Las responsabilidades de los líderes y obreros (20) Parte 2

La duodécima responsabilidad de los líderes y obreros les exige que realicen tres tareas fundamentales: primero, deben detectar a las personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Segundo, tras discernirlos y definirlos, deben parar y restringir a las personas malvadas con prontitud. Tercero, al pararlas, restringirlas y darles la vuelta a las cosas, deben compartir con frecuencia las palabras de Dios a los hermanos y hermanas para desenmascarar las malas acciones de las personas malvadas, y vigilar de cerca las reacciones y las comprensiones de los hermanos con respecto a dicho asunto, al tiempo que corrigen con prontitud cualquier punto de vista erróneo que posean. Desde luego, cuando algunos hermanos que persiguen la verdad tienen conocimientos, hay que animarlos a compartir más. Además, los líderes y obreros deben ayudar a los que son débiles o tienen poca estatura y alentarlos a expresarse más. El resultado deseado es ayudar a los hermanos y hermanas a desarrollar discernimiento, a obtener lecciones a partir de los acontecimientos que ocurren y que aprendan a discernir a las personas y los asuntos. El propósito de esto es hacer que comprendan de manera precisa los diferentes tipos de personas, las traten mediante los métodos correctos conforme a los principios-verdad y que, al mismo tiempo, también aprendan lecciones ellos mismos. ¿Qué lecciones deben aprender? Deben observar cuál es la postura que Dios adopta hacia esas personas cuando las disecciona y expone sus estados. Conocer Su postura hacia ellas deja más claro qué tipo de persona se debe ser y qué tipo de senda tomar, ¿no es cierto? (Sí). En pocas palabras, el resultado definitivo que se desea lograr es que el pueblo escogido de Dios entienda la verdad y entre en la realidad en los entornos de la vida real, para que pueda cumplir con sus deberes normalmente y se someta a las instrumentaciones y arreglos de Dios. De esta manera, el desempeño de los líderes y obreros en la obra de la iglesia se ajustará a Sus intenciones. A juzgar por los tres pasos para llevar a cabo esta obra, ¿les resulta difícil a los líderes y obreros hacer esta labor de manera correcta? (No). Si esta depende de la bondad y la aptitud humanas, es probable que resulte algo extenuante realizarla bien, porque no lograrás el resultado que Dios exige y tampoco cumplirás las verdaderas responsabilidades de los líderes y obreros. ¿Es posible que realices esta labor correctamente si dependes del carácter corrupto de los humanos? (No). Para ser precisos, fiarse de un carácter corrupto para llevarla a cabo supone actuar de acuerdo con tus propias ideas. ¿Cuál será el resultado? (Causará caos en la iglesia). Esta es una de las consecuencias: cuanto más trabajes, más caóticas se volverán las cosas. ¿Qué es el caos? ¿Cuáles son los estados específicos del caos? Es cuando las personas en las reuniones no pueden comer ni beber de las palabras de Dios con normalidad ni compartir la verdad. Siempre hay gente malvada e incrédulos que causan perturbaciones, o surgen constantes disputas en las que todos se aferran a sus propias opiniones y forman facciones y grupos. Los hermanos y hermanas carecen de discernimiento y se sienten perdidos, y aquellos con entendimiento espiritual que aman la verdad también se sienten perturbados y su vida no crece. En una iglesia así, las personas malvadas y los incrédulos tienen el poder absoluto y el Espíritu Santo no obra. En una iglesia así, independientemente de lo que ocurra, todos hablan al mismo tiempo y expresan todo tipo de opiniones, pero apenas se expresan puntos de vista correctos. La iglesia se divide rápidamente en varias facciones, no hay unidad entre las personas y no hay rastro de la obra ni la guía del Espíritu Santo. Las personas desconfían unas de otras y se miran con recelo, dos o tres grupos luchan por el poder y el beneficio, cada uno busca quien lo apoye y ataca y excluye a los disidentes, y es posible que se cometan todo tipo de acciones malvadas. Esta es la escena del caos. ¿Cómo se origina esta situación? ¿No sucede porque los líderes y obreros son incapaces de hacer su labor? (Sí). Estas consecuencias se generan porque los líderes y obreros trabajan según sus propias ideas. ¿Qué significa obrar según las propias ideas? Significa no comprender la verdad, carecer de principios y actuar a ciegas conforme al carácter corrupto y las nociones y las figuraciones humanas, lo que lleva a un estado aún más caótico en la iglesia. Algunas personas podrían decir: “¿Cómo puede haber personas malvadas que causen perturbaciones en la iglesia? No sé quién tiene razón y quién no, ni de qué lado estar”. Puede que otros digan: “La iglesia está dividida en varias facciones. ¿Cómo se supone que deberíamos vivir la vida de iglesia? Todas las reuniones son improductivas y una pérdida de tiempo. Seguir creyendo de esta manera no dará ningún resultado”. Cuando una iglesia se vuelve tan caótica que el pueblo escogido de Dios no puede vivir la vida de iglesia, Dios la desdeña por completo. Esto muestra a las claras que, en tanto las personas malvadas y los incrédulos ejerzan el poder, arruinarán la iglesia. Sin gente buena ni personas que practiquen la verdad que actúen como líderes y obreros, la iglesia no puede funcionar. Sin ellas, ¡será imposible mantener las cosas bajo control! Si no se restringe a los malvados y a los incrédulos, no habrá vida de iglesia, y su orden normal se estropeará por completo y se convertirá en un desastre. Este es el resultado cuando los líderes y obreros no cumplen bien con su labor. Si no pueden aceptar la verdad, respetar las intenciones de Dios ni confiar en Él, no serán capaces de llevar a cabo la obra de la iglesia adecuadamente. No podrán resolver ningún problema que surja en ella ni las dificultades a las que se enfrente el pueblo escogido de Dios. ¿Pueden tales líderes y obreros lograr buenos resultados si ejercen el poder? Solo pueden traer caos a la iglesia, y esto es en última instancia la clase de situación que se da. Esta iglesia entonces se vuelve inhóspita, se transforma en un lugar donde Satanás ostenta el poder, y se deteriora hasta ser otra cosa. Dios no la reconocerá y el Espíritu Santo no obrará en ella. Tal iglesia no es una iglesia aunque así la llamen, y debería cerrarse.

Diseccionar las manifestaciones de los falsos líderes con respecto a la duodécima responsabilidad

I. El calibre de los falsos líderes es escaso y no son capaces de detectar los problemas causados por los trastornos y las perturbaciones

De acuerdo con lo descrito en la duodécima responsabilidad, estas son las tareas que deben cumplir los líderes y obreros. Por el momento no hablaremos sobre ningún otro ejemplo específico. El tema de la enseñanza de hoy se centra en exponer las manifestaciones específicas de los falsos líderes durante su desempeño de estas tareas y en identificar qué comportamientos reflejan su esencia y permiten clasificarlos como tales. Este es el tema principal de la charla de hoy. Primero, la exigencia para los líderes y obreros en esta labor es detectar con prontitud a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia. La detección con prontitud es un estándar obligatorio para los líderes y obreros. Siempre que algo surja, apenas se presente el más mínimo indicio de que algo no funciona correctamente, como señales de que personas malvadas comienzan a operar o que alguien muestre signos de causar problemas, los líderes y obreros deben percibirlo y estar alerta. Si están adormilados y son estúpidos, será problemático. Particularmente en situaciones donde existen personas malvadas que causan perturbaciones, tan pronto como empiece a surgir este problema y no esté claro qué intenciones tienen o cómo se desarrollará la situación —es decir, cuando los líderes y obreros aún no pueden desentrañar este asunto— no deben actuar a ciegas ni alertar prematuramente a estas personas para evitar juicios erróneos. Sin embargo, esto no implica no reparar en la situación o no ser consciente de ella. Al contrario, implica esperar y observar para ver cómo se desarrollan las cosas y cuáles son las intenciones, objetivos y motivos de dichas personas. Este es el trabajo que deben realizar los líderes y obreros. Cuando la situación avanza a un cierto punto y estas personas comienzan a descargar negatividad y difundir falacias, perturbando al pueblo escogido de Dios, los líderes y obreros deben actuar con prontitud. Deben alzarse sin dudar para exponer, diseccionar y limitar los hechos malvados de tales individuos, y ayudar a los demás a aprender lecciones y a discernir y calar a las personas malvadas. Este es el proceso de detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban, y quiere decir que los líderes y obreros están realizando esta labor. El objetivo principal de esta tarea es detectar a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia y resolverlos con prontitud. Esto es lo que pueden lograr los líderes y obreros. Entonces, ¿cuáles son las manifestaciones de los falsos líderes en esta labor? ¿Cómo podemos diseccionarlos y discernirlos? Es evidente que no son capaces de detectar con prontitud y precisión las perturbaciones que las personas malvadas ocasionan en la obra de la iglesia. Este es el problema más evidente en su desempeño de la obra de la iglesia; carecen de discernimiento con respecto a las perturbaciones que los individuos malvados generan en esta. ¿Por qué cabe afirmar que los falsos líderes no pueden detectar problemas ni llegar a ver la esencia de estos? Las acciones de algunas personas claramente son trastornos y perturbaciones para la obra de la iglesia y, sin embargo, los falsos líderes no pueden discernir ni percibir los problemas; están ciegos. Algunas personas descargan negatividad, desorientan y perturban a otros en la iglesia. Otras forman grupos, se involucran en negocios turbios y a menudo juzgan a ciertos individuos a sus espaldas. Otras tantas coquetean y se seducen entre sí imprudentemente. Los falsos líderes fingen no ver estas cosas; son completamente ajenos a la gravedad de estos problemas y a cuántas personas verán afectada su búsqueda de la verdad y cumplimiento del deber si no se resuelven, así como qué consecuencias tendrán, por lo que las ignoran. Cuando algunos perciben que hay problemas y se los hacen saber a un falso líder, puede que este responda: “Son todos hermanos y hermanas; ¿quién no revela algo de corrupción? ¿Quién no tiene emociones y deseos? ¡No juzguéis ni critiquéis a los demás a la ligera!”. Por absurdo, perverso o contrario a la verdad que sea algo en la iglesia, un falso líder simplemente no lo ve. Algunas personas, durante las reuniones, siempre hablan con negatividad, diciendo cosas como: “Repite todo el tiempo que el día de Dios está cerca, pero ¿cuándo llegará realmente?”. Esto afecta a algunos hermanos y hermanas de forma inconsciente, pero ¿cuál es la reacción del falso líder? Lo ve como una debilidad normal y no se da cuenta de que en realidad se trata de descargar negatividad y desorientar y perturbar a los demás. Algunos hermanos y hermanas claramente se ven afectados al cumplir con sus deberes. Ya no quieren predicar el evangelio ni se suman de manera positiva o proactiva a las reuniones. Cada vez que hay una reunión, hay que llamarlos para que asistan. Sin embargo, el falso líder no lo considera un problema y, cuando surge, no se da cuenta de los cambios que ocurren entre todos los miembros de la iglesia. Se limitan a organizar reuniones de manera mecánica y por costumbre, ajenos a lo que sucede entre bambalinas, a los cambios en el estado de las personas, a los problemas que tienen, a quiénes los causaron, a quiénes son los principales responsables, a quién los ha originado y a qué cuestiones es necesario resolver; no perciben nada de esto. ¿No pueden detectar estas cosas porque están ciegos? (No). Si no están ciegos, ¿por qué, cuando surgen trastornos y perturbaciones graves y falacias evidentes en la iglesia, no logran verlos ni detectarlos? Es obvio que este líder está ciego y carece de entendimiento espiritual. Algunas personas dicen: “Si bien no es capaz de detectar estos problemas, puede leerles las palabras de Dios a las personas durante las reuniones. Independientemente de si las personas entienden lo que lee o si da algún resultado, sigue leyendo las palabras de Dios con persistencia. Solo por esa razón, se lo podría considerar un buen líder”. Se centra únicamente en leer las palabras de Dios, pero, si esto no produce resultados, ¿acaso no lo hace solo por inercia? Si no puede resolver problemas, ¿qué beneficio pueden obtener las personas de las reuniones? Entonces, ¿es este líder un falso líder? (Sí). Una de las manifestaciones de los falsos líderes al realizar esta labor es la ceguera. Están ciegos; por muy evidente que sea el problema que tienen frente a ellos o que esté sucediendo a su alrededor, no pueden verlo ni identificarlo. Por fuera, puede parecer que valoran las palabras de Dios más que la persona promedio. Sin embargo, no entienden de qué tratan, a quiénes se refieren ni qué situaciones abordan; no logran relacionar las palabras de Dios con la vida real. Entonces, ¿cuál es el entendimiento que comparten? ¿Se ajusta a la verdad? ¿Pueden resolver problemas reales? (No). Cuando predican, solo escupen una retórica vacía, como si tuvieran un gran entendimiento de la verdad, pero no pueden identificar las perturbaciones evidentes que las personas malvadas causan en la iglesia y actúan como si nada hubiera sucedido. ¿Demuestra esto que entienden la verdad y tienen discernimiento? ¿Poseen un entendimiento genuino de las palabras de Dios? (No). Si pueden leer las palabras de Dios con normalidad, ¿por qué no pueden usarlas para observar y resolver problemas? ¿Por qué sus mentes nunca se abren cuando las leen? ¿Por qué no tienen un corazón sagaz al leer las palabras de Dios? ¿Cuál es el origen de este problema? ¿Por qué están ciegos? ¿Cuál es la causa de su ceguera? (Que no son capaces de comprenderlas y tienen un calibre extremadamente pobre). Correcto. No es que sus ojos estén ciegos, sino que su corazón está ciego. ¿Qué significa tener un corazón ciego? Significa que sus aptitudes son deficientes y que carecen de la capacidad para comprender las palabras de Dios. No importa cuántas lean, solo las entienden superficialmente. No pueden relacionarlas con las diversas personas, acontecimientos, cosas y situaciones que surgen en la iglesia, ni pueden abordar, manejar ni resolver distintos problemas de acuerdo con los principios-verdad. Esa es la raíz de su ceguera: su calibre es escaso y no son capaces de realizar esta labor. Por lo tanto, por mucho que estudien con esmero y se entrenen rigurosamente, y por mucho que se esfuercen para compensar su falta de habilidad, ¿pueden cumplir bien las responsabilidades de los líderes y obreros? No pueden. Son muy lamentables. Por mucho que se equipen de palabras y doctrinas, no pueden cumplir bien las responsabilidades de los líderes y obreros ni desempeñar esta labor.

Acabamos de hablar sobre una de las manifestaciones de estos falsos líderes, que es su incapacidad para ver que las acciones de las personas malvadas y los anticristos causan perturbaciones en la iglesia, así como para desentrañar la esencia de dichos individuos. Cuando se encuentran con situaciones en las que personas malvadas generan trastornos y perturbaciones, puede que en algunas ocasiones noten pequeñas señales o, ya sea debido a su experiencia, percepción o intuición, simplemente sienten que algo no está del todo bien, que los gestos de esa persona, su mirada y sus palabras resultan un tanto extraños. Puede que tengan una pequeña sensación, pero no logran desentrañar muchas cosas ni detectar la mayoría de los problemas. ¿Por qué no son capaces de desentrañar la esencia de los problemas? Esto supone otro asunto más. Son muy aplicados, permanecen en sus habitaciones todo el día escribiendo sermones, tomando notas sobre sus devociones espirituales y lo que entienden y experimentan de las palabras de Dios, aprendiendo himnos, fijando objetivos en cuanto a la cantidad de veces que orar, la cantidad de palabras de Dios que leer, el número de sermones que escuchar cada día y el tiempo que dedicar a escribir un artículo de testimonio vivencial. Llevan a cabo todas estas tareas, así que ¿por qué no logran desentrañar las cosas cuando suceden? No comprenden la verdad. Solo pueden escupir palabras y doctrinas y no son capaces de resolver problemas reales. Algunas personas expresan palabras y doctrinas en todo momento para desorientar a otros, y los falsos líderes no logran darse cuenta. Aunque a veces sienten que algo no está bien y que podría existir un problema, como ven que esas personas no parecen malvadas, se limitan, no obstante, a permitir atolondradamente que la situación pase. No son capaces de buscar los principios-verdad para discernir tales problemas e, incluso si han leído las palabras de Dios que exponen los estados y la esencia de estas personas, no saben cómo relacionarlas con las situaciones. No pueden pensar con claridad y no logran desentrañar tales cosas. Cuando desean buscar, no saben cómo expresarlo. Hablan durante mucho tiempo sin explicar la esencia del problema, ni describir claramente cómo son las manifestaciones generales de tales personas, su humanidad, su búsqueda, su desempeño de sus deberes, sus aspiraciones de esforzarse por Dios y su actitud hacia la verdad, ni si son personas que aceptan la verdad. Estos falsos líderes no pueden desentrañar ni explicar estos asuntos con claridad. Aun cuando perciben que hay un problema, divagan y dicen muchas cosas sin lograr aclarar su argumento. Los que los escuchan necesitan saber discernir, extraer los puntos clave y analizar sus palabras para saber las preguntas que están planteando, el estado general de la persona que describen y, en última instancia, determinar la esencia de esa persona, es decir, si es buena o malvada, si persigue la verdad o si solo contribuye con mano de obra. Cuando le pides a un falso líder que describa un problema o formule una pregunta, nunca logra explicar claramente la raíz, la esencia ni el quid del problema. En resumen, los falsos líderes carecen de una actitud específica frente a los problemas que no pueden desentrañar y, respecto a aquellos en los que pueden detectar ciertas señales, tampoco logran discernir la esencia de estos problemas. Incluso en los casos en los que algunas personas descargan negatividad y divulgan nociones, impactando de manera adversa en la vida de la iglesia, no pueden desentrañarlo. No pueden desentrañar ni determinar la esencia de un problema desde su superficie ni desde su fase germinal. Por supuesto, desentrañar la esencia de un problema no es algo sencillo. Lo más importante en la obra de la iglesia es desentrañar la esencia de las diversas personas en función de las palabras de Dios. Aquellos que comprenden la verdad son capaces de lograrlo, no así los falsos líderes y los falsos obreros. Cuando ven que los anticristos perturban la obra de la iglesia, no pueden desentrañar la esencia del problema y hasta los defienden y dicen: “Solo están revelando ciertas actitudes corruptas y son un poco arrogantes, obstinados y arbitrarios. Aun así, son capaces de soportar adversidades mientras cumplen con sus deberes. Por lo tanto, no deberíamos juzgarlos ni condenarlos. No hagamos una montaña de un grano de arena”. Otros preguntan: “Si pueden soportarlas mientras cumplen con sus deberes, ¿son personas que persiguen la verdad? ¿Han provocado, desorientado o han atraído a otros en secreto? ¿Se han glorificado y han dado testimonio de sí mismos?”. Los falsos líderes no logran desentrañar estos temas. Hay incluso algunas personas que, con el pretexto de dar testimonio de Dios, lo calumnian y lo blasfeman adrede y difunden rumores deliberadamente, a la vez que diseccionan y afirman conocer sus propias nociones acerca de Él. Tras escuchar esto, puede que los falsos líderes perciban que lo que dicen suena un poco extraño, pero no pueden desentrañar la gravedad del asunto ni mucho menos percibir el impacto negativo y las graves consecuencias que estas palabras acarrean. Por lo tanto, varios trastornos y perturbaciones que ocurren justo ante sus ojos pasan completamente desapercibidos para ellos, o, si los notan, no saben cómo describirlos ni cómo relacionar las palabras de Dios con estas situaciones. Estos asuntos, que son bastante evidentes, se convierten para ellos en una confusión total. Los falsos líderes son torpes. En la iglesia, no son capaces de discernir quiénes son las personas que persiguen la verdad ni cuáles son los verdaderos creyentes que pueden aceptarla. No pueden discernir a las personas que no persiguen la verdad, pero que aún pueden contribuir con mano de obra y que, sobre todo, están dispuestas a pagar un precio, a actuar conforme a los principios y que, aunque de vez en cuando expresen palabras negativas, son relativamente obedientes y sumisas. Tampoco pueden discernir a quienes desempeñan únicamente roles negativos, descargan su negatividad, juzgan a los demás y albergan en todo momento nociones respecto a los arreglos de la obra en la casa de Dios y a las normas y exigencias de cada punto de dicha obra, albergando una actitud de rechazo en lugar de aceptación y siendo particularmente irrespetuosos con respecto a estas cuestiones, incluso llegando a juzgarlas. En resumen, los falsos líderes no son capaces de desentrañar a ningún tipo de persona. Peor aún, en la iglesia hay quienes frecuentemente difunden nociones, descargan negatividad y ni siquiera leen las palabras de Dios en las reuniones. Siempre forman camarillas, sienten celos y se involucran en peleas. Algunas personas siempre quieren ser líderes, beneficiarse de la iglesia y apoderarse de los bienes de la casa de Dios. También hay quienes a simple vista parecen tener algo de buen comportamiento, pero no desempeñan ningún papel positivo en sus deberes. Los falsos líderes no pueden desentrañar a estos personajes negativos ni categorizarlos. No logran desentrañar qué senda recorren tales personas, cuál es su esencia y si son personas que aceptan la verdad. ¿No es esto un problema de aptitud de los falsos líderes? Su calibre es extremadamente pobre. Lo que llevan a cabo es un verdadero caos, y cualquier labor de la que se ocupan termina siendo un desorden absoluto.

Hay personas que, al hacer compras para la casa de Dios, gastan ofrendas sin principios y adquieren artículos de forma arbitraria sin pedir permiso. Ante esto, los falsos líderes dicen: “Aunque gastaron un poco más, sus intenciones eran buenas. Cuando se compran objetos para la casa de Dios, debemos elegir lo mejor; no es un despilfarro. ¿No es esta la manera en la que debemos usar las ofrendas?”. ¿Acaso hay algún principio en sus palabras? (No). Entonces, ¿qué clase de palabras son estas? ¿No son atolondradas? Las palabras que carecen de principios son atolondradas, al igual que lo son las que no tienen fundamento. Algunas personas a menudo dicen palabras y doctrinas durante la vida de iglesia, son particularmente elocuentes, se expresan de manera estructurada, su discurso suena muy organizado y poseen excelentes habilidades para la oratoria. ¿Qué opinan los falsos líderes sobre estas personas? Dicen: “Nuestra vida de iglesia depende completamente de tal persona. Es la más elocuente y comprende mejor que nadie las palabras de Dios. Sin ella, nuestra vida de iglesia sería muy monótona y aburrida”. Ignoran que estas personas se limitan a expresar palabras y doctrinas. Por más que las escuchen, las personas no obtendrán edificación alguna, no entenderán la verdad ni sabrán cómo relacionarlas consigo mismas para comprender su propio estado y resolver sus problemas. Bajo la adulación y el estímulo de los falsos líderes, las personas que hablan palabras y doctrinas, que disfrutan ser el centro de atención, e incluso aquellos que frecuentemente se desvían del tema en sus intervenciones y hablan de manera dispersa sobre temas extravagantes, sin sentido y amplios en cada encuentro, tienen la oportunidad de expresarse. Los falsos líderes no logran discernirlos e incluso los consideran individuos dotados de talento y los elogian con frases como: “¡Qué bien habláis! ¿Por qué no escribís artículos de testimonios vivenciales? ¡Es una lástima!”. En la iglesia, los falsos líderes consideran que esos estudiantes universitarios, profesores e intelectuales son tesoros. Afirman: “Estos intelectuales y profesores son personas talentosas y poseen amplia experiencia y prestigio en la sociedad. Si se convierten en líderes y obreros en la iglesia, se llevará a cabo mucha más obra y el pueblo escogido de Dios se beneficiará y se enriquecerá mucho más. En el futuro, la obra de la iglesia dependerá completamente de ellos. Si estos intelectuales nos guían, nuestra fe en Dios indudablemente traerá bendiciones”. Por lo tanto, en las iglesias donde existen falsos líderes, aquellos que tienen estatus en la sociedad, los que están informados, los que son elocuentes, los que hablan sobre palabras y doctrinas de manera vacía, los que cuentan con cierto prestigio y demás —todos aquellos que carecen en absoluto de la realidad-verdad— ocupan cargos dominantes en la iglesia, y los falsos líderes los consideran las fuerzas clave e incluso los supuestos pilares de la iglesia. Cuando ocurre algo en la iglesia, los falsos líderes dicen: “Pregúntale a fulano, fue el director ejecutivo de una empresa”, o: “Consúltalo con mengana, fue profesora en tal universidad”, o: “Pídele a zutano, era el principal abogado de un bufete”. Estos falsos líderes los tratan como los pilares y fuerzas clave de la iglesia. ¿Puede la vida de iglesia ser positiva bajo estas condiciones? (No). Entonces, ¿cuál es el resultado? Estos supuestos pilares y fuerzas clave compiten en secreto o incluso abiertamente por el estatus y forman camarillas, y a menudo difunden nociones y esparcen rumores. Muchas veces excluyen y reprimen a los hermanos y hermanas en la iglesia que son verdaderos creyentes, que aman la verdad, que pueden aceptarla y que la comprenden de manera pura. Estas supuestas personalidades distinguidas de la sociedad, ya sea al llevar a cabo sus deberes como cuando emprenden cualquier tarea, no son leales ni actúan nunca según los principios-verdad, sino que siguen exclusivamente las prácticas de la sociedad secular. Por lo tanto, en este tipo de iglesia, quienes realmente persiguen la verdad y poseen un entendimiento puro, cierta humanidad y sentido de la rectitud no tienen espacio para hablar ni derecho a expresarse, y mucho menos derecho a tomar decisiones. Sin importar lo que pase en la iglesia, siempre es este grupo de supuestos miembros más importantes el que toma las decisiones finales. Los falsos líderes idolatran y confían ciegamente en estas personas, y cada vez que algo ocurre acaban recurriendo a ellas para solucionarlo. Si estas personas persiguieran la verdad y actuaran conforme a los principios-verdad, sería algo positivo. No obstante, la mayoría de estas personas no persigue la verdad. Tienen cierto conocimiento y educación, así como estatus social y, encima, su humanidad es falsa e insidiosa, son elocuentes y expertos en desorientar a otros. Esta es justamente la esencia-naturaleza de los anticristos. ¿Cuál es el resultado de que los falsos líderes dependan de estas personas? Echan a perder por completo toda la obra de la iglesia y alteran el orden de la vida de iglesia, perjudican la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y llevan a la iglesia a perder completamente su testimonio. Algunos falsos líderes esperan contar con una figura prominente en la iglesia que entienda de política y de temas de actualidad. Piensan: “Si hubiera alguien así para expandir la escala de la iglesia, reafirmar su influencia y mejorar su reputación, habría esperanza en la obra de divulgación del evangelio. ¡Sería verdaderamente un motivo de celebración!”. En las iglesias bajo el control de falsos líderes, algunas personas discuten ampliamente sobre política, temas de actualidad, la situación internacional y asuntos domésticos durante la vida de iglesia. Conversan sobre la vida privada de figuras políticas de alto nivel e incluso analizan las conspiraciones y tramas manifiestas de estos líderes de manera clara y lógica. Los falsos líderes, llenos de envidia, comentan: “¡Finalmente, nuestra iglesia tiene a una figura importante que nos ayudará a guardar las apariencias! Siempre solía sentirme desanimado y frustrado y no podía mantener la frente en alto, porque nuestra iglesia carecía de este tipo de personaje influyente. Pero ahora contamos con alguien así en ella. Por lo tanto, deberíamos permitir que esta persona haga y diga lo que quiera y darle libertad. ¿Acaso la casa de Dios no practica la libertad y los derechos humanos? ¿No se enfatizan los derechos humanos en la Era del Reino?”. Los falsos líderes tratan como tesoros únicos a aquellos a los que les gusta hablar de política y comentar sobre personas famosas, a los que a menudo hablan sin cesar sobre ideas altisonantes y vacías entre la gente, y desean cultivarlos para que se conviertan en los pilares y sostenes de la iglesia. Por consiguiente, los alientan y los elogian con frecuencia y temen que, si se vuelven negativos, esto impacte en la obra de la iglesia. En resumen, estos falsos líderes están adormilados y ciegos. No pueden detectar con prontitud a las diversas personas que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Incluso si logran hacerlo, no pueden desentrañar la esencia de las personas malvadas. No son ni siquiera capaces de calar a quienes evidentemente son malvados y encajan en la categoría de anticristos, como los que forman camarillas y establecen reinos independientes. Cuando ven que los anticristos forman camarillas, hacen alarde de sus habilidades y usan a su antojo el inmenso poder que ejercen, ¿cómo los evalúan los falsos líderes? Dicen: “Esta persona es extraordinaria, ¡realmente es asombrosa! No había notado este talento antes. Es mucho mejor que yo y de verdad me avergüenza. Mira sus habilidades; sabe hacerse cargo de los asuntos y no se aferra a ellos, habla con elegancia y cumple su palabra. Yo, en cambio, no valgo nada y parezco una nenaza”. Admiran en gran medida a los anticristos, se inclinan ante ellos y se convierten por propia voluntad en sus seguidores. Una característica de esta manifestación de los falsos líderes es la ceguera, y otra es el adormilamiento. En general, la esencia de este problema con los falsos líderes es su escaso calibre.

Los seres humanos poseen ojos que les permiten ver las cosas. Después que una persona ve algo, su mente reacciona, formula juicios y, tras hacerlo, desarrolla una opinión y obtiene una senda de práctica. Esto demuestra que no son ciegos: independientemente de lo que vean, reaccionan de manera normal y saben cómo afrontarlo y abordarlo. Esta persona piensa de manera normal. Las personas disponen de un proceso mediante el cual responden a lo que observan; lo reflexionan y lo meditan en mayor o menor medida. A medida que sus pensamientos se desarrollan, en sus mentes se forma paulatinamente una imagen de eso, y gestan sus propias opiniones, comportamientos y enfoques. Entonces, ¿cuál es el requisito previo para que ocurran estas cosas? Los ojos de la persona deben ser capaces de ver cosas y luego transferir la información recopilada a su cerebro y su mente para su contemplación. Si una persona puede ver, no es ciega, y entonces puede pensar, reflexionar, ser consciente, tener comportamientos y opiniones, y, en última instancia, llegar a las conclusiones correctas. Por supuesto, llegar a ellas requiere de cierto tiempo. ¿Qué significa ser consciente y tener opiniones y comportamientos antes de llegar a estas conclusiones? Que su mente está activa, no adormecida, lo cual indica que la persona está viva y no muerta. Los falsos líderes tienen escaso calibre. ¿En qué aspectos es escaso? Carecen de ambas cualidades. Tienen los ojos abiertos, pero no pueden percibir lo que está sucediendo o desarrollándose, y esto es estar ciegos. Además, cuando ven algo, sus mentes no reaccionan; no generan opiniones ni pensamientos, y carecen de los medios o las formas correctas para juzgar y, por lo tanto, llegar a conclusiones. Esto es estar adormilado en espíritu. Las personas adormiladas en espíritu no pueden discernir nada, carecen de valoraciones correctas y juicios precisos, y al final no pueden llegar a las conclusiones correctas ni saben cómo abordar, manejar ni resolver los asuntos en cuestión. Esto es estar adormilado y ser torpe. Si una persona está tan adormilada y es tan torpe en espíritu que no reacciona en absoluto ante ningún acontecimiento, es lo mismo que estar muerta; esto describe el asunto a la perfección. Por ahora, dejemos de lado la cuestión de si los falsos líderes están realmente muertos y simplemente digamos que su calibre es escaso. ¿Cuán escaso es? Sin importar la relevancia del acontecimiento que ocurra, no pueden verlo, y aunque lo vean, no pueden desentrañarlo. Por ejemplo, independientemente de cuánto tiempo trabajen los falsos líderes, no pueden sacar conclusiones con respecto a cuál es la esencia de un asunto, cómo categorizarlo, cómo definirlo ni cuál es el fundamento de esa definición. No saben cómo evaluar estas cuestiones y carecen de estándares o principios para hacerlo. Son personas atolondradas que no poseen entendimiento espiritual. Esta es la manifestación principal de los falsos líderes en la primera tarea. Son ciegos, torpes, necios y están adormilados, y aun así desean ser líderes. ¿No es esto retrasar las cosas? ¿No resulta muy problemático? Si alguien jamás ha servido antes como líder y simplemente se enfrenta por primera vez a algo que no se menciona en las palabras de Dios, que resulta desconocido para la gente, es decir, si no tiene experiencia ni conocimiento sobre el tema, en tales circunstancias, le llevará tiempo desarrollar percepciones, actitudes y puntos de vista correctos. Sin embargo, ¿por qué se dice que los falsos líderes están adormilados y ciegos? Porque Yo he expresado muchas palabras, pero, por muchas veces que exponga y diseccione las cosas y por muchos ejemplos que ponga, los falsos líderes solo llegan a conocer los asuntos en sí después de escuchar Mis palabras, pero no comprenden los principios-verdad en ellas. Asimismo, cuanto más hablo, más confusos se vuelven. Dicen: “Con tantos asuntos, tantas palabras y tantas historias, ¿quién puede recordarlo todo y relacionarlo con la vida real? No digas tanto, me cuesta un poco asimilarlo y entenderlo. Solo dime cómo lidiar con esta persona. ¿Deberíamos expulsarla o permitir que se quede?”. ¿No es esto adormilamiento? ¡Es un adormilamiento extremo! De hecho, decir que están adormilados les otorga algo de margen, porque es probable que esta persona sea joven o quizás carezca de educación o sea muy mayor y está algo atolondrada; expresarlo de esta manera les ahorra herir su orgullo. No obstante, en realidad, su calibre es escaso y no son capaces de comprender la verdad. Esta explicación hace que quede claro.

Si en la iglesia se presentan graves trastornos y perturbaciones y los falsos líderes no pueden desentrañar la esencia de estos problemas, ¿son aptos para la labor de líderes? ¿Pueden los hermanos y hermanas sentirse protegidos bajo su liderazgo? ¿Será posible salvaguardar y conservar la obra de la iglesia, el entorno en el que los hermanos y hermanas cumplen con sus deberes y el orden normal de la vida de iglesia? Estas son las cosas más básicas que los líderes y obreros deben lograr. ¿Son capaces de ello? No. Ni siquiera son capaces de detectar ni calar a las personas, acontecimientos y cosas que generan trastornos y perturbaciones, así que ¿cómo es posible que prosigan con los próximos pasos de su labor? No pueden discernir ni lo más básico, como qué es una buena persona y una mala, qué es alguien falso y qué es hipócrita; ¿cómo podrían manejar la obra de la iglesia? Carecen de la capacidad para hacerlo. No es que no realicen un trabajo real a propósito, ni que sean perezosos o se entreguen a los beneficios del estatus; simplemente tienen poco calibre y son incapaces de realizar su labor. Esta es la esencia del problema. Las personas cuyo calibre es muy escaso solo pueden recitar palabras y doctrinas y acatar preceptos. En las reuniones, solo pueden engatusar y sermonear a los demás y les dicen cosas como: “¡Cree en Dios como se debe! ¿Cómo puedes entregarte a las comodidades carnales en un momento como este? ¿Cómo es posible que codicies dinero y cosas mundanas? ¡Dios debe estar muy afligido!”. Solo saben emitir sermones de este tipo. Cuando ocurren hechos malvados como trastornos, perturbaciones y descargas de negatividad, no logran verlos ni detectarlos. Los hermanos y hermanas desean llevar una vida de iglesia normal, pero no lo consiguen, y quieren un entorno adecuado para cumplir sus deberes, pero tampoco lo logran. Los falsos líderes no pueden resolver estos problemas, así que ¿de qué sirven? Los hermanos y hermanas desean vivir la vida de iglesia, comprender la verdad y superar sus dificultades y sus estados negativos. Esperan con impaciencia que los líderes y obreros sean capaces de compartir la verdad de forma clara y profunda para solucionar estos problemas reales. Si en una iglesia los falsos líderes ejercen el poder, ¿pueden resolverse los problemas reales? Los falsos líderes no comprenden los corazones del pueblo escogido de Dios ni pueden percibir sus dificultades. En lugar de eso, siguen diciendo palabras y doctrinas y repiten sin cesar ideas altisonantes y vacías, lo que provoca una gran decepción entre el pueblo escogido de Dios. ¿Quién querría seguir asistiendo regularmente a las reuniones? ¿Pueden los falsos líderes ser considerados con las intenciones de Dios y depurar conforme a las palabras y las exigencias de Dios a las personas malvadas, los incrédulos, los oportunistas, los promiscuos que son perversos y los que aman las cosas mundanas, evitando que interfieran y perturben al pueblo escogido de Dios y permitiendo que este viva una vida de iglesia normal? ¿Pueden los falsos líderes lograrlo? No, no pueden. Cuando alguien hace tal petición, ¿qué responden los falsos líderes? “¡Eres muy exigente! ¿Crees que eres el único que ama a Dios y desea ser leal al cumplir con un deber? ¿Quién no lo desea? Ellos también creen en Dios y Él los ha elegido. Aunque tengan ciertos problemas, debemos tratarlos de manera adecuada. No siempre les buscan defectos a los demás. Aprovecha la oportunidad para reflexionar y conocerte mejor; debes aprender a ser tolerante y a tener paciencia”. Los falsos líderes son atolondrados y están ciegos, y carecen de principios con respecto a cómo tratar a los diferentes tipos de personas. No pueden desentrañar quiénes deberían ser restringidos o echados, y en cambio consienten que estas personas hagan lo que quieran y actúen como tiranos en la iglesia, les dan cabida de sobra para que actúen, y esto pone la iglesia patas arriba, hasta el punto de que el nivel de heterogeneidad en ciertas iglesias puede describirse con una frase: se convierten en una mezcolanza. En estas iglesias se entremezclan las personas malvadas, los incrédulos, los promiscuos, los tiranos locales, e incluso algunos que traicionarían a la iglesia y a los hermanos y hermanas ante el más mínimo peligro. Los falsos líderes no pueden calar a estas personas ni manejarlas o abordarlas. Por lo tanto, bajo el liderazgo de tales falsos líderes ciegos y adormilados, el pueblo escogido de Dios no puede estar protegido, y desde luego no es posible mantener la obra de la iglesia y el orden normal de la vida de iglesia. ¿De qué forma aquellos que aman la verdad y están dispuestos a aceptarla pueden llegar a entenderla y obtenerla en una vida de iglesia tan heterogénea? ¿Acaso no sentirán dolor en sus corazones? Si un líder de la iglesia no puede mantener correctamente la obra de la iglesia, el orden normal de la vida de iglesia ni los entornos para que los hermanos y hermanas cumplan con sus deberes, ni garantizar la seguridad de estas cosas, entonces, sin duda, este líder es un falso líder. ¿Por qué se los llama falsos líderes? Porque están ciegos y adormilados, y esto lleva a que las personas malvadas trastornen y perturben repetidamente la obra de la iglesia. Es más, incluso cuando esto ya ha tenido consecuencias, aún no pueden abordar ni resolver los problemas con prontitud y precisión, ni mantener adecuadamente la obra de la iglesia y la vida de iglesia de los hermanos y hermanas. Para decirlo con delicadeza, tales líderes no son competentes en su trabajo y, para ser más precisos, fracasan seriamente en sus deberes. Aunque sirven como líderes, protegen los intereses de las personas malvadas y de los lacayos de Satanás, a la vez que ignoran la obra de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Defienden y consienten a las personas malvadas que trastornan y perturban la vida de iglesia, a expensas del daño que le provocan a los hermanos y hermanas. A pesar de que, a juzgar por su aptitud y manifestaciones, solo tienen un escaso calibre, son incompetentes en su labor y no pueden ser catalogados como anticristos, las repercusiones de sus acciones sobre la obra de la iglesia son graves. La naturaleza de sus actos es similar a la de los anticristos que establecen reinos independientes y oprimen a los hermanos y hermanas. Ambos protegen y consienten a las personas malvadas y justifican a los lacayos de Satanás que actúan a su antojo en la iglesia. El caso es que los falsos líderes no cometen maldades abierta y desvergonzadamente, ni perturban la obra de la iglesia como hacen los anticristos. No atraen a las personas hacia ellos ni hacen que los obedezcan deliberadamente, pero el resultado final es el mismo que el de los anticristos que establecen reinos independientes. En ambos casos, el resultado es que los hermanos y hermanas que aman la verdad y cumplen con sus deberes de manera sincera resultan perjudicados y dañados, y pierden la oportunidad de vivir. En un entorno y una vida de iglesia así, a los hermanos y hermanas que cumplen con sus deberes de corazón les resulta muy difícil progresar en la vida y llevar a cabo sus deberes normalmente. Por supuesto, la obra de divulgación del evangelio y diversos aspectos de la obra de la iglesia también se ven obstaculizados significativamente y no pueden desarrollarse con normalidad. Esta es la primera manifestación de los falsos líderes que estamos diseccionando en relación con la duodécima responsabilidad: no se dan cuenta ni son capaces de calar a las personas, acontecimientos y cosas que surgen a su alrededor. Esta manifestación es suficiente para definir a tales personas como falsos líderes.

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