Las responsabilidades de los líderes y obreros (6) Parte 4
IV. Cómo tratar a las personas a las que se ha despedido
Otras personas pertenecen al tipo de las que han sido destituidas. ¿Cómo deberíamos tratarlas? Tanto si las han destituido porque son incapaces de hacer un trabajo real y se las clasifica como falsos líderes, o porque siguen la senda de los anticristos y se las clasifica como el tipo de individuos que son anticristos es necesario reubicar razonablemente a estas personas y hacer arreglos razonables para ellas. Por supuesto, si son anticristos que han cometido muchas acciones malvadas se les debería expulsar; si no han hecho muchas maldades, pero tienen la esencia de un anticristo y están definidos para serlo, no hace falta expulsarlos mientras todavía puedan rendir servicio de alguna pequeña manera sin causar trastornos ni perturbaciones; dejémosles que sigan rindiendo servicio y démosles una oportunidad de arrepentirse. En el caso de los falsos líderes a quienes han destituido, reasignémosles un trabajo distinto en función de sus fortalezas y de los deberes para los que son aptos, pero ya no se les debe permitir servir como líderes de la iglesia; en el caso de los líderes y obreros a quienes han destituido porque su calibre es sumamente pobre y son incapaces de hacer ninguna tarea, reasignémosles también un trabajo distinto en función de sus puntos fuertes y de los deberes para los que son adecuados, pero ya no se los puede ascender a líder u obrero. ¿Por qué no se puede? Ya se los ha probado. Se los reveló y quedó claro que su calibre y su capacidad de trabajo los incapacitan para ser líderes. Si no son aptos para ser líderes, ¿son incapaces de desempeñar otros deberes? No necesariamente. Su calibre deficiente los incapacita para ser líderes, pero pueden realizar otros deberes. Una vez destituidos, pueden hacer cualquier cosa para la que estén capacitados. No se les debería retirar el derecho de cumplir un deber; todavía se los puede volver a emplear cuando su estatura haya crecido. Se destituye a algunos porque son jóvenes y carecen de experiencia vital y laboral, de modo que son incapaces de asumir el trabajo y, finalmente, se los suspende. Al destituir a este tipo de personas, hay cierto margen de maniobra. Si su humanidad es acorde al estándar y su calibre es suficiente, se las puede emplear después de que las hayan degradado, o se les puede asignar otro trabajo adecuado para ellas. Cuando entiendan la verdad con claridad y tengan un poco de exposición y experiencia con relación a la obra de la iglesia, todavía se las puede volver a ascender y cultivar en función de su calibre. Si su humanidad es acorde al estándar, pero su calibre es sumamente pobre, no tiene ningún sentido cultivarlas y no se las debe cultivar ni retener de ninguna manera.
Entre las personas a quienes se ha destituido, hay dos tipos a los que no se puede volver a promover ni cultivar en absoluto. Uno son los anticristos y el otro son aquellos cuyo calibre es demasiado bajo. También están los que no se consideran anticristos, pero solo tienen una humanidad muy pobre, son egoístas y falsos, y algunos de ellos son perezosos, anhelan las comodidades carnales y son incapaces de hacer frente a las adversidades. Aunque estas personas tuvieran un calibre buenísimo, no se las puede volver a ascender. Si tienen un poco de calibre, dejémoslas hacer lo que sean capaces de hacer, siempre que se hagan arreglos adecuados para ello; en resumen, no las asciendas para que sean un líder o un obrero. Además de tener calibre y capacidad de trabajo, los líderes y los obreros deben entender la verdad, llevar una carga para la iglesia, ser capaces de trabajar duro y de soportar sufrimiento y ser diligentes y no perezosos. También deben ser comparativamente honestos y rectos. No puedes en absoluto seleccionar gente falsa. Los que son demasiado torcidos y falsos siempre maquinan argucias contra los hermanos y hermanas, sus superiores y la casa de Dios. Se pasan el día pensando solo ideas retorcidas. Al tratar con alguien así, siempre debes adivinar qué piensa realmente, debes seguir preguntando qué ha hecho exactamente en los últimos tiempos y debes vigilarlo de cerca. Emplearlo para alguna tarea es demasiado agotador y angustioso. Si se asciende a este tipo de personas para que cumplan deberes, aunque entiendan alguna doctrina, no la practicarán, y esperarán recibir beneficios y ventajas por cada tarea que hagan. Emplear a alguien así es demasiado angustiante y problemático, de modo que no se lo puede ascender. Por tanto, por lo que se refiere a los anticristos, a los que tienen un calibre excesivamente pobre, a los que tienen mala humanidad, a los que son perezosos, codician las comodidades carnales y no pueden soportar las adversidades, y a los que son sumamente torcidos y falsos… Una vez que se ha revelado y destituido a estos tipos de individuos después de haberlos empleado, no los asciendas una segunda vez; no los vuelvas a emplear de manera incorrecta después de haberlos desenmascarado. Algunos pueden decir: “A esta persona se la definió con anterioridad como un anticristo. Hemos notado que lleva un tiempo actuando bien, es capaz de relacionarse con normalidad con los hermanos y hermanas y ya no limita a otros. ¿Se la puede ascender?”. No tengas tanta prisa, una vez que se la promociona y adquiere estatus, su naturaleza de anticristo se pondrá al descubierto. Otros pueden decir: “El calibre de esta persona era antes extremadamente limitado; cuando se le pedía supervisar el trabajo de dos personas, no sabía asignar las tareas, y si sucedían dos cosas al mismo tiempo, no era capaz de hacer arreglos razonables. Ahora que es un poco mayor, se le dará mejor, ¿no?”. ¿Se sostiene esta afirmación? (No). Cuando ocurren dos cosas al mismo tiempo, esa persona se confunde y no sabe cómo lidiar con ellas. No es capaz de desentrañar a nadie ni a nada. Su calibre es tan pobre que no tiene capacidad de trabajo ni capacidad de comprensión. A una persona así no se la puede volver a ascender como líder. No es una cuestión de edad. La gente de calibre pobre seguirá teniendo poco calibre cuando tenga ochenta años. No es como la gente imagina, que a medida que alguien se hace mayor y gana experiencia, puede entenderlo todo; no es así. Solo tendrá algo de experiencia de vida, pero esta no equivale a calibre. No importa cuántas cosas experimente o cuántas lecciones aprenda, eso no significa que su calibre vaya a mejorar.
Si la humanidad de una persona es demasiado egoísta, demasiado falsa y perversa y está llena de intrigas astutas y solo piensa en sí misma, ¿acaso puede cambiar este tipo de persona? Estas fueron las razones para despedirla. Ahora que han pasado diez años y ha escuchado muchos sermones, ¿su humanidad no sigue siendo egoísta, tortuosa y falsa? Deja que te diga que esta clase de persona no va a cambiar, será igual dentro de otros 20 años. Por tanto, si te la vuelves a encontrar en 20 años y le preguntas si sigue siendo tan egoísta y falsa, incluso ella misma lo admitirá. ¿Por qué no cambian las personas de poca humanidad? ¿Pueden cambiar? Suponiendo que fuera así, ¿cuáles tendrían que ser las bases y las condiciones para que eso ocurriera? Han de ser capaces de aceptar la verdad. La gente de poca humanidad no acepta la verdad e interiormente desprecia, detesta, se burla y es hostil a las cosas positivas; simplemente no puede cambiar. Así que, por muchos años que pasen, no los asciendas, porque son incapaces de cambiar. Es posible que dentro de 20 años hayan aprendido a ser más esquivos si cabe e, incluso, se les dé mejor decir cosas que suenen bien para engañar a los demás. Sin embargo, si te relacionas con ellos y observas sus acciones, descubrirás que no han cambiado en absoluto. Piensas que con los años que han pasado y los muchos sermones que han escuchado y los deberes que han cumplido en la casa de Dios durante tanto tiempo, deberían haber cambiado; ¡te equivocas! No van a cambiar. ¿Por qué? Han escuchado muchos sermones y leído muchas palabras de Dios, pero no aceptan ni practican ni una sola frase, así que no han cambiado ni un ápice, les resulta imposible hacerlo. Una vez que este tipo de personas quedan al descubierto y se las despide, no se las puede volver a usar y si tú haces uso de ellas, estás perjudicando a la casa de Dios y a los hermanos y hermanas. Si no estás seguro, limítate a observar cómo actúan estas personas y fíjate en qué partido toman al afrontar asuntos que ponen sus intereses en conflicto con los de la casa de Dios; no van a sacrificarse y no irán a por todas para defender los intereses de la casa de Dios. Visto así, no son dignas de confianza ni merecen que la casa de Dios las ascienda y las use. Por eso el destino de tales personas es que no se las utilice. ¿Pueden cambiar todavía aquellos que no aceptan la verdad? No es posible, ¡solo un necio lo soñaría!
En cuanto a las personas que son perezosas, codician las comodidades de la carne y son incapaces de soportar siquiera la menor adversidad, son aún menos capaces de cambiar. Durante su época como líderes, no sufren ninguna adversidad, no soportan siquiera las penurias que los hermanos y hermanas corrientes son capaces de aguantar. Al hacer su deber se limitan a cumplir con las formalidades: celebran reuniones y predican algunas doctrinas y luego se van a la cama para cuidarse. Si se acuestan un poco tarde, cuando los hermanos y hermanas se levanten por la mañana ellos seguirán durmiendo. No están dispuestos siquiera a estar un pelín cansados u ocupados ni a padecer la menor dificultad. No pagan ningún precio ni hacen trabajo real alguno. Vayan donde vayan, en cuanto ven buena comida y bebida se ponen tan contentos que olvidan todo lo demás y no van a ninguna parte, sino que se quedan aquí comiendo, bebiendo y disfrutando y sin hacer nada de trabajo. No escuchan cuando lo Alto los poda ni aceptan los recordatorios y la exposición de los hermanos y hermanas. Eligen vivir de la manera más cómoda posible, sin pagar ningún precio ni cumplir bien sus responsabilidades ni hacer su deber y, por tanto, se convierten en unos inútiles. ¿Son las personas así capaces de cambiar? Son demasiado holgazanas, codician la comodidad de la carne; no pueden cambiar. Así es como son ahora y es así como serán en el futuro. Algunas personas dicen: “Esta persona ha cambiado, hace tiempo que se esfuerza mucho en su trabajo”. No te apresures. Si lo asciendes a líder, volverá a caer en sus antiguas costumbres; es su forma de ser. Es como un jugador que, cuando se queda sin dinero, sigue apostando aunque tenga que pedir prestado, perder su casa o incluso vender a su mujer y a sus hijos. Si últimamente no juega, podría ser porque el casino ha cerrado y no hay lugar para apostar o porque han pillado a todos sus colegas de juego y no tiene a nadie más con quien apostar, o porque ha vendido todo lo que podía vender y ya no le queda dinero. Una vez que tenga dinero en sus manos, empezará a apostar de nuevo y no será capaz de dejarlo; es su forma de ser. De la misma manera, aquellos que son vagos y codician las comodidades de la carne también son incapaces de cambiar. Cuando hayan obtenido estatus, volverán de inmediato a su forma de ser original y su verdadera cara quedará al descubierto. Cuando no tienen estatus, nadie los tiene en alta consideración ni los atiende y si no hacen nada, se los debería echar porque la iglesia no mantiene a las personas ociosas, así que no les queda otra elección que hacer algunas cosas a regañadientes. Las hacen de manera diferente a los demás. Otros hacen las cosas de forma proactiva, mientras que ellos las hacen con pasividad. Aunque desde fuera no hay diferencia, en esencia sí que la hay. Cuando otros tienen estatus, hacen aquello que se supone que deben hacer y son capaces de cumplir bien sus responsabilidades. Una vez que tienen estatus, aprovechan la oportunidad para disfrutar de los beneficios de este y no hacen ningún trabajo y su esencia-naturaleza perezosa y con ansias de comodidad queda de este modo en evidencia. Por tanto, la gente de esta clase no va a cambiar bajo ninguna circunstancia y, una vez que se la revela y despide, no se la debería volver a ascender ni usar; este es el principio.
En lo que respecta a las personas con situaciones diferentes, estos son los principios para ascenderlas y hacer uso de ellas. El estándar mínimo es que sean capaces de esforzarse y rendir servicio en la casa de Dios sin causar una perturbación; en tal caso, pueden hacer un deber en la casa de Dios. Si no pueden siquiera cumplir este mínimo estándar, no importa como sean su humanidad y sus puntos fuertes, no son aptas para hacer un deber y deberían descartarse de las filas de aquellos que hacen deberes. Si la humanidad de una persona es malévola y equivale a la de un anticristo, una vez se confirme que es un anticristo la casa de Dios nunca va a hacer uso de ella ni la va a ascender ni cultivar. Algunos pueden decir: “¿Está bien permitirle rendir servicio?”. Depende de la situación. Si su servicio puede tener un impacto negativo y acarrear consecuencias adversas para la casa de Dios, esta no va a darle siquiera la oportunidad de rendir servicio. Si sabe que es una persona malvada o un anticristo al que se ha expulsado, pero está dispuesta a rendir servicio y va a hacer las cosas como disponga la iglesia que las haga y puede rendir servicio de una manera educada, sin perjudicar los intereses de la casa de Dios, entonces en ese caso se la puede mantener. Si no puede siquiera arreglárselas para rendir servicio adecuadamente y su servicio causa más perjuicio que bien, entonces no tendrá siquiera la oportunidad de rendirlo y, aunque lo haga, la casa de Dios todavía seguirá sin hacer uso de ella, porque ni siquiera es elegible ni satisface los criterios para rendir servicio. Así que las personas de esta clase no deberían volver; deja que se vayan donde quieran. Alguno puede decir: “Si la casa de Dios no hace uso de mí, predicaré yo mismo el evangelio y le entregaré a la casa de Dios a las personas que obtenga por medio de la predicación”. ¿Estaría bien esto? (Sí). Algunos pueden decir: “No usarías a esa persona ni siquiera para rendir servicio, así que, ¿por qué debería entregarte a Ti las personas que obtiene mediante la predicación del evangelio? ¿Por qué debería predicar el evangelio para Ti?”. La casa de Dios no hace uso de ella debido a diversos aspectos. Uno es que no se ajusta a los principios de la casa de Dios para usar a las personas. Otro es que la casa de Dios no se atreve a usar a las personas de esta clase porque una vez que se les da uso, los problemas no tendrán fin. Por tanto, ¿cómo podríamos explicar este asunto de que estén dispuestas a predicar el evangelio? Al predicar el evangelio dan testimonio de Dios y obtienen a las personas gracias a Sus palabras y a Su obra. Aunque se las haya obtenido por medio de la predicación del evangelio por parte de esa persona, de ninguna manera se considera que haya que concederle a ella el crédito. Como mucho, apenas cumple sus responsabilidades como persona. Independientemente de si eres un anticristo o una persona malvada, o de si se te ha echado o expulsado, deberías cumplir tus responsabilidades como persona. ¿Por qué digo que es algo que deberías hacer? Has recibido una gran provisión de verdad por parte de Dios, y estos son también Sus arduos esfuerzos. La casa de Dios te ha regado y te ha provisto durante muchos años, pero ¿te exige algo Dios? No. Los diversos libros distribuidos por la casa de Dios son todos gratis, nadie tiene que gastarse ni un céntimo. Del mismo modo, el camino verdadero de vida eterna y las palabras de vida de Dios que concede a la gente son gratis. Igualmente, la gente puede escuchar los sermones y charlas de la casa de Dios sin coste. Así, ya seas una persona corriente o un miembro de un grupo especial, has recibido muchas verdades de Dios gratis, por lo que lo correcto es que prediques las palabras de Dios y Su evangelio a las personas y las lleves a la presencia de Dios, ¿verdad? Él ha concedido todas las verdades a la humanidad; ¿quién puede permitirse retribuir un amor tan grande? La gracia de Dios, Sus palabras y Su vida no tienen precio, ¡y ningún ser humano se puede permitir pagarlas! ¿Es tan preciada la vida del ser humano? ¿Puede valer tanto como la verdad? Por tanto, nadie puede permitirse retribuir el amor y la gracia de Dios, y eso incluye a esos que la iglesia ha echado, expulsado y descartado; no son una excepción. Mientras tengas algo de conciencia, razón y humanidad, no importa cómo te trate la casa de Dios, debes cumplir tu obligación de difundir Sus palabras y dar testimonio de Su obra. Esta es la responsabilidad ineludible de la gente. Así pues, por muchas personas a las que prediques las palabras de Dios y les difundas el evangelio, o por muchas personas que obtengas, no hay nada por lo que felicitarte. Dios ha expresado multitud de verdades y todavía no las escuchas ni las aceptas. Seguramente, lo que deberías hacer es rendir un poco de servicio y predicar el evangelio a otros, ¿verdad? Dado que has llegado tan lejos, ¿no deberías arrepentirte? ¿No deberías buscar oportunidades para retribuir el amor de Dios? ¡Sin duda deberías! La casa de Dios tiene decretos administrativos y echar a la gente, expulsarla y descartarla son cosas que se hacen de acuerdo con los decretos administrativos y con los requerimientos de Dios; es lo correcto. Algunos pueden decir: “Es un tanto bochornoso aceptar en la iglesia a personas ganadas gracias a la predicación del evangelio por parte de aquellos a los que se echó o expulsó”. En realidad, este es el deber que deberían hacer las personas y no hay nada de lo que avergonzarse. Todos son seres creados. Aunque te hayan echado o expulsado, se te condenara como persona malvada o anticristo o fueras un objetivo que descartar, ¿acaso no eres todavía un ser creado? Una vez que se te ha echado, ¿no es Dios todavía tu Dios? ¿Se borran de un plumazo las palabras que Él te ha dicho y las cosas que te ha proporcionado? ¿Dejan de existir? Todavía existen, es solo que no las has apreciado. Todas las personas conversas, sin importar quién las convirtiera, son seres creados y deberían someterse ante el Creador. Por tanto, si estas personas a las que se ha echado o descartado están dispuestas a predicar el evangelio, no vamos a impedírselo; prediquen como prediquen, los principios de la casa de Dios para usar a las personas y los decretos administrativos de la casa de Dios son inalterables y esto no cambiará nunca, jamás.
Entre estas diversas clases de personas a las que se ha destituido, es improbable que la mayoría se arrepienta de verdad y no se las debe volver a usar. Solo hay margen para ascender y usar a aquellos a los que se despidió o a los que se les modificaron sus deberes porque carecían de experiencia laboral y no pudieron desempeñarlos temporalmente. La gente de esta clase posee suficiente calibre y no hay grandes problemas con su humanidad, solo tienen defectos, vicios o malos hábitos menores heredados de su familia; ninguna de estas cosas supone un gran problema. Si la casa de Dios los necesita, se los puede ascender y usar de nuevo en el momento adecuado; esto es razonable porque no son personas malvadas y no se convertirán en anticristos. Su calibre es suficiente, es solo que no llevaban mucho tiempo haciendo trabajo y no tenían experiencia por lo que no eran competentes para hacer el trabajo, lo cual no es un problema serio. Si se los despidió por estas razones, tienen margen para desarrollarse en el futuro y pueden cambiar. Mientras tengan capacidad de trabajo, posean calibre y su humanidad sea acorde al estándar, durante el periodo en el que experimenten la obra de Dios y hagan su deber las personas de esta clase cambiarán poco a poco, su humanidad se transformará, crecerán en su entrada en la vida, habrá algunos cambios acordes en su carácter y progresarán algo en su entendimiento de la verdad. Según su entorno, los deberes que realicen y sus aspiraciones personales, cambiarán y crecerán en diversos grados, así que se puede decir que a las personas de este tipo se las puede ascender y usar. Estos son en general los principios para volver a ascender y usar a diversas clases de personas a las que se ha despedido con anterioridad.
El punto siete de las responsabilidades de los líderes y obreros es “Destinar y utilizar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad y sus puntos fuertes, de modo que se obtenga el máximo aprovechamiento de cada una de ellas”. En nuestra charla de hace un momento ya se ha explicado con claridad el significado de aprovechar al máximo a las personas. Mientras haya el menor valor en cultivar a alguien y siempre que su humanidad sea acorde al estándar, la casa de Dios le dará oportunidades. Mientras alguien persiga la verdad y ame las cosas positivas, Dios no lo abandonará ni lo descartará con tal facilidad. Mientras que tu humanidad y tu calibre satisfagan los estándares que acabo de compartir, la casa de Dios tendrá sin duda un lugar para que tú hagas un deber, y, sin duda, hará un uso sensato de ti y te dará margen suficiente para que pongas en práctica tu habilidad. En resumen, si tienes puntos fuertes y experiencia en una profesión que sea necesaria para la obra de la iglesia, definitivamente la casa de Dios te permitirá hacer un deber adecuado. Sin embargo, si no tienes aspiraciones ni voluntad y no quieres esforzarte para ascender, entonces haz lo que puedas: haz el deber que te permita tu capacidad y nada más. Si tienes aspiraciones y dices: “Quiero entender y obtener más verdades y embarcarme en la senda de la salvación lo antes posible y entrar en la realidad-verdad. Estoy dispuesto a ser considerado con la carga de Dios, dispuesto a llevar una pesada carga en la casa de Dios, a sufrir más adversidades que otros, esforzarme más y renunciar a más que los demás”, y si eres adecuado en todos los aspectos, pero sigue sin recomendarte nadie, también puedes ofrecerte tú. ¿No es razonable? En resumen, estos son todos los principios de la casa de Dios para usar a toda clase de personas, y el objetivo no es otro que permitirles entrar en la realidad-verdad. ¿Cuáles son las manifestaciones de entrar en la realidad-verdad? Comprender la verdad, entender los principios-verdad a la hora de llevar a cabo los diversos aspectos de trabajo y ser capaz de practicar las verdades correspondientes cuando nos relacionamos con toda clase de personas, acontecimientos y cosas en la vida diaria, en lugar de quedarte confuso y perdido cuando algo te sucede; este es el objetivo. Al ser este el objetivo fijado, ¡deberíais perseguirlo!
Aquí termina nuestra charla sobre el punto siete de las responsabilidades de los líderes y obreros. Alguien puede que diga: “Aún no has terminado de compartir. No has dejado en evidencia a los falsos líderes en lo que respecta a este punto”. Yo respondería que no hay necesidad de dejarlos en evidencia. Por un lado, los falsos líderes son de escaso calibre e incapaces de hacer trabajo real; por otro lado, carecen de conciencia y razón, no llevan carga, para nada ponen todo su corazón en el trabajo, y no pueden siquiera hacer bien algunas cosas simples. Cada vez que se encuentran con un problema complejo o un problema relativo a los principios-verdad, no pueden distinguirlo en absoluto e incluso menos aún pueden desentrañar la esencia del problema. Por tanto, no hay necesidad de dejarlos en evidencia. Aunque lo hiciéramos, no lo aceptarían y sería malgastar palabras. Es más, hablar de las cosas que han hecho sería nauseabundo y haría que la gente se enfadara mucho en su fuero interno. Asignarles un trabajo tan importante a estos falsos líderes fue un error en el aprovechamiento de las personas. Ser incapaces de hacer su trabajo ya los hace sentirse inútiles y si los dejas en evidencia y los diseccionas, se sentirán incluso más angustiados. Así que deja que esos falsos líderes se sometan ellos mismos a comparaciones y examinen sus problemas tanto como puedan. Si pueden descubrir sus problemas, fíjate en si pueden mejorar en el futuro; si no son capaces de descubrirlos, han de seguir examinando y pueden además pedir a los que hay a su alrededor que los ayuden a analizarlos y arreglarlos. Si otros han compartido con ellos y han puesto su corazón en hacerlo, pero todavía no son capaces de descubrir sus propios problemas y todavía siguen sin saber reconocerlos o cómo resolverlos, entonces en realidad son falsos líderes y se los debería descartar.
6 de marzo de 2021
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