Punto 6: Se comportan de forma retorcida, son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con los demás y los obligan a obedecerlos (Parte 1)

Apéndice: La historia de Daming y Xiaoming

Antes de pasar al tema principal de nuestra charla, empecemos contando una historia. ¿Cuál es el beneficio de contar historias? (Son fáciles de recordar). ¿Cuántas historias fáciles de recordar he contado hasta el momento? (La historia de Dabao y Xiaobao). “La historia de Dabao y Xiaobao” es la que conté la última vez. (También contaste “A la caza de las ratas” y la historia de las mujeres líderes). Ya hemos contado unas cuantas historias. ¿Por qué cuento historias? En realidad, el objetivo es cambiar a una forma de charla más distendida y fácil de entender acerca de algunas verdades que las personas deben comprender. Si entendéis las verdades de las historias que cuento y esas verdades os ayudan en distintos aspectos de vuestra entrada en la vida diaria, entonces el esfuerzo no ha sido en vano. Eso demuestra que realmente comprendéis las verdades implicadas en las historias, que entendéis el lado práctico de esas verdades, en lugar de oírlas sin más como si fueran simples cuentos. La última vez conté la historia de Dabao y Xiaobao. Hoy contaré la historia de Daming y Xiaoming. Mientras la escucháis, pensad en lo que esta historia os intenta transmitir en realidad, y qué aspecto de la verdad está implicado.

Daming y Xiaoming son padre e hijo. Hace un tiempo, Daming y su hijo Xiaoming aceptaron la nueva obra de Dios. ¿Es esto algo bueno? (Sí). Sí, lo es. Xiaoming es joven y apenas está aprendiendo a leer, por lo que Daming le lee las palabras de Dios cada día y le explica pacientemente las palabras que no entiende. Pasado un tiempo, Xiaoming llega a comprender bastantes doctrinas sobre cómo comportarse como persona, así como algunos términos que nunca había oído antes de creer en Dios, como sumisión, fe, honestidad, falsedad, etc. Al ver los progresos que ha hecho su hijo, Daming está muy complacido. No obstante, recientemente se ha dado cuenta de que por mucho que lea las palabras de Dios a Xiaoming, no se ven muchos progresos en su conducta o en su discurso. Daming empieza a preocuparse y desarrolla una carga, pensando: “¿Cómo puedo lograr que mi hijo entienda parte de la verdad leyéndole las palabras de Dios, de manera que muestre algún cambio para que los demás lo aprueben, le den su visto bueno y lo elogien por ser un buen chico? Y entonces, gracias al desempeño de Xiaoming, podrían proclamar que creer en Dios es bueno, y el evangelio podría difundirse a otros a través de los cambios que ha experimentado mi hijo; ¡qué estupendo sería eso!”. Tras desarrollar esa carga, Daming sigue meditando: “¿Cómo puedo educar correctamente a Xiaoming para que entienda más sobre la conducta personal, de modo que se desempeñe mejor y sea conforme a las intenciones de Dios? Finalmente, cuando Xiaoming se convierta en un buen chico y todo el mundo lo elogie, toda esa gloria podría destinarse a Dios; ¡qué fantástico sería eso! En ese momento, mi corazón se libraría de la pesada piedra que carga”. ¿Es razonable la carga que siente Daming? ¿Puede considerarse que está llevando a cabo una tarea adecuada para él? (Sí). Desde esta perspectiva, su punto de partida es correcto: cuenta como algo razonable y una tarea adecuada. ¿Es correcta o incorrecta la senda que Daming escogió para Xiaoming? ¿Es buena o mala? Veámoslo a medida que avanzamos. Daming ora y suplica a Dios con frecuencia acerca de esto, y finalmente un día le sobreviene la “inspiración”. ¿Qué “inspiración”? Una supuesta “inspiración”, entre comillas. Dado que esta “inspiración” se escribe entre comillas, ¿a qué tipo de senda puede estar refiriéndose Daming? ¿Podéis imaginar lo que sucederá a continuación en la historia? No está muy claro, ¿verdad? Es algo en cierto modo desconocido.

Un día, tras leer las palabras de Dios a su hijo, Daming pregunta muy seriamente a Xiaoming si creer en Dios es bueno. Xiaoming responde solemnemente: “Creer en Dios es bueno. Las personas que creen en Dios no acosan a las demás, no se enfrentan a catástrofes, pueden ir al cielo y no serán enviadas al infierno tras su muerte”. ¿Está Xiaoming en lo cierto? Teniendo en cuenta su corta edad, que Xiaoming sea capaz de decir eso ya es algo bastante bueno. Su comprensión de la fe en Dios es muy simple, rudimentaria y extremadamente superficial, pero para él ya tiene profundidad. Al oír eso, Daming está complacido y se siente reconfortado, y dice: “¡Muy bien! Has progresado, Xiaoming. Parece que tu fe en Dios tiene algunos cimientos. Papá está muy complacido y reconfortado. ¿Pero acaso creer en Dios es realmente tan sencillo?”. Xiaoming reflexiona un momento y contesta: “¿No es eso todo lo que dicen las palabras de Dios? ¿Qué más hay?”. Daming responde inmediatamente: “Las exigencias de Dios no se limitan a esas. Hace mucho tiempo que crees en Dios y, sin embargo, cuando vienen hermanos y hermanas de visita, ni siquiera sabes cómo saludarlos. A partir de ahora, cuando te encuentres con gente mayor, llámalos abuelo y abuela; cuando te encuentres con adultos jóvenes, llámalos tío, tía, hermano mayor o hermana mayor. De esa forma te convertirás en un niño amado por todos, y Dios tan solo ama a los niños que son amados por todos. A partir de este momento, escúchame y haz lo que yo diga; cuando te diga que llames a alguien de cierta manera, eso es lo que harás”. Xiaoming se toma en serio las palabras de su padre y considera que lo que él dice es correcto. En su joven corazón, cree que su papá es más viejo, ha leído más palabras de Dios y sabe más cosas que él. Además, su padre quiere lo mejor para él y sin duda alguna no lo llevará por el mal camino; diga lo que diga su papá, debe ser lo correcto. Xiaoming no entiende qué es la verdad ni qué es la doctrina, pero por lo menos sabe lo que es bueno y malo, correcto e incorrecto. Después de oír a su padre, Xiaoming desarrolla también cierta carga acerca de este asunto. A partir de ese día, siempre que Xiaoming sale con su padre y ambos se encuentran con alguien, si su padre le dice que la llame “tía”, él dice “hola, tía”; si le dice que lo llame “tío”, él dice “hola, tío”. Todo el mundo elogia a Xiaoming por ser un niño bueno y educado, y también alaba a Daming por sus dotes adecuadas como padre. Xiaoming está bastante complacido y piensa: “Lo que papá me ha enseñado es bueno; todo el que me conoce me aprecia”. En su interior, Xiaoming está encantado y siente un orgullo especial al pensar que la forma en que su padre lo guía es realmente buena y correcta.

Un día, en cuanto Xiaoming vuelve a casa de la escuela, corre hasta su padre y le dice: “Papá, adivina lo que ha pasado. El viejo Zhang, el vecino, ha atrapado un enorme…”. Antes de que pueda terminar, Daming le interrumpe: “¿El viejo Zhang? ¿Cómo puedes decir eso, Xiaoming? ¿Sigues siendo un creyente o no? ¿Cómo puedes llamarlo ‘el viejo Zhang’? Has olvidado lo que te dije, realmente no tienes fe en Dios, no eres un verdadero creyente. Mira, yo me acuerdo; puedo ayudarte y recordártelo. Deberías llamarlo abuelo Zhang, ¿de acuerdo?”. Xiaoming reflexiona: “Vale, llamarlo abuelo Zhang está bien”. Y continúa: “Entonces, el abuelo Zhang, el vecino, ha atrapado un pez que era ¡así de grande! ¡La vieja Zhang estaba emocionada!”. “¿Se te ha vuelto a olvidar?”, le dice Daming. “Sigues sin entenderlo, chico. Te acabo de decir que deberías llamarlo abuelo Zhang; eso quiere decir que a su mujer, que es de la misma generación, ¿cómo se la debería llamar? Debería ser abuela Zhang. Acuérdate, nunca vuelvas a decir el viejo Zhang o la vieja Zhang, o la gente se reirá de nosotros. ¿No sería algo vergonzoso para nosotros como creyentes? Dirían que somos maleducados e indecorosos, a diferencia de los creyentes. Eso no da gloria a Dios”. Al principio Xiaoming estaba entusiasmado por hablarle a su padre del gran pez que el viejo Zhang había atrapado, pero tras ser corregido por él, pierde el interés y ya no desea hablar más del tema. Se da la vuelta, se pone la mochila y murmura a medida que se aleja: “Te crees que lo sabes todo, que si abuelo Zhang, que si abuela Zhang. ¿Qué tiene eso que ver con nosotros? ¡Como si tú fueras el único que es espiritual!”. Daming contesta: “¡Pues sí, soy espiritual, así es! No importa lo viejas que sean las personas, en la mayoría de los casos soy capaz de determinar su veteranía fijándome en su edad, y sé cómo debo dirigirme a ellas. Llamo tío y tía a las personas mayores, ¿por qué tú no eres capaz de decir bien un solo título? Como creyentes, no podemos olvidarnos de esto; no podemos equivocarnos con los términos generacionales”. Después de esta regañina, Xiaoming no se siente demasiado bien por dentro, pero en lo más hondo de su ser sigue pensando que su padre tiene razón; cualquier cosa que él haga es correcta, e incluso aunque no quiera, Xiaoming admite que se equivocó. Desde ese momento, siempre que ve al viejo Zhang o a la vieja Zhang, los llama abuelo Zhang y abuela Zhang. Todo lo que su padre le enseña y le inculca, Xiaoming se lo toma en serio. ¿Eso es algo bueno o malo? Hasta ahora, parece ser algo bueno, ¿no es cierto?

Un día, Xiaoming y su padre van a dar un paseo y ven una vieja cerda seguida por una camada de lechones. La relación entre la cerda y sus cerditos es muy cercana. Xiaoming piensa que todo lo creado por Dios es bueno; tanto si se trata de un cerdo como de un perro, todos ellos tienen instintos maternales y deben ser respetados. Esta vez, Xiaoming no habla de forma grosera ni se precipita a llamarla “vieja cerda”. Por miedo a cometer un error y enfadar a su padre, le pregunta en voz baja: “Papá, ¿qué edad tiene esa mamá cerda? Ha parido muchos lechones, ¿cómo debería llamarla?”. Daming reflexiona un momento: “¿Cómo deberíamos llamarla? Es difícil de decir”. Al ver que su padre se pierde entre sus pensamientos sin encontrar una respuesta, Xiaoming se queja: “¿No has leído muchas palabras de Dios? También eres más viejo que yo; ¿cómo es que ni siquiera sabes eso?”. Ante la provocación de Xiaoming, Daming se pone un poco nervioso y responde: “¿Y si la llamamos ‘abuela’?”. Antes de que Xiaoming se dirija a la cerda, Daming se lo piensa mejor y dice: “No podemos llamarla abuela; eso sería ponerla en la misma generación que tu abuela materna, ¿no te parece? Llamarla abuelita cerda sería aún peor, porque eso la pondría en la misma generación que mi madre. Puesto que ha parido muchos lechones, no podemos pasar por alto su identidad o estatus, ni tampoco podemos equivocarnos con su generación. Deberíamos llamarla ‘tita cerda’”. Al oír esto, Xiaoming se inclina con respeto ante la cerda y le dice: “Saludos, tita cerda”. La cerda se asusta y, en su sobresalto, ella y todos los cerditos escapan corriendo. Al ver esto, Xiaoming se pregunta si ha empleado el título incorrecto. Daming le dice: “La cerda debe de estar feliz y entusiasmada para reaccionar de esa manera. En el futuro, cuando nos encontremos con situaciones así, digan lo que digan o hagan lo que hagan los demás, debemos seguir comportándonos de esta forma. Sé educado y obedece las normas sociales; hasta los cerdos estarán complacidos cuando lo vean”. De este asunto, Xiaoming aprende algo nuevo. ¿Qué es lo que aprende? Dice: “Dios creó todas las cosas; siempre que todos los seres se respeten unos a otros, sean educados, entiendan la veteranía, respeten a los mayores y amen a los jóvenes, todos ellos podrán coexistir en armonía”. Xiaoming comprende ahora esta doctrina. Al oír eso, su padre lo elogia por ser un muchacho al que es muy fácil enseñarle las cosas. Desde ese instante, Xiaoming se vuelve aún más civilizado y educado. Allá donde va, se porta bien y destaca entre la multitud. ¿Acaso no es un “buen chico”? Es un “buen chico”, entre comillas. Y esto nos lleva al final de la historia.

¿Qué opináis de esta historia? ¿No es bastante divertida? ¿De dónde salió esta historia? Se creó a partir de los discursos, actos, conductas, pensamientos y opiniones de personas de la vida real, condensados en esta breve historia. ¿Cuál es la cuestión que aborda la historia? ¿Qué problemas podéis ver que tiene Daming en la historia? ¿Y qué hay de Xiaoming? ¿Cuál es la esencia de los problemas de Daming? En primer lugar, pensad sobre esto: ¿hay alguna parte de lo que Daming resumía y practicaba que estuviera en consonancia con la verdad? (No). ¿Qué practicaba entonces? (Nociones y figuraciones). ¿De dónde provenían esas nociones y figuraciones? (De la cultura tradicional). El origen está en la cultura tradicional; sus nociones y figuraciones eran producto de la contaminación, el condicionamiento y la educación de la cultura tradicional. Daming tomó aquello que creía que era lo mejor, lo más positivo, los elementos por antonomasia de la cultura tradicional, los empaquetó todos juntos y los convirtió en lo que pensaba que era la verdad para que su hijo la practicara. ¿Se puede considerar que esta historia es evidente y fácil de entender? (Sí). Compartid lo que habéis entendido y lo que habéis sido capaces de asimilar al escuchar esta historia. (Tras escuchar, me ha parecido que el problema de Daming era que, a pesar de creer en Dios, nunca se esforzó por entender Sus palabras. Creía en Dios basándose en las nociones tradicionales de la gente, pensando que si acataba esas normas superficiales, Él estaría satisfecho. No buscaba ni consideraba desde el interior de las palabras de Dios qué es lo que Él realmente exige a las personas y cómo debe uno vivir una humanidad normal). ¿Conforme a qué vivía Daming? (Nociones y figuraciones). Vivir conforme a nociones y figuraciones es una frase vacía; en realidad, vivía conforme a la cultura tradicional, y la trataba como si fuera la verdad. Vivía conforme a la cultura tradicional: ¿qué implicaciones tiene esto? ¿Por qué quería que Xiaoming se dirigiera a las personas empleando determinados títulos? (En la superficie, decía que era para dar gloria a Dios a través de esas buenas obras, pero, en realidad, lo que quería era satisfacer su propia vanidad, recibir elogios por ser capaz de educar bien a su hijo). Sí, esa era su intención. La educación que le daba no era para hacer que su hijo entendiera las palabras de Dios y la verdad, sino para que hiciera cosas que le dieran gloria a él, satisfaciendo así su vanidad personal. Esto también es un problema. ¿Hay algún problema en centrarse siempre en adornarse y presentarse a través de la conducta? (Sí). Eso indica un problema con la senda que él recorría, y se trata del problema más grave. ¿Cuál es la finalidad de centrarse siempre en presentar la propia conducta? Granjearse la admiración de la gente, recibir halagos y cumplidos de las personas. ¿Cuál es la naturaleza de esto? Es hipocresía, es la estrategia de los fariseos. Quienes se centran en tener una buena conducta externa y en presentarla, y se esfuerzan mucho por mantenerla, ¿acaso entienden la verdad? (No). Leen muchas palabras de Dios y se esfuerzan considerablemente, ¿por qué entonces no comprenden la verdad? No entienden que la gestión de Dios y la salvación de la humanidad tienen la finalidad de hacer que las personas comprendan la verdad, de perfeccionarlas y lograr que experimenten un cambio en su carácter: eso es lo que no entienden. Ellos piensan: “No importa cómo lea las palabras de Dios, resumiré algunos discursos, actos y conductas que las personas puedan apreciar y aceptar con facilidad, con los que puedan estar de acuerdo, y después viviré siempre esas cosas creyendo profundamente en ellas en la vida real. Eso es lo que haría un verdadero creyente”.

¿Tenéis problemas similares a los de Daming? Además de los aspectos obvios que acabamos de tratar, como obedecer las normas sociales, prestar atención a la veteranía, respetar a los mayores, preocuparse por los jóvenes y mantener un orden adecuado entre la gente mayor y la juventud, ¿hay otras conductas, pensamientos, opiniones o comprensiones similares? ¿Sabéis vosotros mismos cómo investigar y diseccionar estas cuestiones? Por ejemplo, si en la iglesia alguien es más viejo o cree en Dios desde hace muchos años, siempre deseas mostrarle respeto. Dejas que terminen de hablar, sin interrumpirlos aunque estén diciendo sandeces, e incluso aunque hagan algo incorrecto y deban ser podados, intentas mantener su reputación y evitas criticarlos frente a los demás, al pensar que, por muy irracionales o terribles que sean sus actos, todo el mundo debe tratar de perdonarlos y tolerarlos igualmente. A menudo enseñas también a los demás: “Debemos mostrar cierto respeto a la gente mayor y no menoscabar su dignidad. Nosotros somos aún gente joven”. ¿De dónde proviene ese concepto de “gente joven”? (De la cultura tradicional). Proviene del pensamiento de la cultura tradicional. Además de esto, en la iglesia se ha afianzado una tendencia: la gente, al encontrarse con hermanos y hermanas de mayor edad, se refiere a ellos afectuosamente como “hermano mayor”, “hermana mayor”, “tita” o “tito”, como si fueran todos parte de una gran familia; se muestra un respeto adicional a esas personas mayores, lo cual hace que las personas más jóvenes causen inconscientemente una buena impresión en la mente de los demás. Estos elementos de la cultura tradicional están muy enraizados en los pensamientos y en la médula del pueblo chino, hasta el punto de que se difunden continuamente, dando forma al ambiente de la vida de la iglesia. Dado que las personas a menudo están limitadas y controladas por estos conceptos, no solo los respaldan personalmente y trabajan mucho para actuar y practicar en esa dirección, sino que también aprueban que otros hagan lo mismo y les instruyen para que los sigan. La cultura tradicional no es la verdad; eso está claro. ¿Pero acaso el simple hecho de saber que no es la verdad es suficiente para las personas? Que no sea la verdad es un aspecto; ¿por qué deberíamos diseccionarlo? ¿Cuál es su origen? ¿Dónde radica la esencia del problema? ¿Cómo puede uno desprenderse de esas cosas? Diseccionar la cultura tradicional tiene como fin proporcionarte una comprensión novedosa de las teorías, pensamientos y perspectivas de este aspecto en lo más profundo de tu corazón. ¿Cómo se puede alcanzar esa comprensión novedosa? En primer lugar, debes saber que la cultura tradicional tiene su origen en Satanás. ¿Y cómo infunde Satanás estos elementos de la cultura tradicional en los seres humanos? En cada era, Satanás utiliza algunas figuras destacadas y grandes personajes para difundir esos pensamientos, esas supuestas máximas y teorías. Después, paulatinamente, esas ideas se sistematizan y concretan, aproximándose cada vez más a las vidas de las personas, hasta que terminan por extenderse entre la gente; poco a poco esas máximas, teorías y pensamientos satánicos se infunden en la mente de las personas. Tras ser adoctrinadas, las personas consideran que esos pensamientos y teorías provenientes de Satanás son las cosas más positivas que deben practicar y acatar. Seguidamente, Satanás usa esas cosas para aprisionar y controlar sus mentes. Generación tras generación, han sido educadas, condicionadas y controladas en esas circunstancias, y así hasta llegar a nuestros días. Todas esas generaciones han creído que la cultura tradicional es buena y correcta. Nadie disecciona los orígenes ni la fuente de esas cosas presuntamente buenas y correctas: eso es lo que otorga al problema toda su gravedad. Incluso algunos creyentes que han leído las palabras de Dios durante muchos años siguen pensando que esas cosas son correctas y positivas, hasta el punto de que creen que estas pueden sustituir a la verdad, a las palabras de Dios. Es más, algunos piensan: “No importa cuánto leamos de las palabras de Dios, puesto que vivimos en sociedad, no es posible deshacerse de las supuestas ideas y elementos tradicionales de la cultura, como las Tres Obediencias y las Cuatro Virtudes, así como de conceptos como benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y fiabilidad. Esto es así porque las hemos heredado de nuestros ancestros, que eran sabios. No podemos oponernos a sus enseñanzas solo porque creamos en Dios, y tampoco podemos alterarlas ni abandonarlas”. Estos pensamientos y esta conciencia existen en el corazón de todas las personas. Inconscientemente, todas ellas siguen controladas por estos elementos de la cultura tradicional y se rigen por ellos. Por ejemplo, cuando un niño ve que estás en la veintena y te llama “tío”, tú te sientes complacido y satisfecho. Si te llama directamente por tu nombre, te sientes incómodo, piensas que el niño es maleducado y habría que regañarlo, y tu actitud cambia. En realidad, tanto si te llaman “tío” como si te abordan por tu nombre, eso no tiene ninguna relevancia respecto a tu integridad. Entonces, ¿por qué te disgustas cuando no te llaman “tío”? Porque estás dominado e influido por la cultura tradicional, que se ha enraizado preventivamente en tu mente y se ha convertido en tu patrón más básico para tratar con la gente, los acontecimientos y las cosas, y para evaluarlo y juzgarlo todo. Si tu patrón es incorrecto, ¿puede ser correcta la naturaleza de tus actos? Por supuesto que no. Si lo midieses con la verdad, ¿cómo tratarías este asunto? ¿Te importaría cómo te llamen los demás? (No). A menos que te insulten o te humillen, en cuyo caso indudablemente te sentirías incómodo; esa es una expresión normal de humanidad. No obstante, si tu patrón de medida son las palabras de Dios, la verdad o la cultura que proviene de Él, entonces independientemente de que la gente te llame por tu nombre, o “tío” o “hermano”, no experimentarás ningún tipo de reacción. En este asunto, puedes seguir las costumbres locales. Por ejemplo, en China, cuando alguien te llama “tío”, sientes que te está mostrando respeto. Sin embargo, si visitaras un país occidental y alguien te llamara “tío”, te resultaría incómodo; preferirías que te llamara por tu nombre, y considerarías que esa es una forma de respeto. En China, si alguien mucho más joven que tú te llamara por tu nombre, te disgustarías mucho, te parecería que ha sido desconsiderado con tu veteranía; te sentirías muy humillado, te enfadarías e incluso reprobarías a esa persona. ¿No demuestra esto que hay un problema con esa forma de pensar? Eso es lo que intento abordar.

Cada país y cada etnia tiene su propia cultura tradicional. ¿Acaso criticamos todas las culturas tradicionales? Hay una cultura que no debería criticarse. ¿Sabéis decir de qué cultura se trata? Os daré un ejemplo. Dios creó a Adán; ¿quién lo llamó así? (Dios). Así pues, Dios creó a la humanidad, y al interactuar con ella, ¿cómo se dirige a la gente? (Los llama por su nombre). Eso es, los llama por su nombre. Dios te da un nombre, y ese nombre tiene sentido a Sus ojos; sirve como denominación, como apelativo. Cuando Dios te otorga una denominación, te llama conforme a ella. ¿No es eso una forma de respeto? (Sí). Es la mejor forma de respeto, un respeto que se ajusta lo máximo a la verdad y es el más positivo. Ese es el patrón para respetar a la gente, y proviene de Dios. ¿No es esta una forma de cultura? (Lo es). ¿Deberíamos abogar por ella? (Sí). Esto proviene de Dios; Él llama a las personas directamente por su nombre. Dios te da un nombre, te otorga una denominación y después la usa para representarte y llamarte. Así es como Él trata a la gente. Cuando Dios creó una segunda persona, ¿cómo la trató? Dejó que Adán le pusiera un nombre. Adán la llamó Eva. ¿Dios la llamó por ese nombre? Así es. Entonces, esa es una cultura que proviene de Dios. Él da a cada ser creado una denominación, y cuando la emplea para llamar, tanto los seres humanos como Él mismo saben a quién se refiere. Esto se llama respeto, y también igualdad, es un patrón para medir si una persona es educada y si hay sentido del decoro en su humanidad. ¿Es eso acertado? (Sí). Así es, es acertado. Cuando en la Biblia se registra un acontecimiento determinado o la genealogía de una familia, todos los personajes tienen nombres y denominaciones. Sin embargo, hay una cosa que no estoy seguro de si habéis advertido: la Biblia no usa apelativos como abuelo, abuela, tío, tía, tío mayor, tía mayor, etc.; simplemente usa nombres de personas. ¿Qué podéis deducir de esto? Lo que Dios ha fijado para las personas, tanto si se trata de preceptos como de leyes es, en términos humanos, una especie de tradición que se ha transmitido de unas personas a otras. ¿Y cuál es esa tradición que se ha heredado de Dios? Es algo que la gente debería acatar: no hay necesidad de títulos jerárquicos. A los ojos de Dios, no existen esos enrevesados títulos familiares como abuelo, abuela, tío mayor, tío menor, tía mayor, tía menor, etc. ¿Por qué los seres humanos se preocupan tanto por esos títulos y apelativos jerárquicos? ¿Qué significa eso? Dios detesta esas cosas sobremanera. Los que son como Satanás son quienes siempre arman revuelo al respecto. Desde el punto de vista de esa cultura tradicional, hay un hecho muy real relativo a Dios: Él creó a toda la humanidad y sabe claramente cuántas familias y descendientes puede tener una persona; no hay necesidad de ninguna jerarquía. Dios simplemente dice: sed fecundos y multiplicaos, haz que tu familia sea próspera; eso es todo lo que necesitas recordar. Lo importante es cuántos descendientes tiene cada generación y cuántos descendientes tienen esos descendientes, y nada más, no hay necesidad de una jerarquía. Las generaciones posteriores no necesitan saber quiénes fueron sus ancestros, y tampoco necesitan construir salones o templos ancestrales, ni mucho menos ofrecerles sacrificios o adorarlos. En la Biblia está escrito que todos los que creen en Dios y lo siguen, todos los que creen en Jehová, presentan ofrendas ante el altar. Todos los miembros de una familia se presentan ante Él y le hacen ofrendas. Esto es distinto en la cultura china, donde cada familia tiene un salón ancestral lleno de placas conmemorativas de los tatarabuelos, bisabuelos y bisabuelas. En el lugar en el que Dios comenzó primero Su obra, esas cosas no existen, mientras que los sitios muy alejados de Su obra están controlados por Satanás y por espíritus malignos. En los países budistas, esas prácticas satánicas prosperan. Allí, la gente debe adorar a sus ancestros y todo debe solicitarse a la familia, es preciso transmitírselo todo a los ancestros familiares; incluso si sus cenizas ya no existen, las generaciones posteriores deben seguir ofreciendo incienso e inclinando la cabeza. En tiempos recientes, algunas personas que han estado expuestas a ideas más occidentales y nuevas, y que se han liberado de las ataduras de la familia tradicional, no están dispuestas a permanecer en familias así. Sienten que están sujetas a un control férreo y rígido por parte de esas familias, en las que los mayores intervienen en casi todos los asuntos, en especial en lo relativo al matrimonio. En China, esas cosas son frecuentes. Satanás hace que la gente se centre en la veteranía, y las personas parecen aceptar sin problemas ese concepto, creyendo lo siguiente: “Cada generación tiene su rango; quienes están arriba son nuestros ancestros. En cuanto se menciona la palabra ‘ancestro’, la gente debería arrodillarse y adorarlos como a dioses”. Desde la infancia, cada cual es influenciado, condicionado y criado por su familia de esa forma; en su mente joven se infunde una cosa: que no es posible vivir en este mundo sin una familia, y que abandonar la familia o liberarse de sus ataduras es una ofensa moralmente censurable. ¿Qué es lo que eso implica? Que si no escuchas a tu familia, no te comportas como es propio de un hijo, lo cual significa que no eres humano. Por ello, la mayoría de la gente no se atreve a romper esas cadenas familiares. El pueblo chino está profundamente condicionado, influido y controlado por la jerarquía, así como por conceptos tales como las Tres Obediencias y las Cuatro Virtudes, los Tres Vínculos Fundamentales y las Cinco Virtudes Constantes. Los jóvenes que no se dirigen correctamente a sus mayores como tíos, tías, abuelos o abuelas a menudo son acusados de ser groseros y estar desprovistos de educación. ¿Qué significa eso? Que se te considera inferior en este grupo étnico, en esta sociedad, porque no obedeces las normas sociales, no tienes educación y no vales nada. Otros visten bien, son buenos fingiendo y hablan con modales y elegancia; son zalameros, mientras que tú no sabes que hay que llamar a alguien tío o tía. La gente dirá que careces de educación y te despreciará allá donde vayas. Este es el tipo de ideología que se infunde en el pueblo chino. Algunos niños que no saben cómo dirigirse a la gente reciben severas reprimendas o incluso palizas de sus padres. Mientras les pegan, algunos padres les dicen: “Eres grosero, no vales nada y te falta educación; ¡bien podría seguir golpeándote hasta la muerte! ¡No haces más que avergonzarme, me haces quedar mal delante de la gente!”. Solo porque el niño no sabe cómo dirigirse a los demás, sus padres sacan las cosas de quicio para salvaguardar su propia reputación y dan una paliza a su hijo. ¿Qué tipo de conducta es esa? ¡Es un completo disparate! ¿Os daríais cuenta de esas cosas si no os hablara de esta forma? A través de fenómenos que observas en la vida real, por medio de la lectura de las palabras de Dios o de tus propias experiencias, ¿eres capaz de ver estas cosas como son, gradualmente y poco a poco? ¿Puedes cambiar a continuación el curso de tu vida y modificar la dirección de la senda que recorres? Si no podéis, es que os falta conocimiento. En todos los asuntos, usar las palabras de Dios, Su obra y Sus exigencias como patrón es el enfoque más correcto, desprovisto de cualquier error; esto es indudable. Cualquier cosa que provenga de Satanás, sin importar cuánto se alinee con las nociones o los gustos humanos o lo respetable que parezca, no es la verdad sino una falsificación.

El propósito de contar esta historia es ayudaros a ver con claridad, haceros entender qué es la verdad, qué ganan los seres humanos al creer en Dios, qué significa para Él hacer que las personas cambien su carácter y obtengan la verdad, y si la verdad expresada por Dios y Sus exigencias tienen alguna relación con lo que uno pueda concebir al respecto, o con los pensamientos, las perspectivas y los distintos entendimientos producidos por la educación y el condicionamiento a partir del propio entorno nacional y social. Todos vosotros deberíais diseccionar también estos asuntos. En el día de hoy, nuestro ejemplo ha abarcado un solo aspecto. En realidad, en el corazón de cada persona abundan los elementos de la cultura tradicional. Algunos dicen: “Puesto que debemos olvidarnos de las jerarquías, ¿significa eso que puedo llamar a mis padres por su nombre?”. ¿Es eso correcto? ¿Si llamas padre y madre a tus padres, significa eso que sigues respetando la jerarquía y que has regresado a la cultura tradicional? No. Se debe seguir llamando a los padres de la forma adecuada; llamarlos papá y mamá es como Dios quiere que las personas se dirijan a ellos. Así es como se les debe llamar, de la misma forma en que tus padres te llaman “niño”, “hijo” o “hija”. Entonces, ¿qué es lo fundamental que debéis entender de la historia que os he contado? ¿Cuál es el tema principal que aborda? (Nuestro patrón para juzgar las cosas debe cambiar; debemos juzgarlo todo conforme a las palabras de Dios y Sus exigencias). Eso es. No os inventéis las cosas ciegamente. Las personas siempre quieren crear su propia “verdad”. Siempre que desean hacer algo, se les ocurre una serie de argumentos y teorías, seguidos de un conjunto de métodos, y los llevan a cabo sean o no correctos. Practican esto durante años, perseveran en ello tercamente, sin importar si da o no algún resultado, y aun así sienten que son benevolentes, justos y amables. Creen que las cosas que están viviendo son buenas, que eso les granjea elogios y admiración, y terminan pensando cada vez más que son magníficos. Las personas nunca reflexionan, no intentan desentrañar ni buscar cuáles son las exigencias de Dios para cada asunto, cuáles son los principios de actuación para hacer cada cosa y si han demostrado o no lealtad a Su comisión en el proceso de cumplir su deber. No meditan acerca de esas cosas, se limitan a reflexionar sobre esos asuntos perversos y retorcidos; ¿no es eso entrar en la perversidad? (Sí). Todo aquel que es externamente amable, se comporta correctamente, es educado y obedece las normas sociales se llena la boca hablando de benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y fiabilidad; si alguien se expresa con elegancia refinada y pronuncia palabras agradables, observa si esa persona practica o no la verdad. Si nunca lo hace, entonces no es más que un hipócrita que finge bondad; es exactamente igual que Daming, no se diferencia en nada. ¿Qué tipo de personas son aquellas que se centran únicamente en tener una buena conducta y la emplean para engañar a los demás y hacer que los elogien y admiren? (Hipócritas). ¿Tiene esa gente entendimiento espiritual? (No). ¿Puede la gente que carece de comprensión espiritual practicar la verdad? (No). ¿Y por qué no? (No entienden lo que es la verdad, por lo que simplemente adoptan una buena conducta externa y asumen las cosas que la gente considera que son tan buenas como la verdad para practicarlas). Esa no es la cuestión principal. Independientemente de lo poco que comprendan la verdad, ¿acaso no conocen a pesar de ello algunos principios evidentes para hacer las cosas? Cuando les dices cómo cumplir su deber, ¿no son capaces de entenderlo? Esa gente posee una característica: no tienen intención de practicar la verdad. Digas lo que digas, no te escucharán; sencillamente harán y dirán lo que les plazca. Últimamente hemos estado hablando a menudo de las distintas manifestaciones de los anticristos. Echa un vistazo a quienes te rodean: fíjate en quién ha mostrado algún cambio; en aquellos cuya conducta y principios para hacer las cosas no han variado en absoluto, cuyo corazón permanece impasible por mucho que hables con ellos, y en quienes siguen sin cambiar, ni tienen intención de hacerlo, y continúan haciendo las cosas como les place, a pesar de poder verse reflejados en el contenido de tu charla. ¿Os habéis encontrado con personas así? Así es, ¿no es cierto? ¿Por qué a algunos líderes y obreros se les retira de sus puestos? Porque no practican la verdad, no realizan trabajo real. Entienden todo tipo de doctrinas, pero persisten en su forma de actuar. Da igual cómo compartas con ellos los principios-verdad, siguen teniendo su propia serie de reglas, se aferran a sus propias opiniones y no escuchan a nadie. Hacen lo que les apetece; si tú dices algo, ellos hacen lo contrario. Se debe retirar a ese tipo de líderes y obreros, ¿verdad? (Sí). Por supuesto que sí. ¿Qué senda recorre esa gente? (La senda de un anticristo). Al recorrer la senda de un anticristo, si se les deja tiempo suficiente, ellos mismos se convertirán en anticristos. Tan solo es cuestión de tiempo. Si siguen sin aceptar la verdad por mucho que les hables de ella y no cambian en absoluto, eso es realmente problemático: ya se han convertido en anticristos.

¿Cuál es la mayor inspiración que habéis recibido de la historia que hemos contado hoy? Debería ser lo sencillo que es que las personas se desvíen. ¿Por qué es fácil que la gente se descarríe? En primer lugar, la gente tiene actitudes corruptas; en segundo lugar, tengan la edad que tengan, las personas no son páginas en blanco en sus pensamientos y en lo más hondo de su corazón. ¿Qué enseñanzas os brinda esta historia? Es fácil que la gente vaya por el mal camino: esa es la primera. La segunda es que las personas suelen acatar aquello que creen que es bueno y correcto como si fuera la verdad, y tratan el conocimiento de la Biblia y las doctrinas espirituales como si fueran palabras de Dios que poner en práctica. Tras haber entendido esas dos cuestiones, ¿qué nuevos entendimientos, ideas o planes tenéis para la senda que deberíais recorrer en el futuro y para cada una de las tareas que tendréis que realizar en adelante? (Al hacer cosas en el futuro, no deberíamos actuar conforme a lo que creemos que es correcto. Primero tenemos que valorar si nuestros pensamientos se ajustan o no a lo que Dios desea, y si satisfacen Sus exigencias. Debemos encontrar principios de práctica en las palabras de Dios, y proceder a continuación. Tan solo de esa forma podemos asegurarnos de estar practicando la verdad y de que la senda que recorremos en nuestra fe en Dios es correcta). Debéis esforzaros en lo relativo a las palabras de Dios. Deja de hacer tus propias conjeturas. Careces de comprensión espiritual, tienes bajo calibre, y por muy magníficas que sean las ideas que se te ocurren, no son la verdad. Aunque confíes en que lo que has hecho es correcto y no tiene defectos, aun así deberías presentárselo a los hermanos y hermanas para que hablen sobre ello y lo verifiquen, o compararlo con las palabras de Dios que sean oportunas. ¿Puedes alcanzar un grado de perfección del cien por cien de esa manera? No necesariamente; es posible que todavía te desvíes en tu práctica, a menos que hayas captado por completo los principios-verdad y la fuente de lo que Dios ha expresado. Ese es un aspecto. ¿Cuál es el segundo? Si las personas se alejan de las palabras de Dios, por muy racionales o aceptables que puedan parecer sus actos, estos no pueden sustituir a la verdad. Cualquier cosa incapaz de reemplazar la verdad no es la verdad, ni tampoco es algo positivo. Si no es positivo, ¿qué es? Indudablemente no es algo que complazca a Dios, ni tampoco está en consonancia con la verdad; es algo que Él condena. ¿Cuáles serán las consecuencias si haces algo que Dios condena? Harás que Él te deteste. Todas las cosas que no provienen de Dios son negativas, provienen de Satanás. Algunas personas no pueden entender esto; deja que entre en ti gradualmente a medida que obtienes experiencia.

En el día de hoy hemos estado criticando solemnemente una cosa; ¿qué estamos criticando? El hecho de referirnos a una vieja cerda como “tita cerda”, ¿no es así? ¿Es una vergüenza llamar a un cerdo “tita cerda”? (Sí). Es algo vergonzoso. Las personas siempre quieren tener un título honorífico. ¿De dónde proviene ese “honor”? ¿Qué significa esa palabra? ¿Se trata de veteranía? (Sí). Querer siempre ser considerada una persona mayor, centrarse siempre en la veteranía; ¿es eso bueno? (No). ¿Por qué no es bueno? Deberías analizar qué significa centrarse en la veteranía. Resulta muy sencillo expresado de esta forma: “Dios no permite a la gente centrarse en la veteranía, ¿por qué estás hablando de ello sin sentido? Estás diciendo sandeces mientras finges ser civilizado. Nunca tienes en cuenta los intereses de la casa de Dios mientras cumples tu deber, siempre los traicionas para favorecer los tuyos propios. Cuando tus intereses están implicados en algo, no dudas en traicionar los de Su casa. ¿A quién intentas engañar actuando como una buena persona? ¿Eres digno de ser considerado bueno?”. ¿Sería aceptable decirlo de esta forma? (Sí). ¿Qué se debería decir para que sea más riguroso? “¿Qué estás farfullando? No eres más que un cerdo estúpido, un imbécil que carece por completo de cualquier entendimiento de la verdad. ¿Quién finges ser? Has recibido una educación, tienes cultura y crees en Dios. Has leído muchas palabras de Dios y sigues pensando que tu fe en Dios es bastante buena. No obstante, al final, ni siquiera sabes lo que significa practicar la verdad. ¿Acaso no eres un cerdo estúpido, un completo idiota?”. Aquí termina esta historia. Volvamos ahora al tema principal de la charla.

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

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