Las responsabilidades de los líderes y obreros (26) Parte 3

Cuando se trata del tipo de personas a las que se revela y descarta, las manifestaciones de sus diversas acciones malvadas, además de las palabras y declaraciones malévolas que revelan en su vida diaria están a plena vista. Sin embargo, algunos líderes y obreros son incapaces de discernir a estas personas malvadas como lo que son realmente y tampoco desentrañan su esencia-naturaleza. Estos líderes y obreros parecen no ser conscientes de que son personas malvadas e incrédulos, y por tanto no tienen intención de depurarlos de la iglesia o de ocuparse de ellos como corresponde. Esta es una grave dejación de la responsabilidad por parte de los líderes y obreros. Observan con los ojos bien abiertos cómo estas personas de naturaleza demoníaca no se atienen a ninguna de las reglas de la casa de Dios, al tiempo que se desbocan y perturban y sabotean deliberadamente el trabajo de la iglesia y el orden de la vida de iglesia; incluso consienten que estas personas se comporten de manera audaz e imprudente, sin respetar la ley, y que perjudiquen los intereses de la casa de Dios bajo la bandera de hacer su deber. Perjudicar los intereses de la casa de Dios abarca muchas cosas: dañar la maquinaria y los diversos equipamientos de la casa de Dios, dañar sus diversos aparatos y suministros de oficina, incluso despilfarrar las ofrendas de Dios como les viene en gana, entre otras cosas. Más grave resulta que suelten deliberadamente diversas herejías y falacias, con lo que causan tal perturbación que el pueblo escogido de Dios no puede hacer sus deberes en paz, tanta perturbación que las personas débiles y negativas abandonan sus deberes y pierden la fe en seguir a Dios. Estas personas malvadas cometen todas estas maldades, todas estas acciones malvadas que perturban y trastornan el trabajo de la iglesia y causan daño a los hermanos y hermanas, sin embargo, los líderes y obreros hacen la vista gorda, hacen oídos sordos; algunos de ellos incluso dicen: “¡No estaba al tanto, nadie me lo dijo!”. Esa pandilla de bestias y demonios ha hecho estragos, desencadenan el caos en la iglesia, sin embargo, ¡los líderes y obreros no están para nada informados ni son conscientes! ¿Acaso no son escoria? ¿Dónde está su corazón? ¿Qué están haciendo? ¿Es que no parlotean ociosos? ¿Acaso no descuidan las tareas que les corresponden? Cada día que estos falsos líderes están en el trabajo es un día más para que toda clase de personas malvadas perturben la iglesia con imprudencia y se haga daño al pueblo escogido de Dios. Como estos falsos líderes no cumplen bien las responsabilidades, esa pandilla de bestias se pasa el día vagueando, sin hacer ningún deber ni seguir ninguna regla, gorroneando de la casa de Dios, y disfrutando libremente de los diversos beneficios materiales y del bienestar de la casa de Dios; incluso perturban deliberadamente el trabajo de la iglesia, dañan la maquinaria y los equipamientos de la casa de Dios. Así es como se comportan, y pese a ello todavía esperan vivir vidas placenteras y hacer lo que les apetezca en la casa de Dios, sin permitir que nadie los moleste ni los provoque. Este es un asunto muy grave, sin embargo, los líderes y obreros lo pasan por alto, no lo resuelven ni aunque otros informen de ello, ¿es que no son basura que no hace trabajo real? ¿No es esta una grave dejación de la responsabilidad? (Lo es). Algunos dicen: “No me encargué de resolver el problema porque estaba ocupado con otro trabajo. ¡No tuve ocasión!”. ¿Tales palabras se sostienen? ¿En qué estás tan ocupado para no ponerte a resolver un problema tan grave? ¿Tienen algún valor los asuntos de los que te ocupas? ¿Eres capaz de priorizar tu trabajo? ¿No debería tener prioridad la resolución de problemas, por muy ocupado con el trabajo que resulte que estés? Entender con prontitud y lidiar con los distintos tipos de personas que trastornan y perturban el trabajo de la iglesia es responsabilidad de los líderes y obreros. Si dejas de lado los problemas reales y te ocupas de otros asuntos, ¿estás haciendo trabajo real? Si descubres un problema o alguien te informa de él, debes dejar de lado la tarea que tienes entre manos y acudir inmediatamente sobre el terreno para ver cuál es el origen del problema. Si se trata de alguien malvado que perturba y trastorna el trabajo de la iglesia, primero deberías depurar a esa persona malvada. Después de eso, resolver otros problemas será fácil. Si descubres un problema y no lo solucionas, alegando que estás demasiado ocupado, ¿no estás en realidad corriendo como una ardilla en una jaula? ¿En qué estás tan ocupado de todos modos? ¿Es trabajo real? ¿Puedes explicarlo claramente? ¿Se sostienen tus razones y excusas? ¿Por qué consideras que resolver los problemas no es importante? ¿Por qué no resuelves los problemas a tiempo? ¿Por qué buscas excusas y te escabulles de las cosas y dices que estás demasiado ocupado para encargarte de ellas? ¿Acaso no es esto ser irresponsable? Como líder en la iglesia, el hecho de no priorizar la resolución de problemas, mantenerse ocupado en diversos asuntos triviales, no lograr reconocer la existencia de problemas fundamentales, ser incapaz de distinguir la importancia y urgencia en el trabajo y de captar los puntos cruciales… son todas manifestaciones de un calibre excepcionalmente pobre, y tal persona es una atolondrada. Por muchos años que hayas sido líder, no eres capaz de cumplir bien con el trabajo de la iglesia. Deberías admitir tu responsabilidad y renunciar. Si el calibre de un líder es excesivamente pobre, cualquier formación es inútil; será sin duda incapaz de sacar adelante ningún trabajo, es un falso líder al que se debe destituir y reasignar. Cuando hay falsos líderes trabajando, ¿cuáles son las consecuencias? En términos objetivos, todo lo que hacen los falsos líderes conlleva múltiples pérdidas a la iglesia. Por un lado, no se hace bien el trabajo esencial de la iglesia, lo que impide directamente la efectividad de los diversos aspectos del trabajo de esta. Al mismo tiempo, además perjudica a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y causa un impacto en ella. De manera más fundamental, afecta a la difusión del evangelio del reino. Estas consecuencias están todas directamente relacionadas con que los falsos líderes no hagan trabajo real. Dicho con mayor claridad, todo esto lo causa que los falsos líderes no participen en trabajo real. Si otros líderes y obreros pueden dedicarse activamente a algún trabajo real, acelerar el ritmo y acortar plazos en la resolución de problemas, ¿acaso las diversas pérdidas infligidas en la casa de Dios por parte de los falsos líderes se mitigarían en cierto modo? Al menos se podrían reducir. Aunque la casa de Dios no requiera que lidies con los problemas inmediatamente a medida que surgen, como mínimo, una vez que se informa de los problemas, deberías empezar a abordarlos inmediatamente. Indaga sobre la situación de los hermanos y hermanas y discute y comparte con otros líderes y obreros sobre cómo resolver los problemas. Si el problema es serio y no sabes cómo resolverlo, deberías informar con prontitud a los superiores y buscar soluciones. Esto es lo que todos los líderes y obreros deberían lograr. Sin embargo, el problema actual es que estos líderes y obreros, aunque no puedan resolver problemas, no informan a los superiores. Tienen mucho miedo de informar a los superiores por temor a delatar su propia incompetencia, su excesivo escaso calibre y su incapacidad para hacer trabajo real; les preocupa que se los despida. Sin embargo, no toman la iniciativa de trabajar; son idiotas y torpes, y lentos para actuar. Sin una senda para resolver problemas, solo salen del paso, lo cual lleva al desarrollo de demasiados problemas sin resolver, de forma que provee de oportunidades a las personas malvadas. En este momento, al ver que los falsos líderes son unos inútiles, esas personas malvadas y aquellos con ambiciones aprovechan la oportunidad para cometer acciones malvadas desenfrenadamente, hunden a la iglesia en el caos y el desorden, paralizan todos los aspectos del trabajo. Aunque los falsos líderes deberían cargar con la responsabilidad primordial, otros líderes y obreros tampoco han cumplido bien sus responsabilidades. ¿Acaso no es esta una grave dejación de la responsabilidad por parte de los líderes y obreros? De hecho, la mayoría de los problemas que surgen en la iglesia están directamente relacionados con las perturbaciones que causan las personas malvadas y los incrédulos. Si los líderes y obreros no pueden identificar con prontitud la raíz de los problemas, no pueden encontrar a los principales culpables que están causando problemas y siempre buscan razones en otro lugar, entonces no serán capaces de resolver los problemas en lo fundamental, y estos seguirán surgiendo en el futuro. Si se atrapa y se responsabiliza directamente a los alborotadores o a aquellos que crean problemas entre bambalinas, esta manera de lidiar con los problemas es la más efectiva. Como poco, asegura que estos incrédulos y personas malvadas no se atrevan a seguir desbocándose y causando trastornos y perturbaciones. ¿No es esto lo que los líderes y obreros deberían lograr? (Sí). Se puede decir sin lugar a la duda que la razón principal de que los problemas de la iglesia estén aumentando en número y no se resuelvan a tiempo se debe a la irresponsabilidad de los líderes y obreros o a que los falsos líderes carecen de realidad-verdad y no pueden hacer trabajo real. Si los líderes y obreros no pueden resolver los diversos problemas que surgen en la iglesia, sin duda no pueden cumplir con el trabajo inherente a su puesto. Hay diversas situaciones y razones que se deben entender aquí con claridad: si los líderes y obreros son novatos sin experiencia, se les debería ayudar con paciencia, guiarlos para que resuelvan problemas y a que, en el proceso de hacerlo, aprendan algunas cosas y capten los principios-verdad. De esta manera, aprenderán poco a poco a resolver problemas. Si los líderes y obreros no son las personas adecuadas, si rechazan por completo aceptar la verdad y, en su lugar, usan los puntos de vista y los métodos de los no creyentes para resolver problemas, esto no se conforma a los principios-verdad. Tales personas no son aptas para ser líderes y obreros y se las debería despedir y descartar de manera oportuna; luego, se debería realizar una nueva elección para elegir a los líderes y obreros apropiados. Solo este enfoque puede resolver el problema a fondo. Ser líder de iglesia no es tarea fácil y es inevitable que no se puedan resolver algunos problemas. Sin embargo, si uno posee razón, al enfrentarse a problemas que no puede resolver, no debería esconderse ni reprimirlos e ignorarlos. En su lugar, uno debería consultarlo con diversas personas que entiendan la verdad para encontrar una solución de manera colectiva, lo que podría resolver entre el setenta y el ochenta por ciento de los problemas, de modo que al menos se prevenga temporalmente la irrupción de problemas importantes. Esta es una senda viable. Si los problemas no se pueden resolver de veras, entonces uno debería buscar soluciones de lo Alto, lo cual es una opción sabia. Si por temor a perder prestigio o a que lo Alto te pode por tu incompetencia, ocultas los problemas y no informas de ellos, eso es ser del todo pasivo. Si te comportas como un necio insensible e idiota, sin tener idea de qué hacer, eso demorará las cuestiones. Tales situaciones aportan fácilmente oportunidades para las personas malvadas y los anticristos, les permiten aprovechar el caos para actuar. ¿Por qué se dice que aprovechan el caos para actuar? Porque esperan precisamente esta oportunidad. Cuando los líderes y obreros no son capaces de manejar ningún problema y el pueblo escogido se siente ansioso e intranquilo y ya ha perdido la confianza en ellos, las personas malvadas y los anticristos buscan explotar este hueco. Piensan que la iglesia se halla en un estado de falta de liderazgo y gestión. Quieren aprovechar esta ocasión para alardear de sus capacidades a fin de que el pueblo escogido de Dios los admire, los apoye y crea que, en comparación con los líderes y obreros, tienen mejor calibre, son más capaces de resolver problemas y de guiar hacia la salida, así como de darle mejor la vuelta a la tortilla en mitad del caos. ¿Acaso no es esto lo que las personas malvadas y los anticristos más quieren hacer? Llegado este punto, cuando los líderes y obreros se sienten impotentes y las personas malvadas y los anticristos se alzan y resuelven los problemas, incluso los guían hacia la salida, ¿a quién va a creer el pueblo escogido de Dios? Naturalmente, creerá a los malvados y a las fuerzas de los anticristos. ¿Qué demuestra esto? Muestra que los líderes y obreros son unos inútiles que no logran nada, fallan en momentos cruciales. ¿Son tales personas todavía dignas de ser líderes y obreros? Aunque los anticristos carecen de la realidad-verdad y no pueden hacer trabajo real, todos poseen algunos dones en diverso grado y son relativamente más astutos respecto a los asuntos externos, lo que precisamente constituye su ventaja y es como pueden desorientar a las personas. Sin embargo, si se fueran a convertir en líderes y obreros, ¿podrían usar realmente la verdad para resolver los problemas del pueblo escogido de Dios? ¿Podrían de veras guiar al pueblo escogido de Dios a comer y beber las palabras de Dios, a entender la verdad y entrar en la realidad-verdad? En absoluto. Aunque tengan algunos dones y sean elocuentes, carecen de cualquier realidad-verdad. ¿Son aptos para ser líderes y obreros de la iglesia? ¡En absoluto! Esto es algo que el pueblo escogido de Dios debería desentrañar; nunca se los debe desorientar ni que las personas malvadas y los anticristos los embauquen. Los incrédulos, las personas malvadas y los anticristos no persiguen la verdad en absoluto y no tienen siquiera un poco de realidad-verdad. Así que decidme, ¿acaso pueden decir algo con conciencia y razón como esto?: “Aunque ahora la iglesia no tenga a nadie a cargo, debemos actuar por propia iniciativa. Los preceptos de la casa de Dios no se pueden romper, los principios requeridos por la casa de Dios no se pueden cambiar. Deberíamos hacer lo que nos corresponde; todo el mundo debería ocuparse de los deberes que le corresponden, desempeñar sus responsabilidades y no trastornar el orden”. ¿Podrían decir algo como esto? (No). ¡En absoluto! ¿Qué acciones realizarán estos incrédulos y malvados? Sin vigilancia ni supervisión, no hacen siquiera sus deberes, se entregan a la comida, a beber, jugar y divertirse, charlan ociosos, bromean e incluso flirtean. Algunos pasan la noche entera viendo vídeos del mundo no creyente, luego usan la excusa de haberse quedado hasta tarde haciendo sus deberes para holgazanear y dormir de forma excesiva. Estas son las acciones de las personas malvadas, de aquellos que pertenecen a la categoría de diablos. Cuando cometen estas malas acciones, ¿sienten algo de culpa? ¿Acaso va a despertar de repente su conciencia y van a tomar la iniciativa de cumplir con algunas responsabilidades humanas y de hacer algo beneficioso para la casa de Dios, la iglesia y los hermanos y hermanas? En absoluto. Cuando alguien está vigilando, hacen con reticencia algo de trabajo para dar una buena impresión a fin de conseguirse una comida. Esto es lo único que pueden hacer; aparte de esto, tales personas no tienen ni un rasgo que los salve. Por tanto, ¿tiene algún sentido que se queden en la casa de Dios? Ninguno. Son superfluas y se las debe depurar.

¿Cómo se mide si alguien ama la verdad? Permitidme que os dé un ejemplo para entenderlo. Algunas personas se implican en una profesión y, mientras más aprenden, más avanzan en sus estudios y más comprenden, entonces más dispuestas están a participar en ella y menos a abandonar dicha profesión. ¿Qué clase de manifestación es esta? ¿Significa que de veras les gusta esta profesión? (Sí). Da igual las dificultades que soporten, no importa el precio, da igual cuánto esfuerzo dediquen, continúan en la profesión sin remordimientos, decididos. Este es el verdadero afecto, un profundo y sentido cariño. Supongamos que hay alguien que asegura que le gusta cierto trabajo, pero no está dispuesto a soportar dificultades ni a pagar el precio durante el proceso de aprender habilidades profesionales, y cuando surgen muchos problemas en el trabajo, no busca soluciones, por temor a problemas, e incluso siente a menudo que dedicarse a esta profesión es una molestia o una carga. Sin embargo, cambiar de profesión no es fácil y, al considerar los beneficios materiales que esta puede conllevarle, se dedica a ella con reticencia, pero nunca se convertirá en alguien destacado en dicha profesión. Por tanto, ¿de veras le gusta esta profesión? (No). Es obvio que no. Hay otro tipo de persona, la que expresa verbalmente su afecto hacia cierta profesión y participa en ella, pero nunca soporta dificultades ni paga un precio para aprender bien capacidades profesionales. Puede que incluso desarrolle repulsión u odio por la profesión durante el proceso de aprendizaje, que esté cada vez menos dispuesta a aprender. Cuando su repulsión alcanza cierto grado, cambia de carrera y ya no está dispuesta a mencionar ningún proceso, historia ni nada relativo a cuando se dedicaba a tal profesión. ¿De veras les gusta a esas personas la profesión? (No). No les gusta. Pueden renunciar con facilidad a ella y sentirse asqueadas e incluso cambiar de carrera profesional, lo que prueba que en realidad no les gusta. La razón de que puedan abandonar la profesión es que, después de invertir mucho tiempo, energía y coste, la profesión a la que se dedican no les permitió vivir la vida opulenta que deseaban o disfrutar de una buena condición material. Esta profesión les provoca aversión y la maldicen en su corazón, llegan incluso a prohibir a otros mencionarla, ni ellas mismas la mencionan ya e incluso se sienten avergonzadas por haberse dedicado con anterioridad a esta profesión y considerarla su aspiración y el objetivo más alto a perseguir en la vida. Si se tiene en cuenta el grado de aversión que pueden llegar a tenerle a la profesión, ¿acaso era auténtica su exhibición de afecto hacia ella en los inicios? (No). Solo hay un tipo de persona a la que de veras le gusta la profesión; con independencia de si esta les aporta un buen material de vida o beneficios abundantes, y por muchas dificultades que se encuentren o mucho sufrimiento que soporten en esta profesión, pueden perseverar en ella con decisión, hasta el final. Esto es verdadero afecto. Lo mismo se aplica a si una persona ama la verdad. Si de veras amas las cosas positivas, si progresas y pasas de amar las cosas positivas a amar la verdad, entonces no importa con qué situaciones te encuentres, persistirás en buscar y perseguir la verdad sin cambiar tu objetivo de vida. Si puedes renunciar a creer en Dios como si nada y abandonas así la senda de salvación, esto no es realmente amar la verdad. En cuanto a aquellos que no persiguen la verdad pero además no se rinden, solo hay una razón para su perseverancia: piensan que, mientras haya un rayo de esperanza para un buen desenlace y destino, para un buen futuro, merece la pena jugársela y deberían perseverar hasta el final. Creen que esta perseverancia es necesaria; lo que sucede es que aumentan los desastres y no hay ningún sitio donde ir, así que mejor sería aguantar aquí y probar suerte. ¿Tienen esas personas el menor amor a la verdad en su corazón? (No). No lo tienen. Cuando empezaron a creer en Dios, estas personas hablaban de odiar el mundo, de odiar a Satanás, de odiar las cosas negativas, de amar las positivas y de anhelar la luz. Sin embargo, ¿cuál es su comportamiento cuando se adentran en la casa de Dios, en la iglesia? ¿Cuál es su actitud cuando descubren que son mano de obra, cuando se dan cuenta de que sus acciones, sus comportamientos y su naturaleza les resultan desagradables a Dios? ¿Qué clase de comportamientos exhiben? Se puede decir que cuando perciben, sienten o piensan que ya no cuentan con el favor de la casa de Dios, que se los va a descartar, algunos eligen marcharse. Otros, aunque con reticencia se quedan en la iglesia, se rinden a la desesperación y al final se los obliga a marcharse. Tales personas no aman la verdad en absoluto; cuando su deseo de bendiciones queda destrozado, pueden traicionar a Dios y darle la espalda. Estas diversas manifestaciones muestran las actitudes de diferentes personas hacia la verdad.

IV. Los diferentes desenlaces de estas tres clases de personas

Acabamos de compartir las características de tres tipos de personas: la mano de obra, los trabajadores contratados y el pueblo de Dios. A partir de sus características, está claro que sus desenlaces definitivos no los determinan las condiciones ni los entornos objetivos, sino sus propias búsquedas y su esencia-naturaleza. Por supuesto, para ser objetivos, es Dios quien determina el porvenir de las personas, pero Dios realiza estas determinaciones en función de si aman la verdad y son capaces de aceptarla. La mano de obra también profesa amar la verdad y las cosas positivas, pero al llegar el final, cuando concluye la obra de Dios, sus nociones y figuraciones sobre Dios, sus extravagantes exigencias hacia Él y su traición hacia Dios siguen sin cambiar. Esto es porque, durante el periodo de la obra de Dios, en el proceso de seguir a Dios y hacer sus deberes, nunca habrán resuelto su carácter corrupto. La causa original de que no aborden su carácter corrupto es que, en lo fundamental, no aceptan la verdad. Aunque tienen el deseo de someterse a Dios, lo que de veras manifiestan solo es una capacidad para renunciar y una voluntad de pagar un precio, sin jamás buscar los principios-verdad o el camino de someterse a Dios. Al final resulta que, a pesar de realizar un gran esfuerzo, no tienen el menor conocimiento de Él. Todavía son capaces de traicionarlo y de dar voz a sus nociones y figuraciones sobre Él y a las exigencias irracionales que le hacen delante de otras personas y de Satanás. Cuando la obra de Dios concluye, todavía consideran que “tienen buena humanidad, creen de veras en Dios, son capaces de renunciar y de soportar dificultades y seguro podrán salvarse”, y por esto, se sienten en paz. En realidad, siempre han caminado por la senda de la mano de obra, sin perseguir la verdad en absoluto; así, siempre permanecen con la identidad de mano de obra. En cuanto a otra categoría de personas, los trabajadores contratados, no vamos a hablar sobre ellos. Hay otra categoría más, la del pueblo de Dios, que acabamos de mencionar. En el transcurso de seguir a Dios, igual que la mano de obra, se gastan por Él, le dedican su tiempo y energía, e incluso su juventud, y experimentan mucho sufrimiento y pagan bastante precio. Sucede lo mismo con la mano de obra. ¿Qué tiene entonces de diferente? Cuando concluye la obra de Dios, sus numerosas nociones, figuraciones y exigencias extravagantes a Dios ya se habrán abordado. Las manifestaciones, estados y revelaciones de corrupción que suponen una obvia resistencia a Dios dentro de su carácter corrupto se habrán desechado. Aquellos que todavía no se hayan resuelto, se disolverán a medida que lleguen a entender poco a poco la verdad por medio de la experiencia. Aunque su carácter corrupto no se habrá desechado por completo, su carácter-vida habrá experimentado algunos cambios. La mayor parte del tiempo, podrán practicar de acuerdo con los principios-verdad que entienden y las revelaciones de su carácter corrupto habrán disminuido significativamente. Aunque no es el caso de que no las vayan a revelar en ningún entorno, estas personas se habrán topado con un requerimiento fundamental: habrán cumplido el requerimiento de Dios de ser honestas; básicamente serán personas honestas. Asimismo, cuando ellas revelen carácter corrupto o cometan transgresiones, o bien alberguen nociones y rebeliones contra Dios, al margen del entorno en el que lo hagan, tendrán una actitud de arrepentimiento. Y hay otro punto de lo más importante: sean cuales sean las acciones específicas que tome Dios y actúe como actúe Él en la obra de juicio de los últimos días, cualquier cosa que pretenda hacer en el futuro, cualquier manera en la que Él disponga el porvenir de la especie humana, y sea cual sea la manera en la que ellas mismas vivan en el entorno que Dios organiza, todas poseerán un corazón sumiso y una actitud de sumisión, libre de elecciones personales y de planes y designios personales. Debido a estas diversas manifestaciones proactivas y positivas, se habrán convertido ya en la clase de persona que Dios requiere, una que sigue el camino de Dios, que es el de temerlo y evitar el mal. Aunque seguirán lejos del auténtico estándar, el de “teme a Dios y evita el mal, y sé un hombre perfecto”, como afirma Dios, cuando Sus pruebas recaigan sobre ellos, podrán buscar y someterse, lo cual es suficiente. No tendrán quejas; solo esperarán y se someterán. Aunque vuestras situaciones actuales puede que todavía queden lejos de tal resultado, y a algunos pueda parecerles muy distante e inalcanzable, si podéis aceptar la verdad y tratar las palabras de Dios como vuestro principio y fundamento para la existencia, entonces se ha de creer que un día tú, o todos vosotros, ya no estaréis lejos de convertiros en el auténtico pueblo de Dios, al que Él ama; creed que ese día está cerca. Ya se esté profetizando o esté a la vista, el resultado final no es en ningún caso una fantasía, sino un hecho que está a punto de hacerse realidad y de cumplirse. En quién se va a cumplir exactamente este hecho, en qué personas, depende de cómo persigáis la verdad en realidad. En otras palabras, si de veras amas la verdad en la medida en que puedes perseguirla y practicarla, o solo tienes un poco de amor por la verdad, pero no puedes aceptarla por completo ni practicarla, el resultado final te proporcionará la respuesta. Muy bien, concluyamos aquí nuestra charla sobre este tema.

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