Punto 6: Se comportan de forma retorcida, son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con los demás y los obligan a obedecerlos (Parte 3)

II. Disección de la conducta arbitraria y dictatorial de los anticristos y de cómo obligan a la gente a obedecerlos

Los anticristos se comportan de manera arbitraria y dictatorial, nunca comparten ni consultan con los demás, hacen siempre lo que les da la gana y obligan a otros a obedecerlos. Se puede decir que, hagan lo que hagan, sean cuales sean los arreglos que realicen o las decisiones que tomen, los anticristos no comparten con los demás, no alcanzan consensos, no buscan la verdad para resolver los problemas ni buscan los principios que deberían aplicarse a la hora de llevar a cabo los deberes. Además, no permiten que las personas entiendan por qué hacen las cosas de cierta manera, así que dejan a la gente confundida y obligada a escucharlos. Si alguien no comprende algo y pregunta, el anticristo no está dispuesto a responder ni a explicar nada. ¿Qué estatus quiere mantener el anticristo respecto a este asunto? A nadie le está permitido conocer los detalles; nadie tiene derecho a que se le informe. Hacen lo que ellos quieren y lo que creen correcto se debe implementar plenamente. Los demás no tienen derecho a cuestionarlo ni mucho menos están cualificados para coordinarse con ellos en el trabajo; su único rol es el de obedecer y someterse. ¿Cómo contempla esto el anticristo? “Dado que me habéis elegido líder, os halláis bajo mi gestión y debéis escucharme. Si no queréis hacerlo, pues no haberme elegido. Si me elegís, debéis escucharme. ¡Yo tengo la última palabra en todo!”. A sus ojos, ¿qué relación hay entre ellos y los hermanos y hermanas? Ellos son los que dan las órdenes. Los hermanos y hermanas no pueden hacer un análisis de qué es acertado o equivocado, no pueden preguntar ni les está permitido acusarlos, discernirlos, cuestionarlos ni dudar de ellos; todo eso está prohibido. Basta con que el anticristo proponga planes, enunciados y métodos para que todo el mundo aplauda y se muestre de acuerdo sin cuestionarlo. ¿No hay algo de coacción en ello? ¿Qué clase de táctica es esta? Es arbitraria y dictatorial. ¿Qué clase de carácter es este? (Despiadado). En apariencia, “arbitrario” se refiere a tomar decisiones en solitario, a tener la última palabra, y “dictatorial” quiere decir que, después de emitir un juicio o tomar una decisión por cuenta propia, todo el mundo ha de llevarlo a cabo sin derecho a opinar ni afirmar algo distinto, ni siquiera a hacer preguntas. Ser arbitrario y dictatorial significa que, al enfrentarse a una situación, la persona la medita y la considera ella misma antes de tomar una decisión respecto a qué hacer. Deciden por su cuenta cómo se hacen las cosas, entre bambalinas, sin contar con la opinión de nadie más; ni siquiera sus propios colaboradores, colegas o líderes de niveles superiores tienen permitido interferir. Esto es lo que significa ser arbitrario y dictatorial. Da igual la situación a la que se enfrenten aquellos que obran de esta manera proceden, de manera sistemática, a cavilar una y otra vez las cosas en su mente y se devanan los sesos para deliberar sobre ellas, sin consultarlas jamás con nadie. Piensan esto y aquello, pero en realidad nadie sabe lo que se les pasa por la mente. ¿Por qué no? Porque no lo dicen. Algunos puede que crean que es porque no son habladores, pero ¿es así en realidad? No es una cuestión de personalidad; se trata de una elección intencionada de ocultárselo a los demás. Quieren actuar por su cuenta, hacen sus propios cálculos. ¿Qué calculan? Todo en ellos gira en torno a sus propios intereses, estatus, fama, ganancia y prestigio. Meditan sobre cómo actuar para favorecerse a sí mismos, cómo proteger su estatus y reputación de cualquier daño, cómo obrar sin dejar que otros desentrañen cómo son y, lo más fundamental, cómo ocultar sus acciones a lo Alto, con la esperanza de acabar recibiendo beneficios sin que sus fallos se pongan en evidencia ante nadie. Piensan: “Si tengo un descuido momentáneo y digo algo equivocado, todo el mundo me desentrañará. Si alguien habla de más y me denuncia a lo alto, puede que lo alto me sustituya y pierda mi estatus. Además, si siempre comparto con los demás, ¿acaso no les resultarán evidentes a todos mis capacidades limitadas? ¿Podría ser que me menospreciaran?”. Decidme pues, si se desentrañara cómo son en verdad, ¿eso sería bueno o malo? En realidad, aquellos que persiguen la verdad, las personas honestas, no le dan tanta importancia a que los desentrañen ni a perder algo de imagen o reputación. No parece que les preocupen demasiado tales cosas, no son tan abiertamente conscientes de ellas ni les dan mayor importancia. Sin embargo, los anticristos son el caso contrario, no persiguen la verdad y consideran su estatus y la percepción de los demás y las actitudes que estos adoptan respecto a ellos como algo más importante que la vida misma. Pedirles que digan lo que piensan o la verdad es algo enormemente complicado; puede que ni siquiera baste con ofrecerles muchos beneficios. Si se les pidiera que revelaran sus secretos o sus asuntos privados, eso sería aún más difícil; puede que no lo hicieran ni aunque les fuera la vida en ello. ¿Qué clase de naturaleza es esa? ¿Puede una persona así aceptar la verdad? ¿Se la puede salvar? Desde luego que no. Después de todo, “La cabra siempre tira al monte”.

Los anticristos le dan una importancia especial a su propia valía, al estatus, a la imagen y a cualquier cosa que les permita mantener su poder. Hablas con ellos y dices: “A la hora de hacer el trabajo de la iglesia, ya se trate de cuestiones externas o de administración interna, de ajustes de personal o de cualquier otra cosa, has de compartir con los hermanos y hermanas. El primer paso para aprender a cooperar con otros es aprender a compartir. No se trata de hablar de un modo insustancial ni de expresar únicamente tu propia negatividad o rebeldía contra Dios. No deberías liberar tus estados negativos o rebeldes con el fin de influenciar a otros. Lo principal es compartir sobre cómo encontrar principios en las palabras de Dios y entender la verdad”. Sin embargo, por más que les compartas la verdad, esta no logrará conmoverlos ni hacerles cambiar sus principios ni la dirección que toman en su modo de actuar y de proceder. ¿Qué clase de carácter es ese? Dicho con suavidad, se trata de intransigencia; en términos más rotundos, es crueldad. De hecho, llamarlo despiadado es adecuado. Piensa en un lobo con una oveja en sus fauces, disfrutando de su presa; si te pones a negociar con él, no va a mostrarse de acuerdo cuando le digas: “Te daré un conejo a cambio de que sueltes a la oveja, ¿vale?”. Le insistes: “Te daré una vaca, ¿qué te parece?”. No accederá de ninguna manera. Se comerá primero a la oveja y luego irá a por la vaca. No queda satisfecho con una sola cosa, quiere las dos. ¿Qué tipo de carácter es ese? (De una avaricia insaciable y extremadamente despiadado). ¡Es muy despiadado! Asimismo, con un carácter tan despiadado como el de los anticristos no funciona compartir la verdad, podarlos ni darles consejos. Nada de eso puede cambiar su hondamente asentada búsqueda de estatus ni su deseo de controlar a los demás, a menos que los atraigas con un estatus superior o con mayores beneficios. De no ser así, en ningún caso van a soltar a la presa que ya tienen en la boca. ¿Qué significa este rechazo absoluto a soltarla? Una vez que tengan cierto estatus, emplearán esta oportunidad para desempeñarse con vigor y exhibirse. ¿Exhibir qué? Sus diversos talentos y dones, sus antecedentes, su educación, su valía y su estatus en la sociedad, se jactarán y harán alarde de lo capaces y hábiles que son, de cómo pueden jugar con la gente y manipularla, de cómo pueden dirigirla. Al oír esto, a aquellos sin la verdad y sin discernimiento les da la impresión de que tales anticristos son muy impresionantes; se sienten inferiores y se someten de manera voluntaria al control del anticristo.

Algunos anticristos son especialmente astutos y están muy sumidos en sus intrigas. Se rigen por una filosofía satánica suprema que consiste en no alzar la voz casi nunca y en no expresar su postura con facilidad en ninguna situación que afrontan; solo hablan cuando no les queda más remedio. Se limitan a observar con atención las acciones de los demás, como si su propósito fuera obtener una comprensión concienzuda y desentrañar a los que los rodean antes de hablar o actuar. Primero identifican al que puede ser su presa y convertirse en su ayudante, y a aquel al que tienen que proteger de su “enemigo político”. A veces no hablan ni se posicionan, permanecen en silencio, si bien meditan y calculan para sus adentros; estos individuos son astutos de corazón y rara vez se pronuncian. ¿Diríais que una persona así es bastante siniestra? Si no suele hablar, ¿cómo puedes discernirlo? ¿Es fácil de desentrañar? Es muy difícil. Los corazones de tales personas rebosan de filosofía satánica. ¿No es esto retorcido? Los anticristos creen que, si hablan demasiado, expresan de manera constante sus puntos de vista y comparten con los demás, todo el mundo los desentrañará; pensarán que al anticristo le falta profundidad, que solo es una persona corriente, y no lo respetarán. ¿Qué significa para un anticristo perder respeto? Supone la pérdida de su apreciado estatus en el corazón de los demás, quedar como mediocre, ignorante y ordinario. Esto es lo que los anticristos no esperan ver. Por tanto, cuando perciben que otros en la iglesia siempre se abren y admiten su negatividad, su rebeldía contra Dios, los errores que cometieron el día anterior o el insoportable dolor que sienten ese día al no ser honestos, el anticristo considera a estas personas necias e ingenuas, dado que ellos nunca se admiten tales cosas a sí mismos y mantienen ocultos sus pensamientos. Hay quienes no suelen hablar porque su calibre es escaso, son ingenuos o carecen de pensamientos complejos, pero cuando los anticristos hablan poco no es por la misma razón; se trata de un problema de carácter. Rara vez hablan al encontrarse con otra gente y no expresan de buena gana sus opiniones acerca de cualquier asunto. ¿Por qué no? En primer lugar, porque no cabe duda de que carecen de la verdad y no pueden desentrañar las cosas. Si hablan, podrían cometer errores y quedar retratados. Temen que los menosprecien, así que fingen que son silenciosos y profundos, por lo que a los demás les resulta complicado evaluarlos, pues dan la impresión de ser sabios y distinguidos. Con esta fachada, nadie se arriesga a subestimar al anticristo y, al percibir su exterior en apariencia calmado y sereno, lo tienen incluso en mayor estima y no se atreven a menospreciarlo. Este es el aspecto retorcido y perverso de los anticristos. No expresan de buena gana sus opiniones porque la mayoría no coinciden con la verdad, sino que son meras nociones y figuraciones humanas que no son dignas de sacarse a colación. Así que permanecen en silencio. Por dentro esperan obtener algo de luz que puedan liberar para obtener admiración, pero ya que carecen de esta, se quedan callados y ocultos durante la enseñanza de la verdad, acechan en las sombras como un fantasma que espera su oportunidad. Cuando ven que otros hablan con luz, buscan maneras de hacerla suya y la expresan de otra manera a fin de presumir. Así de astutos son los anticristos. Hagan lo que hagan, se esfuerzan por destacar y ser superiores, ya que solo así se sienten complacidos. Si no se les presenta la oportunidad, primero pasan desapercibidos y se reservan sus opiniones. Esta es la astucia de los anticristos. Por ejemplo, cuando la casa de Dios publica un sermón, hay quienes dicen que parecen palabras de Dios, mientras que otros piensan que parece más bien una charla de lo Alto. Aquellos que son bastante cándidos dicen lo que piensan, pero los anticristos, aunque tengan una opinión al respecto, la mantienen oculta. Observan y están listos para seguir el punto de vista de la mayoría, pero en realidad ni ellos mismos son capaces de captarlo en profundidad. ¿Pueden estas personas tan escurridizas y astutas comprender la verdad o gozar de un discernimiento real? ¿Qué puede dilucidar alguien que no entiende la verdad? Nada. Hay gente que no puede dilucidar nada y, sin embargo, finge ser profunda; en realidad, carece de discernimiento y teme que los demás la desentrañen. La actitud correcta en tales situaciones es: “No podemos dilucidar este asunto. Como no lo conocemos, no hablemos a la ligera. Expresarse de manera incorrecta puede acarrear consecuencias negativas. Esperaré a ver qué dice lo Alto”. ¿Acaso no es eso hablar con honestidad? Es un lenguaje muy simple, no obstante, ¿por qué no lo dicen los anticristos? No quieren que los desentrañen, pues conocen sus propias limitaciones, pero en ello radica un despreciable propósito: que los admiren. ¿No es esto lo más repugnante? Una vez que ha hablado todo el mundo, al ver que la mayoría dice que son las palabras de Dios y unos pocos dicen que no, al anticristo también le parece que puede que el sermón no sean las palabras de Dios, pero no lo asegura de manera tajante. Afirma: “No puedo emitir un juicio apresurado respecto a este asunto, me uniré al de la mayoría”. No admiten su falta de perspicacia, sino que en cambio recurren a este enfoque de camuflar y ocultar, sin dejar de pensar que son muy sabios, que sus métodos son brillantes. Dos días después, cuando la casa de Dios anuncia que el sermón eran las palabras de Dios, el anticristo dice de inmediato: “¿Ves? ¿Qué te dije? Siempre supe que eran las palabras de dios, pero me preocupaba la debilidad de aquellos de vosotros que no las reconocisteis, así que no podía decirlo. Si hubiera asegurado que eran las palabras de dios, ¿acaso no os habría estado condenando? ¡Qué tristes os habríais puesto! ¿Podría haberme quedado tranquilo sabiendo lo débiles que sois? ¿Qué clase de líder sería entonces?”. ¡Vaya maestro del disfraz! Todo lo que dicen los anticristos esconde intenciones y objetivos; cada vez que abren la boca es para lucirse, para alardear de sus logros, buenas acciones y glorias pasadas. Solo hablan acerca de estas cosas. Aquellos que no son capaces de desentrañarlos los idolatran, mientras que aquellos que sí son capaces de hacerlo los consideran insidiosos y falsos hasta el extremo. El anticristo nunca admite sus defectos. Se vale del secretismo y los equívocos cuando habla, la mayoría de lo que dice son tonterías y no es capaz de desentrañar nada ni de entender ninguna verdad. Lo que es peor, finge comprender la verdad a pesar de que no la entiende en absoluto y quiere implicarse en todo, tomar decisiones y tener la última palabra en la totalidad de los asuntos, con lo que deja a todos a los que tiene alrededor sin derecho alguno a saber. ¿A qué situación acaba conduciendo esto? Todo el que coopera o hace un deber con ellos tiene la sensación de que si bien, a primera vista, parecen leales y dispuestos a pagar el precio, esto no es realmente así. Ni siquiera los que han permanecido cercanos al anticristo durante años pueden desentrañarlo ni saben de qué es capaz en realidad. La mayoría de la gente no es capaz de calarlo. Lo único que dice son falsedades y palabras vacías, ambiguas y engañosas. Quiere implicarse en todo y tomar todas las decisiones, pero una vez que se ha decidido, no se responsabiliza en absoluto de las posibles repercusiones y excusa su comportamiento con cualquier razón que se le ocurra. Tras tomar una decisión, deja que otros hagan el trabajo, mientras procede a interferir en otros asuntos. En lo que respecta a si se hace un seguimiento al asunto original, a si se implementa, a la efectividad de la ejecución, a si la mayoría de los demás cuentan con opiniones acerca del enfoque, a si perjudica los intereses de la casa de Dios o a si los hermanos y hermanas tienen discernimiento sobre ello, nada de eso le importa, se comporta como si no fuera asunto suyo ni tuviera nada que ver con él; no muestra el menor interés. ¿Qué es lo único que le interesa? Los asuntos en los que puede alardear y ganarse la admiración de los demás; nunca pierde una oportunidad de hacerlo. Lo único que hace en su trabajo es dar órdenes e implementar los preceptos. De lo único que es capaz es de participar en juegos de poder y de manipular a la gente, al tiempo que se muestra satisfecho de sí mismo y cree que ha cumplido con su trabajo. Es del todo inconsciente de las consecuencias de su forma de trabajar: perjudica al pueblo escogido de Dios, causa trastornos y perturbaciones en la obra de la iglesia. Impide el desarrollo de la voluntad de Dios y trata de fundar su propio reino independiente.

¿Qué implica principalmente este comportamiento de los anticristos de “ser arbitrario y dictatorial, no compartir nunca con los demás y obligarlos a obedecerlos”? Su carácter es perverso y despiadado, poseen un deseo excepcionalmente fuerte de controlar a los demás que excede los límites de la racionalidad humana normal. Además, ¿cuál es su comprensión u opinión y actitud hacia el deber que cumplen? ¿En qué se diferencia de aquellos que cumplen su deber de manera auténtica? Estos últimos buscan principios en lo que hacen, es un requisito fundamental. Sin embargo, ¿cómo abordan los anticristos el deber que ejecutan? ¿Qué carácter y esencia se revelan mediante su cumplimiento del deber? Se colocan en una posición superior y condescendiente respecto a los que tienen por debajo. Una vez que se los elige para liderar, empiezan a verse como individuos de estatus e identidad. No aceptan su deber de parte de Dios. Al adquirir cierta posición, creen que su estatus es importante, su poder enorme y su identidad única, lo que les permite menospreciar a los demás desde su posición superior. A su vez, creen que pueden dictar órdenes y obrar a partir de sus propios pensamientos, y que ni siquiera han de mostrar reservas al hacerlo. Piensan que pueden valerse de la oportunidad de llevar a cabo el deber para satisfacer su ansia de autoridad, su deseo y ambición de regir y liderar a los demás mediante el poder. Se podría decir que les parece que al fin tienen la oportunidad de que no se desafíe su autoridad. Algunos aseguran: “Las manifestaciones de los anticristos son ser arbitrarios y dictatoriales y no compartir nunca con los demás. Aunque nuestro líder también tenga el carácter y las revelaciones de los anticristos, ¡comparte a menudo con nosotros!”. ¿Significa eso que no es un anticristo? Los anticristos fingen a veces. Después de una ronda de charlas con todo el mundo y de entender y captar el pensamiento general, identifican quién es afín a ellos y quién no, los catalogan. Para los asuntos venideros, solo se comunican con aquellos con los que se llevan bien y son compatibles. Los que no están en su misma sintonía permanecen ajenos a la mayoría de asuntos, e incluso puede que a esos los priven de libros de las palabras de Dios. ¿Habéis actuado alguna vez de esta manera, habéis sido arbitrarios y dictatoriales, sin compartir nunca con los demás? Lo de ser arbitrario y dictatorial es algo que ocurre, no cabe duda, pero la parte de no compartir con los demás no ha de suceder necesariamente, puede que a veces compartas. Sin embargo, tras compartir, las cosas siguen sucediendo como decías. Hay quien piensa: “A pesar de nuestra charla, en realidad ya había establecido un plan hace mucho. Compartir contigo es una mera formalidad, solo para hacerte saber que hay principios en lo que hago. ¿Crees que desconozco tu talla? Al final me tendrás que escuchar y tendrás que seguir mi camino”. De hecho, hace mucho que lo han decidido en su corazón. Creen: “Tengo un pico de oro y puedo retorcer cualquier discusión para tornarla a mi favor, nadie puede dejarme callado, así que, de manera natural, la tendencia es seguir mi estela”. Han hecho sus cálculos con muchísima antelación. ¿Existe esta clase de situación? Ser arbitrario y dictatorial no es un comportamiento que se revele de vez en cuando por accidente, sino que se halla bajo el control de cierto carácter. Puede que su manera de hablar y actuar no parezca arbitraria ni dictatorial, sin embargo, si nos fijamos en el carácter y la naturaleza de sus acciones, no cabe duda de que lo son. Experimentan formalidades y “escuchan” la opinión de otros, permiten que los demás hablen, los hacen ser conscientes de los detalles de la situación, discuten lo que requiere la palabra de Dios. Sin embargo, se sirven de cierta retórica o manera de expresarse para guiar a los demás a alcanzar un consenso con ellos. ¿Y cuál es el resultado final? Todo se desarrolla de acuerdo con su plan. Este es su aspecto insidioso, a esto también se le llama obligar a los demás a obedecerlos, es una especie de coacción “amable”. Piensan: “No escuchas, ¿verdad? No entiendes, ¿verdad? Deja que lo explique”. Al explicarlo, entretejen y enredan sus palabras hasta llevar a los demás hasta su lógica. Una vez que la ha guiado, la gente escucha y piensa. “Lo que afirmas es cierto, practicaremos como dices, ya no es necesario ser tan serio”, y el anticristo queda complacido. La mayoría de la gente no puede discernir sus palabras. ¿Tenéis vosotros discernimiento? ¿Qué deberíais hacer al enfrentaros a tales situaciones? Por ejemplo, al afrontar una cuestión, sientes que hay un problema, no puedes señalarlo con exactitud en ese momento, sin embargo, sientes que se te fuerza a obedecer. ¿Qué deberías hacer entonces? Buscar principios relevantes, buscar la guía de lo Alto o compartir con el individuo en cuestión. Además, aquellos que entiendan la verdad pueden discutir y compartir juntos sobre este asunto. A veces, la obra y la guía del Espíritu Santo te permitirán entender los problemas en las proposiciones o teorías que plantean los anticristos o aquellos que caminan por la senda de estos, así como sus motivos ocultos. Al compartir entre vosotros, puede que alcances a entender. Sin embargo, tal vez no compartas, sino que en cambio pienses: “Esto no es un gran problema, deja que haga lo que le plazca. Después de todo, no soy el principal responsable, no hace falta que me moleste con estos asuntos. Nadie me echará la culpa si algo va mal; va a ser cosa de él”. ¿Qué clase de comportamiento es este? Supone ser desleal en tu deber. ¿Acaso ser desleal en tu deber no es traicionar los intereses de la casa de Dios? ¡Es como Judas! Al enfrentarse a un poder opresivo, muchos acaban por ceder y seguirles el juego a aquellos que ostentan el poder, lo cual es una manifestación de deslealtad al deber. Ya te enfrentes a un anticristo o a alguien que actúe de manera imprudente y te obligue a obedecerlo, ¿a qué principios debes atenerte? ¿Qué senda deberías seguir? Si sientes que lo que estás haciendo no entra en conflicto ni se desvía de las palabras de Dios ni de los arreglos de la obra, has de mantenerte firme. Atenerte a la verdad es lo correcto y Dios lo aprueba, pero doblegarse y ceder ante Satanás, ante fuerzas perversas, ante personas malvadas, es un comportamiento de traidores, es una acción malvada que Dios odia y maldice. Cuando los anticristos se encuentran con alguien que les discute, a menudo dicen: “Tengo la última palabra en este asunto y debe hacerse a mi modo. Si algo sale mal, ¡asumiré la responsabilidad!”. ¿Qué carácter representa esta afirmación? ¿Puede alguien que habla y practica de esta manera tener humanidad normal? ¿Por qué obligan a otros a obedecerlos? ¿Por qué no buscan la verdad para resolver los problemas cuando aparecen? ¿Por qué no pueden determinar los principios de practicar la verdad? Esto prueba que carecen de verdad. ¿Podéis discernir qué problema hay en esta afirmación? Asegurar tales cosas basta para probar que poseen el carácter de un anticristo; este es el comportamiento de uno. Sin embargo, un anticristo más astuto, al temer que los demás lo disciernan, ha de decir algunas cosas con las que todo el mundo esté de acuerdo y que parezcan correctas para conseguir su objetivo de desorientar a las personas y lograr afianzarse. Luego, se planteará cómo controlar al pueblo escogido de Dios.

Las manifestaciones de que los anticristos son arbitrarios y dictatoriales han de ser numerosas, pues esta clase de comportamiento, carácter y calidad se puede observar en cualquier persona corrupta, ya no digamos en un anticristo. ¿Se te ocurren algunos ejemplos en los que fuiste arbitrario y dictatorial? Por ejemplo, si alguien te dice que te queda bien el pelo corto y respondes: “¿Qué tiene de lindo el pelo corto? Lo prefiero largo y haré lo que me venga en gana”, ¿es esto arbitrario y dictatorial? (No). Solo es una preferencia personal, una parte de la humanidad normal. Hay gente a la que le gusta llevar gafas aunque no sean miopes. Si alguien los juzga y dice: “Solo lo haces para ponerte guapo, ¡no te hacen falta gafas!” y ellos responden: “¿Y qué si es así? ¡Las voy a llevar de todas formas!”, ¿es esto arbitrario y dictatorial? No, es una preferencia personal, como mucho es ser obstinado y no tiene nada que ver con un problema de carácter; puede que dejen de llevar gafas al pasar unos días, si les apetece. Por consiguiente, ¿en qué consiste sobre todo ser arbitrario y dictatorial? Guarda relación primordialmente con la senda que uno toma, con su carácter y los principios y motivaciones detrás de sus acciones. Por ejemplo, al marido de un matrimonio le gustan los coches, la familia solo tiene 20.000 yuanes y el hombre pide prestado de donde puede para comprar sin necesidad un coche de 200.000 yuanes; la familia ya no puede permitirse comer y la esposa ni siquiera está enterada de esa adquisición, ¿es que el marido está siendo arbitrario y dictatorial? En efecto. Ser arbitrario y dictatorial significa no considerar los sentimientos, pensamientos, opiniones, actitudes o puntos de vista de otros, centrarse solo en uno mismo. Dicho de una manera simple, en la vida cotidiana significa satisfacer los propios placeres y deseos carnales, el propio egoísmo, y cuando implica el deber, se refiere a satisfacer la propia ambición y deseo de perseguir estatus y poder. Aquí va un ejemplo: La iglesia tenía una casa y era necesario construir una carretera al lado. La anchura apropiada de la carretera se debía determinar en función del tamaño de la casa y del patio, así como teniendo en cuenta tanto la estética como la funcionalidad. Ya que el terreno de la casa y el patio eran grandes, la carretera necesitaba al menos dos metros de ancho. La persona al cargo dijo: “He decidido que la haremos de un metro de ancho”. Otros opinaron: “Mucha gente viene y va a diario, a veces tenemos que cargar cosas, un metro no va a ser suficiente, es demasiado estrecho”. Sin embargo, el que estaba a cargo insistió en su propia opinión y no estaba dispuesto a discutirla. Una vez terminada la carretera, todo el mundo notó que era demasiado estrecha, no encajaba con la casa y el patio ni era práctica, hacía falta rehacerla, lo que supuso nuevos trabajos. Entonces todo el mundo se quejó sobre esta persona. De hecho, antes de que empezara la construcción de la carretera, algunos expusieron sus objeciones, pero esta persona estuvo en desacuerdo e insistió en su propia opinión, obligó a otros a llevarla a término según sus deseos, lo que condujo a tales consecuencias. ¿Por qué no podía aceptar las sugerencias de los demás? Si contaba con opiniones diferentes, ¿por qué no era capaz de considerar todos los aspectos ni de buscar el enfoque correcto? Si no había nadie con quien consultarlo, está bien tomar decisiones por cuenta propia, pero ahora que disponía de personas con las que hablarlo y tenía a su alcance sugerencias incluso mejores, ¿por qué fue incapaz de aceptarlas? ¿Qué clase de carácter es este? Existen al menos dos posibilidades: una es que la persona sea alguien desconsiderado, un atolondrado; la otra es que su carácter sea demasiado arrogante y sentencioso, que siempre le parezca que tiene razón, que sea incapaz de aceptar lo que dicen otros, por muy correcto que sea. Esto es tan arrogante que causa pérdida de razón. Una cuestión tan sencilla reveló su carácter. La arrogancia excesiva lleva a pérdida de racionalidad. ¿Qué significa carecer de racionalidad? ¿Qué cosas carecen de ella? Las bestias. Si una persona carece de racionalidad, no es diferente a una bestia; su mente carece de capacidad de juzgar y de racionalidad. Si alguien se vuelve tan arrogante que pierde la razón y carece de racionalidad, ¿acaso no se asemeja a las bestias? (Sí). Eso es lo que es, sencillamente. Carecer de racionalidad humana implica no ser humano. ¿Poseen tal racionalidad los anticristos? (No). Está, si cabe, menos presente en los anticristos, son peores que las bestias, son diablos. Igual que cuando Dios le preguntó a Satanás: “¿De dónde vienes?”. La pregunta de Dios era en realidad bastante clara, ¿qué mensaje transmitía? (Le estaba preguntando a Satanás de dónde venía). Lo obvio es que esta frase es interrogativa, una pregunta en la que el pronombre con el que se refiere a “Satanás” es “tú”: “¿De dónde vienes tú?”. La gramática es adecuada y la pregunta de Dios es fácil de entender. ¿Cómo respondió Satanás? (“De recorrer la tierra y de andar por ella” [Job 1:7]). Esta es la famosa cita de Satanás. ¿Muestra algo de racionalidad la respuesta de Satanás? (No). Carece de racionalidad. Cuando Dios le volvió a preguntar de dónde venía, repitió la misma respuesta, como si no fuera capaz de entender las palabras de Dios. ¿Puede la gente entender lo que dijo Satanás? ¿Tiene algo de racionalidad su discurso? (No). Carece de racionalidad, ¿puede entender la verdad entonces? Respondió de ese modo incluso a una pregunta tan simple de Dios; es menos capaz si cabe de comprender las verdades que Él dice. Se puede afirmar que los anticristos también carecen de racionalidad; aquellos que son retorcidos, los que no pueden entender las palabras de Dios ni la verdad, son todos irracionales. Por mucho que hables sobre practicar la verdad, obrar de acuerdo con los principios y buscarlos y compartirlos con los demás mientras llevas a cabo el propio deber —cosa que ellos dicen entender y conocer—, cuando es el momento de actuar, no se toman a pecho tus palabras y hacen lo que les viene en gana. ¡Esta es una naturaleza demoniaca! Aquellos que la poseen no entienden la verdad y carecen de racionalidad. ¿Cuál es su aspecto más irracional y desvergonzado? Dios ha creado a los seres humanos y Él elige a las personas y las lleva ante Él; ¿con qué propósito? Para que le presten atención y entiendan las palabras de Dios, caminar por la senda correcta en la vida como ordena Dios y, en definitiva, para ser capaces de distinguir el bien del mal, lo positivo de lo negativo. Esto es lo que pretende Dios; de este modo, aquellos que lo siguen se vuelven cada vez mejores. ¿Y hasta qué punto son irracionales los anticristos? Piensan: “Dios, llevas a la gente ante ti, así que yo haré lo mismo. Tú puedes elegir a las personas e instrumentarlas y regirlas, así que yo haré lo mismo. Puedes hacer que la gente se someta y te escuche, das órdenes directas y hacen lo que les dices, así que yo haré lo mismo”. ¿No es esto irracional? (Sí). ¿Acaso ser irracional no significa que no tienen sentido de la vergüenza? (Sí). ¿Son tuyas las personas? ¿Deberían seguirte? ¿Por qué deberían escucharte? No eres más que uno de los diminutos seres creados, ¿cómo podrías aspirar a estar por encima de todas las cosas? ¿No es esto irracional? (Sí).

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

Conéctate con nosotros en Messenger