Las responsabilidades de los líderes y obreros (4) Parte 2
Un líder de iglesia debe al menos poseer conciencia y razón, además de entender algunas verdades; solo entonces puede sentir una carga. ¿Cuáles son las manifestaciones de sentir una carga? Si ve a algunos individuos que son negativos, a otros con una comprensión distorsionada, a unos que malgastan los bienes de la casa de Dios, a otros que hacen su deber de manera superficial, a algunos que no se encargan de las tareas que les corresponden cuando hacen sus deberes, a otros que siempre sueltan palabras grandilocuentes pero no hacen trabajo real, todo esto le hace descubrir que hay demasiados problemas dentro de la iglesia y que se han de resolver, percibe que hay mucho trabajo por hacer: esto es lo que le hace desarrollar un sentido de la carga. Desde que se convirtió en líder, parece que haya un fuego que arde constantemente en su interior; si detecta un problema y no lo puede resolver, se preocupa y se pone ansioso, no puede comer ni dormir. Durante las reuniones, cuando hay quienes informan de problemas en su trabajo que el líder no puede desentrañar ni resolver de inmediato, este líder no se rinde; siente que ha de resolver tal problema. Después de orar y buscar, tras pensarlo durante un par de días, una vez que sabe cómo resolverlo, lo hace rápidamente. Después de esto, se pone con celeridad a comprobar otros trabajos y en uno descubre otro problema, el de que hay demasiadas personas participando en una tarea que requería una reducción de personal. Entonces convoca enseguida una reunión, obtiene una imagen clara de la situación, reduce el personal y dispone arreglos razonables, y así se resuelve el problema. Sea cual sea el trabajo que estén inspeccionando, los líderes que llevan una carga siempre saben identificar los problemas. En el caso de los problemas que tienen que ver con el conocimiento profesional, o que van contra los principios, son capaces de identificarlos, indagar y obtener una comprensión sobre ellos, y cuando descubren un problema, lo resuelven sin demora. Los líderes y obreros inteligentes solo resuelven los problemas que tienen que ver con el trabajo de la iglesia, el conocimiento profesional y los principios-verdad. No prestan atención a los asuntos menores de la vida cotidiana. Se preocupan de todas las facetas del trabajo de predicar el evangelio comisionado por Dios. Indagan e inspeccionan cualquier problema que sean capaces de percibir o descubrir. Si no logran resolver el problema ellos mismos en ese momento, entonces se reúnen con otros líderes y obreros, comunican con ellos, buscan los principios-verdad y piensan en maneras de resolverlo. Si se encuentran con un problema grave que realmente no pueden resolver, buscan de inmediato a lo Alto y permiten que lo Alto se ocupe de él y lo resuelva. Los líderes y obreros como estos son personas con principios en sus acciones. Al margen de los problemas que haya, siempre que los hayan visto, no los dejarán de lado; insistirán en entenderlos por completo y, después, resolverlos uno a uno. Aunque no se resuelvan a fondo, se puede asegurar que estos problemas no volverán a surgir. Esto es cumplir el deber de uno con todo el corazón, la fuerza y la mente, así como cumplir plenamente las propias responsabilidades. Aquellos falsos líderes y obreros que no realizan trabajo real ni se centran en resolver problemas reales no son capaces de detectar los problemas ante sus ojos ni saben qué trabajo debería realizarse. Mientras ven a los hermanos y hermanas ocupados haciendo sus deberes, se muestran perfectamente satisfechos, sienten que es el resultado de su trabajo real; piensan que todos los aspectos del trabajo van bastante bien y que no hay mucho que puedan hacer personalmente ni ningún problema que deban resolver, así que se pueden concentrar en disfrutar de los beneficios de su estatus. Quieren siempre presumir y alardear entre los hermanos y hermanas. Cada vez que los ven, dicen: “Sé un buen creyente. Haz bien tu deber. No hagas las cosas por inercia. Si te portas mal o causas problemas, ¡te voy a destituir!”. Solo saben hacer valer su estatus y sermonear a los demás. Durante las reuniones siempre preguntan qué problemas se dan en el trabajo y si aquellos por debajo de ellos cuentan con algunas dificultades, pero, cuando otros expresan sus problemas y dificultades, no pueden resolverlos. A pesar de esto, siguen siendo felices y continúan viviendo con la conciencia tranquila. Si los hermanos y hermanas no sacan a relucir ninguna dificultad o problema, sienten que están haciendo muy bien su trabajo, se vuelven complacientes. Creen que preguntar sobre el trabajo es la labor que les encargaron hacer y, cuando surgen problemas y lo Alto sigue el rastro de la responsabilidad hacia ellos, se quedan estupefactos. Otros exponen las dificultades y problemas del trabajo ante ellos, sin embargo, ellos se siguen quejando de que no busquen la verdad para resolverlos. Al no resolver ellos mismos los problemas reales, les pasan la pelota a los supervisores bajo su mando, reprenden con dureza a los que llevan a cabo las tareas específicas. Esta reprimenda los ayuda a aliviar su rabia e incluso creen, con la conciencia tranquila, que están haciendo trabajo real. Nunca se han sentido preocupados ni ansiosos por no ser capaces de descubrir los problemas ni de resolverlos, y tampoco han perdido el apetito o el sueño por este motivo; nunca han sufrido esta clase de dificultad.
Siempre que visito una iglesia de la granja, resuelvo algunos problemas. Cada vez que voy, no es porque haya encontrado algún problema específico que abordar, sino solo porque dispongo de algo de tiempo libre para ir de un lado a otro y ver cómo va el trabajo de varios equipos en la iglesia, así como cuáles son los estados de las personas en cada equipo. Reúno a los supervisores para una charla, les pregunto qué trabajo han estado haciendo durante este periodo y qué problemas hay, les permito plantear algunas cuestiones y luego hablo con ellos sobre cómo resolverlas. Cuando hablo con ellos, también puedo descubrir algunos problemas nuevos. Un tipo de problema es el relacionado con cómo hacen su trabajo los líderes y obreros; otro es el que hay en el trabajo dentro del ámbito de sus responsabilidades. Asimismo, también los ayudo y los guío en lo que respecta a cómo hacer trabajo específico, cómo poner en marcha el trabajo y cuál llevar a cabo, y luego hago seguimiento la próxima vez que voy y les pregunto cómo ha ido el trabajo que les encargué en la ocasión anterior. Esta supervisión, exhortación y seguimiento son necesarios. Aunque esto no se hace con mucha fanfarria ni dando gritos ni se anuncia con grandes altavoces, estos trabajos y tareas específicos se comunican y se ponen en marcha a través de algunos líderes y obreros que pueden hacer trabajo real. Así, el trabajo de cada equipo se vuelve ordenado y progresa, aumenta la eficiencia en este y los resultados son mejores. Al final, todo el mundo en cada equipo se puede aferrar a su propio deber, pues sabe lo que debería hacer y cómo hacerlo. Como poco, todo el mundo cumple el deber que le corresponde, tiene tareas entre manos y lo que hace se conforma a los requerimientos de la casa de Dios y también se puede hacer de acuerdo con los principios. ¿No es esto lograr algunos resultados? ¿Saben los falsos líderes cómo trabajar de esta manera? Los falsos líderes reflexionarían: “Entonces, es así como lleva a cabo el trabajo lo Alto; reúne a algunas personas para charlar, todo el mundo toma notas en una pequeña libreta y, después de eso, el trabajo de lo Alto queda concluido. Si es así como se lleva a cabo el trabajo por parte de lo Alto, entonces lo haremos nosotros de la misma manera”. Por tanto, los falsos líderes imitan así. Remedan la apariencia, pero al final no hacen ningún trabajo real en absoluto, no ponen en marcha ninguna de las tareas que les pidieron que hicieran, dejan que pase el tiempo de manera ociosa y sin hablar de nada. Yo también voy a veces a los campos de verduras y a los invernaderos para ver cómo están creciendo las plántulas, o a fin de averiguar cuántos ciclos de cultivos pueden crecer en el invernadero durante el invierno y con qué frecuencia regarlos. Todas estas tareas, ya sean grandes o pequeñas, involucran cuestiones técnicas relacionadas con el crecimiento de las verduras y, mientras uno las realice con diligencia, es posible lograrlas. ¿Dónde muestran primordialmente su falsedad los falsos líderes? Lo más destacable es que no hacen trabajo real; solo hacen algunas tareas para quedar bien y luego dan el trabajo por concluido y empiezan a disfrutar de los beneficios de su estatus. Por mucho trabajo de este tipo que hagan, ¿significa esto que llevan a cabo trabajo real? La comprensión de la verdad por parte de la mayoría de los falsos líderes es impura, solo entienden algunas palabras y doctrinas, lo cual dificulta mucho hacer bien el trabajo real. Una parte de los falsos líderes no puede siquiera resolver problemas relacionados con asuntos generales; está claro que tienen un calibre pobre y carecen de entendimiento espiritual. No vale absolutamente de nada cultivarlos. Algunos falsos líderes sí tienen un poco de calibre, pero no hacen un trabajo real y disfrutan de las comodidades de la carne. Las personas que disfrutan de las comodidades de la carne no difieren mucho de los cerdos. Los cerdos se pasan el día comiendo y durmiendo. No hacen nada. Sin embargo, tras un año de trabajo duro y de mantenerlos alimentados, cuando toda la familia come carne a final de año, se puede decir que han sido útiles. Si se mantiene a un falso líder como a un cerdo, comiendo y bebiendo gratis tres veces al día, creciendo gordo y fuerte, pero no hace ningún trabajo real y es un haragán, ¿acaso no ha sido inútil mantenerlo? ¿Ha servido de algo? Solo puede servir como contraste y se le debería descartar. De verdad, es mejor mantener a un cerdo que a un falso líder. Los falsos líderes pueden tener el título de “líder”, pueden ocupar ese puesto, comer bien tres veces al día, disfrutar de muchas de las gracias de Dios, ponerse rollizos y rosados de tanto comer a final de año, pero ¿qué hay del trabajo? Deberían fijarse en todo lo que han logrado este año en el trabajo. ¿Han obtenido resultados en algún ámbito del trabajo este año? ¿Qué trabajo real han realizado? La casa de Dios no pide que hagan todas las tareas a la perfección, pero deben hacer bien el trabajo crucial, como el evangélico, por ejemplo, o el de producción de películas o el relacionado con textos, entre otros. Todos ellos deben ser fructíferos. En circunstancias normales, la mayoría del trabajo debería producir algunos resultados y logros al cabo de tres o cinco meses; si no se dan logros después de un año, entonces existe un problema grave. Dentro del ámbito de su responsabilidad, ¿qué trabajo ha sido el más fructífero? ¿Por cuál han pagado el mayor precio y sufrido más a lo largo del año? Deberían presentar este logro y reflexionar sobre si han conseguido algunos logros valiosos en su año de disfrute de la gracia de Dios; deberían disponer de claridad al respecto en su fuero interno. ¿Qué hacían mientras comían el alimento de la casa de Dios y gozaban de Su gracia todo este tiempo? ¿Han logrado algo? Si no han logrado nada, es que solo están saliendo del paso, son auténticos falsos líderes. ¿Se debería destituir y descartar a tales líderes? (Sí). ¿Podéis discernir a tales falsos líderes cuando os topáis con ellos? ¿Podéis ver que son falsos líderes, que solo actúan por inercia para comer gratis? Comen hasta que tienen la boca grasienta, pero nunca parecen preocuparse ni estar ansiosos por el trabajo, no participan ni indagan sobre ninguna tarea específica. Aunque indaguen, es por una razón; solo lo hacen cuando lo Alto los presiona respecto a los resultados, de lo contrario ni se molestarían. Siempre disfrutan del gozo, ven a menudo películas o series de televisión. Delegan el trabajo y, mientras el resto está ocupado haciendo sus deberes, ellos están descansando y pasándoselo bien. Si hay un problema e intentáis encontrarlos para que lidien con ello, no aparecen por ninguna parte, pero nunca llegan tarde a las comidas. Y, después de comer, cuando todo el mundo vuelve al trabajo, se marchan para tomarse más tiempo libre. Si les preguntas: “¿Por qué no sales a comprobar el trabajo? ¡Todo el mundo está esperando tus indicaciones, tu organización!”, dicen: “¿Para qué esperarme a mí? Todos podéis hacerlo, todos sabéis hacerlo, ¿acaso no es lo mismo cuando no estoy por aquí? ¿Es que no puedo descansar un rato?”. “¿Es eso descansar? ¡Solo estás viendo películas!”. “Estoy aprendiendo habilidades profesionales, estoy estudiando cómo se ruedan las películas”. Incluso ponen excusas. Ven una película tras otra y, cuando todo el mundo descansa por la noche, también lo hacen. Cada día, actúan por inercia de esta manera, pero ¿hasta qué punto? A todo el mundo le parecen desagradables, hacen que todos se sientan incómodos y, al final, nadie les presta atención. Decidme, si este líder no está a cargo, ¿todavía puede progresar el trabajo? ¿Deja la tierra de dar vueltas sin él? (Sigue dando vueltas). Entonces, habría que dejarlo en evidencia para que todo el mundo viera que esta persona no se ocupa de las tareas que le corresponden y no debería limitar a nadie. A este falso líder que no se ocupa de las tareas que le corresponden hay que dejarlo en evidencia y diseccionarlo para que todo el mundo lo discierna, ¡y luego habría que destituirlo para que se eche a un lado! ¿Podéis discernir a tales falsos líderes cuando os los encontráis? Sin falsos líderes, ¿os sentiríais todos como marineros sin un capitán? ¿Completaríais el trabajo y finalizaríais las tareas con independencia? Si no lo hicierais, entonces estáis en peligro. Al afrontar a esta clase de falso líder que no hace su deber adecuadamente, no predica con el ejemplo y pierde el tiempo chateando por internet; ¿tendríais discernimiento en esta clase de situación? ¿Os veríais influenciados por ellos y os dedicaríais también al parloteo ocioso y a demorar vuestros deberes? ¿Aún podéis seguir a tales falsos líderes? (No).
Algunos falsos líderes son glotones y perezosos y prefieren las comodidades al trabajo duro. No quieren trabajar ni preocuparse, eluden el esfuerzo y la responsabilidad y solo quieren disfrutar de la comodidad. Les gusta comer y jugar y son especialmente perezosos. Había un falso líder que solo se levantaba por la mañana cuando todo el mundo había terminado de comer y, por la noche, seguía viendo series de televisión mientras todos los demás descansaban. Un hermano responsable de la cocina no pudo soportarlo más y lo criticó. ¿Pensáis que escucharía a un cocinero? (No). Supongamos que un líder o un obrero regañó a un falso líder así: “Tienes que ser más diligente; has de hacer el trabajo que se debe hacer. Como líder, debes cumplir tus responsabilidades sea cual sea el trabajo; debes asegurarte de que no hay problemas relacionados. Cuando se detecta un problema y no estás presente para resolverlo, eso afecta al trabajo. Si siempre trabajas así, ¿no retrasas la obra de la iglesia? ¿Puedes asumir esta responsabilidad?”. ¿Escucharía estas palabras? No necesariamente. En el caso de estos falsos líderes, el grupo que toma decisiones debería destituirlos de inmediato, asignarles otros arreglos de la obra dejándoles hacer lo que sean capaces de hacer. Si son unos inútiles, si quieren gorronear dondequiera que vayan y si son incapaces de hacer nada, despedirlos sin dejarles realizar ningún deber. No son dignos de desempeñar ningún deber; no son humanos, les falta la conciencia y la razón de la humanidad normal y son unos sinvergüenzas. A estos falsos líderes, que no son más que un hatajo de vagos, una vez que se los ha desenmascarado, se los debería destituir directamente; no hace falta intentar exhortarlos ni se les debería dar ninguna oportunidad de someterse a observación ni es necesario compartir la verdad con ellos. ¿Acaso no han oído ya suficientes verdades? Si se los podara, ¿podrían cambiar? No podrían. Si alguien tiene un calibre deficiente, le sobrevienen ideas absurdas en ocasiones o es incapaz de ver el panorama completo por ignorancia, pero es diligente, lleva una carga y no es perezoso, entonces, a pesar de las desviaciones en el cumplimiento de su deber, puede arrepentirse al enfrentarse a una poda. Como mínimo, conoce las responsabilidades de un líder y sabe lo que debería hacer; tiene una conciencia, un sentido de la responsabilidad y un corazón. No obstante, los que son perezosos, prefieren la comodidad al trabajo duro y no llevan ninguna carga, no pueden cambiar. No hay ninguna carga en el corazón, al margen de quién los pode, todo es inútil. Hay quien dice: “Entonces, si el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios cayeran sobre ellos, ¿cambiaría esto su problema de que no soportan cargas?”. Esto es inmutable; lo determina la naturaleza de uno, como un perro no puede cambiar el hábito de comer porquerías. Cada vez que ves a alguien que es vago y no lleva carga, y que además sirve como líder, puedes estar seguro de que es un falso líder. Alguien podría decir: “¿Cómo puedes llamarlo falso líder? Tiene buen calibre, es astuto, puede desentrañar cosas y urdir planes. En el mundo gestionaba negocios, era director general; ¡posee conocimientos, experiencia y sabe del mundo!”. ¿Pueden estas cualidades resolver el problema de que es vago y carece de una carga? (No).
¿Qué tipo de manifestaciones y características muestran aquellos que son excesivamente vagos? En primer lugar, hagan lo que hagan, actúan de forma superficial, pierden el tiempo, van a un ritmo pausado, descansan y procrastinan siempre que sea posible. En segundo lugar, ignoran el trabajo de la iglesia. Para ellos, quien quiera preocuparse por tales cosas puede hacerlo. Ellos no lo harán. Cuando se preocupan por algo, es en aras de su propia fama, ganancia y estatus, pues a ellos solo les importa poder disfrutar de los beneficios del estatus. En tercer lugar, se apartan de las dificultades en su trabajo; son incapaces de aceptar que este sea siquiera un poco agotador, se muestran muy resentidos si lo es y son incapaces de afrontar dificultades o de pagar un precio. En cuarto lugar, son incapaces de perseverar en cualquiera que sea el trabajo que hagan, siempre abandonan a medio camino y no llegan hasta el final en nada. Si están momentáneamente de buen humor, podrían hacer algo de trabajo por diversión, pero si algo requiere un compromiso a largo plazo y les mantiene ocupados, requiere pensar mucho y su carne se fatiga, con el tiempo empiezan a quejarse. Por ejemplo, algunos líderes están a cargo del trabajo de la iglesia, y al principio lo ven como algo nuevo y fresco. Están muy motivados con su enseñanza de la verdad y cuando ven que los hermanos y las hermanas tienen problemas, son capaces de ayudarlos y de resolverlos. No obstante, después de dedicarle empeño durante un tiempo, el trabajo de ser líder les empieza a parecer demasiado agotador y se vuelven negativos; quieren cambiar a un trabajo más fácil y no están dispuestos a afrontar dificultades. Tales personas carecen de perseverancia. En quinto lugar, otra característica que distingue a las personas vagas es su falta de voluntad para hacer trabajo real. En cuanto empiezan a sufrir en sus propias carnes, inventan excusas y evaden su trabajo y lo eluden, o bien se lo pasan a otro. Y cuando esa persona termina el trabajo, ellos se llevan el mérito con total desvergüenza. Estas son las cinco características principales de las personas vagas. Deberíais observar si hay tales personas vagas entre los líderes y obreros de las iglesias. Si encontráis a una, se la debería destituir de inmediato. ¿Las personas vagas pueden hacer una buena labor como líderes? Con independencia del calibre que tengan o de su calidad humana, si son vagas, no podrán hacer bien su trabajo, y retrasarán tanto este como las cuestiones importantes. El trabajo de la iglesia es polifacético, cada aspecto de este conlleva muchas minuciosas tareas y requiere compartir la verdad para resolver los problemas a fin de que se haga bien. Por tanto, los líderes y obreros deben ser diligentes —tienen que hablar y trabajar mucho a diario para garantizar la eficacia del trabajo—. Si hablan o hacen demasiado poco, no se obtendrán resultados. Por tanto, si un líder o un obrero es una persona vaga, en realidad, son falsos líderes e incapaces de hacer trabajo real. Las personas vagas no hacen trabajo real, ni mucho menos acuden ellas mismas a los lugares de trabajo y no están dispuestas a resolver problemas ni a involucrarse en un trabajo específico. No entienden ni comprenden lo más mínimo los problemas de ningún trabajo. Simplemente tienen una idea superficial y vaga en su cabeza a partir de escuchar lo que han dicho los demás, y salen del paso solo predicando un poco de doctrina. ¿Podéis discernir a este tipo de líder? ¿Sois capaces de identificar que son falsos líderes? (En cierta medida). Las personas vagas actúan por inercia en todos sus deberes. Sea cual sea el cometido, carecen de perseverancia, trabajan a trompicones y se quejan cada vez que padecen dificultades, al tiempo que profieren agravios interminables. Insultan a todos los que las critican o las podan, como una arpía que suelta insultos por la calle; siempre quieren descargar su ira sobre los demás y no quieren hacer su deber. ¿Qué muestra el hecho de que no quieran hacer su deber? Muestra que no llevan una carga, no quieren asumir responsabilidades y son personas vagas. No quieren padecer dificultades ni pagar el precio. Esto se aplica especialmente a los líderes y obreros; si no soportan una carga, ¿pueden cumplir las responsabilidades de los líderes y obreros? En absoluto.
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