Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (III) Parte 7
Un auténtico ser humano ama y persigue las cosas que se conforman a la humanidad, la conciencia, el pensamiento humano normal y la vida real, aquellas que son normales y prácticas, carecen de distorsión o extrañeza, no tienen nada de abstractas, de huecas ni de sobrenaturales. En cuanto a estas cosas, una persona normal será capaz de apreciarlas, lidiar correctamente con ellas y aceptarlas de manera habitual, además de tratarlas como cosas positivas. Al contrario, algunos individuos, al enfrentarse a estas verdades estrechamente relacionadas con los diversos aspectos de la vida real, como comer, vestirse, disponer de cobijo y transporte, el comportamiento y la conducta personal, las menosprecian, ignoran y descartan. ¿Qué problema se da aquí? Guarda relación con sus preferencias y su esencia-naturaleza. Mientras más positivo resulte algo, más se trata de una cosa que ama Dios, que Él quiere y hace, y mientras más se corresponde con lo que, en las intenciones de Dios, espera que la gente logre y acepte, más lo cuestionan, estudian, se oponen y lo condenan estas personas, ¿acaso no es esto perverso? ¡Es sumamente perverso! Los anticristos son bastante populares entre los no creyentes. Si Yo me encontrara entre los no creyentes, de entre los anticristos y Dios encarnado, ¿a quién aceptaría con mayor facilidad? (A los anticristos). ¿Por qué? ¿Los no creyentes prefieren a la gente recta o a los perversos? (A los perversos). ¿Prefieren a los que adulan y halagan o a los que son honestos? (A los que adulan y halagan). Exacto, favorecen a tales individuos. Si no sabes cómo emplear tácticas para gestionar distintas relaciones interpersonales en un grupo ni sabes cómo manipular ni controlar a diversas personas mediante estrategias, ¿es posible que este grupo te acoja? Si eres demasiado honrado, siempre dices la verdad, puedes desentrañar la esencia de muchos asuntos y luego decir las verdades que has desentrañado y entendido, ¿puede aceptarlo alguien? No, nadie en este mundo; aquí no esperes decir la verdad, te creará problemas o te conducirá al desastre. No esperes ser una persona honesta, eso no tiene futuro. ¿Qué pasa con los anticristos? Se les da muy bien contar mentiras, son expertos en disfrazarse y enmascararse a sí mismos, se presentan como magníficos, dignos y virtuosos, obligan a la gente a idolatrarlos. Sobresalen en estas cosas, y disfrutan de otras similares, como debatir acerca de erudición y conocimientos vacíos, además de comparar dones y estrategias. Por ejemplo, en una empresa o grupo de personas, no es fundamental ser la persona con mayor erudición y conocimiento, tampoco es el factor principal para determinar la posición de una persona en esa empresa. ¿Cuál es el factor principal? (Las estrategias y el talento). Exacto, y en ausencia de ambos, ser muy erudito no sirve de nada. Por ejemplo, supón que has regresado del extranjero e ignoras todas las reglas del juego de este grupo de gente local. Si aplicas las reglas, los preceptos y principios para el autocomportamiento de las empresas extranjeras, te toparás con un muro. ¿Acaso no es así? (Sí). Así es. Has de contar con estrategias y ser malvado y perverso para ascender a una posición superior. Pasa lo mismo con ciertas mujeres: aunque su marido provee para ellas, no están conformes. A fin de sobresalir y obtener fama, ganancia y estatus, recurren a cualquier medio necesario. Incluso caen en la adulación y, cuando es necesario, prestan servicio como prostitutas, sin rastro de vergüenza ni de sentirse culpables ni en deuda con sus maridos o familiares. ¿Podrías hacer tú eso? Te suena repugnante y no eres capaz. Por tanto, ¿cómo puedes ascender a un puesto superior entre ellos? No hay manera posible. Es algo que se logra si se vende la propia alma y se usan diversos métodos perversos. ¿Te gusta esta manera de hacer las cosas? (No). Ahora dices que no te gusta, pero cuando un día te veas empujado hacia cierto límite, llegará a gustarte. Si la gente te acosa y te atormenta todo el día, te pone las cosas difíciles, te busca defectos y quiere echarte a patadas, es posible que tengas que vender tu cuerpo para conservar tu empleo. Tendrás que aprender cualquier truco perverso que usen y, al final, te volverás como ellas. Ahora mismo, declaras con firmeza: “No me gusta esta serie de tácticas, no quiero ser esta clase de persona. No soy tan perversa. No quiero vender mi cuerpo. No me gusta el dinero, me basta con tener lo suficiente para comer y vestir”. ¿Qué clase de persona eres? No eres nada. Eres aquello a lo que te ha llevado la corrupción de Satanás. ¿Crees que puedes dominarte a ti mismo? La gente se transforma según el entorno, tiene un carácter corrupto, y es sencillamente imposible que venzas a la fama, la ganancia, el estatus, el dinero y a toda clase de tentaciones. Si te hallaras en ese entorno, serías igual de incapaz de controlarte. Hoy en día, el escenario para los no creyentes es como una picadora de carne. Una vez dentro, no hay manera de sobrevivir. Ahora bien, al llevar a cabo tu deber en la casa de Dios, con Su protección y sin nadie que te acose, puedes vivir en paz en Su presencia. ¡Estás muy bendecido, así que disfrútalo con tranquilidad! Si no cumples con tu deber como es debido y te enfrentas a una pequeña poda, no has de sentirte agraviado. Has obtenido grandes bendiciones; ¿acaso no lo sabes? (Sí). Dime ¿cómo se sienten los no creyentes dentro de la “picadora de carne”? Están mejor muertos. El pequeño sufrimiento que soportas en la casa de Dios es el que le corresponde soportar a cualquiera; tampoco es que sea demasiado doloroso. Sin embargo, las personas no están conformes ni dispuestas a arrepentirse, por más que se las pode. No obstante, cuando se les envía a casa, no están dispuestas a volver con los no creyentes porque sienten que son demasiado malvados, que son malos. Cuando se enfrenta de veras a la muerte, la gente no quiere morir; todo el mundo aprecia la vida y sigue el principio de “una mala vida es mejor que una buena muerte”. En cuanto ven su ataúd, se echan a llorar. Ahora saben que no es fácil sobrevivir entre los no creyentes. Si quieres vivir con dignidad y ganarte la vida gracias a tus capacidades, no hay forma de hacerlo. No basta con tener habilidades; además, hay que ser lo bastante perverso, malvado y malévolo para triunfar. ¿Qué posees? Algunas personas dicen: “Ahora poseo un poco de perversidad, pero no suficiente maldad”. Eso es fácil. Métete en la “picadora de carne” y, en menos de un mes, te volverás malvado. Si eres una buena persona, querrán matarte; tú les perdonas la vida, pero ellos no harán lo mismo contigo, así que tendrás que luchar para sobrevivir. Una vez que te vuelves malvado, ya no hay vuelta atrás, y te conviertes también en un diablo. La perversidad se forma de esta manera. El mundo de los no creyentes es muy oscuro y perverso. ¿Cómo puede la gente liberarse de la influencia satánica de la oscuridad y la perversidad? Es necesario que entiendan la verdad para lograr la salvación. Ahora que crees en Dios, si quieres salvarte y liberarte de la influencia de Satanás, no resulta sencillo. Debes aprender a someterte a Dios, tener un corazón temeroso de Dios, dilucidar muchas cosas y, además, tus principios de conducta deben ser sabios por un lado y no ofender a Dios por otro. Asimismo, no te esfuerces siempre por conseguir fama y ganancia, ni busques sin cesar el disfrute de los beneficios del estatus. Con tener lo suficiente para comer y no morir de hambre es suficiente. Debes orar a Dios, pedirle que te conceda la gracia de esta manera, a fin de que te otorgue protección. No es razonable que siempre albergues deseos extravagantes, y si lo haces Dios no atenderá tus oraciones.
En cuanto a la naturaleza perversa de los anticristos, hoy sobre todo estamos compartiendo la tercera manifestación, la que se refiere a aquello que idolatran los anticristos. ¿Qué idolatran? (El conocimiento y la erudición). El conocimiento, la erudición y otra cosa más: los dones. ¿Qué se incluye en el conocimiento y la erudición? Lo que contienen esos libros que se estudian en el mundo, la experiencia que se adquiere en los sectores relacionados con el conocimiento, así como las diversas restricciones, reglas y preceptos que se predican en la sociedad relativas a la moralidad, la humanidad, el comportamiento, etcétera. Asimismo, incluyen conocimiento de diversos campos de la ciencia. Por ejemplo, hay quienes no creen en la reencarnación que se menciona en las palabras de Dios. Sin embargo, si un día se descubre mediante la investigación científica que los seres humanos tienen alma porque, después de la muerte, algo deja el cuerpo y su peso se reduce en cierta medida —lo que bien podría ser el peso del alma—, entonces se lo podrían creer. Da igual cómo hable Dios, no creen, pero en cuanto los científicos miden algo en función del peso, se lo creen. Solo se fían de la ciencia. Hay quienes solo creen en la nación, el gobierno y las interpretaciones relacionadas con la información, las teorías y las figuras de renombre. Solo confían en estas cosas. No se toman en serio las palabras, las enseñanzas, la guía o las declaraciones de Dios. Sin embargo, en cuanto oyen hablar a una celebridad, aceptan de inmediato e incluso la idolatran y difunden sus palabras. Por ejemplo, Dios dijo que el maná que arrojaba cada día a la gente no se podía almacenar y no debería comerse al día siguiente, ya que no estaría fresco, pero no creyeron Sus palabras. Pensaron: “¿Y si dios no vuelve a enviar maná y pasamos hambre?”. Por tanto, encontraron una manera de recogerlo y almacenarlo. Dios envió maná el segundo día y continuaron guardándolo. El tercer día lo volvió a mandar y otra vez lo almacenaron. Dios decía cada día las mismas palabras, y ellos obraban de manera sistemática en contra de lo que Él les ordenaba. Nunca creyeron ni escucharon las palabras de Dios. Un día, un científico lo investigó y dijo: “Si el maná no se come el mismo día y se deja para el siguiente, aunque parezca fresco por fuera, contiene bacterias que pueden causar una enfermedad estomacal si se consume”. A partir de ese día, dejaron de guardarlo. Para ellos, un enunciado de un científico tiene más peso que diez enunciados de Dios. ¿No es esto perverso? (Sí). Reconocieron de manera verbal que las palabras de Dios son la verdad y reconocieron a Dios, lo siguieron y desearon recibir Sus bendiciones. Al mismo tiempo, disfrutaron de la gracia y bendiciones que les otorgó Dios, gozaron de Su cuidado y protección, pero aparte de esto, no escucharon ni una frase de lo que dijo, de lo que les enseñó, les ordenó o de lo que les encomendó. Si alguien culto y con conocimientos que contaba con autoridad y posición decía algo o declaraba una falacia, la aceptaban de inmediato, con independencia de que fuera o no correcta. ¿Qué está pasando aquí? ¡Esto es perverso, demasiado perverso! Por ejemplo, les dije a algunas personas que no mezclaran en las comidas los boniatos con los huevos, pues puede llevar a intoxicaciones. ¿En qué se basa Mi afirmación? No me invento nada; hubo casos de gente intoxicada por comer ambas cosas al mismo tiempo. Después de oírlo, ¿cuál sería la reacción de una persona normal? Pensaría: “A partir de ahora no comeré huevos con boniatos, al menos dejaré pasar dos o tres horas entre ambos”. Se lo tomarían en serio y cambiarían sus hábitos alimenticios. Sin embargo, algunos no se lo creían. Decían: “¿Una intoxicación por comer huevos y boniatos a la vez? Eso es imposible. ¡Me los comeré igual y ya verás si me intoxico o no!”. ¿Qué clase de persona es esta? (Alguien perverso). ¡Me parece alguien un poco vil! Digo esto e insisten en comer las dos cosas a la vez, ¿acaso no es vil? En concreto, se oponen, disputan y combaten lo que es justo, correcto y positivo: este comportamiento es perverso. La humanidad corrupta aprecia la perversidad y el poder. Da igual qué falacia esgriman los diablos y satanases, la gente puede aceptarla sin cuestionárselo, mientras que Dios expresa muchas verdades y, sin embargo, no están dispuestas a aceptarlas e incluso se forman muchas nociones. Aquí va otro ejemplo. En muchas zonas rurales de los Estados Unidos, hay bosques primitivos donde a menudo merodean animales salvajes. Lo aconsejable es no salir solo, y es mejor no hacerlo a menos que sea necesario. Si te hace falta salir, has de tomar precauciones, ir con alguien o llevar armas para defenderte; más vale prevenir que curar. Hay quien dice: “No pasará nada; Dios me protegerá”. ¿Acaso no es eso poner a prueba a Dios? La gente debería tomar estas precauciones. Tienes cabeza, corazón y espíritu, ¿por qué insistir entonces en la protección de Dios? No lo pongas a prueba. Haz lo que haga falta. Si por casualidad te encuentras con un animal salvaje y feroz del que ni siquiera un grupo de cuatro o cinco personas podría ocuparse, puede que sobrevivas; esa es la protección de Dios. De hecho, hay quienes han visto y oído a osos y a lobos aullando, han confirmado la existencia de animales salvajes. Por tanto, cuando digo que no salgas de noche porque es fácil que te encuentres con uno, ¿es que me invento algo? (No). No trato de asustar a nadie. Después de oír esto, algunos dicen: “Debería ser más cauto. Buscaré a alguien que me acompañe cuando salga o llevaré un arma para defenderme, por si me topo con animales salvajes”. Hay quienes, al oír esto, se lo toman en serio, lo creen y aceptan, y luego proceden a poner en práctica lo que he dicho. Es simple aceptación; no podría ser más fácil. Sin embargo, cierto tipo de personas se niegan a escuchar. Dicen: “¿Por qué nunca he visto a un animal salvaje? ¿Dónde están? Que salga alguno, me enfrentaré a él y a ver quién es más feroz. ¿Tanto miedo dan los animales salvajes? Lo que pasa es que sois todos muy tímidos y tenéis poca fe. Mirad qué fe tengo yo; ¡no me asustan los osos!”. Salen solos a propósito, deambulan por ahí sin razón. Después de las comidas, tienen que dar un paseo e insisten en ir solos. Cuando otros les sugieren que busquen a alguien que los acompañe, responden: “De ningún modo, ¿para qué necesito compañía? ¡Eso me haría parecer un inútil! ¡Saldré por mi cuenta!”. Tienen que probarlo. ¿Qué clase de persona es esta? No nos referimos siquiera a si se encuentran con animales salvajes o no; ¿acaso no es problemática su actitud hacia estos temas? (Sí). ¿Cuál es el problema? (El carácter de tal persona es perverso). Tratas de hablar con ellos sobre asuntos serios y se lo toman a broma. ¿Qué sentido tiene hablar con ellos? La gente así es peor que las bestias; no hace falta ni que te molestes.
Acabamos de mencionar que aquellos con el carácter perverso de los anticristos son particularmente sensibles al conocimiento, a la erudición, a los dones y a ciertos talentos especiales; en concreto, admiran y aprecian a aquellos con talentos especiales y se asombran y son obedientes hasta el extremo con lo que dicen tales personas. ¿Cuál es su actitud hacia el conocimiento común, las impresiones y el auténtico aprendizaje que suponen un beneficio para las personas y que aquellos con humanidad normal han de poseer, o hacia las cosas prácticas y positivas que son comprensibles dentro del pensamiento humano normal? Los desprecian, no les prestan atención. ¿Qué hacen cada vez que se comparten esas palabras y verdades durante las reuniones? Se rascan la cabeza, algunos tienen los ojos medio cerrados, parecen adormecidos e idiotas, y otros parecen perdidos en sus pensamientos. Mientras más serios son los asuntos que discute la casa de Dios, menos interés muestran. Mientras más se comparte sobre la verdad, más se adormecen o les entra sueño. Es evidente que no tienen interés alguno en la verdad. ¿Acaso estos incrédulos no han dejado ya muy atrás la redención? Cuando estaban en la religión, algunos solo disfrutaron al oír hablar a los demás en lenguas o dar testimonio de cosas extrañas, y se les levantó enseguida el espíritu cuando vieron cosas increíbles. A algunos, al verme, les gusta decir: “Me gradué y me especialicé en filosofía. ¿Qué estudiaste tú?”. Mi respuesta es: “No estudié ninguna disciplina en particular; solo entiendo a unos pocos personajes y leo libros”. Dicen: “Bueno, pues no das la talla”. Respondo: “Es inútil comparar esto, pero hablemos un rato, ¿cuáles son tus dificultades actuales?”. ¿Cómo responden? “Uf, ¿qué dificultades tengo? Ninguna. ¡Estoy haciendo muy bien mis deberes!”. Cuando compartes la verdad con ellos, pierden interés, bostezan y se les caen las lágrimas, como si los poseyera un fantasma. Si desenmascaro su carácter corrupto, se limitan a agarrar su taza y marcharse, sin querer escuchar más. Mientras más intento llevarme bien y conversar de igual a igual con ellos, más Me menosprecian. ¿Acaso no es esto no saber apreciar la buena voluntad? Había una persona que sabía conducir. Le pregunté: “¿Cuántos años llevas conduciendo?”. Dijo: “Trabajé dos años después de terminar la universidad y me compré un coche”, respondí: “Por tanto, conduces desde hace unos cuantos años. Yo sigo sin aprender”. ¿Acaso decir esto no es llevarse de igual a igual? ¿No es la conversación propia de personas con una humanidad normal? (Sí). Tras oír eso, dijo: “¿Qué? ¿Aún no sabes conducir? ¿Qué sabes hacer entonces?”. Contesté: “No sé hacer mucho, solo ir en coche”. Le pregunté: “¿De qué deber te encargas ahora?”. Me contestó: “Trabajo en finanzas y cuentas. Mi mente está llena de números. En la universidad destaqué en las matemáticas y se me daban muy bien las ciencias. Tenía potencial para asistir a la Universidad de Tsinghua o la de Pekín”. A lo que respondí: “A Mí se Me dan fatal las matemáticas. Los números Me causan dolor de cabeza. Prefiero estudiar palabras, aprender vocabulario, cosas así”. Aseguró que: “Aprender esas cosas no vale de nada. La gente que estudia artes liberales no suele tener ningún futuro”. Fijaos en lo que dijo. ¿Posee algo de razón humana? (No). Cuando hablé e interactué con él de una manera tan calmada y amistosa, no manejó el asunto de la manera apropiada. En su lugar, Me menospreció y Me infravaloró. Si se encontrara con alguien con estatus o conocimiento, puede que fuera diferente. Después de pasar algo de tiempo juntos, empezaría a sentir que: “Conozco bien a dios, he charlado con él y tenemos trato”. Ahora pensaría que tenía algo de capital. Por consiguiente, su tono sería distinto. En una ocasión le pregunté: “Me he enterado de que alguien ya no quería seguir realizando su deber y deseaba volver a casa. ¿Se ha ido ya?”. Contestó: “Ah, ¿esa persona? ¡Nunca tuvo intención de irse a casa!”. ¿Qué clase de tono es ese? ¿Ha cambiado? Cuando lo conocí, no se veía capaz de comprenderme; era respetuoso y se comportaba, mantenía un perfil discreto. Ahora que tenemos más familiaridad, está muy confiado. ¿Qué clase de tono es este? Se muestra un poco desafiante, despreocupado, despreciativo y tiene una actitud despectiva y condescendiente cuando habla conmigo. ¿Qué clase de carácter es ese? Es perversidad. ¿Se trata de alguien con humanidad normal? (No). Una persona normal y corriente puede comunicarse y conversar contigo con normalidad; es lo más habitual. Si te acosan, te reprimen o te menosprecian, ¿qué sensación te produce? ¿Exhiben algo de humanidad normal si te tratan así? Decidme, si una persona así se encuentra con una figura de renombre mundial, alguien con estatus y reputación, o su jefe o su superior, ¿se atreverían a abordarlos así? No. Se postrarían entusiasmados y tendrían que adoptar títulos como subordinado, subalterno, siervo, hombre humilde, pueblerino o plebeyo para referirse a sí mismos y conversar con esas personas. Entre los no creyentes, los altos funcionarios aplastan a los que tienen por debajo, y siendo el donnadie que eres, ¿quién iba a conversar contigo de manera calmada y amistosa? Aunque cuando están contentos hablen contigo a veces, no te tienen ninguna consideración; te tratan como a algo inferior a un humano, te tratan a patadas sin motivo. Cuando hablo y charlo con esa persona de forma calmada y amistosa, no solo no recibo una respuesta positiva, sino que me enfrento al desdén, el menosprecio, el escarnio y la burla. ¿Se debe a que tiene algo de malo Mi forma de relacionarme con esa persona o es que existe un problema en su carácter? (Esa persona tiene un carácter demasiado arrogante). Correcto, eso mismo me parece a mí. Trato a todo el mundo de la misma manera, así que ¿por qué algunos responden con corrección y otros no? En general, se puede dividir a las personas en dos categorías: están aquellos con humanidad que saben respetar a los demás, comprenden su relación con Dios y saben quiénes son, y esos otros que son perversos y arrogantes, carentes de autoconocimiento. Decidme, ¿cómo llamáis a algo que viste piel humana pero ni siquiera sabe quién es? Es una bestia sin racionalidad. En otra ocasión, le pregunté: “¿Cómo resultó ese asunto del que te ordené encargarte hace unos días? ¿Te ocupaste de esos temas?”. Me contestó: “¿De qué hablas?”. Repetí: “De aquellos temas, ¿os ocupasteis de ellos? ¿Se han solucionado?”. Se lo repetí dos veces hasta que al fin se acordó: “Ah, ¿te refieres a esos temas? Ya nos ocupamos hace mucho”. ¿Qué tipo de tono implica la primera palabra, “ah”? De nuevo es un tono de desdén, vuelve a emerger su naturaleza diabólica. Ha permanecido inalterada; así de miserable es. Insistí en preguntarle cómo lo había resuelto y, sin dar más detalles, me contestó: “Varias personas lo revisaron y lo solucionaron de tal forma”. Si intentaba pedirle más detalles, aunque insistiera, no recibía ninguno. Le había dado instrucciones para que se encargara de una tarea; ¿acaso no tengo derecho a estar informado? (Claro). Entonces, ¿cuál era su responsabilidad? Después de aceptar de Mí la tarea, ¿acaso no debía informarme de cómo la había manejado? (Sí). Pero no lo hizo y no pude recibir ninguna información durante el proceso. Solo pude enviar a alguien a preguntar cómo se había manejado este asunto, pero aun así no hubo respuesta. Pensé para Mis adentros: “Muy bien, me voy a acordar de ti. No eres de fiar. No puedo confiarte nada. ¡Te falta demasiada credibilidad!”. ¿Qué clase de diablo es este? ¿Qué carácter tiene una persona así? Es perversidad. Cuando lo tratas como a un igual, conversas con él con educación e intentas mostrarte amistoso, ¿cómo lo percibe? Lo considera incompetencia y debilidad, como que eres un pusilánime. ¿No es eso perversidad? (Sí). Es pura perversidad. Aunque este tipo de personas perversas no son la norma, existen en todas las iglesias. Tienen el corazón endurecido, son arrogantes, sienten aversión por la verdad y sus actitudes son despiadadas. Son precisamente estas actitudes y comportamientos los que confirman que este tipo de personas son perversas. No solo les desagradan los aspectos positivos de la humanidad normal, como la bondad, la tolerancia, la paciencia y el amor, sino que, al contrario, albergan discriminación y desprecio en sus corazones. ¿Qué subyace en el fondo del corazón de estas personas? La perversidad. ¡Son sumamente perversas! Esta es otra manifestación de la perversidad de los anticristos.
El contenido de nuestra charla de hoy acerca de las manifestaciones perversas de los anticristos es en cierto modo diferente al de las dos charlas previas, y cada una enfatiza un aspecto. Decidme, en el fondo del corazón de los anticristos, aprecian el conocimiento, la erudición, los dones y los talentos especiales, sienten una apreciación profunda hacia estas cosas. Por consiguiente, ¿tienen auténtica fe en Dios? (No). Algunos podrían decir que es posible que cambien con el tiempo. ¿Van a cambiar? No, no pueden. Está en su naturaleza despreciar la humildad y el ocultamiento de Dios. Su auténtico amor, Su fidelidad a la humanidad, Su misericordia y cuidado hacia ella. ¿Qué más? Desprecian la normalidad y la practicidad de que Dios viva entre humanos e, incluso en mayor medida, desprecian todas las verdades que no tienen ninguna relevancia para el conocimiento, la erudición, la ciencia y los dones. ¿Pueden salvarse tales personas? (No). ¿Por qué no? Porque no se trata de una revelación momentánea de algún carácter corrupto, sino de una revelación de su esencia-naturaleza. Por muchos consejos que reciban de los demás o cuánta verdad se les comparta, nada de esto puede cambiarlas. No es una afición temporal, sino una asentada necesidad en ellas respecto a estas cosas. Precisamente porque necesitan conocimiento, erudición, dones y talentos especiales, esto les permite apreciar estas cosas. ¿Qué significa apreciar? Implica estar dispuesto a seguir y a obtener estas cosas a toda costa, apreciar conlleva eso. A fin de obtenerlas, se hallan dispuestas a padecer sufrimientos y a pagar cualquier precio por tales cosas, puesto que son las que aprecian. Algunos incluso dicen: “Me pida lo que me pida dios, estará bien. Puedo satisfacerlo mientras no me exija que persiga la verdad”. Esa es su esperanza. Estas personas nunca aceptarán las palabras de Dios como la verdad; aunque se sienten allí con calma, escuchando sermones y leyendo las palabras de Dios, lo que ganan de ellas no es la verdad. Esto es porque siempre comparan las palabras de Dios con las nociones y figuraciones humanas, estudian Sus palabras por medio del conocimiento teológico, por lo que se les hace imposible obtener la verdad. Esperan obtener conocimiento, erudición y una especie de información o misterio de las palabras de Dios; algo así como un aprendizaje que anhelan y buscan, que es desconocido para las masas. Después de obtener este entendimiento desconocido para las personas, van por ahí alardeando, esperan en vano armarse y envolverse con este aprendizaje y conocimiento, de modo que puedan vivir una vida más respetable y satisfactoria, tener más prestigio y más estatus entre las personas y hacer que la gente crea más en ellos y los idolatre más. Por tanto, alardean sin descanso acerca de ciertas cosas significativas que han hecho, que consideran gloriosas, además de acerca de otras que consideran impresionantes, de las que pueden presumir y de las que se sirven para hacer ostentación de su propia capacidad y singularidad. Dondequiera que vayan, predican la misma serie de teorías. Por mucho que lean las palabras de Dios o asistan a las reuniones y oigan sermones, no pueden entender la verdad. Aunque capten un poco de esta, no la van a practicar en absoluto. Esta es la esencia de tales personas, y es algo que nadie puede cambiar. Se debe a que están dotadas de forma inherente de algo que los demás no poseen, y a que aquello que aman guarda relación con su esencia perversa: este es su error fatal. Están destinadas a no aceptar la verdad, a seguir la senda de Pablo y a oponerse a la verdad y a Dios hasta el final. ¿Por qué? Porque no aman la verdad; no la van a aceptar nunca.
¿Habéis experimentado la perversidad de los anticristos? ¿Tenéis personas así a vuestro alrededor? ¿Habéis tenido contacto con ellas? ¿Por qué le hemos dedicado tiempo en varias reuniones a tratar este tema? En general, cuando la gente habla sobre conocerse a sí mismos, los oigo a menudo mencionar actitudes de arrogancia, sentenciosidad y engaño. Sin embargo, es raro oír a alguien hablar sobre perversidad. Ahora, mientras compartimos sobre el carácter perverso, a menudo oigo decir que el carácter de alguien es perverso. Parece que has obtenido algo de entendimiento. En el pasado, cuando la gente hablaba sobre conocerse a sí misma, siempre sacaban a relucir la arrogancia. Al fijarnos ahora en ello, ¿qué carácter es más grave, la arrogancia o la perversidad? (La perversidad). Correcto. En otras épocas, la gente no reconocía la gravedad del problema de la perversidad. De hecho, el carácter y esencia de la perversidad son más severos que la arrogancia. Si el carácter y la esencia-naturaleza de una persona son de una perversidad feroz, permíteme decirte que debes evitar el contacto con ella, mantener las distancias. Tales personas no caminarán por la senda correcta. ¿Qué beneficios puedes ganar de asociarte y mantener contacto con la gente perversa? Si no hay beneficios, pero cuentas con “anticuerpos” para resistirte a su perversidad, es posible que interactúes con ellos. ¿Posees esta garantía? (No). ¿Por qué deberías interactuar con tales personas si no cuentas con esta garantía? Porque detrás de la perversidad, hay otras dos cosas, la insidia y el engaño. A la mayoría de la gente que carece de un entendimiento de la verdad y de experiencia y percepción se la desorienta con facilidad. Solo te pueden subyugar, y al final te conviertes en su cautivo. Convertirte en su cautivo es algo que puede suceder de dos maneras: o bien no eres capaz de derrotarlos ni te sientes convencido de corazón, pero, por necesidad, has de someterte a ellos de manera verbal; o bien existe otra manera en la que estés subyugado por completo a ellos. Esto es porque en la naturaleza perversa de los anticristos hay algo desconocido para las personas. Pueden emplear varios medios, discursos, métodos, estrategias, caminos y falacias para persuadirte de que los escuches, para hacerte creer que tienen razón, están en lo correcto y son positivos, y que incluso si cometen maldad, vulneran los principios-verdad y revelan actitudes corruptas, al final, les darán la vuelta a las cosas y harán que la gente piense que tienen razón. Poseen esa capacidad. ¿En qué consiste? En desorientar en gran medida, y esa es su perversidad. Las cosas que les gustan de corazón, las que no y aquellas por las que sienten aversión y aprecian e idolatran, están formadas por ciertos puntos de vista distorsionados. Estos puntos de vista acarrean una serie de teorías, todas ellas falacias plausibles que resultan difíciles de refutar para las personas corrientes porque no aceptan la verdad en absoluto ni pueden siquiera plantear argumentos sofisticados para sus propios errores. Sin la realidad-verdad, no puedes convencerlos compartiendo la verdad con ellos. Al final, el resultado es que usan sus teorías huecas para refutarte, te dejan sin habla, sucumbes a ellos poco a poco. La perversidad de tales personas reside en el hecho de que desorientan en gran medida. Está claro que no son nada y estropean cualquier deber que hacen; sin embargo, al final, siguen teniendo la capacidad de desorientar a los demás para que las idolatren, se “arrodillan” a sus pies, y obligan a la gente a que les sean obedientes. Esta clase de persona puede convertir el mal en bien, el blanco en negro. Son capaces de revertir la verdad y la falsedad, atribuir a otros los errores que han cometido, y llevarse el crédito de las buenas obras de los demás como si fueran propias. Con el tiempo, te confundes, no sabes quiénes son en realidad. A juzgar por sus palabras, acciones y apariencia, podrías pensar: “Esta persona es extraordinaria; ¡no podemos compararnos con ella!”. ¿No es eso desorientar? El día que caes en el engaño caes también en el peligro. ¿No es esta clase de persona que desorienta a los demás demasiado perversa? Quienquiera que escuche sus palabras puede acabar desorientada y perturbada, le resulta difícil recuperarse durante un tiempo. Algunos hermanos y hermanas pueden discernirlos y darse cuenta de que desorientan, pueden ponerlos en evidencia y rechazarlos, pero otros que están desorientados podrían llegar incluso a defenderlos, dicen: “No, la casa de dios está siendo injusta con él; he de ponerme de su lado”. ¿Qué problema se da aquí? Están claramente desorientados, sin embargo, defienden y justifican al que los desorientó. ¿Acaso no son personas que creen en Dios pero siguen a un ser humano? Aseguran creer en Dios, pero ¿por qué idolatran así a esta persona y la defienden de esta manera tan concreta? Si no son capaces de detectar una cuestión tan obvia, ¿no los han desorientado en cierta medida? El anticristo ha desorientado a la gente hasta tal punto que ya no son humanos ni tienen en mente seguir a Dios; en cambio, idolatran y siguen al anticristo. ¿Acaso no están traicionando a Dios? Si crees en Dios, pero Él no te ha ganado, y el anticristo se ha ganado tu corazón y lo sigues con dedicación, eso prueba que te han apartado de Su casa. Una vez que te alejes del cuidado y la protección de Dios, de Su casa, el anticristo puede manipularte y jugar contigo como quiera. Cuando han terminado de jugar contigo, dejarás de interesarles y continuarán su camino para desorientar a otros. Si no cesas de escuchar sus palabras y les aportas un valor que poder explotar, es posible que te dejen seguirlos durante algún tiempo más. Sin embargo, si ya no ven ningún valor que explotar en ti, si ya no te tienen ninguna consideración, entonces te descartarán. ¿Todavía puedes volver a creer en Dios? (No). ¿Por qué ya no eres capaz de creer? Porque tu fe inicial ha desaparecido; se ha disipado. Así es como los anticristos desorientan y dañan a la gente. Utilizan el conocimiento y la erudición que las personas idolatran, además de sus dones, para desorientarlas y controlarlas, igual que Satanás desorientó a Adán y Eva. Sea cual sea la esencia-naturaleza de los anticristos, al margen de lo que les guste, lo que detestan y lo que aprecian en su esencia-naturaleza, una cosa es cierta: lo que les gusta y lo que usan para desorientar a la gente va en contra de la verdad, no tiene nada que ver con ella y antagoniza con Dios, eso es cierto. Recuerda: los anticristos jamás pueden ser compatibles con Dios.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.