Las responsabilidades de los líderes y obreros (6) Parte 3

II. Cómo tratar a los judas

Hay algunas personas que son extremadamente pusilánimes y cada vez que oyen que un hermano o hermana ha sido arrestado, les asusta mucho que los arresten a ellos. Está claro que si los arrestan, hay peligro de que vendan a la iglesia. ¿Cómo se debería manejar a esta gente? ¿Es apta para hacer algunos deberes importantes? (No). Puede que alguien diga: “¿Quién puede garantizar que ellos mismos no se vayan a convertir en judas?”. Nadie puede garantizar que no se convertiría en judas si lo torturan. Por tanto, ¿por qué la casa de Dios no usa a las personas cobardes que se podrían convertir en judas? Dado que aquellas cuya cobardía es obvia podrían ser arrestadas y vender a la iglesia en cualquier momento; si se usa a estas personas para hacer un deber importante, es extremadamente probable que las cosas vayan mal. Este es un principio que se debe entender cuando se selecciona y utiliza a la gente en el peligroso entorno de China continental. Aquí hay una circunstancia especial. Algunas personas se vieron sometidas a tortura severa y prolongada que puso sus vidas en peligro y, al final, no pudieron soportarlo más, así que se convirtieron en judas por debilidad y vendieron a la iglesia sacando a la luz algunas cosas insignificantes. Nadie puede desentrañar a estas personas y todavía se las puede usar. Por otro lado, hay personas que ya han preparado una salida para sí mismas antes de que las arresten. Han pensado a conciencia en cómo asegurar su inmediata liberación después del arresto, sin tener que experimentar tortura alguna. Primero, evitar la tortura; segundo, evitar la condena, y tercero, evitar ir a prisión. Así piensan. No tienen la determinación de que es mejor sufrir o ser encarcelado que convertirse en un judas. Estas personas podrían vender a la iglesia sin siquiera sufrir tortura, así que, ¿se podría decir que son unas judas antes de que las arresten y encarcelen? (Sí). Son los judas reales. ¿La iglesia se atreve a utilizar a esta clase de personas? (No). Si se las puede identificar, en ningún caso se las debe cultivar y usar. ¿Cómo se suelen manifestar estas personas? Son extremadamente pusilánimes. En cuanto algo va mal, eluden sus responsabilidades a la primera oportunidad, y cuando detectan el menor riesgo, abandonan su deber y se marchan. Cada vez que se enteran de que su entorno se ha vuelto peligroso, buscan un lugar seguro para esconderse; nadie los puede encontrar y no se mantienen en contacto con el resto. Pasar desapercibidos es un trabajo que hacen excepcionalmente bien. No les importan las dificultades que experimente la obra de la iglesia y son capaces de dejar de lado cualquier clase de trabajo por crucial que sea este; consideran que su propia seguridad es más importante que cualquier otra cosa. Además, ante el peligro, harán que otros se la jueguen y se arriesguen cuando sobrevenga algo, mientras se protegen a sí mismos. No importa el peligro al que exponen a los demás, consideran que vale la pena y es adecuado actuar así por su propia seguridad. Además, ante el peligro, no acuden a Dios a toda prisa para orar ni se apresuran a organizar el traslado de los hermanos y hermanas o de propiedades de la iglesia que puedan estar en peligro. Por el contrario, primero piensan detenidamente cómo escapar, cómo esconderse y cómo zafarse del peligro. Incluso tienen pensado un plan de escape; a quién vender primero si los arrestan, cómo evitar que los torturen, cómo evitar la condena en prisión y cómo evitar la adversidad. Cada vez que se topan con alguna clase de adversidad, tienen un miedo atroz y no poseen ni un ápice de fe. ¿No son peligrosas las personas de esta clase? Si se les pide que lleven a cabo un trabajo peligroso, no paran de refunfuñar, se asustan, piensan constantemente en huir y no están dispuestos a desempeñarlo. La gente de este tipo ya muestra señales de ser judas incluso antes de que los arresten. Una vez que sucede, la certeza de que van a vender a la iglesia es total. Al hacer su deber en la casa de Dios, son realmente proactivos en todo lo que les pone en el foco de atención sin exponerlos al riesgo; pero en lo que respecta a asumir riesgos, se echan atrás y, si les pides que hagan algo arriesgado, no lo hacen, sencillamente no se responsabilizan. Cuando oyen que hay peligro en alguna parte, por ejemplo, que el gran dragón rojo está llevando a cabo arrestos o que ha atrapado a algunos creyentes, dejan de asistir a las reuniones, cesan el contacto con los hermanos y hermanas y nadie los puede encontrar. Resurgen una vez que los rumores han amainado y todo va bien. ¿Son de fiar las personas de este tipo? ¿Pueden cumplir con su deber en la casa de Dios? (No). ¿Por qué no? Ni siquiera tienen la determinación o la aspiración de no convertirse en judas; solo son cobardes, peleles e inútiles. La gente de esta clase tiene una característica obvia; sean cuales sean los puntos fuertes y las habilidades que poseen, si la casa de Dios hace uso de ellas, nunca van a dedicarse de todo corazón a defender los intereses de la casa de Dios. ¿No los defienden porque son incapaces de hacerlo? No es así; aunque tuvieran esta habilidad, no defenderían los intereses de la casa de Dios. Son los típicos judas. Cada vez que necesitan tener tratos con los no creyentes mientras hacen su deber, mantienen relaciones armoniosas con ellos y se ocupan de que los no creyentes tengan una alta consideración, respeto y aprecio por ellos. ¿Cuál es entonces el precio por el que obtienen todo esto? Es el de vender los intereses de la casa de Dios a cambio de su gloria e intereses personales. Esta clase de personas son especialmente cobardes incluso antes de que las arresten, y, después de que eso suceda, es cien por cien seguro que se van a convertir en traidores. La casa de Dios no puede usar en ningún caso a personas como estas, a estos judas, y debe descartarlas lo antes posible.

En cuanto a las personas que son unas judas, aunque no parecen ser malvadas, en realidad son personas de integridad extremadamente baja y una calidad humana diabólica. No importa lo mucho que escuchen sermones o lean las palabras de Dios, no pueden entender la verdad y no sienten que perjudicar los intereses de la casa de Dios es lo más vergonzoso, perverso y cruel. Están dispuestas a dar un paso al frente cuando se trata de cosas por las cuales pueden ser notadas, pero en lo que se refiere a cuestiones que son arriesgadas o complicadas de manejar, dejan que otros las asuman y se ocupen de ellas. ¿Qué clase de personas son? ¿No es verdad que tienen una integridad extremadamente baja? Algunas de ellas adquieren cosas para la casa de Dios, y deberían tener en cuenta los intereses de esta cuando lo hacen y ser justas y razonables. Sin embargo, la clase de personas que son unas judas no solo fracasan a la hora de defender los intereses de la casa de Dios, sino que, por el contrario, ayudan a los no creyentes a expensas de esta y satisfacen sus exigencias siempre que tienen oportunidad, y preferirían perjudicar los intereses de la casa de Dios si eso les ayuda a ganarse el favor de los no creyentes. ¡A eso se le llama morder la mano que te da de comer y carecer de virtud! ¿Acaso no es tener una humanidad despreciable? No es mucho mejor que cuando Judas vende al Señor y a sus amigos. Sea lo que sea que la casa de Dios les confíe hacer, no consideran los intereses de esta. Cuando se les pide que compren algo, nunca van por las tiendas para comparar los precios, la calidad y el servicio de postventa de varios proveedores y luego sopesar con cuidado las opciones y llevar a cabo las comprobaciones pertinentes para evitar que los engañen, ahorrarle algo de dinero a la casa de Dios y procurar que no se dañen sus intereses. Si un hermano o hermana sugiere que sería mejor investigar, dicen: “No hace falta; el proveedor dice que su mercancía es la mejor”. Cuando el hermano o hermana pregunta: “¿Entonces puedes negociar un precio con ellos?”, responden: “¿Por qué negociar un precio? Ya me han dicho cuál es el precio y si me pongo a regatear con ellos, seguro que sería embarazoso y parecería que no tenemos dinero. La casa de Dios es pudiente, ¿no?”. Da igual lo que cueste algo o cuál sea su calidad, mientras les parezca adecuado, mandarán a alguien a que lo compre de inmediato y criticarán, reprenderán e incluso condenarán a cualquiera que retrase la adquisición. Nadie se atreverá a decirle “no” a la cara ni a expresar su opinión. Se trate de un negocio importante o de un pequeño recado para la casa de Dios, ¿cuáles son sus principios? “Lo único que debe hacer la casa de Dios es pagar esa cantidad; si se perjudican sus intereses no es asunto mío. Así es como hago yo las cosas; he de establecer buenas relaciones con los no creyentes. Cualquier cosa que digan los no creyentes es correcta y yo la aceptaré. No voy a ocuparme de los asuntos de acuerdo con los requerimientos de la casa de Dios. Si quieres usarme, hazlo; si no quieres usarme, no lo hagas; es cosa tuya. ¡Así es como soy!”. ¿No es una naturaleza endiablada? Tales personas son no creyentes e incrédulos. ¿Se las puede usar para manejar los asuntos de la casa de Dios? Tienen un poco de educación, puntos fuertes y algunas habilidades aparentes y se les da bien hablar y pueden manejar algunos asuntos. Sin embargo, sean cuales sean los asuntos de la casa de Dios de los que se ocupen, es inevitable que lo hagan de manera imprudente y obcecada causando daño a los intereses de la casa de Dios. Además, engañan sin parar a la casa de Dios y ocultan el verdadero estado de los asuntos y, una vez que lo han estropeado todo, la casa de Dios tiene que disponer que alguien arregle el desaguisado. Este es un ejemplo típico de confabularse con extraños para vender los intereses de la casa de Dios. ¿En qué se diferencia esto de cuando Judas vendió al Señor y a sus amigos? Cuando se usa a la gente de esta clase para hacer un deber, no solo no logran rendir servicio para la casa de Dios, sino que resultan ser despilfarradores y portadores de mala suerte. No están ni siquiera cualificados para ser servidores, son unos degenerados ¡es tan simple como eso! Son exactamente lacayos de Satanás y vástagos del gran dragón rojo y, una vez que se han revelado, se les debería echar y descartar enseguida. Como creyentes en Dios y miembros de la casa de Dios, no pueden cumplir bien su responsabilidad para defender los intereses de la casa de Dios, ¿tienen aún conciencia y razón? ¡Son incluso peores que un perro guardián!

Esta clase de personas que son unas judas no llevan la palabra “judas” escrita en la frente, pero su conducta y sus acciones son exactamente de la misma naturaleza que las de judas, y nunca deberías hacer uso de ellas. ¿Qué quiero decir con “no hacer nunca uso”? Significa que jamás se les deben confiar asuntos importantes. Si se trata de un tema trivial que no tiene implicaciones para los intereses de la casa de Dios, está bien hacer uso de ellas temporalmente, pero este tipo de personas sin duda no se ajustan a los principios de la casa de Dios para usar a la gente porque son unas judas y malas de manera innata. En resumen, estas personas son peligrosas y no se las debe usar en absoluto. Mientras más utilices a esta clase de personas, más intranquilo te vas a sentir y más repercusiones habrá en el futuro. Por tanto, si ya ves con claridad que estas personas son unas judas, no deberías hacer uso de ellas en absoluto; todo esto es verdad. ¿Es adecuado actuar así con ellas? Algunos pueden decir: “No es amable portarse así con ellas. No han vendido a nadie, ¿cómo van a ser judas?”. ¿Tienes que esperar a que vendan a alguien? ¿Cómo se manifestó Judas? ¿Hubo señales de que estuviera a punto de vender al Señor? (Sí, robó dinero de la bolsa del Señor Jesús). Las personas que traicionan constantemente los intereses de la casa de Dios tienen la misma naturaleza que Judas, que robó dinero de la bolsa. Cuando se arresta a la gente así, venderán todo lo que sepan a Satanás y se lo soltarán todo, no se callarán nada. Esta clase de personas tienen la esencia de Judas. Su esencia ya ha quedado claramente revelada y se ha dejado en evidencia. Si a pesar de todo las usas, ¿no te estás buscando problemas? ¿No es perjudicar a la casa de Dios a posta? Algunas personas dicen abiertamente: “¡Si alguien me poda o hace algo que dañe mis intereses o arruine lo bueno que tengo aquí, se va a enterar!” Es sobre todo el caso de las personas que tienen la esencia de Judas; es demasiado obvio. Ellas mismas les dicen a los demás que son unas judas, así que no se puede usar a las personas de esta clase.

III. Cómo tratar a los amigos de la iglesia

Hay otro tipo de personas que no se pueden considerar ni buenas ni malas y que son creyentes solo de nombre. Si les pides que hagan algo ocasionalmente, pueden hacerlo, pero no cumplirán su deber de manera proactiva si no se lo organizas. Cuando tienen tiempo libre, asisten a reuniones, pero no se sabe si en su vida privada comen y beben las palabras de Dios, aprenden himnos u oran. No obstante, son relativamente amistosos con la casa de Dios y la iglesia. ¿Qué significa “relativamente amistosos”? Quiere decir que si los hermanos y hermanas les piden que hagan algo aceptarán hacerlo; en aras de ser compañeros creyentes, pueden ayudar a hacer algunas cosas, dentro del alcance de sus capacidades. Sin embargo, si les piden que hagan un gran esfuerzo o que paguen algún precio, no lo harán de ningún modo. Si un hermano o una hermana se enfrentan a alguna adversidad y necesitan que les echen una mano, como que los ayuden de vez en cuando a ocuparse de la casa, a hacer la comida o a realizar algunas tareas menores, o, si conocen un idioma extranjero, que ayuden a los hermanos y hermanas a leer cartas, son capaces de echar una mano y son relativamente amigables. Por lo general, se llevan bastante bien con los demás y no llevan la cuenta de sus favores, pero no asisten a reuniones de manera regular ni piden cumplir un deber ni mucho menos realizar un trabajo importante o incluso peligroso. Si les pides que hagan una tarea arriesgada, se negarán sin duda alguna y dirán: “Creo en dios para buscar la paz; por tanto, ¿cómo podría llevar a cabo tareas peligrosas? ¿No sería eso buscarme problemas? ¡No puedo hacerlo de ninguna manera!”. Pero si los hermanos y hermanas o la iglesia les piden que hagan algo menor, pueden ayudar y realizar un esfuerzo simbólico, como un amigo. Esta forma de esforzarse y de ayudar no se puede llamar cumplir un deber ni actuar de acuerdo con los principios-verdad ni mucho menos practicar la verdad; se trata simplemente de que estas personas tienen una impresión favorable de los creyentes en Dios, son bastante amigables con ellos y pueden echar una mano si alguien necesita ayuda. ¿Cuál es el nombre para este tipo de personas? En la casa de Dios se las llama amigos de la iglesia. ¿Cómo se debería tratar a los amigos de la iglesia? Si tienen calibre y algunas fortalezas y pueden ayudar a la iglesia a manejar algunos asuntos externos, también cuentan como servidores y son amigos de la iglesia. Esto se debe a que las personas de esta clase no cuentan como creyentes en Dios y la casa de Dios no las reconoce como tales. Y si la casa de Dios no las reconoce, ¿puede Dios reconocerlas como creyentes? (No). Por tanto, nunca pidas a este tipo de personas que se unan a las filas de los que cumplen un deber a tiempo completo. Algunas personas dicen: “Cuando comienzan a creer, algunos tienen poca fe y solo quieren ser amigos de la iglesia. No entienden muchas cosas sobre lo que es creer en Dios, de modo que ¿cómo pueden estar dispuestos a cumplir un deber? ¿Cómo pueden estar dispuestos a esforzarse con todo el corazón?”. No hablamos de personas que han creído en Dios de tres a cinco meses, o hasta un año, sino de gente que, supuestamente, ha creído en Dios durante más de tres años, e incluso cinco o diez años. Independientemente de hasta qué punto este tipo de personas reconocen de manera verbal que Dios es el único Dios verdadero y que La Iglesia de Dios Todopoderoso es la iglesia verdadera, eso no demuestra que sean auténticos creyentes. Según las diversas manifestaciones de este tipo de personas y su modo de fe, las llamamos amigos de la iglesia. No las trates como hermanos y hermanas, porque no lo son. No permitas que esta gente se una a la iglesia del deber a tiempo completo ni a las filas de los que dedican el día entero a cumplir un deber; la casa de Dios no emplea a estas personas. Algunos podrían decir: “¿Tienes prejuicios contra este tipo de individuos? Aunque pueda parecer por fuera que se lo toman todo con indiferencia, en realidad son muy fervientes por dentro”. Para los creyentes sinceros, sería imposible haber creído en Dios durante cinco o diez años y seguir mostrando indiferencia; sin embargo, el comportamiento de los individuos de esta clase ya revela plenamente que son incrédulos, que están al margen de las palabras de Dios, y son no creyentes. Si sigues llamándolos hermanos y hermanas y diciendo que se los trata de manera injusta, ahí tu noción y tus sentimientos están hablando por ti.

¿Cómo deberíamos tratar a las personas que son amigas de la iglesia? Son amables y están dispuestas a ayudar a la hora de encargarse de un pequeño número de cuestiones. Si hay necesidad, puedes darles la oportunidad de encargarse de algunos asuntos. Si pueden hacer algo, deja que lo hagan. Hay cosas que no pueden hacer bien y podrían incluso arruinar: para evitar crear problemas no les dejes hacer esas tareas. No puedes permitirte sentirte obligado por sus buenas intenciones. No entienden la verdad y tampoco los principios. Si hay asuntos externos que puedan manejar, deja que sigan adelante. Sin embargo, nunca los dejes ocuparse de cuestiones importantes que afecten a la obra de la iglesia; en tal caso, se deberían rechazar sus buenas intenciones y su entusiasta ayuda. Cuando te encuentras con esta clase de personas, limítate a tener un trato superficial con ellas, con eso basta; no las tomes en serio. ¿Por qué no? Porque solo son amigas de la iglesia y no son para nada hermanos o hermanas. ¿Se ajustan estas personas a los principios de la casa de Dios para usar a las personas? (No). Por tanto, si esta clase de personas no asisten a reuniones ni escuchan sermones ni hacen un deber, no es necesario invitarlas. Si no comen ni beben las palabras de Dios ni oran, si no buscan los principios-verdad cada vez que les suceden cosas, y si no están dispuestas a relacionarse con los hermanos y hermanas, no hay necesidad de apoyarlas ni de ayudarlas. En cuatro palabras: no les prestes atención. No te pongas serio con las personas que son amigas de la iglesia e incrédulas y no les prestes atención. No hace falta preocuparse ni preguntar por ellas. ¿Por qué no? ¿Qué sentido tiene preguntar por personas que no tienen nada que ver con nosotros? Es superfluo, ¿verdad? ¿Queréis prestar atención a esta clase de personas? Tal vez os guste ser unos entrometidos y queréis preocuparos y os preguntáis: “¿Cómo les va ahora? ¿Están casados o no? ¿Les va bien? ¿Qué trabajo hacen?”. Sea como sea, eso no tiene nada que ver contigo. ¿Qué sentido tiene preocuparte por ello? No les prestes ninguna atención y no hables sobre ellas. A algunas personas les gusta hacer comentarios como: “¿Ves? No creen adecuadamente en Dios, viven cada día una existencia desalentadora y agotadora, y parecen muy cansadas y exhaustas todo el tiempo”, o “¿Ves? No creen en Dios adecuadamente, así que no tienen paz y de nuevo ha pasado algo malo en su familia”. Todo esto es una tontería y es innecesario. Cómo viven su vida y cómo caminan por su senda no es asunto tuyo. Ni siquiera las menciones; no estás en la misma senda que ellos. Tú te entregas sinceramente a Dios y haces tu deber a tiempo completo, solo quieres buscar para obtener la verdad y lograr la salvación, y sea lo que sea lo que diga Dios, quieres hacerlo lo mejor posible para satisfacerlo a Él. Esas personas no tienen estas cosas en su corazón. Cuando ves tendencias malvadas, te sientes asqueado y disgustado; te parece que no hay felicidad al vivir en este mundo y solo puedes encontrar la felicidad al creer en Dios; mientras que ellas son exactamente lo opuesto a ti. Esto prueba que no están en la misma senda que tú. El principio de la casa de Dios para manejar a esta clase de personas es que, si están dispuestas a ayudar, la casa de Dios puede darles una oportunidad mientras no haya repercusiones potenciales. Si la casa de Dios no tiene ningún uso que darles y aun así siguen dispuestas a ayudar, entonces lo mejor es rehusar con educación; no te crees problemas. Los creyentes comparten la verdad a diario y aceptan recibir la poda, pero aun así pueden hacer cosas de manera superficial, ¿pueden los amigos de la iglesia lidiar con los asuntos de forma adecuada sin ninguna compensación a cambio? (No). Decidme, ¿es esto pensar lo peor de la gente? ¿Es mirar a las personas con malos ojos? (No). Es hablar basándose en los hechos, en función de la esencia de las personas. No seas ignorante, no seas idiota y no hagas nada estúpido. Los creyentes todavía tienen que experimentar podas, juicios y castigos, disciplina severa, reprensión y exposición antes de que el cumplimiento de su deber pueda conformarse poco a poco a la intención de Dios. Un amigo de la iglesia o un no creyente no aceptan ninguna verdad en absoluto y en lo único que piensan es en sus propios intereses, ¿qué bien puede salir de que ellos se ocupen de los asuntos de la casa de Dios o de los hermanos y hermanas? Queda totalmente descartado. Lo apropiado es no prestar atención a este tipo de gente, ¿no? (Sí). ¿Qué significa “no prestar atención”? Significa que la casa de Dios no los considera creyentes. Pueden creer en Dios como quieran, pero el trabajo y los asuntos de la casa de Dios no tienen nada que ver con ellos. Están dispuestos a ayudar, pero hemos de sopesar las cosas y calibrar si son aptos para hacerlo, y si no lo son, no podemos darles esta oportunidad. Decidme, ¿actuar así se ajusta a los principios? ¿Tenemos derecho a tratar así a tales personas? ¡Todo el derecho!

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