Punto 13: Controlan la economía de la iglesia mientras controlan el corazón de la gente (Parte 3)
B. Derrochan, malversan, prestan, utilizan fraudulentamente y roban ofrendas
1. Derroche de ofrendas
Los anticristos piensan que tener estatus y autoridad les otorga el poder de priorizar su posesión y uso de las ofrendas. Pues bien, una vez que tienen ese poder, ¿cómo asignan y usan las ofrendas? ¿Lo hacen conforme a las normas de la iglesia o a los principios que rigen las necesidades de la obra de esta? ¿Pueden hacerlo? (No, no pueden). El hecho de que no puedan tiene que ver con muchas cosas. Una vez que los anticristos han alcanzado estatus, no pueden evitar hacer algunas cosas relacionadas con la obra de la iglesia, y una parte de ese trabajo implica desembolsos y asignaciones de bienes de la iglesia. En ese caso, ¿cuáles son los principios según los cuales abordan esas asignaciones? ¿Se trata de ser ahorrativo? ¿Acaso es ser minucioso al planear los gastos para ahorrar siempre que se pueda? ¿Es tener en cuenta la casa de Dios en todas las cosas? No. Aunque puedan llegar a algún sitio en bicicleta, seguirán gastándose el dinero para ir en autobús. Y, cuando les parece inconveniente e incómodo viajar siempre en autobús o en auto de alquiler, empiezan a plantearse usar el dinero de la casa de Dios para comprar un coche. Cuando lo hacen, desdeñan los modelos de bajo precio y rendimiento medio, y escogen específicamente un coche de altas prestaciones, un modelo de marca importado directamente del extranjero que cuesta más de un millón de yuanes. Piensan: “No es para tanto, y en cualquier caso es la casa de dios quien paga, y su dinero es de todos. No hay ninguna dificultad si compramos un coche entre todos. La casa de dios es muy grande, el universo entero le pertenece a él, así que ¿acaso es tan grave que su casa compre un auto? En el mundo de Satanás, los coches que conduce la gente cuestan todos varios millones de yuanes, por lo que, si nuestra iglesia compra uno por solo un millón, es algo bastante ahorrativo. Además, no es solo para que lo use yo, la iglesia entera va a compartirlo”. En el instante en que los anticristos abren la boca, se van más de un millón de yuanes, sin siquiera pestañear ni sentir una palpitación, y sin el mínimo atisbo de culpabilidad. Después de comprar el coche, empiezan a disfrutarlo. Ya no van a pie a los sitios a los que deberían ir andando, no usan la bicicleta para ir a donde deberían llegar pedaleando, ni alquilan autos para conducir hasta lugares donde pueden llegar con ellos; sino que insisten en usar su propio coche. Realmente se dan ínfulas, como si fueran capaces de hacer grandes obras. Los anticristos gastan dinero con mucho derroche, todo lo que compran tiene que ser bueno, de alta calidad y última generación. Por ejemplo, la diferencia de precio entre los modelos básicos y de gama alta de determinados tipos de equipos y máquinas puede ascender a varias decenas de miles de yuanes. En esas situaciones, los anticristos querrán adquirir el modelo de gama alta y, dado que no gastan su propio dinero, eso no los preocupará lo más mínimo. Si tuvieran que pagar de su propio bolsillo, no podrían costearse siquiera un modelo básico o de gama baja, pero, cuando les dices que es la casa de Dios quien va a pagar, querrán el de gama alta. ¿Acaso no son bestias? ¿No son irrazonables? ¿No es esto derrochar las ofrendas? (Sí, lo es). Las personas que derrochan las ofrendas tienen una humanidad pobre, ¡son egoístas y despreciables! Una vez que los anticristos han alcanzado el poder para usar las ofrendas, desean apoderarse de ellas para sí mismos, las emplean con una indiferencia total por los principios e insisten en hacerse con artículos de gama alta en cada compra. Cuando van a comprar unas gafas, quieren las de gama alta, las que bloquean la luz azul y los rayos ultravioleta y tienen las lentes más claras, y cuando van a comprar un ordenador quieren el de gama alta, el último modelo. Tanto si van a dar uso a distintas herramientas y equipos en sus deberes como si no, en cuanto surge el tema de comprar cosas, ellos quieren que sean de gama alta. ¿No es esto derrochar las ofrendas? Saben ser ahorradores con su propio dinero, y cualquier artículo les sirve mientras sea práctico, pero, cuando se trata de comprar algo para la casa de Dios, dejan de tener en cuenta los criterios de utilidad y ahorro. Lo único que piensan es que tiene que ser una marca famosa, que muestre su prestigio, y compran aquella que sea más cara. ¿No es esto buscar su propia destrucción? Gastar las ofrendas como si crecieran en los árboles; ¿no es eso lo que hacen los anticristos? (Sí).
Una vez un hombre fue a comprar cepillos de dientes con el hermano en lo Alto. Compró uno para el hermano que costaba poco más de un yuan, pero para él escogió uno de importación que costaba más de 15 yuanes. Ahora bien, ¿no diríais que había alguna diferencia, una disparidad en términos de estatus entre el hermano en lo Alto y este hermano corriente? (Sí). Dejando de lado cosas como el estatus, el prestigio o la manera en que Dios hace asignaciones, y limitándonos a comentar el hecho de que el hermano en lo Alto lleva años trabajando duro, en términos lógicos, ¿no debería ser este último quien usara el artículo de calidad superior? Pero él no se mostró exigente al respecto. ¿Qué principios estaba siguiendo? Ser ahorrador siempre que sea posible: ese tipo de artículo no es nada sofisticado, por lo que no merece la pena usar uno que sea caro, y no hay necesidad de gastar tanto dinero, basta con comprar uno que se pueda usar. Ahora bien, en lo relativo a la identidad, el prestigio y el estatus de esas dos personas, hay una disparidad entre ambas; y se compró un artículo de calidad mediocre para aquel que debía haber usado uno bueno, mientras que se adquirió otro de la mejor calidad para la persona que debía haber usado el mediocre. ¿Cuál fue aquí el problema? ¿Cuál de esas dos personas tenía el problema? Lo tenía la que usaba el artículo bueno. No tenía ni idea de quién era ni ningún sentido de la vergüenza, y estaba dispuesto a comprarse el artículo más caro y mejor mientras fuese la casa de Dios quien pagase. ¿Tenía esa persona una pizca de razón? Si hizo eso al comprar junto al hermano en lo Alto, tomando esas decisiones delante de él, ¿qué habría hecho si hubiera ido a comprar solo? ¿Cuánto habría despilfarrado? Habría ido mucho más lejos, y no cabría hablar de una diferencia de una decena de yuanes; habría sido lo bastante osado como para comprar artículos de cualquier precio, a gastarse en ellos el importe que fuese. Gastó las ofrendas y el dinero de la casa de Dios de esa manera; ¿acaso no estaba buscando su propia destrucción? Los hay que piensan: “He hecho una obra muy grande para la casa de dios, he asumido muchos riesgos, soportado muchas adversidades, y me han encerrado varias veces en prisión. Debería gozar de un trato especial por derecho”. Ese “por derecho” que mencionas, ¿es la verdad? ¿En cuál de Sus palabras dispuso Dios que cualquiera que fuese encarcelado, soportase adversidades o viajase durante muchos años por Él debería gozar de un trato especial por derecho, así como tener por derecho prioridad absoluta para usar las ofrendas y apoderarse de ellas, para derrocharlas como le plazca, y que eso sea un decreto administrativo? ¿Ha pronunciado alguna vez Dios una mera palabra a esos efectos? (No). Entonces, ¿qué dijo Él sobre cómo está previsto que usen las ofrendas ese tipo de personas, junto a los líderes, obreros y todos aquellos que cumplen sus deberes en la casa de Dios? Deben emplearlas para desembolsos y gastos normales; nadie goza de especial autoridad para usar o tomar posesión de las ofrendas. Dios no hará que Sus ofrendas se conviertan en la propiedad privada de ningún individuo. Al mismo tiempo, Él no estipuló que las personas deberían derrochar dinero en el uso y la asignación de las ofrendas. ¿Qué tipo de persona derrocha el dinero? ¿Qué tipo de carácter tiene una persona que hace eso? Eso es algo que hacen las bestias, los tiranos, rufianes, mafiosos y villanos despreciables sin ningún sentido de la vergüenza, es lo que hacen los anticristos. Cualquiera que tenga un poco de humanidad y algo de vergüenza no se rebajaría a eso. Hay algunas personas que, tras convertirse en líderes de la iglesia, creen que eso les otorga la autoridad para usar las ofrendas y los bienes de la iglesia. Quieren comprar cualquier cosa, se atreven a hacerlo y también a pedirlo. Piensan que cualquier cosa que compren y disfruten es algo que tienen bien merecido, es más, nunca se preocupan por preguntar el precio. Y, si alguien les compra un artículo que sea barato y corriente, incluso se enfadarán y le guardarán rencor. Son anticristos.
2. Malversación de ofrendas
Otra manifestación de los anticristos intentando controlar la economía de la iglesia es la malversación. El término “malversación” debería entenderse fácilmente. ¿Significa tomar los bienes de la iglesia y dárselos a los hermanos y hermanas o asignarlos a la obra de la iglesia para que puedan destinarse a un uso adecuado? (No). Entonces, ¿qué quiere decir “malversación”? (Significa no gastarlos de manera apropiada, sino emplearlos como se desee o de manera subrepticia). Aunque sea correcta la expresión “usar de manera subrepticia”, no resulta demasiado específica. Si una persona emplea los bienes de la iglesia de manera subrepticia para los gastos de manutención de quienes realizan sus deberes a tiempo completo, no hay nada de malo en ello, no se trata de malversación. La malversación es algo que se condena y no es conforme a los principios. Por ejemplo, algunos líderes de la iglesia toman el control del dinero de esta y, cuando a sus hijos les faltan los fondos para irse a la universidad y en casa no tienen la cantidad necesaria, se presentan ante Dios para orar y dicen: “Oh, dios, déjame que admita primero mi culpa e implore tu perdón. Si debes imponer un castigo, te ruego que me castigues a mí y no a mi hijo. Ya sé que esto no es lo correcto, pero ahora mismo estoy en una situación difícil y me veo obligado a hacerlo. Tu gracia siempre es abundante, por lo que espero que esta vez me dejes salirme con la mía y me concedas tu bendición. Me faltan unos veinte o treinta mil yuanes para la matrícula de la universidad de mi hijo e, incluso después de juntar todo lo que tengo y pedir prestado a todo el mundo, sigue sin ser suficiente. ¿Puedo usar tu dinero para pagar las tasas de la matrícula de mi hijo?”. Después, cuando han terminado de orar, se sienten en paz, pensando que Dios ha dado su consentimiento, y toman el dinero para su uso privado. Eso es malversación, ¿no es cierto? No usar el dinero para lo que debe ser usado, sino emplearlo en otra cosa, vulnerando los principios que rigen el uso de las ofrendas en la casa de Dios: eso se llama “malversación”. Cuando un miembro de su familia cae enfermo y necesita dinero, o si les faltan fondos para una transacción comercial, empiezan a urdir planes con respecto a las ofrendas, y en su corazón comienzan a orar y dicen: “Oh, dios, te ruego que me perdones, no era mi intención, pero de verdad que mi familia está teniendo algunas dificultades. Tu amor es vasto como el océano e infinito como el cielo, y no recuerdas las transgresiones que comete la gente. Después de usar ese dinero, te devolveré el doble cuando el negocio familiar obtenga beneficios, así que déjame usarlo, por favor”. Así es como usan las ofrendas a Dios. No importa si es un familiar o un amigo quien necesita dinero, siempre que esos líderes tengan el dinero en sus manos, se lo darán, sin actuar conforme a los principios ni obtener el consentimiento de los demás, ni mucho menos parándose a pensar por un momento en el hecho de que se trata de ofrendas a Dios. En lugar de ello, asumen la responsabilidad de tomar la decisión, sacan el dinero de la iglesia y lo emplean para otros fines. ¿No es esto malversación? (Lo es). Es malversación. Ahora bien, algunas personas devuelven el dinero al completo después de malversar subrepticiamente las ofrendas; ¿significa eso que ya no son culpables del pecado de malversación de ofrendas? ¿Quiere eso decir que se les puede dejar salirse con la suya? O, si en el momento de la malversación tenían sus motivos, un determinado contexto o adversidades, y no tenían más alternativa que malversar el dinero, ¿puede perdonarse esta malversación y no ser condenada? (No, no se puede). ¡En ese caso, el pecado de malversación de ofrendas es muy grave! ¿Se diferencia en algo de lo que hizo Judas? ¿No son las personas que malversan ofrendas de la misma calaña que Judas? (Sí, lo son). Si sus hijos van a la universidad, si alguien de su familia hace negocios, si una persona mayor necesita tratamiento médico o si no tienen fertilizante para sus cultivos, en todas esas situaciones quieren gastar el dinero de la iglesia. Algunos incluso rompen los recibos de las ofrendas realizadas por los hermanos y hermanas y se meten el dinero en sus bolsillos para gastarlo como les plazca, sin que lleguen siquiera a sonrojarse de vergüenza ni sentir una palpitación. Otros incluso reciben ofrendas de dinero de los hermanos y hermanas en reuniones y después, en cuanto ha terminado el encuentro, se van a comprar cosas con ello. Y luego hay unos cuantos hermanos y hermanas que, tras haber visto con sus propios ojos cómo esas personas malversaban las ofrendas, siguen dejando que se queden con el dinero, sin que nadie asuma la responsabilidad ni dé un paso al frente para impedirlo. Todos ellos tienen miedo de ofender a esos líderes, así que se limitan a mirar mientras gastan. Pues bien, ¿le ofrendaste ese dinero a Dios, o no? Si lo que haces es dar limosna a otras personas, deberías dejar claro que no estás ofrendando ese dinero a Dios, y Él no lo recordará. En ese caso, a quién pertenece ese dinero, quién lo gasta y cómo lo hace son cosas que no tendrán nada que ver con la casa de Dios. Por el contrario, si ese dinero tuyo se lo has ofrendado a Dios, pero antes de que la iglesia haya podido utilizarlo una persona se lo gasta así, derrochándolo de esa forma, y a ti eso no te preocupa lo más mínimo, ni tampoco lo impides ni lo denuncias, en ese caso hay un problema contigo, estás implicado en su pecado y, cuando ellos sean condenados, tú tampoco podrás librarte.
3. Préstamo de ofrendas
Todo aquello que implique el uso arbitrario de ofrendas, su consumo y gasto indebidos, incumbe siempre a los decretos administrativos y tiene el atributo de vulnerarlos. Al administrar los bienes de la iglesia, puede que algunos digan: “Los bienes de la iglesia están ahí parados. Hoy en día, los bancos tienen todo tipo de programas de inversión, como bonos y fondos, que ofrecen buenas tasas de interés. Si tomamos el dinero de la iglesia, lo invertimos y ganamos algo de intereses, ¿no beneficiaría esto a la casa de dios?”. Entonces, sin debatirlo, sin obtener el acuerdo de nadie de la iglesia, ellos se encargan de prestar el dinero. ¿Con qué propósito? Por decirlo de forma amable, esto supone ganar algunos intereses para la casa de Dios, pensar en ella, pero en realidad esta gente alberga un motivo egoísta. Quieren prestar el dinero sin que nadie lo sepa y después, al final, devolver el capital a la casa de Dios mientras ellos se quedan con los intereses. ¿No sería este un caso de albergar una intencionalidad desleal? Se denomina prestar ofrendas. ¿Puede considerarse el préstamo de ofrendas un uso adecuado de las mismas? (No, no puede). Otros dicen: “Dios ama a la humanidad, la casa de dios es acogedora. A veces, cuando nuestros hermanos y hermanas estén faltos de dinero, ¿no podemos prestarles las ofrendas de dios?”. Algunos se encargan entonces de tomar una decisión y algunos anticristos incluso hacen un llamamiento e incitan a los hermanos y hermanas, diciéndoles: “Dios ama a la humanidad, dios da la vida, le da todo al hombre, por lo que no sería un gran problema prestar algo de dinero, ¿verdad? ¿No es la intención de dios prestar dinero a nuestros hermanos y hermanas para sacarlos de un apuro en tiempos de necesidad urgente, para ayudarlos en las dificultades de sus vidas? Si dios ama a la humanidad, ¿cómo es posible que las personas no se amen las unas a las otras? ¡Vamos, prestadles dinero!”. Al oír esto, la gran mayoría de la gente ignorante dirá: “Claro, si tú lo dices. En cualquier caso, este dinero les pertenece a todos, así que consideremos esto como que todos estamos ayudando a alguien”. Y así, con una persona soltando ideas altisonantes y un montón de aduladores que les dan coba, al final, se va el dinero. Y bien, ¿sirve de algo que digas: “Este dinero se ha ofrendado a Dios”? Si sirve de algo, el dinero ya le pertenece a Dios y ya ha sido santificado, por lo que solo sería apropiado emplearlo según los principios que Dios ha establecido. Si no sirve de nada, si el dinero que tú ofrendas no cuenta, ¿qué tipo de acción es que hagas esta ofrenda? ¿Es solo un juego? ¿Estás gastándole una broma a Dios y engañándolo? En cuanto colocas en el altar las cosas que quieres ofrendar, empiezas a lamentarlo, puesto que ya las has colocado ahí, pero Dios ni siquiera las va a utilizar y parece que, al fin y al cabo, no tienen utilidad para Él. Así que, cuando necesitas utilizarlas, las tomas y las utilizas tú mismo. O quizá ofrendaste demasiado y, al lamentarlo después, recuperaste una parte. O puede que no estuvieras pensando con claridad cuando hiciste la ofrenda y, ahora que le has encontrado un uso, la recuperas. ¿Cuál es la naturaleza de esta conducta? Una vez que una persona ha ofrendado este dinero y estas cosas a Dios, es lo mismo que presentarlos en el altar, y ¿qué son las cosas presentadas en el altar? Son ofrendas. Aunque no sea más que una piedra, un grano de arena, un panecillo al vapor o un vaso de agua; si lo has colocado en el altar, este objeto pertenece a Dios, no al hombre, y ya ningún ser humano puede tocarlo. Tanto si lo codicias como si crees tener un uso legítimo para él; ya ningún ser humano tiene derecho a ello. Algunos dicen: “¿Acaso no ama dios a la humanidad? ¿Y si le deja una parte? En este momento, tú no tienes sed ni necesitas agua, pero yo tengo sed, así que ¿por qué no puedo beber?”. Ahora bien, luego tienes que ver si Dios está de acuerdo o no. Si Dios está de acuerdo, esto demuestra que Él te ha concedido el derecho de hacer uso de ello; sin embargo, si Dios no está de acuerdo, no tienes derecho a utilizarlo. En una situación en la que no tienes el derecho, en la que Dios no te lo ha dado, usar algo que le pertenezca a Dios supone romper un tabú importante, que es lo que Dios abomina por encima de todo. La gente siempre dice que Dios no tolera las ofensas del hombre, pero nunca ha entendido cómo es realmente el carácter de Dios o cuáles de las cosas que hace tienen más probabilidades de ofender Su carácter. En cuanto a las ofrendas a Dios, mucha gente piensa constantemente en ellas porque quiere utilizarlas o asignarlas como les plazca, usarlas, poseerlas o incluso derrocharlas a voluntad; no obstante, te digo que estás acabado, ¡que mereces morir! Ese es el carácter de Dios. Dios no permite que nadie toque sus pertenencias, tal es Su dignidad. Solo hay una situación en la que Dios da a la gente derecho a utilizarlas, y es para su uso adecuado de acuerdo con los preceptos de la iglesia y los principios que rigen su utilización. A Dios le resulta aceptable ceñirse a estos límites, pero alejarse de ellos sería una ofensa contra Su carácter, y una vulneración de los decretos administrativos. Así de estricto es, sin dar cabida a la negociación, y no hay alternativa. Por consiguiente, aquellos que hacen cosas como derrochar, malversar o prestar ofrendas son considerados anticristos a ojos de Dios. ¿Por qué se los trata con tanta severidad como para considerarlos anticristos? Si alguien que cree en Dios es capaz de llegar al extremo de atreverse a tocar, utilizar o derrochar a voluntad objetos que pertenecen a Dios y han sido santificados, ¿qué tipo de persona es? Una persona así es enemiga de Dios. Los enemigos de Dios son los únicos que mantendrían semejante actitud hacia Sus pertenencias; ninguna persona corrupta corriente lo haría, ni siquiera un animal, solo los enemigos de Dios, Satanás y el gran dragón rojo. ¿Son demasiado duras estas palabras? No, es un hecho y es completamente certero. ¿Cómo puede la calaña de Satanás tocar las cosas que le pertenecen a Dios? ¡Tal es la dignidad de Dios!
4. Uso fraudulento de ofrendas
Hay otras personas que, bajo toda clase de pretextos, piden dinero y bienes a la familia de Dios, diciendo: “En nuestra iglesia falta una silla, compradnos una. Algunos de los hermanos y hermanas de nuestra iglesia no tienen un ordenador con el que llevar a cabo sus deberes, compradnos un Mac. A menudo contactamos con gente mientras realizamos nuestro trabajo, y no podremos hacerlo si no tenemos un teléfono, así que compradnos un iPhone. Pero no basta con tener solo uno, eso sería demasiado inconveniente, porque a veces tenemos que ponernos en contacto con distintas personas. Además, una sola línea es demasiado propensa a ser espiada, así que lo único que servirá es tener varias”. De esa forma, algunas de esas personas tienen cuatro o cinco teléfonos móviles y llevan consigo dos o tres ordenadores portátiles al mismo tiempo; tienen un aspecto muy impresionante, pero el desempeño de su trabajo es mediocre. ¿Cómo consiguieron todas esas cosas? Las obtuvieron todas de manera fraudulenta. En el pasado hablamos de una mujer estúpida, que era un anticristo típico. Cuando la casa de Dios estaba renovando un edificio de la iglesia, ella se alió con un hombre para hacer un uso fraudulento del dinero de la iglesia, ocasionando pérdidas considerables a la casa de Dios. Al llevar a cabo las renovaciones, ese hombre se llevó un buen pellizco, como lo haría un contratista no creyente, eligiendo alta gama para todo lo que adquiría y gastando mucho dinero extra. Cuando algunas personas se dieron cuenta de que había un problema, esa mujer estúpida le ayudó a ocultarlo y disimularlo, y juntos defraudaron el dinero de la casa de Dios. Al final los pillaron y los dos fueron expulsados. De esa manera, buscaron su propia destrucción y arruinaron sus vidas. ¿Acaso les sirvió de algo lloriquear? Puesto que las cosas terminaron de esa forma, ¿por qué actuaron así para empezar? ¿Cómo es que esa mujer estúpida no pensó bien las cosas cuando estaba haciendo un uso fraudulento de las ofrendas? ¿Fue algo excesivo que la casa de Dios la expulsara y le hiciera devolver el dinero? (No, no lo fue). ¡Le estuvo bien empleado! Ese tipo de persona no merece piedad. No se le puede ser misericorde. Y luego está aquella líder de la que hablamos previamente. Ella tomó en secreto una buena parte del dinero de la iglesia y se lo prestó a un no creyente. Más tarde, también ella fue despachada. Habrá algunos que piensen para sus adentros: “¿No se limitó a prestar un poco de dinero? Dejad que lo devuelva y concluya el asunto. ¿Por qué echarla? Eso supone que una persona bastante decente se convierte en no creyente en un abrir y cerrar de ojos, y tiene que buscarse un trabajo para ganarse la vida. ¡Es tan lastimosa!”. ¿Es lastimosa esa persona? ¿Por qué no dices más bien que es aborrecible? ¿Por qué no echas un vistazo a las cosas que ha hecho? Lo que ha hecho es suficiente para asquearte durante el resto de tu vida, ¡y aquí estás, compadeciéndote de ella! Aquellos que se apiadan de ella, ¿qué tipo de personas son? Son todos imbéciles y personas que muestran una amabilidad indiscriminada a todo el mundo.
5. Robo de ofrendas
Hay una última manifestación de que los anticristos controlan la economía de la iglesia, y es el robo de ofrendas. Algunos ignorantes, al hacer ofrendas, se atienen al principio de “no dejar que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, y de esa forma ponen los fondos que ofrendan en manos de una persona en la que ni siquiera están seguros de poder confiar. Dicen: “La ofrenda que hago esta vez es una suma bastante considerable, así que no permitas que nadie más lo sepa, no lo apuntes en el libro de cuentas. Hago esto ante Dios y no ante otras personas. Con que Él lo sepa, basta. Si se lo contamos a los hermanos y hermanas, probablemente me adorarían. Entonces, para evitar que me tengan aprecio, hago esto en secreto”. Después de hacerlo, se sienten bastante bien consigo mismos y piensan: “He hecho mi ofrenda con la cabeza fría, de manera discreta y con principios, manteniéndola fuera del registro, sin que lo sepa ninguno de los hermanos y hermanas”. No obstante, esa forma ignorante de hacer las cosas ha generado una oportunidad de la que se pueden aprovechar los avariciosos. En cuanto se ha hecho la ofrenda, el anticristo al que ha sido entregada va a ingresarla en el banco, tomándola como si fuera suya. Incluso le dice a la persona que la hizo: “La próxima vez que hagas una ofrenda, debes proceder de la misma manera. Hacerlo así es lo correcto y concuerda con los principios; es preciso ser discreto al hacer ofrendas. La casa de dios ha dicho que no se debe exhortar a la gente a que haga ofrendas. Eso significa que pide a las personas que sean discretas, que no hablen de sus ofrendas incluso después de hacerlas ni revelen la cantidad entregada, y mucho menos que digan a quién se la dieron”. ¿La persona que hizo esa ofrenda es capaz de calar a la gente? ¿Por qué actuaría de una forma tan necia? Sin tener ni idea de lo perverso y siniestro que puede ser el corazón humano, depositan toda esa fe en esa persona y al final el dinero acaba siendo robado. Este es un caso de alguien que crea una oportunidad para un anticristo, permitiéndole robar el dinero. ¿Pero hay algún caso de un anticristo que sea capaz de robar dinero sin que se le brinde una oportunidad? ¿Hay casos en los que alguien, al hacer la contabilidad, registre deliberadamente una suma incorrecta o inferior, y sustraiga el dinero de manera subrepticia, poco a poco, cuando la gente no preste atención? Hay unas cuantas personas así. Esas personas sienten codicia por la riqueza, su talante es rastrero y maligno, y son capaces de hacer cualquier cosa siempre que tengan la oportunidad. Hay una máxima que dice: “Las oportunidades son para quien está preparado”. Las personas sin codicia no prestan atención a esas cosas, pero los avariciosos siempre lo hacen. Su mente está pensando constantemente en urdir planes y buscar oportunidades de las que abusar en lo relativo al dinero, ideando cómo poder sacar provecho y gastar el dinero furtivamente.
Había una mujer que era una insensata. Un día en que hablaba con ella, saqué el tema de que la iglesia quería imprimir unos libros, y le pregunté si sabía algo sobre impresión. Me contestó con un montón de teorías, y después continuó diciendo: “Por lo general, los impresores pagan una comisión al imprimir libros. Si encomendamos el trabajo a un no creyente, seguro que habrá no pocos asuntos turbios, y está claro que sacará un buen provecho bajo mano para sí mismo”. Según hablaba, empezó a irradiar alegría. Sus ojos se iluminaron, sus cejas se arquearon en lo alto de su frente, sus mejillas se sonrojaron y se puso contenta y entusiasmada. Yo pensé para mis adentros: “Si puedes hacerte cargo de este trabajo de impresión, acéptalo, y simplemente cuéntame todo lo que sepas al respecto. ¿A qué viene ese entusiasmo?”. Pero, en cuanto empecé a darle vueltas en la mente a este asunto, lo comprendí: había beneficios en juego. A ella no le preocupaba lo más mínimo cómo se fuera a hacer la impresión, qué libros había que imprimir, cuál sería la calidad ni cómo buscar una imprenta: todo lo que le importaba era llevarse una comisión. Aún no se había hecho nada y ella ya estaba hablando de llevarse un porcentaje. Pensé: “La pobreza ha debido hacer que pierdas la cabeza. ¿Cómo puedes esperar recibir un porcentaje por una impresión de libros para la casa de Dios? Al distribuir libros, la casa de Dios no saca un solo centavo, todo se entrega gratuitamente, ¿y tú quieres llevarte una comisión?”. ¿Acaso no estaba esta mujer cortejando a la muerte? Antes incluso de que la casa de Dios acordara que ella asumiera ese trabajo, cuando Yo apenas estaba haciendo una consulta, ella ya hablaba de llevarse una comisión. Si se hubiera puesto el encargo en sus manos, ella no iba a conformarse con recibir un porcentaje, y bien podría haber huido con todo el dinero; te habría defraudado y habría robado cualquier cantidad que le dieses. ¿Estoy exagerando? Esa estúpida mujer era una verdadera joyita, ¿no es cierto? Si queréis Mi opinión, os diré que era una bandida y una mafiosa dispuesta a ganar todo el dinero que pudiera. Dejemos de lado por el momento la pregunta de si Dios está de acuerdo con esto y limitémonos a preguntar a los hermanos y hermanas si ella estaba gestionando el asunto escrupulosamente, si ellos pueden aceptar su forma de gestionarlo y si el pueblo escogido de Dios puede perdonarla.
Después hay algunas personas que resultan repulsivas con solo mencionarlas. Cuando asumen un trabajo para la casa de Dios, se juntan con no creyentes para inflar el precio y hacer que la casa de Dios pague una cantidad desorbitada y sufra una pérdida. Si les dices que no vas a comprarlo o que no estás de acuerdo con su propuesta, se enojarán mucho e intentarán de todo para persuadirte o disuadirte y obtener el dinero de la iglesia. Cuando se abona el dinero a los no creyentes y ellos se benefician, y su reputación también sale reforzada, están tan felices como si acabaran de ganar la lotería. Eso es morder la mano que les da de comer, derrochar ofrendas y no tratar jamás de conseguir el mínimo beneficio para la casa de Dios. ¿Por qué se relegó a esas mujeres estúpidas que se hicieron cargo de la impresión de libros? Porque hicieron que la casa de Dios sufriera una pérdida y actuaron con imprudencia. Al negociar con no creyentes, no dejaron de regatear el precio tanto como pudieron, hasta el punto de que llegó a ser inferior al coste de producción, se convirtió en algo repulsivo y los no creyentes ya no quisieron hacer negocios con ellas. Al final, los no creyentes dieron su consentimiento a regañadientes, pero la calidad se vio altamente comprometida. Decidme, ¿existe alguna persona que esté dispuesta a hacer negocios asumiendo pérdidas? La gente de este mundo tiene que sobrevivir, y al hacer negocios debe ganar suficiente dinero para cubrir sus gastos de manutención y mano de obra, además del coste de producción. Esas mujeres no dejaron que los no creyentes ganaran ningún dinero, negociaron el precio de forma irrazonable y regateando tanto como pudieron, sin dejar de pensar que estaban ahorrando dinero para la casa de Dios, ¿y cómo terminó aquello? La otra parte acabó recortando en la calidad del trabajo y la encuadernación. Si no hubiesen compensado el déficit así, ¿acaso no habrían sufrido pérdidas? Si hubieran tenido que sufrirlas, ¿habrían hecho el trabajo? ¿Podían permitirse dejar que esas mujeres sacaran todo el provecho de aquel trato? No, eso habría sido imposible. Si hubieran dejado que esas mujeres se beneficiaran en exclusiva de aquel acuerdo, entonces no estarían haciendo negocios, sino caridad. Esas mujeres estúpidas no fueron capaces de discernir eso, gestionaron la tarea para la casa de Dios de esa manera y provocaron un desastre total. Al final, siguieron poniendo un montón de excusas, diciendo: “Estaba pensando en la casa de Dios. Estaba ahorrando dinero para ella. ¡Cada centavo cuenta, y todo ahorro es una ganancia!”. ¡Estaban diciendo tonterías! ¿Sabían lo que significan las normativas industriales? ¿Sabían lo que significan las prácticas establecidas y la conducta razonable? Así pues, ¿cuál fue el resultado final? Algunos de los libros eran de muy baja calidad, las páginas empezaban a desprenderse después de pasarlas unas cuantas veces y el libro entero se desintegraba haciendo que fuese imposible leerlo, por lo que no hubo otra opción que volver a imprimirlo todo. ¿Esto ahorró dinero o supuso un coste mayor? (Supuso un coste mayor). Ese fue el fiasco que provocaron aquellas mujeres estúpidas.
El hecho es que la manera en que los anticristos conciben las ofrendas está completamente desprovista de principios y humanidad, y es la prueba definitiva de su carácter perverso y cruel. A juzgar por la forma en que abordan las ofrendas y todo lo que pertenece a Dios, el carácter de un anticristo realmente está en Su contra. Contemplan las ofrendas que le pertenecen a Él con el máximo desprecio, juegan con ellas y las tratan como les place, sin mostrar una pizca de respeto y careciendo de cualquier límite. Si se comportan así cuando tratan las cosas que pertenecen a Dios, ¿cómo lo tratarán a Él Mismo? ¿O a las palabras pronunciadas por Él? La respuesta es obvia. Esa es la esencia-naturaleza de un anticristo, una esencia de anticristo dominada por la perversidad y la crueldad; se trata de un auténtico anticristo. Fijad esto en vuestra memoria: cuando hay alguien que es capaz de derrochar, malversar, prestar, usar fraudulentamente o robar las ofrendas, no es necesario observar otras manifestaciones. Siempre que una de esas categorías esté presente, será suficiente para considerar a esa persona un anticristo. No es necesario indagar ni investigar, ni mucho menos examinarla, para ver si se trata de una persona así y si en el futuro podrá ser capaz de hacer ese tipo de cosas. Siempre y cuando se ajuste a siquiera una de esas categorías, eso la condena a ser un anticristo, un enemigo de Dios. Echad un vistazo todos vosotros: tanto si se trata de un líder que ya habéis elegido, uno que habéis decidido elegir o uno de entre vosotros a quien consideréis bueno, cualquiera que exhiba ese tipo de conducta o tendencia no puede escapar de ser un anticristo.
¿Habéis aprendido alguna clase de lección de las cosas sobre las que he hablado hoy? ¿Habéis obtenido alguna comprensión de una verdad? No sois capaces de hablar claramente sobre esto, así que os diré qué tipo de lección deberíais aprender. No debes tramar ningún plan para las cosas que la gente ofrenda a Dios. Sin importar cuáles sean esas cosas, si son valiosas o no, si puedes o no darles uso, si son preciadas o no; no debes urdir ningún plan al respecto. Ve a ganar dinero si sabes cómo hacerlo; gana tanto como quieras, nadie se interpondrá en ello, pero es imperativo que no trames ningún plan para las ofrendas de Dios. Esta vigilancia y esta racionalidad son algo que deberíais tener. Lo anterior es una lección. Otra lección es que quienquiera que se dedique a derrochar, malversar, prestar, usar fraudulentamente o robar ofrendas debe ser considerado de la misma calaña que Judas. Las personas que han realizado esa clase de actos y prácticas ya han ofendido el carácter de Dios, y Él no las salvará. No debes alimentar ningún tipo de ilusiones a este respecto. Yo lo he expresado así y Dios llevará a cabo esas cosas. Esto ha sido determinado y no hay margen de negociación. Algunos dirán: “Había un contexto para mi malversación: era joven e ignorante cuando gasté ese dinero sin cuidado, pero no le estafé una cantidad demasiado grande a la casa de dios, tan solo 20, 30 o 50 yuanes”. No obstante, no se trata del importe; el problema es que, cuando lo haces, el objeto de tus actos es Él. Has tocado las cosas que son Suyas, y hacer eso es inaceptable. Las cosas de Dios no son propiedad común, no le pertenecen a todo el mundo, ni tampoco a la iglesia ni a Su casa: le pertenecen a Él, y no debes confundir esos conceptos. Dios no piensa ni tampoco te ha dicho: “Mis cosas y ofrendas pertenecen a la iglesia y deben ser asignadas por ella”, ni mucho menos: “Todas las ofrendas que se me hacen pertenecen a la iglesia, a la casa de Dios, y están a cargo de los hermanos y hermanas, y quien quiera usarlas tan solo necesita notificarlo”. Él no ha expresado nada parecido, nunca lo ha hecho. Entonces, ¿qué es lo que ha dicho? Algo que se ofrenda a Dios le pertenece a Él y, una vez que ese objeto ha sido presentado en el altar, le pertenece a Él definitivamente, y ningún ser humano tiene el derecho ni el poder de usarlo sin autorización. Urdir planes en lo relativo a las ofrendas, proceder a malversarlas, usarlas fraudulentamente, robarlas, prestarlas y derrocharlas; todos esos actos se condenan como ofensas contra el carácter de Dios, como las acciones de anticristos, y son equivalentes al pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo, por el cual Dios nunca te perdonará. Tal es la dignidad de Dios, y las personas no deben subestimarla. Si robas o hurtas a otras personas, es posible que recibas una pena de entre uno y dos años o entre tres y cinco años según la ley y, una vez hayas cumplido esos años de condena en prisión, dejarás de ser culpable de cualquier delito. Pero, si tomas las cosas de Dios y las usas, Sus ofrendas, eso es un pecado que es permanente a Sus ojos, un pecado que no puede perdonarse. He pronunciado estas palabras para ti, y cualquiera que vaya contra ellas tendrá que asumir las consecuencias. Cuando llegue la hora, más te vale no quejarte de que no te lo advertí. Te he dejado claras Mis palabras aquí y en el día de hoy, insistiendo en ellas como quien martilla clavos sobre una tabla, y eso es lo que sucederá. Es asunto tuyo si lo crees o no. Los hay que dicen que no tienen miedo. Bueno, si no estás asustado, espera y verás cómo terminan las cosas. No aguardes a recibir el castigo, porque llegado ese punto será demasiado tarde para llorar, rechinar los dientes y golpearte el pecho.
24 de octubre de 2020
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.