Las responsabilidades de los líderes y obreros (5) Parte 1

En la reunión anterior, compartimos el punto cinco de las responsabilidades de los líderes y obreros. En el transcurso de la charla sobre el punto cinco, diseccionamos algunas de las manifestaciones y acciones de los falsos líderes, y terminamos de hablar sobre este punto. Ahora vamos a compartir los puntos seis y siete de las responsabilidades de los líderes y obreros. ¿Cuál es el contenido específico de estos dos puntos? (Punto seis: ascender y cultivar a todo tipo de talento cualificado para que todos aquellos que persigan la verdad tengan la oportunidad de formarse y entrar en la realidad-verdad lo antes posible. Punto siete: destinar y utilizar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad y sus puntos fuertes, de modo que se obtenga el máximo aprovechamiento de cada una de ellas). Vamos pues a diseccionar las diversas acciones y manifestaciones de los falsos líderes respecto a estos dos puntos. Ambos pertenecen a la misma categoría, relativa al ascenso, el cultivo y el uso de todos los tipos de personas por parte de la iglesia. Vamos a compartir primero los principios de la casa de Dios al ascender y cultivar a toda clase de talento cualificado. De este modo, ¿acaso no seréis capaces, en esencia, de entender algunos de los principios a los que los líderes y obreros deberían atenerse cuando hacen este trabajo? Puede que penséis: “Como líderes y obreros, entramos a menudo en contacto con estos asuntos, ya estamos familiarizados con este trabajo y tenemos algo de experiencia al respecto, por tanto, aunque no dijeras nada más sobre ello, lo tenemos claro y no es necesario compartir más de manera específica”. Entonces, ¿no hace falta hablar sobre ello? (Necesitamos que Tú compartas al respecto. Seguimos sin captar los principios en este asunto, y hay algunas personas con talento a las que todavía no somos capaces de discernir). La mayoría de los líderes y obreros siguen confundidos respecto a cómo hacer este trabajo y se hallan en un proceso de tanteo, de modo que no pueden captar los principios concretos, así que aún hemos de hablar sobre los detalles.

Punto 6: Ascender y cultivar a todo tipo de talento cualificado para que todos aquellos que persigan la verdad tengan la oportunidad de formarse y entrar en la realidad-verdad lo antes posible

El significado de que la casa de Dios ascienda y cultive a toda clase de personas con talento

¿Por qué la casa de Dios asciende y cultiva a toda clase de personas con talento? ¿Se hace esto en aras de involucrarse en la ciencia, la educación y la literatura? El pueblo escogido de Dios ya debería saber que cuando la casa de Dios asciende y cultiva a varios tipos de personas con talento, esto no se hace para fabricar alguna especie de producto de alta tecnología ni crear un milagro ni conducir una investigación sobre la historia del desarrollo humano, y mucho menos para hacer ninguna clase de plan para el futuro de la especie humana. ¿Por qué entonces asciende y cultiva la casa de Dios a toda clase de personas con talento? ¿Lo entendéis o no? (Para difundir el evangelio del reino). Para difundir el evangelio del reino, esa es una razón. ¿Qué más? (Para que todo el mundo que persigue la verdad pueda tener la oportunidad de formarse). Eso es, esta respuesta es bastante razonable y da en el clavo. Es para que incluso más personas que persiguen la verdad puedan tener la oportunidad de formarse y entrar en la realidad-verdad lo antes posible. Las dos respuestas que acabáis de dar son correctas y precisas. El ascenso y el cultivo de toda clase de personas con talento por parte de la casa de Dios están relacionados por una parte con la difusión del evangelio del reino y la obra de Dios, y por otra, tiene que ver con las búsquedas y la entrada individuales. Estos son los dos aspectos generales. En términos específicos, ¿cuál es el significado de que la casa de Dios ascienda y cultive a toda clase de personas con talento? ¿Qué trabajo específico hacen estas en la iglesia? Cuando la casa de Dios asciende y cultiva a alguien para que sea jefe de equipo, supervisor o líder u obrero en la iglesia, ¿se le convierte en un funcionario? (No). La casa de Dios asciende y cultiva a las personas para que puedan ser responsables de proyectos o trabajos específicos dentro del marco de los diversos aspectos del trabajo de la iglesia, como el trabajo evangélico, el relacionado con los textos, el de producción de películas, el de riego, así como algunos asuntos generales y otros tantos. Por consiguiente, ¿cómo llevan a cabo estos trabajos específicos? Mediante el emprendimiento de varios aspectos del trabajo de la iglesia conforme a los requerimientos de Dios, los principios-verdad de Sus palabras y los arreglos de la obra de la casa de Dios, y de este modo hacen su deber de acuerdo con Sus requerimientos y obran conforme a los principios-verdad. Al fijarnos en que a estas personas se las está ascendiendo y cultivando para emprender el trabajo, el hecho de tener un título oficial o un estatus no es lo que las capacita para hacer bien su trabajo. En cambio, deben poseer cierto calibre para asumir un trabajo específico, es decir, para asumir lo que Dios les ha encomendado que hagan o, en otras palabras, un deber y una obligación que conlleve responsabilidad. Este es el significado y la definición específicos de ascender y cultivar a diversos tipos de individuos con talento, tal como se menciona en el punto seis de las responsabilidades de los líderes y obreros. Por consiguiente, al ascender y cultivar a las personas, el objetivo de la casa de Dios es cultivar a toda clase de personas talentosas para que hagan bien diversos aspectos del trabajo de la iglesia de acuerdo con los requerimientos de Dios y de los arreglos de la obra de la casa de Dios; es para permitir que estas personas asuman diversas tareas específicas de la iglesia. Al mismo tiempo, la casa de Dios cultiva y forma a estas personas para que aprendan a contemplar Sus palabras, compartan la verdad y obren conforme a los principios, las conduce a la práctica de la verdad y a vivir según las palabras de Dios y entrar en la realidad-verdad, y las capacita para tener experiencias y testimonios auténticos, tras lo cual pueden liderar, regar y proveer a otros, así como llevar a cabo de manera adecuada los diversos aspectos del trabajo de la iglesia, y al mismo tiempo, el pueblo escogido de Dios puede estar capacitado para someterse a Dios, dar testimonio de Él y cumplir bien el deber de predicar el evangelio. El método de práctica para ascender y cultivar a toda clase de personas con talento es, por una parte, guiar a la gente a practicar y experimentar las palabras de Dios, a que lleguen a conocerse a sí mismas, desechen sus actitudes corruptas y entren en la realidad-verdad; por otra parte, es para que los líderes y obreros usen su propia experiencia real de lealtad y sumisión para guiar y cultivar a las personas en el buen cumplimiento de sus deberes y dar testimonios rotundos de Dios. Estas son las dos sendas principales de práctica para cultivar a diversos tipos de personas con talento. Este es el trabajo concreto implicado en ascender y cultivar a diversas clases de personas con talento, y además es el auténtico significado de hacerlo.

Los criterios requeridos para las diversas clases de personas con talento a las que la casa de Dios asciende y cultiva

I. Los criterios requeridos para los líderes y obreros y supervisores de diversos aspectos del trabajo

¿A quiénes hacen referencia “las diversas clases de personas con talento a las que la iglesia asciende y cultiva”? ¿Qué ámbitos engloba esto? El primero es el tipo de personas que pueden ser supervisores de los varios aspectos del trabajo. ¿Cuáles son los estándares requeridos para los supervisores de los diversos aspectos del trabajo? Tres son los principales. Primero, han de tener la capacidad de comprender la verdad. Solo aquellos que pueden comprender la verdad de forma pura y sin distorsión, así como de deducir otras cosas a partir de un solo ejemplo son gente de buen calibre. Esta gente debe al menos tener entendimiento espiritual y ser capaz de comer y beber las palabras de Dios con independencia. En el proceso de comer y beber las palabras de Dios, han de ser capaces de aceptar con independencia el juicio, el castigo y la poda de las palabras de Dios, y buscar la verdad para resolver sus propias nociones y figuraciones y la adulteración de su propia voluntad, además de sus actitudes corruptas; si alcanzan este estándar, eso significa que saben experimentar la obra de Dios, y esto es una manifestación de buen calibre. En segundo lugar, han de llevar una carga para el trabajo de la iglesia. La gente que de veras lleva una carga no solo tiene entusiasmo, también auténtica experiencia de vida, entiende algunas verdades y puede desentrañar algunos problemas. Se dan cuenta de que en la obra de la iglesia y en el pueblo escogido de Dios hay muchas dificultades y problemas que se han de resolver. Ven esto con sus ojos y se preocupan de ello en su corazón; esto es lo que significa llevar una carga en el trabajo de la iglesia. Si alguien es simplemente de buen calibre y capaz de comprender la verdad, pero es vago, codicia las comodidades de la carne, no está dispuesto a hacer trabajo real y solo hace un poco de trabajo cuando lo Alto le impone una fecha límite para que lo complete, cuando no puede quedar impune si no lo hace, entonces se trata de una persona que no lleva una carga. Los que no llevan ninguna carga son los que no persiguen la verdad, aquellos sin sentido de la rectitud y los inútiles que se pasan el día comiendo hasta hartarse, sin pensar en nada serio. En tercer lugar, han de poseer capacidad de trabajo. ¿Qué significa “capacidad de trabajo”? En palabras sencillas, significa que no solo pueden asignar trabajo y darles instrucciones a las personas, sino que además identifican y resuelven problemas; esto es lo que significa poseer capacidad de trabajo. Asimismo, también necesitan de habilidades organizativas. A la gente que las posee se le da especialmente bien juntar a las personas, organizar y disponer el trabajo, así como resolver problemas, y cuando organiza el trabajo y resuelve problemas, puede convencer a otros de manera concienzuda y lograr que obedezcan; esto es lo que significa tener habilidades organizativas. Aquellos que de veras tienen capacidad de trabajo pueden llevar a cabo tareas específicas que ha dispuesto la casa de Dios, y las pueden desempeñar con mucha fluidez y decisión y sin ninguna torpeza, y además pueden hacer bien los diversos trabajos. Estos son los tres estándares de la casa de Dios para cultivar a los líderes y obreros. Si alguien cumple estos tres estándares, se trata de un individuo poco frecuente y con talento al que se debería ascender, cultivar y formar de inmediato y que, después de practicar durante un tiempo, va a ser capaz de encargarse del trabajo. Cualquiera que tenga calibre, lleve una carga y posea capacidad de trabajo no necesita que la gente se preocupe siempre por él ni lo supervise ni le meta prisa en su trabajo. Es proactivo, sabe qué tareas corresponde hacer en qué momento, cuáles inspeccionar y supervisar, y cuáles hace falta comprobar o vigilar de cerca. Es muy consciente de estas cosas. Tales personas son relativamente fiables y confiables en su trabajo, no van a ocurrir grandes problemas. Aunque fuera así, serían triviales y no afectarían al resultado global, y Dios no se tendría que preocupar del trabajo que hacen estas personas. Solo aquellos que pueden valerse por sí mismos en el trabajo poseen de veras capacidad para desempeñarlo. Aquellos que no, los que siempre necesitan que los demás se preocupen de ellos, que los vigilen, supervisen e incluso los tomen de la mano y les enseñen qué hacer son personas con un calibre muy escaso. Los resultados del trabajo que hacen aquellos de calibre corriente son, sin duda, corrientes, y esa gente necesita que alguien la vigile y supervise antes de hacer nada. A modo de contraste, la gente con buen calibre puede valerse por sí misma después de haberse formado durante un tiempo, y cada vez que lo Alto le ha dado instrucciones para una tarea y ha compartido algunos principios, puede captar los principios, ejecutar el trabajo de acuerdo con ellos y, básicamente, seguir el trayecto correcto sin demasiados grandes desvíos o fallos, así como lograr los resultados que debe; esto es lo que significa tener capacidad de trabajo. Por ejemplo, la casa de Dios pide que se limpie la iglesia y que se identifique y expulse a los anticristos y a las personas malvadas de esta, y el tipo de personas que poseen capacidad de trabajo no se desvían en lo esencial en el transcurso de llevar a cabo esta tarea. Una vez que aparece, un anticristo necesita al menos medio año para que se le revele y se le eche. Durante este tiempo, aquellos que poseen capacidad de trabajo lo pueden identificar, compartir la verdad para diseccionar las manifestaciones del anticristo y ayudar a los hermanos y hermanas a obtener discernimiento de él y que no los desoriente, de modo que se les capacita para que se alcen a fin de desenmascarar y expulsar juntos al anticristo. Cuando los anticristos o las personas malvadas aparecen en el ámbito del trabajo de las personas que poseen capacidad de trabajo, básicamente la mayoría de los hermanos y hermanas no se desorientan ni se ven influidos. Solo unos pocos atolondrados y los de muy escaso calibre se desorientan, y este es un fenómeno normal. Aquellos de buen calibre y que poseen capacidad de trabajo pueden lograr estos resultados en su labor, y poseen la realidad-verdad y son líderes y obreros acordes al estándar.

Entre los diversos tipos de personas con talento que acabo de mencionar, el primero era el de aquellos que pueden ser supervisores de los diversos aspectos del trabajo. El primer requerimiento hacia ellos es que tengan la capacidad y el calibre para comprender la verdad. Este es el requisito mínimo. El segundo es que lleven una carga; esto es indispensable. Algunas personas comprenden la verdad más rápido que la gente corriente, tienen entendimiento espiritual, son de buen calibre, poseen capacidad de trabajo y después de practicar durante un periodo de tiempo, pueden valerse por sí mismas sin lugar a la duda. Sin embargo, hay un problema serio en ellas; no llevan carga. Les gusta comer, beber, divertirse y callejear por ahí. Están muy interesados en estas cosas, pero si se les pide hacer algo de trabajo específico que requiere que sufran adversidades y paguen un precio, que se restrinjan un poco, entonces les entra desgana y aseguran que sienten algo de malestar o aflicción, y que están incómodos de la cabeza a los pies. Son desenfrenados e indisciplinados, desenfadados, testarudos y disolutos. Comen, duermen y se divierten cuando les apetece, y solo realizan algún trabajo cuando su estado de ánimo se los permite. Si el trabajo es un poco arduo o agotador, pierden interés y ya no quieren cumplir con su deber. ¿Es esto llevar una carga? (No). La gente que es vaga y codicia las comodidades de la carne no es a la que se debería ascender y cultivar. Hay además personas cuyo calibre es más que adecuado para un trabajo, pero por desgracia no llevan una carga, no les gusta asumir responsabilidad, no les gustan los problemas ni preocuparse. Permanecen ciegas ante el trabajo que se ha de hacer, e incluso si pueden verlo, no quieren ocuparse de ello. ¿Son las personas de este tipo candidatas al ascenso y el cultivo? En absoluto; la gente debe llevar una carga a fin de ser ascendida y cultivada. Llevar una carga se puede describir además como tener sentido de la responsabilidad. Tener sentido de la responsabilidad tiene más que ver con la humanidad; llevar una carga está relacionado con uno de los estándares que la casa de Dios usa para medir a las personas. Aquellos que llevan una carga mientras que al mismo tiempo poseen otras dos cosas —capacidad y calibre para comprender la verdad, así como capacidad de trabajo— son el tipo de personas a las que se puede ascender y cultivar, y este tipo de personas pueden ser supervisores de los diversos aspectos del trabajo. Estos son los estándares requeridos para ascender y cultivar a las personas a fin de convertirse en diversos tipos de supervisores, y las personas que cumplen estos estándares son candidatas al ascenso y el cultivo.

II. Los criterios requeridos para las personas con talento en diversas profesiones que poseen talentos o dones especiales

Además de al tipo de personas que pueden ser supervisores de los diversos aspectos del trabajo, otro al que se puede ascender y cultivar son aquellos que poseen talentos o dones especiales o han dominado algunas habilidades profesionales. ¿Cuál es el estándar que la casa de Dios requiere para cultivar a personas semejantes a fin de que sean líderes de equipo? Primero fíjate en su humanidad; basta con que amen relativamente estas cosas positivas y no sean personas malvadas. Hay quien podría preguntar: “¿Por qué no se requiere que sea alguien que persiga la verdad?”. Porque los jefes de equipo no son líderes de iglesia ni obreros, así como tampoco regadores, y sería pedir demasiado requerirles que cumplan el estándar de perseguir la verdad, pues es algo fuera del alcance de la mayoría de ellos. No es algo que se requiera de las personas que desempeñan asuntos generales o aspectos específicos de trabajo profesional; si lo fuera, solo unos pocos serían aptos, así que hay que bajar los estándares. Mientras las personas entiendan su profesión y sean capaces de asumir el trabajo, no cometan maldad ni causen ninguna perturbación, con eso es suficiente. En cuanto a aquellos que tienen experiencia en algunas habilidades y profesiones y cuentan con algunos puntos fuertes, si van a llevar a cabo un trabajo que requiera estar algo familiarizado con la habilidad y relacionado con sus profesiones en la casa de Dios, mientras sean relativamente ingenuos y honrados en cuanto a su calidad humana, no sean malvados, su comprensión no sea distorsionada, sean capaces de aguantar las adversidades y estén dispuestos a pagar un precio, con eso es suficiente. Así, el primer requerimiento para cultivar a tales personas para que sean jefes de equipo es que sientan un relativo amor por las cosas positivas y, además, deben ser capaces de sufrir penurias y pagar un precio. ¿Qué más? (Deben tener una calidad humana honrada y no ser malvadas, y no contar con una comprensión distorsionada). Su calidad humana debe ser relativamente honrada, no deben ser personas malvadas ni con una comprensión distorsionada. Hay quien podría preguntar: “Por tanto, ¿se puede considerar alta su capacidad para comprender la verdad? Después de oír la verdad, ¿se pueden despertar a la realidad-verdad y entrar en ella?”. No hace falta exigir todo esto, basta con que tales personas no posean una comprensión distorsionada. Cuando la gente cuya comprensión no está distorsionada hace su trabajo, uno de los beneficios es que probablemente no causen trastornos ni hagan ninguna ridiculez. Por ejemplo, la casa de Dios ha compartido una y otra vez los principios respecto al color del vestuario de los actores, que debería ser digno y decente, y más colorido que anodino. Sin embargo, todavía están aquellos que simplemente no le extraen sentido a lo que se les dice, no entienden lo que oyen, son incapaces de comprender y no pueden identificar los principios en el marco de estos requerimientos de la casa de Dios, y acaban eligiendo un vestuario que es gris por completo; ¿acaso esto no es una comprensión distorsionada? (Sí). Esto es lo que significa tener una comprensión distorsionada. Ante todo, ¿qué significa el hecho de amar relativamente las cosas positivas? (Ser capaz de aceptar la verdad). Eso es. Significa ser capaz de aceptar las palabras y las cosas que se conforman a la verdad, y aceptar y someterse a las palabras de Dios y a todos los aspectos de la verdad. Al margen de si tales personas pueden poner esas cosas en práctica, como poco, en el fondo no han de ser reacios a ellas ni les deben causar repugnancia. Tales personas son buenas y se puede decir en términos coloquiales que son decentes. ¿Qué características poseen las personas decentes? Sienten asco, repulsión y aversión hacia los actos malvados que les gusta cometer a los no creyentes, así como hacia las tendencias malvadas que siguen estos. Por ejemplo, las tendencias en el mundo de los no creyentes abogan por las fuerzas malvadas, y muchas mujeres buscan casarse con un rico o ser la amante de alguien. ¿No es esto perverso? La gente que ama la verdad encuentra esto particularmente repugnante y algunas dicen: “Aunque no fuera capaz de encontrar a nadie para casarme, aunque muriera en la pobreza, nunca actuaría como una de esas”, en otras palabras, son desdeñosas con tales personas y las desprecian. Una característica de las que son decentes es que encuentran las tendencias malvadas repugnantes y repulsivas, y muestran desdén hacia aquellos que han sido atrapados por tales tendencias. Son bastante honradas; ante la mención de creer en Dios y ser una buena persona, caminar por la senda correcta, temer a Dios y apartarse del mal, evitar las tendencias malvadas y todo comportamiento malvado en el mundo, en el fondo sienten que se trata de algo bueno. Sean o no capaces de dar un paso al frente para lograr todo esto, y por grande que sea su aspiración por creer en Dios y caminar por la senda correcta, a fin de cuentas, en el fondo anhelan vivir en la luz y ansían hallarse en un lugar donde la justicia ostente el poder. Las personas honradas como estas son de las que aman bastante las cosas positivas. Quienes han de ser ascendidos y cultivados por la casa de Dios deben poseer, cuando menos, la calidad humana de una humanidad honrada y de un amor por las cosas positivas. Asimismo, este es el primer estándar requerido para ascender al tipo de personas con talento que poseen puntos fuertes y habilidades profesionales. El segundo estándar es que esas personas deben ser capaces de padecer dificultades y pagar un precio. Es decir, cuando se trata de causas o trabajos que les entusiasman, son capaces de dejar de lado sus deseos, los placeres de la carne o una vida cómoda, e incluso de renunciar a sus perspectivas de futuro. Además, no les supone mucho problema un poco de dificultad o sentir cierto cansancio; mientras estén haciendo algo que tenga sentido y crean correcto, renuncian con gusto a los placeres y beneficios de la carne o, como mínimo, tienen la aspiración y el deseo de hacerlo. Algunos dicen: “A veces, esa persona sigue codiciando las comodidades de la carne: a veces quiere dormir hasta tarde, comer bien y salir a pasear o a deambular sin rumbo, pero la mayoría de las veces es capaz de padecer dificultades y pagar un precio; lo que pasa es que, en ocasiones, su estado de ánimo le lleva a pensar así. ¿Se consideraría esto un problema?”. No. Sería demasiado pedir que dejara completamente de lado los placeres de la carne, excepto en circunstancias especiales. En general, cuando le asignas un trabajo a esa gente, trátese o no de un trabajo grande y sea o no algo que le guste hacer, y por muy difícil que sea o por muy grande la dificultad que tenga que soportar, o el precio que tenga que pagar, mientras se lo asignes a esa persona, está garantizado que lo hará lo mejor que pueda sin que sea siquiera necesario que la vigiles ni la supervises. Son gente capaz de padecer dificultades y pagar un precio, y esta es otra manifestación de la gente decente. ¿Qué significa ser capaz de padecer dificultades y pagar un precio? Significa ser concienzudo, ser dedicado y atento hasta el extremo, y ser capaz de sufrir cualquier dificultad y pagar cualquier precio para hacer las cosas adecuadamente. Tales personas, a la hora de hacer las cosas, mantienen sus promesas y son confiables, no como aquellos que son comilones y ociosos, aman el placer y detestan el trabajo, además de anteponer el beneficio a cualquier otra cosa. Los que son así se retractan de sus promesas, dicen palabras falsas para engañar y engatusar a los demás, y no dudan en mentir y hacer falsos juramentos para lograr sus objetivos; Dios no va a salvar a esas personas. A Dios le gustan las personas honestas. Solo estas mantienen su palabra y son leales a sus deberes, y Dios solo salva a aquellos que sufren penurias y pagan un precio para cumplir bien Su comisión. Ser capaz de sufrir adversidades y pagar un precio es la segunda característica y manifestación que uno debería poseer para que lo ascienda y cultive la casa de Dios. El tercer estándar consiste en no tener una comprensión distorsionada. Es decir, después de escuchar las palabras de Dios, al menos son capaces de saber a qué se refieren, pueden extraer sentido de lo que dice Dios y su comprensión no se desvía ni resulta absurda. Por ejemplo, si hablas del color azul, no lo malinterpretarán como negro, y si hablas del color gris, no lo interpretarán como morado. Este es el mínimo exigible. Aunque a veces su comprensión esté distorsionada, cuando otros se lo señalan, son capaces de aceptarlo, y si ven que alguien tiene una comprensión más pura que ellos mismos, la aceptan sin problema. Este tipo de persona tiene una comprensión pura. En cuarto lugar, no deben ser personas malvadas. ¿Es esto fácil de entender? No ser una persona malvada significa al menos hacer una cosa, y esta consiste en que, después de no conseguir lograr lo que la casa de Dios ha requerido de ellos o haber vulnerado los principios y haber hecho algo malo, tales personas deben poder aceptar y someterse cuando se las poda, sin resistirse ni difundir negatividad o nociones. Además, da igual en qué grupo se encuentren, se pueden llevar bien con la mayoría de las personas y relacionarse en armonía con ellas. Incluso cuando alguien les hace daño al decir cosas desagradables, lo pueden soportar sin llevar la cuenta, y si alguien los intimida, no castigan la maldad con maldad, sino que en cambio solo adoptan modos sabios de mantener la distancia y permanecer alejados. Aunque tales individuos no llegan a ser personas honestas, cuando menos son bastante ingenuos y no cometen maldad, y si cualquiera los ofende, no toman represalias ni atormentan a la otra persona, no la reprimen. Asimismo, no intentan fundar sus propios reinos independientes, no actúan en contra de la casa de Dios, no difunden nociones ni tratan de emitir juicios sobre Él, así como tampoco hacen nada que trastorne o cause perturbaciones. Los cuatro puntos de arriba son los criterios básicos para ascender y cultivar a la gente con talento que cuenta con puntos fuertes y entiende algunas destrezas profesionales. Mientras cumplan estos cuatro criterios, en lo esencial pueden asumir determinados deberes y llevar a cabo ciertos trabajos de manera adecuada.

Hay quien puede que pregunte: “¿Cómo es que entre los criterios que deben cumplir las personas con talento para que las asciendan y cultiven no se incluye entender la verdad, poseer la realidad-verdad y ser capaz de temer a Dios y evitar el mal? ¿Cómo es que no se incluye el ser capaz de conocer a Dios, de someterse a Él, serle leal y ser un ser creado acorde al estándar? ¿Se han obviado estas cosas?”. Decidme, si alguien entiende la verdad y ha entrado en la realidad-verdad, es capaz de someterse a Dios, le es leal y tiene un corazón temeroso de Dios y, asimismo, conoce a Dios, no se resiste a Él y es un ser creado acorde al estándar, ¿sigue necesitando que se le cultive? Si de veras ha conseguido todo esto, ¿acaso no se ha logrado ya el resultado del cultivo? (Sí). Por tanto, en los requerimientos para ascender y cultivar a las personas con talento no se incluyen estos criterios. Como a los candidatos se les asciende y cultiva de entre los seres humanos que no entienden la verdad y están llenos de actitudes corruptas, es imposible que estos candidatos a los que se asciende y cultiva tengan ya la realidad-verdad, o que ya se sometan por completo a Dios, y no digamos que sean del todo leales a Él. Están si cabe más lejos aún de conocer a Dios y tener un corazón temeroso de Él. Los criterios que más que nada deberían cumplir las personas con talento de toda índole para que se las ascienda y cultive son los que acabamos de mencionar; se trata de los más realistas y específicos. Algunos falsos líderes dicen: “No tenemos a nadie con talento aquí al que se le pueda ascender y cultivar. Fulano de tal no entiende la verdad. Mengano no hace las cosas con un corazón temeroso de Dios, este no puede aceptar recibir la poda, aquel no tiene lealtad…”, etcétera, con lo que señalan un montón de faltas. ¿Qué implican estos falsos líderes al decir estas cosas? Es como si no se pudiera ascender y cultivar a estas personas porque no entienden la verdad y no experimentan la obra de Dios, y no tienen todavía la realidad-verdad y demás, mientras que los propios líderes se pudieron convertir en líderes porque ya tienen algo de experiencia práctica y poseen la realidad-verdad. ¿No es esto lo que quieren decir estos falsos líderes? A sus ojos, nadie es tan bueno como ellos y nadie aparte de ellos es apropiado para ser líder. Este es el carácter arrogante de los falsos líderes; en lo que respecta al ascenso y el cultivo de las personas por parte de la casa de Dios, están llenos de nociones y figuraciones.

III. Los criterios requeridos para el personal del trabajo de asuntos generales

Acabo de mencionar a dos clases de personas que la casa de Dios se concentra en cultivar. Una clase son las que pueden ser líderes y obreros, y la otra es la de aquellos que pueden emprender varios trabajos profesionales. Hay además otro tipo de personas. No se puede decir que posean puntos fuertes particulares o habilidades profesionales; su trabajo no implica ninguna tecnología avanzada, es decir, esta gente desempeña cierto trabajo en los asuntos generales de la iglesia, se ocupan de ciertos asuntos ajenos al trabajo sustancial de la iglesia. Son del tipo de personas que llevan a cabo trabajo de asuntos generales. ¿Cuáles son los principales requerimientos de la casa de Dios para tales personas? El requisito más fundamental es que sean capaces de defender los intereses de la casa de Dios, no ayuden a los forasteros a costa de la casa de Dios y no vendan los intereses de esta para caerle en gracia a Satanás. Eso es todo. Al margen de si se trata de un comunicador dotado, de la élite de la sociedad o de un talento especial, debería ser capaz de defender los intereses de la casa de Dios al lidiar con los asuntos externos de esta. ¿Qué incluyen los intereses de la casa de Dios? Dinero, objetos materiales, las reputaciones de la casa de Dios y la iglesia, y la seguridad de los hermanos y hermanas; cada uno de estos aspectos es muy importante. Aquel capaz de defender los intereses de la casa de Dios posee humanidad normal, y es alguien lo bastante honrado y que está dispuesto a practicar la verdad. Los hay que no tienen discernimiento y dicen: “Hay una persona con una humanidad malvada, pero puede defender la obra de la casa de Dios”. ¿Es eso posible? (No). ¿Cómo pueden las personas malvadas defender la obra de la casa de Dios? Solo pueden defender sus propios intereses. Así, si alguien es de veras capaz de defender los intereses de la casa de Dios, seguro que su calidad humana y su humanidad son buenas; esto no puede ser un error. Si alguien ayuda a los forasteros a costa de la casa de Dios cuando hace algo para esta, y traiciona sus intereses y no solo causa grandes pérdidas económicas y materiales a Su casa, sino que también crea un enorme daño a las reputaciones de la casa de Dios y de la iglesia, ¿es una buena persona? Lo más seguro es que no sea trigo limpio. No le importa lo grandes que sean las pérdidas materiales y financieras que sufre la casa de Dios; lo que más le importa es el beneficio propio y caer en gracia a los no creyentes; no solo envía regalos a los no creyentes, sino que hace concesiones constantes durante las negociaciones; no se le ha ocurrido luchar por los intereses de Su casa. Y sin embargo, le miente a esta, dice cómo ha conseguido el trabajo y defendido los intereses de la casa de Dios, cuando de hecho, el trabajo de la iglesia ya ha sufrido pérdidas, y los no creyentes se han aprovechado mucho de Su casa. Si una persona es capaz de defender los intereses de la casa de Dios en todos los aspectos cuando lidia con asuntos externos, ¿se trata de una buena persona? (Sí). Y entonces, si esta clase de personas es incapaz de hacer cualquier otro trabajo en la casa de Dios, y solo es adecuada para este tipo de trabajo de asuntos generales, ¿debería ascenderla la casa de Dios? (Sí). Además de poseer capacidad de trabajo y de poder llevar este a cabo conforme a los principios requeridos por la casa de Dios, también es capaz de defender los intereses de esta, así que cumple con el estándar, y se le debería ascender. En el lado opuesto se hallan aquellos que constantemente causan daño a los intereses de la casa de Dios, que plantean un constante riesgo potencial para la seguridad de los hermanos y hermanas, y que causan continuos efectos adversos y consecuencias para las reputaciones de la casa de Dios y la iglesia; a tales personas no se las debe ascender ni cultivar; si se les asciende y utiliza, han de ser despedidas sin demora. Hay también algunas personas que siempre se meten en problemas mientras hacen su trabajo, como tener accidentes de tráfico, estropear los asuntos de los que se ocupan o crear conflictos que resultan en quejas constantes, y si hay algún fallo no saben cómo arreglarlo. Son imbéciles, dan mala suerte y son derrochadores. Si este tipo de personas se convierte en jefe de equipo, supervisor, líder u obrero, no solo se le debe despedir enseguida, sino que se le debe echar de la iglesia. Esto es porque esta clase de personas es garantía de desastre y trae mala suerte. Mientras una o dos de estas personas existan en la iglesia, no puede haber paz en esta. Tales personas parecen tener en su interior espíritus malvados o la peste. Cualquiera que entre en contacto con ellas sufrirá desgracias, así que a esta clase de personas se la debe erradicar sin demora. Incluso sus características faciales están mal, con rasgos astutos y endiablados o grotescamente feos, y cualquiera que se relacione con ellas se sentirá como si algo malo estuviera a punto de ocurrirle. La gente de este tipo debe ser despedida y hay que echarla, y las cosas solo irán bien en la iglesia en ese momento. Ascender y cultivar a diversas personas en la iglesia requiere atenerse a los principios y al ejercicio del discernimiento, de modo que se obre de acuerdo con los principios. Entre los diversos tipos de personas a las que se asciende y cultiva, están aquellas que sirven como líderes y obreros en la iglesia, las que son responsables de varias profesiones en ella, y además las que se ocupan de los asuntos generales de esta. Los diversos criterios que estos varios tipos de personas con talento deberían cumplir también se han compartido con claridad. Cuando tengas claros los principios de cómo elegir a los líderes y obreros y cómo ascender y cultivar a las personas, todo el trabajo de la iglesia entrará en el camino correcto.

Hay quien puede que pregunte: “¿Por qué se dice que aquellos a los que la casa de Dios asciende y cultiva tienen talento?”. Las personas con talento de las que hablamos se refieren a los candidatos para el ascenso y el cultivo. Hay diferentes requisitos para las personas que pueden hacer deberes diferentes y, al hallarse en el proceso de ser ascendidas y cultivadas, basta por tanto con que estas personas de supuesto talento puedan satisfacer estos criterios que acabamos de mencionar. No sería realista esperar que ya posean la realidad-verdad, sean sumisas y leales, y teman a Dios. Así, aquellos con talento de los que hablamos son solo los que poseen algunas de las cualidades y la integridad que debería tener la gente con humanidad normal, y el calibre para comprender la verdad; a ese respecto se les considera cualificados. No significa que ya hayan entendido la verdad y entrado en la realidad-verdad, ni que ya hayan logrado la sumisión absoluta a Dios después de aceptar Su juicio y castigo, o cosas del estilo. Por supuesto, el término “persona con talento” no se refiere a los que han asistido a la universidad o se han sacado un doctorado, a los que cuentan con trasfondos familiares privilegiados o un estatus social elevado, a los que tienen habilidades o dones especiales; no se refiere a estas personas. Dado que se las ha de ascender y cultivar, puede que algunas de las que van a hacer trabajo profesional nunca hayan desempeñado esta profesión ni la hayan estudiado antes, pero mientras hayan satisfecho estos diversos criterios para el ascenso y el cultivo, y estén dispuestas a aprender y se les dé bien aprender una profesión concreta, entonces la casa de Dios puede ascenderlas y cultivarlas. ¿A qué me refiero con esto? No quiero decir que a una persona se la pueda ascender y cultivar solo si sobresale de forma natural en una profesión particular. Es más bien que, si muestra disposición a aprender y posee las condiciones, o aunque apenas posea conceptos básicos de esta profesión, entonces se la puede ascender y cultivar; este es el principio. Aquí finaliza nuestra charla sobre los criterios que deberían satisfacerse en las diversas personas con talento a las que la casa de Dios quiere ascender y cultivar.

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