Punto 6: Se comportan de forma retorcida, son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con los demás y los obligan a obedecerlos (Parte 5)

Los anticristos son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con nadie y han de tener la última palabra en todos los asuntos; ¿acaso no son muy patentes estos problemas? Compartir con los demás y buscar principios no es una formalidad ni un proceso superficial, ¿qué objetivo tienen? (Cumplir los propios deberes con principios y contar con una senda al hacerlo). Exacto, ser capaces de tener principios y una senda al cumplir los propios deberes. ¿Cuáles son los requerimientos de Dios y los preceptos de Su casa? Uno solo puede cumplir su deber de manera efectiva si busca la verdad en las palabras de Dios y entiende los principios. Si compartes la verdad para resolver problemas, ¿qué enfoque debes tomar? ¿Quiénes hace falta que se impliquen? Se debe elegir a los individuos adecuados; deberías compartir sobre todo con algunas personas de buen calibre que entiendan la verdad, ya que esto conducirá a resultados eficaces. Es esencial. Si escoges a gente atolondrada de calibre escaso a la que le falta razón, a la que ningún grado de discusión le va a permitir entender ni alcanzar la verdad, por muy abundante que sea la verdad que se comparta, eso no va a dar resultados. Con independencia de los problemas que surjan en la iglesia, el pueblo escogido de Dios tiene derecho a ser informado y debería conocer la situación de la obra de la iglesia y los problemas existentes. Si los líderes y obreros engañan a los que están por encima de ellos y esconden la verdad a aquellos que tienen por debajo, mediante el empleo de métodos cuya intención es confundirlos, el pueblo escogido de Dios tiene derecho a desenmascararlos y denunciarlos o a llevar la situación ante los superiores. Este es también el deber y la obligación del pueblo escogido de Dios. Algunos falsos líderes se comportan de manera arbitraria y dictatorial y controlan al pueblo escogido de Dios en la iglesia. Esto es resistirse y oponerse a Él, es una práctica sistemática de los anticristos. Si el pueblo escogido de Dios no los desenmascara y denuncia y la obra de la iglesia queda obstaculizada o estancada, no es solo responsabilidad de los líderes y obreros, sino también del pueblo escogido de Dios, porque son ellos los que sufren cuando los falsos líderes y anticristos ostentan el poder en la iglesia, al ponerse en peligro potencial su oportunidad de recibir la salvación. Por consiguiente, el pueblo escogido de Dios tiene el derecho y la responsabilidad de denunciar y desenmascarar a los falsos líderes y anticristos, lo cual es beneficioso para la obra de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Algunos líderes y obreros dicen: “Todos decís que soy arbitrario y dictatorial, ¿cierto? Esta vez no voy a ser así. Dejaré que todos expresen sus opiniones. Un día, dos, esperaré todo lo que haga falta para que las compartáis”. A veces, al afrontar ciertos asuntos especiales, las disputas se suceden durante días sin que haya una solución, y ellos se limitan a esperar. Esperan a que todo el mundo alcance un consenso antes de proceder con el trabajo, lo cual puede provocar demoras importantes. Obstaculiza demasiado el trabajo; esta es una clara manifestación de irresponsabilidad. ¿Cómo puede un líder u obrero gestionar de manera efectiva la obra de la iglesia si no puede tomar decisiones? En la obra de la iglesia, si bien los líderes y obreros cuentan con la autoridad para tomar decisiones, los hermanos y hermanas tienen derecho a ser informados. Sin embargo, en última instancia, son los líderes y obreros los que deben tomar las decisiones. Si un líder u obrero es incapaz de tomarlas, es que su calibre es demasiado escaso y no es apto para desempeñar un rol de liderazgo. Aunque sean líderes, no pueden hacer trabajo real ni cumplir sus deberes de manera adecuada. Algunos líderes y obreros se pasan mucho tiempo debatiendo sobre un mismo problema, incapaces de alcanzar una decisión y, al final, le hacen caso a aquel que se muestre más contundente. ¿Existen principios en este enfoque? (No). ¿Qué clase de liderazgo es este? Eso solo es ser atolondrado. Si dices: “Los anticristos son arbitrarios y dictatoriales, y temo convertirme en uno; no deseo caminar por la senda de un anticristo. Esperaré a que todo el mundo exprese sus opiniones y luego determinaré y resumiré un enfoque moderado para la decisión”. ¿Es eso aceptable? (No). ¿Por qué no? Si el resultado no concuerda con los principios-verdad, aunque procedas de este modo, ¿puede resultar efectivo? ¿Satisfará a Dios? Si no es efectivo ni satisface a Dios, el problema es grave. No obrar de acuerdo con los principios-verdad, ser irresponsable al cumplir el deber, ser superficial y hacer cosas de acuerdo con la filosofía de Satanás es mostrarte desleal a Dios. ¡Es engañarlo! Para evitar que sospechen que eres un anticristo o te juzguen como tal, eludes las responsabilidades que debes cumplir y adoptas un enfoque “transigente” hacia la filosofía de Satanás. El resultado es que perjudicas al pueblo escogido de Dios y afectas a la obra de la iglesia. ¿No hay aquí falta de principios? ¿No es egoísta y despreciable? Como líder u obrero debes hablar y actuar con principios, cumplir tus deberes con resultados y eficiencia. Deberías actuar de cualquier manera que beneficie a la obra de la casa de Dios y se conforme a los principios-verdad. Por ejemplo, los artículos para la iglesia se deben adquirir con un resultado práctico en mente. Deben de tener un precio razonable y ser funcionales. Si gastas dinero de manera imprudente y sin principios, puede causar pérdidas en los intereses de la casa de Dios y en Sus ofrendas. ¿Cómo lidiaríais con esa situación? (Buscando la guía de lo Alto). Una manera es buscando la guía de lo Alto. Además, no ser holgazán. Tal vez se pueda encontrar una solución relativamente apropiada al investigar a conciencia, informarse de manera exhaustiva, preguntar más, comprender los detalles y prepararse de manera adecuada. Si no hacéis este trabajo preliminar y os comportáis de manera descuidada, sin comprender los detalles, y como consecuencia se pierde mucho dinero, ¿cómo se le llama a eso? Ser superficial. Algunas personas cumplen con su deber de esta manera, les falta transparencia en lo que hacen. Denuncian solo la mitad de lo que deberían, ocultan el resto porque les parece que ser del todo transparentes les acarreará problemas y se les requerirá que lleven a cabo más investigaciones y mejoras. Por tanto, se limitan a ocultarles a los demás la situación real y los detalles, completan rápido la tarea y luego le piden a la casa de Dios que pague. Sin embargo, al inspeccionarla, la tarea no está a la altura y hace falta volver a hacerla, con lo que se gasta todavía más dinero. ¿Acaso no perjudica esto a la casa de Dios? ¿No es el comportamiento de un Judas? (Sí). El comportamiento de un Judas implica traicionar los intereses de la casa de Dios de manera específica. Al enfrentarse a situaciones, tal persona se pone de parte de los que están fuera de la iglesia, solo considera su propia carne y no piensa en los intereses de la casa de Dios en absoluto. ¿Le guarda alguna lealtad a Dios? (No). Ni la más mínima. Se complace en traicionar los intereses de la casa de Dios y en perjudicar la obra de la iglesia; este es el comportamiento de un Judas. Existe también otra situación: algunos deberes implican un conocimiento o habilidad especializados en otros campos con los que posiblemente nadie esté familiarizado. En tales casos no debes evitar los problemas. En esta era donde existe tanta información, no deberías ser un holgazán, sino buscar datos e información relevantes de manera activa. Al empezar por adquirir la información más básica, poco a poco obtienes un entendimiento básico de la profesión o el campo, y luego averiguas de manera progresiva más aspectos dentro de ese campo, ya se trate de datos o de diversos términos profesionales, y te familiarizas con ellos en lo primordial. Después de alcanzar este nivel, ¿acaso no resulta más beneficioso cumplir tus deberes de manera adecuada y leal? (Sí). Entonces, ¿cuál es el propósito de todo este trabajo preparatorio cuando ejecutas tu deber? Investigar, entender los detalles y luego buscar soluciones factibles por medio de la charla y el debate, todo eso forma parte de la preparación para cumplir el deber de manera adecuada. Realizar bien estos preparativos demuestra lealtad a la hora de cumplir el deber; de paso, revela a aquellos que son superficiales. ¿Qué hay de la actitud de los incrédulos y de aquellos que no se gastan para Dios de manera auténtica cuando llevan a cabo su deber? Son enteramente superficiales, sea lo que sea lo que adquieran para la iglesia, gastan dinero de un modo imprudente movidos por sus propios caprichos, sin buscar la guía de lo Alto, ya que creen que entienden de todo. Por consiguiente, malgastan el dinero de la casa de Dios. ¿Acaso no son derrochadores, heraldos del desastre? Causan pérdidas en las ofrendas de Dios y no se dan cuenta siquiera de que están haciendo el mal y de que se resisten a Dios; no sienten remordimientos de ningún tipo en el corazón. Solo cuando el pueblo escogido de Dios los desenmascara y discierne, cuando se vota para echarlos y expulsarlos, ganan algo de conciencia y empiezan a arrepentirse. No se dieron cuenta de que sus acciones iban a tener unas consecuencias tan graves, ¡la realidad es que no derraman ni una sola lágrima hasta que no ven su propio ataúd! La mayoría son unos cabezas huecas de escasa inteligencia, pero aspiran a ser líderes y obreros, y a desempeñar tareas en la casa de Dios. Son como cerdos que se han puesto un poco de pintalabios: unos auténticos desvergonzados. Son incrédulos, da igual cuántos años lleven creyendo, no entienden nada de la verdad. Sin embargo, siempre quieren ser líderes y obreros en la casa de Dios, ostentar el poder y tener la última palabra, ¿es que no son descaradamente desvergonzados? ¿Por qué se considera incrédula a esa gente? Porque, a pesar de haber creído en Dios durante muchos años y de haber escuchado tantos sermones, ni entienden las verdades ni pueden ponerlas en práctica, lo que la convierte en incrédula. ¿Hay alguno de vosotros que muestre estos comportamientos? Los que sí, que levanten la mano. ¿Todos? Entonces sois todos unos incrédulos, lo cual es un grave problema. Aquellos que creen con sinceridad en Dios, si escuchan sermones con regularidad, comprenderán algunas verdades y progresarán un poco, se volverán más fiables en su discurso y en sus acciones. Si alguien escucha sermones durante años sin progreso alguno, es un atolondrado, una bestia, un incrédulo. Hay quienes, a los tres o cinco años de creer en Dios, comprenden ya bastante y son capaces de buscar la verdad en su discurso y sus acciones. Si notan fallos en el cumplimiento de su deber o causan alguna pérdida a la casa de Dios, se angustian, se lo reprochan a sí mismos y se odian. Les parece que sus errores, la falta de lealtad, la holgazanería o la indulgencia momentáneos ante las comodidades de la carne condujeron a tales fallos importantes y causaron grandes pérdidas, y se odian a sí mismos por ello. Tales personas con remordimiento en el corazón poseen algo de humanidad y pueden llegar al punto de recibir la salvación. Si alguien, después de muchos años de escuchar sermones no entiende ninguna verdad, sigue cometiendo errores en el cumplimiento de su deber, siempre crea problemas para la casa de Dios y causa pérdidas en la obra de la iglesia, e incluso carece de un corazón arrepentido, es que esa persona no tiene humanidad de ningún tipo, es peor que los cerdos y los perros. ¿Podría seguir cumpliendo con su deber de manera adecuada? Aunque lleve a cabo el deber, este es superficial y no va a recibir la aprobación de Dios.

Algunas personas se refieren siempre a la casa de Dios como “nuestra familia”, es algo que no paran de mencionar cuando hablan. ¡Con qué dulzura lo dicen! ¿Qué es eso de “nuestra familia”? Solo existen la casa de Dios, Su familia, la iglesia. ¿Es apropiado decir siempre “nuestra familia”? A Mí no me lo parece. Se puede usar esa expresión, pero solo es apropiada si lo que se dice se corresponde con la realidad. Si no eres alguien que persigue la verdad, si a menudo cumples deberes de manera superficial, no defiendes la obra de la iglesia de ningún modo, no te la tomas para nada en serio y, sin embargo, no paras de decir “nuestra familia”, entonces es inapropiado. Contiene un matiz de falsedad y mentira, provoca repugnancia y asco. Sin embargo, si eres alguien que realmente posee la realidad-verdad y defiende la obra de la iglesia, referirte a la casa de Dios como “nuestra familia” es aceptable. A los demás les suena auténtico, carente de falsedad, y te verán como a un hermano o hermana, les agradarás y te admirarán. Si no amas la verdad en tu corazón ni la aceptas, y además eres irresponsable a la hora de hacer tu deber, no te refieras a la casa de Dios como “nuestra familia”. Deberías perseguir la verdad de manera sincera, cumplir bien tus deberes y ser capaz de defender la obra de la iglesia para que el pueblo escogido de Dios sienta que eres parte de Su casa. Así, cuando dices “nuestra familia”, a los demás les genera una sensación de cercanía, no hay sentimientos de asco, porque consideras de veras en tu corazón la casa de Dios como tu propio hogar y, al cumplir tus deberes, te muestras realmente responsable y defiendes la obra de la iglesia. Cuando dices “nuestra familia” suena totalmente merecido, sin rastro de falsedad. Si alguien no muestra responsabilidad hacia la obra de la iglesia, desempeña los deberes que le correspondan de manera superficial, no se molesta siquiera en recoger cosas del suelo, limpiar una habitación sucia, quitar la nieve o adecentar el patio en invierno, con lo que no parece un miembro de la casa de Dios sino más bien un extraño, ¿está esa persona capacitada para llamar a la casa de Dios “nuestra familia”? Son meros servidores, obreros temporales, gente sin vida que pertenece a Satanás, en ningún caso a la casa de Dios. Y aun así, con desvergüenza, se siguen refiriendo a ella a menudo como “nuestra familia”, lo dicen cada vez que abren la boca, con suma intimidad, se dirigen a los hermanos y hermanas con enorme calidez, pero no se ocupan de tareas reales. Y cuando sí lo hacen, cometen errores y causan daño a la casa de Dios. ¿Acaso no son unos meros hipócritas? Son personas del todo inmorales, les falta toda conciencia y razón. Las cualidades más básicas que uno debe tener como creyente en Dios son la conciencia y la razón, y deberían además aceptar la verdad. Si no poseen siquiera conciencia y razón ni aceptan la verdad en absoluto, ¿merecen aún llamar a la casa de Dios “nuestra familia”? Son solo obreros temporales y servidores; pertenecen a Satanás y tienen poco que ver con la casa de Dios. Él no reconoce a tales personas; a Sus ojos, son personas malvadas. Muchas creen en Dios, pero no persiguen la verdad en absoluto y muestran indiferencia hacia los asuntos de la casa de Dios. Ignoran los problemas con los que se cruzan, son negligentes en sus responsabilidades, se mantienen alejados de los hermanos y hermanas cuando hay dificultades y no muestran odio hacia aquellos que hacen cosas malas y perjudican los intereses de la casa de Dios o arruinan la obra de la iglesia. Les falta conciencia tanto en los asuntos correctos como en los equivocados; cualquier cosa que suceda en la casa de Dios no les concierne. ¿Acaso la tratan como su propio hogar? Está claro que no. No es gente cualificada para llamar a la casa de Dios “nuestra familia”, los que lo hacen no son más que unos hipócritas. ¿Quién está cualificado para decir “nuestra familia”? Hace poco he notado que alguna gente no es mala en realidad, aunque por supuesto es la minoría. Con independencia de cuánta verdad entiendan o de la magnitud de su estatura o su fe, estas personas creen realmente en Dios, pueden llevar a cabo tareas reales y se responsabilizan de manera auténtica de cualquier deber que cumplan; poseen cierta apariencia de humanidad. Solo a tales personas se las puede considerar de verdad como parte de la casa de Dios. Cuando dicen “nuestra familia”, dan sensación de calidez y de sentimiento auténtico. Por ejemplo, la iglesia necesitaba una mesa que bien podría costar seiscientos o setecientos dólares si se compraba. Algunos hermanos y hermanas dijeron: “Es demasiado cara. Podemos ahorrar mucho dinero si compramos la madera y la hacemos nosotros. Va a servir igual, no habrá diferencia”. Al oír esto, ¿cómo me sentí en Mi corazón? Un tanto conmovido: “Estas personas no son malas, saben ahorrarle dinero a la casa de Dios”. Si las comparamos con aquellas que malgastan las ofrendas, estas son mucho mejores, al menos poseen algo de conciencia y razón, y un poco de sentimiento humano. Algunas personas causan pérdidas de cientos o miles de dólares en la casa de Dios sin ninguna conciencia, incluso dicen que no es asunto suyo, no sienten remordimientos en su corazón. Por otra parte, hay otros que dicen: “Hasta ahorrar ocho o diez dólares merece la pena. No deberíamos gastar dinero de manera innecesaria en cosas que podemos resolver por nuestra cuenta. Deberíamos ahorrar en lo que podamos. No hace falta gastar por gastar. No hay nada de malo en sufrir unas pocas penurias y esforzarnos”. Solo aquellas capaces de decir tales cosas cuentan con conciencia y razón, poseen humanidad normal y de verdad concuerdan con la casa de Dios. Pueden llamarla “nuestra familia” con todo el derecho, porque consideran los intereses de la casa de Dios. Algunas no piensan en absoluto en los intereses de la casa de Dios. ¿Es que acaso no son capaces de tales consideraciones? En lo que respecta a su propia vida, son frugales hasta el extremo, escatiman cada céntimo, siempre quieren comprar los artículos más baratos y prácticos, ahorrar en lo que puedan, llegan incluso a regatear los precios, realizan cálculos meticulosos y es obvio que se les da bien gestionar sus vidas. Sin embargo, en lo que respecta a la casa de Dios, no hacen las cosas de ese modo. Realizan gastos extravagantes al usar el dinero de la casa de Dios, lo gastan como les viene en gana, como si no gastarlo fuera un desperdicio. ¿No es señal de un talante terrible? Son personas egoístas hasta el extremo, no consideran la casa de Dios en absoluto, solo buscan satisfacerse a sí mismos. Esperan llegar al reino del cielo arrastrándose como gusanos y obtener grandes bendiciones a un mínimo coste. Estas personas egoístas y despreciables siguen albergando grandes ambiciones y deseos; ¡demuestran una grave deficiencia en su talante moral!

¿Hemos cubierto ya de manera básica y completa en nuestra charla esta manifestación de los anticristos, que se comportan de manera retorcida y son arbitrarios y dictatoriales? (Sí). Hagamos entonces un resumen. Los anticristos hacen las cosas de manera retorcida y son arbitrarios y dictatoriales, dos comportamientos distintos pero igual de significativos y concurrentes, comunes entre ellos. Esta manifestación pone en evidencia dos de las principales actitudes de los anticristos, la perversidad y la mezquindad; son tanto perversos como mezquinos. Es posible que a veces no veas su lado mezquino, pero sí ves el perverso. Puede que actúen de manera amable, que sea complicado percibir algo de coercitivo o salvaje en su comportamiento. Desde fuera no parecen crueles ni te obligan a hacer nada, pero te atrapan por medio de sus métodos perversos, te enredan en su control, te hacen servir sus propósitos y es así como te explotan. Sin darte cuenta, caes en su trampa, te sometes voluntariamente a su manipulación y sus juegos. ¿Por qué pueden acarrearte esas consecuencias? Los anticristos emplean a menudo afirmaciones y dichos correctos para ordenarte e influenciarte, te incitan a hacer algunas cosas, te hacen sentir que todo lo que dicen es correcto, que deberías llevarlo a cabo y hacerlo de ese modo; si no lo haces así, sentirás que vas en contra de la verdad, te dará la sensación de que desobedecerlos significa rebelarse contra Dios. Al hacer esto, los obedeces voluntariamente. ¿Qué resultado se da al final? Aunque la gente siga sus palabras y practique lo que dice, ¿entienden la verdad? ¿Su relación con Dios se está volviendo cada vez más cercana o cada vez más distante? Al enfrentarse a estas situaciones, la gente no solo no llega a presentarse ante Dios ni a orarle, sino que además no sabe cómo buscar los principios-verdad en Sus palabras ni cómo captar las intenciones y los requisitos de Dios. En su lugar, hacen una afirmación increíble: “He creído en Dios durante muchos años, sobre todo he confiado en los líderes para obtener apoyo y sustento. Pase lo que pase, mientras los líderes den charlas, existe un camino hacia delante. Sin los líderes no funciona, tan simple como eso”. Han creído en Dios durante muchos años y no tienen más estatura que esta, son todavía incapaces de funcionar sin líderes. ¿No es lamentable? ¿Cuál es aquí el significado implícito? La implicación es que no saben orar a Dios, depender de Él, admirarlo ni comer ni beber Sus palabras. Para que las entiendan, los líderes les deben proveer de todas estas cosas; el líder puede sustituir al Dios en el que creen. En realidad, se puede decir que la fe en Dios de esa persona es una fe en sus líderes. Escuchan todo lo que dicen los líderes y se creen cualquier cosa que digan. ¿En quién creen, a quién siguen y obedecen realmente, a Dios o a los líderes? ¿Acaso no es igual que la gente religiosa que cree en el Señor de manera nominal pero, en realidad, creen, siguen y confían en sus pastores? ¿No es esto estar controlado por humanos? Idolatras a los líderes, los escuchas en todos los asuntos. Esto es creer y seguir a humanos, estar constreñido y controlado por la gente. Dios ha hablado con mucha claridad y sin embargo no eres capaz de comprender Sus palabras ni sabes cómo practicarlas, pero ¿te basta con unas cuantas de los diablos y de Satanás para entenderlos a ellos? ¿Qué es lo que entiendes en realidad? A veces comprendes un precepto o doctrina, ¿cuenta eso como entender la verdad? (No). No es entender la verdad, sino que te desorienten. Eso es exactamente lo que es.

A la hora de manifestar un comportamiento retorcido y ser arbitrarios y dictatoriales, las principales actitudes de los anticristos son la perversidad y la mezquindad. ¿En qué se manifiesta su perversidad? En su comportamiento retorcido. ¿Y su mezquindad? (En ser arbitrarios y dictatoriales). Se manifiesta principalmente en que sean arbitrarios y dictatoriales, y en que obliguen a otros a obedecerlos; su obligación conlleva un carácter despiadado. Dios exige que las personas se sometan a Él y a la verdad. ¿Cuál es la manera de obrar de Dios? Después de expresar Sus palabras, Él le dice a la gente que lo más importante al creer en Dios es que deben someterse a la verdad y a Sus palabras. Conoces esta verdad, sabes que esta frase es correcta, pero en cuanto a si te sometes y a cómo lo haces, ¿cuál es la actitud de Dios? Tienes libre albedrío, derecho a elegir. Si quieres someterte, lo haces; si no quieres, no hace falta que lo hagas. Sin embargo, ¿qué consecuencias puede acarrear no someterse? ¿Qué escruta Dios en las personas y cuáles son Sus conclusiones al respecto? En estos asuntos, Dios no hace nada adicional. No te advierte ni te amenaza ni te obliga, no te hace pagar el precio ni te castiga por ello. Dios no se comporta así. Durante el periodo en el que está salvando a las personas, cuando expresa palabras para proveer a los humanos, permite que cometan errores, que tomen la senda equivocada, así como rebelarse contra Él y hacer necedades. Sin embargo, mediante Sus palabras y algunos de Sus métodos para obrar, poco a poco Dios le hace saber a la gente cuáles son Sus requerimientos, cuál es la verdad y qué es correcto y qué no; por ejemplo, mediante la poda, la reprensión y la disciplina, además de las exhortaciones. A veces, te proporciona un poco de gracia, te conmueve por dentro o te concede algo de iluminación y esclarecimiento, lo cual te hace saber qué está bien y qué está mal, cuáles son en realidad Sus requerimientos, qué posición deberían asumir los seres humanos y qué deberían practicar las personas. Mientras te hace entender, Él también te da una oportunidad. Si dices: “¡Seré rebelde, seré obstinado, no quiero elegir lo que está bien, no quiero ser leal, solo quiero actuar de esta manera!”, al final eres responsable de tu propio destino y desenlace. Has de responsabilizarte de tus acciones y pagar el precio; Dios no hace nada a este respecto. Él es imparcial y justo. Si te comportas de acuerdo con Sus exigencias y eres una persona que se somete a Dios o si, por el contrario, no actúas de acuerdo con las exigencias de Dios y no eres una persona que se someta a Él, en ambos casos, sea cual sea tu destino, Dios lo ha decidido con mucho adelanto. Él no tiene que hacer nada adicional. No es que te vaya a disciplinar, reprender ni castigar ni vaya a hacer recaer desastres sobre ti en caso de que hoy no actúes conforme a Sus exigencias; Él no obra así. Dios exige a las personas que se sometan simplemente para permitirles entender la verdad sobre la sumisión; no hay elemento de “obligación”. Dios no fuerza a nadie a someterse ni a practicar este aspecto de la verdad. Por tanto, a la manera de Dios, ya instrumente a las personas, rija sus destinos, las guíe o las provea de la verdad, la premisa de estas acciones no se basa en la obligación ni tampoco en la necesidad. Si actúas de acuerdo con las palabras de Dios, entenderás poco a poco la verdad, cada vez más, y tu condición ante Dios continuará mejorando; mantendrás una buena condición y Dios te esclarecerá también en aspectos de la vida diaria que no comprendes. Sin embargo, si no practicas la verdad, no te sometes a Dios y no estás dispuesto a perseguirla, lo que ganes será muy limitado. Es la gran diferencia entre estas dos cosas. Dios no muestra parcialidad, sino que es equitativo con todo el mundo. Hay quienes dicen: “¿Acaso no practicaría si Dios me obligara a ello?”. Dios no obliga a nadie, eso no es propio de Él sino de Satanás. Dios no obra así. Si solo puedes someterte a Él cuando te obliga, ¿en qué te convierte eso? ¿De verdad te estás sometiendo a Dios? Ese no es el tipo de sumisión que Él desea. La sumisión de la que habla es una en la que, con base en el entendimiento de la verdad, una persona practica de manera voluntaria las palabras de Dios a partir de la conciencia y la razón. Este es el significado innato de la sumisión. No implica obligación, restricción, amenazas ni ninguna forma de atadura o control. Por tanto, cuando te sientes especialmente atado o constreñido en un asunto, desde luego, no se trata de la obra de Dios. Por una parte, podría provenir de los pensamientos humanos o de la comprensión distorsionada y de las limitaciones autoimpuestas. Por otra, podría ser alguien que intenta limitarte, que usa preceptos o algún argumento o teoría que suenen bien para constreñirte y que te lleve a desarrollar algunas distorsiones en tu pensamiento. Esto indica un problema en tu comprensión. Si sientes una voluntaria y alegre sumisión a Dios, esto proviene de la obra del Espíritu Santo y también de la auténtica humanidad, de la conciencia y la razón.

En la casa de Dios hay algunas personas que no se someten a la verdad ni a los arreglos de la obra de esta, así como tampoco a los arreglos de la iglesia. ¿Cómo lidia con ello la casa de Dios? ¿Existen algunos métodos de implementación forzosa que se empleen para resolver esto? Por ejemplo, si un líder no hace trabajo real conforme a los arreglos de la obra y no practica la verdad ni es capaz de hacer trabajo real, ¿qué hace con él la casa de Dios? (Lo sustituye). Se le sustituye directamente, ¿pero se le expulsa? (No). No se expulsa a aquellos que no han cometido maldad. En cuanto a los hermanos y hermanas corrientes, si se ha dispuesto que cumplan cierto deber y se niegan, ¿cuenta esto como no someterse? Si ellos no van, es posible buscar a otra persona. ¿Se vería alguien forzado a cumplir un deber? (No). No hay coacción. Si están dispuestos a aceptar y someterse por medio de compartir la verdad, eso está bien. No se considera coacción, sino disponer que cumplan este deber bajo la condición de su consentimiento y voluntad personales. Por ejemplo, aunque a algunos les gusta cocinar, se dispone que se pongan a limpiar y dicen: “Si me piden que limpie, limpiaré. Me someto a los arreglos de la casa de Dios”. ¿Hay aquí alguna coacción? ¿Se obliga a alguien contra su voluntad? (No). Esto se dispone según su voluntad y sumisión, sin colocar a nadie en una situación complicada ni obligarlo a hacer nada. Podría haber también casos en los que, temporalmente, no sea posible encontrar a nadie para cierto deber y se disponga que ocupes ese puesto de manera provisional. Aunque no estés dispuesto personalmente, es una necesidad de la obra, un caso especial. Eres miembro de la casa de Dios, comes su comida y cumples allí tus deberes; ya que te reconoces a ti mismo como alguien que cree en Dios y lo sigue, ¿acaso no te puedes rebelar contra tu carne en este pequeño asunto? Esto no cuenta siquiera como sumisión ni dificultad; solo es temporal, no se te pide que cumplas con este deber a largo plazo. Hay quien se queja de que el trabajo que le encargan es sucio o cansado, y no está dispuesto a hacerlo. Si sacan eso a colación, se les debería reasignar enseguida. Sin embargo, si esto solo lo expresan en palabras, pero en realidad están dispuestos a someterse y a sufrir, deberían continuar cumpliendo con su deber. ¿Es apropiado este enfoque? (Sí). ¿Es correcto este principio? (Sí). La casa de Dios no obliga a nadie contra su voluntad. Se da otra situación en la que algunas personas, sea cual sea el deber que cumplan, son holgazanas, irresponsables y carecen de lealtad. Incluso a veces hacen cosas malas en secreto. Ponen excusas cuando no cumplen bien su deber, aseguran que este no es apropiado para ellos, que no es su punto fuerte o que no entienden el ámbito al que pertenece. Sin embargo, en realidad, todo el mundo percibe con claridad que su fracaso a la hora de desempeñar el deber adecuadamente no es por estas razones. ¿Cómo se debe lidiar con estas personas? Si piden hacer un deber en otra parte, ¿habría que mostrarse de acuerdo con ello? (No). ¿Qué se debería hacer? Tales personas no son apropiadas para cumplir deberes, lo hacen con reticencia y sin la actitud adecuada, así que se las debería echar. Hay otro tipo de persona que se vuelve difícil y se resiste en cuanto se le dice que cumpla un deber. Son individuos extremadamente reacios y están poco dispuestos, apenas logran reprimir su descontento, piensan: “Voy a pasar desapercibido y a subsistir durante unos pocos años, ¡quién sabe dónde acabaré después de eso!”. A la gente con tales intenciones no se le debería permitir cumplir un deber y, aunque quiera llevar a cabo otros distintos, no está permitido. Tales casos han de abordarse con firmeza. ¿Por qué? Porque se ha desentrañado su esencia, aquellos que los entienden dicen que son incrédulos, la gente a su alrededor también asegura que no son apropiados para cumplir deberes. Esa gente es no creyente y se le ha de depurar. De lo contrario, no hará más que causar perturbaciones, cometer fechorías y perjudicar al pueblo escogido de Dios dentro de la iglesia, cosa del todo inaceptable. Tales casos deberían manejarse de acuerdo con los principios para tratar a los que cumplen deberes en la iglesia; su falta de disposición no es un factor. ¿Es esto coacción? No, es actuar de acuerdo con los principios, defender los intereses y la obra de la casa de Dios. Se trata de depurar a los incrédulos y a aquellos que solo vienen a la casa de Dios a vivir a costa de ella. Si quieres gorronear, ve a hacerlo a otra parte, no aquí. La casa de Dios no es un hogar de retiro, no se mantiene a holgazán. ¿Comprendes?

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.