parece bastante capaz de soportar dificultades y de pagar el precio, pero hoy dice que no ha ganado nada y ha estallado con tanta furia; parece que realmente no ha ganado nada. ¿No está esto incitando la ira de una persona que se porta bien? Será mejor que yo tenga cuidado; ¡No debería soportar más las dificultades ni pagar el precio que pagué antes al cumplir con mis deberes!”. Así es como algunos atolondrados sin discernimiento se dejan influenciar.
En el caso de aquel que con frecuencia da rienda suelta a la negatividad, si de verdad tiene puntos de vista o ideas que expresar, déjalo hablar y exponer su opinión primero. Después de que lo haga, todos entenderán: “Considera que el precio que ha pagado no equivale a lo que ha recibido. Siente que no ha obtenido ningún beneficio y que ha sufrido pérdidas, por lo que ya no está dispuesto a colaborar. Se queja de Dios, espera negociar con Él, ¡y le exige gracia y beneficios!”. ¿Puede la persona promedio discernir a alguien así una vez que lo escucha? Cuando todos logren discernirlo, dile: “¿Ya terminaste de hablar? Si no tienes nada más que decir, cállate, o harás el ridículo. Si tu naturaleza perversa queda expuesta frente a todos y no se refrena de inmediato, provocará la indignación pública. Cuando todos te expongan y rechacen, ya será demasiado tarde para arrepentimientos”. Adviérteselo de esa manera, y así lo habrás restringido. O también podrías decir: “Si sientes que saliste perdiendo, no tienes por qué creer en Dios. Sientes que no has ganado nada; por lo tanto, ¿qué es lo que esperas obtener exactamente? Si buscas hacer fortuna y volverte rico o conseguir un cargo importante, lo siento, eso no se logra con solo desearlo; esos asuntos los decreta Dios. La aparición de Dios y Su obra de salvación no tienen que ver con proporcionarles a las personas tales cosas. Ve adonde puedas obtenerlas; la casa de Dios no es el mundo, no puede satisfacer a los diablos y satanases. Mejor no le exijas tales cosas a la casa de Dios, ni a los hermanos y hermanas; si te atreves a pedírselas a Dios, ofenderás Su carácter y provocarás Su ira, porque Él les ha concedido abundante gracia a las personas, y les ha otorgado aún más verdades para que sean su vida. Que no consideres que obtener la verdad es algo valioso, es ser necio e ignorante de tu parte”. Todos se lo echan en cara y lo podan de esa manera. ¿Qué opinas de esta práctica? O podrías decir: “La casa de Dios no te debe nada. Los esfuerzos que has hecho por Dios y los deberes que has cumplido han sido completamente voluntarios. ¿Sabes cuánta gracia has disfrutado de parte de Dios desde que comenzaste a creer en Él y a cumplir tus deberes? Si tienes un mínimo de conciencia, no deberías decirle a Dios que no has ganado nada; deberías presentarte ante Él y reconocer tus propios problemas. Si realmente crees que Dios es la verdad, que todo lo que hace es la verdad y que Sus palabras son la verdad, no deberías decir tales cosas ni quejarte. Esta actitud tuya no es la que debería tener alguien que cree en Dios, ni la que debería adoptar alguien que busca la verdad. ¡Estás intentando sublevarte, revivir tus antiguos problemas con Dios! ¡Estás buscando separarte de Dios y saldar el balance final! Pero Dios no te debe nada, y Su casa tampoco. Si vas a ajustar cuentas con la casa de Dios, entonces apúrate y vete de ella. No asedies Su casa, o de lo contrario provocarás Su ira y te aniquilará. La consecuencia no sería favorable. Si tienes algo de conciencia o razón, deberías calmarte para orar y buscar, para examinar si hay algo errado en tu enfoque sobre la búsqueda en tu fe en Dios, y si la senda que recorres es la que Dios exige que tomes. Tienes muchas exigencias poco razonables hacia Dios, y tanto resentimiento; esto indica que algo ha ido mal con tu búsqueda. No acumulaste un resentimiento tan profundo en solo uno o dos días; ha estado creciendo durante mucho tiempo. O tal vez has venido ante Dios con una opinión errónea en mente desde que comenzaste a creer en Él, y, sin importar lo que Él haya dicho, te has mostrado insensible, y como resultado no sientes ningún remordimiento ni consideras que estés en deuda en absoluto. Tal vez sea eso lo que ha llevado a la situación actual. Será mejor que te apures a confesarte y arrepentirte; aún hay tiempo de arrepentirse. Si no lo haces, y continúas haciendo el mal y dando rienda suelta a la negatividad, te convertirás en un diablo, en un anticristo. Cuando la casa de Dios se deshaga de ti, ya no tendrás oportunidad de salvarte; lo que la casa de Dios condena, también lo condena Dios. Te estamos dando esta advertencia tomando en cuenta tu capacidad para soportar dificultades y pagar un precio durante los muchos años que has creído en Dios. Te estamos dando una oportunidad. Si insistes en hacer las cosas a tu modo y te niegas a escuchar los consejos, y la casa de Dios decide echarte, ya no serás hermano o hermana. Tendrás cero esperanzas de salvarte. Cuando llegue ese momento, realmente no habrás ganado nada. Entonces, no te lamentes. Ahora, lo más crucial es que corrijas tus pensamientos, opiniones y la dirección de tu búsqueda. Deja de buscar en todo momento obtener algo. Escucha las palabras de Dios; analiza cuánto de lo que Dios expone acerca del carácter corrupto de las personas puedes ver reflejado y reconocer en ti mismo. ¿Has resuelto los problemas que puedes identificar en ti mismo, aquellos que son evidentes? ¿Has reconocido tu rebelión contra Dios? ¿La has resuelto? El mayor problema que enfrentas ahora es querer en todo momento ajustar cuentas con Dios. ¿Qué significa este problema? ¿Acaso no es un asunto que necesita resolverse? Crees en Dios siempre con alguna intención, con una transacción en mente; constantemente anhelas recibir bendiciones, esperas intercambiar esfuerzo, gasto y sufrimiento carnal por las bendiciones del reino de los cielos. ¿No es esa la lógica de un bandido? ¿Por qué no te fijas a qué tipo de personas Dios les otorga bendiciones, qué le exige Él a la gente, qué les ha dicho y qué deben lograr para recibir las promesas de Dios? Si realmente crees en Dios y deseas salvarte, entonces no busques siempre obtener algo de Él. Necesitas analizar cuánto de las palabras de Dios has puesto en práctica y si eres una persona que sigue Sus palabras. Seguirlas es practicar y vivir de acuerdo con las exigencias de Dios y los principios-verdad, no solo sufrir físicamente un poco y pagar un pequeño precio. Tu carácter corrupto no está resuelto, y hay intenciones detrás de todos los precios que pagas y todas las dificultades que experimentas. Dios no lo aprueba; Él no quiere ese tipo de precio. Si insistes en ajustar cuentas con Dios, en discutir y enfrentarte con Él, ofendes Su carácter, y Él te permitirá seguir tu camino hasta el infierno para ser castigado. Este es el castigo divino por hacer el mal. Has disfrutado de muchas bendiciones y gracias de parte de Dios, y Él te ha brindado cierto trato material especial. Ya has recibido lo que te corresponde; ¿qué más quieres de Dios?”. Si compartieras estas palabras, ¿no se calmaría un poco el estado de ánimo agraviado de una persona con algo de conciencia y razón al escucharlas? ¿Son estas palabras una comprensión pura que se ajusta a la verdad? (Sí). Si una persona tiene humanidad y razón, puede comprenderlas y aceptarlas. Solo aquellos que carecen de humanidad, que no tienen conciencia ni razón, pensarían que estas palabras intentan engañarlos, que son retórica grandilocuente, que no merecen que las personas las crean, y que sus beneficios no son tan tangibles como la gracia que es posible observar o las bendiciones materiales. Entonces, antes de que vean esos beneficios tangibles, lo que digas será inútil; no lo aceptarán. Puede que no se opongan frente a ti, pero a tus espaldas, en su corazón, seguirán resistiéndose, dando rienda suelta a la negatividad de vez en cuando, mostrando sus propias contribuciones, contando las dificultades que han soportado, así como el trato que reciben de parte de la casa de Dios y cómo hacen para resistir en Su casa; siempre mantienen estas cosas en su corazón. Pase lo que pase, en tanto no reciben lo que desean, su bestialidad estalla, explotan de furia y exponen un comportamiento vergonzoso y dan rienda suelta a la negatividad. ¿Deberías seguir tratando de persuadir a una persona así? Si, después de una simple insistencia, su calidad humana no cambia, si sus viejos problemas resurgen y su carácter endiablado estalla nuevamente, ¿qué debería hacerse? Es momento de imponer restricciones. No le des la oportunidad de arrepentirse. Es un caso perdido; es tonto, terco y desgraciado. ¿En qué sentido es “tonto, terco y desgraciado”? En el sentido de que no acepta el camino puro ni las cosas positivas. En cambio, adopta argumentos retorcidos, herejías y falacias y se aferra a su propio punto de vista centrado en obtener beneficios tangibles, sacar provecho y no sufrir pérdidas. No importa cómo la casa de Dios comparta la verdad, siempre dice: “Esas son solo palabras agradables al oído. ¿Quién no puede decir un par de cosas bonitas? Si estuvieras perdiendo, no lo dirías”. Se aferra tenazmente a tales puntos de vista, y cuando sucede algo desagradable o enfrenta una pérdida, siente que no ha ganado nada al creer en Dios, y nuevamente da rienda suelta a la negatividad. ¿Aún debe recibir una oportunidad? Ya no hay más oportunidades. Si no cumple bien con sus deberes, sino que perturba a los demás, páralo y restríngelo de inmediato. No le permitas hablar libremente. Si sigue difundiendo negatividad y perturbando a los demás, no le muestres más cortesía. Échalo sin demora. No significa ser frío, ¿verdad? (No). Recibió la verdad en bandeja durante la enseñanza, pero no puede asimilarla, sin importar cómo se comparta, ¿qué indica eso? A simple vista, parece un incrédulo, pero en esencia es un diablo. Ha venido a la casa de Dios a pedirle a Dios gracia y bendiciones, a obtener beneficios, y no descansará hasta conseguirlos. Si no ha recibido ninguno después de creer un tiempo, su carácter satánico estallará; manifestará lo insatisfecho que se siente con Dios, cometerá maldades y causará perturbaciones. Esta persona es un diablo. El poco sufrimiento y esfuerzo que ha soportado no constituye, en esencia, la práctica de las palabras de Dios. Son simplemente un intento de hacer un trato, de obtener beneficios y bendiciones para sí mismo. Cuando a quienes siempre buscan obtener algo de su fe en Dios les sucede algo, y se sienten negativos y débiles, dicen en todo momento: “No he ganado nada al creer en Dios”. Luego, se rinden y comienzan a actuar de manera imprudente, buscan tomar represalias y a menudo dan rienda suelta a la negatividad para liberar las emociones derivadas de su insatisfacción. Ya hemos compartido cómo tratar a tales personas; deben ser tratadas según los principios. Si pueden aceptar la verdad y asegurar que no causarán más perturbaciones en el futuro, será posible darles otra oportunidad para seguir en la iglesia. Si siempre buscan perturbar y dañar la obra de la iglesia y la vida de iglesia, es necesario depurarlas a fin de proteger la obra de la iglesia y garantizar que el pueblo escogido de Dios pueda vivir la vida de iglesia sin perturbaciones. Esta decisión se toma y este método se adopta en función de este principio. Es lo adecuado.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.