Las responsabilidades de los líderes y obreros (3) Parte 2
Estándares para seleccionar a los supervisores de diferentes trabajos
¿Tienen la mayoría de las personas más o menos claros los estándares para seleccionar a los supervisores de diferentes trabajos y al personal responsable de diversas tareas importantes? Por ejemplo, ante todo, ¿qué debería poseer el supervisor del trabajo de arte? (Habilidades profesionales en este campo y capacidad para asumir el trabajo). Tener habilidades profesionales es una teoría. Por tanto, ¿a qué se refieren específicamente estas habilidades profesionales? Vamos a explicarlo. Si alguien disfruta del dibujo y está interesado en hacer arte, pero esa no es su profesión y le falta conocimiento en ese campo pues simplemente le gusta, ¿es apropiado seleccionar a tal persona como supervisor de un equipo de arte? (No). Hay quien dice: “Si le gusta hacer arte, puede hacer el trabajo y aprender poco a poco”. ¿Es correcta esta afirmación? (No). Hay una excepción a esto, la de que todos los demás en el equipo de arte tampoco estén familiarizados con la profesión y esta persona sepa un poco más y aprenda más rápido que ellos. En ese caso, ¿sería relativamente apropiado seleccionarla? (Sí). Aparte de este caso, digamos que, entre todos aquellos implicados en crear arte, solo esta persona no conoce la profesión, pero se la elige porque comprende la verdad y le gusta hacer arte; ¿es lo apropiado? (No). ¿Por qué no? Porque no es la primera ni la única opción. ¿Cómo se debería seleccionar entonces a este tipo de supervisor? Se le debería elegir entre aquellos más competentes y experimentados en la profesión; es decir, deben ser expertos, poseer tanto habilidades profesionales como capacidad de trabajo; no elijas a un lego. Este es un aspecto. Además, debe llevar una carga, poseer entendimiento espiritual y ser capaz de entender la verdad. Debe además tener al menos una base en su fe en Dios. Los principios fundamentales son: primero, debe tener capacidad de trabajo; segundo, debe entender la profesión; y tercero, debe tener entendimiento espiritual y ser capaz de entender la verdad. Usad estos tres criterios para seleccionar supervisores para diferentes trabajos.
Las manifestaciones de los falsos líderes respecto a los supervisores de los distintos trabajos
Después de seleccionar a los supervisores para varios aspectos específicos del trabajo, los líderes y obreros no deberían echarse a un lado sin más y no hacer nada; tienen además que formarse y cultivar a estos supervisores durante un periodo de tiempo, a fin de comprobar si los individuos que eligieron pueden de veras asumir el trabajo y llevarlo por el camino correcto. Eso es lo que significa cumplir sus responsabilidades. Supón que, en el momento de la selección, ves que tus candidatos entienden su profesión, poseen capacidad de trabajo, llevan un poco de carga y poseen entendimiento espiritual y la capacidad de entender la verdad, y piensas que todo irá bien porque están cualificados a este respecto, y dices: “Podéis empezar a trabajar; os he dicho todos los principios. A partir de ahora, haced solo lo que la casa de Dios os ordene que hagáis por vuestra cuenta”. ¿Es esta una manera aceptable de llevar a cabo el trabajo? Una vez que has organizado a los supervisores, ¿significa esto que puedas dejarlo así sin más? (No). Entonces, ¿qué se debería hacer? Supongamos que el líder se reúne con los supervisores dos veces por semana, comparte la verdad con ellos y eso es todo, cree que, dado que todos esos supervisores son proactivos, confiables y capaces de entender lo que dicen otros, pueden por tanto practicar de acuerdo con la verdad. Este líder piensa que no hace falta que indague ni haga un seguimiento de cómo en concreto hacen su trabajo estos supervisores, si cooperan en armonía con otros, si han captado las habilidades profesionales durante este periodo o cuánto han completado del trabajo que les ha asignado la casa de Dios. ¿Es esta la manera en la que un líder y obrero deberían lidiar con el trabajo? (No). Así es como los falsos líderes hacen su trabajo. Tratan de que se haga todo de una vez por todas, organizan a los supervisores y forman equipo con unos pocos miembros y luego dicen: “Empezad el trabajo. Si necesitáis de cualquier equipamiento, hacédmelo saber, y la casa de Dios lo adquirirá para vosotros. Si os encontráis alguna dificultad en vuestra vida diaria o cualquier problema, sentíos libres de mencionarlo, y la casa de Dios os los resolverá siempre. Si no tenéis ninguna dificultad, entonces centraos en vuestro trabajo. No causéis trastornos ni perturbaciones y no soltéis ninguna idea altisonante”. Los falsos líderes organizan que estas personas trabajen juntas, y creen que basta con disponer de comida, bebida y cobijo, que no hace falta prestarles ninguna atención. Cuando lo Alto pregunta: “¿Cuánto hace que se eligió a los supervisores de este trabajo? ¿Cómo progresa el trabajo?”, responden: “Han pasado seis meses. Hemos celebrado unas diez reuniones con ellos y parece que tienen buen ánimo y el trabajo se está haciendo bien”. Cuando lo Alto pregunta: “Entonces, ¿cómo es la capacidad de trabajo de los supervisores?”, ellos dicen: “Está bien, eran los mejores cuando los seleccionamos”. Lo Alto les pregunta: “¿Cómo les va ahora? ¿Pueden hacer trabajo real?”, responden: “Celebré una reunión para ellos”. Lo Alto contesta: “No te he preguntado si celebraste una reunión, te he preguntado cómo va su trabajo”. Afirman: “Probablemente va bien; nadie ha informado de nada malo sobre ellos”. Lo Alto responde: “Que nadie informe de nada malo sobre ellos no es un estándar. Has de fijarte en cómo es su capacidad de trabajo y cuáles son sus habilidades profesionales, y ver si poseen entendimiento espiritual y hacen trabajo real”. Responden: “En el momento de la selección, parecían ser bastante adecuados. Hace tiempo que no les pregunto por estos detalles. Si quieres averiguarlo, puedo volver a preguntar”. Así es como trabajan los falsos líderes. No paran de celebrar reuniones y de compartir sin cesar con aquellos que tienen por debajo, pero en lo que respecta a lo Alto, tergiversan y ofrecen respuestas superficiales. Su mejor respuesta superficial es decir: “Celebré una reunión con ellos. En esta última ocasión les pregunté por el trabajo en bastante detalle”. Así es como responden a lo Alto. ¿Están haciendo estos falsos líderes trabajo real? ¿Han identificado problemas reales? ¿Los han resuelto? Después de organizar a los supervisores, los falsos líderes ignoran por completo si estos han cumplido sus responsabilidades o han sido leales, cómo se está haciendo el trabajo, si los resultados son buenos o malos, cómo están informando los hermanos y hermanas sobre ellos, o si hay individuos más apropiados para el trabajo. ¿Por qué ignoran estas cosas? Porque no hacen trabajo real; solo se mantienen ocupados en cosas inútiles. Creen que es innecesario supervisar e inspeccionar constantemente el trabajo de esta manera, que eso significaría que carecen de confianza en esos supervisores. Piensan que celebrar reuniones es cumplir con las responsabilidades y demostrar lealtad. Esta es la principal manifestación de que los falsos líderes no hacen trabajo real.
I. Cómo tratan los falsos líderes a los supervisores que no hacen trabajo real
Los falsos líderes cierran los ojos ante las diversas circunstancias de los supervisores de toda clase de trabajo en la iglesia; no captan estas circunstancias ni indagan en ellas, no se ocupan de ellas ni las resuelven. ¿Qué circunstancias específicas de los supervisores hay? La primera es cuando los supervisores no llevan una carga y comen, beben y buscan entretenimiento, sin ocuparse del trabajo que les corresponde ni hacer trabajo real. ¿No es este un problema grave? (Sí). Hay quienes tienen capacidad de trabajo, son competentes en una profesión y son los mejores; son elocuentes e inteligentes y, si se les pide que repitan instrucciones, pueden hacerlo sin omitir ni una palabra, pues son lo bastante avispados. Reciben evaluaciones bastante buenas de todo el mundo y llevan mucho tiempo siendo creyentes. En consecuencia, se los elige para ser supervisores. Sin embargo, nadie sabe si esta gente es pragmática, si es capaz de pagar un precio o de hacer trabajo real. Como se la ha elegido, al principio se la asciende para cultivarla y se la usa a modo de prueba. Sin embargo, después de trabajar durante un tiempo, se descubre que, a pesar de sus habilidades profesionales y experiencia, estos individuos son comilones y vagos, y no están dispuestos a pagar el precio. Dejan de trabajar en cuanto se cansan un poco y no quieren prestar atención a nadie con problemas o dificultades que necesite de su orientación. Por las mañanas, en cuanto abren los ojos, piensan: “¿Qué voy a comer hoy? Hace días que no preparan estofado de cerdo en la cocina”. Les suelen decir a los demás: “Los aperitivos de mi ciudad natal son realmente deliciosos; solíamos ir a comerlos durante todos los festivales. Cuando estaba en el colegio, los fines de semana solía dormir sin horarios, y luego salía a comer sin preocuparme de lavarme la cara ni peinarme. A la tarde, jugaba a videojuegos en casa con el pijama puesto, a veces hasta las 5 de la mañana del día siguiente. Ahora la obra de la casa de Dios me ha forzado hasta este punto y, como supervisor, he de hacer ciertas cosas. Mira lo fácil que lo tenéis todos; no tenéis que pagar este precio. Como supervisor, he de ser capaz de soportar adversidades”. Eso dicen, pero ¿se rebelan contra la carne? ¿Pagan el precio? Están llenos de quejas y no están dispuestos a hacer ningún trabajo real. Solo se mueven cuando se los empuja y, sin supervisión, se comportan de una manera superficial. En el cumplimiento de su deber, están relajados y no tienen disciplina, con frecuencia son astutos y holgazanean, y no son nada responsables. En lo que respecta a los problemas profesionales que perciben, no se los corrigen a otras personas y son felices cuando todo el mundo obra de manera superficial, igual que ellos. No quieren que nadie se tome en serio el trabajo. Algunos supervisores finalizan las pocas tareas que tienen entre manos de manera casual y superficial, luego empiezan a ver series de televisión sin parar. ¿Por qué motivo hacen esto? “He terminado mis tareas; no estoy gorroneando en la casa de Dios. Solo me estoy relajando para refrescar la mente. De lo contrario, estaré demasiado cansado y se resentirá la eficiencia de mi trabajo. Deja que me relaje un rato para que mejore la eficiencia en mi trabajo”. Ven series sin parar hasta las 2 o las 3 de la mañana. Cuando a las 8 de la mañana del día siguiente todo el mundo ya ha desayunado y ha empezado a hacer sus deberes, estos supervisores siguen dormidos y no salen de la cama aunque el sol esté ya en lo alto del cielo. Luego se levantan, reticentes, arrastran su carne perezosa, se estiran y bostezan, y cuando ven que todo el mundo ha empezado a trabajar, temen que otros noten su holgazanería, así que empiezan a buscar excusas: “Anoche me quedé hasta muy tarde, tenía muchísimo que hacer, la carga de trabajo era demasiado grande. Estoy un poco cansado. Anoche incluso soñé que había un problema con una parte del trabajo. Esta mañana, cuando me desperté tenía las manos en posición de teclear en el ordenador. Tengo la cabeza muy difusa y me tengo que echar una siesta esta tarde”. Se levantan a esas horas y encima necesitan echarse una siesta por la tarde, ¿acaso no se han convertido en cerdos? Estaba claro que holgazaneaban, sin embargo, ponían excusas para justificarse y defenderse, aseguraban que estaban cansados porque hacían su deber hasta tarde. Era evidente que estaban viendo series en bucle, entregados a las comodidades carnales y viviendo en un estado indulgente, si bien al final incluso encontraron una excusa que sonaba bien para engañar a los demás. ¿Acaso esto no es desatender el trabajo que le corresponde? (Sí). Puede que la gente como esta tenga capacidad de trabajo y habilidades profesionales, pero ¿son supervisores que cumplen con el estándar? Es evidente que no. No son aptos para ser supervisores porque son demasiado vagos, se entregan a las comodidades carnales, desean con avidez la comida, dormir y el entretenimiento, y no pueden asumir ni cumplir las responsabilidades de un supervisor.
Algunas mujeres suelen buscar ropa, zapatos, cosméticos y comida en línea, y cuando terminan, empiezan a ver series en bucle. La gente dice: “¿Por qué ves series sin parar si no has terminado de trabajar? Además, hay otros que siguen teniendo muchos problemas. Como supervisora, deberías aportarles guía. ¿Por qué no estás cumpliendo tus responsabilidades?”. Esta mujer dice: “Ver series sin parar también es parte de mi trabajo. Los vídeos y películas de la casa de Dios necesitan desarrollo, ¡y tengo que encontrar inspiración en esas series!”. ¿No resulta engañoso decir eso? Si están relacionados con esta profesión, a veces es aceptable ver series para inspirarse, pero ¿verlas en bucle día y noche es buscar inspiración? ¿No es engañoso? (Sí). Todo el mundo sabe lo que ocurre, así que, al decir tales cosas, estas mujeres venden su dignidad e integridad. Los hay que ya tienen el hábito de jugar a videojuegos y se ha convertido en parte habitual de su vida. Sin embargo, después de ser elegidos supervisores, ¿acaso no deberían cambiar sus malos hábitos y sus vicios? (Sí). Si no pueden rebelarse contra ellos, cuando se los selecciona como supervisores, deberían decir: “No puedo asumir este trabajo. Soy adicto a los videojuegos. Cuando los juego, alcanzo un estado de ensimismamiento, nadie puede interferir conmigo ni hacer que deje este hábito. Si me seleccionáis, sin duda esto va a demorar el trabajo. Así que actuad con rapidez y no permitáis que sea supervisor”. Si esta gente no anuncia esto de antemano y se siente encantada y orgullosa cuando la seleccionan, muestra aprecio por este estatus, pero continúa jugando a videojuegos a su capricho igual que hacía antes de ser supervisor, esto es inapropiado y sin duda demorará el trabajo.
Algunos supervisores tienen ciertos malos hábitos. Cuando los hermanos y hermanas los seleccionan, algunos no entienden su situación, mientras que otros creen que estos individuos pueden gastarse para Dios a tiempo completo, y piensan que los malos hábitos y vicios de los jóvenes podrían cambiar poco a poco con la edad y un continuo entendimiento de la verdad. Mucha gente alberga esta actitud y perspectiva cuando seleccionan a estos individuos como supervisores. Después de ser elegidos, hacen algo de trabajo, pero no tardan mucho en volverse negativos y pensar: “Ser supervisor no es fácil. Me tengo que levantar temprano y quedarme hasta tarde, y he de hacer y observar más que otras personas en todo momento. Además, he de preocuparme más y emplear más tiempo y energía. Este trabajo es arduo; ¡es demasiado agotador!”. En consecuencia, se plantean dejarlo. Si no llevas una carga, no puedes hacer el trabajo de un supervisor. Si llevas una carga en tu corazón, estarás dispuesto a preocuparte por el trabajo, e incluso si estás un poco más cansado que otros, no sentirás que estás sufriendo. Incluso cuando es momento de descansar, seguirás pensando: “¿Cómo fue el trabajo de hoy?”. Si de repente recuerdas un problema que sigue sin resolverse, no podrás dormir. Si llevas una carga en tu corazón, siempre estarás pensando en el trabajo, y no te importará siquiera comer ni descansar bien. Si la gente asume una carga muy pequeña como supervisores, su pequeño entusiasmo solo dura unos cuantos días, y con el tiempo, algunos de ellos ya no pueden soportarlo más. Piensan: “Este trabajo es muy cansador. ¿Qué manera tengo de entretenerme y relajarme un poco? Jugaré a videojuegos”. Se desempeñan bien durante un corto periodo, pero de repente les entran ganas de jugar a videojuegos. Cuando empiezan, ya no pueden parar; la pequeña carga que llevaron una vez se erosionará a medida que juegan, igual que lo hará su impulso entusiasta por gastarse, su determinación y su actitud positiva al hacer su deber. Cuando alguien les pregunta algo, se ponen impacientes. Podan a las personas o bien las sermonean y las critican, o hacen cosas de manera superficial y abandonan su trabajo. ¿Acaso no existe un problema con estos supervisores? (Sí). Durante el día, apenas sacan adelante su trabajo entre un difuso atolondramiento y, de noche, cuando nadie mira, juegan a videojuegos en secreto, sin pegar ojo hasta el día siguiente. Al principio, se sienten tranquilos al respecto, piensan: “No he demorado el trabajo durante el día. He hecho todo el trabajo que se supone que debía hacer. He resuelto todos los problemas sobre los que otros me han preguntado. Aunque no duerma en toda la noche para dejarme tiempo libre para los videojuegos, ¿acaso no cuenta esto como ser leal?”. En consecuencia, una vez que empiezan a jugar a videojuegos, no pueden parar ni escuchan a nadie. Aunque no afecte al descanso de otras personas o al entorno de trabajo, ¿pueden esos supervisores asumir todavía su trabajo? ¿Pueden hacerlo bien? (No). ¿Por qué no? Suelen jugar toda la noche a videojuegos sin dormir y tienen que trabajar durante el día; ¿cuánta energía puede tener una persona? ¿Será alta la eficiencia en su trabajo si se aferran a jugar a videojuegos de esa manera? Desde luego que no. Por tanto, tales supervisores no pueden cumplir bien su deber ni asumir su trabajo en absoluto. Aunque tienen habilidades profesionales y algo de calibre, les encanta jugar y no se ocupan del trabajo que les corresponde. ¿No se debería despedir a estos supervisores? Si no se los despide, se demorará el trabajo. Hay quien dice: “Si se los despide, no seremos capaces de encontrar a nadie que tenga sus habilidades profesionales. Hemos de permitirles hacer este trabajo; todavía pueden asumir la tarea, aunque jueguen a videojuegos”. ¿Es correcta esta afirmación? (No). Una persona no se puede centrar en dos cosas a la vez; los humanos tienen una energía limitada. Si concentras la mayoría de tu energía en jugar, tu devoción al hacer tu deber se verá afectada y tu efectividad al desempeñarlo se verá muy comprometida. Esta es una actitud irresponsable hacia un deber. Aunque una persona ponga todo su corazón y toda su energía en su deber, los resultados no estarán necesariamente cien por cien acorde al estándar. Será incluso peor si vuelcan el corazón y casi toda su energía en jugar; no les restará mucha energía ni les quedarán pensamientos para usarlos en el cumplimiento de su deber, y se verá afectada su efectividad a la hora de desempeñarlo. Decir que se verá afectada es una manera conservadora de expresarlo; en realidad, su eficacia a la hora de hacer su deber se verá dañada gravemente. Si se identifica a tales supervisores, se los debería despedir y reasignar enseguida, porque ya se los da por perdidos. No es solo que su cumplimiento del deber no sea acorde al estándar, es que ya son incapaces de asumir su trabajo y no pueden tener ningún efecto positivo en este. Por tanto, alguien que se ocupe de su trabajo y sea sincero y responsable, a pesar de que sus habilidades profesionales sean ligeramente inferiores, sería mejor opción que ellos.
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