Las responsabilidades de los líderes y obreros (4) Parte 1
Punto 5: Mantenerse al día en la captación y la comprensión del estado y el progreso de cada aspecto del trabajo, y saber resolver con prontitud los problemas, corregir las desviaciones y poner remedio a los fallos en el trabajo para que marche sin contratiempos
La charla de hoy trata sobre la quinta responsabilidad de los líderes y obreros: “Mantenerse al día en la captación y la comprensión del estado y el progreso de cada aspecto del trabajo, y saber resolver con prontitud los problemas, corregir las desviaciones y poner remedio a los fallos en el trabajo para que marche sin contratiempos”. Nos vamos a centrar en esta responsabilidad para diseccionar las diversas manifestaciones de los falsos líderes, a fin de ver si estos cumplen sus responsabilidades en este trabajo, y si se atienen a sus deberes y llevan a cabo bien el trabajo.
Los falsos líderes disfrutan de la comodidad y no se implican a fondo con las bases para entender el trabajo
La quinta responsabilidad de los líderes y obreros menciona primero “mantenerse al día en la captación y la comprensión del estado y el progreso de cada aspecto del trabajo”. ¿A qué se refiere “el estado de cada aspecto del trabajo”? Se refiere a cómo es el estado actual de cierto aspecto del trabajo. ¿Qué deberían entender aquí los líderes y obreros? Por ejemplo: qué tareas específicas está haciendo el personal, en qué actividades se mantienen ocupados, si estas actividades son necesarias, si son tareas cruciales e importantes, cómo de eficiente es este personal, si el trabajo progresa con fluidez, si la cantidad de personal es adecuada a la carga de trabajo, si se le han asignado a todo el mundo suficientes tareas, si hay algunos casos en los que hay demasiado personal para cierta tarea —con lo cual, la mayoría de la gente está ociosa, con demasiado personal para tan poco trabajo— o casos en los que la carga de trabajo es demasiado grande pero hay muy poco personal y el supervisor no logra dirigir con eficacia, lo que lleva a una baja eficiencia y un progreso lento. Estas son todas las situaciones que los líderes y obreros deberían entender. Asimismo, mientras se llevan a cabo todos los diversos aspectos del trabajo, ya sea que alguien cause perturbaciones o un sabotaje, ya sea que alguien retenga el progreso o lo menoscabe, ya esté sucediendo una especie de interferencia o superficialidad; estas son también cosas que los líderes y obreros deberían entender. Por tanto, ¿cómo obtienen un entendimiento de estos problemas? Algunos líderes podrían hacer ocasionalmente una llamada de teléfono para preguntar: “¿Estáis ocupados ahora mismo?”. Cuando le dicen que sí lo están, su respuesta podría ser: “Bueno, mientras estéis ocupados, me siento aliviado”. ¿Qué os parece esta manera de trabajar? ¿Qué pensáis de esta pregunta? ¿Es una pregunta crucial y necesaria que hay que hacer? Esto es algo característico del trabajo de los falsos líderes; solo actúan por inercia. Les basta hacer algo de trabajo superficial para aquietar un poco su conciencia, pero no se centran en hacer trabajo real ni mucho menos acuden a las bases, a cada equipo, para entender el estado actual del trabajo. Por ejemplo, si la organización del personal es apropiada, cómo se hace el trabajo, si han surgido algunos problemas; los falsos líderes no indagan sobre estas cuestiones reales, en cambio encuentran un lugar discreto donde comer, beber y pasarlo bien sin sufrir las inclemencias del viento y el sol. Se limitan a enviar cartas o hacen que alguien indague en su nombre de vez en cuando, pensando que en eso consiste su trabajo. Es más, los hermanos y hermanas podrían pasarse sin verlos diez días o medio mes. Cuando les preguntan a los hermanos y hermanas: “¿En qué está ocupado vuestro líder? ¿Está haciendo trabajo concreto? ¿Os está aportando guía y resolviendo problemas?”, responden: “Ni lo menciones, no lo vemos desde hace un mes. Desde la última reunión que organizó, no ha vuelto a pasarse y ahora tenemos muchos problemas y nadie que nos ayude a resolverlos. No hay otra manera; el supervisor de nuestro grupo y nuestros hermanos y hermanas han de juntarse para orar y buscar principios, para debatir y cooperar juntos en el trabajo. El líder no es eficaz aquí; no tenemos líder”. ¿Cómo de bien está haciendo su trabajo este líder? Lo Alto le pregunta: “Después de terminar la última película, ¿recibiste algún guion nuevo? ¿Qué estás rodando ahora? ¿Cómo progresa ahora el trabajo?”. El líder responde: “No lo sé. Después de la última película, tuve una reunión con ellos, después de la cual estaban llenos de energía, nada negativos, y no tenían ninguna dificultad. No nos hemos visto desde entonces. Si quieres conocer su situación actual, puedo llamar y preguntar”. “¿Por qué no has llamado antes para entender la situación?”. “Porque he estado muy ocupado, he asistido a reuniones en todas partes. Todavía no les toca a ellos. Solo podré entender la situación la próxima vez que me reúna con ellos”. Esta es su actitud hacia el trabajo de la iglesia. Lo Alto dice entonces: “No estás al tanto de la situación actual ni de los problemas que existen en el trabajo de producción de películas, por tanto, ¿qué tal el progreso del trabajo evangélico? ¿En qué país se ha difundido mejor este, de manera más idónea? ¿El pueblo de qué país tiene relativo buen calibre y comprende con rapidez? ¿Qué país tiene mejor vida de iglesia?”. “Ah, solo me centraba en las reuniones, olvidé preguntar estas cosas”. “Entonces, en el equipo evangélico, ¿cuántos hay que puedan dar testimonio? ¿Cuántas personas están siendo cultivadas para dar testimonio? ¿Quién es responsable y hace seguimiento del trabajo de la iglesia y de la vida de iglesia en qué país? ¿Quién riega y pastorea? ¿Han empezado a vivir la vida de iglesia los nuevos miembros de la iglesia de diversos países? ¿Se han resuelto por completo sus nociones y figuraciones? ¿Cuántas personas se han arraigado en el camino verdadero y ya no se ven desorientadas por las personas religiosas? Después de creer en Dios durante uno o dos años, ¿cuántos pueden hacer sus deberes? ¿Entiendes y captas estos asuntos? Cuando surgen problemas en el trabajo, ¿quién puede resolverlos? En el equipo evangélico, ¿qué grupo o qué individuos son responsables de su trabajo y obtienen resultados reales? ¿Lo sabes?”. “No lo sé. Si lo quieres saber, puedo preguntarlo. Si no tienes prisa, preguntaré cuando tenga tiempo; ¡sigo ocupado!”. ¿Ha hecho este líder algún trabajo concreto? (No). Dice “no lo sé” a todo; solo pregunta por estas cosas en el momento que le interrogan, ¿en qué está ocupado pues? Da igual a qué equipo acuda para las reuniones o para comprobar el trabajo, no logra identificar los problemas en este ni sabe cómo resolverlos. Si no puede desentrañar los estados y la calidad humana de diversas personas a la vez, entonces, ¿no debería al menos hacer seguimiento, entender y captar los problemas que existen en el trabajo, qué trabajo se está haciendo en la actualidad y hasta qué etapa ha progresado? Sin embargo, los falsos líderes no pueden hacer ni eso; ¿acaso no están ciegos? Aunque acudan a varios equipos dentro de la iglesia para hacer seguimiento y comprobar el trabajo, no entienden la situación real en absoluto, no pueden identificar los problemas clave y, aunque detecten algunos problemas, no son capaces de resolverlos.
Un equipo de producción de películas se estaba preparando para rodar una película muy difícil, de un estilo que nunca habían intentado antes. El líder no tenía constancia de si el equipo era apto para abordar el guion de esta película o de si el director y todo el equipo tenían la capacidad para completar este trabajo. Simplemente dijo: “Habéis abordado un nuevo guion. Adelante, rodadlo entonces. Os apoyaré y haré seguimiento. Hacedlo lo mejor que podáis y, cuando surjan dificultades, orad a Dios y resolvedlas conforme a Sus palabras”. Y entonces se marchó. El líder no pudo detectar ni identificar ninguna de las dificultades existentes; ¿se puede hacer bien el trabajo así? Después de que el equipo de producción de películas recibiera este guion, el director y los miembros del equipo analizaban a menudo el argumento y discutían el vestuario y los encuadres, pero no tenían ni idea sobre cómo rodar la película; fueron incapaces de empezar oficialmente la producción. ¿Acaso no es este el estado actual? ¿No son estos los problemas existentes? ¿No son los problemas que debería resolver el líder? El líder se pasaba los días celebrando reuniones y, después de tantos días de reuniones, los problemas reales se seguían sin resolver y el rodaje aún no avanzaba con normalidad. ¿Tuvo algún efecto el líder? (No). Solo gritaba consignas para levantar la moral: “¡No podemos sentarnos ociosos, no podemos limitarnos a gorronear de la casa de Dios!”. Hasta llegó a sermonear a la gente: “No tenéis conciencia, gorroneáis de la casa de Dios sin que eso os cause ninguna sensación, ¿acaso no tenéis vergüenza?”. Después de decir esto, todo el mundo sintió un poco de reproche en su conciencia: “Sí, el trabajo progresa muy despacio y nosotros todavía tenemos nuestras tres comidas al día, ¿no es esto gorronear? No hemos hecho ningún trabajo en realidad. Entonces, ¿quién resolverá estos problemas que surgen en el trabajo? Nosotros no podemos resolverlos, así que le preguntamos al líder, pero este solo nos dice que oremos con diligencia, leamos las palabras de Dios y cooperemos en armonía, sin compartir cómo se deberían resolver estos problemas”. El líder celebraba reuniones sobre el terreno todos los días, pero simplemente no se hallaba la solución a estos problemas. Con el tiempo, se enfrió la fe de algunas personas y su estado cayó en el abatimiento porque no veían un camino hacia delante y no sabían cómo proceder con el rodaje. Depositaron sus últimas esperanzas en el líder, con la esperanza de resolver algunos problemas reales, pero, por desgracia, era como si este líder estuviera ciego, ni aprendía la profesión ni compartía, discutía o buscaba con aquellos que sí la entendían. A menudo sostenía un libro de las palabras de Dios y decía: “Estoy leyendo las palabras de Dios por devoción espiritual. Me estoy dotando a mí mismo de la verdad. ¡Que nadie me moleste, estoy ocupado!”. Con el tiempo, se acumularon cada vez más problemas, lo que llevó a la obra a un estado de semiparalización, sin embargo, el falso líder todavía pensaba que estaba haciendo un gran trabajo. ¿Por qué era esto? Creía que, ya que había celebrado reuniones, había indagado sobre la situación del trabajo, así como identificado los problemas, compartido las palabras de Dios, señalado los estados de las personas, y además todo el mundo se había comparado con estos estados y había decidido hacer bien su deber, entonces su responsabilidad como líder se había cumplido y había hecho todo lo que se esperaba de él; si las tareas específicas relacionadas con los aspectos profesionales no se podían gestionar bien, esto al líder no le preocupaba. ¿Qué clase de líder es este? El trabajo de la iglesia había caído en un estado de semiparalización, sin embargo, el líder no estaba en absoluto preocupado ni inquieto. Si lo Alto no indagara ni exhortara, el líder se limitaría a seguir demorándose, sin mencionar nunca lo que ocurría por debajo de él, sin resolver problemas. ¿Había cumplido un líder así sus responsabilidades de liderazgo? (No). Por tanto, ¿de qué hablaba todo el día en las reuniones? Parloteaba ocioso, solo predicaba doctrinas y gritaba consignas. El líder no resolvía problemas reales en el trabajo ni tampoco los estados superficiales y negativos de la gente, desconocía la manera de resolver problemas en el trabajo de las personas de acuerdo con los principios-verdad. En consecuencia, el proyecto al completo se detuvo y no se produjeron progresos durante un largo periodo. Sin embargo, esto no le provocaba ninguna ansiedad al líder. ¿Acaso no es esta una manifestación de que los falsos líderes no hacen trabajo real? ¿Cuál es la esencia de esta manifestación de los falsos líderes? ¿Acaso no es una grave negligencia del deber? Esto es lo que hacen precisamente los falsos líderes: ser gravemente negligentes con el propio deber, no cumplir las propias responsabilidades. Están en el sitio solo para actuar por inercia, sin resolver problemas reales. Solo están allí para engañar a los demás; sin hacer trabajo real, aunque se quedaran allí todo el tiempo, no se lograría nada. En el trabajo y entre los aspectos profesionales surgen diversos problemas, algunos de los cuales pueden solucionar, pero no lo hacen; esto ya es una grave negligencia en su deber. Asimismo, están ciegos tanto de vista como de mente. A veces, cuando descubren problemas, no pueden desentrañar su esencia. No pueden resolverlos, pero fingen ser capaces de lidiar con ellos, aguantan a duras penas al tiempo que rechazan de plano compartir o consultar con aquellos que entienden la verdad, y sin tampoco informar a lo Alto ni buscar de este. ¿Por qué es esto? ¿Tienen miedo de que los poden? ¿Temen que lo Alto sepa la verdad sobre ellos y los destituya? ¿Acaso no es esto centrarse en el estatus sin defender ni lo más mínimo el trabajo de la casa de Dios? Con esta clase de mentalidad, ¿cómo podría uno hacer bien su deber?
Independientemente de la importancia y de la naturaleza del trabajo que realice un líder o un obrero, su principal prioridad es entender y captar cómo va ese trabajo. Deben estar presentes para hacer un seguimiento y realizar preguntas para obtener información de primera mano. No deben limitarse a confiar en los rumores o a escuchar los informes de otras personas. En cambio, deben observar con sus propios ojos la situación del personal y cómo avanza el trabajo, y entender qué dificultades se presentan, si hay ámbitos que no se ajustan a los requisitos de lo Alto, si se infringen los principios, si hay perturbaciones o trastornos, si falta el equipo necesario o el material didáctico relacionado para el trabajo profesional: deben estar al tanto de todo. Por muchos informes que escuchen, o por mucho que se basen en los rumores, nada es mejor que hacer una visita personal; hacerlo de esta manera es más preciso y fiable para observar las cosas con sus propios ojos. Una vez familiarizados con todos los aspectos de la situación, tendrán una idea acertada sobre lo que está pasando. Sobre todo, ha de tener una idea clara y precisa de quién tiene buen calibre y es digno de ser cultivado, ya que solo esto le permite cultivar y usar a las personas con precisión, lo cual es crucial para que los líderes y obreros hagan bien su trabajo. Los líderes y obreros deberían tener una senda y principios según los que cultivar y formar a las personas de buen calibre. Asimismo, deberían captar y entender los diversos tipos de problemas y dificultades que existen en el trabajo de la iglesia, y saber cómo resolverlos, y deberían contar con sus propias ideas y sugerencias sobre cómo debe progresar el trabajo o sus futuras expectativas. Si son capaces de hablar con claridad sobre tales cosas con los ojos cerrados, sin ninguna duda o recelo, entonces el trabajo será mucho más fácil de llevar a cabo. Al trabajar de esta manera, un líder cumplirá sus responsabilidades, ¿verdad? Deben ser bien conscientes de cómo resuelven los problemas en el trabajo mencionados arriba, y deben reflexionar sobre estas cosas a menudo. Cuando se vean en dificultades, deben compartir y discutir estos temas con todo el mundo, buscar la verdad para resolver los problemas. Al hacer trabajo real con los dos pies firmemente plantados en el suelo de esta manera, no habrá dificultades que no puedan resolverse. ¿Saben los falsos líderes cómo hacer esto? (No). Un falso líder solo sabe fingir y engañar a los demás, comportarse como si entendiera aquello que no entiende, incapaz de resolver ningún problema real, y solo mantenerse ocupado en asuntos inservibles. Cuando le preguntan en qué ha estado ocupado, dice: “Hacían falta unos cuantos cojines para el lugar donde vivimos y el equipo de producción de películas necesitaba algo de tela para el vestuario, así que fui a comprar. En otra ocasión, la cocina se quedó sin ingredientes y el cocinero no podía irse de allí, así que tuve que salir a comprar, y de paso compré unas cuantas bolsas de harina. Tuve que hacer todas estas cosas por mi cuenta”. De veras ha estado bastante ocupado. ¿Acaso no está descuidando las tareas que le corresponden? No le importa en absoluto y para nada lleva una carga en lo que respecta al trabajo que recae dentro del ámbito de sus responsabilidades como líder, solo busca actuar por inercia. El problema de que su propio calibre sea bastante pobre y de que sea ciego de vista y de mente ya es bastante serio, pese a ello, además no acarrea ninguna carga y disfruta de la comodidad, pasando a menudo varios días en algún lugar acogedor. Cuando alguien tiene un problema y acude a él en busca de una solución, no hay dónde encontrarlo y nadie sabe qué está haciendo en realidad. Gestiona su propio tiempo. Esta semana celebra una reunión para un equipo una mañana, descansa al mediodía y luego, por la noche, se reúne con la gente a cargo de los asuntos generales para comentar los temas. A la semana siguiente, celebra una reunión con aquellos a cargo de los asuntos externos y pregunta con indiferencia: “¿Hay alguna dificultad? ¿Habéis leído la palabra de Dios durante este periodo? ¿Se os ha limitado o perturbado durante vuestros contactos con los no creyentes?”. Y, después de hacer estas cuantas preguntas, lo da por terminado. En un abrir y cerrar de ojos, pasa un mes. ¿Qué trabajo ha hecho? Aunque organice reuniones para los equipos por turnos, no sabe nada sobre la situación del trabajo de ninguno de ellos ni se entera de nada ni indaga al respecto, y mucho menos se une al trabajo o lo dirige en cada equipo. No participó ni hizo seguimiento ni dio indicaciones relativas al trabajo, pero hubo unas pocas cosas que hacía con puntualidad; comer a su hora, dormir a su hora y celebrar reuniones a su hora. Su vida es bastante regular, cuida muy bien de sí mismo, pero el desempeño de su trabajo no está a la altura.
Algunos líderes no cumplen en ningún caso las responsabilidades de los líderes y obreros ni hacen el trabajo esencial de la iglesia, sino que en cambio se centran solo en algunos asuntos generales insignificantes. Se especializan en gestionar la cocina, siempre preguntan: “¿Qué comemos hoy? ¿Tenemos huevos? ¿Cuánta carne queda? Si se ha acabado, iré a comprar”. Consideran el trabajo de cocina de extrema importancia, deambulan por ella sin motivo, con la mente siempre puesta en comer más pescado, más carne, en disfrutar más, en comer sin ningún reparo. Mientras la gente de cada equipo está ocupada trabajando y se centra en hacer bien sus deberes, estos líderes solo se centran en comer bien, en llevar una vida cómoda. Desde que se convirtieron en líderes, no solo no se han preocupado del trabajo de la iglesia y han evitado cualquier esfuerzo arduo, sino que además se han encargado de mantenerse rollizos y con las mejillas rosadas. ¿Qué es lo que hacen a diario? Se ocupan en algún trabajo de asuntos generales, en algunos temas triviales, sin haber hecho bien ningún trabajo real ni resuelto problemas reales. No obstante, en su corazón no sienten remordimientos. Ningún falso líder hace los trabajos clave en la iglesia ni resuelve ningún problema real. Desde que se convirtió en líder, piensa: “Solo he de encontrar a unas cuantas personas que hagan trabajo específico, y así no tengo que hacerlo yo mismo”. Creen que, una vez que han organizado a supervisores para cada aspecto del trabajo, ellos mismos no tienen nada que hacer. Creen que en eso consiste el trabajo de ser líder, y entonces tienen derecho a disfrutar de los beneficios de su estatus. No participan en ningún trabajo real, no hacen seguimiento ni dan indicaciones, y tampoco conducen investigaciones ni estudian para resolver problemas. ¿Cumplen las responsabilidades de un líder? ¿Puede hacerse bien el trabajo de la iglesia de esta manera? Cuando lo Alto pregunta cómo va el trabajo, dicen: “Todo el trabajo de la iglesia transcurre con normalidad. Un supervisor maneja cada aspecto de este”. Si les interrogan más respecto a si hay algún problema en el trabajo, responden: “No lo sé. ¡Es probable que no haya problemas!”. Esta es la actitud de un falso líder hacia su trabajo. Como líder, muestra una completa irresponsabilidad para con el trabajo que le han asignado; lo delega todo en otros, sin hacer seguimiento, indagaciones ni ofrecer asistencia por su parte a la hora de resolver problemas; se limita a quedarse ahí sentado como un capataz que no interviene. ¿Acaso no es una negligencia del deber? ¿No se está comportando como un funcionario? No desempeña ningún trabajo concreto, no hace seguimiento del trabajo, no resuelve problemas reales; ¿acaso este líder no es un mero elemento decorativo? ¿Es que no es un falso líder? Es el epítome de un falso líder. El trabajo de un falso líder es mover los labios y dictar órdenes sin participar en realidad en el trabajo ni hacer seguimiento de este, sin buscar ni identificar problemas dentro del trabajo. Incluso cuando se identifican los problemas, no los resuelve. Simplemente se comporta como un capataz que no interviene, piensa que eso constituye hacer trabajo. Y, pese a ello, liderar de este modo no perturba su paz mental de ninguna manera; vive a diario con comodidad y está alegre en todo momento. ¿Cómo es que todavía es capaz de lucir una sonrisa? He descubierto un hecho: tales personas son totalmente desvergonzadas. No hacen trabajo real como líderes, se limitan a organizar a unos pocos para que se encarguen de las tareas, y lo dan por concluido. Nunca los ves en el lugar de trabajo; no tienen ni idea del progreso ni de los resultados del trabajo de la iglesia, sin embargo, siguen pensando que son competentes y cumplen con el estándar como líderes. Este es el epítome de un falso líder, no hacer trabajo real de ningún tipo. Los falsos líderes no cargan con el trabajo de la iglesia, no les preocupa ni les genera ansiedad, por muchos problemas que haya; les basta solo con hacer algunos asuntos generales y luego piensan que han desempeñado algo de trabajo real. Por muy en evidencia que lo Alto deje a los falsos líderes, ellos no se sienten mal por dentro ni se ven a sí mismos desenmascarados; no muestran ninguna autorreflexión ni arrepentimiento. ¿Acaso no carecen tales personas de conciencia y razón? ¿Puede alguien que de veras tiene conciencia y razón tratar el trabajo de la iglesia de esta manera? Desde luego que no.
En general, la gente con siquiera un poco de conciencia y razón, al oír la exposición de las diversas manifestaciones de los falsos líderes y compararse con estas descripciones, será capaz de ver, en mayor o menor medida, que hay algo de ellos mismos en estas. Se les sonrojará el rostro, se inquietarán, perderán la calma en su corazón, se sentirán en deuda con Dios y decidirán en secreto que: “Con anterioridad, disfruté de las comodidades de la carne, no hice bien mi trabajo, no cumplí con mis responsabilidades, no hice trabajo real, mostraba ignorancia cuando me preguntaban, siempre quería evadirme y siempre fingía, temiendo que, una vez que los hermanos vieran lo que de veras sucedía conmigo, se perderían mi reputación y estatus, y no podría mantener mi puesto como líder. Solo ahora veo que tal comportamiento es vergonzoso y no puede continuar. He de ser un poco más honesto a la hora de actuar, he de esforzarme. Si sigo sin hacerlo bien, sería inexcusable, ¡tendría cargo de conciencia!”. Los falsos líderes así todavía poseen algo de humanidad y conciencia; como poco, su conciencia está al tanto. Después de oír Mi exposición, se ven a sí mismos en estas palabras y se sienten atribulados, y reflexionan: “Es cierto que no he hecho ningún trabajo real ni he resuelto ningún problema real. No merezco la comisión de Dios ni el título de líder. ¿Qué debería hacer entonces? Debo enmendarme; a partir de ahora, he de ponerme las pilas y resolver problemas reales, participar en todas las tareas específicas, evitar eludirlas, evitar fingir, así como hacer las cosas al máximo de mis capacidades. Dios escruta el corazón de las personas y sus pensamientos más profundos, Dios conoce la verdadera medida de todo el mundo; con independencia de si hago las cosas bien o de manera pobre, lo más importante es hacerlo de todo corazón. Si no puedo hacer siquiera esto, ¿todavía se me puede llamar humano?”. Ser capaz de reflexionar sobre uno mismo de esta manera se llama tener conciencia. Por mucho que la dejes en evidencia, la gente sin conciencia no se sonroja, no se le acelera el corazón; solo continúa haciendo lo que le da la gana. Aunque se vea a sí misma en lo que ha desenmascarado Dios, siente indiferencia al respecto: “No es como si se mencionara mi nombre”, piensa. “¿Por qué debería estar asustado? Tengo buen calibre, tengo talento; la casa de Dios me necesita. ¿Y qué si no hago ningún trabajo real? No lo hago yo, pero pongo a alguien a hacerlo, así que en cualquier caso se lleva a cabo, ¿verdad? De cualquier manera, siempre hago la tarea que me pides que haga para ti, no importa a quién se la encargue yo. Mi calibre es bueno, así que trabajo de manera inteligente. En el futuro, seguiré haciendo las cosas por inercia y disfrutando de la vida como me dé la gana”. Da igual cómo diseccione o deje al descubierto a los falsos líderes por no hacer trabajo real, la gente en cuestión sigue igual, totalmente ajena a ello: “Deja que otros piensen lo que quieran y ten el concepto de mí que quieras, ¡no lo voy a hacer y ya está!”. ¿Tienen conciencia esos falsos líderes? (No). Esta es la cuarta vez que hemos hablado sobre dejar en evidencia las diversas manifestaciones de los falsos líderes y, cada vez que desenmascaro a tales individuos, aquellos con siquiera un poco de conciencia están en ascuas, se sienten inseguros por no hacer bien su trabajo y deciden en secreto arrepentirse enseguida y dar un giro. Entretanto, aquellos sin conciencia son excepcionalmente desvergonzados; no sienten nada en ningún caso. Con independencia de cómo comparta Yo, se limitan a seguir viviendo sus días como siempre, a disfrutar de la vida como les viene en gana. Cuando les preguntas: “Algunas personas son responsables del trabajo evangélico, otras del trabajo de traducción y otras del de producción de películas; ¿de qué trabajo concreto eres responsable tú?”, dicen: “Aunque no he hecho ningún trabajo concreto, lo superviso todo. Les organizo reuniones”. Si luego les preguntas: “¿Cuántas reuniones celebras al mes?”, responden: “Como poco, una grande al mes y una pequeña cada quince días”. Y, cuando les preguntas: “Aparte de organizar reuniones, ¿qué trabajo específico has hecho?”, responderán: “Como las reuniones me mantienen ocupado, ¿qué trabajo específico puedo hacer? Además, el ámbito que manejo es tan amplio que no tengo tiempo para trabajo específico”. Estos falsos líderes sienten que tienen toda la razón, ¡son unos líderes firmes y estables! No importa cómo los dejen en evidencia o los poden, no se alteran por ello ni lo más mínimo. Si me encargaran una tarea específica, como cocinar para cinco personas, pero solo tuviera comida suficiente para cuatro, me sentiría incómodo por no haber hecho bastante, y me sentiría culpable por no alimentar bien a todos. Luego pensaría cómo podría compensar esto, me aseguraría de calcular correctamente la próxima vez para que todo el mundo tenga suficiente para comer. Y, si alguien dijera que la comida estaba demasiado salada, también me sentiría mal. Preguntaría qué plato era demasiado salado, y luego les preguntaría a otros si el aderezo era apropiado. Aunque es complicado agradar a todo el mundo, he de seguir intentando hacer bien Mi parte por todos los medios. A esto se le llama cumplir las responsabilidades de uno; esta es la razón que debería poseer la gente. Siempre tienes que cumplir bien tus responsabilidades; no importa cuál sea la tarea, debes participar tú mismo en ella. Si alguien ofrece una opinión diferente, con independencia de quién sea, y te das cuenta de que estás equivocado y te sientes mal después de oír esto, entonces debes realizar correcciones y volcar tu corazón en lo que hagas en el futuro, hacerlo bien incluso si eso significa padecer algún sufrimiento. Los falsos líderes no tienen esta sensación, así que no padecen ningún sufrimiento en absoluto. Después de oír estos hechos sobre la exposición de los falsos líderes, no sienten nada de nada, siguen disfrutando de la comida, duermen como troncos y viven a lo grande, cada día con la misma felicidad y sin la sensación de llevar una pesada carga sobre sus hombros o una punzada de culpa en el corazón. ¿Qué clase de gente es esta? Tales personas tienen un problema con su calidad humana. Carecen de conciencia, les falta razón y son de una calidad humana inferior. A pesar de haber dejado en evidencia las diversas manifestaciones de los falsos líderes durante tanto tiempo —tanto desde una perspectiva positiva, con la que proveen y comparten, como desde una perspectiva negativa, que los deja en evidencia y los disecciona—, una parte de los falsos líderes siguen sin poder reconocer sus propios problemas y tampoco pretenden nunca reflexionar ni arrepentirse. Si no hubiera ninguna supervisión y exhortación por parte de lo Alto, seguirían actuando por inercia en su trabajo tanto como pudieran, sin cambiar de rumbo en absoluto. No importa de qué manera Yo los deje en evidencia, siguen allí sentados, imperturbables y completamente ajenos. ¿Acaso no son demasiado desvergonzados? La gente de este tipo no es apta para ser líderes ni obreros; ¡son de una calidad humana muy baja y no conocen en absoluto la vergüenza! En cuanto a las personas normales, solo el hecho de oír a alguien mencionar sus defectos, sus fallos o cualquier cosa inapropiada o que vaya contra los principios respecto a lo que han hecho —y no digamos si se les deja en evidencia específicamente—, les resultaría difícil de soportar y se sentirían alteradas y humilladas, y se plantearían cómo cambiar y corregirse a sí mismas. Entretanto, estos falsos líderes hacen un trabajo terrible y todavía viven con la conciencia tranquila, sin sentirse preocupados ni ansiosos, y permanecen por completo ajenos, sin importar cómo se los ha dejado en evidencia. Llegan incluso a hallar lugares para esconderse y buscar el ocio, y nunca los ve nadie. ¡De veras no tienen vergüenza!
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