Las responsabilidades de los líderes y obreros (3) Parte 4
La clase de supervisor sobre la que acabamos de hablar conoce su profesión y posee capacidad de trabajo, pero no lleva una carga y se entrega durante todo el día a la comida, la bebida y el entretenimiento sin ocuparse del trabajo que le corresponde ni hacer ningún trabajo real. Los falsos líderes no pueden despedir ni reasignar enseguida a esta clase de supervisor, y esto obstruye y perturba el trabajo, impide que avance con fluidez. ¿Es que no causan esto los falsos líderes? Aunque los falsos líderes no son directamente responsables de esto, su descuido en el deber, su fracaso a la hora de cumplir su papel como supervisores, los hace indirectamente responsables de las pérdidas causadas al trabajo. Estos falsos líderes no cumplen bien su deber como supervisores, son descuidados en su deber, acaban por provocar pérdidas en el trabajo de la iglesia. Algunas tareas incluso llegan a detenerse y se sumen en el caos debido a la ausencia de un supervisor adecuado para encargarse, hacer comprobaciones y supervisar y hacer avanzar el trabajo. El uso inapropiado del personal causará esta clase de pérdidas en el trabajo. Aunque este tipo de supervisor tiene algo de calibre y entiende un poco la profesión, no se ocupa del trabajo que le corresponde, a menudo toma su propia ruta y no sigue la senda correcta. Aunque los falsos líderes oyen que alguien ha denunciado un problema de esta clase de supervisor, no indagan en ello ni lidian enseguida con él, y esto acaba por paralizar el trabajo de la iglesia. ¿No es la irresponsabilidad de los falsos líderes la que causa esto? Tratan incluso de eludir la responsabilidad, aseguran que no entendían la situación del supervisor, que fueron necios e ignorantes, pues pensaban que con decir esto se acababa el asunto, que no tendrán que asumir la responsabilidad. En su trabajo, los falsos líderes siempre actúan de manera superficial. Aunque la gente denuncie problemas, ellos no preguntan al respecto ni los gestionan, y cuando las cosas van mal, tratan de eludir la responsabilidad. Esta es una manifestación de los falsos líderes.
II. Cómo tratan los falsos líderes a los supervisores que tienen escaso calibre y carecen de capacidad de trabajo
Cuando los falsos líderes trabajan, los problemas con los que se encuentran no solo se limitan a esta situación; hay otra en la que los supervisores tienen poco calibre y no tienen capacidad de trabajo ni pueden asumir la tarea. En tales casos, los falsos líderes tampoco preguntan sobre el problema ni lidian enseguida con él. ¿Por qué? Los falsos líderes carecen de capacidad de trabajo, tienen poco calibre y les falta entendimiento espiritual. Nunca les importa ni toman la iniciativa para interesarse por el calibre de diversos supervisores de equipo, su habilidad para asumir el trabajo o las circunstancias de este. No pueden desentrañar a los supervisores que tienen poco calibre y no son capaces de asumir su trabajo, ni saben nada respecto a estas cosas. En su mente, una vez que una persona asume el papel de supervisor, permanecerá en su puesto bastante tiempo, a no ser que cometa múltiples maldades, provoque un escándalo general y los hermanos y hermanas la despidan, o a menos que alguien denuncie sus problemas a lo Alto y lo Alto despida directamente a esa persona. De lo contrario, los falsos líderes nunca la despedirán. Creen que, dado que los hermanos y hermanas decían que esa persona era buena y la eligieron, es que ha de ser la mejor opción. Los falsos líderes siempre confían en las imaginaciones y los juicios para determinar si alguien puede hacer trabajo y si es adecuado para ser supervisor. Por ejemplo, hubo un supervisor de un equipo de danza que no sabía bailar y no entendía los principios relativos a seleccionar las danzas. Mientras coreografiaba una danza, no sabía si elegir un estilo contemporáneo o uno clásico. En términos estrictos, no tenía conocimientos de danza. Sin embargo, el falso líder no se daba cuenta de esto. Eligieron a esa persona como supervisor porque era entusiasta y estaba dispuesta a acaparar los focos, se asumió que lo entendía todo, y permitieron que guiara a los hermanos y hermanas. Luego, el falso líder no hizo seguimiento, no observó su trabajo ni cómo de bien guiaba a los hermanos y hermanas el supervisor, si era experto o lego, si lo que enseñaba era apropiado o si se conformaba a los requerimientos de la casa de Dios. No era capaz de distinguir estas cosas y no las preguntó. En consecuencia, todo el mundo trabajó durante un largo periodo sin lograr ningún resultado, y al final se descubrió que el supervisor que eligió el falso líder no sabía bailar en absoluto, y sin embargo fingía ser un experto y dirigía a los demás. ¿Acaso no demoró esto el trabajo? No obstante, el falso líder no pudo identificar este problema y seguía creyendo que esta persona hacía un buen trabajo. En la cabeza de los falsos líderes, se trate de quien se trate, mientras tenga agallas y se atreva a hablar, actuar y emprender trabajo, esto prueba que tiene calibre y puede asumirlo, mientras que, si no se atreve a hacer esas cosas, eso prueba que su calibre es insuficiente para asumir ese trabajo. Algunas personas son idiotas o impulsivas e imprudentes, lo bastante atrevidas para hacer cualquier cosa. Estas personas no saben si tienen el calibre adecuado o si pueden asumir el trabajo, pero aun así se atreven a convertirse en supervisores. Y resulta que, después de asumir ese papel, el trabajo no progresa para nada y, sea cual sea el trabajo que hacen, no cuentan con un sentido claro de su rumbo ni tampoco con los pasos ni las ideas correctas. Ante cualquier opinión que alguien plantee, ellos no sabrán si es correcta o incorrecta. Si una persona dice que las cosas se hagan de una manera, ellos dicen que está bien, mientras que, si otra habla de hacerlas de otro modo, a ellos también les parece bien. Y en lo que respecta a qué enfoque adoptar en realidad, dejan que todo el mundo opine, y el que hable más alto consigue que su idea se ponga en marcha. Esta clase de personas no tienen calibre en absoluto, no pueden desentrañar nada y sencillamente destrozan su trabajo, pero los falsos líderes siguen sin poder desentrañar a los supervisores que son así. Algunos dicen: “Ese supervisor tiene muy poco calibre; ¡se le ha de despedir de inmediato!”. Sin embargo, los falsos líderes responden: “He hablado con él y ha dicho que estaba dispuesto a hacer su parte. Vamos a darle otra oportunidad”. ¿Qué te parece esta afirmación? ¿No es algo que diría un idiota? ¿Qué tiene de malo esta afirmación? (No es cuestión de que esté o no dispuesto a hacer su parte, sino de que le falta calibre y simplemente no es capaz de asumir el trabajo en absoluto). Eso es, no es cuestión de estar o no dispuesto a hacerlo; es cuestión de tener un calibre demasiado escaso y no saber cómo; este es el quid del problema. Por eso sus líderes han de contar con algo de cerebro y ser capaces de evaluar a las personas, ver si estos supervisores poseen el calibre necesario. Estos líderes necesitan llevar a cabo una evaluación integral sobre ellos en función de su discurso y su charla, a partir de observar si suelen actuar en un marco adecuado y con formas y pasos metódicos, y de la retroalimentación de los hermanos y hermanas. Si su calibre es demasiado escaso y carecen de la capacidad de trabajo necesaria, si malogran todo lo que hacen y son unos inútiles, se antoja necesario despedir de inmediato a estos supervisores.
Hubo cierto supervisor de una granja que malogró el trabajo de agricultura. No sabía qué cultivo debía plantar en cada parcela de tierra, o qué parcela de tierra era apropiada para cultivar hortalizas, y no buscó ni compartió con todo el mundo; no sabía compartir estas cosas, así que simplemente no lo hacía. Plantaba los cultivos como le venía en gana, relegaba los principios de la casa de Dios al fondo de su mente. Por consiguiente, llevó a cabo la plantación de cada parcela de tierra de cultivo de manera caótica; los cultivos que deberían haberse plantado en pequeñas cantidades, los plantó en gran número, y aquellos que se debieron plantar en grandes cantidades, se plantaron muy pocos. Cuando lo Alto lo podó, se mantuvo desafiante y para él no tenía nada de malo plantar así los cultivos. Decidme, ¿acaso esta clase de supervisores no son muy difíciles? Desconocía la manera de manejar los asuntos a partir de los principios establecidos por la casa de Dios, o que debería determinar cuántos campos de granos y cuántos campos de hortalizas han de plantarse según el número de personas que hacen su deber a tiempo completo en la iglesia. En su lugar, decidió plantar más o menos ciertos cultivos según sus propias preferencias, y creía que hacer esto era del todo apropiado. En última instancia, plantó los cultivos de manera desordenada. Más adelante, salieron las plántulas. Algunas se habían puesto amarillas y requerían fertilizante, pero no sabía cuánto aplicar ni cuándo hacerlo. Algunos de los cultivos se infestaron de plagas y no sabía si debía aplicar pesticidas o no. Hubo quienes abogaban por usarlas y otros por no hacerlo, así que se quedó confuso y no supo qué hacer respecto a los pesticidas. De esta manera, salió del paso hasta que llegó el momento de la cosecha. Además, no tenía ni idea de cuánto duraba la temporada de crecimiento para cada cultivo o cuándo alcanzaría la madurez. En consecuencia, los granos recogidos antes de tiempo todavía estaban algo verdes, mientras que los que se cosecharon tarde cayeron al suelo. Al final, a pesar de todo, se recogió el cultivo, finalmente se almacenaron los granos y las actividades anuales de la granja más o menos se terminaron. ¿Cómo le fue al supervisor de la granja en su trabajo? (Fue un desastre). ¿Por qué? Encontrad la raíz de este problema. (Su calibre es extremadamente pobre). ¡Este supervisor tiene un calibre extremadamente pobre! A la hora de afrontar los asuntos, no hizo juicios acertados, no fue capaz de hallar los principios y no contaba con una manera de manejar las cosas ni un método para hacerlo. Esto le llevó a lidiar con una tarea tan simple como plantar cultivos de una manera increíblemente desordenada, y a convertir este trabajo en un enorme desastre. ¿Cuáles son las principales manifestaciones del escaso calibre? (Carecer de un juicio preciso e incapacidad para encontrar los principios). ¿Acaso no son cruciales estas palabras? ¿Las recordaréis? Cuando alguien se enfrenta a cuestiones, carecer de un juicio preciso y ser incapaz de encontrar los principios indica un calibre extremadamente pobre. Mientras más sugerencias y pistas ofrecían otros, más confusión le entraba al supervisor. Pensó que sería genial si solo contara con una sugerencia que pudiera considerar un precepto y atenerse a ella, lo que volvería las cosas muy simples y significaría que no necesitaba pensar ni ejercer el juicio. Le asustaba que mucha gente hiciera sugerencias porque cuando las oía, no sabía cómo lidiar con ellas. En realidad, la gente con cerebro y buen calibre no tiene miedo de que otros hagan sugerencias. Cree que su juicio se vuelve más preciso y el margen de error disminuye cuando recibe más sugerencias de la gente. La gente sin cerebro ni calibre teme las diversas opiniones y sugerencias de múltiples personas; se queda perpleja al enfrentarse al consejo de muchas fuentes. ¿Acaso el supervisor de granja que acabo de mencionar no tenía un calibre extremadamente bajo? ¿Es que su nivel era insuficiente para asumir este trabajo? (Eso es). Algunos arguyen: “Tal vez no había cultivado antes. Insististe en que hiciera trabajo de granja, ¿acaso no era pedirle peras al olmo?”. ¿El hecho de no tener experiencia previa en agricultura significa que alguien no pueda dedicarse a ello? ¿Quién tiene una habilidad innata para la agricultura? ¿Puede ser que los agricultores nazcan con esta habilidad? (No). ¿Ha habido agricultores que, por falta de experiencia y no saber desempeñarse, no recogieran la cosecha ni tuvieran granos para comer la primera vez que plantaron cultivos, lo cual condujo a un año de hambruna? ¿Ocurren ese tipo de cosas? (No). Si de veras fuera este el caso, sería un desastre natural, no el resultado de acciones humanas. ¡Tales situaciones son extremadamente poco frecuentes! Los granjeros viven de la agricultura, e incluso aquellos que se han dedicado a ello durante un año o dos aprenden a hacerlo. Los individuos de buen calibre pueden sacar un poco más de cultivar la tierra, mientras que aquellos con escaso calibre podrían obtener una cosecha menor. Además, con los actuales avances y la abundancia de información, si alguien tiene calibre, esta información es suficiente para servir como referencia a fin de emitir juicios acertados y tomar decisiones precisas. Mientras más extensa y acertada sea la información, más precisos son los juicios y decisiones, y menos errores cometen. Sin embargo, pasa lo contrario con los individuos de escaso calibre; mientras más información hay, más confusión les entra. Al final, cada paso se convierte en una lucha y les resulta muy difícil. La agricultura es una carrera contra el tiempo; no funciona si llegas muy pronto o muy tarde. Si llegas tarde y no en el momento adecuado, la cosecha final se verá afectada. En el transcurso de llevar a cabo el trabajo de granja, este supervisor se vio abrumado, apurado por el curso del tiempo y apremiado a cada paso. Aunque aun así logró avanzar, fue muy duro para él y, al final, el resultado de su trabajo fue un desastre. ¡Tales individuos tienen un calibre extremadamente escaso!
La gente que tiene un calibre extremadamente escaso no puede hacer bien ni una sola tarea; sea cual sea el trabajo que hagan, lo destrozan. Si los líderes de estos supervisores tienen buen calibre y son capaces de cumplir sus responsabilidades, deberían poder ver estas cosas. Deberían asistir a los supervisores que tienen un calibre escaso con orientación, estandarización y controles. Sin embargo, los falsos líderes no lo hacen; además son incapaces de hacer aquello que los supervisores no pueden, y cuando a estos últimos les resulta difícil su trabajo o se sienten inseguros y dudan en este, los falsos líderes dudan junto a ellos. Incluso no son conscientes de cómo hacen su trabajo los supervisores, hasta dónde han llegado con él, qué desafíos han surgido o qué confusión albergan. Cuando alguien le preguntó a esa líder sobre agricultura, dijo: “Soy una líder, no estoy a cargo de la agricultura”. Le respondió: “Eres una líder, ¿qué tiene de malo preguntarte por la agricultura? Este trabajo recae en el ámbito de tus responsabilidades”. Ella contestó: “Espera que pregunte”. Tras hacerlo, replicó: “Ahora mismo estamos plantando patatas”. Se le preguntó: “¿Cuántas patatas estáis plantando?”. Contestó: “Eso no lo he preguntado, deja que vaya a comprobarlo y te digo”. Después de volver a preguntar, respondió: “Hemos plantado dos acres”. Se le insistió: “¿Qué variedad habéis plantado? ¿Es esa parcela de tierra apropiada para plantar patatas? ¿Habéis usado fertilizante al plantarlas? ¿A qué profundidad se plantaron las semillas?”. Ella no sabía nada de esto. Desconocía tales cosas, pero no preguntó por ellas ni buscó a nadie para obtener respuesta, ¿acaso no demoró esto las cosas? ¿Era siquiera una líder? ¿Qué trabajo estaba haciendo como líder? Si ni siquiera era capaz de guiar a las personas para que hicieran un poco de trabajo externo, ¿de qué servía que fuera líder? Aunque el calibre del supervisor era así de escaso, esta falsa líder no llegó a descubrirlo, y cuando se le preguntó cómo era el calibre del supervisor, cómo iban los cultivos y si una cosecha estaba garantizada, creyó: “No es necesario que preguntes estas cosas, ¡la agricultura es una tarea muy simple! Ya hemos plantado cultivos en el campo, ¿verdad? ¿Por qué no habríamos de tener una cosecha?”. No consideró nada, no preguntó nada ni tenía cerebro en absoluto. ¿Qué clase de líder era? (Una falsa líder). Cada vez que se enfrentaba a algo, el supervisor estaba tan despistado como un pollo sin cabeza. No sabía a quién preguntar o cómo encontrar información, o hacia dónde inclinarse cuando diferentes fuentes de información le presentaban muchas ideas distintas. Esta líder no indagó en tales circunstancias. Consideró que como se le había entregado el trabajo a esta persona, no necesitaba preocuparse para nada de él. ¿Creéis que un supervisor con tan poco calibre tendría algún efecto en los resultados del trabajo? (Sí). Entonces, ¿qué debería haber hecho la líder para resolver este problema? Al indagar en esto y hacer preguntas indirectas, por medio de los acontecimientos que tuvieron lugar a su alrededor, y mediante la plantación del cultivo de esa estación, debería haber descubierto que el supervisor poseía un calibre extremadamente escaso, que era incapaz de hacer nada. No era capaz de sintetizar ninguna experiencia ni siquiera después de años de agricultura —a esas alturas ni siquiera estaba seguro de cómo se plantaban los cultivos—, ella debería haber tenido claro que él tenía poco calibre y no estaba a la altura de la tarea, ¡y debería haber despedido a esa persona! Ella debería haber preguntado quién era apto para ser supervisor, quién podía asumir este trabajo y hacerlo bien, para así asegurarse de que la obra de la casa de Dios no se viera perjudicada. ¿Tenía la falsa líder esta mentalidad? ¿Se daba cuenta de estos problemas? (No). Su mente y sus ojos estaban ciegos; estaba completamente ciega. Esta es una manifestación de los falsos líderes. En lo que respecta a la gente de poco calibre, no saben cómo guiarla en su trabajo, no saben cómo ayudarla haciendo comprobaciones ni cómo resolver enseguida sus dificultades, y desde luego no saben que alguien de poco calibre no puede asumir el trabajo y que se le debería sustituir enseguida por una persona apropiada. Los falsos líderes no llevan a cabo ninguna de estas tareas, no están a la altura ni son capaces de ver nada de esto. ¿Acaso no están ciegos? Hay quien dice: “Tal vez estén ocupados con otras tareas. ¿Por qué les sigues pidiendo que se ocupen de estas tareas intrascendentes y variopintas?”. Se trata de tareas que los líderes deben hacer, ¿cómo se las puede considerar variopintas? Estos asuntos se hallan en el marco del ámbito de las responsabilidades de los líderes, ¿estaría bien que los descuidasen? Si lo hicieran, sería un descuido del deber. Cada día, delante de sus narices, surgen dificultades y problemas en el trabajo de los líderes, y la gente los menciona a diario. Sin embargo, los falsos líderes están ciegos de ojos y de mente. No ven, sienten ni perciben que se trata de problemas, así que, por supuesto, no pueden resolverlos. Ese falso líder no fue capaz de descubrir que el calibre del supervisor era extremadamente pobre. Tampoco fue capaz de identificar los diversos problemas que surgieron en su trabajo. Este supervisor no podía ocuparse de los problemas y, cuando sucedía algo, se comportaba de manera tan desordenada como hormigas en una sartén caliente, carecía de principios y convertía el trabajo en un caos, y esa falsa líder no pudo detectar ni descubrir nada de esto. Hay un principio relativo a cómo hacen su trabajo los falsos líderes: mientras hayan organizado que alguien sea responsable de cada tarea, consideran que está hecho, y al margen de que el calibre del supervisor sea bueno o malo, de si puede hacer bien el trabajo o de cuántos problemas surjan en este, les parece que no tiene nada que ver con ellos. ¿Puede un líder semejante sacar trabajo adelante? ¿Entiende cómo se trabaja? (No). Si no entiende cómo se trabaja, ¿por qué actúa entonces como líder? Si sirve como líder a pesar de esto, entonces es un falso líder. Los falsos líderes no ven ni descubren las diversas manifestaciones de las personas con poco calibre o los distintos problemas que surgen mientras hacen su deber. Su corazón es extremadamente insensible. ¿Acaso sus ojos y su cabeza no están ciegos? Alguien podría decir: “No están ciegos. Siempre los calumnias y los denigras”. Los problemas con este supervisor de agricultura eran muy graves, esa falsa líder vivía junto a él todos los días y oía y veía todo lo que ocurría. ¿Cómo es que no fue capaz de descubrir ni darse cuenta de que había problemas? ¿Por qué no lidió con ellos ni los resolvió? ¿Es que no estaban ciegos sus ojos y su mente? ¿Se trataba de un problema serio? (Sí). Esta es otra manifestación de los falsos líderes: la ceguera mental y física.
Cuando le asignas una tarea a alguien de poco calibre, te das cuenta por la manera en la que suele hablar, por su actitud y sus puntos de vista cuando discute el trabajo, y por la manera en la que lidia con las tareas, que su calibre es demasiado pobre, que su pensamiento es caótico y que lo aborda todo con un poco de ceguera e imprudencia, y además carece de objetivo alguno. Puedes determinar que esta persona tiene un calibre extremadamente escaso solo al fijarte en su manera de hacer las cosas, de modo que ¿hace falta siquiera que la observes durante tanto tiempo? No. Sin embargo, los falsos líderes tienen un problema funesto; es decir, creen que, dado que una persona no ha parado de trabajar durante todo este tiempo sin abandonar y que ellos no se han enterado de que nadie la haya denunciado por hacer algo malo o por causar un trastorno o una perturbación, ni por ser negativa o vaga, eso significa que esa persona todavía puede hacer el trabajo. No saben cómo juzgar el calibre de una persona ni su capacidad para hacer un buen trabajo en función de su discurso, su actitud y su punto de vista hacia los asuntos o de la manera en la que hace las cosas. No tienen esta conciencia; son insensibles y carecen de percepción alguna en cuanto a este asunto. Tienen un punto de vista; mientras una persona no esté ociosa, todo está bien y el trabajo puede avanzar. ¿Creéis que un líder que alberga esta clase de punto de vista puede hacer un buen trabajo? ¿Está a la altura de la tarea? (No). Permitir que esa persona sea líder estropearía el trabajo, ¿no? Cuando una persona se dedica a comer, a beber y al entretenimiento, y descuida sus deberes, los falsos líderes no se molestan en indagar en ello ni en lidiar con el asunto, y no perciben si el calibre de una persona o su calidad humana es buena o mala, por mucho tiempo que hayan estado en contacto con ellos. ¿Poseen estos líderes la capacidad para hacer el trabajo de un líder? (No). Son falsos líderes. Los falsos líderes no pueden discernir si una persona tiene buen calibre o no, y son incapaces de hacer estas tareas concretas. Piensan que no forma parte de su trabajo. ¿No es esto descuidar el deber? ¿Qué os parece? ¿Puede una persona con poco calibre asumir el trabajo? ¿O puede una con algo de calibre? (La que tiene algo de calibre sí). Por tanto, evaluar el calibre de una persona y su competencia para el trabajo es una cuestión por la que los líderes y obreros deberían preocuparse y ser capaces de captarla, y es además una tarea que deberían desempeñar. Sin embargo, los falsos líderes no entienden que esto es parte de su trabajo, carecen de esta conciencia y no pueden cumplir esta parte de sus responsabilidades. En esto es en lo que los falsos líderes son descuidados en su deber, y es además una manifestación de que los falsos líderes no están a la altura de la tarea. Esta es la segunda clase de situación: que los supervisores cuenten con poco calibre, carezcan de capacidad de trabajo y no sean capaces de asumirlo, lo cual es un problema relativo a su calibre. En esta situación, de igual manera, los falsos líderes no logran desempeñar el papel de un líder ni son capaces de despedir enseguida a los supervisores de calibre escaso.
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