Las responsabilidades de los líderes y obreros (2) Parte 5
A menudo visito algunas iglesias para echar un vistazo, conocer a los líderes, dar instrucciones para algún trabajo y resolver algunos asuntos. A veces tengo que almorzar en estas iglesias, lo que plantea la cuestión de quién va a preparar la comida. Los líderes fueron tan responsables que eligieron a alguien que aseguraba ser chef. Dije: “No es importante que sea chef, la cuestión es que Yo prefiero la comida sencilla. Me gusta percibir el sabor original de los ingredientes. La comida no debería ser demasiado salada, aceitosa ni excitante. En invierno, necesito comer algo caliente. Además, la comida se debe cocinar a conciencia, que no esté cruda, y que sea fácil de digerir”. ¿Acaso no comuniqué estos principios con claridad? ¿Eran fáciles de cumplir? Eran fáciles de recordar y sencillos de hacer. Un ama de casa que hubiera cocinado entre tres y cinco años podría captar estos principios y lograrlos. Por tanto, no había necesidad de insistir en buscar a un chef para que me hiciera la comida; con alguien que pudiera preparar algo casero sería suficiente. Sin embargo, estos líderes eran tan “amorosos” que cuando me hospedaron insistieron en buscar a un “chef” para preparar la comida. Antes de que el chef cocinara oficialmente para Mí, los líderes tuvieron que hacer comprobaciones. ¿Cómo las hicieron? Instaron al chef a preparar albóndigas y un plato de fideos en salsa, así como algunos salteados. Todos los líderes y jefes de varios grupos probaron los platos y les parecieron bastante buenos. Al final, le pidieron al chef que se encargara de cocinar para Mí. Al margen de los resultados de las pruebas de los líderes y de la naturaleza de las implicaciones de este asunto, hablemos primero de la comida que preparó el chef. La primera vez que fui, el chef hizo algunos platos salteados y todo el mundo quedó bastante satisfecho. La segunda vez, el chef hizo un lote de albóndigas. Después de comerme la primera, noté que algo iba mal; estaba un poco picante. Otros a Mi alrededor también dijeron que las albóndigas estaban un poco picantes, y que se les empezaba a hinchar la lengua. Sin embargo, ya que se trataba del único plato principal, tuve que acabármelas incluso estando picantes. No se veía chile en el relleno, así que Yo ignoraba la causa de que estuvieran picantes y me terminé el plato. La consecuencia fue que Mi cuerpo esa noche empezó a sufrir una reacción alérgica. Me empezó a picar todo el cuerpo y me tenía que rascar sin parar; me rasqué hasta sangrar antes de empezar a sentirme mejor. Me picó durante tres días hasta que la sensación de picor remitió poco a poco. Después de esta reacción alérgica, me di cuenta de que, sin duda, se había añadido pimienta a las albóndigas, de lo contrario, no hubieran estado tan picantes. Yo les había dicho que no incluyeran ingredientes picantes como la pimienta, dado que no podía tolerarlos. Sin embargo, para satisfacer sus propios gustos, añadieron una cantidad considerable que excedía los límites normales; comer esas albóndigas provocaba sensación de ardor. El chef no sabía siquiera acertar con las proporciones en su cocina, añadió tanta pimienta como para provocarle a alguien una reacción alérgica. Más tarde le dije: “No vuelvas a añadir esos ingredientes picantes. No los tolero. Si de veras tienes algo de humanidad, no vuelvas a hacer eso. Si cocinas para ti mismo, no me voy a meter en lo que comes. No obstante, si cocinas para Mí, no añadas nada de eso. Sigue los criterios que Yo requiero”. ¿Sería capaz de hacerlo? ¿No deberían los líderes haberse ocupado de este trabajo? Por desgracia, nadie le dio importancia ni hizo el trabajo que le correspondía. En una ocasión, cuando el chef estaba a punto de volver a cocinar, tomó un poco de pimienta para añadírsela al plato y alguien cercano lo vio y se lo impidió. Bajo su estricta supervisión, no tuvo oportunidad de añadirla. Los líderes no podían resolver un problema tan pequeño, ¿qué podían hacer entonces? Cuando el chef estaba cocinando, se mostraron bastante proactivos respecto a probar la comida. Algunos acudieron para catarla. Se trataba de comida casera normal, ¿qué había que probar? ¿Acaso son todos unos expertos culinarios? ¿Empezaron a entender de todo al convertirse en líderes? ¿Entendían los principios de la salud? ¿La casa de Dios dispuso que hicieran esto? ¿Cuándo les encomendé o les encargué que probaran comida en Mi nombre? Están muy faltos de razón, ¡no tienen ninguna vergüenza! Alguien con un poco de vergüenza no haría algo tan flagrante, tan asqueroso, tan irracional. Demuestra que estos individuos no tienen vergüenza en absoluto, ¡probaron la comida por Mí! No siguieron ni cumplieron ninguno de los principios que les comuniqué. Pedían al chef que cocinara lo que les sabía bien y resultaba apropiado para su paladar. ¿Eso es cocinar para Mí? ¿No es cocinar para ellos mismos? ¿Así actuaban como líderes? Se servían de cualquier oportunidad para aprovechar las lagunas y sacar ventaja y encima trataban de caerme en gracia. Si querían hacer eso, ¡no deberían haberme hecho daño! ¿No es esto carecer de virtudes? ¿Acaso no es albergar intenciones inadecuadas? Son unos sinvergüenzas y albergan intenciones inadecuadas y, sin embargo, ¡siguen pensando que son muy leales! ¿Era alguna de estas cosas lo que se supone que en realidad les correspondía hacer a los líderes? (No). Nada de lo que hacían seguía ningún estándar. No sabían siquiera qué comida es saludable y cuál no; sin embargo, ¡pensaban que podían venir aquí a desempeñar el papel de expertos en salud y comida para Mí! ¿Quién estipuló que debían hacer controles relativos a lo que me cocinaban? ¿Tiene la iglesia esta estipulación? ¿Hizo la casa de Dios este arreglo? Aparecieron muchas lagunas en varios aspectos del trabajo de la iglesia, mucha gente tenía malentendidos sobre Dios y no entendía la verdad en absoluto; sin embargo, estos líderes no abordaron tales cosas. En su lugar, dedicaron sus esfuerzos a un campo tan pequeño como es la cocina, cumpliendo su “responsabilidad”. ¡Son falsos líderes de la cabeza a los pies, unos hipócritas! Esta gente se hallaba justo delante de Mí comprobando cosas, ¿qué era lo que entendían? ¿Acaso me consultaron? ¿Manifestaban su propia idea o la Mía? Si estuvieran expresando Mi idea y Yo les hubiera pedido que la transmitieran, lo que estaban haciendo sería correcto. Sería su responsabilidad. Si expresaban su propia idea y no la Mía, e insistían en obligar a otros a escucharla y aceptarla, ¿cuál es la naturaleza de su acción? ¿Creéis que me ofendió? Yo estaba allí mismo y no gastaron ni una palabra en preguntarme qué comía o cuáles eran Mis requisitos. Se limitaron a tomar decisiones sin Mi aprobación, y dieron órdenes arbitrarias a Mis espaldas. ¿Trataban de representarme? Son falsos líderes descontrolados que hacen cosas malas, fingen que son espirituales y que consideran la carga de Dios y que entienden la verdad, y lo único que hacen son cosas hipócritas. ¿Acaso no es esto ya excesivo? ¿No es ya repugnante y detestable? (Sí). ¿Habéis obtenido algo de entendimiento? ¿Habéis aprendido alguna lección de esto? Cada uno de estos asuntos es más repugnante que el anterior, y hay otro que lo es incluso más.
Este invierno, una persona de buen corazón me compró un “precioso” abrigo de plumón de ganso. La belleza no estaba en el color o el estilo del abrigo, sino en su alto precio y gran calidad; era un objeto valioso. Hay un dicho entre los no creyentes: “Una pluma de ganso enviada desde mil millas de distancia: el regalo puede ser pequeño, pero el sentimiento es profundo”. No es solo que este abrigo viniera cargado de sentimientos, sino que era bastante caro. Antes de ver el abrigo, ya había oído que era bonito y rojo, con un bello diseño y un tacto consistente. Yo me había enterado de esto, así que era indudable que algunas personas ya habían visto la prenda en cuestión; es decir, ya la habían visto bastantes, habían tomado medidas aproximadas y la habían examinado con detenimiento, al tiempo que decían cosas como: “Conozco esta marca”, “¡El color es agradable, es bastante bonito!” “Después de verlo, tráemelo para que lo vea yo”, y la noticia se había extendido como si nada. No sé cuánto tardó en llegar a Mis oídos ni cuánto tardé en tener alguna noticia del tema. ¿Observáis cuál es aquí el problema? Sin que Yo hubiera visto el abrigo, ya lo habían visto muchas personas, se lo habían pasado y lo habían exhibido. ¿No es esto un problema? ¿Puede la gente mirar, tocar y exhibir Mis pertenencias como si nada? (No). ¿Puede cualquiera mirar y tocar las pertenencias de alguien con esa despreocupación? (Nadie querría que esto ocurriera ni tampoco nadie debería hacerlo). Entonces, ¿acaso Mis pertenencias no deberían estar incluso más vedadas? Hay quien dice: “¿Por qué deberían estar vedadas? Eres una figura pública. ¿Acaso las vidas privadas de los famosos y las estrellas no están siempre al descubierto? Cuando practican algún deporte, cuando se aplican tratamientos de belleza, con quién se relacionan, qué marcas visten, ¿acaso no salen a la luz todas estas cosas? ¿Por qué Tu caso es distinto?”. ¿Soy una celebridad? No, y esa gente no son Mis fans. ¿Quiénes son? Son personas corrientes, seres creados y humanos corruptos. ¿Quién soy Yo? (Dios). No soy una figura pública, no estoy obligado a sacarlo todo a la luz ante las personas, a informarlas ni a permitir que lo sepan todo. Por tanto, ¿por qué tocaban algo que me pertenecía? ¿No es repugnante hacer esto? ¿Les encargué que miraran y controlaran esta prenda de Mi propiedad? No. Sin embargo, algunas personas se atrevieron a tomarla y mirarla de manera casual y descarada, e incluso se la pasaron unos a otros. ¿Quién le dio a esta gente el derecho a pasársela? ¿Era su obligación? Si no creyeran en Dios, no seríamos más que extraños el uno para el otro. Sé quiénes son porque creen en Dios, pero no sé cómo es su familia, su vida diaria o su situación económica, y no me importa. ¿Tenemos una relación estrecha? No soy un amigo cercano, un colega ni un camarada. No somos familiares y no hemos llegado al punto en el que todo lo que es Mío debería estar abierto a su examen. ¿Me dejaría esta gente hurgar entre todas sus pertenencias y exhibirlas para que todo el mundo las viera y las tocara? Incluso cuando la gente trae algo a casa del mercado, ¡se ha de lavar varias veces para desinfectarlo! ¿No son repugnantes las cosas que la gente ha tocado despreocupadamente? ¿Acaso estas personas no han dejado de considerarse extraños? ¿Quién les encargó que inspeccionaran Mi abrigo? ¿Confiaba Yo en ellos? ¿Se lavaron las manos antes de tocar Mi abrigo con tal imprudencia? ¿Cómo no me van a dar asco? ¿Tienen esto claro? ¿Por qué son tan sinvergüenzas? ¡Están tan faltos de razón! Han creído en Dios durante varios años y han oído muchos sermones; ¿cómo es que ni siquiera tienen un poco de razón? Abrir las ofrendas que pertenecen a Dios a la ligera, tocar como si nada Su ropa, cosas que le pertenecen… ¿Qué clase de problema es este? Cuando veo que se ha abierto el envoltorio de estos objetos y se ha tirado, ¿cómo no me voy a enfadar? Me repugnan estas cosas y detesto a esas personas. ¡No quiero volver a verlas y desde luego no quiero relacionarme con estas personas que son peores que los cerdos y los perros! Recuerda, toda persona tiene su dignidad y Yo incluso más. No toques las cosas que me pertenecen, ¡de lo contrario, te detestaré y te aborreceré!
A simple vista, puede que los falsos líderes no cometan grandes maldades ni sean unos auténticos villanos traicioneros. Sin embargo, lo más detestable respecto a ellos es que ven que hay trabajo real que hacer, pero no lo hacen. Saben muy bien que no pueden resolver problemas, pero no buscan la verdad; ven a personas malvadas causar perturbaciones, pero no lidian con ellas, y en vez de eso solo se encargan de los asuntos externos generales. Vigilan de cerca y controlan con rigor cuestiones secundarias y asuntos triviales, pero no hacen ningún trabajo relacionado con la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios ni les importan diversos temas que van en contra de los principios-verdad. En cambio, solo hacen trabajo que no está relacionado con la verdad. Son falsos líderes de la cabeza a los pies. Ignoran por completo los principios-verdad relativos a los diversos aspectos del trabajo de la iglesia. Al compararlos con los principios y estándares de los líderes y obreros, los falsos líderes son necios e idiotas. Por muy serios que sean los problemas que surgen en la obra de la iglesia, los falsos líderes no pueden verlos ni resolverlos, aunque sucedan delante de sus narices, y es lo Alto quien ha de acudir a resolverlos. ¿Acaso no son falsos líderes? (Sí). Sin duda, son falsos líderes. Por ejemplo, en el trabajo relacionado con textos de la iglesia, los libros que se deben revisar y los que se deben traducir son tareas fundamentales para la iglesia. ¿Hay principios respecto a cómo revisar y traducir libros? Por supuesto, este trabajo cuenta con principios, está muy basado en ellos, y necesita de verdad que se comparta y guíe de manera específica; sin embargo, los falsos líderes no pueden hacer este trabajo. Cuando ven a los hermanos y hermanas ocupados con sus deberes, dicen con artificiosidad: “El trabajo relacionado con textos y la traducción son especialmente importantes. Deberíais poner empeño en hacer bien estos trabajos, y yo resolveré cualquier problema que tengáis”. Cuando alguien plantea un problema de verdad, estos falsos líderes dicen: “No entiendo este asunto. Soy profano en el tema de traducir lenguas extranjeras. Ora a Dios y solicita de Él”. Cuando alguien plantea otro problema y pregunta: “No logramos encontrar a una persona adecuada para traducir algunos idiomas, ¿qué debemos hacer al respecto?”, los falsos líderes responden: “Soy profano en esta materia. Ocupaos vosotros”. ¿Se resuelve el problema al decir esto? Se buscan una excusa y ocultan el hecho de que no están haciendo su trabajo, y dicen: “Soy profano, no entiendo esta profesión”, y eluden así el problema que se supone que han de resolver. Así es como trabajan los falsos líderes. Cuando alguien plantea una pregunta, los falsos líderes dicen: “Orad a Dios y solicitad de Él; no entiendo de esta profesión, pero vosotros sí”. Esto puede parecer humilde, ya que están admitiendo que son incapaces y no entienden de la profesión, pero en realidad es que no pueden desempeñar el trabajo de un líder en absoluto. Por supuesto, ser un líder no significa necesariamente que se deba entender todo tipo de profesiones, pero se debería compartir con claridad los principios-verdad necesarios para resolver problemas, al margen del tipo de profesión con el que estén relacionados estos. Mientras la gente entienda los principios-verdad, los problemas se pueden resolver en consecuencia. Los falsos líderes dicen: “Soy un profano en esta materia; no entiendo esta profesión” como un motivo para evitar compartir los principios-verdad para solucionar problemas. Esto no es hacer un trabajo real. Si los falsos líderes siempre dicen: “Soy un profano en esta materia; no entiendo esta profesión” como un motivo para evitar resolver problemas, no son aptos para el trabajo de líder. Lo mejor que deberían hacer es dimitir y dejar que alguien más ocupe su puesto. Pero ¿tienen los falsos líderes este tipo de razón? ¿Serán capaces de dimitir? No. Incluso piensan: “¿Por qué dicen que no hago ningún trabajo? Celebro reuniones cada día y estoy tan ocupado que ni siquiera puedo comer a su hora y duermo menos. ¿Quién dice que no se resuelven los problemas? Celebro reuniones, comparto con los asistentes y encuentro pasajes de las palabras de Dios para ellos”. Supongamos que les preguntas: “Alguien dijo que no encontraban traductores adecuados para algunos idiomas. ¿Cómo resolviste este problema concreto?”. Dirán: “Le dije que no entiendo de esa profesión y lo convencí para discutirlo y resolverlo por su cuenta”. Luego le preguntas: “Este problema está relacionado con gastar ofrendas y con el progreso de la obra de la iglesia. No puede tomar decisiones por su cuenta, necesita que tú lleves la voz cantante y encuentres los principios-verdad para resolverlo. ¿Has hecho eso?”. Replicará: “¿Cómo no iba a hacerlo? No he demorado ningún trabajo. Si no hay nadie para traducir ese idioma, ¡entonces que traduzcan de otro idioma y ya está!”. Ya ves, los falsos líderes no pueden hacer un trabajo real y aun así siguen poniendo un montón de excusas. ¡Son realmente desvergonzados y repugnantes! Su calibre es tan deficiente que no entienden ninguna profesión ni comprenden los principios-verdad involucrados en cada punto del trabajo profesional; ¿de qué sirve tenerlos como líderes? ¡Son simplemente estúpidos e inútiles! Dado que no pueden hacer ningún trabajo real, ¿por qué siguen sirviendo como líderes de iglesia? Están desprovistos de razón. Puesto que carecen de conciencia de sí mismos, deberían escuchar los comentarios del pueblo escogido de Dios y evaluar si cumplen los estándares de ser un líder. Y, aun así, los falsos líderes nunca tienen en cuenta estas cosas. Por mucha obra de la iglesia que se haya retrasado, y por mucha pérdida que se haya causado en la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios durante los muchos años que hayan servido como líderes, a ellos no les importa. Este es el semblante feo de los falsos líderes redomados.
Pensad en cómo se ocupan de su trabajo los líderes y obreros, ¿coincide con lo que os acabo de contar? ¿Hay alguno que no haga trabajo real? ¿Y puedes discernir si son falsos líderes? Si disciernes que son falsos líderes, a partir de hoy no deberías tratarlos como a líderes, sino como a cualquier otra persona. Este es el principio de práctica acertado. Algunos se podrían preguntar: “¿Significa esto discriminarlos, menospreciarlos o excluirlos por ser falsos líderes?”. No. No pueden hacer trabajo real y solo pueden decir algunas palabras y doctrinas y algunas palabras vacías para tergiversar y engatusarte. Esto te da a entender un hecho, el de que no son tus líderes. No hace falta que les pidas instrucciones para cualquier problema o dificultad que te encuentres en tu trabajo. Si es necesario, podéis saltároslos e informar a lo Alto de vuestro problema y consultarle cómo lidiar con él y resolverlo. Os he enseñado a todos la senda de práctica, pero vuestro modo de actuar depende de vosotros. Nunca dije que Dios predestinara a todos los líderes, que debas escucharlos y obedecerlos, y que debas escucharlos incluso si disciernes que son falsos líderes. Nunca te he dicho eso. Lo que ahora comparto es cómo discernir a los falsos líderes. Cuando disciernes que alguien es un falso líder, puedes aceptar y obedecer lo que dice si es correcto y se ajusta a la verdad. Sin embargo, si no puede resolver un problema y tergiversa y te engatusa, con lo cual afecta al progreso del trabajo, entonces no tienes que aceptar su liderazgo. Si podéis captar los principios, deberíais obrar conforme a ellos. Si no podéis comprenderlos, tenéis dudas o no estáis seguros de los principios, entonces deberíais buscar la verdad y discutir entre vosotros para lidiar con el problema. Si todavía no podéis tomar una decisión tras discutirlo, denunciad el problema a lo Alto y consultadle al respecto. Todas estas son buenas maneras de abordar los problemas; no hay dificultades que no se puedan resolver.
Concluyamos aquí nuestra charla de hoy. ¡Adiós!
16 de enero de 2021
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