Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (II) Parte 1

Apéndice: Así resolvieron los malentendidos de la gente sobre la gestión de una iglesia en Canadá

Algo inusual ocurrió la última vez que nos reunimos. ¿Qué fue? (Fue la forma de resolver el problema de una iglesia canadiense). Esto sucedió hace un mes. ¿Todavía está fresco en vuestra memoria? (Sí). ¿Este asunto os provocó muchos sentimientos? (Sí). Cuando surgen problemas con algunas iglesias o personas, tomo una decisión basándome en las circunstancias y los abordo de acuerdo con los principios; eso fue esencialmente lo que pasó cuando me encargué del tema de la iglesia canadiense. Así que, decidme, ¿por qué manejé el asunto de la manera en que lo hice cuando surgió un anticristo en esa iglesia y desorientó a la gente? ¿Qué pensáis al respecto? Al parecer, algunas personas se asustaron. ¿Por qué? Algunos dicen: “Se actuó de una manera demasiado dura. ¿Fue tan grave? ¿Cómo pudo resolverse así? ¿Se hizo de acuerdo con los principios? ¿No fue una decisión impulsiva? ¿Cuáles serán las consecuencias de resolver así el asunto? ¿Fue realmente tan grave lo que hicieron esas personas? Basándonos en lo que se les preguntó y según su actitud y las declaraciones e información que dieron, parece que no se les debería haber tratado con tanta dureza, ¿no?”. Así piensan algunos. Hay otros que dicen: “Tal vez Dios tenía Sus razones e ideas para actuar así”. ¿Qué ideas son esas exactamente? ¿Había alguna intención original o razón para manejar el asunto de esa forma? ¿Fue razonable tratar a esas personas de esa manera? (Sí). Todos decís que sí, así que hoy vamos a hablar de este tema y ver en detalle por qué fue razonable manejarlo de esa manera, qué es específicamente lo que pensáis de este asunto, qué impacto tendrá en vosotros en el futuro, si vuestras ideas al respecto son correctas o no y si hay algo equivocado o distorsionado en ellas. Si siempre os estáis conteniendo, mordiéndoos la lengua y no os expresáis, si siempre os oponéis, los problemas nunca se resolverán de la mejor forma posible, y por eso debemos llegar a un consenso. ¿Cuáles son los principios para llegar a un consenso? Si no podéis aceptar Mi decisión y tenéis otras ideas y nociones al respecto, si os resistís e incluso albergáis malentendidos al respecto, y si surgen preguntas o malas ideas, ¿qué debemos hacer entonces? Debemos hablar del asunto. Si tenemos opiniones divergentes, no hay consenso entre nosotros. ¿Y cómo podemos llegar a él? ¿Está bien buscar puntos en común y mantener nuestras diferencias? Si resolvemos las diferencias haciendo concesiones, si Yo cedo un poco y vosotros cedéis otro poco, ¿lo lograríamos? Está claro que no. Así no se consigue la compatibilidad. Entonces, si queremos llegar a un consenso y alcanzar un entendimiento y una decisión coherentes sobre este asunto, ¿cuál es la manera de hacerlo? Debéis buscar la verdad, luchar por alcanzarla y esforzaros en comprenderla, y Yo tengo que explicaros la historia al completo a todos para que quede clara. Nadie debe albergar ningún malentendido al respecto en su corazón. De esta manera, llegaremos a una visión coherente de la cuestión, y entonces todo habrá acabado definitivamente. Si encuentro un asunto parecido en el futuro, puede que lo aborde de la misma manera o, tal vez, no lo maneje de esta forma sino de otra. Así pues, ¿qué debéis aprender de esta cuestión? (Debemos aprender a buscar la verdad y entender por qué Dios gestionó el asunto de esa manera). Habéis mencionado dos aspectos, excelente. ¿Hay alguno más? (Debemos intentar entender los principios de las acciones de Dios para evitar ofender Su carácter. Es una advertencia para nosotros). Ese es otro aspecto.

Para explicar con claridad cómo se ha manejado el asunto de la iglesia canadiense, debemos empezar por el principio. ¿Por dónde? Empecemos por el momento en que estas personas salieron de China. ¿Es retroceder demasiado en el tiempo? Puede pareceros divertido, pero en realidad esto no es nada gracioso. ¿Es este un caso de ajuste de cuentas? No, no lo es. Cuando escuchéis Mis razones, sabréis por qué empiezo por ahí. Dejando a un lado si todo el que sale al extranjero lo hace con una comisión, una misión y una responsabilidad, comenzaremos por una cuestión menor: ¿es casualidad que todos puedan salir de China? (No). Esto no sucede por azar. Desde que tienes la determinación de salir de China y estás dispuesto a hacerlo para cumplir tu deber hasta que llegas al extranjero, durante todo ese proceso y aparte de tu cooperación, dime, ¿quién determina si puedes salir de China sin problemas? (Dios). Exactamente. No está determinado por las conexiones sociales que tengas, ni por cuánto dinero poseas, ni porque hayas arreglado todos los trámites: todos los que salen al extranjero deben tener un entendimiento y experiencia compartidos. ¿Qué experimentan todos? Dios reina soberano sobre el hecho de que alguien pueda dejar China sin problemas; no tiene nada que ver con lo capaz que sea ni con que posea una gran habilidad. No se trata de ir de una zona a otra dentro de un país; se trata de salir del propio país y eso requiere muchos trámites complicados. Especialmente en esta época en que el gran dragón rojo oprime y acosa de manera desenfrenada a los creyentes y sigue de cerca a cada uno de ellos, los trámites para irse de China no son fáciles de hacer. Por eso, el que estas personas llegaran sin problemas al extranjero estuvo completamente bajo la soberanía de Dios y demuestra Su omnipotencia. Quién puede irse de China, que los trámites se hagan con o sin problemas y cuánto tiempo lleve hacerlos lo determina Dios y es Su mano la que instrumenta y dispone todo esto. No te servirá de nada no creerlo o no reconocerlo porque es un hecho. El asunto se concluye con la cooperación de las personas y la soberanía de Dios. Si tuviéramos que tomar una determinación sobre tu salida de China, ¿quién la facilitó? (Dios). Él lo hizo. Las personas no tienen nada de lo que presumir y, en cambio, sí deberían dar gracias a Dios. Así, ¿qué debes hacer? (Un esfuerzo en cumplir el deber). Debes esforzarte en cumplir tu deber y hacerlo con atención. Si adoptamos una perspectiva global, ¿podemos llegar a una conclusión definitiva y decir que el hecho de que dejaras China para cumplir tu deber se debió a las disposiciones y la orientación de Dios y no a tu propia capacidad? (Sí). Algunas personas dicen: “¿Cómo que no se debe a mi capacidad? Dios me orientó, pero si Dios no lo hubiera hecho, salir de China no habría sido difícil de todos modos, porque soy un estudiante graduado con una calificación TEM8 en inglés y aprobar un examen TOEFL no sería un problema”. Muy pocas personas se encuentran en esta situación. Por ejemplo, algunos son ricos y pueden emigrar con un visado de inversor, pero tales casos son contados. Por lo tanto, ¿las personas que abandonan China lo hacen bajo la soberanía de Dios y con Su permiso? Sí, así es. No entraremos en situaciones particulares; solo hablaremos de aquellos que pueden salir de China y que luego cumplen sinceramente su deber. Esto no es consecuencia única de sus propias intenciones. Un aspecto de que salgas de China es que tienes una misión, mientras que otro es que saliste del país con la orientación de Dios. Mirando el asunto desde este punto de vista, ¿para qué has salido de China? (Para cumplir con el deber). No importa cuánto tiempo se tarda en completar los trámites en las etapas iniciales, cuánto te gastas o que Dios reine soberano sobre el asunto. Puesto que puedes salir de China y cumplir tu deber en la casa de Dios, podemos afirmar con certeza que tienes una misión en el extranjero. Tienes una responsabilidad y una pesada carga, y tu objetivo de ir al extranjero tiene que estar muy claro. En primer lugar, no eres un inmigrante que viajó para disfrutar de la vida; en segundo lugar, no saliste para ganarte el pan; en tercer lugar, no te fuiste buscando otra forma de vivir; y, en cuarto lugar, no te marchaste para llevar una buena vida. ¿No es así? No saliste al extranjero para perseguir lo mundano. Te marchaste con una misión y con la comisión de Dios de cumplir tu deber. Desde este punto de vista, ¿cuál debería ser tu prioridad principal al llegar al extranjero? (Cumplir con el deber). Tu máxima prioridad es venir a la casa de Dios y encontrar tu lugar, y cumplir tu deber de manera centrada y obediente de acuerdo con las disposiciones de la casa de Dios. ¿No es así? (Sí). Es cierto. Además, no saliste al extranjero porque alguien te amenazara o te secuestrara, sino que te marchaste voluntariamente. Se mire como se mire, has ido al extranjero, así que debes cumplir tu deber. Eso es cierto, ¿verdad? ¿Es esta una exigencia severa? (No). No es una exigencia severa ni excesiva. No es poco razonable. Así que, basándonos en lo que acabo de decir, ¿cómo deberías abordar tu deber y cómo deberías cumplirlo para estar a la altura de la comisión que Dios te ha dado? ¿Debes pensar en estas cosas? Lo primero que debes hacer es pensar: “Ya no soy una persona corriente, ahora llevo una carga a cuestas. ¿Qué carga? La comisión, la carga, que Dios me ha dado. Dios me guio para que fuera al extranjero y yo debo cumplir con las responsabilidades y obligaciones que un ser creado debe realizar en la difusión del evangelio de Dios; ese es mi deber. En primer lugar, tengo que pensar qué deber puedo cumplir y, en segundo lugar, cómo cumplirlo bien para no dejar de estar a la altura de la soberanía de Dios sobre mí y de Sus disposiciones para mí”. ¿No es así como deberías pensar? ¿Es exagerado este pensamiento? ¿Es una falsedad? No, no lo es. Es lo que alguien con racionalidad, humanidad y conciencia debería pensar. Algunas personas dicen: “Después de llegar al extranjero, me di cuenta de que no era como imaginaba y me arrepiento de haber venido”. ¿Qué clase de cosas son estas personas? Esta gente no tiene humanidad y tiene la fe quebrantada. Sin embargo, la mayoría de las personas que van al extranjero están dispuestas a volcarse en su deber. Pero ya basta de este tema. Ahora vamos a relacionarlo con el asunto de la iglesia canadiense. La gente de esa iglesia no está libre de todo eso. ¿Fueron a Canadá por casualidad? No fue por azar, fue inevitable. ¿Por qué digo que fue inevitable? Lo digo porque Dios había determinado hace mucho tiempo qué personas debían ir a qué país y Dios dictaminó soberanamente ese “inevitable”. Cuando Dios ordena soberanamente que debes ir a un país, eso es lo que sucede. Las personas de la iglesia canadiense también tenían una misión y fueron al extranjero por la soberanía y la disposición de Dios. Él los guio a Canadá y la iglesia los asignó a distintos puestos de trabajo y les permitió cumplir su deber de acuerdo a sus respectivos talentos, habilidades profesionales, fortalezas, etc. Cumplieron su deber algo rígidamente desde el principio. Por “rígidamente”, no quiero decir que fueran reticentes y lentos, sino más bien que a pesar de que la mayoría fue a cumplir su deber, no persiguieron la verdad. ¿Por qué digo esto? Porque cuando tenían problemas, no buscaban la verdad ni los principios en sus acciones. A veces, cuando lo Alto disponía algo para ellos o les decía que hicieran algo, se mostraban reacios; esa era la actitud que tenían respecto a cumplir su deber. Prosiguieron de esta manera superficial y el desempeño de su deber terminó en un estado lamentable, un desorden total. No había nada bueno en la vida de iglesia de estas personas o en su entrada en la vida. El efecto de su deber era malo, no había realidad en lo que compartían sobre la verdad y no sabían identificar falsos líderes y anticristos en absoluto; no había nada bueno en lo que hacían. Con el paso del tiempo, surgió un anticristo llamado Yan y se hicieron uno con él. ¿Qué significa “se hicieron uno”? Este anticristo era solo un joven de 26 años que había estado trabajando en la iglesia durante dos años y medio. En ese tiempo, atrajo a muchas hermanas, tal vez hasta diez. Algunas de ellas le gustaban y otras no, y a estas las ignoraba; sin embargo, todas estas personas adoraban a este anticristo. Dos años y medio antes, la gente de la iglesia canadiense no estaba haciendo mucho en el cumplimiento de su deber y se encontraban en un estado de letargo sin vida. Cualquier trabajo que lo Alto les asignaba lo trataban de una manera superficial, eran poco receptivos y se necesitaba un gran y arduo esfuerzo para conseguir que el trabajo se llevara a cabo. Después de que lo Alto los podara, se desalentaron, cayeron en un estado bajo de ánimo, rara vez se comunicaron con lo Alto y su actitud hacia el trabajo también se volvió muy desganada. Después de que el anticristo llamado Yan se convirtiera en líder, la situación empeoró rápidamente y la mayoría se contentó con ir tirando. ¿Cómo pudieron llegar a ese punto? ¿Con qué estaba relacionado? Una causa objetiva pudo ser el liderazgo. No tenían buenos líderes y ninguno de ellos perseguía la verdad. Al contrario, cultivaban relaciones personales y se involucraban en actividades deshonestas. ¿Y cuál fue la causa subjetiva? Que ninguno de ellos perseguía la verdad. ¿Es fácil que un grupo de gente que no persigue la verdad cumpla su deber lealmente y con la calidad requerida? (No). Sin embargo, ¿es fácil que un grupo de personas que simplemente no persiguen la verdad y algunos incrédulos se involucren en actividades deshonestas, sean superficiales y se opongan a lo Alto? (Sí). ¿Y es fácil para tales personas ir cuesta abajo y degenerarse como los no creyentes? Es muy fácil y esa era la senda que seguían. Bajo el pretexto de cumplir su deber, comían la comida de la casa de Dios y se alojaban en ella y la casa de Dios los mantenía. Engañaban a la casa de Dios para conseguir comida y bebida y, aun así, esperaban entrar en el reino de los cielos y recibir recompensas: dependían de engaños para vivir de esta manera. Cuando el anticristo perturbó el trabajo de la iglesia, nadie informó de ningún problema a lo Alto. Solo una mujer informó a un falso líder y el resultado fue que el asunto no se resolvió. Los demás estaban ciegos y, aunque notaron que surgían muchos problemas en la iglesia, no los comunicaron. La organización del trabajo de la casa de Dios establece claramente los principios para reemplazar a líderes y obreros, pero nadie le prestó atención y se limitaron a ir tirando junto al anticristo. Entre estos incrédulos estaban, por un lado, los que habían creído en Dios durante más de 20 años y, por otro, aquellos que habían creído durante al menos cinco años y nadie informó de estos problemas. Pero ¿qué fue aún peor? Había muchas líderes y líderes adjuntas de equipo que coqueteaban con el anticristo y competían entre sí por sus atenciones. Los adultos y las personas mayores notan fácilmente cuando un hombre y una mujer comienzan a salir. Toda la gente es sensible a la cuestión de las relaciones entre hombres y mujeres y de un vistazo puede saber lo que está pasando. Sin embargo, nadie lo denunció ni se levantó para reprochárselo o desenmascararlos ni fue capaz de discernir sobre ellos. ¿Alguien dio un paso al frente y, viendo que era un grupo encabezado por el anticristo, se dijo a sí mismo: “No puedo seguiros; debo informar de esto a los altos mandos y hacer que os destituyan, o bien organizar a algunos hermanos y hermanas con sentido de la rectitud para echaros”? No, nadie lo hizo. Nadie lo denunció hasta el momento en que este asunto salió a la luz. ¿Qué clase de personas eran? ¿Eran verdaderos creyentes en Dios? ¿Perseguían la verdad? (No). Si algo tan grave sucedió delante de sus narices y ellos no se dieron cuenta, ¿estaban estas personas que no perseguían la verdad en condiciones de cumplir bien su deber? ¿Cuál era su actitud hacia el deber? Claramente no eran más que parásitos, aprovechándose día tras día. Creían que podían arreglárselas fácilmente en la casa de Dios, que no debían decir ni una palabra si percibían un problema, que no se debía ofender a nadie y que sería horrible ofender al “jefe” porque las consecuencias serían malas para ellos. Si tienes miedo de ofender a la gente y no te atreves a hacerlo, ¿cómo osas ofender a Dios? ¿Serán buenas las consecuencias para ti si ofendes a Dios? ¿Cómo te tratará Dios? ¿Acaso no habrá consecuencias? (Sí). Las habrá. Que tuvieran miedo de ofender a alguien no fue, por supuesto, un factor importante. El factor principal fue que eran personas perversas que no amaban la verdad. Aparte de no perseguir la verdad, también hicieron muchas cosas estúpidas. No había mucha gente en la iglesia canadiense, pero tenían muchas ambiciones descabelladas. El desempeño de sus deberes claramente no estaba teniendo ningún efecto, y aun así querían ampliar el alcance de su trabajo y estaban ocupados con la compra de propiedades; al final pagaron un depósito de una propiedad para nada. La mayoría de estas personas han sido puestas en aislamiento. Decidme, ¿qué son estas personas? ¿No son una manada de bestias y depravados? Está claro que no son nada y, sin embargo, despilfarraron así las ofrendas. Nadie estaba cuidando los intereses de la casa de Dios ni tenía sentido de la rectitud: ¡no son más que un puñado de demonios! ¡Es realmente exasperante!

No había mucha gente en la iglesia canadiense, solo unos cuantos cientos. No se esforzaban mucho en su deber, eran negligentes y formaban camarillas, y se limitaban a salir del paso día tras día. ¿No es para enfadarse? Eran ineficientes en el trabajo y no hacían ningún progreso, conspiraban unos contra otros y no trabajaban juntos en armonía. Los líderes se involucraron en actividades deshonestas con otras personas y nadie sintió apremio, ni se enfadó, ni se sintió triste por ello. Nadie oró por ese asunto, ni consultó o pidió ayuda de lo Alto. Nadie hizo nada de esto ni dio un paso al frente para decir: “No está bien que cumplamos nuestro deber de esta manera. Es la comisión que Dios nos dio ¡y no podemos defraudarlo!”. No les faltaba de nada, tenían suficiente gente y equipamiento. ¿Qué les hacía falta? Gente buena. Nadie tenía sentido de la carga hacia el trabajo de la iglesia, ni cuidaba la obra de la casa de Dios. Tampoco se ofrecieron y dieron su opinión ni hablaron sobre la verdad acerca del discernimiento para que todos pudieran levantarse, distinguir y dejar en evidencia a los falsos líderes y anticristos. Nadie lo hizo. ¿Fue así porque estos miserables estaban ciegos y no veían lo que estaba pasando, o porque les faltaba calibre y estaban confundidos debido a su avanzada edad? (Ni lo uno ni lo otro). No fue nada de eso. Entonces, ¿cuál era la verdadera situación? Estaban todos juntos con el anticristo, protegiéndose y adulándose, sin ponerse al descubierto unos a otros, simplemente pasando el rato en esa guarida de demonios. ¿Alguna vez pensaron en su deber o en la comisión de Dios? (No). Sólo querían salir del paso de esta manera sin ninguna sensación de remordimiento. ¿Qué es este fenómeno de no tener remordimientos? Es que el Espíritu Santo no estaba obrando en ellos y Dios los había abandonado. Hay otra explicación para ese abandono, y es que, debido a su actitud hacia el deber, la verdad y Dios, así como a sus pensamientos, Dios sentía repugnancia por ellos y ya no merecían cumplir ese deber. Por eso, no se veía en ellos ningún reproche ni disciplina, ningún despertar de su conciencia y, menos todavía, recibían una iluminación, esclarecimiento, poda, juicio o castigo. Eso era irrelevante para ellos, estaban todos adormecidos y no eran diferentes de los demonios. Habían estado escuchando sermones en la casa de Dios durante años, incluyendo sermones sobre cómo distinguir anticristos y sermones sobre cómo cumplir el deber correctamente, pero ¿buscaron y aceptaron la verdad durante ese tiempo? ¿Distinguieron a los anticristos? ¿Mantuvieron algún debate sobre las diversas manifestaciones de los anticristos? No, no lo hicieron. Si realmente lo hubieran hecho, sin duda habría existido una minoría de personas que podría haberse puesto en pie y desenmascarado y denunciado al anticristo y las cosas no habrían ido tan mal. ¡No eran más que una banda de atolondrados e inútiles! De acuerdo con su situación real, su comportamiento y la clasificación que se les dio, los relegué al Grupo B para que tuvieran un tiempo de aislamiento y reflexión. ¿Fue excesivo que manejara el asunto de esta manera? (No). No, no fue excesivo en absoluto. Y si no lo fue, ¿no puede considerarse totalmente correcto? Se hizo para darles una oportunidad. ¿Qué oportunidad? Si realmente tienen algo de humanidad y conciencia, si pueden arrepentirse y cambiar de rumbo, tendrán la posibilidad de volver a la iglesia. Si ni siquiera tienen el deseo de arrepentirse, permanecerán aislados el resto de sus vidas, e incluso serán echados por la iglesia. Así son las cosas. No fueron echados inmediatamente para darles la oportunidad de arrepentirse. Puede que digan: “Hicimos algo malo y te enfadaste y nos aislaste. Así que, aunque no logramos ningún mérito haciendo nuestro deber antes, ciertamente sufrimos por ello. ¿Por qué no lo ves?”. En realidad, aislarlos muestra suficiente indulgencia y, de acuerdo con sus acciones y comportamiento, se les debería haber echado. Mirad qué actitud tienen: ¡están en gran peligro! Entonces, ¿cómo hay que abordar este asunto? Tengo que dividir Mi enfoque en dos partes: la primera parte es aislarlos y la segunda es tratarlos como crea conveniente basándome en su situación durante el período de aislamiento y en su comportamiento individual, y decidir si los mantengo en la iglesia o los echo. ¿Acaso no demuestra esto suficiente indulgencia hacia ellos?

Las personas de la iglesia canadiense hicieron muchas cosas malas, y aislarlas como consecuencia de su comportamiento fue una gran muestra de indulgencia. Así que ¿por qué hay quien todavía tiene sus propias ideas sobre cómo se solucionó el problema? Algunos dicen: “Puede que hicieras lo correcto al tratar el asunto así, pero todavía queda otro problemilla. Esas personas de la iglesia canadiense se lo buscaron y recibieron lo que merecían, pero al manejar la cuestión de esa manera, ¿no los estás castigando severamente para que sirva de ejemplo a los demás?”. ¿Es esa la forma correcta de entenderlo? (No). He oído decir a algunas personas: “Esa es la manera adecuada de solucionar el problema. Debes castigarlos severamente para que sirva de ejemplo a los demás. Castigo de uno, escarmiento de muchos. El miedo guarda la viña”. ¿No es esto lo que diría un no creyente? Ese es el punto de vista que tendría un no creyente. Quizás aún no sois capaces de ver la esencia de este problema y por eso aún expresáis el punto de vista de un no creyente. ¿No pensáis que es un poco desagradable que alguien diga eso? Si usáis esas palabras para explicar este asunto, estáis diciendo cosas que no vienen al caso, y no se trata de eso. Por lo tanto, ¿cómo describiríais la forma en que he resuelto la situación? (Lo has hecho de acuerdo con los principios). Así es. He actuado conforme a los principios; esa respuesta sí que es práctica. ¿Alguien más? ¿No se lo buscaron ellos mismos? (Sí). ¿Y cuál es la forma más sencilla de describirlo? (Recibieron su merecido). En efecto. Ellos se lo buscaron y, debido a su comportamiento, recibieron su merecido. Dios actúa con arreglo a los principios-verdad y castiga a las personas de acuerdo a su comportamiento. Además, la gente debe asumir las consecuencias de sus acciones y recibir un castigo cuando lo que hacen está mal; es lo apropiado. Dios castiga a la gente en función de su comportamiento; así se castigó a esas personas de la iglesia canadiense y, usando el vocabulario actual, se las trató conforme a los principios. Decidme, de las cosas que he expuesto sobre ellas, ¿cuál no es un hecho? ¿Cuáles de Mis análisis, definiciones y categorizaciones de tales cuestiones no son hechos? Todos lo son. Por lo tanto, se las castigó de acuerdo a esas manifestaciones y conforme a sus acciones y conducta. ¿Qué hay de malo en eso? Veamos, hacer que el miedo guarde la viña, castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás y hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos; ¿es la naturaleza de esas acciones la misma que la de la forma en que traté a la iglesia canadiense? (No). Entonces, ¿por qué hay que castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás? ¿Cuál es la naturaleza de eso? Castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás, hacer que el miedo guarde la viña y hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos; la naturaleza de esas tres acciones es básicamente la misma. ¿Cuál es esa naturaleza? Es el acto de un gobernante o una persona poderosa que hace algo en una situación específica porque cree que es necesario para imponer su autoridad y lo usa para intimidar a los demás. Eso se llama castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás. ¿Cuál sería su objetivo al actuar así? Sería hacer que los demás lo obedecieran, lo temieran y se sintieran intimidados por él, que no actuaran impetuosamente ante él y que no hicieran lo que les apeteciera. ¿Actuar así estaría en consonancia con los principios? (No). ¿Por qué decís que no? Los actos de un gobernante tendrían una motivación, y su motivación sería consolidar su régimen y salvaguardar su poder. Pretendería montar alboroto en relación con la cuestión y esa sería la naturaleza de su acción. El manejo del asunto de la iglesia canadiense se basó en los principios-verdad y no en las filosofías satánicas de los no creyentes. El anticristo desorientó a la gente, trastornó y perturbó el trabajo de la iglesia y puso esta patas arriba, pero aun así la mayoría se pronunció a su favor. ¡La naturaleza de las acciones de esas personas es realmente odiosa! Para ir dando tumbos de esa forma, mejor hubiera sido que dejaran la iglesia y se fueran a vivir su propia vida. Al menos, los recursos de la casa de Dios no se hubieran desperdiciado y eso ya sería algo bueno. Pero ¿acaso hicieron eso? Su conciencia no tenía ese discernimiento, y malgastaron los recursos financieros y materiales de la casa de Dios, no se esforzaron por cumplir su deber, se aliaron con el anticristo e hicieron el mal junto con él. ¡La naturaleza de esas acciones es muy grave! La casa de Dios los trató así para que reflexionaran y llegaran a conocerse a sí mismos, a fin de que cambiaran de rumbo y se arrepintieran, lo cual es para su beneficio. Si no se hubieran tomado medidas respecto a ellos, tal vez al cabo de un año todos habrían traicionado a Dios y habrían regresado al mundo. Afortunadamente, se los aisló y se tomaron medidas respecto a ellos a tiempo, lo cual impidió que aún más personas hicieran el mal y evitó que la obra de la iglesia sufriera una pérdida todavía mayor. Al hacer esto, ¿están siendo salvados o descartados? (Salvados). En realidad están siendo salvados. Se hizo para ayudarlos y advertirlos, para darles la voz de alarma y decirles que no estaba bien que actuaran así, que si seguían por ese camino caerían en la perdición, perecerían y perderían toda esperanza de alcanzar la salvación. Si pueden comprender esta cuestión, todavía hay esperanza para ellos. Si ni siquiera pueden comprenderla y continúan sintiéndose desalentados, si siguen degenerándose y sumiéndose en la desesperación, oponiéndose a lo Alto y expresando sus nociones con un estado de ánimo negativo, tendrán problemas. ¿Qué deseáis para ellos? (Que se arrepientan). Todos queréis que estén bien y se arrepientan. ¿Y qué deseo Yo para ellos? ¿Acaso deseo que no se arrepientan y poder depurarlos a todos? ¿Pienso que la iglesia estará mejor sin ellos? ¿Es eso lo que quiero? (No). No es eso lo que quiero. Deseo que estén bien y se arrepientan, que después de arrepentirse vuelvan a la casa de Dios y que no cumplan su deber como solían hacerlo. ¿Cómo dice el versículo? “Vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos” (Jonás 3:8). En lo que a ellos concierne, si pueden lograrlo, tendrán un recuerdo imborrable mientras vivan y una experiencia extraordinaria que se convertirá en un acontecimiento maravilloso. Eso depende de lo que cada uno persiga.

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