Las responsabilidades de los líderes y obreros (8) Parte 1
Punto 8: Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo (II)
La vez anterior hablamos sobre el punto ocho de las responsabilidades de los líderes y obreros: “Informar y buscar con prontitud cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo”. Aunque el punto ocho solo ocupa una línea, y básicamente solo requiere una cosa muy simple de los líderes y obreros en cuanto a sus responsabilidades, dedicamos una reunión a hablar sobre este tema. ¿Sobre qué aspectos de este tema hablamos específicamente la última vez? ¿Cuáles son las principales responsabilidades de los líderes y obreros que se tratan? (Que deberían reunirse juntos y compartir cuando afronten confusiones y dificultades, así como buscar con prontitud cómo resolverlas e informar a lo Alto si son incapaces de obtener claridad respecto a ellas por medio de la enseñanza). Las principales responsabilidades de los líderes y obreros que trata este punto son participar en el trabajo y sumergirse uno mismo en diversos aspectos del trabajo real, para ser capaz de descubrir diversos problemas que se encuentran en el trabajo y resolverlos de manera oportuna. Si tras intentar varios métodos, los problemas siguen sin poder resolverse por completo, y todavía existen y se convierten en confusiones y dificultades, entonces los líderes y obreros no deberían dejar que esas confusiones y dificultades se acumulen ni darlas de lado ni ignorarlas, sino que en su lugar deben pensar con prontitud en una manera de resolverlas. Por supuesto, la mejor manera de hacerlo es buscar y compartir con los hermanos y hermanas, así como también con los líderes y obreros de diferentes niveles para alcanzar la resolución de estos problemas. Si no es posible resolverlos, entonces los líderes y obreros no deberían tratar de hacer pasar los problemas importantes por pequeños y luego intentar hacer que no parezcan problemáticos, así como tampoco darlos de lado e ignorarlos sin más, sino que deben informar de ellos con prontitud a lo Alto y buscar soluciones de parte de este, de tal modo que puedan resolverse. De esta manera, el trabajo progresará con fluidez, sin dificultades ni obstáculos.
Los líderes y obreros deberían informar y resolver con prontitud las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo
I. La definición de “prontitud”
El punto ocho de las responsabilidades de los líderes y obreros hace referencia a informar con prontitud de las confusiones y dificultades que se encuentran en el trabajo; esto es muy importante. Si un problema se descubre hoy, pero la resolución de este se demora durante ocho o diez días, o incluso seis meses o un año, ¿se puede llamar a eso “prontitud”? (No). Por tanto, ¿qué significa “prontitud”? (Significa manejar el problema de inmediato, directa e instantáneamente). ¿Acaso no es un poco estricto? Si usamos vocabulario relacionado con el tiempo para explicarlo, “prontitud” significa resolver el problema de inmediato, directamente y ahora mismo, pero, al fijarnos en el significado literal de estas palabras, no se trata de algo que la gente pueda lograr fácilmente ni sea realista. Por tanto, ¿cómo podríamos definir con precisión la palabra “prontitud”? Si el problema no es grande pero todavía supone un obstáculo para el trabajo, entonces se debería resolver en unas pocas horas si es posible; ¿se puede esto considerar prontitud? (Sí). Supongamos que el problema es un poco complicado y difícil, y se puede resolver en dos o tres días, pero las personas hacen un esfuerzo para buscar la verdad, buscar más información y esforzarse por resolverlo en un solo día; ¿no sería eso más beneficioso para el trabajo? Digamos que hay un problema que no puede desentrañarse ahora mismo, que requiere investigación y estudio, lo cual lleva algo de tiempo. Este problema concreto tardará como mucho tres días en resolverse. Si lleva más de tres días, entonces surgirá la sospecha de que su resolución se está demorando intencionadamente, y eso significa que se está perdiendo el tiempo. Por tanto, se debería informar del problema, buscarlo y resolverlo en el lapso de tres días. Esto es lo que significa “prontitud”. Si resolver el problema requiere de un nivel tras otro de comunicación e investigación, así como de recolectar información nivel a nivel y demás —si es que los diversos procesos son muy complejos—, aun así, la resolución no debería prolongarse un mes. Digamos que el problema se puede resolver en una semana si los líderes y obreros se dan prisa, trabajan más rápido y seleccionan y usan a unas pocas personas adecuadas, entonces, en esta situación, “prontitud” significa limitar la resolución del problema a una semana. Tardar más de una semana en resolver el problema no es apropiado; eso no es prontitud. Este es el límite de tiempo para manejar tales asuntos relativamente complejos. ¿En qué se basa este plazo? Se determina según el tamaño del asunto y su nivel de dificultad. La mayoría de las cosas, sin embargo, como los problemas relacionados con las habilidades profesionales o los relativos a que los principios no le queden claros a la gente, se pueden resolver con unas pocas frases; ¿a qué extensión de tiempo debería limitarse la resolución de estos problemas para que se pueda considerar “prontitud”? Si definimos “prontitud” según la magnitud del asunto y su nivel de dificultad, entonces la mayoría de los asuntos se pueden resolver en menos de medio día, con una minoría de ellos que requieren tal vez una semana para su resolución, como máximo; si surge un nuevo problema, ese es otro tema. Por tanto, si definimos “con prontitud” como de inmediato, directamente y ahora mismo, entonces esto parece una exigencia estricta que hacerle a la gente, a juzgar por el significado literal de estas palabras. Sin embargo, al fijarnos en el límite de tiempo, la mayoría de los asuntos se pueden resolver en medio día o como mucho en uno si la gente informa y busca con prontitud cómo resolverlos. ¿Se puede considerar esto difícil en términos de tiempo? (No). Y, dado que no es difícil en términos de tiempo, debería ser un requerimiento fácil de satisfacer para los líderes y obreros que informen y resuelvan con prontitud las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo, y estas confusiones y dificultades no deberían estar continuamente presentes ni sin resolver, y mucho menos debería permitirse que se acumularan en el trabajo a largo plazo. Todos deberíais conocer ahora el concepto temporal de “prontitud”; este es el problema de cómo los líderes y obreros calibran los plazos cuando manejan las confusiones y dificultades con las que se encuentran en el trabajo. En resumen, la definición más precisa de “prontitud” es actuar tan rápido como sea posible, es decir, si se puede informar, buscar y resolver un problema en medio día, así debería hacerse y, si se puede resolver en un día, pues lo mismo, y hay que esforzarse por no causar ninguna demora y no permitir que el trabajo se vea impactado. Esta es la responsabilidad de los líderes y obreros. Cuando se encuentran y descubren problemas en el trabajo, los líderes y obreros deberían hablar sobre ellos y resolverlos con prontitud. Si no pueden resolverlos, deberían informar de ellos y buscar lo más rápido posible cómo resolverlos desde lo Alto, en vez de dejarlos a un lado, ignorarlos y no tomárselos en serio. Cuando surgen problemas, los líderes y obreros deberían resolverlos con prontitud, en lugar de retrasarse, esperar o confiar en los demás; los líderes y obreros no deberían exhibir estas manifestaciones.
II. Las consecuencias de no resolver los problemas con prontitud
El principio principal para resolver los problemas es que se debe hacer con prontitud. ¿Por qué se debe hacer con prontitud? Si surgen muchos problemas y luego no se pueden resolver con prontitud, por una parte, la gente se quedará atascada en un estado confuso y no sabrá cómo actuar y, por otra, si la gente no para de avanzar a partir de un método incorrecto y luego tiene que rehacer y corregir el trabajo que ha hecho, ¿cuáles serán entonces las consecuencias? Se malgastarán y consumirán una gran cantidad de mano de obra y de recursos económicos y materiales; esto es una pérdida. Si surgen problemas en el trabajo y los líderes y obreros están ciegos y son incapaces de descubrir y resolver estos problemas con prontitud, mucha gente seguirá trabajando según un método incorrecto. Cuando la gente descubre estos problemas y quiere resolverlos y corregirlos, estos ya habrán causado pérdidas al trabajo de la iglesia. ¿Acaso no se habrán malgastado entonces toda esa mano de obra y esos recursos económicos y materiales? ¿Hay una relación entre que se causaran tales pérdidas y que los líderes y obreros no resolvieran los problemas con prontitud? (Sí). Si los líderes y obreros pueden hacer seguimiento, supervisar, inspeccionar y dar instrucciones para el trabajo, entonces serán absolutamente capaces de descubrir y resolver los problemas con prontitud. Si los líderes y obreros son superficiales y no hacen seguimiento ni supervisan, inspeccionan ni dan instrucciones para el trabajo, si son muy pasivos a este respecto y esperan a que haya tantos problemas que se les vayan completamente de las manos antes de que puedan pensar en resolverlos, antes de pensar en informar de ellos a lo Alto y buscar soluciones de parte de lo Alto, entonces, ¿tales líderes y obreros cumplen sus responsabilidades? (No). Esta es una seria negligencia del deber; no solo tales líderes y obreros no han resuelto los problemas, sino que en su lugar han causado pérdidas a la mano de obra y los recursos materiales de la casa de Dios, además de crear un tremendo impedimento para el trabajo de la iglesia. Debido al abandono del deber de los líderes y obreros, su negligencia, insensibilidad y estupidez, y porque no son capaces de descubrir ni resolver con prontitud muchos problemas que surgen en el trabajo y no pueden siquiera informar de ellos con prontitud a lo Alto ni buscar soluciones de parte de este, muchas tareas se deben rehacer y, después de que se rehagan, surgen más problemas debido a una incapacidad para encontrar los principios. A medida que las cosas avanzan así, completar el trabajo se demora enormemente, y un trabajo que debería haber llevado un mes tarda tres en completarse, y un trabajo que debería haber llevado tres meses requiere de ocho o nueve para finalizarse; esto está directamente relacionado con que los líderes y obreros no hagan trabajo real. Como los líderes y obreros no se responsabilizan de su trabajo —es decir, no son capaces de encontrar y corregir con prontitud los problemas cuando surgen—, varios aspectos del trabajo siguen sin lograr resultados y permanecen en un estado de parálisis. ¿Y quién es directamente responsable de este problema? (Los líderes y obreros). Por tanto, es muy importante para los líderes y obreros hacer trabajo real, y también es muy importante para ellos descubrir problemas mientras hacen trabajo real. A veces los líderes y obreros descubren problemas, pero no saben cómo resolverlos, y pese a ello son capaces de informar con prontitud a lo Alto y de buscar soluciones de parte de este para resolverlos, lo cual es incluso más importante. Muchos líderes y obreros piensan: “Tenemos nuestras propias maneras de trabajar. Lo Alto solo necesita decirnos los principios y ya haremos nosotros mismos el resto de trabajo real. Si nos encontramos con alguna dificultad, para nosotros es suficiente solo con compartir y orar juntos en el nivel inferior”. En cuanto a la fortaleza de la resolución de problemas, o a si las soluciones son minuciosas o efectivas, de manera unánime, no les importan en absoluto ni preguntan por estas cosas. Esta es la clase de actitud irresponsable que albergan cuando hacen trabajo, y al final esto significa que todos los aspectos del trabajo en la iglesia no pueden progresar con fluidez y cuentan con problemas serios que no se resuelven. Esta es la consecuencia que se produce debido a que el calibre de los líderes y obreros es demasiado escaso o también a que no se responsabilizan ni hacen trabajo real.
Disección de varias clases de falsos líderes según la octava responsabilidad
I. Falsos líderes que son seudoespirituales
La vez anterior hablamos sobre qué son las confusiones y dificultades, y definimos ciertos problemas de los que se debe informar con prontitud y para los que se han de buscar prontas soluciones. Básicamente, hay dos tipos principales de problemas. Un tipo son los problemas en el trabajo de los que la gente no está segura o no puede desentrañar. En lo que respecta a estos problemas, la gente encuentra muy difícil captar los principios. Aunque puede que entiendan los principios en términos doctrinales, no saben cómo practicarlos ni aplicarlos. Estos problemas guardan relación con las confusiones. El otro tipo son las dificultades y problemas reales que la gente no sabe cómo resolver. Este tipo es en cierto modo más serio comparado con las confusiones, y son problemas de los que los líderes y obreros deberían además informar y a los que deberían buscar soluciones. La vez anterior hablamos principalmente de que es responsabilidad de los líderes y obreros informar y buscar cómo resolver los problemas a los que se enfrentan en el trabajo y, desde una perspectiva positiva, compartimos ciertas cosas que estos deberían hacer y a las que deberían prestar atención. Hoy vamos a diseccionar qué manifestaciones poseen los falsos líderes respecto al punto ocho, y si hacen o no el trabajo que corresponde a los líderes y cumplen las responsabilidades que deberían. En lo que respecta a resolver los problemas con los que se encuentran en el trabajo, no cabe duda de que los falsos líderes no son competentes a este respecto; no consiguen llevar a cabo este aspecto del trabajo ni cumplir esta responsabilidad. Hay un tipo de falso líder que alberga una noción cuando trabaja, pensando: “No participo de esas formalidades cuando trabajo ni presto atención a cosas como el conocimiento, el aprendizaje, las habilidades o el dogma. Solo me aseguro de compartir la verdad de las palabras de Dios con claridad en las reuniones y con eso es suficiente. Celebro cada semana dos reuniones para los grupos pequeños, cada dos semanas celebro una reunión para los líderes y obreros, y cada mes celebro una gran reunión para todos los hermanos y hermanas. Es suficiente con que organice bien todas estas clases de reuniones”. Esta es su base y método para hacer el trabajo. Este tipo de líder y obrero se forma continuamente en la predicación de sermones, y pone mucho esfuerzo en dotarse de palabras y doctrinas; prepara resúmenes, contenidos, ejemplos y verdades que compartir para cada reunión, y además prepara algunos planes para resolver los estados y problemas de ciertas personas. Cree que, como líder u obrero, solo tiene que predicar bien y con eso ya ha cumplido sus responsabilidades. Piensa que no necesita preocuparse de otras cosas, como de si la manera en la que se predica el evangelio es apropiada o no, o de cómo se designa al personal de la iglesia o de si el personal que desempeña diversas clases de trabajo profesional es competente y acorde al estándar; cree que basta con dejar que los supervisores manejen estas cosas. Por tanto, no importa dónde vaya este tipo de persona, se centra en las reuniones y en predicar sermones, y sea cual sea la clase de reunión que se celebre, siempre predica un sermón. De cara al exterior, guía a la gente a leer las palabras de Dios y a aprender a cantar himnos, y en ocasiones habla sobre el trabajo. Este tipo de persona conoce los problemas que se comparten a menudo, como qué palabras de Dios se deberían usar para compararlas con los problemas a los que se enfrentan varias clases de personas, además de por qué estas se sienten débiles y qué estados han surgido en ellas, y sobre qué verdades de las palabras de Dios se debería hablar para resolver estas cosas. En resumen, sus sermones y charlas tocan muchos aspectos de la verdad y la práctica; algunos guardan relación con la poda, otros con las pruebas y el refinamiento, unos se refieren a orar-leer las palabras de Dios, otros a cómo experimentar el juicio y el castigo y demás; puede compartir un poco de diversos aspectos de la verdad. Cuando conoce a nuevos creyentes, predica sermones para nuevos creyentes y, cuando se encuentra con personas que han creído en Dios muchos años, puede predicar algunos sermones sobre la entrada en la vida. Sin embargo, cuando se trata de trabajo que implica cualquier habilidad profesional, nunca indaga en las cosas del trabajo ni aprende cosas relacionadas con ello, y menos aún hace seguimiento, participa ni profundiza en cualquier aspecto del trabajo para resolver problemas. A sus ojos, al predicar sermones, al leer las palabras de Dios y aprender himnos, está haciendo trabajo y estas son las responsabilidades de los líderes y obreros; aparte de esto, cualquier otro trabajo es intrascendente, es asunto de otros y no tiene nada que ver con él y, mientras pueda predicar bien los sermones, se puede quedar tranquilo. ¿Qué significa “quedarse tranquilo”? Significa que terminar una reunión es lo mismo que acabar su trabajo y, cuando es momento de descansar, descansa. Da igual qué problemas surjan en el trabajo de la iglesia, él los ignora y, cuando la gente le busca para resolver uno, es muy difícil encontrarle. Por mucho trabajo que haya, él tiene que echarse su siesta por la tarde y disfruta de la comodidad mientras otras personas pueden soportar el sufrimiento y pagar un precio. Piensa: “He terminado de predicar, la reunión ha terminado y he dicho todo lo que se supone que debería deciros. ¿Qué más queréis que os diga? Mi trabajo está hecho. El resto es trabajo vuestro. Os he dicho palabras de Dios, así que actuad según los principios. En cuanto a cualquier problema que surja, eso es asunto vuestro y no tiene nada que ver conmigo. Deberíais acudir ante Dios por vuestra cuenta y orar, reuniros y compartir para resolver problemas. No vengáis a buscarme a mí”. Cuando termina una reunión, nunca acepta preguntas de nadie, no quiere resolver nunca los problemas, y es menos capaz si cabe de descubrir uno alguna vez. Después de la reunión, considera su trabajo finalizado y duerme, come y se dedica a actividades recreativas siguiendo un horario fijado. ¿Acaso no es un falso líder que no hace trabajo real en absoluto? (Sí).
Hay algunos casos en los que un líder u obrero ha ocupado su puesto seis meses y, aparte de los que le son cercanos, que lo ven con asiduidad, la mayoría de los hermanos y hermanas no pueden verlo. A menudo solo le oyen dar sermones online, no obstante, cuando hay un problema, el líder u obrero no lo resuelve. Algunos hermanos y hermanas se enfrentan a dificultades en su deber que no saben cómo resolver, y se ponen tan ansiosos que no pueden estarse quietos y, cuando van a buscar a su líder, no pueden encontrarlo. ¿Puede esta clase de líder hacer un buen trabajo? Los hermanos y hermanas no tienen ni idea de qué es lo que tiene tan ocupado a su líder a diario, se acumulan muchos problemas y dificultades y no saben cuándo va a venir su líder a resolverlos. Todo el mundo espera con ansias a que el líder venga a ayudar y, sin embargo, por mucho que esperen, el líder nunca aparece. ¡Tales líderes y obreros son muy huidizos y se les da bien mantenerse ocultos! Dan muy bien los sermones y, tras impartir uno, se visten muy elegantes y no hacen ningún trabajo, se ocultan en algún lugar donde puedan disfrutar de la comodidad. Y, a pesar de todo esto, todavía piensan que trabajan muy bien y de manera adecuada. Creen que no están holgazaneando, que han dado sus sermones, celebrado sus reuniones, que han dicho todo lo que se supone que han de decir y explicado todo aquello que se supone que han de explicar. Nunca quieren relacionarse a un nivel profundo con los hermanos y hermanas a fin de hacer seguimiento y participar en el trabajo, ayudarlos al hacer comprobaciones y ayudarlos a manejar y resolver problemas con prontitud. Si se cruzan con un problema que no pueden resolver, no saben cómo informar de él a lo Alto ni tampoco buscar una solución de parte de este. Asimismo, no reflexionan en su fuero interno: “¿Pueden los hermanos y hermanas mantener los principios después de oírlos en la enseñanza? Y, cuando vuelvan a encontrarse con dificultades y confusiones en el trabajo, ¿serán capaces de aferrarse a la verdad y manejar los asuntos de acuerdo con los principios? Asimismo, ¿quién está desempeñando un papel positivo en el trabajo? ¿Y quién uno negativo? ¿Hay alguna persona que cause trastornos y perturbaciones o que arruine las cosas, o alguna persona absurda a la que siempre se le ocurran malas ideas? ¿Cómo ha progresado el trabajo últimamente?”. De manera invariable, no les preocupan esos problemas ni indagan sobre tales asuntos. Desde fuera, parece que los que son así están haciendo trabajo, dan sermones, celebran reuniones, preparan borradores y esquemas de sermones e incluso escriben informes de trabajo. Algunos líderes también escriben sermones con frecuencia sobre sus experiencias vitales; se quedan en su habitación y escriben tres o cinco días seguidos e incluso requieren de alguien que se dedique especialmente a servirles agua y darles comida, y nadie más puede verlos. Si dices que no están haciendo trabajo real, se ofenden: “¿Cómo que no estoy haciendo trabajo real? Vivo con los hermanos y hermanas y siempre celebro reuniones y doy sermones. Predico sermones hasta que se me seca la boca y a veces incluso me quedo despierto hasta tarde”. Desde fuera parece que están realmente ocupados y no están ociosos; dan muchos sermones y se esfuerzan mucho por hablar y escribir, transmiten mensajes y cartas con regularidad, transmiten los principios que requiere lo Alto, y además comparten con sinceridad y paciencia y destacan contenido durante las reuniones. De hecho, hablan mucho, pero nunca participan en ningún trabajo específico ni hacen seguimiento del trabajo y nunca se enfrentan a ningún problema junto a los hermanos y hermanas. Si les preguntas cómo progresa tal o cual aspecto del trabajo o cómo son los resultados de este, no lo saben y tienen que preguntarle primero a alguien. Si les preguntas si los problemas de la última vez se han resuelto, dicen que han celebrado una reunión y han hablado sobre los principios. Supón que entonces les preguntas: “¿Lo entendieron de veras los hermanos y hermanas después de que les hablaras sobre los principios-verdad? ¿Es todavía posible que se descarríen? Entre ellos, ¿quién tiene comparativamente un mejor entendimiento de los principios? ¿Quién es más competente con las habilidades profesionales y quién tiene mejor calibre y merece que lo cultiven?”. No saben la respuesta a ninguna de esas preguntas, no saben nada de eso. Cada vez que les preguntas por el estado del trabajo, dicen: “He hablado sobre los principios. Acabo de terminar de celebrar una reunión y de podarlos. Han expresado su compromiso y están decididos a hacer bien su trabajo”. Sin embargo, en lo que respecta a cómo progresa el trabajo sucesivo, no tienen ni idea. ¿Se los puede considerar líderes y obreros acordes al estándar? (No). La manera en la que trabaja este tipo de líder y obrero consiste en limitarse a leer las palabras de Dios y predicar algunas palabras y doctrinas a la gente, sin embargo, no prestan atención a resolver problemas reales e incluso, en mayor medida, temen informar de estos a lo Alto y buscar soluciones de parte de este; tienen mucho miedo de que lo Alto averigüe cuál es su situación real. ¿Cuál es la naturaleza de tales acciones? ¿Qué clase de personas son en lo que se refiere a su esencia? Para ser precisos, tales personas son fariseos estándar. Las manifestaciones de los fariseos son las siguientes: se dedican a acciones externas dignas, hablan y se comportan de manera elegante, basan todas sus palabras y acciones en la Biblia y, cuando se encuentran y hablan con las personas, recitan palabras de la Biblia y pueden repetir de memoria muchos versículos de esta. Los falsos líderes son iguales a los fariseos; en apariencia, no encuentras ningún fallo en ellos y parecen especialmente espirituales. No puedes detectar ningún problema en ellos a partir de su discurso, acciones y comportamiento externos, sin embargo, son incapaces de resolver muchos de los problemas que existen en el trabajo de la iglesia. Por tanto, ¿qué significa entonces eso de “espiritual”? En términos estrictos, se trata de seudoespiritualidad. La gente seudoespiritual como esta se mantiene muy ocupada todos los días, revolotea entre los grupos grandes y pequeños y predica las palabras de Dios donde quiera que vaya. Desde fuera parece que ama las palabras de Dios más que nadie, que hace un mayor esfuerzo con las palabras de Dios que cualquier otro, que tiene mayores conocimientos sobre ellas que nadie, y es capaz de decir de memoria el número de página donde se halla cualquier pasaje esencial de las palabras de Dios. Si alguien se enfrenta a un problema, le da el número de página de un pasaje relacionado de las palabras de Dios y le dice que vaya a leerlo. De cara al exterior, parece que se toma las palabras de Dios como el criterio para todo, da testimonio de estas cuando algo le sucede, y parece que no hay ningún problema con ella. Sin embargo, cuando miras de cerca el trabajo que hace, ¿es capaz de descubrir y resolver problemas cuando predica estas palabras y doctrinas? Si, por medio de hablar sobre la verdad, encuentra un problema que no había descubierto antes en un aspecto del trabajo y resuelve los problemas que otros no han podido resolver, entonces esto muestra que entiende las palabras de Dios y habla sobre la verdad con claridad. La gente seudoespiritual es completamente lo contrario a esto. Se aprende de memoria las palabras de Dios y las predica por todas partes, y su mente y su corazón se llenan de las palabras de Dios. Sin embargo, ya surja un problema grande o uno pequeño en su trabajo, no es capaz de percibirlo ni descubrirlo. Al final de las reuniones, lo que más teme es que alguien saque a relucir un problema real y le pida que lo resuelva, y por ese motivo se marcha de inmediato al final de las reuniones, piensa: “¡Si alguien me hace una pregunta y no puedo responderla, va a ser muy incómodo y vergonzoso!”. Esta es su estatura real y este es su auténtico estado.
Pensad a qué líderes y obreros a vuestro alrededor se les da bien hablar sobre la verdad para resolver problemas y son capaces de integrarse con los hermanos y hermanas y hacer que el trabajo avance en conjunto con ellos a la hora de llevar a cabo sus deberes; estos líderes y obreros son capaces de cumplir sus responsabilidades. Pensad a qué líderes y obreros a vuestro alrededor se les da bien descubrir y resolver problemas, y se centran más en hacer trabajo real y obtener los mejores resultados en su labor; estos líderes y obreros son personas leales que son muy responsables y concienzudas. Por el contrario, si un líder es excelente al predicar palabras y doctrinas, y predica de una manera lógica y organizada, con un punto central y un contenido y de manera estructurada, y la gente se entusiasma con sus sermones, si bien siempre evita a los hermanos y hermanas, siempre teme que estos le formulen preguntas y teme resolver los problemas y lidiar con ellos junto a los hermanos y hermanas, entonces ese líder es seudoespiritual y es un falso líder. ¿Qué clase de personas son los líderes y supervisores a vuestro alrededor? Por lo general, aparte de asistir a reuniones y dar sermones, ¿hacen seguimiento y participan en el trabajo? ¿Son capaces de descubrir y resolver los problemas en el trabajo con frecuencia, o simplemente desaparecen después de presentarse en las reuniones? Los falsos líderes seudoespirituales siempre temen no tener nada que predicar ni que decir cuando se encuentran con los hermanos y hermanas, practican la memorización de las palabras de Dios y maneras de dar los sermones en sus habitaciones. Creen que predicar sermones es algo que se puede aprender y que se puede lograr mediante la memorización, como adquirir conocimiento o asistir a la universidad, y que deben encarnar un espíritu de estudiar sin descanso y afanosamente. ¿Acaso no es distorsionada esta comprensión que albergan los falsos líderes? (Sí). La gente así predica doctrinas desde su elevada posición y se preocupa por algunos asuntos irrelevantes, y entonces cree que está haciendo su trabajo como líder. Nunca acuden al lugar de trabajo para dirigir la faena o resolver problemas, sino que en cambio se sientan a menudo en su habitación, “enclaustrados para centrarse en su autocultivo”, equipándose con las palabras de Dios; ¿es esto necesario? ¿En qué circunstancias pueden los líderes y obreros dejar de lado el trabajo de la iglesia y a los hermanos y hermanas temporalmente e ir a equiparse de la verdad por su cuenta? Cuando no haya demasiado trabajo y todos los problemas que deberían resolverse se hayan resuelto, y todos los asuntos que requieran atención y los principios que deberían explicarse se hayan explicado, y los hermanos y hermanas no tengan ni preguntas ni dificultades, y nadie esté causando perturbaciones ni trastornos, y el trabajo pueda progresar con fluidez y no haya mayores obstáculos, será entonces cuando los líderes y obreros puedan leer las palabras de Dios y equiparse con la verdad, solo esto es hacer trabajo real. Los falsos líderes no funcionan así; siempre se centran en ponerse en el foco y se limitan a hacer trabajo que sea muy visible para que los demás los vean y alardear. Si pueden encontrar alguna nueva luz mientras leen las palabras de Dios o escuchan un sermón, sienten que han ganado algo, que tienen la realidad-verdad y luego buscan a toda prisa una oportunidad para predicarles un sermón a los demás. Predican doctrinas de manera sistemática, lógica y bien organizada, con un punto central y un contenido, y de una manera que es más potente y profunda que un discurso de un famoso o una lección académica, y se sienten bastante satisfechos con esto. Y, sin embargo, reflexionan para sí: “¿Qué predicaré la próxima vez, cuando termine con este sermón? No tengo nada más”. Y así, se dan prisa y se vuelven a “enclaustrar para centrarse en su autocultivo”, en busca de doctrinas profundas. Nunca los ven en el lugar de trabajo de la iglesia y, cuando la gente tiene dificultades y espera a que ellos las resuelvan, no pueden encontrar a estos falsos líderes por ninguna parte. ¿Acaso los falsos líderes no se sienten cohibidos e inquietos? No pueden resolver problemas reales y, pese a ello, todavía quieren predicar sermones elevados para alardear. Son unos sinvergüenzas.
Todos los falsos líderes pueden predicar palabras y doctrinas, todos son seudoespirituales, no pueden hacer ningún trabajo real ni entienden la verdad a pesar de haber creído en Dios durante muchos años; puede decirse que carecen de entendimiento espiritual. Piensan que ser un líder de la iglesia significa que solo les hace falta predicar algunas palabras y doctrinas, gritar algunas consignas y explicar un poco las palabras de Dios y que, entonces, la gente entenderá la verdad. No saben lo que significa trabajar, no saben cuáles son exactamente las responsabilidades de los líderes y obreros ni saben por qué exactamente la casa de Dios selecciona a alguien para que sea un líder o un obrero ni los problemas que esto pretende resolver. Por tanto, por mucho que en la casa de Dios se comparta que los líderes y obreros deben hacer un seguimiento del trabajo, inspeccionarlo y supervisarlo, que deben detectar y resolver de inmediato los problemas en el trabajo y demás, no interiorizan nada de esto ni lo entienden. Son incapaces de alcanzar o cumplir los requisitos de la casa de Dios para los líderes y obreros, y no pueden entender los problemas relacionados con las habilidades profesionales involucradas en el desempeño de los deberes, así como la cuestión del principio para seleccionar a los supervisores, entre otros temas; y aunque estén al tanto de estos problemas, siguen sin ser capaces de ocuparse de ellos. Por tanto, bajo la dirección de estos falsos líderes, no se pueden resolver los distintos tipos de problemas que surgen en el trabajo de la iglesia. No solo los problemas relacionados con las habilidades profesionales que el pueblo escogido de Dios se encuentra al realizar sus deberes, sino también las dificultades en la entrada en la vida de dicho pueblo se quedan sin resolver durante un periodo prolongado de tiempo, y cuando algunos líderes y obreros o supervisores de diversos aspectos del trabajo son incapaces de hacer trabajo real, no se los despide ni reasigna con prontitud ni nada por el estilo. Ninguno de estos problemas se resuelve rápido y, en consecuencia, se reduce de manera continua la eficiencia de diversos aspectos del trabajo de la iglesia y la eficacia del trabajo es cada vez peor. Por lo que se refiere al personal, los que tienen algún don y son buenos oradores se convierten en líderes y obreros, mientras que a los que aman la verdad, a los que pueden sumergirse en el trabajo duro y se afanan de manera incansable sin quejarse, no se los asciende ni cultiva y se los trata como mano de obra, y no se emplea de manera razonable a diverso personal técnico que posee ciertos puntos fuertes. Además, algunos que cumplen su deber con sinceridad no reciben sustento de vida y, por eso, se hunden en la negatividad y la debilidad. Además, por muchas maldades que cometan los anticristos y las personas malvadas, es como si los falsos líderes no las hubieran visto. Si alguien pone al descubierto a una persona malvada o a un anticristo, los falsos líderes incluso le dirán que se debe tratar a esa persona con amor y darle una oportunidad de arrepentirse. Al hacer eso, permiten a las personas malvadas y los anticristos hacer el mal y causar perturbaciones en la iglesia, y esto provoca largos retrasos a la hora de deshacerse de los malvados, los incrédulos y los anticristos o de expulsarlos, de manera que siguen cometiendo maldades en la iglesia y perturbando el trabajo de esta. Los falsos líderes son incapaces de manejar y resolver ninguno de estos problemas; no son capaces de tratar a la gente con justicia y de disponer el trabajo de manera razonable, sino que, en su lugar, actúan con imprudencia y solo hacen algunos trabajos que no sirven para nada, por lo que convierten el trabajo de la iglesia en un desastre y un caos. Por mucho que en la casa de Dios se comparta la verdad o se recalquen los principios que se deberían seguir al realizar el trabajo de la iglesia —limitar a aquellos a los que se debería restringir y echar a los que se debería echar de entre los distintos tipos de malhechores e incrédulos, y ascender y cultivar a las personas con buen calibre y capacidad de comprensión, así como a los que persiguen la verdad, a quienes se debería ascender y cultivar—, aunque estas cuestiones se compartan innumerables veces, los falsos líderes ni las entienden ni las comprenden y se limitan a aferrarse continuamente a sus ideas seudoespirituales y sus planteamientos “compasivos”. Los falsos líderes creen que, bajo su sincera y paciente instrucción, todos los tipos de personas desempeñan su papel, de manera ordenada, sin caos, y todo el mundo tiene bastante fe, está dispuesto a cumplir sus deberes, no teme ir a prisión ni enfrentarse al peligro, y cualquier persona tiene la determinación de soportar sufrimiento y no está dispuesta a ser un judas. Creen que tener un buen ambiente en la vida de iglesia quiere decir que han hecho un buen trabajo. Independientemente de que en la iglesia se produzcan o no casos de personas malvadas que causan perturbaciones o de incrédulos que difunden herejías y falacias, no consideran que estas cosas sean problemas ni sienten que sea necesario resolverlas. En lo que se refiere a que una persona a la que han encomendado trabajo actúe con imprudencia y según su propia voluntad y perturbe el trabajo evangélico, los falsos líderes están aún más ciegos. Dicen: “He explicado los principios del trabajo que se supone debo explicar y le he indicado lo que debe hacer una y otra vez. Si surgen problemas, no tienen nada que ver conmigo”. No obstante, no saben si esa persona es adecuada, no se preocupan por eso ni de si lo que le han dicho al explicarle e indicarle qué tenía que hacer puede lograr resultados positivos o qué consecuencias causará. Cada vez que los falsos líderes celebran una reunión, sueltan un torrente interminable de palabras y doctrinas, pero resulta que no son capaces de resolver ningún problema. Y aun así, siguen creyendo que hacen un gran trabajo y sintiéndose complacidos consigo mismos, y piensan que son fantásticos. En realidad, las palabras y doctrinas que expresan solo pueden engatusar a esos atolondrados, estúpidos y necios que son ignorantes y tienen un calibre deficiente. Después de que estos oyen estas palabras, están confusos y creen que lo que dicen los falsos líderes es muy correcto, que nada de lo que dicen está equivocado. Los falsos líderes solo pueden satisfacer a esta gente confundida y son fundamentalmente incapaces de resolver problemas reales. Por supuesto, los falsos líderes son incluso menos capaces de tratar con problemas relacionados con aptitudes y conocimiento profesionales; en lo que se refiere a estas cosas, son totalmente impotentes. Tomemos por ejemplo el trabajo relacionado con textos que se lleva a cabo en la casa de Dios. Este es el trabajo que causa a los falsos líderes los mayores quebraderos de cabeza. No pueden identificar exactamente qué personas tienen entendimiento espiritual, buen calibre y son aptas para hacer un trabajo relacionado con textos; consideran que cualquiera que lleve gafas y tenga un nivel alto de formación tiene buen calibre y entendimiento espiritual, de modo que disponen que estas personas lo hagan y les dicen: “Todos vosotros tenéis talento para hacer un trabajo relacionado con textos. Yo no entiendo este trabajo, de manera que todo recae sobre vuestros hombros. La casa de Dios no requiere nada más de vosotros, solo que utilicéis vuestros puntos fuertes, que no os guardéis nada y que contribuyáis con todo lo que habéis aprendido. Debéis saber ser agradecidos y dar gracias a Dios por elevaros”. Después de que los falsos líderes suelten un montón de palabras ineficaces y superficiales, sienten que ya se ha organizado el trabajo, y que entonces han hecho todo lo que debían hacer. No saben si las personas que han dispuesto para hacer este trabajo son adecuadas o no, ni conocen sus deficiencias en lo que se refiere a conocimientos profesionales ni cómo deberían subsanarlas. No saben cómo contemplar y discernir a la gente ni entienden los problemas profesionales ni los conocimientos relacionados con la escritura; ignoran por completo estas cosas. Dicen que no las entienden ni las comprenden, pero en su corazón piensan: “¿Acaso no tenéis un poco más de formación y de conocimientos que yo? Aunque no puedo guiaros en este trabajo, soy más espiritual que vosotros, soy mejor ofreciendo sermones que vosotros y entiendo las palabras de Dios mejor que vosotros. Yo soy quien os dirige, soy vuestro superior. Debo estar a cargo de vosotros y tenéis que hacer lo que yo diga”. Los falsos líderes se consideran superiores; sin embargo, no pueden proponer ni una sugerencia que valga la pena con relación a cualquier tipo de trabajo relacionado con habilidades profesionales, y son incapaces de ofrecer tampoco ningún tipo de orientación al respecto. Como mucho, pueden organizar bien al personal; no pueden hacer ningún trabajo posterior. No intentan adquirir conocimientos profesionales ni hacen ningún seguimiento del trabajo. Todos los falsos líderes son seudoespirituales; lo único que pueden hacer es predicar algunas palabras y doctrinas; después, piensan que entienden la verdad y presumen constantemente ante el pueblo escogido de Dios. En cada reunión, predican varias horas, y sin embargo resulta que no pueden resolver ningún problema en absoluto. Son ignorantes por completo en lo que se refiere a problemas relacionados con conocimientos profesionales en los deberes de la gente; está claro que son unos profanos, si bien pretenden ser espirituales, dirigir el trabajo de los profesionales; ¿cómo pueden hacer bien el trabajo así? El hecho de que los falsos líderes no intenten aprender conocimientos profesionales ni sean capaces de hacer ningún trabajo real ya indigna a la gente, y encima, fingen ser espirituales y alardean de sus palabras espirituales, ¡lo cual es ya la sinrazón absoluta! No hay ninguna diferencia con los fariseos. La cuestión en la que estos estaban más faltos de razón era en que Dios los detestaba y ellos incluso eran totalmente ajenos a este hecho y seguían considerándose bastante buenos y muy espirituales. A los falsos líderes les falta autoconocimiento; está claro que no pueden hacer ningún trabajo real y, aun así, pretenden ser espirituales y se convierten en unos fariseos hipócritas. Son exactamente aquellos que Dios desdeña y descarta.
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