Las responsabilidades de los líderes y obreros (5) Parte 3
El entendimiento y la actitud que uno debería tener respecto al ascenso y cultivo de las personas por parte de la casa de Dios
Lo que acabamos de compartir son los objetivos de la casa de Dios al ascender y cultivar a toda clase de personas con talento. Da igual la clase de trabajo que hagan aquellos a los que se ha seleccionado para el ascenso y el cultivo; ya sea trabajo técnico, corriente o los asuntos generales de la iglesia, en resumen, todo es en aras de capacitarlos para entender los principios-verdad y entrar en la realidad-verdad, y para que puedan hacer en cuanto sea posible su deber de una manera que cumpla con el estándar, a fin de satisfacer las intenciones de Dios; esto es lo que Él requiere de las personas y, por supuesto, es además lo que se necesita para el trabajo de la iglesia. ¿Entendéis ahora el significado de que la casa de Dios ascienda y cultive a toda clase de gente con talento? ¿Se produce todavía algún malentendido? (No). Hay quien dice: “Ahora que se ha ascendido a esta persona como líder y tiene estatus, ya no es una persona corriente”. ¿Es correcto o incorrecto decir esto? (Es incorrecto). Otros puede que digan: “Aquellos que se convierten en líderes tienen estatus, pero la cima es un lugar solitario, ¡cuanto más alto se suba, más dura será la caída!”. ¿Es correcto o incorrecto decir esto? Es claramente incorrecto. ¿A qué personas se refiere el dicho “cuanto más alto se suba, más dura será la caída”? A las que tienen ambiciones y deseos, se refiere a los anticristos. Cuando aquellos que persiguen la verdad se convierten en líderes, eso no es subir a lo alto, es Dios que hace una excepción al elevarlos, y es la bendición de Dios que coloca esta carga en ellos y les permite hacer el trabajo de un líder. “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída” es una conclusión que sacan los no creyentes, y describe las consecuencias de que estos persigan una carrera en el funcionariado. Esos incrédulos no tienen discernimiento y aplican este dicho a personas positivas, lo cual es un grave error. Otros puede que digan: “Nació en una zona rural y ahora se ha convertido en líder de iglesia, un fénix de humildes comienzos que ahora vuela alto”. ¿Es acertado decir esto? Son las palabras endiabladas de los no creyentes y no se pueden aplicar al pueblo escogido de Dios. En la casa de Dios, Él bendice a aquellos que persiguen la verdad, a los que son honestos, a los que tienen buen corazón y a los que defienden la obra de la casa de Dios. Una vez que entienden la verdad y obtienen algo de estatura, tarde o temprano se los asciende para el cultivo y la práctica, para reemplazar a aquellos que son falsos líderes y anticristos. En la casa de Dios, la gente positiva que ha experimentado muchas pruebas y verificaciones, y que ha defendido la obra de la casa de Dios de manera consistente son personas que tienen la aprobación de Dios, y sería inapropiado que las palabras endiabladas de los no creyentes se usaran para describir a estas personas. Por tanto, aquellos que siempre usan las palabras endiabladas de los no creyentes para describir los asuntos de la casa de Dios y expresar sus propios puntos de vista son personas que no entienden la verdad y tienen puntos de vista ridículos respecto a las cosas. Sus puntos de vista sobre las cosas no han cambiado en absoluto, son todavía los mismos de los no creyentes, y han creído en Dios durante varios años y todavía no han obtenido ninguna verdad en absoluto, siguen sin poder contemplar las cosas de acuerdo con las palabras de Dios; así pues, estas personas son incrédulas y no creyentes. Cuando se asciende a alguien para que sirva como líder u obrero, o se le cultiva para convertirse en el supervisor de algún tipo de trabajo técnico, se trata nada más que de la casa de Dios confiándole una carga. Es una comisión, una responsabilidad, y por supuesto, también es un deber especial, una oportunidad especial y una elevación excepcional; no hay nada de elogiable en esa persona. Cuando la casa de Dios asciende y cultiva a alguien, eso no implica que tenga dentro de ella una posición o un estatus especiales por el que pueda gozar de un trato y un favor especiales. En cambio, después de haber sido elevado excepcionalmente por la casa de Dios, se le ofrecen condiciones excelentes para recibir formación de esta, para practicar realizando algo de trabajo substancial para la iglesia, y al mismo tiempo la casa de Dios esperará estándares más altos de esa persona, lo cual resulta muy beneficioso para su entrada en la vida. Cuando una persona es ascendida y cultivada en la casa de Dios, eso significa que será sometida a estrictas exigencias y supervisada rigurosamente. La casa de Dios inspeccionará, supervisará e impulsará estrictamente el trabajo que haga, y llegará a comprender y prestar atención a su entrada en la vida. Bajo estos puntos de vista, ¿goza la gente ascendida y cultivada por la casa de Dios de un trato, un estatus y una posición especiales? En absoluto, y ni mucho menos de un prestigio especial. Los que han sido ascendidos y cultivados, si creen tener un capital como resultado de cumplir con su deber de manera efectiva, y por eso se estancan y dejan de perseguir la verdad, estarán en peligro ante las pruebas y tribulaciones. Si la estatura de la gente es demasiado pequeña, es probable que sean incapaces de mantenerse firmes. Algunos afirman: “Si a alguien lo ascienden y lo cultivan para ser líder, tiene un prestigio. Aunque no sea primogénito, al menos tiene esperanza de llegar a formar parte del pueblo de Dios. Como a mí nunca me han ascendido ni cultivado, ¿entonces no tengo esperanzas de convertirme en miembro del pueblo de Dios?”. Es un error pensar así. Para llegar a formar parte del pueblo de Dios, debes tener experiencia de vida y ser alguien que se somete a Dios. Sea líder, obrero o seguidor normal, cualquiera que posea las realidades-verdad forma parte del pueblo de Dios. Aunque tú seas líder u obrero, si careces de las realidades-verdad, sigues siendo mano de obra. A decir verdad, no tiene nada de especial la gente ascendida y cultivada. Lo único en que difiere de los demás es en que tiene un entorno más propicio, oportunidades más propicias y mejores condiciones para hacer un trabajo específico relacionado con los principios-verdad. Incluso si la mayoría del trabajo que hacen guarda relación con una profesión concreta, si no hay principios-verdad para regular y mantener un firme control y supervisión sobre ello, entonces el deber que hacen no se conformará a los principios y solo estarán haciendo mano de obra, y sin duda no recibirán la aprobación de Dios. ¿Cuáles son los requisitos de la casa de Dios para las diversas personas con talento a los que se asciende y cultiva? Para que la casa de Dios las ascienda y cultive, al menos deben ser personas con conciencia y razón, que aceptan la verdad, hacen su deber con lealtad y se someten a las instrumentaciones y arreglos de Dios, y al menos deben ser capaces de aceptar y someterse cuando afrontan recibir la poda. El efecto que han de lograr los que experimenten el cultivo y la formación en la casa de Dios no es el de poder convertirse en funcionarios o jefes, ni el de liderar la manada, y no es que puedan influir en los pensamientos de las personas, y por supuesto, ni mucho menos es que tengan mejores habilidades profesionales o un nivel más alto de educación o una mayor reputación, o que puedan sentarse en la misma mesa que aquellos que son reconocidos en el mundo por sus habilidades profesionales o hazañas políticas. En su lugar, el efecto que se ha de lograr es el de entender la verdad y vivir las palabras de Dios, y ser personas que lo temen y evitan el mal. A medida que se forman, son capaces de entender la verdad y captar los principios-verdad, y de saber mejor qué es exactamente la fe en Dios y cómo seguirlo; esto es extremadamente beneficioso para aquellos que persiguen la verdad para lograr la perfección. Este es el efecto y el estándar que la casa de Dios desea lograr al ascender y cultivar a toda clase de personas con talento, y es además la mayor cosecha que recogen aquellos a quienes ascienden y usan.
Algunas personas cumplen con su deber de forma relativamente responsable y son aprobadas por los escogidos de Dios, por lo que son cultivadas por la iglesia para convertirse en líderes u obreros. Después de alcanzar el estatus, empiezan a sentir que sobresalen de las masas y piensan: “¿Por qué la casa de Dios se ha fijado en mí? ¿No es porque soy mejor que todos vosotros?”. ¿No suena esto como algo que diría un niño? Es inmaduro, ridículo e ingenuo. En realidad, no son para nada mejores que los demás. Es solo que satisfacen los criterios para ser cultivadas por la casa de Dios. Otra cosa es que puedan o no asumir esta responsabilidad, cumplir bien este deber o terminar lo que se les ha confiado. Cuando alguien es elegido líder por los hermanos y hermanas, o la casa de Dios lo asciende para que lleve a cabo determinado trabajo o deber, esto no significa que tenga un estatus o una posición especiales, que las verdades que comprenda sean más profundas y más numerosas que las de otras personas, y ni mucho menos que esta persona sea capaz de someterse a Dios y no traicionarlo. Desde luego, tampoco significa que conozca a Dios y que sea una persona temerosa de Él. De hecho, no ha logrado nada de esto. El ascenso y el cultivo son solamente ascenso y cultivo en el sentido simple, y no es lo mismo que Dios los haya predestinado y aprobado. Su ascenso y cultivo simplemente significan que ha sido ascendida y está a la espera de ser cultivada. El resultado final de este cultivo depende de si esta persona persigue la verdad, y de si es capaz de elegir la senda de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, cuando en la iglesia alguien es ascendido y cultivado para que sea líder, solo se le asciende y cultiva en sentido directo; no quiere decir que ya sea un líder acorde al estándar o competente, que ya sea capaz de asumir la labor de un líder y hacer un trabajo real; eso no es así. La mayoría de la gente no puede desenmascarar estas cosas y, sobre la base de sus propias figuraciones, admira a quienes han ascendido. Esto es un error. Independientemente de cuántos años lleve creyendo en Dios, ¿alguien que es ascendido realmente posee la realidad-verdad? No necesariamente. ¿Es capaz de implementar la organización del trabajo de la casa de Dios? No necesariamente. ¿Tiene sentido de la responsabilidad? ¿Es leal? ¿Es capaz de someterse? Ante un problema, ¿es capaz de buscar la verdad? No se sabe. ¿Tiene esta persona un corazón temeroso de Dios? ¿Y cómo es de grande este corazón? ¿Es capaz de evitar seguir su propia voluntad al hacer las cosas? ¿Es capaz de buscar a Dios? Durante el período en que lleva a cabo el trabajo de líder, ¿es capaz de presentarse ante Dios con frecuencia para buscar Sus intenciones? ¿Es capaz de guiar a la gente hacia la realidad-verdad? Sin duda es incapaz de tales cosas. No ha recibido formación y no han tenido bastantes experiencias, así que no puede hacer esas cosas. Es por eso que ascender y cultivar a alguien no quiere decir que ya entienda la verdad ni que ya sepa cumplir su deber de manera acorde al estándar. Entonces, ¿qué objetivo y significado tiene ascender y cultivar a alguien? El de que se asciende a esta persona, como individuo, para que practique y para que se la riegue y la forme especialmente, de modo que se la capacite para comprender los principios-verdad y los principios, medios y métodos para hacer cosas diferentes y resolver diversos problemas, así como para manejar y lidiar con los diversos tipos de entornos y personas con los que se topan, conforme a las intenciones de Dios y de una manera que proteja los intereses de la casa de Dios. A juzgar por estos puntos, ¿cuentan las personas con talento a las que asciende y cultiva la casa de Dios con la capacidad adecuada para emprender el trabajo y hacer bien su deber durante el período de ascenso y cultivo o antes de este? Por supuesto que no. En este caso, es inevitable que, durante el período de cultivo, estas personas experimenten la poda, el juicio y el castigo, sean desenmascaradas y hasta despedidas; es normal, en eso consiste ser formado y cultivado. La gente no debe tener grandes expectativas ni unas exigencias poco realistas de quienes son ascendidos y cultivados; sería poco racional e injusto para ellos. Podéis supervisar su trabajo. Si descubrís problemas o cosas que vulneran los principios en el desarrollo de su trabajo, podéis informarlo y buscar la verdad para resolver tales asuntos. Lo que no debéis hacer es juzgarlos, condenarlos, atacarlos ni excluirlos, pues solo están en la etapa de cultivo y no se les debe considerar personas perfeccionadas, ni mucho menos sin tacha o poseedoras de la realidad-verdad. Como vosotros, están meramente en el período de formación. La diferencia es que asumen más trabajo y responsabilidades que la gente corriente. Tienen la responsabilidad y la obligación de realizar más trabajo; deben pagar un precio mayor, padecer más dificultades, ejercer un esfuerzo mental mayor, resolver más problemas, tolerar más censura de las personas y, por supuesto, también deben realizar un mayor esfuerzo, y —comparados con las personas corrientes que hacen sus deberes— han de dormir un poco menos, disfrutar un poco menos de la buena comida y no dedicarse tanto al cotilleo. Esto es lo que tienen de especial; aparte de esto, son como cualquiera. ¿Por qué digo esto? Para que todos sepan que han de abordar correctamente los diversos tipos de personas con talento ascendidos y cultivados por parte de la casa de Dios, que no han de ser duros en las exigencias a estas personas y que, por supuesto, no deben tener una opinión poco realista de ellas. Es de necios admirarlas excesivamente y venerarlas; es inhumano y poco realista imponerles exigencias demasiado duras. Entonces, ¿cuál es la manera más razonable de tratarlas? Considerarlas como personas corrientes y, cuando debas buscar a alguien con relación a algún problema, hablar con ellas, aprender de los respectivos puntos fuertes y complementarse unos a otros. Además, es responsabilidad de todos vigilar si los líderes y obreros hacen un trabajo real, si pueden utilizar la verdad para resolver los problemas; estos son los estándares y principios para medir si un líder o un obrero cumple con el estándar. Si son capaces de tratar y resolver problemas generales, entonces son competentes. Pero, si no pueden tratar ni resolver problemas corrientes, no son aptos para ser líderes ni obreros, y deben ser despedidos rápidamente de su puesto. Se debe elegir a otro, y la obra de la casa de Dios no se debe demorar. Demorar la obra de la casa de Dios perjudica tanto a uno mismo como a los demás, no es bueno para nadie.
La iglesia asciende y cultiva a algunas personas, es una bonita oportunidad para formarse. Eso es algo bueno. Se puede decir que han sido elevadas y agraciadas por Dios. Entonces, ¿cómo deben cumplir con su deber? El primer principio al que deben atenerse es el de comprender la verdad; cuando no entiendan la verdad, deben buscarla, y si todavía no entienden después de buscar por su cuenta, pueden encontrar a alguien que sí entienda la verdad y con el que comunicar y buscar, lo cual hará que la solución del problema sea más rápida y oportuna. Si solo te concentras en dedicar más tiempo a leer las palabras de Dios por tu cuenta y en pasar más tiempo reflexionando sobre estas palabras, a fin de lograr la comprensión de la verdad y resolver el problema, se trata de un proceso demasiado lento; como dice el refrán: “Las soluciones lentas no resuelven las necesidades urgentes”. Si, en lo que respecta a la verdad, deseas progresar rápidamente, entonces debes aprender a trabajar en armonía con los demás, a hacer más preguntas y a buscar más. Solo entonces tu vida crecerá rápidamente, y serás capaz de resolver los problemas sin demora, sin ninguna demora en ninguno de ellos. Ya que acabas de ser ascendido y aún estás en periodo de prueba, y además no posees un auténtico entendimiento de la verdad ni la realidad-verdad —porque aún te falta esta estatura— no pienses que tu ascenso significa que posees la realidad-verdad; no es así. Se te selecciona para el ascenso y el cultivo simplemente porque tienes un sentido de carga hacia el trabajo y posees el calibre de un líder. Has de tener tal razón. Si, después de que se te ha ascendido y te has convertido en líder u obrero, comienzas a reafirmar tu estatus y crees que eres alguien que persigue la verdad y que tienes la realidad-verdad, y si, independientemente de los problemas que tienen los hermanos y hermanas, finges que entiendes y que eres espiritual, entonces esta es una estúpida manera de ser, y es la misma de los hipócritas fariseos. Debes hablar y actuar con la verdad. Cuando no entiendas, puedes preguntar a otros o buscar la comunicación de lo Alto; esto no tiene nada de vergonzoso. Aunque no preguntes, lo Alto conocerá tu verdadera estatura, y sabrá que la realidad-verdad está ausente en ti. Lo que deberías hacer es buscar y comunicar; esta es la razón que debería tener la humanidad normal, y el principio al que deberían atenerse los líderes y los obreros. No es algo de lo que haya que avergonzarse. Si piensas que una vez que eres líder es bochornoso no entender los principios o estar preguntando en todo momento a otras personas o a lo Alto, y temes que otros te menosprecien y luego montas un numerito, fingiendo que lo entiendes y lo sabes todo, que tienes capacidad para trabajar, que puedes hacer cualquier trabajo de la iglesia, y no necesitas que nadie te recuerde o comunique contigo, o que alguien te provea o te apoye, entonces esto es peligroso, y eres demasiado arrogante y sentencioso, demasiado falto de razón. Ni siquiera conoces tu propia medida, ¿acaso eso no te convierte en una persona atolondrada? Tales personas en realidad no cumplen con los criterios para ser ascendidas y cultivadas por la casa de Dios, y tarde o temprano serán destituidas y descartadas. Y, por tanto, cada líder u obrero a quien acaben de ascender debería tener claro que no posee la realidad-verdad, debería tener esta conciencia de sí mismo. Ahora eres un líder u obrero no porque Dios te haya designado, sino porque otros líderes y obreros te han ascendido para que lo seas, o porque el pueblo escogido de Dios te ha elegido; esto no significa que tengas la realidad-verdad y una estatura real. Cuando entiendas esto, tendrás un poco de razón, que es la razón que los líderes y obreros deben poseer. ¿Lo entendéis ahora? (Sí). Por tanto, ¿cómo deberíais hacer este trabajo exactamente? ¿Cómo deberíais poner en práctica la cooperación armoniosa? ¿Cómo deberíais buscar la verdad para resolver problemas cada vez que os topáis con ellos? Son cosas que se deben entender. Si se revelan actitudes corruptas, buscad la verdad y resolvedlas lo antes posible. Si no se resuelven a tiempo y afectan a vuestro trabajo, eso supone un problema. Si no estáis familiarizados con una profesión, no deberíais tardar en poneros a aprender. Como algunos deberes involucran conocimiento profesional, si solo entendéis la verdad sin captar ningún conocimiento profesional, eso también afectará a los resultados de vuestro trabajo. Cuando menos, debéis captar y entender algún conocimiento profesional básico, para así ser eficaces a la hora de hacer seguimiento al trabajo de la gente y guiarlo. Si solo sois competentes en una profesión, pero no entendéis la verdad, de igual manera existirán deficiencias en vuestro trabajo, de modo que además necesitaréis perseguir la verdad y cooperar con personas que la entiendan, a fin de hacer vuestro deber adecuadamente. Solo porque seáis competentes en destrezas profesionales o en cierto campo de conocimiento, eso no significa que seáis capaces de hacer cosas conforme a los principios, así que buscar compartir con personas que entienden la verdad es algo esencial; este es un principio al que deberíais ateneros. Hagáis lo que hagáis, no debéis fingir. Estás en el período de formación y cultivo, tienes un carácter corrupto y no entiendes la verdad en absoluto. Dime, ¿está Dios al corriente de estas cosas? (Sí). Así pues, ¿acaso no parecerías estúpido si fingieras? ¿Queréis ser estúpidos? (No, no queremos). Si no queréis ser estúpidos, ¿qué clase de personas deberíais ser? Sed gente con razón, que puede buscar la verdad con humildad y aceptarla. No finjáis ni seáis fariseos hipócritas. Lo que sabes tan solo es cierto conocimiento profesional, no los principios-verdad. Debes encontrar una manera de aprovechar de manera adecuada tus puntos fuertes profesionales y de utilizar los conocimientos y el aprendizaje que has adquirido sobre la base de entender los principios-verdad. ¿Acaso no es esto un principio? ¿Acaso no es una senda de práctica? Cuando hayas aprendido a hacer esto, tendrás una senda para seguir y serás capaz de entrar en la realidad-verdad. Hagas lo que hagas, no seas obstinado ni finjas. Ser obstinado y fingir no es una manera racional de hacer las cosas, sino la forma más estúpida de hacer las cosas. Las personas que viven según sus actitudes corruptas son las más estúpidas. Solo los que buscan la verdad y tratan los asuntos de acuerdo con los principios-verdad son los más inteligentes.
Por medio de esta charla, ¿tenéis ahora el correcto entendimiento y punto de vista relativo al ascenso y el cultivo de toda clase de personas con talento por parte de la casa de Dios? (Sí). Ahora que tenéis el punto de vista correcto sobre esto, ¿podéis abordar de manera correcta a estas personas? Debéis adoptar el enfoque correcto respecto a sus puntos fuertes, así como a los defectos y deficiencias que tienen en cuanto a su humanidad, su trabajo, su profesión y otros varios aspectos; todo ello se debe abordar correctamente. Asimismo, al margen de si se os ha ascendido y cultivado para ser líderes u obreros, o de si sois individuos con talento en varias profesiones, todos sois corrientes; todos habéis sido corrompidos por Satanás y ninguno de vosotros entiende la verdad. Por eso, no debéis disimular ni ocultaros, sino aprender a abriros para compartir. Si no entendéis, admitidlo. Si no sabéis hacer algo, reconoced vuestra ignorancia. Sean cuales sean los problemas o dificultades que surjan, todo el mundo debería compartir y buscar la verdad juntos para encontrar una solución. Ante la verdad todo el mundo es como un niño, es mísero y lamentable y carece de todo. Lo que la gente debe hacer es ser sumisa ante la verdad y tener un corazón humilde y anhelante, así como buscar y aceptar la verdad, y luego practicarla y alcanzar la sumisión a Dios. Al hacer esto, puede entrar en la realidad de la verdad de las palabras de Dios mientras cumple sus deberes y en su vida real. Todo el mundo es igual ante la verdad. Quienes son ascendidos y cultivados no son mucho mejores que los demás. Todos han experimentado la obra de Dios alrededor del mismo tiempo. Aquellos que no han sido ascendidos ni cultivados también deben perseguir la verdad mientras cumplen con el deber. Nadie puede privar a nadie del derecho a perseguir la verdad. Algunos son más entusiastas en su búsqueda de la verdad y tienen cierta aptitud, por lo que son ascendidos y cultivados. Esto obedece a las necesidades de la obra de la casa de Dios. Entonces, ¿por qué tiene estos principios de ascender y usar a la gente la casa de Dios? Debido a que existen diferencias en el calibre y la calidad humana de la gente, y cada persona elige una senda distinta, esto conduce a diferentes resultados en la fe de las personas en Dios. Los que persiguen la verdad se salvan y se convierten en el pueblo del reino, mientras que los que en absoluto aceptan la verdad, los que no son leales al hacer su deber, son descartados. La casa de Dios cultiva y utiliza a las personas en función de si persiguen o no la verdad y de si son leales al hacer su deber. ¿Existe alguna distinción de jerarquía entre las diversas personas en la casa de Dios? De momento, no hay jerarquía en cuanto a estos diversos puestos, valía, estatus o prestigio de las personas. Al menos mientras Dios obra para salvar y guiar a la gente, no hay diferencia entre los diversos rangos, puestos, valía o estatus de las personas. Lo único distinto es la división del trabajo y las funciones desempeñadas en el deber. Por supuesto, durante este tiempo, algunas personas, de forma excepcional, son ascendidas y cultivadas para realizar tareas especiales, mientras que otras no reciben dichas oportunidades a causa de diversas razones como problemas con su calibre o su entorno familiar. ¿Pero acaso Dios no salva a quienes no han recibido dichas oportunidades? No es así. ¿Son su valía y su puesto inferiores a los de los demás? No. Todos son iguales ante la verdad, todos tienen la oportunidad de perseguir y recibir la verdad, y Dios trata a todos de forma justa y razonable. ¿En qué punto hay distinciones notorias en los puestos, la valía y el estatus de las personas? Cuando la gente llega al final de su senda y la obra de Dios ha terminado, y al fin se forma una conclusión en las actitudes y puntos de vista que cada persona muestra en el proceso de perseguir la salvación y mientras hace su deber, además de en sus diversas manifestaciones y actitudes hacia Dios, es decir, cuando hay un registro completo en Su cuaderno. En ese momento, como los desenlaces y los destinos de las personas serán diferentes, habrá también distinciones en su valía, sus puestos y su estatus. Solo entonces pueden vislumbrarse estas cosas y constatarse de manera aproximada, mientras que ahora todo el mundo es igual. ¿Lo habéis entendido? ¿Tenéis ganas de que llegue ese día? ¿Tenéis ganas, pero al mismo tiempo lo teméis? De lo que tenéis ganas es que al final ese día se produzca un resultado, y por fin habréis llegado a ese día a pesar de todas las dificultades, y lo que teméis es que no hayáis caminado adecuadamente por la senda, y os hayáis caído por el camino y fallado, y que el desenlace sea insatisfactorio, peor de lo que imagináis y esperáis. ¡Qué triste! ¡Qué doloroso y decepcionante sería eso! No pienses con tanto adelanto, no es práctico. Mira primero lo que tienes delante de los ojos, camina adecuadamente por la senda que tienes bajo los pies, haz bien el trabajo que tienes entre manos, y cumple bien el deber y las responsabilidades que Dios te ha encomendado. Esto es lo más fundamental e importante. Entiende la verdad y los principios para hacer tu deber que se deberían entender ahora mismo, y compártelos hasta que estén claros como el agua, de modo que los hayas entendido en tu mente, y sepas con claridad y precisión qué principios hay en todo lo que haces; y asegúrate de que no vulneras los principios ni te desvías de ellos, o de que no causas trastornos o perturbaciones ni haces algo que daña los intereses de la casa de Dios; todo esto es en lo que deberíais entrar ahora mismo. No hay necesidad de que hablemos sobre nada que venga más adelante, y tampoco hay necesidad de que preguntéis ni penséis en ello. Es inútil pensar con tanto adelanto, no es eso en lo que deberías estar pensando. Hay quien pueda preguntar: “¿Por qué no deberíamos pensar en ello? Ahora se ha agrandado el estado del desastre, ¿acaso no es hora de que pensemos en tales cosas?”. ¿Es el momento? ¿Te influye el hecho de que el desastre sea grande para tu entrada en la vida? (No). El estado del desastre se ha vuelto muy grande, sin embargo, ¿cuándo he celebrado Yo alguna vez reuniones o predicado sermones específicamente relativos al desastre? Nunca me centro en el tema del desastre, siempre hablo sobre la verdad, de modo que entendáis la verdad y las intenciones de Dios, y de modo que entendáis cómo hacer bien vuestro deber y cómo entrar en la realidad-verdad. Hoy en día, algunas personas no entienden siquiera qué es la realidad-verdad y qué son las doctrinas. Solo sueltan las mismas pocas palabras y doctrinas, la misma charla vacía de todos los días, y sin embargo sienten que han entrado en la realidad-verdad. Estoy preocupado por ellos, pero ellos no se preocupan por sí mismos. Siguen pensando en estas cosas del lejano futuro; no es práctico pensar en dichas cosas.
El objetivo de ascender y cultivar a toda clase de personas con talento no es convertirlas en personas activas ni planear que se tornen en una especie de pilar en el futuro, sino darles a algunas —a las que en términos relativos persiguen más la verdad y satisfacen los criterios para el ascenso y el cultivo— la oportunidad de formarse en entornos apropiados y en unas condiciones más favorables. Lo más importante es que son capaces de entender las palabras de Dios, entender la verdad y entrar en la realidad-verdad. ¿No es esto lo que la gente debería lograr al creer en Dios? ¿Acaso no es lo que debería obtener al creer en Dios? Para entrar en la realidad-verdad, ¿qué es lo principal que ahora mismo deberíais perseguir? ¿Tenéis algunos planes o pasos para hacerlo? Os contaré un truco que es simple, fácil y rápido. En términos sencillos, entrar en la realidad-verdad es en realidad practicar la verdad. Para practicar la verdad, es necesario lidiar primero con las propias actitudes corruptas. ¿Cuál es el punto de partida más rápido para resolver las actitudes corruptas de uno? Para vosotros, la manera más simple, rápida y libre de complicaciones es resolver primero el problema de ser superficial al hacer vuestro deber, resolver vuestras actitudes corruptas paso a paso. ¿Cuánto podría llevaros resolverlo? ¿Tenéis un plan? La mayoría de la gente no tiene un plan, se limita a trazarlo en su mente, sin saber cuándo va a ponerlo oficialmente en marcha. Aunque saben que son superficiales, no se deciden a resolverlo y no cuentan con ninguna solución concreta. Ser holgazán al hacer tu deber, no ser meticuloso y ser irresponsable, y no tomárselo en serio; todas estas son manifestaciones de ser superficial. El primer paso es resolver el problema de ser superficial. El segundo es resolver el problema de obrar de acuerdo con la propia voluntad. Respecto a otras cosas como hablar en ocasiones de manera deshonesta o revelar actitudes falsas o arrogantes, por ahora no os preocupéis por nada de eso. ¿Es más práctico y eficaz lidiar primero con ser superficial y obrar de acuerdo con la propia voluntad? ¿Acaso no son estos dos problemas los más sencillos de detectar? ¿No son fáciles de resolver? (Sí). ¿Eres consciente de que estás siendo superficial? ¿Te das cuenta cuando estás pensando en ser vago? ¿Te das cuenta cuando estás pensando en hacer trampas o en confabular y servirte de engaños? (Sí). Si de veras te das cuenta, entonces es fácil resolverlo. Empieza por resolver los problemas que puedes detectar con facilidad y de los que eres consciente en tu fuero interno. Ser superficial en el propio deber es un problema muy evidente y común, aunque también pertinaz y muy difícil de subsanar. Cuando se hace un deber, hay que aprender a ser concienzudo, riguroso, meticuloso y responsable, y a hacerlo de un modo firmemente sensato, es decir, paso a paso. Uno debe esforzarse al máximo por cumplir bien con ese deber, hasta estar satisfecho de cómo se ha cumplido. Si uno no comprende la verdad, debe buscar los principios y actuar de acuerdo con ellos y con las exigencias de Dios; debería esforzarse más de manera voluntaria para hacer bien su deber y no hacerlo nunca de manera superficial. Solo al practicar así se puede sentir paz interior sin reproches de conciencia. ¿Es la superficialidad fácil de corregir? Mientras tengas conciencia y razón, puedes corregirla. En primer lugar, debes orar a Dios: “Dios, voy a comenzar con mi deber. Si soy superficial, te pido que me disciplines y reprendas en mi interior. Te pido también que me guíes para que haga bien el deber y no sea superficial”. Practica así cada día y mira cuánto se tarda en resolver el problema de tu superficialidad, cuánto tardan en decrecer tus estados de superficialidad, en reducirse las impurezas en tu deber, en mejorar tus resultados reales y en aumentar tu eficacia en el cumplimiento de tu deber. ¿Puedes cumplir tu deber sin ser superficial si confías en ti mismo? Cuando estás siendo superficial, ¿puedes controlarlo? (No es fácil). Es complicado entonces. Si de veras os cuesta mucho controlar esto, ¡tenéis un gran problema entre manos! ¿Qué cosas, entonces, sabéis hacer sin ser superficiales? Algunas personas son muy exigentes con lo que comen; si una comida no es de su agrado, se pasan el resto del día de mal humor. A algunas mujeres les encanta arreglarse y maquillarse; ni un solo pelo escapa a su atención. A algunos se les da bien hacer negocios; calculan con cuidado cada céntimo. Si actuáis con esta actitud concienzuda, podéis evitar ser superficiales. Resolved primero el problema de la superficialidad, y luego el problema de actuar según vuestra voluntad. Actuar según la propia voluntad es un problema común y es otro que la gente puede detectar fácilmente en sí misma. Con un poco de introspección, uno puede reconocer que actúa según su propia voluntad, lo cual no concuerda con los principios-verdad. Los problemas que la gente puede reconocer son fáciles de resolver. Dedicaos primero a resolver estos dos asuntos: el problema de la superficialidad y el de actuar según vuestra propia voluntad. Durante uno o dos años, esforzaos por lograr resultados, por no ser superficiales ni obrar según vuestra propia voluntad ni con las impurezas de vuestra voluntad en nada de lo que hagáis. Una vez subsanados estos dos problemas, no estaréis lejos de cumplir el deber acorde al estándar. Y si no podéis siquiera subsanarlos, todavía estaréis lejos de someteros a Dios o de tener en consideración Sus intenciones. No os habéis asomado ni un poco a la superficie de esto.
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