Las responsabilidades de los líderes y obreros (7) Parte 2
Punto 8: Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo (I)
Los líderes y obreros deben identificar y resolver las dificultades con prontitud
Hoy vamos a compartir la octava responsabilidad de los líderes y obreros: “Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo”. Vamos a exponer las diversas manifestaciones de los falsos líderes respecto a esta responsabilidad. Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo; ¿no es esta una parte del trabajo y los deberes de los líderes y obreros? (Sí). Los líderes y obreros afrontarán inevitablemente algunas cuestiones espinosas en su trabajo o se encontrarán con dificultades más allá del ámbito del trabajo de la iglesia, así como también con casos especiales que no afectan a los principios-verdad, y no sabrán cómo lidiar con estas situaciones. O, como tienen poco calibre y por ello son incapaces de captar los principios con precisión, es inevitable que afronten algunas confusiones y dificultades complicadas de resolver. Estas confusiones y dificultades pueden estar relacionadas con problemas de uso personal, cuestiones del trabajo, problemas que surgen del entorno externo, los relativos a la entrada en la vida de las personas, a trastornos y perturbaciones causados por los malvados, así como problemas por echar o expulsar a gente etc. Respecto a todos estos problemas, la casa de Dios cuenta con requisitos y preceptos concretos o existen algunas instrucciones verbales. Más allá de estos preceptos específicos, es inevitable que haya algunos casos especiales sin mencionar. En cuanto a estos, algunos líderes pueden ocuparse de ellos —y es más, lo hacen muy bien— ateniéndose a los principios que requiere la casa de Dios, como proteger los intereses de esta, garantizar la seguridad de los hermanos y hermanas y mantener el funcionamiento fluido del trabajo de la iglesia mientras otros líderes no lo consiguen. ¿Qué se debería hacer respecto a los problemas que no se pueden manejar? Algunos líderes y obreros son desorganizados en su trabajo, son incapaces de identificar los problemas y, aunque lo hagan, no pueden resolverlos. Se limitan a salir del paso sin buscar soluciones de lo Alto, solo les dicen a los hermanos y hermanas: “Resolvedlos vosotros; confiad en Dios y recurrid a Él para las soluciones”, y lo consideran todo resuelto. No importa cuántos asuntos se amontonen, no pueden solucionarlos por su cuenta y, aun así, no informan a los superiores ni averiguan cómo resolverlos, posiblemente por temor a que lo Alto los desentrañe y se resienta su imagen. Además, hay algunos líderes y obreros que nunca informan a lo Alto de los problemas y no sé por qué. Informar a los superiores no significa necesariamente hacerlo a lo Alto de manera directa; sin duda uno puede informar primero a los líderes de un distrito o región. Y si ellos no encuentran soluciones, entonces les puedes pedir a los líderes y obreros que informen directamente a lo Alto. Si le pides a un líder u obrero que informe de un asunto a lo Alto tras haber dejado antes clara la situación, ¿pueden estos limitarse a ocultarlo e ignorar la cuestión? Hay pocas personas que actúen de esta forma. Aunque haya líderes así, todavía puedes aclarar el asunto con otros líderes y obreros para desenmascarar al que encubre el asunto y no lo denuncia. Si estos otros líderes y obreros siguen sin informar del asunto, queda un último recurso: puedes escribir directamente a la página web de la casa de Dios para que tu mensaje se reenvíe a lo Alto, de este modo se garantiza que el problema se denuncie a lo Alto. Esto es porque lo Alto se ha encargado antes de esas cartas en multitud de ocasiones, y en consecuencia encomendaron a los líderes y obreros que se ocuparan del asunto directamente. De hecho, hay múltiples vías para informar a los superiores de un problema; es fácil hacerlo, solo depende de si la persona realmente quiere resolver el problema. Aunque no confíes en cierto líder u obrero, debes mantenerte en la creencia de que Dios es justo y que lo Alto obra de acuerdo con los principios-verdad. Si no tienes verdadera fe en Dios y no crees que la verdad reine en Su casa, no puedes lograr nada. Muchas personas no comprenden la verdad; no creen que la verdad reine en la casa de Dios y no tienen un corazón temeroso de Dios. Siempre piensan que los funcionarios del mundo se encubren mutuamente y que la casa de Dios debe ser igual. No creen que Dios es la verdad y la justicia. Por tanto, a una persona así se la puede llamar incrédula. Sin embargo, una minoría de personas son capaces de denunciar problemas reales. Se puede considerar que las personas como estas protegen los intereses de la casa de Dios; son responsables. Algunos líderes y obreros no solo fracasan a la hora de resolver problemas graves cuando los descubren; además no los denuncian ante los superiores. Solo empiezan a darse cuenta de la gravedad del asunto cuando lo investiga lo Alto. Esto retrasa las cosas. Por consiguiente, seas hermano o hermana normal, líder u obrero, siempre que te encuentres con un problema que no sepas resolver y que corresponda a los principios más amplios del trabajo, deberías denunciarlo a los superiores y buscar una solución a tiempo. Si encuentras confusiones o dificultades, pero no las resuelves, algunos trabajos no podrán avanzar; tendrán que dejarse de lado y pararse. Esto afecta al progreso de la obra de la iglesia. Por ello, cuando surjan problemas que puedan afectar directamente al progreso del trabajo, hay que destaparlos y resolverlos a tiempo. Si un problema no es fácil de resolver, debes buscar a gente que comprenda la verdad y a gente experta en la materia y sentarte con ellos a investigar y resolver el problema juntos. ¡Los problemas de este tipo no pueden retrasarse! Cada día que te demoras en resolverlos es un día de retraso en el progreso del trabajo. No es que se entorpezcan los asuntos de una persona, sino que afecta a la obra de la iglesia, así como a la forma en que los escogidos de Dios cumplen sus deberes. Por tanto, cuando encuentres una confusión o dificultad de este tipo, debes resolverla enseguida, no se puede demorar. Si realmente no sabes solucionarla denúncialo rápidamente a lo Alto. Se pondrán directamente a resolverla o te indicarán la senda. Si un líder no sabe lidiar con problemas de este tipo y se demora en solucionar el problema en lugar de denunciarlo a lo Alto para que busquen una solución, ese líder está ciego; es un descerebrado y un inútil. Debería ser destituido y relevado del puesto. Si no se le releva del puesto, el trabajo de la iglesia no podrá avanzar; se echará a perder en sus manos. Así pues, esto se debe abordar inmediatamente.
El trabajo de producción de películas también es un aspecto importante de la obra de la casa de Dios. Los equipos de producción de películas se encuentran a menudo con el problema de que todo el mundo tiene disputas respecto al guion. Por ejemplo, el director cree que el guion difiere o se desvía de la vida real y no parecerá realista cuando esté filmado y, por tanto, quiere hacer cambios. Sin embargo, el guionista expresa con firmeza su desacuerdo, cree que lo escrito es razonable y exige al director que ruede conforme al guion. Los actores tienen además sus propias objeciones, no están de acuerdo con el guionista ni con el director. Un actor dice: “¡Si el director insiste en rodarlo así, no voy a actuar!”. El guionista dice: “¡Si el director cambia el guion, todos seréis responsables cuando surja algún problema!”. El director dice: “Si se me obliga a rodarlo como dicta el guion y hay errores, la casa de Dios me hará responsable. Si quieres que ruede, tiene que hacerse según mi propia idea; si no, no lo haré”. Ahora las tres partes se encuentran en un punto muerto, ¿no? Está claro que el trabajo no puede continuar. ¿No es verdad que ha surgido un desconcierto? Así pues, ¿quién tiene razón en realidad? Todo el mundo cuenta con sus propias teorías y argumentos, nadie está dispuesto a ceder. Con las tres partes en un punto muerto como este, ¿qué sale perjudicado? (La obra de la casa de Dios). Se obstruye y perjudica la obra de la casa de Dios. ¿Habéis sentido ansiedad y preocupación al enfrentaros a tales situaciones? Si no es así, eso prueba que en realidad no habéis puesto vuestro corazón en ello. Cuando surgen semejantes confusiones y bloqueos, hay quienes sienten tal ansiedad que no pueden comer ni dormir, y piensan: “¿Qué habría que hacer? Discutir y negarse a ceder no lleva a ninguna parte. ¿Acaso no afecta esto al progreso del rodaje? Ya ha causado una demora de varios días y no se puede posponer más. ¿Cómo podemos resolver este problema para asegurar que el rodaje discurra con fluidez y no se retrase? ¿A quién debemos acudir para resolver este problema?”. Si tienes la disposición necesaria, debes buscar soluciones por parte de los líderes, y si estos no pueden resolverlo, debes informar rápidamente a lo Alto. Si de veras eres considerado con las intenciones de Dios, deberías hacer todo lo que esté en tu mano para resolver el problema lo más rápido posible; este es el aspecto más fundamental. ¿Y si no estás preocupado? Puede que reflexiones, que pienses: “Están equivocados. Voy a atenerme a mi punto de vista, dudo que puedan hacerme nada. Voy a comer y luego me echaré un rato la siesta, esta tarde no hay nada que hacer de todos modos”. Te pesan las piernas, te mareas, el corazón pierde su vigor y te quedas sin energía. Hay montones de dificultades, pero estás distraído y eres perezoso, así que no hay manera de resolver el problema. ¿Por qué no? Porque careces del impulso y el deseo de resolverlo, así que no se te ocurre una solución. Piensas para tus adentros: “No sucede a menudo que surjan dificultades y el trabajo se detenga. Voy a aprovechar esta ocasión para descansar un par de días y relajarme un poco. ¿Qué necesidad hay de estar siempre tan cansado? Si ahora me tomo un descanso, nadie puede decir nada. Después de todo, no estoy holgazaneando ni siendo irresponsable en mi trabajo. Quiero ser responsable, pero hay una dificultad en nuestro camino, ¿quién va a resolverla? ¿Cómo vamos a rodar sin solventarla? Si hay dificultades que nos impiden rodar, ¿no deberíamos tomarnos un descanso?”. Con un problema tan importante ante ti, ¿qué consecuencias habrá si no se resuelve enseguida? Si los problemas no paran de amontonarse y no se puede solucionar ninguno, ¿es posible que el trabajo continúe? Esto causará retrasos interminables. El trabajo solo puede avanzar, no retroceder, así que al saber que este problema provoca dificultades, no deberías procrastinar más; has de resolverlo rápido. Una vez resuelto, apresúrate a resolver el siguiente cuando surja, esfuérzate en no malgastar el tiempo para que el trabajo pueda avanzar con fluidez y completarse como está previsto. ¿Te parece bien? (Sí). Los que tienen corazón afrontan las confusiones y dificultades con esta actitud. No malgastan el tiempo, no se ponen excusas a sí mismos ni codician las comodidades de la carne. Los que no tienen corazón, en cambio, aprovechan las lagunas; ponen excusas y buscan oportunidades para tomarse un descanso, lo hacen todo a un paso calmoso y sin sentido de la urgencia ni ansiedad, carecen de cualquier determinación para soportar el sufrimiento o pagar un precio. ¿Y qué ocurre al final? Al afrontar una confusión o dificultad, todo el mundo se encuentra en un punto muerto durante muchos días. Ni los directores ni los actores ni los guionistas informan del problema. Los líderes, entretanto, permanecen ciegos y son incapaces de darse cuenta de que hay un problema; incluso si lo reconocen como un problema, no son capaces de resolverlo por su cuenta, no informan a los superiores. Para cuando se ha informado de ello a lo Alto, de nivel en nivel, ya han pasado diez o quince días. ¿Qué se ha hecho durante ese periodo? ¿Desempeñaba alguien sus deberes? ¡No, malgastaban su tiempo en comer, beber y divertirse! ¿Acaso no son unos gorrones? Todos esos supervisores incapaces de encontrar soluciones rápidas a las confusiones y dificultades que afrontan en su trabajo solo están gorroneando, pasan los días sin un propósito. A tales personas se las conoce, en una palabra, como “holgazanes”. ¿Por qué “holgazanes”? Porque no abordan sus deberes con una actitud de seriedad, responsabilidad, rigor ni positividad, sino que son superficiales, negativas y gandulas; solo esperan que surja alguna dificultad o bloqueo a fin de tener una excusa para bajar la persiana y dejar de trabajar.
Los líderes y obreros no solo deben resolver de inmediato las confusiones y dificultades que se encuentren en el trabajo, sino también comprobar e identificar estos problemas con prontitud. ¿Por qué? Solo con un objetivo: el de salvaguardar la obra de Dios y la de Su casa, garantizar que todos los aspectos del trabajo progresen con fluidez y se completen con éxito dentro del calendario normal de trabajo. Para garantizar que el trabajo progrese con fluidez, ¿qué problemas se han de resolver? Primero, es esencial despejar a conciencia cualquier piedra en el camino o impedimento que perturbe la obra de la iglesia, restringir a los incrédulos y a las personas malvadas para prevenir que causen problemas. Además, se debe guiar a entender la verdad y encontrar una senda de práctica a los supervisores de cada aspecto del trabajo y a los hermanos y hermanas a fin de que aprendan a cooperar en armonía y supervisarse unos a otros. Solo de esta manera se puede garantizar que se complete el trabajo. Con independencia de las dificultades o confusiones que se afronten, si los líderes y supervisores no pueden resolverlos, deberían informar rápido de los problemas a lo Alto y buscar soluciones. Los líderes y supervisores deberían, independientemente del trabajo que hagan, priorizar la resolución de problemas, abordando tanto los problemas técnicos como las cuestiones de principios relacionadas con el trabajo, además de las diversas dificultades que la gente se encuentre en relación con su entrada en la vida. Si no puedes resolver confusiones y dificultades, no podrás hacer bien tu trabajo. Por tanto, cuando te encuentres con dificultades o confusiones inusuales que no puedas solucionar, debes informar enseguida a lo Alto. No malgastes el tiempo, ya que un retraso de tres a cinco días puede causar pérdidas en el trabajo y si la demora es de quince días o un mes, las pérdidas serán demasiado grandes. Asimismo, con independencia del problema, se debe lidiar con él según los principios-verdad. No uses en ningún caso las filosofías del hombre para los asuntos mundanos a fin de resolver problemas. No conviertas los asuntos serios en menores y a su vez dejes los menores en nada, ni te limites a regañar a las dos partes implicadas en los problemas y luego las apacigües con algo de amabilidad; no recurras siempre a negociar con los dos contendientes y engatusarlos, por temor a la escalada de los problemas. Esto conduce a que los problemas no se resuelvan a un nivel fundamental y a que persistan. ¿No es esta una manera de limitarse a intentar suavizar las cosas? Si te parece que has agotado todas las soluciones humanas para un problema y que de veras no se puede resolver, y eres totalmente incapaz de encontrar los principios de los problemas técnicos del trabajo, entonces debes informar rápidamente a lo Alto y buscar soluciones sin esperar ni procrastinar. Cualquier problema que no se pueda resolver se debe denunciar enseguida a lo Alto para buscar una solución. ¿Cómo te suena este principio? (Bien).
¿Se quedan bloqueados a menudo los equipos de guion y de producción de películas debido a problemas en los rodajes? Cada uno tiene su propio razonamiento, son incapaces de alcanzar un consenso y siempre se enzarzan en riñas verbales. ¿Pueden los líderes resolver estos problemas cuando surgen? (A veces). ¿Os habéis encontrado alguna vez con una situación en la que un líder resolviera algunos problemas por medio de la charla y os sonaba perfectamente razonable y teóricamente sólido, pero, aun así, no estabais seguros de si se ajustaba a los requerimientos de la casa de Dios o a los principios-verdad? (Sí). ¿Cómo afrontasteis estas situaciones? (A veces consultábamos a lo Alto). Ese es el enfoque apropiado. ¿Os habéis encontrado alguna vez en una situación en la que decidierais no indagar sobre un problema porque vierais que el hermano de lo Alto estaba bastante ocupado y pensarais que, mientras el asunto fuera correcto en teoría, estaba bien, así que decidisteis rodar primero, con independencia de si se ajustara o no a la verdad? (Tuvimos problemas graves con esto en el pasado. Nos llevó a tener que rehacer las cosas y causó trastornos y perturbaciones en el trabajo). ¡Esa situación es grave! Muchos de los problemas que encontramos en los equipos de producción de la película al final son en realidad responsabilidad del equipo de guion. Por ejemplo, si una película resulta tener dos horas y media de narrativa incoherente, los guionistas son los principales responsables. Sin embargo, ¿qué hay de la responsabilidad de los directores? Si el guion es incoherente, ¿no deberían detectarlo los directores? En teoría, debería ser así. Sin embargo, puede que los directores, aun en esas circunstancias, empleen meses y consuman esfuerzo humano y recursos materiales y financieros considerables para completar el rodaje. ¿Qué clase de problema es este? Como directores, ¿cuál es vuestra responsabilidad? Al recibir un guion, deberíais pensar: “Este guion es largo y bastante rico en contenido, pero carece de un núcleo, de un tema; toda la estructura carece de alma. Este guion no se puede rodar, hay que devolvérselo a los guionistas para que lo revisen”. ¿Sois capaces de hacerlo? ¿Habéis devuelto alguna vez un guion? (No). ¿Es porque no podéis detectar los problemas o porque tenéis miedo a devolverlo? ¿O porque teméis que alguien os juzgue y diga: “Te dieron este guion terminado y lo rechazaste con solo una palabra, lo mandaste de vuelta; será que eres demasiado arrogante”? ¿De qué tenéis miedo? Detectáis el problema, así que ¿por qué no devolvéis el guion a los escritores? (No somos responsables de nuestro trabajo de producción de películas). En cuanto a los equipos de producción de películas, además de los líderes de la iglesia, los directores deberían actuar como supervisores, ser los que tomen las decisiones y tengan la última palabra. Dado que tú eres el director, deberías tener responsabilidad total sobre este asunto y comprobar con cuidado el guion desde el momento que lo recibas. Digamos que recibes un guion y lo revisas de principio a fin y te parece que el contenido es bastante bueno. Tiene un núcleo y un tema, el argumento gira en torno a una trama principal y el guion en general parece no presentar problemas importantes; tiene buena pinta, merece la pena rodarlo y por tanto se puede aceptar. Sin embargo, si el guion es largo, narra la historia de una persona de principio a fin sin un tema central ni destacado, no se deja claro lo que pretende expresar, lo que quiere inculcar en los espectadores o cuáles son la idea central y el significado espiritual, si solo es un relato incoherente, un guion confuso, ¿se puede aceptar? ¿Qué deberían hacer los directores en semejante situación? Deben devolver el guion y hacer sugerencias para que los guionistas lo revisen. La gente del equipo de guionistas puede objetar y decir: “¡Esto no es justo! ¿Quiénes son ellos para auditar el guion que hemos escrito? ¿Por qué pueden decidir? ¡La casa de Dios debería tratar a las personas con justicia y de manera razonable!”. ¿Qué se debería hacer entonces? Si los directores pueden identificar los problemas en el guion, no deberían apresurarse a tomar una decisión, sino compartir primero el asunto con los líderes de la iglesia y los miembros del equipo de producción de películas. Si todos, según sus años de experiencia en rodajes y sus conocimientos sobre guiones, consideran de forma unánime que un guion no cumple con el estándar y creen que rodarlo no solo demoraría el trabajo de producción de películas, sino que también supondría un despilfarro de todos los recursos humanos, materiales y financieros involucrados, y nadie puede cargar con esa responsabilidad, entonces se debería devolver este guion. Un guion incoherente no se debe rodar en ningún caso; este es un principio. Si todos son del mismo parecer respecto al guion, los guionistas deberían aceptarlo de manera incondicional y revisarlo de acuerdo con las sugerencias del equipo de producción de películas. Si todavía hay desacuerdos, los miembros y líderes de ambas partes pueden debatir juntos para ver cuáles de los argumentos se conforman a los principios-verdad. Si la situación se estanca sin que se llegue a una conclusión, se debería emplear el último recurso, que es la octava responsabilidad de los líderes y obreros que compartimos hoy: “Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo”. A los problemas que están enquistados y no se pueden resolver se los conoce como confusiones y dificultades. Cada parte piensa que su razonamiento es correcto y nadie es capaz de tomar una decisión. Andar de un lado para otro de esta manera enturbia el asunto, desdibuja la comprensión de todos los matices de la cuestión y la dirección que hay que tomar. En este punto, los líderes y obreros deben asumir su responsabilidad de informar enseguida y buscar soluciones a estos problemas y confusiones que surgen en el trabajo, esforzarse por resolverlos con prontitud para evitar que entorpezcan el progreso de la labor, y sobre todo para evitar que se sigan acumulando. Denunciar enseguida y buscar cómo resolver estos problemas, ¿no es eso trabajar? ¿No es mostrar una actitud seria y responsable hacia el trabajo? ¿No implica poner el corazón en el deber? ¿No es ser leal? (Sí). Esto es mostrar lealtad al deber.
Los líderes y obreros a cargo del trabajo deben reparar con prontitud en los problemas que surgen durante el mismo y resolverlos, ya que solo al hacer esto se puede asegurar el progreso fluido del trabajo. Todos los líderes y obreros que no pueden resolver problemas carecen de la realidad-verdad y son falsos líderes y obreros. Cualquiera que descubra problemas pero no logre resolverlos y, en su lugar, los evite o encubra, es un inútil que no vale nada y solo sabotea el trabajo. Los problemas en disputa se deben solucionar por medio de la charla y el debate. Si estos no dan resultado, sino que enturbian las aguas incluso más, entonces el líder principal debería encargarse personalmente del asunto, proponer enseguida soluciones y métodos mientras observa, entiende y juzga con prontitud para ver cuál es el desenlace de la situación. Cuando todavía persisten disputas respecto a algún problema y no se alcanza un veredicto, este se debe denunciar enseguida a lo Alto a fin de buscar una solución, en lugar de solo intentar suavizar las cosas, esperar o procrastinar y, sobre todo, en lugar de limitarse a ignorar el problema. ¿Es así como vuestros líderes y obreros actuales hacen el trabajo? Deberían hacer seguimiento con rapidez y darle un empujón al progreso del trabajo y, al mismo tiempo, identificar los diversos conflictos que surgen en este, sin pasar por alto diversas cuestiones menores. Cuando se identifican problemas significativos, los líderes y obreros principales deberían estar presentes para participar en su solución, lograr un entendimiento preciso de los entresijos, de la razón por la que el problema ha surgido y de las perspectivas de los involucrados, de modo que capten con precisión lo que sucede en realidad. Al mismo tiempo, deberían participar en compartir, debatir e incluso disputar estos problemas. Es una necesidad; la participación es crucial, ya que ayuda a realizar juicios y a resolver los problemas que surgen en el trabajo. Si solo escuchas sin involucrarte, siempre te echas a un lado con los brazos cruzados y actúas como si estuvieras sentado en una clase, pensando que cualquier problema que surja en el trabajo no es asunto tuyo y sin tener ningún punto de vista ni una actitud particulares hacia la cuestión, entonces está claro que eres un falso líder. Cuando te involucres, sabrás con todo detalle qué problemas han surgido en el trabajo, qué los ha causado, quién es responsable, dónde radican los problemas clave y si se deben a las nociones y figuraciones de las personas o a defectos técnicos y profesionales; todo ello se tiene que aclarar para que los problemas se manejen y resuelvan con justicia. Cuando participas en este trabajo y descubres que los problemas no los ha provocado el hombre ni los ha causado nadie de manera intencionada, y aun así encuentras difícil señalar la esencia del problema y no sabes cómo resolverlo; si ambas partes están en disputa durante mucho tiempo o todo el mundo ha dedicado su corazón y esfuerzo al problema pero sigue sin poder resolverlo y es incapaz de encontrar los principios o un rumbo, lo cual causa que el trabajo se estanque, y, además, teme que continuarlo cause errores, trastornos y consecuencias negativas adicionales, ¿qué debes hacer entonces? A lo que se deberían dedicar los líderes y obreros es a no discutir las contramedidas o soluciones con todo el mundo, sino a informar del problema a lo Alto lo antes posible. Los líderes y obreros deberían resumir y registrar los problemas en el trabajo y denunciarlos con prontitud a lo Alto sin procrastinar, esperar ni adoptar una actitud de confiar en la suerte, con el pensamiento de que una noche de sueño puede traer inspiración y una repentina claridad, algo que ocurre rara vez y es improbable. Por tanto, lo mejor es informar del problema a lo Alto y buscar una solución lo más rápidamente posible para garantizar que el problema se resuelva con presteza y a no mucho tardar; esto sí es realmente desempeñar un trabajo.
Confusiones y dificultades a las que los líderes y obreros se enfrentan a menudo en su trabajo
I. Confusiones
Sobre la base del contexto que acabamos de comentar, vamos a resumir qué significan exactamente los conceptos “confusiones” y “dificultades”. No son lo mismo. En primer lugar, explicaré el término “confusión”. Una confusión es cuando no puedes ver un asunto por lo que es; no sabes cómo juzgar ni discernir de una manera conforme a los principios o que sea precisa. Incluso aunque puedas en cierto modo verlo por lo que es, no estás seguro de si tu idea es correcta, no sabes cómo tratar o resolver el tema, y te resulta difícil llegar a una conclusión al respecto. En resumen, no estás seguro sobre ello y eres incapaz de tomar una decisión. Si no entiendes siquiera un poco de la verdad y nadie más soluciona el problema, acaba siendo irresoluble. ¿Acaso no es esto enfrentarse a un complicado desafío? Al enfrentarse a estos problemas, los líderes y obreros deberían informar al respecto a lo Alto y recurrir a lo Alto para resolverlos más rápido. ¿Soléis enfrentaros a confusiones? (Sí). Enfrentarse con regularidad a confusiones es en sí un problema. Digamos que te enfrentas a un problema y no conoces el modo adecuado de gestionarlo. Alguien propone una solución que te parece razonable mientras que otra persona te propone otra distinta que también crees razonable y, si no puedes ver con claridad qué solución es la más apropiada, con las diferentes opiniones de todo el mundo y sin que nadie capte la raíz o la esencia del problema, es inevitable que se produzcan muchos errores al resolver el problema. Por tanto, para resolver un problema, es fundamental e importante determinar su raíz y su esencia. Si los líderes y obreros no disciernen ni captan la esencia del problema ni pueden llegar a la conclusión correcta, deben informar al respecto de inmediato a lo Alto y buscar una solución de ellos; esto es necesario y no una reacción exagerada. Los problemas sin resolver pueden tener consecuencias graves e influir en la obra de la iglesia; esto se debe entender por completo. Si te puede el recelo y siempre temes que lo Alto pueda calar tu medida real o que pueda modificar tu deber o despedirte cuando desentrañe que no eres capaz de hacer trabajo real y, por tanto, no te atreves a informar del problema, esto puede retrasar las cosas con facilidad. Si te encuentras con confusiones que no puedes resolver por tu cuenta y sin embargo no informas al respecto a lo Alto, cuando esto tenga consecuencias graves y lo Alto te haga responsable, estarás en un sinfín de problemas. ¿Acaso no es esto convertirte en el único culpable? Al enfrentarse a estas confusiones, si los líderes y obreros no se responsabilizan y se limitan a expresar algunas doctrinas y a aplicar algunos preceptos para resolver la cuestión de manera superficial, el problema no se soluciona, todo sigue igual y el trabajo no puede avanzar. Esto es exactamente lo que ocurre cuando no se resuelven las confusiones; causa retrasos con bastante facilidad.
Cuando surgen confusiones, algunos líderes y obreros perciben que ha ocurrido un problema, mientras que otros son incapaces de detectarlo; los de este segundo grupo tienen un calibre excesivamente pobre y son insensibles y torpes, carecen de sensibilidad ante cualquier problema. Por muy grande que sea la confusión que se presente, lo que exhiben es insensibilidad y torpeza. Ignoran el problema y procuran sortearlo; se trata de falsos líderes que no se enfrentan al trabajo real. Los líderes y obreros que poseen cierto calibre y capacidad de trabajo son capaces de darse cuenta cuando surgen tales situaciones: “Esto es un problema. He de tomar nota. Lo Alto nunca ha mencionado esta clase de problema y es la primera vez que se nos presenta, así que, ¿cuáles son exactamente los principios para lidiar con este tipo de situación? ¿Cómo debe resolverse este problema específico? Tengo algunas intuiciones, pero no están claras, y poseo algo de actitud para estas cosas, pero no basta con tener un poco de actitud; lo fundamental es buscar la verdad para resolver el problema. Hemos de sacar a relucir esta cuestión para que todos la compartan y la discutan”. Después de compartirla y discutirla, si ellos todavía no saben cómo proceder y no hay un plan de acción preciso para resolver la cuestión y persiste la confusión, deben buscar una solución de lo Alto. Llegado este punto, es responsabilidad de los líderes y obreros anotar los elementos de la confusión, de modo que cuando llegue el momento puedan explicar con claridad y exactitud cuál es el problema de la confusión y qué es lo que se quiere conseguir. Esto es lo que deberían hacer los líderes y obreros.
II. Dificultades
A. Qué son las dificultades
A continuación, vamos a fijarnos en el término “dificultades”. En sentido literal, las dificultades son más graves que las confusiones. Así pues, ¿a qué se refieren exactamente las dificultades? Que alguien lo explique. (Dios, entendemos que las dificultades son los problemas reales que se encuentran; aquellos que se han intentado resolver y no ha sido posible, esos son dificultades). (Añado algo más: a veces se pueden encontrar problemas muy complicados que nunca han aparecido antes y para los que todo el mundo carece de experiencia; uno se queda totalmente perplejo y no tiene opiniones ni ideas. Los problemas de esta clase suponen un gran desafío). Los problemas más complicados se llaman dificultades, ¿no? La explicación más simple y directa de lo que son las dificultades es que se trata de problemas que existen de verdad. Las dificultades son, por ejemplo, los problemas relativos al calibre, las habilidades profesionales y las dolencias físicas de una persona, así como los problemas de entorno y temporales, entre otros. Sin embargo, la octava responsabilidad de los líderes y obreros, sobre la que estamos compartiendo ahora, es que deben informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo. Las dificultades a las que nos referimos aquí no son los problemas entendidos en un sentido amplio, los que existen en realidad, sino, en particular, los asuntos espinosos que surgen en el trabajo y que no se pueden manejar. ¿Qué clase de problemas son estos? Son asuntos externos que no están relacionados especialmente con los principios-verdad. Aunque estos problemas no tienen que ver con los principios-verdad, son más complicados que los generales. ¿En qué radica su complicación? Por ejemplo, implican preceptos legales y gubernamentales o afectan a la seguridad de algunas personas dentro de la iglesia, etcétera. Son todas dificultades que afrontan los líderes y obreros en su trabajo. Por ejemplo, para creer en Dios en el extranjero —sea cual sea el país en el que se resida—, todo el trabajo de la iglesia y los entornos vitales de los hermanos y hermanas deben cumplir la normativa del gobierno local y se requiere un entendimiento de las leyes y políticas locales. Estos temas implican interactuar con el mundo exterior y lidiar con asuntos externos; son relativamente más complejos que las cuestiones internas del personal de la iglesia. ¿Dónde reside la complejidad? No es tan sencillo como decirle a la gente en la iglesia que se someta a Dios, sea obediente, practique la verdad, cumpla fielmente el deber y entienda la verdad y afronte los asuntos de acuerdo con los principios; solo decir estas cosas no resolverá los problemas. En su lugar, se precisa un entendimiento de todos los aspectos de las leyes, las políticas y la normativa del país, así como de las costumbres y prácticas locales, entre otros. Hay muchos factores implicados en estos asuntos externos, y es habitual que surjan problemas inesperados o que sean difíciles de abordar usando los principios de la iglesia. El surgimiento de estos problemas conlleva dificultades. Por ejemplo, si dentro de la iglesia algunas personas hacen sus deberes de manera superficial, estas cuestiones se pueden resolver compartiendo la verdad, con la poda o proporcionando ayuda y apoyo. Sin embargo, externamente, ¿puedes usar estos principios y métodos para manejar los asuntos? ¿Puede este enfoque resolver este tipo de problemas? (No). ¿Qué se debería hacer entonces? Se deben usar métodos sensatos para ocuparse de estos problemas y responder a ellos. En el proceso de afrontar estos asuntos externos, la casa de Dios también ha dispuesto algunos principios, pero, se expliquen cómo se expliquen, con frecuencia aparecen todo tipo de dificultades. Como este mundo, esta sociedad y esta especie humana son demasiado oscuros y complicados, y debido a la perturbación de las fuerzas malvadas del gran dragón rojo, al lidiar con estos asuntos externos habrá algunas inesperadas dificultades adicionales. Cuando surjan estas dificultades, si solo se os ha dado un principio simple que diga: “Limitaos a someteros a los arreglos de Dios; Él lo instrumenta todo, limitaos a ignorar el problema”, ¿se puede resolver la cuestión? (No). Si no se puede resolver el problema, lo que sucede es que el ambiente en el que los hermanos y hermanas realizan sus deberes, así como su entorno vital, se ven perturbados, acosados y dañados. ¿No conduce esto a la aparición de dificultades? ¿Qué se debería hacer entonces? ¿Se puede abordar de manera impulsiva? Obviamente no. Algunos dicen: “Entonces, ¿podemos resolverlo por medios legales?”. Muchas cosas no se pueden resolver por ley. Por ejemplo, en lugares donde el gran dragón rojo se inmiscuye e interfiere, ¿puede la ley resolver los problemas? La ley no tiene ningún efecto allí. En muchos lugares, el poder humano a menudo supera a la ley, así que no esperes solucionar los problemas confiando en ella. Usar métodos humanos o la impetuosidad para resolverlos tampoco es apropiado. ¿Qué deberían hacer los líderes y obreros en tales situaciones? ¿Pueden aquellos que solo saben escupir palabras y doctrinas resolver estos problemas cuando surgen? ¿Acaso no son asuntos especialmente espinosos? ¿Crees que contratar a un abogado e ir al juzgado para resolverlos serviría de algo? ¿Entienden la verdad estas personas? No hay lugar en este mundo para razonar; incluso los jueces de un país legalista no actúan siempre de acuerdo con la ley, sino que más bien ajustan sus juicios en función de quién esté involucrado, sin ser justos. En cualquier lugar de este mundo, la gente confía en la fuerza, en el poder, para impulsar su discurso. ¿En qué deberíamos apoyarnos los que creemos en Dios? Deberíamos tratar a las personas y ocuparnos de los asuntos de acuerdo con las palabras de Dios, según la verdad. Sin embargo, ¿nos saldrá todo bien en el mundo si nos basamos en las palabras de Dios y en la verdad? No; se requiere sabiduría. Por tanto, cuando los líderes y obreros se enfrentan a cuestiones de este tipo, si les parece que el asunto es sumamente significativo y temen que podrían manejarlo de manera inapropiada y así crearle problemas a la casa de Dios causando efectos o consecuencias indeseables, entonces estas cuestiones son dificultades para ellos. Al afrontar estas dificultades que no pueden resolver, deben informar de inmediato a lo Alto y buscar métodos adecuados para solucionarlas; esto es lo que los líderes y obreros deben hacer.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.