Las responsabilidades de los líderes y obreros (18) Parte 4
D. Discernir varios tipos de rumores infundados que malinterpretan las palabras de Dios y juzgan Su obra
¿De dónde provienen los tipos de rumores de los que acabamos de hablar? Del gran dragón rojo, de la comunidad religiosa y de los no creyentes. Además de los rumores del mundo exterior, también hay dichos y chismes con respecto al interior de la iglesia. Existen incluso afirmaciones completamente falsas sobre Dios, Su obra, Su día y algunas de Sus palabras, así como acerca de algunos misterios que involucran a Dios y Su obra, que las personas inventan a partir de sus figuraciones y nociones, o basándose en la continua difusión de información incorrecta y conjeturas infundadas. Y debido a que las personas adornan estos dichos, chismes y afirmaciones, estos rumores acaban cobrando forma. En cuanto cobran forma, algunas personas que tienen predilección por ellos se dedican con entusiasmo a la tarea de difundirlos, los tratan como si fueran reales y los propagan por todas partes, los describen de manera tan vívida y detallada que estos rumores terminan desorientando completamente a algunos individuos que desconocen la verdadera situación, que no entienden la verdad y son necios e ignorantes. Una vez desorientadas, ¿se ven afectadas y perturbadas? (Sí). Estos también son problemas comunes que surgen en la iglesia. Si bien estos rumores palidecen en comparación con aquellos que calumnian y atacan a Dios y a Su casa, ya que no lo calumnian ni lo blasfeman y tampoco ocasionan ninguna perturbación ni dañan Su obra, aun así, afectan la entrada en la vida de algunas personas y es preciso acallarlos. Por ejemplo, cuando algunas personas oyen ciertos comentarios engañosos, los creen en su corazón y rápidamente los propagan entre aquellos que las rodean y con quienes tienen cercanía. A medida que los rumores circulan, los detalles se vuelven más numerosos y completos, y eventualmente, tales rumores comienzan a parecer acontecimientos reales. Factores como el tiempo, el lugar y los protagonistas encajan perfectamente. ¿Acaso no cumplen entonces con los requisitos para ser propagados públicamente? ¿Qué información se difunde? El que los propaga dice: “Hoy tengo algo importante para contarles. Si no lo hago, me sentiré incómodo por dentro; ni siquiera podré centrarme en leer las palabras de Dios. Me apasiona mucho este asunto. ¡Finalmente, nosotros, los que creemos en Dios, ahora tenemos esperanza!”. Cuando todos oyen que hay esperanza, se interesan y se entusiasman; este tema resulta muy atractivo. Dicen: “La obra de Dios está a punto de terminar. Ya se han presentado varias señales que Dios profetizó anteriormente acerca del fin de Su obra. Por ejemplo, el estado de la luna y el sol, la situación en Oriente y Occidente, el número de personas que Dios ha escogido en cada país, cuántas son capaces de cumplir con sus deberes, y demás; estas señales de la conclusión de la obra de Dios están ahora ante nosotros. ¡Tenemos que prepararnos rápido!”. Alguien pregunta: “¿Qué debemos preparar?”. El que propaga el rumor responde: “Debemos preparar buenas obras y comida, y entregar todos nuestros ahorros como ofrendas a Dios sin demora, así podremos asegurar un buen destino”. También dice: “En tal y tal año y mes, en tal y tal fecha y a tal hora, debemos reunirnos en un lugar específico donde Dios nos estará esperando para llevarnos. Él dijo: ‘Si no abandonas todo, no eres digno de ser Mi discípulo ni digno de seguirme’. Ahora el día de Dios finalmente ha llegado, y Sus palabras se han cumplido. Debemos desprendernos de todo lo mundano, no solo nuestras perspectivas y carreras, sino también nuestras familias, parientes y relaciones carnales. Debemos renunciar a todos los enredos mundanos; ¡vamos a encontrarnos con Dios!”. La mayoría de las personas pregunta: “¿Es cierto?”. El propagador del rumor dice: “Sí, he vendido mi casa y mi auto y retirado mis ahorros. Si no me crees, mira las palabras de Dios. En un capítulo, al decodificar una determinada frase, se revela una dirección, y en otro capítulo, al descifrar un pasaje, se revela el año y el mes…”. ¿Quién, al escuchar esto, no se siente conmovido? ¿Hay alguien que pueda discernir estas palabras? ¿No se trata de asuntos que preocupan mucho a las personas? ¿No son cosas que han estado esperando durante mucho tiempo? Algunas personas, tras oírlo y luego analizar las palabras de Dios y pensar que realmente coincide, comienzan a considerar un plan alternativo. Aunque algunas se muestran escépticas por dentro, aún esperan que sea cierto y piensan: “Aunque falta mucho tiempo para el año y el día especificados, al menos hay una fecha y una hora exactas, así que tenemos esperanza”. A pesar de que realmente no lo creen, igual le prestan algo de atención. ¿Qué demuestra esta atención? Que estas cosas influyen en las personas y las perturban con mucha facilidad. Una vez que este tipo de rumores comienza a propagarse ampliamente en la iglesia, el 80 o 90 por ciento de las personas se entusiasma en gran medida y siente un torrente de emociones. Piensan: “¡Finalmente, llega el día que tanto hemos esperado! ¡Dios ha escuchado nuestras oraciones! ¡Él nos ama y no nos ha abandonado!”. ¿Qué consecuencias traería propagar estos asuntos durante las reuniones? ¿Afectaría las emociones de todos? Las personas no serían capaces de rechazarlo, aunque quisieran; cada frase del rumor impactaría en sus corazones y haría que resultara imposible no creerlo. Lo más probable es que las personas crean en estas palabras; aunque no estén completamente seguras, aún desearían que fuera cierto, piensan: “Al reflexionar acerca de la cantidad de dificultades que hemos padecido al seguir a Dios —el mundo nos rechaza, el gobierno nos persigue, la comunidad religiosa nos acosa, apenas podemos respirar, vivimos con un miedo constante—, ¿cuándo acabarán estos días? Ahora, ¡el día de Dios finalmente ha llegado!”. Estos pensamientos hacen que tu corazón se acelere: “Nos hemos esforzado tanto por Dios, nuestra fe al seguirlo es tan firme; lo que estamos escuchando debe ser verdad. Ya no deberíamos seguir vagando y sufriendo en este mundo; ¡no merecemos eso!”. Cuando piensas de esa manera, y estás absolutamente convencido y sientes tanta pasión por este rumor, ¿todavía quieres leer las palabras de Dios? A estas alturas, ¿no parece superfluo leer cualquier pasaje de Sus palabras? Sientes: “¿Por qué conversar sobre el conocimiento vivencial de las palabras de Dios parece tan innecesario ahora? Ya no hace falta orar a Dios, ¿verdad? El día de Dios ha llegado, y pronto nos encontraremos con Él cara a cara. Entonces, orar en este momento, ¿no significaría que le faltamos el respeto? Cuando vivíamos en la carne, lejos de Dios, necesitábamos leer Sus palabras para aliviar nuestros anhelos. Ahora, estamos a punto de trascender este mundo y pronto nos encontraremos con Dios en persona, así que no hay necesidad de leerlas. Nada de lo que hagamos ahora es tan significativo como encontrarnos con Dios en ese año, mes, día y hora exactos. ¡Será maravilloso! Comparado con encontrarnos con Dios en ese día y lugar, leer Sus palabras parece totalmente insignificante”. Ya no puedes concentrarte en leerlas. Tu corazón está intranquilo, y ¡ansía que ese día llegue de inmediato! ¿No es complicado expresar este estado de ánimo? Tales rumores son muy atractivos para los gustos populares y pueden propagarse con mucha facilidad dentro de la iglesia. Una persona se los cuenta a dos, dos se lo dicen a diez, y los rumores se propagan más y más, de una iglesia a dos iglesias, de dos iglesias a cinco, y se difunden de forma creciente. ¿Cuáles son las consecuencias? Estos rumores hacen que la gente dude de Dios, se distancie de Él, olvide el amor genuino de Dios al salvar a la humanidad, el deber que deben cumplir y el camino que deben seguir. En cambio, persiguen exclusivamente ver llegar el día de Dios y saber si pueden recibir bendiciones. Cuando finalmente llega ese día y no ocurre nada, solo entonces las personas se dan cuenta de que creer en rumores ha perjudicado su vida. ¿Puedes entonces volver a ser como eras antes y comportarte como corresponde, atenerte a tu deber, perseguir la verdad con los pies en la tierra, buscar los principios-verdad en todo, comportarse correctamente y cumplir con tu deber conforme a las palabras de Dios? El tiempo ya habrá pasado y no se puede recuperar. ¿Quién tiene la culpa? Cúlpate a ti mismo por no haber sido nunca alguien que persigue la verdad. Has estado con la cabeza en las nubes y, como resultado, sucumbiste a los rumores.
Para aquellos que creen en Dios, pero no entienden la verdad, un solo rumor puede llevarlos a un abismo insondable y arruinar su vida. ¿Qué se entiende por abismo insondable? Al principio, creías en Dios de manera normal y esperabas lograr la salvación, pero un solo rumor te llevó por el mal camino. Al no darte cuenta de ello, Satanás te ha desorientado, has creído en las palabras endiabladas que él pronunció y lo has seguido. Caminas y persigues según la senda que Satanás te ha trazado y, cuanto más avanzas, más oscuro se vuelve tu corazón y más te apartas de Dios. Una vez que has abandonado y rechazado a Dios por completo, no solo albergas dudas respecto a Él en tu corazón, sino que, más grave aún, empiezas a quejarte de Él y a negarlo. Al llegar a este punto, ¿no es el final del camino para ti? ¿No es este el abismo insondable? ¿Es algo que desearías experimentar? Cuando llegas a este extremo, ¿puedes aún alcanzar la salvación? No, y regresar resulta muy complicado. ¿Por qué? Porque Dios y el Espíritu Santo han dejado de obrar y estás lleno de oscuridad. Se ha erigido un muro alto entre tú y Dios. ¿Qué es este muro? Son las nociones, figuraciones y rumores que Satanás ha inculcado en ti, y los deseos personales. Tu conocimiento respecto a las cosas positivas, como la identidad, la esencia y el estatus de Dios, y demás, de repente se vuelve borroso e incluso desaparece paulatinamente. Es muy aterrador. ¿No es esto caer en el abismo insondable? (Sí). Cuando te encuentras en esta situación, ¿puedes seguir soportando dificultades y pagar un precio para cumplir con tu deber? ¿Puedes aún recorrer la senda de perseguir la verdad para alcanzar la salvación? Te aseguro, es muy difícil volver. ¡Esto es dejarse llevar por el mal camino! Un solo rumor, si te descuidas un instante y te dejas desorientar, puede provocar resultados inimaginables. Por lo tanto, cuando surgen este tipo de rumores sobre la obra de Dios dentro de la iglesia, es necesario detenerlos y restringirlos con prontitud. No se deben inventar cosas de la nada, ni elaborar todo tipo de mentiras que a la gente le gusta oír, con el fin de desorientarla y hacer que se desvíe de la senda correcta. Aunque a las personas les gusten estos temas, ¿de qué sirve centrarse en ellos en lo más profundo de uno mismo y difundirlos? ¿Qué beneficio se puede obtener? Algunos dicen: “Esa persona puede decir lo que quiera, porque es su boca. Entonces, que hable como le plazca”. Depende de lo que diga. Si se trata de algo que edifica a las personas, puede decirse y propagarse; se lo puede propagar de cualquier manera. Pero estos rumores no edifican a las personas en lo más mínimo; solo las desorientan y desvían su atención, perturban su búsqueda y las apartan de la senda correcta. Afectan su relación con Dios, el normal desempeño de sus deberes y el orden normal de la obra de la iglesia. Una vez que las personas aceptan esos rumores, es como estar atrapados en un laberinto del que no pueden escapar. Así que, cuando los escuches, si alguien te los cuenta en privado, debes rechazarlos. Si los comenta frente a otros, no solo debes rechazarlos, sino también exponerlos y diseccionarlos; no permitas que más personas se dejen desorientar. Especialmente en el caso de aquellos que han sido creyentes solo durante uno o dos años, o dos o tres años, aún no pueden desentrañar claramente asuntos como el destino, el encuentro con Dios y el arrebatamiento. No han desarrollado aún un interés por la verdad, no cuentan con una senda para perseguir la verdad ni para perseguir un cambio de carácter en su fe. En tales situaciones, son los que se dejan desorientar e influenciar con más facilidad por estos rumores y, una vez desorientados, las consecuencias son inimaginables. Es como ingerir veneno; aunque haya un antídoto, ¿no le ha provocado ya un daño al cuerpo? Incluso si sobrevives, ¿es posible ignorar el sufrimiento y el mal que le ha hecho a tu cuerpo? Por lo tanto, cuando te enfrentes a estos rumores, debes discernirlos y rechazarlos; no debes considerarlos ni cuentos ni hechos reales. Algunas personas tienen un interés especial en ellos, los divulgan y los propagan por todas partes, y se los cuentan a los demás como si fueran la verdad. ¿Cuál es la naturaleza de esto? ¿No es actuar como siervos de Satanás? Es necesario podar a estas personas y llamarles la atención. Si no se arrepienten, se las debe echar. Si en algún momento entran en razón y dicen: “No fue correcto propagar rumores; estaba actuando como siervo de Satanás, y nunca los propagaré de nuevo”, pueden quedar sujetas a observación. Si se arrepienten y muestran un buen comportamiento, es posible aceptarlas de nuevo en la iglesia de forma provisoria. Si reinciden, es necesario depurarlas.
Los rumores acerca de la obra de Dios no se limitan a estos. La gente usa sus figuraciones y nociones, así como sus mentes, para analizar y escrutar; escrutan las palabras de Dios y diversas profecías, así como una serie de catástrofes, señales e incidentes en la sociedad y el mundo, e incluso se basan en sus sueños para hacer comentarios sin reservas acerca de la obra de Dios e inventan muchos rumores. Muchas personas no leen con regularidad las palabras de Dios ni se esfuerzan habitualmente por la verdad, mucho menos ponen empeño en buscar principios al cumplir con sus deberes. En cambio, reflexionan sobre preguntas como: “¿Cómo comenzaron la aparición y la obra de Dios? ¿Quién lo inició todo? ¿Qué papel desempeñó la gente? ¿Qué acontecimientos se produjeron?”. Escrutan estos fenómenos externos y el esquema administrativo de la iglesia, el personal, y así sucesivamente. Después de todo este escrutinio, realizan un resumen de todo ello e inventan una serie de supuestas reglas o fenómenos y los propagan dentro de la iglesia como si fueran la verdad. Al difundirlos, los describen de manera vívida y detallada, y aquellos que no tienen discernimiento incluso es posible que piensen que están hablando sobre la obra de Dios. Sin embargo, aquellos que poseen discernimiento piensan: “¿No estás diciendo tonterías y lanzando herejías y falacias? ¿Acaso no estás juzgando la obra de Dios? Eso no es compartir entendimientos y experiencias; no tiene relación con la verdad. Eso es crear rumores y debe detenerse de inmediato; de lo contrario, algunas personas se verán desorientadas”. Estas falacias y herejías, que califican como rumores, no se ajustan a la verdad y perturban lo que las personas comprenden acerca de ella. Cuando el acto de propagar rumores se presenta en la iglesia, es necesario ponerle freno con prontitud.
También existen algunos rumores que equivalen a palabras endiabladas que juzgan la obra de Dios. Por ejemplo, con respecto a quienes Dios ama, salva y perfecciona, algunas personas que ponen en práctica su ingenio mezquino observan, elaboran una síntesis, y dicen: “Aquellos en este mundo que son capaces, los que han trabajado como funcionarios o han sido jefes de departamento o directores ejecutivos en empresas, cuando llegan a la casa de Dios, se convierten directamente en líderes o se encargan inmediatamente de los asuntos generales y las finanzas. Estas personas son a las que Dios hace perfectas”. ¿No es esto inventar rumores? En efecto, lo es. ¿Qué es un rumor? Es hablar de manera irresponsable, hacer juicios a ciegas y sacar conclusiones infundadas de una manera que no se ajusta a los hechos; todas estas palabras son rumores. Otras personas dicen: “Fulano hizo una ofrenda de decenas de miles de yuanes. Su fe es inmensa, puede entrar al reino”. Esto hace que aquellos que no tienen dinero se vuelvan negativos, se angustien y digan: “Aunque yo también he hecho bastantes ofrendas, no suman lo que ellos ofrecieron de una sola vez. ¿Significa eso que no lograré salvarme ni ser hecho perfecto? ¿Dios no quiere a alguien como yo?”. Otros que fabrican rumores a continuación dicen: “Los ricos no pueden entrar al reino; Dios quiere a los pobres”. Entonces, los pobres se alegran: “Aunque no haya ofrecido mucho dinero, aún puedo entrar al reino, mientras que los ricos quedan afuera”. Lo que digan quienes inventan rumores, de una forma u otra, influye en las personas pobres; no alcanzan a desentrañar que, en su totalidad, son solo rumores y palabras endiabladas. ¿Por qué? Porque no entienden la verdad y carecen de discernimiento, en consecuencia, resultan desorientadas constantemente. Tanto los que fabrican rumores como los que los propagan son todos diablos. No importa cuánto digan, no sabes cuáles palabras son verdaderas y cuáles son falsas, de dónde provienen exactamente, cuáles son sus propósitos precisos al propagarlas ni qué objetivos esperan lograr. Si alguien no puede desentrañar estas cosas, y acepta y propaga los rumores sin pensar, ¿no lo convierte eso en un necio? ¿No se llama a un necio también un sinvergüenza? Aunque esta palabra no sea elegante, la encuentro bastante adecuada. ¿Por qué es adecuada? Porque estas personas hablan irresponsablemente. Propagan rumores de forma despreocupada, sacan conclusiones precipitadas e inventan rumores basados en ciertos fenómenos, y luego los propagan despreocupadamente y los describen de manera verosímil, como si fueran sucesos reales. Como resultado, esto afecta y perturba a algunas personas. No leen las palabras de Dios ni entienden la verdad; pasan sus días propagando rumores y hablando disparates en la iglesia. Hoy ven a alguien haciendo muchas ofrendas y dicen que esa persona puede salvarse. Mañana, ven a alguien que ha estado en prisión y no se convirtió en un judas, y dicen: “Esa persona es un solo corazón con Dios. Puede entrar al reino y tener un buen destino. En el futuro, gobernará veinte ciudades en la casa de Dios; nosotros, simples soldados de a pie, no podemos compararnos con ella”. ¿No hablan así los diablos? ¿Acaso no son estos rumores? (Sí). Independientemente de los motivos y objetivos de la gente que dice estas palabras, ¿no afectarán y perturbarán tales palabras a algunas personas? Algunos tienen poca fe y, cuando escuchan estos rumores y palabras endiabladas, comienzan a preguntarse: “¿Me salvaré? ¿Se deleita Dios en mí?”. En su corazón, piensan en estas cosas todo el día, dudan y se preocupan por ellas. Debido a los disparates infundados de aquellos que inventan rumores, sienten que no tienen esperanza de salvación, así que se presentan ante Dios y oran: “¿No me amas, Dios? He renunciado a muchas cosas por Ti. ¿Cuándo podré complacerte?”. Rebosan de quejas. No ha sucedido nada, entonces, ¿de dónde provienen esas quejas? Surgen de esos rumores; a esos individuos los han envenenado y han caído. No sienten ningún remordimiento ni culpa por ninguna de las actitudes corruptas que revelan ni por ninguna de las transgresiones que han cometido, nunca lloran por ello, no derraman ni una sola lágrima, pero cuando escuchan a aquellos que inventan rumores decir que personas como ellos no tienen esperanza de salvación, inmediatamente se sienten angustiados. ¿Acaso no los ha afectado? Sí, los ha afectado y perturbado. Su estatura es inmadura, no entienden la verdad y son muy necios. Aquellos que crean rumores consideran que estas personas son fáciles de manipular y por eso inventan algunos rumores para embaucarlas. Hoy, dicen que tienes esperanza de salvarte, y te sientes feliz; mañana, dicen que no la tienes, y lloras y te sientes angustiado. ¿Por qué los escuchas? ¿Por qué permites que constantemente te limiten? ¿Acaso tienen la última palabra? Como mucho, no son más que bufones. Incluso su porvenir está en manos de Dios, así que, ¿qué títulos tienen para evaluar a los demás? ¿Qué títulos tienen para decir quién puede salvarse y quién no, o qué tipo de personas pueden y no pueden ser hechas perfectas? ¿Acaso entienden la verdad? ¿Cuál de sus palabras se ajusta a las intenciones y a las palabras de Dios? Ninguna de ellas concuerda con las de Dios, así que ¿por qué les crees? ¿Por qué te perturban? ¿No es el resultado de la necedad? (Sí). Ya sea por necedad e ignorancia o porque tu estatura es demasiado escasa y no entiendes la verdad, en todo caso, aquellos que propagan rumores en la iglesia son los más detestables. Es necesario discernirlos, exponerlos y luego restringirlos o echarlos.
Algunas personas dicen: “Mira a Fulano, tiene rasgos bien proporcionados; lo eligieron para ser líder de la iglesia. Mengana prospera en la sociedad; todos los que la ven sienten simpatía por ella; después de que empezó a creer en Dios, los hermanos y hermanas igualmente la encuentran agradable, y Dios también”. ¿Hay alguna afirmación correcta en estas palabras? (No). ¿Por qué? (No se ajustan a la verdad). Correcto, estas palabras no se ajustan a la verdad. Todas son palabras endiabladas. Algunos dicen: “La familia de Fulano es rica, tiene muy buena calidad de vida y está muy informada. Entonces, en la casa de Dios, maneja las finanzas y los asuntos generales. Es valioso y puede asumir ese deber. Es ordenación de Dios”. ¿Agregar “ordenación de Dios” hace que esta afirmación se ajuste a la verdad? ¿No son habladurías endiabladas? A estas habladurías endiabladas se las llama en su conjunto rumores. Cualquier aseveración irresponsable que no se ajuste a la realidad, que contradiga los hechos que Dios ha ordenado, son palabras imprudentes y conclusiones arbitrarias; todas esas aseveraciones son rumores. ¿Por qué calificarlas como rumores? Porque una vez que se dicen, perturban y dañan la mentalidad normal y los objetivos de búsqueda de algunas personas, por lo que se los define como rumores. Conforme a las palabras de Dios, Él solo dice que el lugar de nacimiento, el entorno familiar, la apariencia, el nivel educativo, y demás, los ordena Dios; nunca les ha dicho a las personas que la apariencia, el entorno social o las condiciones inherentes a cualquier categoría de personas son condiciones que les permiten recibir bendiciones. El único estándar que Dios les exige a las personas es que sean capaces de perseguir la verdad y lograr la sumisión a Él. Eso es lo más importante. Si las palabras de Dios no establecen algo explícitamente, y es simplemente producto de las figuraciones subjetivas o las especulaciones de las personas, tales afirmaciones también se consideran rumores. Las personas siempre quieren juzgar si alguien puede recibir bendiciones basándose en sus observaciones y entendimiento, así como en sus propias nociones y figuraciones. A continuación, divulgan estas falacias para influir en la búsqueda de la verdad de los demás y deciden a su antojo quién puede salvarse y quién no, quiénes son el pueblo de Dios y quiénes son la mano de obra. Son todos rumores. En cuanto a los rumores, también podemos llamarlos palabras endiabladas. Independientemente del tipo de rumores o palabras endiabladas que se presenten, los líderes de la iglesia deben intervenir rápidamente para frenarlos y restringirlos; por supuesto, si algunos hermanos y hermanas poseen discernimiento, también deben ofrecerse para diseccionar y discernir de dónde provienen y cuál es su naturaleza. Cuando estos hermanos y hermanas logran entender estos asuntos, pueden alzarse para refutar y rebatir los rumores, y también restringir a aquellos que los propagan y denunciarlos de forma colectiva. ¿De qué manera deben hacerlo? Denunciando abiertamente a esas personas frente a todos: “Lo que estás diciendo son solo rumores y palabras endiabladas; no se ajusta a las palabras de Dios ni a nuestras necesidades. Si a pesar de las advertencias sigues propagando rumores, ¡te echaremos y ya no te daremos la oportunidad de inventarlos y causar perturbaciones en la iglesia!”. ¿Qué opinan de esta práctica? (Es buena). Si se lleva a cabo de esta manera, se ajusta a los principios-verdad. Si compartes tu propio conocimiento vivencial mediante palabras que edifican a las personas, puedes expresarlo como desees. Puedes usar las palabras que quieras, ya sea lenguaje formal o coloquial; todo es tolerable. Lo único que no puedes hacer es propagar rumores.
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