Punto 6: Se comportan de forma retorcida, son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con los demás y los obligan a obedecerlos (Parte 4)

Hay quienes cuentan con la fortuna de que los elijan líderes en la iglesia, pero en realidad no dan la talla ni en su calibre ni en su estatura. Ser líder es un gran honor que proporciona Dios, aunque ellos no lo perciban de ese modo. En cambio, piensan: “Como líder, soy mejor y más elevado que los demás; ya no soy una persona corriente. Mientras que vosotros debéis postraros ante dios y adorarlo con obediencia, yo no he de hacerlo porque soy diferente; vosotros sois seres creados, yo no”. ¿Qué eres entonces? ¿Acaso no eres también de carne y hueso? ¿En qué eres diferente al resto? La diferencia radica en tu desvergüenza; careces de sentido del honor y de racionalidad, no se te puede comparar siquiera con un perro. Tu comportamiento es arbitrario y dictatorial, ignoras cualquier consejo que te dan; esa es la diferencia. Por escaso que sea su calibre o baja que sea su eficiencia a la hora de hacer algo, siguen pensando que se hallan por encima de la media, creen tener capacidad y talento. Así pues, no consultan con nadie para alcanzar un consenso, hagan lo que hagan, creen estar cualificados o tener la competencia absoluta para controlarlo todo. ¿Acaso no lleva esta arrogancia a perder la razón? ¿No es una desvergüenza descarada? (Sí). Antes de convertirse en líderes, su comportamiento se caracterizaba por llevar el rabo entre las piernas; creían tener talento y capacidad, y albergaban cierta ambición en sus actos, pero simplemente les faltaban oportunidades. Cuando se convirtieron en líderes, se apartaron de los hermanos y hermanas y adoptaron una posición superior. Empezaron a actuar acorde a esa posición, a quedar retratados; comenzaron a pensar que podían lograr grandes cosas, creían: “La casa de Dios escogió a la persona adecuada; sin duda tengo talento, al final el patito se acaba convirtiendo en cisne. Mírame ahora, dios me ha reconocido, ¿verdad?”. ¿No es esto repugnante? (Sí). Solo eres uno más entre los seres creados corrientes; por muy grandes que sean tus dones o talentos, tu carácter corrupto es el mismo que el de cualquiera. Si te crees extraordinario en tu singularidad y te consideras superior, si quieres elevarte entre todos los demás y ser mejor en todo, estás equivocado. Debido a este concepto erróneo, te comportas de manera arbitraria y dictatorial, sin compartir ni consultar con nadie, e incluso deseas aprovecharte de la obediencia y respeto que otros te tienen, cosa que está mal. ¿Dónde radica el error? (En adoptar la posición equivocada). ¿Por qué los anticristos se colocan siempre en la posición equivocada? Una cosa es cierta y puede que no os hayáis dado cuenta: al compararlos con los demás, en su humanidad hay algo adicional, siempre tienen una especie de concepto erróneo. ¿Cómo surge este? No lo proporciona Dios, sino Satanás. Todo lo que hacen, todo lo que revelan y expresan, no es un instinto dentro de los límites normales de la humanidad, sino que viene impulsado por un poder externo. ¿Por qué se dice que sus acciones son retorcidas y sus ambiciones y deseos incontrolables? Su deseo de controlar a las personas ha excedido los límites. ¿Qué significa exceder los límites? Recurrir a cualquier método, rebasar la racionalidad y el sentido de la vergüenza; es irreprimible, como un resorte: puede que se quede temporalmente quieto si lo presionas, pero en cuanto lo sueltas, vuelve a saltar. ¿Acaso no es eso estar consumido por el deseo y que te mueva la obsesión? No se trata en absoluto de una exageración.

Allá donde los anticristos ostenten el poder en la iglesia, a ese lugar no se le puede seguir llamando iglesia. Aquellos que lo han experimentado deben saberlo. No existe una atmósfera de tranquilidad, alegría y edificación colectiva, sino más bien una turbulenta discordia. Todo el mundo se siente particularmente inquieto e intranquilo, incapaz de sentir paz en el corazón, como si algún gran desastre estuviera a punto de suceder. Las palabras y acciones de los anticristos crean una atmósfera en la que los corazones de las personas se nublan y pierden la capacidad de discernir las cosas positivas de las negativas. Además, que los anticristos las hayan desorientado desde hace tanto tiempo aleja los corazones de las personas de Dios, lo que conduce a relaciones anormales con Él, tal como sucede con las personas religiosas que creen en Dios de manera nominal, si bien no guardan ningún lugar para Él en su corazón. Existe también un problema real y es que cuando los anticristos ostentan el poder, esto causa división y caos dentro de la iglesia. Aquellos que aman la verdad no sienten placer ni liberación en las reuniones y por eso quieren dejar la iglesia para creer en Dios en casa. Cuando el Espíritu Santo actúa en una iglesia, más allá de que la gente entienda o no la verdad, todos unen sus corazones y aúnan esfuerzos para crear una atmósfera más pacífica y estable, libre de agitaciones. Sin embargo, cuando obran los anticristos, generan una atmósfera inquieta y estremecedora. Su intromisión conduce a la aparición de facciones, la gente se pone a la defensiva, se juzga, se ataca y se socava mutuamente por la espalda. ¿Qué evidente papel desempeñan los anticristos? Son los secuaces de Satanás. Las consecuencias de las acciones de los anticristos son, en primer lugar, el juicio mutuo, la sospecha y la cautela entre los hermanos y hermanas; en segundo lugar, la disolución de los límites entre hombres y mujeres, lo que conduce poco a poco a interacciones inapropiadas; y en tercer lugar, a la gente le entra confusión en el corazón respecto a las visiones y dejan de centrarse en la práctica de la verdad. Ya no saben cómo actuar de acuerdo con los principios-verdad. Pierden la poca comprensión que tenían acerca de las doctrinas, se les nubla la mente y siguen ciegamente a los anticristos, solo se centran en correr de un lado a otro llevando a cabo tareas superficiales. A algunos les puede parecer que seguir a los anticristos no los lleva a ninguna parte; solo con que aquellos que persiguen la verdad pudieran reunirse para desempeñar juntos su deber, ¡eso supondría una gran alegría! Una vez que los anticristos ostentan el poder en la iglesia, el Espíritu Santo para de obrar y la oscuridad recae sobre los hermanos y hermanas. Creer en Dios y realizar deberes se vuelve anodino. Si esto se alarga durante un tiempo, ¿acaso no descartará Dios a la mayoría de hermanos y hermanas?

Por un lado, hoy hemos diseccionado las manifestaciones del comportamiento arbitrario y dictatorial de los anticristos. Por otro, al diseccionar estas manifestaciones, a todo el mundo le ha quedado claro que, incluso si no eres un anticristo, tener tales manifestaciones te vincula con las cualidades de estos. ¿Comportarse de manera arbitraria y dictatorial es una manifestación de humanidad normal? En absoluto. Está claro que es una muestra de carácter corrupto. Da igual lo alto que sea tu estatus o cuántos deberes puedas desempeñar, si eres capaz de aprender a compartir con otros, estás defendiendo los principios de la verdad, lo cual es una exigencia básica. ¿Por qué se dice que aprender a compartir con otros equivale a defender los principios? Si puedes aprender a compartir, eso demuestra que no tratas tu estatus como una manera de ganarte la vida ni te lo tomas demasiado en serio. Por alto que sea tu estatus, estás cumpliendo tu deber. Actúas para desempeñar tu deber, no por estatus. A su vez, si cuando te topas con problemas puedes aprender a compartir y, ya sea con hermanos y hermanas corrientes o con aquellos que colaboras, eres capaz de buscar y compartir con ellos, ¿qué prueba eso? Demuestra que tienes la actitud de buscar y someterte a la verdad, lo que refleja en primer lugar tu actitud hacia Dios y la verdad. Asimismo, ejecutar tu deber es tu responsabilidad y buscar la verdad en tu trabajo es la senda que debes seguir. En cuanto a cómo responden otros a tus decisiones, si pueden someterse o cómo lo hacen, eso es asunto de ellos. Sin embargo, que puedas cumplir de manera adecuada con tu deber y satisfacer los estándares es cosa tuya. Debes entender los principios de cumplir con el deber; no se trata de someterse a un individuo cualquiera, sino a los principios-verdad. Si te parece que entiendes los principios-verdad y al compartir con todo el mundo llegas a un consenso que ellos convienen que es adecuado, pero hay unos pocos que son recalcitrantes y quieren causar problemas, ¿qué se debe hacer en tal situación? En este caso, la minoría debería seguir a la mayoría. Si la mayoría ha alcanzado un consenso, ¿por qué vienen a causar problemas? ¿Tratan de causar destrucción a propósito? Pueden expresar sus opiniones para que todos las disciernan, y si todo el mundo asegura que dichas opiniones no se conforman a los principios ni se sostienen, deberían abandonar sus puntos de vista y dejar de aferrarse a ellos. ¿Qué principio se emplea para lidiar con este asunto? Uno debería defender lo correcto y no obligar a nadie a obedecer lo que está mal. ¿Entendido? En realidad, antes de que los anticristos exhiban este comportamiento y práctica de ser arbitrarios y dictatoriales, ya tienen sus propios planes en mente. No cabe duda de que ser arbitrario y dictatorial no se refiere a hacer lo correcto ni a practicar la verdad. En realidad, consiste en hacer lo que está mal y lo que vulnera la verdad, en seguir la senda equivocada y tomar decisiones erróneas mientras sigues esperando que otros las tengan en cuenta. A esto se le llama ser arbitrario y dictatorial. Si algo es correcto y se conforma a la verdad, hay que atenerse a ello. Eso no es ser arbitrario y dictatorial, sino atenerse a los principios. Se debería hacer una distinción entre ambos conceptos. ¿A qué se hace referencia primordialmente al decir que los anticristos son arbitrarios y dictatoriales? (A que hacen cosas que no concuerdan con los principios ni con la verdad y siguen obligando a los demás a que los sigan). Cierto, da igual qué situación surja o de qué problema se ocupen, no buscan los principios-verdad sino que toman decisiones en función de sus propias nociones y figuraciones. Saben de corazón que hacerlo va en contra de los principios, pero siguen queriendo que otros los escuchen y se sometan. Este es el enfoque sistemático de los anticristos.

Alguna gente llevó La Palabra manifestada en carne a los círculos religiosos cuando comenzó por primera vez la obra de difusión del evangelio, con la intención de predicarlo. Tras leer las palabras de Dios que revelaban misterios, hablaban de visiones y debatían acerca de la entrada en la vida, toda la gente religiosa aseguró que estaban bastante bien. Sin embargo, les parecía que algunas palabras de juicio y que dejaban en evidencia a las personas estaban expresadas de manera demasiado brusca. Les daba la sensación de que los estaban regañando y eran incapaces de aceptarlo, decían: “¿Puede dios regañar a las personas con sus palabras? En el mejor de los casos, esto lo ha escrito una persona sabia”. El responsable de difundir el evangelio aseguró contar con una solución. Acto seguido, alteró todas las partes de las palabras de Dios que no concordaban con las nociones, figuraciones y gustos de la gente, así como aquellas palabras que temía que pudieran provocar que la gente desarrollara nociones después de leerlas. Por ejemplo, se borraron todas las palabras que usaba Dios para poner en evidencia la naturaleza humana, como “ramera”, “prostituta” y “canalla”, además de frases como “expulsar al infierno” y “arrojar al lago de fuego y azufre”. En resumen, cualquier palabra que pudiera dar lugar a nociones o malentendidos con facilidad se eliminó por completo. Decidme, después de eliminar estas palabras de juicio, condena y maldición de las palabras de Dios, ¿siguen siendo Sus palabras originales? (No). ¿Siguen siendo las que Él expresó en Su obra de juicio? Este “anciano caballero” no lo consultó con nadie y borró muchas palabras de Dios que eran especialmente duras acerca del refinamiento y de desenmascarar a aquellos con actitudes corruptas, en particular las relativas al momento de la prueba de los servidores. Luego, cuando la gente religiosa leyó la versión modificada, dijo: “No está mal, podemos creer en un dios así”, y lo aceptaron. Este anciano caballero pensó para sí: “¡Qué listo soy! No es prudente que las palabras de dios sean tan duras. A esa gente hay que engatusarla, ¿cómo has podido tú decir cosas que pudieran confundirse con regañar? ¡Es una imprudencia! He realizado algunos cambios y mira lo que ha sucedido. Hasta los pastores religiosos están dispuestos a creer y cada vez más gente lo acepta. ¿Qué te parece? ¿Acaso no soy sabio? ¿Acaso no soy inteligente? ¿No resulta bastante impresionante?”. Los resultados de sus cambios provocaron que se mostrara excesivamente orgulloso de sí mismo. Sin embargo, algunas personas religiosas que entraron en la iglesia se dieron cuenta de que las palabras de Dios que habían leído estaban alteradas y diferían de los textos originales de la iglesia, así que se planteó el problema. Más tarde se descubrió que este anciano caballero había cambiado el contenido de las palabras de Dios. ¿Qué pensáis de lo que hizo? No mencionemos nada más y solo digamos lo siguiente: esas palabras no eran tuyas, no tenías derecho a cambiarlas. Aunque se tratara de un artículo o un libro escrito por un humano, si quieres hacer cambios, primero tienes que obtener permiso del autor original. Si está de acuerdo, puedes hacerlo. Si no, en ningún caso puedes alterar siquiera una coma. Eso es respetar al autor y a los lectores. Si al autor le falta energía para hacer modificaciones y te autoriza, te dice que puedes cambiar cualquier cosa mientras sea fiel al significado original y logre el efecto deseado, ¿puedes entonces hacer cambios? (Sí). Si el autor te ha dado su consentimiento o autorización, se pueden hacer cambios. ¿Cómo se le llama a esta clase de comportamiento? Es justificado, legítimo y adecuado, ¿verdad? No obstante, ¿y si el autor no ha estado de acuerdo y lo cambias sin su autorización? ¿Cómo se le llama a eso? (Ser imprudente y obstinado). Así es, ser imprudente y obstinado, y arbitrario y dictatorial. ¿Qué cambió este anciano caballero? (Las palabras de Dios). Las palabras originales de Dios que expresan Su estado de ánimo, Su carácter e intenciones hacia la humanidad. Las palabras de Dios tienen sentido de la manera en que están expresadas. ¿Conoces la emotividad, el propósito y el efecto deseado tras cada palabra que dice Dios? Si no eres capaz de comprenderlos, ¿por qué hacer cambios a ciegas? Cada frase que dice Dios, la elección de palabras, el tono y la atmósfera, la emotividad y las emociones que hacen sentir a la gente, están todos formulados y considerados con esmero. Dios es previsor y sabio. ¿Qué pensaba este anciano caballero? Consideraba imprudente la manera de hablar de Dios. Así contemplaba la obra de Dios. Creía: “A aquellos en la religión que solo deseen llenarse la barriga hay que engatusarlos y tratarlos con amor y misericordia. Las palabras no pueden ser tan bruscas. Si son demasiado bruscas, ¿cómo es posible difundir el evangelio? ¿Aún se puede?”. ¿Acaso Dios no es consciente de eso? (Sí). Dios lo sabe muy bien. Entonces, ¿por qué sigue hablando de tal modo? Es Su carácter. ¿Cuál es el carácter de Dios? Hablar a Su manera, creas en Él o no. Si crees, eres una de las ovejas de Dios; si no, eres un lobo. ¿Basta con que las palabras de Dios te desenmascaren y te regañen un poco para que te niegues a reconocer que eres creyente en Dios? ¿Es que ya no eres un ser creado por Él? ¿Ha dejado Dios de ser Dios? Si puedes negar a Dios por esto, entonces eres una persona malvada, un diablo. Él no salva a tales personas, así que la iglesia no debería aceptarlas de manera forzosa ni coaccionada. Hay quienes dicen: “Aunque Dios me regañe, lo acepto de buen grado. Si Él es Dios, puede salvarme. Si me ataca, me lo merezco. Si me llama persona atolondrada, entonces eso es lo que soy e incluso soy más atolondrado aún; si me llama ramera, aunque parezca que no he hecho lo que hace una ramera, como lo dice Dios, lo reconozco y lo acepto”. Sus creencias, su reconocimiento y su aceptación son de lo más simples y poseen un corazón temeroso de Dios de lo más sencillo. Él quiere ganarse a tales personas. Algunos encuentran las palabras de Dios demasiado bruscas y punzantes, les parece que no recibirán bendiciones, así que no quieren seguir creyendo. Piensan: “Aunque seas dios, no voy a creer en ti. Si hablas así, no voy a seguirte”. ¡Lárgate pues! Si ni siquiera reconoces a Dios, ¿cómo va a reconocerte Él a ti como Su ser creado? ¡Eso es imposible! Aquí están las palabras de Dios, es decisión tuya creerlas o no. Si no crees, vete a paseo. Tú te lo pierdes. Si crees, habrá un atisbo de esperanza de salvación. ¿No es lo justo? (Sí). Sin embargo, ¿pensaba este anciano caballero de esa manera? ¿Era capaz de dilucidar los pensamientos de Dios? (No). ¿Acaso no era un necio? Aquellos que carecen de comprensión espiritual cometen ese tipo de estupideces. Consideraba que Dios era muy simple e insignificante, creía que los pensamientos de Dios no eran tan superiores a los de los humanos. A menudo aseguraba que los pensamientos de Dios eran muy superiores a los del hombre, predicaba estas grandes doctrinas en tiempos ordinarios, pero cuando de verdad se enfrentó a una situación, arrojó estas palabras a un rincón de su mente, no le parecieron algo que Dios fuera capaz de decir. No reconocía en su corazón estas palabras de Dios, así que simplemente no las podía aceptar. Justo cuando el evangelio se estaba difundiendo, aprovechó la oportunidad para cambiar las palabras de Dios, incluso con el pretexto de “difundir el evangelio de manera efectiva y ganar a más personas”. ¿Cómo acabé calificando su comportamiento? Era una manipulación de las palabras de Dios. ¿Qué significa manipular? Significa añadir, sustraer o alterar de manera arbitraria el significado original, cambiar el significado pretendido por el autor, ignorar sus intenciones iniciales y su propósito al hablar, y luego alterarlo de manera aleatoria. A esto se le llama manipular. ¿Tenía un corazón temeroso de Dios? (No). ¡Qué audacia! ¿Haría esto un humano? (No). Es obra de un diablo, no de un humano. Ni siquiera puedes alterar de manera casual las palabras de una persona corriente; debes respetar la opinión del autor. Si quieres hacer cambios, has de notificarlo por adelantado y conseguir su consentimiento, y solo después de recibir su permiso puedes realizar modificaciones acordes con el significado original. A esto se le llama respeto. En cuanto a Dios, ¡se requiere mucho más que solo respeto! Si una simple frase de las palabras de Dios se imprime de manera incorrecta, si le falta siquiera un único artículo gramatical, has de preguntar si es aceptable. Si no, tienes que volver a imprimir la página. Esto requiere de una actitud seria y responsable; a esto se le llama tener un corazón temeroso de Dios. ¿Era así el del anciano caballero? (No). No tenía un corazón temeroso de Dios. Consideraba a Dios por debajo de él, era sumamente audaz. A una persona así hay que expulsarla.

Hace poco ocurrió un incidente similar. Hubo quienes volvieron a servirse de la excusa de difundir el evangelio y convertir a más personas como razón para alterar de manera imprudente las palabras de Dios. Esta vez fue algo mejor que la anterior. En el ejemplo previo, se hizo de manera arbitraria y dictatorial, sin compartirlo con nadie, se actuó de manera aleatoria y sin miramientos para manipular las palabras de Dios. Esta vez le preguntaron primero a lo Alto, dijeron: “La gente de cierto grupo étnico no puede aceptar algunos términos de las palabras de dios. Se nos ha ocurrido una estrategia para eliminar o cambiar esos términos y las partes de los dichos o pasajes en las palabras de dios que no pueden aceptar, para luego predicarles una versión de sus palabras hecha a medida. ¿Acaso así no creerían en ellas?”. Fíjate en esto, son realmente audaces. ¿Qué clase de comportamiento es este? Si se las trata con indulgencia, se puede considerar que esas personas son simplemente necias e ignorantes y demasiado jóvenes. Se les podría decir que no lo volvieran a hacer y se acabó. Sin embargo, si juzgamos la naturaleza de lo que hicieron, estaban alterando de forma despreocupada las palabras de Dios para complacer a Satanás. ¿Cómo se le llama a esto? Es el comportamiento de Judas, de los traidores y los rebeldes, es vender al Señor a cambio de gloria. Manipularon las palabras de Dios, las hicieron digeribles y gratas para las personas, a fin de complacerlas y lograr que aceptaran el evangelio; ¿a qué equivale esto? Aunque ni una persona del mundo creyera, ¿dejarían las palabras de Dios de ser tales? ¿Cambia la naturaleza de las palabras de Dios? (No). ¿Acaso solo son la verdad si las aceptan y si no, es que no lo son? ¿Puede la naturaleza de las palabras de Dios cambiar por este motivo? En absoluto. La verdad es la verdad, ¡si no la aceptas, pereces! Algunas personas que difunden el evangelio piensan: “¡Qué lástima da que no acepten! Son un pueblo grande y noble. Dios los ama mucho y les muestra gran misericordia, ¿cómo es que no podemos mostrarles algo de amor? Cambiemos las palabras de dios para que las puedan aceptar. Qué maravillosa es esa gente y qué bueno y misericordioso es dios con ellos. ¡Hemos de ser considerados con las intenciones de dios!”. ¿No es esto una pose? (Sí). Otro impostor, ¡aquellos que no entienden la verdad solo pueden hacer necedades! Ya se ha dicho que se ocuparon de alguien que manipuló las palabras de Dios y se le expulsó, ahora hay gente que quiere volver a hacerlo. ¿Qué intentan conseguir? ¿No es eso traicionar al Señor a cambio de gloria? (Sí). Así es, para complacer a Satanás. ¿Acaso no son prácticas las palabras de Dios? ¿No se pueden exponer abiertamente? ¿Es que no las reconoces como la verdad? Si no es así, ¿por qué sigues creyendo? Si no puedes aceptar la verdad, ¿qué sentido tiene creer en Dios? Así es imposible lograr la salvación. Da igual cómo hable Dios, sean cuales sean las palabras que emplee que no concuerdan con tus nociones, sigue siendo Dios y Su esencia no cambia. Da igual lo agradable que sea tu discurso, da igual lo que hagas, lo amable, benevolente o amoroso que creas ser, sigues siendo humano, un humano corrupto. Te niegas a reconocer las palabras de Dios como la verdad e intentas alterarlas para complacer a Satanás. ¿Qué clase de comportamiento es este? ¡Es despreciable! Pensé que después de las charlas anteriores sobre la naturaleza de manipular las palabras de Dios, no volvería a surgir un problema así en la difusión del evangelio en este momento. Sin embargo, aunque resulte increíble, todavía hay gente que se atreve a manipular y a rondar esas ideas. ¿Cuál es su actitud hacia las palabras de Dios? (Irreverencia). ¡Son sumamente imprudentes! En su corazón, las palabras de Dios son ligeras como plumas, no tienen ninguna repercusión. Piensan: “Las palabras de Dios se pueden expresar de cualquier manera. Puedo cambiar sus palabras como me plazca. Es mejor hacer que coincidan con las nociones y gustos humanos. ¡Así deberían ser las palabras de dios!”. A aquellos que hacen cosas como manipular las palabras de Dios se los puede catalogar como anticristos. Se comportan de manera imprudente e irreflexiva, manipulan a su antojo, son arbitrarios y dictatoriales, y comparten el mismo carácter y calidad que otros anticristos. Y existe otro aspecto: ¿cuál es su primer pensamiento y su primera acción cuando se enfrentan al peligro o cuando sus propios intereses se ven perjudicados? ¿Qué eligen? Traicionar los intereses de Dios y los de Su casa para protegerse a sí mismos. Aquellos que manipulan las palabras de Dios, ¿lo hacen para difundir de manera eficaz el evangelio? ¿Cuál es el motivo oculto detrás de esta supuesta eficacia? Quieren lucir sus talentos y capacidades, dejar que la gente vea: “¡Mira qué competente soy! ¿Ves lo eficazmente que se difunde el evangelio después de mis cambios? No contáis con las mismas habilidades, no os atreveríais siquiera a pensar de ese modo. ¿Os habéis fijado en los resultados que he obtenido gracias a mi pensamiento y mis acciones?”. Esta gente ignora las palabras de Dios y las manipula para satisfacer su propia ambición y deseo de buscar fama y estatus. ¿No es ese el talante de un anticristo? Catalogarlos de anticristos no es injusto en absoluto.

¿Cuál es otra manifestación de lo arbitrario y dictatorial de los anticristos? Nunca comparten la verdad con los hermanos y hermanas ni resuelven los problemas reales de las personas. En cambio, predican meras palabras y doctrinas para dar lecciones a la gente e incluso la obligan a obedecerlos. ¿Qué hay de su actitud y de su enfoque hacia lo Alto y hacia Dios? No es más que engaño y duplicidad. Al margen de las cuestiones en la iglesia, nunca denuncian nada a lo Alto. Hagan lo que hagan, tampoco le hacen nunca preguntas. Pareciera que no tienen ningún problema que requiera de la enseñanza y guía de lo Alto; todo lo que hacen es furtivo y secreto, a escondidas. A esto se le llama manipulación encubierta, desean tener la última palabra y ser los que toman las decisiones. Sin embargo, a veces también se camuflan, sacan a relucir asuntos triviales acerca de los que preguntarle a lo Alto, se hacen pasar por alguien que persigue la verdad y hacen creer erróneamente a lo Alto que buscan la verdad en todo con la máxima meticulosidad. En realidad, nunca buscan guía acerca de un asunto significativo, sus decisiones las toman de manera unilateral y mantienen a lo Alto al margen. Si surge cualquier problema, es incluso menos probable que lo denuncien, temen que pueda afectar a su poder, estatus o reputación. Los anticristos se comportan de manera arbitraria y dictatorial, nunca comparten con otros y los obligan a obedecerlos. En palabras sencillas, las manifestaciones principales de este comportamiento son dedicarse a la gestión personal; cultivan su influencia, su camarilla personal y sus conexiones; buscan sus propios proyectos y luego hacen lo que les viene en gana, lo que les beneficia, y obran sin transparencia. El deseo y el anhelo que tienen los anticristos de que los demás se sometan a ellos es especialmente fuerte. Esperan que la gente los obedezca igual que un cazador que obliga a su sabueso a acatar sus órdenes, no permiten ningún discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto e insisten en el absoluto cumplimiento y sumisión.

Otra manifestación de lo arbitrario y dictatorial de los anticristos se puede observar en la siguiente situación. Por ejemplo, si el líder de cierta iglesia es un anticristo y los líderes y obreros de nivel superior pretenden hacer averiguaciones e intervenir en la obra de la iglesia, ¿estaría de acuerdo este anticristo? En absoluto. ¿Hasta qué punto controla la iglesia? Como una fortaleza impenetrable de la que no entra ni sale nada en absoluto, no permite que nadie se involucre ni pregunte. Cuando se entera de que los líderes y obreros vienen a indagar sobre la obra, les dice a los hermanos y hermanas: “No sé qué intención tienen estas personas al venir. No entienden la situación actual de nuestra iglesia. Si interfieren, podrían perturbar nuestra obra”. Así es como desorienta a los hermanos y hermanas. Una vez que llegan los líderes y obreros, se busca diversas razones y excusas para impedir a los hermanos y hermanas entablar contacto con ellos, al tiempo que entretiene de manera hipócrita a los líderes y obreros, los mantiene recluidos en un lugar con el pretexto de garantizar su seguridad, cuando en realidad es para impedir que conozcan a los hermanos y hermanas, y se enteren por ellos de la situación. Cuando los líderes y obreros preguntan por la situación de la obra, el anticristo los engaña presentando una imagen falsa; engaña a aquellos por encima y les esconde la verdad a aquellos por debajo, adorna sus afirmaciones y exagera la efectividad de la obra para embaucarlos. Cuando los líderes y obreros sugieren reunirse con los hermanos y hermanas de la iglesia, responde: “¡No he organizado nada! No me informasteis antes de venir. Si lo hubierais hecho, habría organizado que acudieran algunos de los hermanos y hermanas para conoceros. Sin embargo, dada la hostilidad del entorno actual, por razones de seguridad, es mejor que no os reunáis con ellos”. Aunque estas palabras suenan razonables, alguien con discernimiento puede detectar el problema: “No quiere que los líderes y obreros se reúnan con los hermanos y hermanas porque teme que se le desenmascare, teme que se revelen los defectos y las desviaciones en su trabajo”. El anticristo controla con firmeza a los hermanos y hermanas de la iglesia. Si los líderes y obreros no son responsables, es fácil que el anticristo los engañe y embauque. Así pues, no se enterarían de la situación real de los hermanos y hermanas de la iglesia, de aquellas dificultades suyas que siguen sin resolverse, no sabrían si las charlas y sermones de lo Alto y los libros de las palabras de Dios se entregan a tiempo a los hermanos y hermanas, cómo progresan los diversos proyectos de obra de la iglesia y si existen desviaciones o problemas. Los hermanos y hermanas no son tampoco conscientes de ningún nuevo arreglo de la obra en la casa de Dios. Así, los anticristos controlan por completo la iglesia, monopolizan el poder y tienen la última palabra en los asuntos. Los hermanos y hermanas de la iglesia no tienen la oportunidad de contactar con los líderes y obreros de los niveles superiores y, al no conocer la verdad de los hechos, el anticristo los desorienta y controla. Estos líderes y obreros de la inspección carecen de discernimiento, diga lo que diga el anticristo, siguen pensando que el anticristo hace un buen trabajo y depositan en él toda su confianza. Eso es equiparable a confiarle al anticristo el cuidado del pueblo escogido de Dios. Si durante el engaño del anticristo, los líderes y obreros son incapaces de discernir, son unos irresponsables y no saben cómo lidiar con ello, ¿acaso no obstaculiza esto la obra de la iglesia y perjudica al pueblo escogido de Dios? ¿Es que no son falsos estos líderes y obreros? Deben intervenir y hacer indagaciones cuando se trata de una iglesia controlada por un anticristo, así como lidiar enseguida con este y deshacerse de él; de eso no cabe duda. Si hay falsos líderes que no hacen obra real e ignoran que el anticristo desorienta al pueblo escogido de Dios, Su pueblo escogido debería dejar en evidencia a esos falsos líderes y obreros, denunciarlos, retirarlos de sus puestos y sustituirlos por buenos líderes. Esta es la única manera de resolver de manera concienzuda el problema de que los anticristos desorienten a las personas. Alguien podría decir: “Es posible que el calibre de tales líderes y obreros fuera escaso y carecieran de discernimiento, motivo por el cual no lograron lidiar ni resolver el problema del anticristo. No lo hacen de manera intencionada, ¿no se les debería dar otra oportunidad?”. A unos líderes tan atolondrados no se les deben dar más oportunidades. Si se les concede otra, no harán más que continuar perjudicando al pueblo escogido de Dios. Esto es porque no son personas que persigan la verdad; carecen de conciencia y razón, y no cuentan con principios en sus acciones, ¡son gente despreciable a la que habría que descartar! En los últimos dos años, algunos hermanos y hermanas de ciertas iglesias se han unido para despedir, sustituir y descartar a tales falsos líderes y anticristos que no hacen un trabajo real. ¿Acaso no es algo bueno? (Sí). Me agrada oír noticias tan buenas, es la mejor prueba de que el pueblo escogido de Dios crece en la vida y emprende el camino correcto de creer en Dios. Esto muestra que las personas han ganado algo de discernimiento y estatura, y ya no están controladas por falsos líderes ni demonios anticristos. Los falsos líderes y anticristos corrientes ya no pueden desorientar ni controlar al pueblo escogido de Dios, que ya no está constreñido por el estatus y el poder. Tienen el valor de discernir y desenmascarar a los falsos líderes y a los anticristos, se atreven a desterrarlos y despedirlos. De hecho, ya sean líderes y obreros o gente corriente entre los escogidos de Dios, todos tienen el mismo estatus ante Él, en lo único que difieren es en sus deberes. En la casa de Dios no se hace distinción de estatus, solo hay diferencias en el deber y la responsabilidad. Al enfrentarse a que los falsos líderes y anticristos perturben la obra de la iglesia, tanto los líderes y obreros como el pueblo escogido de Dios deben desenmascararlos y denunciarlos, lidiar con ellos enseguida y expulsar a los anticristos de la iglesia. Esta responsabilidad es la misma y todos la comparten.

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