Las responsabilidades de los líderes y obreros (27) Parte 2
En la iglesia también hay algunas personas que son judas y siempre intentan indagar sobre cuánto dinero tiene la casa de Dios y quién hace las mayores ofrendas en la iglesia. Otros les dicen: “No se te puede hablar sobre este asunto. No te beneficia en nada saberlo y, además, no es un tema sobre el que deberías preguntar”. Al oír esto, se vuelven hostiles y dicen: “Os estáis guardando todos contra mí, me menospreciáis, no me tratáis como a uno de los hermanos y hermanas, sino como a un forastero. Sé en casa de quién se guarda el dinero. ¡Os voy a denunciar y dejaré que la policía lo confisque, y así averiguaré cuánto dinero hay!”. Cada vez que sucede algo, quieren vender o denunciar a otros, pero no denuncian nada solo en lo que respecta a las perturbaciones que causan en la iglesia los falsos líderes, los anticristos y las personas malvadas. O, aunque vean a falsos líderes y anticristos robando o apropiándose de ofrendas, nunca dejan en evidencia ni denuncian estas acciones ni informan a la casa de Dios. No les preocupan tales cuestiones. Sin embargo, si cualquier hermano o hermana los provoca, ofende o desprecia, acudirán a denunciarlos. O, si algún arreglo del trabajo de la casa de Dios no es conforme a sus nociones, haciendo que se sientan avergonzados o poniéndolos en una situación difícil, empiezan a pensar: “¡Te voy a denunciar! ¡Me aseguraré de que pierdas tu puesto como líder de la iglesia, de que fracase la obra de la iglesia, de que la iglesia se derrumbe!”. ¿Veis? Quieren denunciar al líder de la iglesia incluso por este motivo. En algunas iglesias se selecciona a varias personas que son aptas para hacer deberes en el extranjero; sus circunstancias familiares y personales lo permiten, cumplen los requisitos de la casa de Dios y los hermanos y hermanas están todos de acuerdo. Cuando aquellos que son como Judas lo ven, piensan: “A mí nunca me pasan estas cosas buenas. ¡Debería denunciaros! Le diré a la policía que ciertas personas en nuestra iglesia van a irse al extranjero para hacer su deber. Me aseguraré de que no podáis abandonar el país. ¡Haré que el gran dragón rojo os arreste o que el gobierno os ponga bajo vigilancia, de modo que no podáis siquiera regresar a vuestra casa!”. Mientras que los hermanos y hermanas no puedan irse al extranjero, ellas se sienten satisfechas. ¿Qué os parece? ¿Acaso la naturaleza de las acciones de tales personas no es más grave que la de aquellos que en ocasiones trastornan y perturban? (Sí). Esta clase de personas es un gran problema. Carecen de un corazón temeroso de Dios y no le tienen ningún miedo a Dios. Sea cual sea la situación o la razón, mientras las cosas no vayan a su manera, quieren denunciar a la iglesia y vender a los hermanos y hermanas, ¡son diablos! Cuando la iglesia descubre a tales personas, hay que echarlas o expulsarlas lo más pronto posible para prevenir problemas futuros. Si el entorno actual no permite esto o las condiciones no son todavía propicias, entonces hay que vigilarlas, supervisarlas y guardarse contra ellas de manera muy estricta. Cuando lo permiten las condiciones, no hay que tolerar en absoluto a individuos peligrosos como estos; echadlos o expulsadlos lo más pronto y rápido posible. No esperéis a que vendan a la iglesia y provoquen consecuencias antes de actuar. Una vez que lo hagan y esto lleve a consecuencias reales, las pérdidas serán importantes. Quién sabe cuántos hermanos y hermanas se quedarán sin casa a la que regresar, o incluso serán arrestados y encarcelados. Puede que muchos hermanos y hermanas no sean ya capaces de hacer su deber ni de vivir la vida de iglesia. Las consecuencias serán inimaginables. Por tanto, si como líderes y obreros descubrís a personas que son judas en la iglesia, debéis echarlas o expulsarlas a tiempo. Si, como uno de los hermanos y hermanas, descubres a tales personas, debes denunciarlas a los líderes y obreros de la iglesia lo antes posible. Este asunto concierne a la seguridad de los hermanos y hermanas de la iglesia, además de a la tuya propia. No pienses: “En realidad no han cometido ninguna traición todavía, así que no es para tanto; solo hablan fruto de un momento de ira”. Todo el mundo se enfada. Algunas personas, cuando se enfadan, como mucho tal vez dicen unas cuantas duras palabras, tienen un pequeño berrinche o se pasan negativos un par de días, pero, mientras tengan un corazón temeroso de Dios, lo teman en su fuero interno y tengan algo de conciencia y razón, además de los límites básicos para la conducta propia, nunca harían cosas que perjudiquen a otros, pase lo que pase. Sin embargo, es diferente con aquellos que son judas natos. Pueden denunciar a la iglesia y a los hermanos y hermanas a la mínima, siempre quieren usar las fuerzas de Satanás para amenazar a los hermanos y hermanas y a la iglesia a fin de lograr sus objetivos. Estas personas se alían con los demonios; no tienen límites básicos en lo que respecta a la conducta propia. Por consiguiente, tanto los líderes de la iglesia como los hermanos y hermanas deben estar especialmente vigilantes en lo que respecta a aquellos que pueden denunciar a la iglesia a la mínima. Si alguien descubre a tales personas que son irrazonables, deliberadamente problemáticas e impermeables a la razón, debería denunciarlas de inmediato a los líderes y obreros, y luego observarlas y supervisarlas. Si los líderes de la iglesia descubren a tales personas, deberían pensar en un plan para lidiar con ellas y resolver la situación lo antes posible. Deben proteger a los hermanos y hermanas, y proteger la vida de iglesia y la obra de la misma para que no se vean dañadas y perturbadas por tales individuos. No asumas que, cuando tales personas dicen que van a denunciar a la iglesia o a los hermanos y hermanas, solo se trata de algo que se dice en un momento de ira, de modo que bajas la guardia. En realidad, el hecho de que digan tales cosas con frecuencia demuestra que esta idea ya está en su mente. Si piensan de esta manera, son capaces de actuar en consecuencia. A veces, después de decir “te voy a denunciar”, puede que no sigan adelante, pero quién sabe cuándo podrían ir a hacerlo en realidad. Una vez que lo hagan, las consecuencias serán inimaginables. Por tanto, si siempre consideras sus palabras “te voy a denunciar” como algo que se dice en un momento de ira, estás siendo ignorante y necio. Has fracasado a la hora de desentrañar la sustancia de su humanidad por medio de estas palabras y eso es un error. Son capaces de decir “te voy a denunciar” para amenazar a otros a la mínima; esto no es en absoluto un simple comentario fruto del enfado, demuestra que tienen la naturaleza de judas y que carecen de límites básicos en lo que respecta a la conducta propia. ¿Qué clase de miserable es alguien que no tiene límites básicos en términos de su conducta propia? La clase de los que no tienen conciencia ni racionalidad. Sin conciencia, son capaces de cometer cualquier acción malvada y, sin racionalidad, son capaces de actuar más allá de los límites de la misma, hacen toda clase de cosas estúpidas. Después de denunciar a la iglesia y ver a los hermanos y hermanas arrestados y la obra de la iglesia dañada, cabe la posibilidad de que derramen lágrimas y expresen remordimientos. Sin embargo, estas personas irrazonables y deliberadamente problemáticas actúan sin racionalidad; al enfrentarse a una situación similar en el futuro, denunciarán igualmente a la iglesia. ¿Acaso no indica esto un problema con su naturaleza? Esta es precisamente su esencia-naturaleza. Algunos líderes de la iglesia siguen creyendo que lo que dicen es algo solo fruto de un momento de ira y que su naturaleza no es mala. Piensan que esta no es una revelación natural de su humanidad y no representa a esta. ¿Es incorrecto este punto de vista? (Sí). Aunque no suelan exhibir un comportamiento que muestre una calidad humana vil, el hecho de que digan a menudo que van a denunciar a los hermanos y hermanas, y que la menor cosa que los desagrade pueda llevarlos a pensar en denunciarlos, basta para probar que su calidad humana es rastrera y vil, y que no son dignos de confianza. Tales personas no tienen conciencia ni razón. Se comportan como les viene en gana, hacen lo que les place en función de sus propios intereses y preferencias, sin ningún límite de conciencia. La manera de lidiar con tales personas debería ser echarlas, no hace falta mostrarles clemencia, porque no son niños, son adultos que han de conocer las consecuencias de denunciar a los hermanos y hermanas y a la iglesia. Son del todo conscientes de que este es el movimiento más implacable, el más efectivo. Lo ven como su mejor baza, la manera definitiva de vengarse de los hermanos y hermanas y de la iglesia. Decidme, ¿acaso esas personas no son diablos? (Sí). ¿Por qué mostrar entonces clemencia hacia unos diablos? ¿Tienes que esperar a ver cómo señalan abiertamente a los hermanos y hermanas y a las familias de acogida ante el gran dragón rojo para reconocer que son judas? Para cuando veas estos hechos y los califiques, ya será demasiado tarde. De hecho, su esencia-naturaleza ya se deja en evidencia en el momento que empiezan a gritar que van a denunciar a la iglesia cuando se encuentran con algún problema. No esperes a que pasen a la acción para discernirlos y echarlos, sería demasiado tarde. Si nadie —ya sea un líder de la iglesia o un hermano o hermana— los ha oído hablar sobre denunciar a los hermanos y hermanas y nadie los conoce bien, y denuncian cuando alguien los provoca o los ofende, de modo que a los hermanos y hermanas no les queda otra opción que ocultarse y evitar el peligro y algunos de los que están haciendo su deber deben mudarse enseguida, entonces, en esa situación, no puedes culpar a los hermanos y hermanas por ser necios e incapaces de calarlos. Sin embargo, si dicen a menudo que van a denunciar a los hermanos y hermanas y la gente sigue sin tomárselo en serio, eso sería de veras estúpido. Después de oír tanto sobre la verdad, siguen sin poder discernir a las personas; ¿acaso no son unos atolondrados? (Sí). En cuanto a aquellos que pueden convertirse en un judas en cualquier momento, no pienses que su traición se debe a entender poco la verdad, o a haber creído en Dios poco tiempo, o a alguna otra razón. Ninguna de estas es la causa. En su raíz, se debe a que su calidad humana es vil; en el fondo, su esencia es la de las personas malvadas. Discernirlos y calificarlos de esta manera y luego echarlos o expulsarlos como personas malvadas es del todo correcto. Hacer esto protege a los hermanos y hermanas y, al mismo tiempo, evita además que se perjudique la obra de la iglesia. Esta es la responsabilidad de los líderes y obreros de la iglesia. Por tanto, los líderes y obreros deben guardarse enseguida de tales personas y supervisarlas, y luego deberían compartir con los hermanos y hermanas de modo que todos puedan discernirlas. Deben esforzarse por depurar a tales personas antes de que tengan éxito en sus argucias, a fin de impedir cualquier problema para los hermanos y hermanas o la iglesia. Este es el discernimiento y los principios de manejar las cuestiones que los líderes y obreros deberían tener cuando se enfrenten a tales personas, y es la manera en la que deberían practicar en tales situaciones. ¿Está claro? (Sí). Por supuesto, es mejor lidiar con tales personas de manera sensata, garantizando que echarlas no va a traer problemas futuros a la iglesia. Si lidiar con una amenaza oculta lleva a que luego se produzcan más si cabe, entonces el líder de la iglesia que hace esto es sumamente incompetente y se halla muy lejos de estar a la altura del estándar; no sabe cómo desempeñar el trabajo y carece de sensatez. Por otra parte, si un líder de la iglesia puede lidiar con una amenaza oculta de tal manera que evite consecuencias adversas, beneficie a la obra de la iglesia y además ayude a los hermanos y hermanas a crecer en su discernimiento, entonces eso es conocer de veras cómo se hace el trabajo. Solo esta clase de líder y obrero cumple con el estándar.
Si un líder u obrero se encuentra con personas capaces de vender a la iglesia, pero no puede discernirlas ni sentir qué clase de humanidad tienen ni qué tipo de problemas podrían causarles a esta y a los hermanos y hermanas, si no tiene claras todas estas cosas en su corazón ni sabe cómo debería tratar ni lidiar con tales personas, cómo hacer este trabajo y ni siquiera que este es el trabajo que deben hacer los líderes y obreros —o, aunque lo sepa no está dispuesto a ofender a tales personas y simplemente hace la vista gorda respecto al asunto, sin echarlas o expulsarlas—, ¿qué clase de líder u obrero es ese? (Uno falso). No cumple con el estándar como líder u obrero. Por una parte, trata neciamente de ayudar a todo el mundo, muestra amor y paciencia con todos y los trata como hermanos y hermanas. Se trata de alguien atolondrado, de un falso líder o un falso obrero. Asimismo, cuando descubre a personas que son judas en la iglesia, no hace nada para lidiar enseguida con este problema ni resolverlo. En su lugar, hace la vista gorda, finge no darse cuenta de nada. En su fuero interno, piensa: “Mientras no se vea amenazado mi propio estatus, no pasa nada. No me importan la obra de la iglesia, la seguridad de los hermanos y hermanas ni los intereses de la casa de dios. Mientras ocupe esta posición y llegue a experimentar gozo todos los días, no me hace falta más”. No hace ningún trabajo real y, cuando detecta problemas, no los resuelve; solo disfruta de los beneficios de su estatus. ¿Es este un falso líder? (Sí). Por ejemplo, digamos que una persona de este tipo, que es capaz de traicionar en cualquier momento, ha estado actuando de manera tiránica en la iglesia durante mucho tiempo, amenazando constantemente con denunciar a la iglesia y a los hermanos y hermanas. Algunos falsos líderes se dan cuenta, pero no hacen nada. Incluso cuando alguien informa sobre este individuo y los líderes superiores lidian con él echándolo, los falsos líderes siguen sin tomárselo en serio y no le dan importancia. Piensan: “Deja que denuncie a quien quiera. Mientras no me denuncie a mí ni afecte a mi papel como líder de la iglesia, no pasa nada”. ¿Es esta clase de líder u obrero un falso líder u obrero? (Sí). Ocupa su puesto solo para disfrutar de sus beneficios sin hacer ningún trabajo real, nota que alguien es capaz de vender a los hermanos y hermanas en cualquier momento, pero no consigue echarlo o expulsarlo; es un falso líder y hay que destituirlo enseguida de su cargo. Algunos falsos líderes, después de que los destituyan, siguen mostrándose desafiantes. Dicen: “¿Qué derecho tienes a despedirme? ¿Ha sido solo por no haber echado a esa persona? ¿Acaso no se ha resuelto ya con haberlo echado vosotros? Además, solo dijo que iba a denunciar a los hermanos y hermanas, no lo hizo de verdad. Tampoco causó ningún problema a la iglesia. ¿Por qué habría que encargarse de él?”. Incluso se sienten bastante agraviados. No hacen ningún trabajo real, solo disfrutan de los beneficios de su estatus y cuando un judas tan obvio aparece en la iglesia no lidian con él ni lo echan. Algunos hermanos y hermanas viven en un miedo constante, dicen: “Hay un judas entre nosotros, siempre amenaza con denunciar a los hermanos y hermanas; ¡eso es muy peligroso! ¿Cuándo echarán a esta persona?”. Le hablan al líder de la iglesia varias veces sobre este problema, pero el líder no lo aborda, y en su lugar dice: “No es nada. Es solo una disputa personal, no tiene que ver con la obra de la iglesia ni con la seguridad de los hermanos y hermanas”. No lidia con la cuestión. ¿Cuál es el único trabajo que hace? Un tipo es el trabajo que le han asignado los líderes superiores, que no le queda otra opción que hacer. Otro tipo de trabajo es uno que, de no hacerse, afectaría o haría peligrar su estatus, en cuyo caso, reticente, desempeña algunas tareas que le hacen quedar bien. Sin embargo, si su estatus no se ve afectado, evita trabajar siempre que puede. ¿Es este un falso líder? (Sí). Cuando de veras se enfrenta a cierto entorno o a que lo arresten, es el primero en correr a buscar refugio, solo le importa su propia seguridad, no se preocupa en absoluto si los hermanos y hermanas están seguros, y tampoco protege la obra de la iglesia ni los intereses de la casa de Dios. Haga lo que haga, todo es para conservar su propio estatus. Mientras lo Alto no lo destituya y en la siguiente elección los hermanos y hermanas lo sigan votando y logre seguir siendo líder, será reacio a hacer algo de trabajo. Si algo que hace pudiera afectar a cómo lo contemple lo Alto, lo cual sería una causa potencial de que lo Alto lo destituya, o si sus acciones y manifestaciones pudieran causar que los hermanos y hermanas tuvieran una mala impresión de él y no lo volvieran a elegir, para salvar su imagen tratará al menos de desempeñar algo del trabajo que tiene justo delante. De esta manera, puede responder a aquellos que están por encima y por debajo de él; Dios es el único ante el que no puede responder. Todo lo que hace es solo por las apariencias. Mientras que los líderes superiores no lo destituyan y los hermanos y hermanas continúen apoyándolo, se siente satisfecho. Durante su periodo como líder de la iglesia no comete ninguna maldad importante y, en apariencia, siempre parece estar ocupado con el trabajo, si bien no hace ningún trabajo real. En especial, cuando ve a personas malvadas perturbar a la iglesia, no hace nada. Teme ofender a esas personas malvadas, así que intenta apaciguarlas y negociar con ellas siempre que sea posible, buscando solo mantener la armonía. No está dispuesto a ofender a nadie; no hace nada aunque esta persona perturbe la obra de la iglesia o amenace la seguridad de los hermanos y hermanas. Es un falso líder en el sentido más auténtico del término.
En cuanto a los falsos líderes que no hacen trabajo real, si los hermanos y hermanas se lo recuerdan repetidas veces, les piden que resuelvan problemas, y ellos siguen sin hacer trabajo real, sin resolver problemas reales ni corregir errores, entonces deberíais denunciar esto a los superiores. Si los líderes y obreros de nivel superior no abordan el problema, deberíais pensar cualquier manera posible de sacar a estos falsos líderes. En realidad, llevo muchos años diciendo estas palabras, pero la mayoría de los que están por debajo son esclavos que preferirían sufrir alguna pérdida personal y soportar algo de daño antes que ofender a los demás. Sean cuales sean las circunstancias, siempre son equidistantes y complacientes, sin ofender nunca a nadie. ¿Cuál es el coste de no ofender a las personas? Es sacrificar el trabajo y los intereses de la casa de Dios, causar que estos intereses se vean perjudicados y perturbar a los hermanos y hermanas. Si no se lidia con las personas malvadas, muchos de los que están haciendo su deber van a verse afectados. ¿No equivale esto a que el trabajo de la casa de Dios se vea afectado? (Sí). Cuando eso ocurre, nadie se siente ansioso ni preocupado, motivo por el que digo que la mayoría de las personas sacrifican el trabajo y los intereses de la casa de Dios para mantener la armonía y la cordialidad con los demás. Evitan ofender a los líderes y a los hermanos y hermanas; no ofenden a nadie. Todo el mundo es complaciente. Su mentalidad es: “Eres bueno, soy bueno, todo el mundo es bueno; después de todo, nos vemos todo el tiempo”. ¿Y qué resultado se da? Esto permite a las personas malvadas explotar la situación; no paran de actuar con tiranía, hacen lo que les da la gana. Por tanto, si los líderes de la iglesia no son fiables ni depuran a las personas malvadas, los hermanos y hermanas deben pensar en la mejor manera posible de protegerse; deben evitar a las personas malvadas y apartarse y aislarse de ellas cuando las vean. Hay quien dice: “Si las aislamos y se enfadan, ¿acaso no nos volverán a denunciar?”. Si de veras te denunciaran, ¿tendrías miedo? (No. Esto revelaría que son personas malvadas). Si te vuelven a denunciar, es una prueba más de que son judas y diablos natos. No debes tener miedo de ellos. Si los líderes y obreros están ciegos y son incapaces de desentrañar las cosas, si son atolondrados e inútiles o indecisos, sin ofender nunca a nadie, si se limitan a disfrutar de los beneficios de su estatus sin hacer trabajo real, entonces los hermanos y hermanas ya no deberían depositar ninguna esperanza en ellos. Se deben unir para lidiar con las personas malvadas y deshacerse de los judas de acuerdo con los principios. Podrían necesitar cambiar el lugar de reunión o usar un método sensato para depurarlos y evitar que estas personas los perturben. Lo más importante es asegurar el funcionamiento normal de la vida de iglesia y el progreso normal de toda la obra de la misma. Si un líder de la iglesia hace trabajo real, si tiene calibre suficiente y su humanidad también es bastante buena, entonces, en cuanto lleve a cabo su trabajo de acuerdo con los arreglos del trabajo, todo el mundo debería obedecerle. Si no hace trabajo real, entonces no se debería tener relación con él ni tampoco confiar en él. En ese momento, los problemas se deberían resolver de acuerdo con las palabras de Dios y los principios-verdad. Si hay que destituir al líder, que así sea; si es necesaria una reelección, pues celebradla. Si este falso líder no protege los intereses de la casa de Dios, no asegura el entorno en el que los hermanos y hermanas hacen su deber ni le importa la seguridad de los hermanos y hermanas, entonces no cumple con el estándar; es incompetente, un mero montón de basura que no realiza ninguna función real; los hermanos y hermanas no deberían escucharlo ni dejar que los limite. Cualquier líder y obrero que no pueda depurar a los judas siempre que sea necesario es un falso líder y obrero; habría que lidiar con tales falsos líderes y obreros de la manera antes descrita. Si no se lidia con ellos enseguida, los judas venderán a todos los hermanos y hermanas y la iglesia dejará de existir. Esto concluye nuestra charla sobre la octava manifestación: “Ser capaz de traicionar en cualquier momento”.
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