Punto 13: Controlan la economía de la iglesia mientras controlan el corazón de la gente (Parte 2)

Hay un líder que cometió el siguiente hecho; intentad discernir y diseccionar lo que hizo. Un día recibí un paquete de suplementos dietéticos de hierbas chinas. Pensé para Mis adentros: “No le he pedido a nadie que me compre esto, ¿desde dónde me lo mandan? ¿Quién lo ha comprado? ¿Cómo puede ser que no tenga ni idea?”. Más adelante, después de preguntar un poco, me enteré de que era un líder que, sin preguntar a lo Alto, se había encargado de comprarlo. Él había dicho que lo Alto necesitaba ese artículo. Al oír eso, los hermanos y hermanas que estaban por debajo dijeron: “Puesto que lo Alto quiere que se compre, es muy sencillo, podemos usar el dinero de la iglesia para comprarlo. Cualquier cosa que lo Alto desee comprar nos parece bien, especialmente si es para Dios; no tenemos ninguna objeción”. En cuanto al dinero que se gastó, ¿de quién era? (Eran ofrendas a Dios). ¿Cómo es que fue tan espléndido a la hora de gastar las ofrendas a Dios? ¿Esa compra fue autorizada por lo Alto? Sin buscar Mi consentimiento, decidió en secreto y por su cuenta proceder y comprar el medicamento. Y, al efectuar la compra, no se detuvo a pensar: “¿Le resultará esto útil a lo Alto? ¿Es adecuado lo que estoy comprando? ¿Qué cantidad debería comprar? ¿Me permitirá lo Alto gastar este dinero?”. ¿Acaso se preguntó esas cosas? (No). Sin preguntar siquiera, compró directamente ese artículo. ¿De dónde provenía esa liberalidad? ¿Qué tipo de lealtad personal es esa? Empleó el dinero de Dios para comprar algo para Él, lo asumió como su deber ineludible, hizo todo lo que hacía falta y superó todas las dificultades para comprar ese objeto y satisfacer a Dios. ¿Qué significa aquí satisfacer a Dios? Quiere decir: “Puedo darte una sorpresa agradable sin tener que pedir tu aprobación. ¡Mira, puedo hacerlo! ¿Sabías que era capaz de hacerlo? ¿Qué te parece? ¿No es una linda sorpresa? ¿No estás contento? ¿Te sientes reconfortado?”. ¿De quién era el dinero que gastaste? ¿Era tuyo? Si lo que gastaste era el dinero de Dios, ¿acaso obtuviste Su consentimiento? Gastaste dinero que le robaste a Dios, y después dijiste que deseabas darle una linda sorpresa: ¿qué tipo de lógica es esa? ¿Y de quién era el dinero con el que estabas siendo tan dadivoso? (Pertenecía a la casa de Dios). Ser desprendido con el dinero que pertenece a la casa de Dios es serlo con las ofrendas a Dios. ¿No es esto repugnante? (Lo es). Tal vez os sintáis indignados al oírlo, pero la persona en cuestión, lejos de experimentar repugnancia, se sentía bastante complacida consigo misma. Una vez entregado el artículo, reflexionó en su fuero interno: “¿Cómo es que no hay respuesta? He llevado a cabo esta magnífica obra para ti, ¿por qué no me has dado las gracias? ¿Qué te parece el artículo? ¿Estás satisfecho con él? ¿Te gustaría que te comprara más de lo mismo en el futuro? ¿Qué tipo de evaluación haces de mí? A partir de ahora, ¿vas a ponerme en una posición importante? ¿Estás satisfecho con lo que he hecho? He usado tu dinero para hacer algo por ti, ¿qué te parece mi amabilidad? ¿Estás contento? Oh, por favor, di algo. ¿Por qué no hay respuesta?”. ¿Debería haberle respondido? (No). ¿Por qué no? Este incidente ocurrió hace ya un tiempo, pero desde aquel entonces no ha dejado de repugnarme; siento repugnancia cada vez que veo el objeto que compró. Decidme, ¿es razonable estar indignado? ¿Merecería la pena diseccionar este incidente? (Sí). ¿Qué tipo de conducta es esa? ¿Es una expresión de lealtad? ¿De amabilidad? ¿O es un corazón temeroso de Dios? (No es nada de eso). Eso se llama ganarse el favor de alguien y jugar con él, y significa: “Me gasto tu dinero en comprar algo para complacerte y darte una buena impresión, para conseguir que me veas de una forma más favorable”. Ese líder deseaba complacer Mi gusto, halagarme y dorarme la píldora, pero al final no lo consiguió y acabó siendo calado. ¿Qué errores cometió? En primer lugar, eso no era algo que Yo le hubiera encargado hacer por Mí; no le había dicho ni una palabra para que lo hiciera. En segundo lugar, si él hubiera querido hacerlo debido a la bondad de su corazón, primero tendría que haber preguntado y obtenido permiso antes de proceder. Y, al hacerlo, ¿no debería haber indagado acerca de asuntos relacionados que necesitaba conocer? Por ejemplo, qué cantidad comprar, cuánto dinero gastarse, qué calidad adquirir, cómo debía gastarse el dinero; ¿no debería haber indagado sobre esas cosas? Hacerlo habría sido actuar de conformidad con los principios-verdad. Entonces, ¿cuál es la naturaleza de que no hiciera esas indagaciones? A una escala más baja, pensaba que estaba siendo muy listo; ¡a una escala mayor, eso se llama actuar de forma caprichosa, sin tener consideración por Dios, y actuar con imprudencia! Nunca le pedí que comprara ese artículo, ¿por qué estaba haciendo entonces esa exhibición de buenas intenciones? ¿Acaso no estaba buscando problemas? Por otro lado, su mayor problema era la forma en que los anticristos conciben la propiedad, que es lo que estamos diseccionando hoy y sobre lo que estamos hablando. Creía que, como líder de esa iglesia, estaba cualificado para disfrutar de las ofrendas hechas a Dios por Su pueblo escogido en la iglesia, y que tenía el poder para usar y poseer esas ofrendas a Dios y la última palabra en lo relativo a ellas. En esa iglesia ejercía el poder de un rey y se convirtió en un tirano local. Pensaba: “No necesito informarte ni preguntarte por las cosas que compro, simplemente me haré cargo por ti. Estés de acuerdo o no, siempre que me parezca que sería bueno actuar de ese modo y quiera hacerlo así, actuaré de esa manera”. ¿Qué es lo que es? ¿Acaso no es un anticristo? Los anticristos son así de descarados. Cuando a esa persona se le concedió estatus y se convirtió en líder, quería ser un rey, hacerse con los bienes de la iglesia. Se pensó que tan solo él estaba al mando en lo relativo a los bienes de la iglesia, y que tenía el poder para tomar posesión y hacer uso de ellos. Se creyó incluso que tenía la última palabra acerca de comprar cosas para Mí y qué cosas comprar. Pero ¿necesito acaso que compres cosas para Mí? Sin importar lo que Yo use y cómo lo use, ¿necesito que te involucres tú? ¿No es esto una falta de razón? ¿No es esto ser descarado? ¿Te has olvidado de quién eres? ¿No es esto como el caso del arcángel que, después de que le concedieran estatus, quiso estar en pie de igualdad con Dios? ¿Cuántos errores cometió la persona que hizo eso? El primero fue asignar los bienes de la iglesia como si fueran su propia propiedad personal; el segundo fue asumir la responsabilidad de tomar decisiones acerca de comprar cosas para Mí, el tercero fue, tras haber tomado él solo la decisión, no informar a lo Alto al respecto, no pedírselo ni tampoco notificárselo. Cada uno de ellos fue bastante grave por sí mismo. A este anticristo parecía funcionarle muy bien el sistema que tenía montado. En cuanto daba una orden, sus lacayos la ejecutaban con gran disciplina. Ni siquiera se detenían para preguntar: “Estamos gastando mucho dinero en comprar este artículo, ¿lo ha pedido Dios? ¿Puede usarse el dinero de esa forma? ¿Sería apropiado? ¿Quién ha pedido esto en realidad?”. Esos lacayos ni siquiera preguntaban esas cosas. ¿Asumían alguna responsabilidad? ¿Tenían alguna lealtad? No, no tenían ninguna, y deberían ser descartados. Este es un ejemplo pasado de alguien que usaba las ofrendas conforme a sus propios deseos y sin ningún principio. Gastar las ofrendas de Dios en comprar cosas para Él sin obtener Mi aprobación: hacer eso es cometer un grave error.

He aquí otro ejemplo; me gustaría que escuchaseis lo que hizo esa gente y veáis si os parece exasperante. Durante las reuniones de la iglesia, la silla en la que estaba sentado era demasiado blanda y, cuando me sentaba en ella, me hundía bastante. La mesa era tan alta que tenía que mantener recta la espalda, y estar sentado así durante mucho tiempo me fatigaba. Entonces, les pedí que comprasen una silla que fuera un poco más alta y tuviera un asiento algo menos blando. ¿No es eso algo que debería ser fácil de hacer? (Así es). Es un asunto realmente sencillo. Primero tenían que medir la altura de la silla en la que Yo estaba sentado en ese momento y buscar otra que fuera unos cinco centímetros más alta, o quizá un poco más, y después necesitaban comprobar lo blando que estaba el asiento y buscar otro que fuera algo más firme. En primer lugar, podían echar un vistazo por las tiendas y, si no encontraban nada adecuado, seguir buscando por Internet. ¿No es eso algo de lo que es fácil encargarse? ¿Acaso presenta alguna dificultad? Gastar dinero para comprar una cosa no es nada que pueda considerarse un reto y, además, si varias personas ponen en común sus ideas, debería ser una tarea sencilla de gestionar. Pasado un tiempo, acudí a otra reunión en esa iglesia y les pregunté si habían ido a comprarme una silla nueva. Dijeron: “Hemos estado mirando, pero no vimos nada realmente adecuado, y tampoco sabíamos qué tipo de silla querías”. Al oír eso me quedé impactado. Pensé: “A mi entender, hay una gran variedad de tiendas por aquí que venden todo tipo de cosas, de todas las calidades, por lo que no debería ser tan difícil comprar una silla. Tampoco estaba Yo esperando mucho”. Pero la persona a cargo de la adquisición dijo: “No es fácil comprarla; no hay una sola a la venta con las especificaciones que tú deseabas. Quizá sencillamente podrías arreglártelas con la que ya tenemos aquí”. Yo pensé para Mis adentros: “Bueno, si no habéis comprado una, no pasa nada, así nos ahorramos algo de dinero, me las apañaré con esta por ahora”. Un tiempo después, fui a otro lugar, en el que había varias sillas bastante bonitas y cómodas, y se podía saber de un vistazo que eran de estilo antiguo y de buena calidad. Así que tomé una foto y les pedí que la usaran como guía para comprar la silla, sin establecer preferencias en cuanto al color, y les dije que, si no había ninguna en las tiendas, deberían echar un vistazo por Internet. Les especifiqué incluso que buscasen en sitios que vendieran artículos de oficina. A continuación, me contestaron lo siguiente: “Hemos buscado por Internet, pero no había ninguna. Todos los fabricantes dijeron que ese es un modelo anticuado, que hoy en día ya nadie hace sillas de ese estilo, por lo que no hemos podido comprar ninguna”. Cuando oí eso volví a quedar impactado, y pensé: “Estas personas son realmente nefastas gestionando las cosas, no se puede depender de ellas. No les encomendé más que una pequeña tarea y ya me han dicho dos veces que han sido incapaces de comprar lo que Yo quería y se han negado a hacerlo”. Les pedí que siguiesen buscando, y que mirasen si había alguna disponible en otros sitios web. Entretanto, mientras esperaba, me encontré una silla en uno de los almacenes de la iglesia. Estaba provista de un cojín de espuma cubierto por un estampado de flores rosas, y no estaba terminada del todo. Tenía un respaldo, unos reposabrazos, unas patas y un asiento perfectamente rectos. Todas las partes de la silla eran rectas; los ángulos eran todos rectos y las esquinas cuadradas. Dije: “¿Alguien ha hecho esta silla por sí mismo?”. Una persona se acercó con rapidez y contestó: “¿No te hacía falta una silla? Hemos hecho esta para ti, nos disponíamos a decírtelo y a pedirte que la probases”. Estaban siendo tan sumamente amables que pensé: “Claro, voy a probarla”. Me coloqué firmemente sobre la silla y sentí una gran incomodidad, como si me estuviera sentando sobre una piedra, porque la espuma del cojín estaba extremadamente dura. “No hay problema”, dijo la persona que estaba junto a Mí. “Se puede ablandar un poco. Aún no está terminada. Vamos a mejorarla y después podrás probarla de nuevo”. ¡Qué probarla ni qué narices! Sentarme sobre un taburete de madera habría sido mejor que hacerlo sobre esa silla; por lo menos no me sentiría como si me estuviera sentando sobre una piedra. Dije: “No, esto no sirve. Seguid buscando si podéis. Si no encontráis nada, olvidadlo sin más”. Así que hice que siguiesen buscando. Quienes hicieron la silla quizá no lo entendieron. Es posible que pensasen: “Con la amabilidad que te hemos mostrado al escoger el material, el estilo y el tamaño, al hacer una silla a medida para ti. ¿Por qué no aprecias este acto de amabilidad? Y encima dices que parece que te estás sentando sobre una piedra, que está dura. ¿Cómo eres tan quisquilloso? Hagamos lo que hagamos para ti, deberías limitarte a usarlo y punto. Pero tú todavía sigues queriendo que compremos una silla. Te hemos dicho varias veces que el tipo de estilo que quieres no se encuentra en ninguna parte, pero sigues insistiendo en que compremos una de esas. ¿Acaso no costaría dinero? ¿Qué tal si ahorramos un poco? Hacer una silla es mucho más económico; los materiales no son muy caros. Si hay algo que podemos hacer nosotros mismos, mejor fabricarlo que comprarlo. ¿Cómo puede ser que no sepas lo que significa economizar?”. Decidme, ¿sería mejor para Mí usar esa silla o no hacerlo? (Sería mejor no hacerlo). Cuando vieron que no iba a usar la silla que habían hecho, la echaron a un lado, y tampoco la usó ninguno de ellos. Decidme, si no la hubiese probado, ¿habría herido los sentimientos de esa gente? (No). En todos Mis años nunca me he sentado en una silla acolchada que estuviera tan dura; fue toda una experiencia. Esa es la gran “amabilidad” que me mostraron esas personas. Más adelante, por no se sabe qué inesperada combinación de circunstancias, acabaron comprando una silla para Mí, por lo que sí que me mostraron algo de “amabilidad” después de todo. Era la primera vez que les pedía que compraran algo para Mí, se lo dije Yo Mismo directamente, y la forma en que gestionaron la tarea fue realmente repugnante. Comprarme una sola silla fue algo tremendamente difícil y laborioso, todo tenía que pasar por ellos y debatirse con ellos, y además Yo debía tener en cuenta su estado de ánimo. Si estaban de buen humor, entonces tal vez me la comprarían; si no, es posible que no, y en ese caso Yo me quedaría sin usarla. “Quieres usar una silla cómoda, pero nosotros tampoco usamos una, así que sigue soñando. Limítate a usar esta que ha hecho el carpintero. Cuando tengamos sillas cómodas para usar, podrás sentarte en una tú también”. ¿No son esas personas precisamente este tipo de cosa? ¿Qué tipo de personas son? ¿Acaso no son gente de un carácter bajo? Tan solo les pedí que gastaran algunas ofrendas para comprar algo, solo tenían que mover un poco las manos y los ojos, pero era muy difícil, muy molesto, lograr que gestionasen esa tarea. ¿Y si les hubiese pedido que gastasen su propio dinero? Al principio no les dije de quién era el dinero que iba a gastarse; ¿tal vez pensaron que Yo quería que gastasen el suyo propio y por eso se asustaron tanto que se negaron a hacer la compra? ¿Puede que ese fuera un motivo? Si te pido que compres algo, ¿cómo iba a hacerte gastar tu propio dinero? Si la iglesia tiene fondos, entonces ve y haz la compra; si no, no la hagas. De ninguna manera te haría gastar tu propio dinero. Entonces, ¿cómo es que fue necesario tanto esfuerzo para lograr que realizaran esa pequeña tarea? ¡Esa gente carece de humanidad! Cuando no están tratando de hacer algo y Yo no interactúo con ellos, parece que son amables y razonables, pero, una vez que empiezan a ejecutar una tarea, esa amabilidad y esa razón desaparecen. ¡Esas personas están atolondradas! ¿Cómo puedo llevarme bien con ellas?

He aquí otro ejemplo que tiene que ver con el tema de las ofrendas. Hay un lugar con una pequeña cocina, donde los utensilios y la vajilla son todos de uso común y a veces, en invierno, la gente no puede evitar enfermar de gripe. Les dije que compraran un armario de esterilización o un esterilizador de ozono para desinfectar los utensilios de cocina y toda la vajilla comunitaria. Eso sería algo seguro e higiénico. ¿Era mucho pedir? (No). Encomendé esa tarea a alguien y, poco tiempo después, oí que se había comprado un esterilizador de ozono. Dejé mis preocupaciones y no volví a indagar más al respecto. Pero resultó que algo salió mal. La máquina que esa persona había comprado no era un esterilizador de ozono ni nada parecido, sino una secadora de aire. Fue una compra engañosa, y además de una calidad extremadamente baja, que no tenía ningún efecto esterilizante en absoluto. ¿Sabía eso la persona que gestionó esa tarea? (Debería haberlo sabido). Pero ese bribón probablemente no lo sabía. ¿Por qué motivo? La persona a la que Yo había encomendado esa tarea no fue a efectuarla ella misma, sino que había encontrado a un intermediario que lo hiciera por ella, por lo que nunca supo exactamente qué artículo se compró, ni si era de buena o mala calidad. ¿Qué pensáis sobre la forma en que se despachó este asunto? ¿Se hizo de manera concienzuda o no? ¿Esa persona tenía alguna credibilidad? ¿Se merecía la confianza depositada en ella? (No). ¿Qué tipo de persona era? ¿Era alguien con integridad o humanidad? (No). Era una persona atolondrada, un bribón de la cabeza a los pies. Y eso no fue todo. Poco después, la persona que se había encargado de esa tarea empezó a reflexionar: “Es estupendo usar un esterilizador de ozono para desinfectar cosas. Dado que hay mucha gente que usa nuestros comedores, tal vez deberíamos comprar esterilizadores de ozono para allí también. Tú compraste uno, así que nosotros compraremos unos cuantos también. Tú te hiciste con uno pequeño para tu pequeña cocina, por lo que nosotros nos haremos con varios grandes para nuestros grandes comedores”. Una vez tramada esa idea, la debatió con un grupito de bribones como él y se tomó la decisión. Y resultó que, cuando ya se habían comprado esos esterilizadores de ozono, los hermanos y hermanas dijeron que, puesto que todo el mundo usaba su propia vajilla y no compartía ningún utensilio, no era necesario desinfectarlos, por lo que esa esterilización resultaría superflua. Al final, las máquinas se dejaron sin usar, e incluso a día de hoy hay unas cuantas en el almacén con el embalaje aún intacto. ¿Qué pensáis sobre la forma en que se despachó este asunto? ¿Se hizo de manera racional? ¿No fue cosa de alguien con demasiado tiempo y nada que hacer que se puso a buscar formas arbitrarias de gastar el dinero? Algunas personas, al pensar que la orden de realizar esas compras provenía de lo Alto, llegaron a decir: “¡Nada de quejas! Debemos aceptar esto que viene de Dios. Él ama tanto a la gente que incluso nos compra cosas que no necesitamos. Está dispuesto a gastar grandes sumas en nosotros. ¡Dios nos trata demasiado bien!”. Pero ahora saben que esas compras fueron el resultado de las operaciones secretas de una panda de bribones. Derrocharon las ofrendas de esa forma, sin que nadie asumiera la responsabilidad, comprobara las cosas, verificara si esas compras eran adecuadas ni denunciara las compras una vez realizadas. ¿Con qué fundamento compró esas cosas esa persona? Fue porque Yo le había pedido que comprara un armario de esterilización para la pequeña cocina. ¿Acaso le pedí que comprara para todos los comedores? Nunca le encomendé semejante tarea. Entonces, ¿cuál fue su motivo para comprarlos para todos los comedores? ¿No fue que él consideraba las ofrendas como su propiedad personal y las asignó como le dio la gana? ¿Tenía autoridad para asignarlas? (No). Antes de comprar esas máquinas, nunca me preguntó: “Ya que hemos comprado una para la pequeña cocina, ¿deberíamos también comprar varias para los grandes comedores?”. Y, después de realizar la adquisición, no informó acerca de cuántos esterilizadores de ozono había comprado, ni sobre cuánto habían costado en total, ni tampoco notificó el hecho de que los hermanos y hermanas no les habían encontrado ningún uso. Esa es la forma repugnante en que se gestionó este asunto. Y alguien tan atolondrado todavía se mostró desafiante cuando recibió la poda. ¿Cómo se debería tratar a ese tipo de personas? (Expulsándolas de la iglesia). En vista de la naturaleza de este incidente, no sería excesivo expulsarlas de la iglesia, porque este es un asunto que tiene que ver con las ofrendas y, al tener relación con ellas, vulneró los decretos administrativos. ¡Eso fue actuar con imprudencia! ¿Acaso se pensó que el dinero era suyo? ¿Tenía autoridad para usarlo y derrocharlo? Con la adquisición que encomendé hacer por Mí a unas personas, me crearon todo tipo de dificultades y les costó enormemente realizar la tarea, y además de eso tuve que debatirlo todo con ellos. Y, cuando no les encomendé que hiciesen ni comprasen nada, compraron estas cosas sin siquiera pestañear, sin trazar ningún plan ni consultar a la mayoría si iban a ser artículos útiles; sencillamente derrocharon el dinero como les apeteció. Hace un tiempo se dieron unas circunstancias especiales por las que se pidió a algunas personas comprar comida para entre seis meses y un año por miedo a que no hubiera suficiente para comer. El asunto se les explicó de esa forma simple y breve, y en el plazo de una semana informaron de que habían finalizado las compras en tres días y habían adquirido tanto productos ecológicos como otros en vía de certificación como ecológicos. ¿Cómo lo habían hecho? ¿Acaso no hicieron un excelente trabajo? No hizo falta que Yo dijera nada más, el asunto estaba despachado. Gestionaron la tarea por sí mismos con una alegre disposición, y se vio que eran especialmente habilidosos, rápidos, inteligentes y considerados. No solamente habían comprado los alimentos que necesitaban, sino también artículos de primera necesidad. Esos artículos incluían todo lo que necesitaban, y fueron capaces de adquirir todo lo que te pudieras imaginar, incluso cosas como caramelos, semillas de melón y otros aperitivos. Pensé para Mis adentros que esas personas realmente sabían cómo vivir; sabían cómo gastar el dinero y también se atrevían a hacerlo. Eran competentes, con técnicas de supervivencia muy sólidas, mejores que las de los animales salvajes, y se movieron con gran rapidez, mayor de la que Yo había esperado. Para poder sobrevivir, fueron capaces de mover cielo y tierra; no había nada que no pudieran conseguir. A raíz de este incidente vi que esa gente no era completamente descerebrada ni totalmente incapaz de efectuar tareas, sino que dependía principalmente de para quién gestionasen las tareas. Si las gestionaban por sí mismos, parecían especialmente activos, inteligentes, raudos y eficientes en sus acciones; no era necesario instarlos ni tampoco era preciso que me preocupase por ellos. Pero, cuando cumplían un deber en la casa de Dios, les resultaba difícil gestionar cualquier tarea, nunca podían encontrar los principios, y siempre acababan metiendo la pata. Resulta que había un motivo para eso, una enorme diferencia para ellos entre hacer las cosas para sí mismos y hacerlas para la casa de Dios. Por ahora, no hablemos sobre qué tipo de carácter o esencia poseía esa gente. Las dos actitudes totalmente diferentes que albergaban esas personas a la hora de gestionar las cosas revelaron que tenían un carácter realmente bajo. ¿Hasta qué punto era bajo su carácter? Dejadme que os lo defina: esas personas no eran humanas, ¡eran simplemente un conjunto de bestias! ¿Esa definición se ajusta a ellas? (Sí). Puede que esas palabras sean difíciles de digerir y tal vez resulte molesto oírlas, pero esa es justamente la manera en que esas personas gestionaban las tareas, y eso es lo que son. Lo que digo está basado en los hechos, no es una calumnia infundada. Cuando la casa de Dios usa a algunas personas, teniendo en cuenta el hecho de que son jóvenes, de calibre un tanto escaso, y que les falta fundamento y estatura, las ayudará continuamente, y hablará con ellas sobre la verdad y los principios. Pero, a fin de cuentas, un carácter pobre es lo que es, una bestia no deja de serlo, y esas personas nunca van a cambiar. No solamente no pondrán en práctica la verdad, sino que irán de mal en peor, tomando el brazo cuando se les dé la mano, y sin poseer siquiera un mero ápice del sentido de la vergüenza que forma parte de la humanidad normal. Cuando compran algo o llevan a cabo una tarea para la casa de Dios, nunca piden consejo sobre cómo adquirir esas cosas de forma económica y ahorrar dinero sin dejar de obtener algo práctico. Nunca lo hacen; se limitan a gastar el dinero ciegamente, compran cosas irresponsablemente y terminan por adquirir productos inútiles. Pero, cuando llega la hora de realizar una tarea o comprar algo para Mí personalmente, empiezan a tomárselo en serio y piensan en reducir los costes y en cómo gastar menos consiguiendo hacer más. Creen que hacer las cosas de ese modo es atenerse a los principios y practicar la verdad. ¿Tiene esa gente una pizca de razón? Ni siquiera tienen claro de quién es el dinero ni en quién debería gastarse. ¿No es esto gestionar las cosas como un bribón? ¿Hay gente así a vuestro alrededor? Todos aquellos que no consultan con el departamento de finanzas o con los hermanos y hermanas con los que hacen equipo a la hora de comprar cosas caras o valiosas para la iglesia, que simplemente proceden y derrochan las ofrendas como les place, que saben que deben ahorrar y moderar sus gastos cuando están gastando su propio dinero pero despilfarran arbitrariamente cuando gastan las ofrendas de Dios; ¡las personas así sencillamente son muy aborrecibles! ¡Son realmente repulsivas! ¿No es así? (Sí). Estas cosas me indignan siempre que pienso en ellas. Esas bestias son incluso inferiores a perros guardianes. ¿Acaso merecen vivir en la casa de Dios?

Había una vez un líder que se hacía con todos los artículos que los hermanos y hermanas de distintos lugares ofrendaban a Dios para “custodiarlos”, incluyendo objetos preciados, ropa corriente, comestibles medicinales, etc. Llevaba mochilas de marca a la espalda, zapatos de cuero en los pies, anillos en los dedos, collares en torno al cuello, etcétera; cualquier cosa que pudiera utilizar la hacía suya y la usaba, sin acordarlo con nadie. Un día, el hermano en lo Alto le preguntó por qué todos los artículos ofrendados a Dios por los hermanos y hermanas de distintos sitios no habían sido entregados. Él contestó: “Los hermanos y hermanas dijeron que ofrendaban esas cosas a la iglesia, no que estuvieran ofrendándoselas a dios”. Hizo incluso especial hincapié en el detalle de que habían sido entregadas a la iglesia, con la implicación tácita de que, puesto que él era el representante plenipotenciario de la iglesia, Dios ya podía ir olvidándose de poner Sus manos encima de estas cosas, ya que no eran para que las usara Dios sino la iglesia. Por expresarlo en términos más concretos, quiso decir: “Esas cosas son para que yo las use, no se han ofrendado para que las utilice dios. ¿Para qué preguntas? ¿Acaso estás cualificado para preguntar esto?”. ¿Oír esto hace que os enojéis? (Sí). Cualquiera se enojaría al oírlo. Decidme, ¿hay alguien que crea que las cosas que los hermanos y hermanas entregan a la iglesia se están ofrendando a los líderes de la iglesia? ¿Hay alguien que afirme que, al ofrendar cosas a la iglesia, se las ofrendan a tal o cual líder? ¿Alguien tiene esa intención? (No). A menos que, al hacer la ofrenda, escriban: “Por favor, remitir esto a fulanito”; solo entonces ese objeto pasa a ser posesión privada de ese líder. De lo contrario, todas las cosas que se ofrendan, sean dinero o artículos, son entregadas por los hermanos y hermanas a Dios. Las cosas que se ofrendan a Dios se denominan colectivamente ofrendas. Una vez designadas como ofrendas, son para que las use Él. Cuando son para Su uso, ¿cómo las emplea Dios? ¿Cómo asigna Él esas cosas? (Las entrega a la iglesia para que las use en su obra). Eso es. Existen principios y detalles específicos para su empleo en la obra de la iglesia, incluyendo los gastos de manutención para quienes llevan a cabo sus deberes a tiempo completo en la iglesia y los distintos gastos de la obra de la iglesia. Durante el período de la encarnación de Dios, ese uso incluye estos dos elementos: los gastos diarios de Cristo y todos los costes de la obra de la iglesia. Ahora bien, si consideramos estos dos elementos, ¿hay alguno que diga que las ofrendas pueden convertirse en sueldos personales, recompensas, gastos y remuneración? (No, no lo hay). Las ofrendas no pertenecen a ninguna persona. El uso y la asignación de las ofrendas deben ser dispuestos por la casa de Dios, y se emplean principalmente en la obra de la iglesia: aquí no figura que cualquiera que sea un líder de la iglesia tenga autoridad para tomar posesión o hacer uso de las ofrendas. Entonces, ¿cómo deben usarse exactamente? Esas ofrendas deben asignarse conforme a los principios que rigen el uso de los bienes de la iglesia. Desde esta perspectiva, ¿no es una vergüenza que los anticristos deseen siempre priorizar su posesión y uso de las ofrendas? Los anticristos siempre piensan que el dinero y los artículos ofrendados por los hermanos y hermanas pertenecen a quienquiera que tenga el puesto de liderazgo. ¿No es esta una forma descarada de pensar? (Sí, lo es). ¡Es sumamente descarada! No solamente los anticristos son perversos y crueles en su carácter, sino que este también es vulgar y rastrero, sin ningún sentido de la vergüenza.

Compartiendo acerca de estos temas y hablando sobre ellos, quedarán claras las verdades que las personas deberían entender y poner en práctica. No obstante, si no hablamos sobre estas cosas, el entendimiento que tiene la gente de algunas verdades se detendrá invariablemente en un nivel literal y doctrinal, y no dejará de ser relativamente vacío. Si integramos algunos asuntos reales en nuestra enseñanza sobre la verdad, será mucho más fácil para las personas ver las cosas como son, y su comprensión de la verdad será más práctica y concreta. Por lo tanto, hablar sobre estas cosas en modo alguno tiene como fin denigrar ni complicarle la vida a nadie. Se trata de cosas que han ocurrido realmente, y además están relacionadas con el tema sobre el que estamos hablando. Así pues, algunas personas se han convertido en material de estudio viviente, en las figuras y los personajes de los ejemplos típicos que son objeto de nuestra enseñanza y disección. Esto es muy normal. La verdad, por definición, está conectada con las palabras, pensamientos, opiniones, actos y actitudes que se revelan en el transcurso de la vida humana. Si nos limitásemos a hablar tan solo sobre el significado literal de la verdad y a explicarlo, separándolo de la vida verdadera, entonces, ¿cuándo podría obtener la gente un entendimiento genuino de la verdad? Hacer las cosas de ese modo complicaría mucho más la comprensión de la verdad para las personas, y les costaría mucho entrar en la realidad-verdad. Plantear unos cuantos ejemplos típicos para nuestra enseñanza y disección será más favorable para que las personas entiendan la verdad, los principios que deberían poner en práctica, las intenciones de Dios y el camino que deberían seguir. Por ese motivo, sea como sea, este método es a la vez adecuado y beneficioso para la gente. Si estos asuntos no tuviesen que ver con la verdad, o con el carácter de los anticristos que estamos diseccionando, Yo no estaría dispuesto a hablar sobre ellos. Sin embargo, el carácter y la esencia de las personas que hicieron esas cosas sí tienen que ver con el tema sobre el que estamos hablando, por lo que debemos hablar sobre ellas cuando sea necesario. El objetivo de hablar sobre esto no es reprimir a la gente, ni hacérselo pasar mal, ni someterlos a escarnio público, sino más bien diseccionar el carácter y la esencia de los seres humanos y, lo que es aún más importante, diseccionar el carácter de los anticristos dentro de los seres humanos. Si cada vez que nuestra enseñanza alude a estos temas todo lo que os viene a la mente es que tal o cual persona ha hecho tal o cual cosa, y no pensáis en la forma en que esto se relaciona con la verdad y las actitudes corruptas de las personas, ¿prueba eso que habéis entendido la verdad? (No). Si tan solo recordáis un asunto, o a una persona en particular, y en vosotros surgen sesgos, opiniones y prejuicios contra esa persona, ¿puede decirse que habéis llegado a una comprensión de la verdad? Eso no es entender la verdad. Pues bien, ¿en qué condiciones puede considerarse que habéis llegado a un entendimiento de la verdad? Casi todas las veces en que hablamos sobre las distintas manifestaciones de la esencia de los anticristos y las diseccionamos, Yo menciono unas cuantas historias que sirven a modo de ejemplos típicos, y hablo con vosotros sobre dónde están los errores en esas historias y el camino que la gente debería seguir. Si seguís sin entender después de este tipo de enseñanza, eso quiere decir que hay un problema con vuestra comprensión, que vuestro calibre es demasiado pobre y os falta entendimiento espiritual. Pues bien, ¿en qué condiciones puede considerarse que tenéis capacidad de comprensión, que poseéis entendimiento espiritual y habéis comprendido la verdad contenida en los ejemplos sobre los que hemos hablado? En primer lugar, debéis ser capaces de compararos con los ejemplos sobre los que estamos hablando y llegar a conoceros a vosotros mismos, de comprobar si tenéis también ese tipo de carácter y si seríais capaces de hacer esas cosas si tuvieseis estatus y autoridad, y si poseéis también esos pensamientos y opiniones o reveláis ese tipo de carácter. Ese es un aspecto. Además, entre los ejemplos sobre los que estamos hablando, debéis buscar los principios-verdad que habéis de entender y acatar de manera positiva. Esto quiere decir encontrar la senda que deberíais poner en práctica y saber, en esas circunstancias, qué postura deberíais adoptar y cómo practicar de una forma que sea correcta y acorde con las intenciones de Dios. Por otro lado, a través de la disección debéis ser capaces de reconocer que vuestro carácter es el mismo que el de los anticristos, establecer esa conexión y saber cómo resolverla. De esa manera, habréis llegado a una comprensión de la verdad, seréis unas personas que poseen entendimiento espiritual y tienen la capacidad de comprender la verdad. Si después de escuchar una historia recordáis todos los pormenores, todas las causas y efectos, y podéis explicarlos, pero no entendéis los principios-verdad que las personas deberían practicar y en los que deberían entrar, y cuando os enfrentáis a una situación no sabéis cómo aplicar esas verdades para poder ver las cosas y a las personas como son y conoceros a vosotros mismos, eso quiere decir que os falta capacidad de comprensión. Y una persona que carece de esa capacidad es una persona que no tiene entendimiento espiritual.

Os pondré otro ejemplo. Había un hombre que acababa de ser elegido líder. Antes de haber comprendido y captado realmente la situación real de los distintos aspectos de la obra, es decir, antes de haberse involucrado adecuadamente en cada uno de los distintos aspectos de la obra, empezó a indagar en privado: “¿Qué personas están a cargo de custodiar las ofrendas a dios en nuestra iglesia? Notificadme una lista con sus nombres. Dadme también todos los números de cuenta y las contraseñas. Quiero informarme sobre cuánto dinero hay”. No se interesó por nada de la obra. Lo que más le interesaba y le atraía con más fuerza eran los nombres de las personas que custodiaban las ofrendas, así como los números de cuenta y las contraseñas. ¿No había algo que estaba a punto de torcerse? Quería echar mano a las ofrendas, ¿no es así? Cuando os encontráis con una situación así, ¿qué deberíais hacer? Ya que se ha convertido en líder, ¿acaso el paso siguiente es que se le entreguen los bienes de la iglesia y que tenga el derecho de conocerlos y el poder de controlarlos? (No, no se le debería dar esa información). ¿Por qué no? ¿No serías culpable de insubordinación si no se la entregas? (El hecho de que haya mostrado esas manifestaciones es la prueba de que hay algo malo en él, por lo que, para proteger las ofrendas a Dios, no podemos darle esa información). Eso es: puesto que hay algo malo en él, no podéis dársela. Vuestra respuesta demuestra que Mi charla anterior no ha sido en vano y que la habéis entendido. ¿Por qué no podéis darle esa información? Las responsabilidades y el deber de un líder no consisten en fijar su atención en las ofrendas ni en tratar de obtener cualquier información relativa a las mismas. Esas no son las responsabilidades ni el deber de un líder. Las iglesias en todas partes tienen personas que han sido designadas para gestionar y custodiar las ofrendas. Es más, la iglesia tiene normas y principios estrictos que rigen el uso de las ofrendas. Nadie tiene el poder de priorizar su uso de las ofrendas, ni mucho menos para priorizar su posesión de las mismas. Esto se aplica a todos sin excepción. ¿No es esto un hecho? ¿No es correcto? (Así es). Cuando los anticristos desean priorizar su posesión y uso de las ofrendas, esto es incorrecto de por sí. Piensan que, como líderes, deben poder disfrutar libremente del uso de las ofrendas: ¿es eso la verdad? Ese dinero le pertenece a Dios, ¿por qué lo malversan? ¿Por qué disfrutan de su uso como les place? ¿Están cualificados para hacerlo? ¿Acaso Dios está de acuerdo con que usen las ofrendas de ese modo? ¿Lo aprobaría Su pueblo escogido? Que los anticristos se apoderen de las ofrendas y las derrochen está determinado por su carácter cruel, es una forma de contemplar las cosas derivada de su codicia, y no es algo que haya sido prescrito por la palabra de Dios. Ese anticristo siempre quiso tomar el control de todas las ofrendas, así como de toda la información sobre las personas a cargo de custodiarlas y todos los números de cuenta y las contraseñas. Ese es un problema grave, ¿no es cierto? ¿Acaso deseaba conocer los hechos subyacentes a las ofrendas a Dios, custodiarlas bien y a continuación asignarlas de una forma que fuera razonable y las mantuviera intactas, sin permitir que nadie las gastara de manera libre e imprudente? ¿Es eso lo que tenía en mente hacer? ¿Puede observarse, a partir de sus actos, alguna señal de buenas intenciones? (No). Así pues, si una persona realmente no codicia las ofrendas, ¿qué hará si es escogida como líder? (Lo primero que hará es averiguar la eficacia de los distintos aspectos de la obra en la iglesia, así como la manera en que se custodian las ofrendas y si el lugar en el que se guardan es seguro. No obstante, no indagarán acerca de los números de cuenta, las contraseñas o los importes contenidos). De acuerdo, pero hay algo más. Una vez que una persona que realmente no codicia las ofrendas es elegida como líder, verificará si el lugar en el que se guardan las ofrendas es seguro, así como si las personas a cargo de custodiarlas son aptas y fiables, si malversarán las ofrendas y si están custodiándolas acorde a los principios. Esas son las cosas que considerará primero. En cuanto a la información sensible, como la cantidad de las ofrendas y las contraseñas, las personas sin codicia —personas decentes y honradas— se mantendrían alejadas de ella. Pero una persona que sea avariciosa no la evitaría, y empleará el pretexto de: “Yo soy el líder. ¿No debería hacerme cargo de todos los aspectos de la obra? Todo lo demás me ha sido entregado, ¿por qué no las ofrendas?”. Empleando el poder del que dispone, querrá asumir el control de la economía de la iglesia bajo ese pretexto. Eso es un problema. No realizará su trabajo ni cumplirá con sus responsabilidades adecuadamente, ni gestionará la economía de la iglesia conforme a los principios y procedimientos normales. En lugar de ello, tendrá sus propios planes para ella. Cualquiera capaz de pensar como un ser humano normal puede ver eso. En cuanto ese líder empezó a hacer eso, alguien lo denunció y lo detuvieron. Después, esa persona me informó a Mí, preguntándome si fue correcto actuar así, y Yo dije que sí. Eso se llama proteger los intereses de la casa de Dios; esa información no puede entregarse a una persona así. Desear controlar el dinero de la casa de Dios en primer lugar sin haber hecho ni una pizca de trabajo, ¿no se parece un poco al gran dragón rojo? Cuando el gran dragón rojo arresta a los hermanos y hermanas, lo primero que hace no es pegarles, por miedo a que no sean capaces de hablar con claridad si antes los aturde a golpes; en primer lugar, pregunta dónde se guarda el dinero de la iglesia, quién lo custodia y cuánto hay. Solo entonces preguntará quiénes son los líderes de la iglesia. Su meta es simplemente apropiarse del dinero. Lo que hizo ese líder y lo que hace el gran dragón rojo son lo mismo por naturaleza. No hizo ninguna indagación acerca del trabajo, ni asumió la carga de una sola cosa, tan solo prestó atención a la economía; ¿acaso esto no es ser vil? ¡Qué evidentes fueron los actos de esa persona vil! Antes incluso de que su estatus estuviera asegurado, quiso apropiarse del dinero. ¿No se precipitó demasiado? No podía imaginarse que los demás habían conseguido discernirlo, y pronto fue cesado. Cuando se trata de personas de este tipo, que se comportan de un modo tan evidente, debéis recordar esto: daos prisa en cesarlas. No hay necesidad de discernir nada más acerca de este tipo de persona, como sus actitudes, humanidad, educación, trasfondo familiar, cantidad de tiempo que lleva creyendo en Dios, si tiene o no un fundamento, cuáles son sus experiencias vitales; no es necesario que discernáis ninguna de esas cosas, tan solo esto basta para determinar que esa persona es un anticristo. Deberíais uniros todos para cesar y echar a esa persona. No la necesitáis como líder. ¿Por qué? Si permites que te lidere, derrochará todo el dinero que tenga la iglesia y lo malversará, y entonces la obra de la iglesia se detendrá por completo y no será posible llevarla a cabo. Si te encuentras con ese tipo de persona que está empeñada en acaparar dinero, que es codiciosa y cuya atención siempre está fijada de manera inamovible en la riqueza, si las señales de su verdadera naturaleza están todavía por aflorar y todo el mundo la ha elegido de forma atolondrada pensando que posee algunos dones, que es competente en su trabajo, que es capaz de liderar a todos para que entren en la realidad-verdad, sin esperarse que en cuanto se convierta en líder empezará a llenarse los bolsillos con el dinero, entonces deberías darte prisa y destituirla de su cargo. Eso es sin lugar a dudas lo correcto. A continuación, podéis escoger a otra persona. La iglesia no va a desmoronarse por estar sin líder durante un día. El pueblo escogido de Dios cree en Él, no en ningún líder en particular. Decidme, ¿hay momentos en que a los hermanos y hermanas les falla el juicio? Antes de que esa persona se convirtiera en líder, no había forma de saber que era avariciosa. En sus interacciones con los demás, no trataba de aprovecharse, gastaba su propio dinero al comprar cosas e incluso daba limosna. Sin embargo, lo primero que hizo al convertirse en líder fue exigir información sobre la economía de la iglesia. La mayoría de la gente no es capaz de reprimir ese tipo de ansia perversa; ¡es bastante increíble! ¿Cómo puede haber cambiado de la noche a la mañana? No es que haya cambiado de un día para otro, sencillamente ya era ese tipo de criatura desde el principio, la única diferencia es que, previamente, no se habían dado las circunstancias que lo revelaran, como sí ha hecho ahora esta situación. Puesto que esta persona ha quedado en evidencia, ¿por qué deberíais mostrar aún misericordia? ¡Dadle una buena patada para lanzarlo fuera de aquí, cuanto más lejos mejor! ¿Os atrevéis a hacerlo? (Sí). En lo relativo a cualquier persona que no deje de urdir planes con respecto a los bienes de la iglesia, no la elijáis si no la habéis entendido hasta la médula. Si, en un momento de ignorancia, la escogéis sin haberla comprendido por completo, y más adelante descubrís que es una criatura avariciosa y un Judas, deberíais apresuraros a echarla y deshaceros de ella. No tengáis misericordia y no vaciléis. Hay quienes dicen: “Aunque esa persona sea avariciosa, es buena en todos los demás aspectos. Puede guiar a la gente hacia una comprensión de la palabra de Dios y conseguir que las personas lleven a cabo sus deberes de forma normal”. No obstante, tan solo es así durante un instante. Según pase el tiempo, ya no lo será. Antes de que transcurran unos pocos días, su rostro demoníaco se habrá vuelto patente. Todas las manifestaciones y actitudes de los anticristos sobre las que hemos hablado en el pasado se revelarán gradualmente en ella. Llegado ese momento, ¿no será demasiado tarde para cesarla? La obra de la iglesia ya se habrá visto afectada. Si no te crees lo que he dicho y vacilas, no vengas luego lloriqueando cuando te arrepientas. Observa primero el trato que hace una persona de las ofrendas: esta es la estrategia más simple, así como la más directa y clara de calar si una persona tiene la esencia de los anticristos. En los temas sobre los que hablamos en el pasado, tuvimos que identificar las actitudes de los anticristos a través de algunas manifestaciones, revelaciones, perspectivas, palabras y actos, y ver si tenían la esencia de los anticristos a partir de sus actitudes. En este asunto individual, no es preciso hacer esas cosas: es algo sencillo, directo y claro, y requiere menos tiempo y esfuerzo. Siempre que una persona muestre esta manifestación —un deseo constante de priorizar su posesión de las ofrendas o apoderarse de ellas por la fuerza—, puedes estar seguro entonces de que es un anticristo al cien por cien. Puede clasificarse como tal, y no puede servir como líder, sino que debe ser cesada y rechazada por los hermanos y hermanas.

Acabamos de hablar sobre las manifestaciones de los anticristos, que priorizan su posesión y uso de las ofrendas, y lo hemos usado para explicar y diseccionar las actitudes y la esencia expresadas por los anticristos en su intento de controlar la economía de la iglesia. Ese es el primer punto. La posesión y el uso son los enfoques más básicos y preliminares de los anticristos con respecto a los bienes de la iglesia. En este punto no hemos hablado de forma concreta sobre cómo los anticristos poseen y usan los bienes de la iglesia. Entraremos en detalles más concretos en el siguiente punto, que es cómo los anticristos derrochan, malversan, prestan, utilizan fraudulentamente y roban ofrendas.

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