Las responsabilidades de los líderes y obreros (3) Parte 3
Acabo de hablar sobre diversas clases de personas que sienten avidez por comer, dormir y el entretenimiento. Hay otro tipo de persona. Al principio, cuando se elige a los supervisores, a esta clase de persona se la considera adecuada para este papel en todos los sentidos, y los hermanos y hermanas están todos dispuestos a elegirla. Piensan que tiene buena humanidad, que es entusiasta y competente en su profesión, además de ser en todos los aspectos la mejor y la más fuerte en el equipo, lo cual la convierte en una elección evidente para el puesto de supervisor. No obstante, en algún momento después de ser seleccionada, empieza a sentirse somnolienta con frecuencia, incluso durante las reuniones. Cuando otros le hablan, siempre está confusa y da respuestas irrelevantes a sus preguntas. Antes no era así, ¿por qué parece de repente que se ha convertido en alguien distinto? Más adelante, otra persona descubre sin querer que las conversaciones de este supervisor con alguien en particular suenan a que están en una relación romántica, y surge especulación respecto a si de verdad han terminado implicados en ese sentido. A medida que esto se torna más evidente, este supervisor se vuelve poco a poco más atolondrado. Cada vez que se le hacen preguntas o se le habla de algo, sus respuestas no son tan rápidas como antes ni suenan tan claras y comprensibles. Empieza a hacer menos trabajo del que debería un supervisor, y tiene cada vez menos entusiasmo al cumplir su deber. Es como si se hubiera convertido en una persona diferente; está más interesado en su ropa y en su cuidado personal que antes. Aquí hay un problema. Anteriormente, durante los periodos con mucho trabajo, apenas se bañaba, pero ahora se lava la cara dos veces al día y se peina y se mira al espejo cada vez que tiene ocasión, y le pregunta una y otra vez a los demás: “¿Crees que últimamente mi piel se ha vuelto más clara o está más oscura? ¿Por qué parece que se me ha puesto más oscura?”. La gente responde: “Es muy frívolo por tu parte hablar de estas cosas; como supervisor, ¿en qué afecta tener la piel más clara u oscura?”. Habla sin parar sobre estos temas triviales y no está de ánimo para hacer su trabajo. Cada vez que tiene ocasión, debate sobre ropa, mujeres, hombres, amor y la clase de cónyuge que le gustaría elegir, pero nunca discute qué problemas existen en el marco del cumplimiento de su deber ni cómo resolverlos. ¿No se da aquí un problema? ¿Puede todavía hacer trabajo? (No). Su mentalidad ha cambiado y las cuestiones relativas a hacer un deber ya no ocupan sus pensamientos. En su lugar, su mente está todo el día preocupada con pensamientos de cómo involucrarse en relaciones románticas, cómo vestir y cómo atraer al sexo opuesto. Hay una palabra entre los no creyentes: “enamorarse”. ¿Se trata de amor? ¡No, es un pozo hondo! Una vez que entras, no puedes salir de él. ¿Hay personas como esta entre el personal que está haciendo su deber? (Sí). Aunque la casa de Dios no interfiera en que la gente busque compañeros románticos, si en este proceso se perturba la vida de iglesia y el trabajo de esta se ve afectado, es necesario depurar al que lo hace. Esas parejas deberían irse y tener citas por su cuenta y no afectar a otras personas. Si eres alguien que se ha dedicado a gastar toda su vida a esforzarse por Dios y ha decidido no tener relaciones románticas, entonces céntrate en gastarte para Dios. Si te has metido en una relación romántica y ya no tienes ganas de hacer tu trabajo, no deberías cumplir el deber de un supervisor y la casa de Dios elegirá a otra persona para el puesto. La obra de la casa de Dios no se debe demorar ni verse influenciada por tu relación romántica. El trabajo debe continuar. ¿Cómo? Al seleccionar a otro supervisor que no está involucrado románticamente, que tiene fuertes habilidades profesionales y puede asumir el trabajo y en el que es posible delegar. La casa de Dios siempre opera de esta manera, y este principio permanece inmutable. Algunos supervisores dicen: “Mi relación romántica no afecta a mi trabajo; permíteme que continúe a cargo”. ¿Podemos creernos esta afirmación? (No). ¿Por qué no? ¡Porque los hechos están ahí a la vista de todos! Cuando una persona está en una relación romántica, en lo único que piensa es en su pareja, y su corazón se preocupa por estos asuntos, y por tanto se siente a menudo somnolienta durante las reuniones y no puede hacer sus deberes. Así pues, la manera en la que la casa de Dios lidia con tales individuos es la apropiada y concuerda con los principios. La casa de Dios no te impide tener citas ni te arrebata tu libertad para hacerlo. Puede que tengas citas con alguien tanto como te apetezca; es decisión tuya, mientras no te arrepientas ni llores luego por ello. A algunos supervisores los han despedido por una relación romántica. Hay quienes preguntan: “¿Acaso no se le permite a alguien creer en Dios si tiene una relación romántica?”. La casa de Dios nunca ha dicho eso. ¿Acaso la casa de Dios rechaza o expulsa a todos aquellos que tienen relaciones románticas? (No). Si te hallas en una relación romántica, entonces no puedes ser supervisor ni un líder u obrero, y si no pones devoción en hacer tus deberes, deberías dejar de estar en la iglesia con un deber a tiempo completo. ¿Ha dicho alguien que ya no se te permite seguir creyendo en Dios o que se te va a expulsar? ¿Ha emitido alguien un veredicto que diga que no se te puede salvar o que se te va a maldecir? (No). La casa de Dios nunca ha dicho tales cosas. La casa de Dios no interfiere para nada en tu elección personal ni en tu libertad. No te despoja en absoluto de libertad alguna, sino que te la da. Sin embargo, en cuanto a este tipo de supervisor, el principio de la casa de Dios para lidiar con ellos es despedirlos y encontrar a una persona apta para ocupar su lugar. Si son aptos para continuar haciendo un deber, se los puede mantener en otro puesto. Si no, se los apartará. No habrá ningún golpe ni abuso verbal ni humillación. No es un asunto vergonzoso; es muy normal. Por tanto, cuando se aparta a alguien de su puesto o se le envía a iglesias corrientes debido a sus relaciones románticas, ¿es acaso una vergüenza? Solo indica que carece de lealtad al hacer sus deberes, que no le interesa la verdad y no lleva carga en absoluto para su propia entrada en la vida. Esta clase de supervisor no se ocupa del trabajo que le corresponde, solo se centra en relaciones románticas, lo que demora el trabajo de la iglesia y ya ha afectado a su progreso. ¿No es este un problema serio? (Sí). Por tanto, esta clase de supervisor no es apto para permanecer como tal y se lo debería apartar de su puesto. Algunos dicen: “¿No es demasiado apresurado eso de apartarlo?”. Si desde el comienzo de su relación romántica hasta el momento que se lo apartó solo han pasado uno o dos días, eso se podría considerar apresurado. Sin embargo, si han pasado de tres a cinco meses, ¿se seguiría eso considerando apresurado? (No). La acción se ha tomado lo bastante despacio, el trabajo ya se ha demorado mucho; ¿cómo es que no te preocupa? ¿Acaso no es un problema? (Sí).
Los falsos líderes nunca indagan sobre los supervisores que no hacen un trabajo real o que no se ocupan del trabajo que les corresponde. Piensan que basta con elegir a un supervisor y que con eso se acaba el asunto, y que a partir de ese momento, el supervisor puede lidiar con todas las cuestiones del trabajo por su cuenta. Así que los falsos líderes solo celebran reuniones muy de vez en cuando y no supervisan el trabajo ni preguntan cómo va, y actúan como jefes que se mantienen al margen. Si alguien informa de un problema con un supervisor, un falso líder dirá: “Es un problema menor, no pasa nada. Podéis ocuparos vosotros mismos. No me preguntéis a mí”. La persona que informó del problema dice: “Ese supervisor es un comilón perezoso. Solo se centra en la comida y el entretenimiento; es un tremendo holgazán. No quiere sufrir ni la más mínima dificultad en el deber, y siempre holgazanea con engaños y pone excusas para eludir su trabajo y evitar sus responsabilidades. No es apto para ser supervisor”. El falso líder responde: “Era genial cuando lo eligieron supervisor. Lo que dices no es cierto, y si lo es, es solo una manifestación temporal”. El falso líder no intentará averiguar más sobre la situación del supervisor, en cambio juzgará y emitirá un veredicto sobre el asunto según sus impresiones anteriores de ese supervisor. Sea quien sea aquel que denuncie problemas relacionados con el supervisor, el falso líder los ignorará. El supervisor no hace trabajo real y el trabajo de la iglesia casi llega a detenerse, pero al falso líder no le importa, es como si ni siquiera estuviera involucrado. Ya resulta bastante nauseabundo que haga la vista gorda cuando alguien denuncia los problemas del supervisor. Pero ¿qué es lo más detestable de todo? Cuando la gente denuncie ante ellos problemas realmente graves del supervisor, no tratará de resolverlos, e incluso se le ocurrirán todo tipo de excusas: “Conozco a este supervisor, cree de verdad en Dios, nunca tendría problemas. Incluso si tuviera un pequeño problema, Dios lo protegería y lo disciplinaría. Si comete algún error, eso queda entre él y Dios; no tenemos de qué preocuparnos”. Los falsos líderes trabajan según sus propias nociones y figuraciones de esta manera. Fingen entender la verdad y tener fe, pero lo único que hacen es destrozar el trabajo de la iglesia; puede que incluso lo paralicen y aun así siguen fingiendo ignorancia al respecto. ¿Acaso los falsos líderes no actúan demasiado como meros chupatintas? Ellos mismos son incapaces de hacer un trabajo real, y tampoco son meticulosos en cuanto al trabajo de los jefes de grupo y supervisores; no hacen seguimiento sobre ello ni indagan al respecto. Su visión de las personas solo se basa en sus propias impresiones e imaginaciones. Cuando ven que alguien se desempeña bien durante un tiempo, creen que esta persona será buena para siempre, que no va a cambiar; no creen a nadie que diga que existe un problema con esta persona y lo ignoran cuando alguien les advierte sobre ella. ¿Creéis que los falsos líderes son estúpidos? Son necios y estúpidos. ¿Qué los hace estúpidos? Depositan alegremente su confianza en una persona, pues creen que, ya que cuando se la eligió, esta persona hizo un juramento y mostró determinación, y oraba mientras corrían lágrimas por su rostro, eso significa que es confiable y nunca surgirá ningún problema si se encarga del trabajo en el futuro. Los falsos líderes no entienden la naturaleza de las personas; desconocen la verdadera situación de la especie humana corrupta. Dicen: “¿Cómo va a cambiar alguien a peor tras ser elegido supervisor? ¿Cómo alguien que parece tan serio y fiable va a eludir su trabajo? No haría tal cosa, ¿verdad? Tiene mucha integridad”. Como los falsos líderes ponen demasiada fe en sus propias imaginaciones y sentimientos, esto les incapacita en última instancia para resolver a tiempo los muchos problemas que surgen en el trabajo de la iglesia, y les impide despedir y reasignar con celeridad al supervisor implicado. Son auténticos falsos líderes. ¿Y qué problema se da aquí? ¿El enfoque de los falsos líderes respecto a su trabajo tiene algo que ver con la superficialidad? Por un lado, ven al gran dragón rojo haciendo arrestos entre el pueblo escogido de Dios furiosamente, así que, para mantenerse a salvo, organizan que alguien al azar se ponga a cargo del trabajo, creyendo que así se resolverá el problema y que no necesitan prestarle más atención. ¿Qué piensan en su fuero interno? “Este es un ambiente muy hostil, debería esconderme durante un tiempo”. Se trata de codiciar las comodidades de la carne, ¿verdad? A otro respecto, los falsos líderes tienen un defecto fatal: se apresuran a confiar en la gente basándose en sus propias imaginaciones. Y esto se debe a que no entienden la verdad, ¿no es así? ¿Cómo revela la palabra de Dios la esencia de la especie humana corrupta? ¿Por qué deberían confiar en la gente cuando Dios no lo hace? Los falsos líderes son demasiado arrogantes y sentenciosos, ¿no es así? Lo que piensan es: “No es posible que haya juzgado mal a esta persona, no debería haber ningún problema con alguien que a mi juicio es apta; desde luego no es una persona que se entregue a la comida, la bebida y el entretenimiento ni al que le guste la comodidad y odie el trabajo arduo. Es totalmente fiable y de confianza. No va a cambiar; si lo hiciera, eso significaría que me he equivocado con ella, ¿no?”. ¿Qué clase de lógica es esta? ¿Acaso son expertos? ¿Tienen visión de rayos X? ¿Tienen esta habilidad especial? Podrías vivir con una persona durante uno o dos años, pero ¿serías capaz de ver quién es en realidad sin un entorno adecuado que deje su esencia-naturaleza totalmente al descubierto? Si Dios no la revelara, podrías vivir junto a ella durante tres o incluso cinco años, y seguirías teniendo dificultades para ver qué tipo de esencia-naturaleza tiene. ¿Y cuánto más tiene esto de cierto si rara vez la ves o estás con ella? Los falsos líderes confían alegremente en alguien en función de una impresión fugaz o de la valoración positiva de un tercero, y se atreven a confiar el trabajo de la iglesia a una persona semejante. ¿Acaso no están siendo extremadamente ciegos? ¿Es que no obran con imprudencia? Y cuando trabajan así, ¿acaso los falsos líderes no están siendo extremadamente irresponsables? Los líderes y obreros superiores les preguntan: “¿Has comprobado el trabajo de ese supervisor? ¿Cómo es su calidad humana y su calibre? ¿Es responsable en su trabajo? ¿Puede asumir la tarea?”. Los falsos líderes responden: “¡Desde luego que puede! Cuando se le eligió, hizo un juramento y mostró determinación. Todavía conservo su juramento por escrito. Debería ser capaz de asumir el trabajo”. ¿Qué piensas de las palabras de los falsos líderes? Creen que, dado que esta persona hizo un juramento para expresar su compromiso, sin duda será capaz de ceñirse a él. ¿Sigue siendo cierta esta afirmación? ¿Cuánta gente puede ceñirse a esos juramentos hoy en día? ¿Cuántas personas honestas hay que lleven a cabo las cosas de acuerdo con sus determinaciones? Solo porque una persona haga un juramento no significa que de veras se ciña a él. Supongamos que les preguntas: “¿Puedes garantizar que el supervisor no va a cambiar? ¿Puedes garantizar su lealtad para toda la vida? Cuando Dios quiere revelar a las personas, ha de configurar distintos entornos para probarlas. ¿En qué te basas para asegurar que es confiable? ¿Has indagado sobre él?”. Los falsos líderes responden: “No hace falta. Todos los hermanos y hermanas han informado de que es digno de confianza”. Esta afirmación también es incorrecta. ¿De veras una persona es buena solo porque los hermanos y hermanas informen de que lo es? ¿Están todos en posesión de la verdad? ¿Pueden todos desentrañar las cosas? ¿Están todos ellos familiarizados con esta persona? ¡Esta afirmación es incluso más repugnante! De hecho, esa persona hace mucho que se ha revelado. Ha perdido la obra del Espíritu Santo, y ya se ha puesto al descubierto su tendencia ruin a preferir la tranquilidad y odiar el trabajo arduo, a ser comilón y holgazán, así como a no ocuparse del trabajo que le corresponde. Aparte de los falsos líderes, que siguen por completo ajenos a esto, todo el mundo lo ha desentrañado hace mucho; solo los falsos líderes siguen confiando tanto en él. ¿Para qué sirven estos falsos líderes? ¿Acaso no son unos inútiles? Hay incluso algunos casos en los que lo Alto se entera de las diversas manifestaciones de ciertos supervisores al acudir al lugar para investigar y preguntarles, y sin embargo los líderes siguen completamente ajenos a lo que sucede. ¿Acaso no supone un problema? Estos líderes son auténticos falsos líderes. No hacen trabajo real, son solo unos chupatintas y, al ser unos jefes que se mantienen al margen, hacen un poco de trabajo y luego viven de ello y piensan que tienen derecho a disfrutar, sin molestarse en echar una mano cuando las cosas van mal. ¿Qué derecho tienen a disfrutar de los beneficios del estatus? ¡Son unos auténticos desvergonzados! Cuando trabajan, los falsos líderes nunca comprueban ninguna tarea, no indagan sobre el progreso del trabajo y, desde luego, tampoco sobre las circunstancias de los diversos supervisores de equipo. Solo asignan trabajo y organizan a los supervisores, y luego piensan que han terminado, que su trabajo ha acabado y está listo, de una vez y para siempre. Creen: “Alguien se está ocupando de este trabajo, así que ya no es asunto mío. Puedo dedicarme a disfrutar”. ¿Es esto hacer trabajo? Sin duda, cualquiera que trabaje así es un falso líder, el cual demora el trabajo de la iglesia y perjudica al pueblo escogido de Dios.
Los falsos líderes nunca preguntan sobre la situación laboral de los diversos supervisores de equipo ni la comprueban. Tampoco preguntan al respecto, ni hacen un seguimiento ni tienen idea de la entrada en la vida de los supervisores de distintos equipos y del personal responsable de diversos trabajos importantes, ni de sus actitudes hacia la obra de la iglesia, sus deberes y la fe en Dios, la verdad y Dios mismo. No saben si estos individuos han experimentado alguna transformación o si han crecido, ni conocen los diversos problemas que pueden existir en su trabajo; en particular, no conocen la influencia de los errores y las desviaciones que se producen en las diversas etapas del trabajo en la obra de la iglesia y en la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, ni si alguna vez se han corregido estos errores y estas desviaciones. Ignoran por completo todas estas cosas. Si no saben nada de estas condiciones detalladas, se vuelven pasivos cada vez que surgen problemas. No obstante, los falsos líderes no se preocupan en absoluto de estos problemas detallados mientras hacen su trabajo. Después de designar a diversos supervisores de equipo y asignar tareas, creen que su trabajo ya está hecho; que cuenta como que han realizado bien su trabajo y, si surgen otros problemas, no son de su incumbencia. Debido a que los falsos líderes son incapaces de supervisar y guiar a los diversos supervisores de equipo y de hacer un seguimiento de ellos, y a que no cumplen sus responsabilidades en estas áreas, la obra de la iglesia se convierte en un desastre. Esto es lo que pasa cuando los líderes y los obreros son negligentes en sus deberes. Dios puede escrutar las profundidades del corazón humano; esta es una capacidad de la que los humanos carecen. Por tanto, al trabajar, las personas deben ser más diligentes y atentas, ir con regularidad al lugar de trabajo para hacer un seguimiento de las tareas, supervisarlas y guiarlas, con el fin de asegurar el progreso normal de la obra de la iglesia. Está claro que los falsos líderes son unos irresponsables redomados en su trabajo y nunca supervisan ni dirigen las diversas tareas ni hacen un seguimiento de ellas. Como resultado, algunos supervisores no saben cómo resolver diversos problemas que surgen en el trabajo y permanecen en sus roles de supervisores a pesar de no ser lo suficientemente competentes. En última instancia, el trabajo se retrasa una y otra vez y lo convierten todo en un gran caos. Esta es la consecuencia de que los falsos líderes no pregunten sobre las situaciones de los supervisores ni las examinen ni hagan un seguimiento de ellas, un resultado cuya única causa es el incumplimiento del deber de los falsos líderes. Debido a que estos no inspeccionan el trabajo ni hacen un seguimiento de él ni preguntan al respecto ni pueden captar la situación a tiempo, no se dan cuenta de cosas como si los supervisores hacen trabajo real, cómo progresa el trabajo y si este ha producido resultados reales. Cuando les preguntas con qué están ocupados los supervisores o qué tareas concretas llevan a cabo, los falsos líderes responden: “No lo sé, pero asisten a todas las reuniones y, cada vez que me comunico con ellos sobre el trabajo, nunca mencionan ningún problema ni ninguna dificultad”. Los falsos líderes creen que mientras los supervisores no abandonen su trabajo y estén siempre cerca cuando los busquen, no hay ningún problema con ellos. Así es como trabajan los falsos líderes. ¿Acaso no es esta una manifestación de “falsedad”? ¿No es incumplimiento de sus responsabilidades? ¡Es una grave negligencia del deber! En su trabajo, los falsos líderes solo se centran en actuar por inercia y no buscan resultados reales. A simple vista, celebran reuniones a menudo, parecen más ocupados que una persona promedio. Sin embargo, sigue sin conocerse qué problemas han resuelto en realidad, con qué tareas específicas han lidiado adecuadamente y qué resultados han logrado. Nadie puede dar una respuesta clara respecto a estas cosas, incluidos los mismos falsos líderes. Sin embargo, una cosa es segura: sea cual sea el problema que tenga la gente en el lugar de trabajo, a estos falsos líderes no se los encuentra por ninguna parte; nadie los ha visto nunca en el lugar de trabajo resolviendo los problemas de las personas. Por tanto, ¿qué trabajo hacen los falsos líderes todo el día? ¿Qué problemas resuelven sus reuniones? Nadie lo sabe con certeza, y cuando se realiza una inspección de su trabajo se acaban por descubrir un montón de problemas acumulados y sin resolver. A simple vista, los falsos líderes parecen realmente ocupados; “lidian con multitud de asuntos”. Sin embargo, cuando alguien examina los resultados de su trabajo, es un completo desastre; es un caos, no tiene el menor valor y es evidente que estos falsos líderes no han hecho ni un ápice de trabajo real. A pesar de la multitud de problemas reales que han dejado sin resolver, los falsos líderes parecen no tener conciencia ni se culpan a sí mismos. Además, están muy satisfechos consigo mismos y piensan que son bastante buenos; de veras carecen de razón. La gente así no merece ser líder ni obrero en la iglesia.
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