Las responsabilidades de los líderes y obreros (23) Parte 2

Vamos a resumir las características de los oportunistas. La primera es que no se toman muy en serio el asunto de si Dios existe. Si les preguntas si Dios existe, dirán: “Probablemente. Pero no pasa nada si no es así. Estoy aquí para comprobar exactamente si las profecías que dios hizo se harán realidad o no y si los grandes desastres llegarán o no”. En sus pensamientos y puntos de vista, su actitud es que no importa si Dios existe o no. Entonces, ¿acaso no es un chiste en su caso creer en Dios y unirse a la iglesia? (Sí). Su fe en Dios es una simple creencia, como un juego, y no está relacionada con la verdad ni con la senda de sus vidas. En realidad, no les importa si Dios existe o no; está bien si es así y también está bien si no lo es. Algunos los rebaten, les dicen que Dios no existe, y ellos no se molestan ni odian a quienes hacen tales afirmaciones. Si alguien dice que Dios existe, ellos responden: “Si existe, pues existe. De todos modos, si crees, entonces existe; si no crees, no existe”. Este es su punto de vista. ¿Son estas personas auténticos creyentes? Son unos incrédulos, ¿cierto? (Sí). Para ellas, es intrascendente que Dios exista o no; por tanto, ¿hay sinceridad en su fe en Dios? No pueden en modo alguno ser sinceras. ¿Cuál es la primera característica de los oportunistas? (No se toman muy en serio el asunto de si Dios existe). Esa es la primera característica.

¿Cuál es la segunda característica de los oportunistas? Que no se toman muy en serio el hecho de distinguir entre las cosas positivas y las negativas. No disciernen qué dichos, personas, acontecimientos y cosas son positivos y cuáles son negativos ni se toman esta cuestión en serio. Para ellos, las cosas buenas se pueden hacer pasar por malas y viceversa, tal y como afirma el dicho de los no creyentes: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”; este dicho es válido para ellos. Si les preguntas qué es la verdad, sin duda no responderán que las palabras de Dios, porque no reconocen esto. ¿Qué dirán? Su auténtico punto de vista es que una mentira repetida mil o diez mil veces se convertirá en verdad, lo que quiere decir que, si muchas personas dicen algo, creerán que es cierto. Es como eso que dicen los no creyentes: “Originalmente, no había ninguna senda en el mundo, pero a medida que más gente caminaba, se formó una senda”. No se preocupan de lo que está bien o mal, de lo que es recto o perverso; creen que quien tenga grandes habilidades es bueno, y que quien sea un inútil y un incompetente es negativo. No reconocerán en absoluto que todo lo que Dios dice y hace son cosas positivas, así como tampoco que lo que Él pide a la gente que viva son las realidades de las cosas positivas. Estos individuos incluso proferirán falacias como: “Dices que dios es la verdad y que sus palabras son la realidad de todas las cosas positivas. ¿Significa eso que no hay cosas positivas en el mundo? ¿Acaso no hay cosas positivas y verdades en el mundo también?”. ¿No es eso una tontería? ¿No es una falacia? (Sí). Estas personas no se toman las palabras de Dios como el criterio a seguir al hablar y actuar. Por ejemplo, cuando expresan una falacia y tú las refutas, dirán: “Piensas que tienes razón y yo pienso que tengo razón, de modo que vamos a acordar estar en desacuerdo. Cualquier cosa que uno piense que es buena, lo será”. ¿Qué tipo de punto de vista es ese? ¿Acaso no es un intento de tratar las cosas con superficialidad? (Sí). Es un punto de vista estúpido y atolondrado; estos individuos no se toman en serio el hecho de distinguir entre las cosas positivas y las negativas. ¿Qué quiere decir no tomarse en serio esto? Significa que no pueden reconocer de corazón que todas las cosas positivas sobre las que Dios habla están relacionadas con la verdad, son conformes a ella y provienen de Él, y que las cosas negativas sobre las que Dios habla son contrarias a la verdad y provienen de Satanás. No aceptan esa realidad y siempre quieren desdibujar los conceptos. Para evitar que otros los disciernan y que los condenen, nunca se toman en serio el hecho de distinguir entre las cosas positivas y las negativas, nunca exponen sus auténticos puntos de vista y siempre hablan de manera ambigua, sin decir jamás a la gente qué piensan realmente. Expresan cosas distintas según con quién hablen y se adaptan por completo a la situación según sea necesario. Se mire como se mire, a estas personas no les interesa la verdad ni la existencia de Dios. Esta es la segunda manifestación de los oportunistas: no se toman muy en serio el hecho de distinguir entre las cosas positivas y las negativas.

¿Qué otras características tienen estos oportunistas? Estas personas siempre decidirán si se quedan o se van según cómo vayan las cosas y, en particular, son expertas en adaptarse a las circunstancias. Cuando se unen a la iglesia, ya han preparado de sobra su estrategia de salida y sus perspectivas, y planificado cada paso. En el corazón, hacen cálculos y planes sobre qué hacer en caso de que las palabras de Dios se cumplan y cómo proceder si eso no sucede tras una cierta cantidad de años. Este tipo de individuo nunca se compromete por completo con la obra de la iglesia después de entrar en ella. En lugar de eso, para decidir los pasos siguientes, observa sin cesar el desarrollo de la iglesia, la actitud de esta hacia él y la manera en la que lo trata, así como otros factores. ¿Acaso no son bastante complicados los pensamientos de estas personas? (Sí). A pesar de haberse unido a la iglesia, siempre tienen una perspectiva temporal, como la de un trabajador contratado, y permanecen en todo momento en un estado de “estar físicamente en un lugar, pero mentalmente en otro sitio”, con la mente ocupada en argucias y planes. Su decisión de creer en Dios y unirse a la iglesia es solo un compromiso reluctante, no una necesidad espiritual ni un deseo de seguir a Dios y recorrer la senda correcta de la vida humana sobre la base del reconocimiento de la existencia de Dios. Carecen de fe para eso. Creen en Dios con una actitud expectante y, en el corazón, calculan: “Si creer en Dios me reporta cien veces más en esta vida, la vida eterna en el mundo venidero y la oportunidad de salvarme y entrar en el reino de los cielos, seguiré la corriente y creeré. Si no puedo recibir nada de eso, me marcharé de la iglesia en cualquier momento y situación y dejaré de creer”. Vienen a creer en Dios únicamente con la esperanza oportunista de obtener bendiciones. Si no les es posible recibirlas, pueden abandonar sus deberes en cualquier momento y situación y trazar otra senda para sí mismas porque su corazón nunca ha echado raíces en la iglesia ni han elegido realmente la senda de creer en Dios y seguirlo.

Las características principales de estos oportunistas son las tres siguientes: no se toman en serio si Dios existe, no distinguen realmente entre las cosas positivas y las negativas, y pueden marcharse de la iglesia en cualquier momento y situación. Por muy bien que los traten los hermanos y hermanas, cuando las cosas no estén en consonancia con sus intereses o no satisfagan sus necesidades actuales, pueden marcharse de la iglesia. Pero cuando no les queda dónde ir, deciden regresar. Después de hacerlo, siguen sin perseguir la verdad y podrían volver a marcharse de la iglesia en cualquier momento. ¿Qué tipo de desgraciados son estos individuos? Sus idas y venidas parecen muy despreocupadas; no creen en Dios con sinceridad. Estas son las características de los oportunistas; por lo que respecta a su esencia, son unos incrédulos. Algunos pueden continuar creyendo de tres a cinco años, otros pueden hacerlo ocho o diez años, pero su finalidad solo es buscar bendiciones de manera oportunista. Estas personas no son simples. Han llegado incluso a sobrevivir hasta la actualidad en el duro entorno de persecución de la China continental; ¿acaso no es eso un poco como “dormir sobre maleza y lamer la hiel”? Algunos ya no pueden continuar después de creer durante diez años, de modo que se quejan: “Ya llevo diez años. He malgastado mi juventud en la iglesia. Si hubiera trabajado duro en el mundo durante estos diez años, ¿cuánto dinero podría haber ganado? Tal vez ahora sería director y probablemente tendría muchos bienes”. Entonces se inquietan. Llevan creyendo en Dios diez años solo para satisfacer su escasa curiosidad y su deseo de obtener bendiciones, pero nunca han perseguido la verdad. Como resultado, no han ganado nada. Se arrepienten de creer en Dios, incluso se regañan a sí mismos y dicen: “¡Eres un estúpido y un idiota! No tomaste el camino ancho y fácil, sino que insististe en recorrer esta ruta ardua. Nadie te obligó; ¡tú lo elegiste así!”. Algunos pueden marcharse a la primera de cambio incluso después de creer durante diez años. Después de arreglárselas en la sociedad durante dos o tres años, se dan cuenta de que desenvolverse en la sociedad no es tan llano y sencillo como habían imaginado y que el mundo de los no creyentes no es tan colorido e ideal como parecía; no les resulta fácil arreglárselas en ningún lugar del mundo. Tras meditar sobre la cuestión, se dan cuenta de que la iglesia sigue siendo mejor, de modo que regresan sin vergüenza alguna. Al volver, dicen: “Creer en Dios es bueno; los no creyentes son malos, siempre acosan a la gente. Hay demasiado sufrimiento en el mundo. Durante estos años en los que no he leído las palabras de Dios ni experimentado la vida de la iglesia, me sumí en las tinieblas, llorando y rechinando los dientes cada día; me he desgastado hasta el punto de dejar de parecer un ser humano. ¡Es mejor creer en Dios!”. Proclaman que es mejor creer en Dios, pero en realidad lo hacen porque han oído que hay demasiados desastres en este mundo y que la humanidad pronto sufrirá una gran catástrofe. Tener dinero, tierras, coches y casas no sirve de nada; solo se pueden salvar los que tienen fe. Por tanto, regresan para creer en Dios de nuevo. ¿Acaso no son unos oportunistas? (Sí). Los oportunistas pueden marcharse de la iglesia en cualquier momento. Si ven que hay esperanza de obtener bendiciones al regresar a la iglesia, también pueden volver cuando sea. Después de regresar, pueden pronunciar algunas palabras de arrepentimiento y expresar que nunca más volverán a dejar a Dios, sin embargo, tras ver que las cosas están calmadas y en paz en el mundo y que ahí todavía pueden tener una buena oportunidad, pueden volver a marcharse de la iglesia en cualquier momento. ¿Qué concepto tienen de la casa de Dios y de la iglesia? Las consideran un mercado libre, al que entran y del que salen como les place. Decidme, si se echa a estas personas o se marchan por su cuenta, ¿debería la iglesia aceptarlas de nuevo si quieren volver? (No). No se debería volver a aceptarlas. Hacer eso es un error e infringe los principios. Estos individuos no cumplen los estándares de los miembros de la iglesia. Pueden marcharse de la iglesia cuando sea y, con tal de obtener bendiciones, volver a colarse en ella en cualquier momento, pero a lo largo de este proceso jamás aceptan la verdad. Eso demuestra que no son auténticos creyentes. Esas personas siempre serán objetivos a los que echar y expulsar. La iglesia debería echarlas y decirles: “No estés arrepentido. Una vez que te has ido, no puedes volver. La iglesia no te abrirá las puertas una segunda vez. Este es el principio”. Algunos dicen: “Fueron unos estúpidos en el pasado, pero ahora se comportan muy bien. Son tan obedientes como un cordero y tan lastimosos como un vagabundo sin hogar. Siempre que ven a los hermanos y hermanas, expresan su arrepentimiento y su deuda, con los ojos rojos de llorar con remordimiento. Dan mucha pena y su actitud de confesión es muy buena. Dejemos que vuelvan”. ¿Está en consonancia con los principios alguna de estas frases? (No). Aun después de creer durante tres o incluso diez años, pueden seguir marchándose de la iglesia de manera decidida y sin dudar. ¿Qué tipo de desgraciados son? ¿Son auténticos creyentes? (No). ¿Mostraron algo de sinceridad cuando decidieron inicialmente seguir a Dios? No. Si hubieran mostrado el más mínimo de sinceridad, no habrían estado tan determinados a marcharse de la iglesia. Por lo general, uno podría como mucho tener esos pensamientos cuando se siente débil o abatido, o cuando las cosas no le van bien, pero nunca decidiría con firmeza marcharse de la iglesia para encontrar otro camino después de creer en Dios durante tres, cinco o incluso diez años. El hecho de que se pueda marchar de la iglesia cuando quiera demuestra que no era sincero cuando aceptó el camino verdadero y se unió a la iglesia al principio; tenía razones e intenciones ocultas; no hay otra explicación. Se debe discernir a este tipo de personas con claridad. No son auténticos creyentes. Creen en Dios y lo siguen con la esperanza oportunista de obtener bendiciones. Se define a estos individuos como oportunistas y, una vez que se les discierne, se les debería echar de la iglesia. Si no se marchan de la iglesia y siguen aprovechándose de la situación para su beneficio personal dentro de la iglesia es porque nadie es capaz de discernir qué son. No obstante, gracias a la charla de hoy sobre las diversas manifestaciones de estos oportunistas, los líderes, los obreros y el pueblo escogido de Dios deberían entender y discernir con claridad a estas personas. Una vez que se descubre que nunca leen las palabras de Dios ni le oran, que no les interesa Su obra, las verdades que Él expresa ni las cosas positivas, y que no se toman estas en serio, habría que protegerse bien de ellas. Es necesario observar las razones y las finalidades que tienen para creer en Dios y determinar su actitud hacia la iglesia, la verdad y Dios. Si es evidente que no tienen una actitud correcta, que se toman particularmente con indiferencia el hecho de perseguir la verdad y cumplir su deber, sin mostrar interés de ningún tipo, y que siempre adoptan una actitud escéptica hacia las palabras de Dios, se puede confirmar que son unos oportunistas y unos incrédulos. En ese caso, no se les debería considerar hermanos ni hermanas; no forman parte de la iglesia. Por el contrario, se les debería echar de la iglesia. Han creído durante años y aún no aceptan la verdad; ¿podría servir de algo seguir compartiendo la verdad con ellos? ¿Sería realista continuar esperando que se arrepientan? Dejad de intentar convencer a estos individuos y no esperéis que se arrepientan. Si no están dispuestos a cumplir su deber y siguen queriendo prolongar su permanencia en la iglesia sin marcharse, los líderes de la iglesia deberían encontrar una manera inteligente de aislarlos. ¿Es apropiado esto? (Sí). Una vez que se les discierne como oportunistas, ya están clasificados entre las filas de las diversas personas malvadas y los incrédulos. Dado que son personas malvadas e incrédulos, cumplen los principios y las condiciones para que los echen o expulsen de la iglesia. Echarlos pronto es sin duda mejor que echarlos tarde. Echarlos pronto permite evitar muchos problemas, y así ya no tendrán que seguir sintiéndose agraviados. Deberíais decir con claridad a esa gente: “Ya no hace falta que sigas haciendo cálculos en el corazón sobre cuándo y cómo te marcharás, ni sobre si te quedarás o te irás. Ni la casa de Dios ni Dios obligan a nadie; si te quieres marchar, la iglesia no intentará instarte a que te quedes. Pero debes tener claro algo: si estás seguro de que no eres una persona de la casa de Dios ni estás dispuesto a ser un miembro de la iglesia, vete lo antes posible; no lo retrases. Esto es por el bien de todo el mundo. Si crees en la existencia de Dios, puedes aceptar Sus palabras como la verdad y estás dispuesto con sinceridad a unirte a la iglesia, entonces eres un miembro de la iglesia con derecho. Pero ahora no lo eres. Viniste por oportunismo, y tal vez no lo sepas, pero hemos discernido —de acuerdo con las palabras de Dios, la verdad y los principios de la iglesia para tratar con todo tipo de gente— que eres un oportunista. No paras de hacer cálculos para determinar el momento oportuno para marcharte de la iglesia, y eso es un incordio. No hace falta que encuentres el momento adecuado; puedes marcharte ahora mismo. Si siempre tienes dudas sobre la aparición y la obra de Dios, te lo voy a decir ahora con claridad: ya no hace falta que reflexiones sobre las cosas o las escrutes, y no tienes que seguir complicándote la vida; puedes marcharte de la iglesia ahora mismo, la casa de Dios tiene la puerta abierta y no te retendrá; la casa de Dios no obliga a nadie”. ¿Es apropiado hacer esto? (Sí). Ofrecedles una “salida”; no dejéis que se mortifiquen aquí cada día como hormigas en una sartén caliente, atormentados constantemente por sus sentimientos, su carne, sus perspectivas y la cuestión de quedarse o marcharse. Por mucho que estas cosas los mortifiquen, nunca llegan a nada. Siguen meditando en el corazón cuándo y cómo marcharse, si sufrirán pérdidas y desgracias si se marchan pronto y si podrán recibir bendiciones si se quedan más tiempo. ¿Qué pasa si se van y entonces se cumplen las palabras de Dios? ¿Qué pasa si se quedan y no se cumplen Sus palabras? No hace falta que se preocupen ni que estén ansiosos sin cesar por estas cosas. Dado que no creen en Dios con voluntad sincera, deberían marcharse lo antes posible. No deberían quedarse allí intentando aprovecharse de la situación para su beneficio personal y fingiendo ser algo que no son. Decidme, ¿es bueno aconsejarlos así y tratar la cuestión de esta manera? (Sí). ¿Es exagerado clasificar a los oportunistas entre las diversas personas malvadas a las que se debe echar o expulsar? (No). Algunos dicen: “¿Cómo se puede considerar personas malvadas a la gente así?”. ¿Cuántas buenas personas hay entre los incrédulos? A ojos de Dios, se considera malvada la esencia-carácter de los que creen en Dios y reconocen Su existencia; no hablemos pues sobre los que no creen en absoluto en Dios ni reconocen Su existencia. Por tanto, ¿es exagerado clasificarlos como personas malvadas? (No). En cualquier caso, al menos se les sigue llamando personas: personas malvadas. Ya es bastante bueno que no se les clasifique como demonios malvados. Clasificarlos entre las personas malvadas es totalmente apropiado y correcto; no es exagerado en absoluto. Estas personas malvadas también son uno de los diversos tipos de individuos a los que la casa de Dios debe echar o expulsar. Este es el cuarto tipo de incrédulo, que cree en Dios con una finalidad oportunista.

¿Cuáles son las características principales de los oportunistas? A través de vuestras interacciones con estos individuos y al observar las actitudes, los puntos de vista, las posturas o la humanidad que revelan, ¿qué características principales habéis detectado? Resumidlas. (Inicialmente, los oportunistas no vienen a creer en Dios para perseguir la verdad. Oyen decir que La Iglesia de Dios Todopoderoso prospera, de modo que solo vienen a creer en Dios con la esperanza de que la casa de Dios les reporte algunos beneficios y bendiciones, buscando su provecho. Y si no reciben estas cosas al cabo de un tiempo, quieren marcharse. No creen en Dios con sinceridad ni les interesa en absoluto creer en Él). ¿Cuál es el mayor problema con los oportunistas? El problema principal es que no les interesa la verdad, sino que su mayor interés es obtener bendiciones, por lo que les cuesta mucho aceptar la verdad. Algunos dicen: “No los puedes echar o expulsar solo porque no les interese la verdad, ¿cierto?”. La falta de interés en la verdad de estos individuos se muestra principalmente en el hecho de que nunca leen las palabras de Dios ni comparten la verdad. Si oyen a alguien compartir la verdad y hablar sobre conocerse a uno mismo o buscar la verdad para resolver problemas, sienten una aversión particular en el corazón, se muestran desinteresados por completo y comienzan a quedarse dormidos. Sienten una aversión extrema por estas cosas y, con el fin de perturbar a los demás en sus charlas sobre la verdad, incluso entablan conversaciones triviales, hablan sobre desastres y comentan las señales y maravillas que Dios muestra. Como resultado, algunos que no persiguen la verdad se entusiasman al oír estos temas y se unen a la conversación. ¿Acaso no es eso perturbar de manera descarada la vida de la iglesia? Casi nunca leen las palabras de Dios en su vida cotidiana y, cuando ocasionalmente lo hacen, se debe probablemente a que algo les preocupa en su interior. No les interesa asistir a reuniones ni comer, beber y compartir las palabras de Dios. Su única preocupación es: “¿Cuándo llegará el día de Dios? ¿Cuándo terminará el gran desastre? ¿Cuándo podremos disfrutar de las bendiciones del reino de los cielos?”. Siempre se preguntan acerca de estas cosas. Si nadie habla sobre estos temas, los consultan en internet y, tras buscarlos, comienzan a difundirlos en las reuniones. Tienen el corazón inundado de estas cosas. Siempre que oyen a otros hablar sobre asuntos que les interesan, pueden meterse en la charla y participar en ella. Pero apenas oyen algún contenido relacionado con la verdad o las palabras de Dios, no quieren escuchar. Comienzan a cabecear y algunos incluso se van, mientras que otros empiezan a inquietarse; exhiben todo tipo de expresiones feas. Si dices: “Vamos a compartir las palabras de Dios”, ellos responden: “Tengo sed, necesito beber un poco de agua”. Si comentas: “Vamos a hablar sobre conocerse a uno mismo” o “Vamos a compartir los detalles de cómo cumplir los deberes; veremos qué dicen las palabras de Dios sobre esto y cuáles son los principios-verdad”, ellos contestan: “Tengo cosas que hacer. Me voy. Disfrutad de la charla”. Encuentran todo tipo de excusas para rehusar y rechazar compartir las palabras de Dios y la verdad. Esto pone al descubierto con claridad el hecho de que no solo no aman la verdad, sino que también sienten aversión y se resisten a ella en lo más hondo del corazón. Cada vez que se mencionan las palabras de Dios o la verdad, no se oponen ni discuten abiertamente, pero encuentran diversas excusas para rechazarlas y evitarlas. ¿Acaso no pueden estos comportamientos mostrar con claridad que son unos oportunistas? ¿No indica esto con claridad que son unos incrédulos y que creen en Dios con una finalidad determinada, por oportunismo? (Sí). Algunos señalan: “Dices que son incrédulos y que no siguen a Dios con sinceridad; entonces, ¿por qué han sido capaces de creer hasta ahora y de seguir esforzándose y soportando adversidades por la obra de la iglesia?”. ¿Acaso no son las conductas que acabamos de mencionar suficientes para responder a esta pregunta? Esos comportamientos bastan para demostrar que nuestra forma de discernirlos y categorizarlos es correcta. Por tanto, para determinar si la finalidad de una persona al creer en Dios es oportunista, deberíais evaluar y discernir dicha finalidad a partir de la actitud de esa persona hacia Dios, Su obra, la verdad y las cosas positivas y negativas. Esa es la manera más correcta. No es correcto ni objetivo determinar ese hecho basándoos en su conducta y sus acciones externas. Solo sus auténticos pensamientos internos y su actitud hacia Dios y la verdad revelan los problemas; solo esos criterios son los más exactos para determinar el tipo de persona que es. Ahora, ¿tenéis básicamente clara la esencia de los que creen en Dios con una finalidad oportunista? ¿Os habéis encontrado todos con alguien así? (Sí). Es mejor que estos individuos se marchen lo antes posible. Si están dispuestos con sinceridad a rendir servicio, se les puede mantener a desgana. No obstante, si no cumplen sus deberes ni pueden rendir servicio alguno, sino que causan perturbaciones en la obra y la vida de la iglesia y tienen un impacto negativo en estas, debería hacérseles marchar cuanto antes. Este es el principio para echar a los incrédulos. La casa de Dios necesita a personas que crean en Él y amen la verdad con sinceridad; necesita servidores leales. No necesita de ninguna manera a los incrédulos ni a aquellos que observan vacilantes para hacer acto de presencia. La iglesia tampoco necesita a nadie que haga acto de presencia. Terminaremos aquí nuestra charla sobre este tema.

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