Punto 10: Desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios (II) Parte 1

Hoy continuaremos hablando sobre el punto diez de las diversas manifestaciones de los anticristos: desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios. La última vez llevamos a cabo una enseñanza específica dedicada a que desprecian la verdad, así que repasemos esto primero. ¿Cuál fue vuestra explicación de “despreciar” entonces? (Explicamos que es no darle importancia a la verdad, menospreciarla, infravalorarla, faltarle el respeto y tratarla con desdén). ¿Habéis explicado claramente la esencia de esta palabra usando términos prácticos? (Nuestra explicación solo consistía en sinónimos de despreciar; era superficial y no aclaraba los detalles de despreciar la verdad ni nuestras actitudes y manifestaciones en nuestra forma de tratar la verdad. No pudimos explicar su esencia). ¿Cuál es la naturaleza de tal explicación? ¿En qué categoría entra? (Palabras y doctrinas). ¿Alguna otra? ¿Pertenece al conocimiento? (Sí). ¿Cómo se adquirió este conocimiento? De las escuelas, los maestros y también de los diccionarios y los libros. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre Mi explicación y la vuestra? (La enseñanza de Dios trata sobre la actitud de cada persona hacia la verdad, es decir, desde lo profundo de su corazón, la gente se resiste a la verdad, siente repulsión y asco por ella, no la acepta e incluso llega a condenarla, y a juzgarla y difamarla con malevolencia. La explicación de Dios parte de la esencia de la actitud de las personas hacia la verdad). Yo explico la esencia de la palabra “despreciar” desde la perspectiva de varios comportamientos, prácticas, actitudes y puntos de vista esenciales. ¿Cuál de las explicaciones es realmente la verdad? (La explicación de Dios). Entonces, ¿dónde se queda corta vuestra explicación? (Nosotros no comprendemos la verdad. Solo miramos la superficie de las cosas y las interpretamos de manera literal, y dependemos del conocimiento y las doctrinas para ver los problemas). Vosotros interpretáis esta palabra en función del conocimiento que habéis captado y de acuerdo con vuestro entendimiento de su sentido literal, pero no sabéis en absoluto cómo se relaciona esta palabra con la esencia-naturaleza y el carácter corrupto de una persona. En esto se diferencian de la verdad el conocimiento y las doctrinas. ¿Vosotros usáis también a menudo este método y esta perspectiva cuando leéis las palabras de Dios y compartís la verdad? (Sí). No es de extrañar que la mayoría de las personas, sin importar cómo lean las palabras de Dios, no puedan comprender cuál es realmente la verdad en ellas. Así, muchas personas han creído en Dios durante muchos años sin entender la realidad-verdad ni entrar en ella. Es por esa razón que siempre se dice que “la gente no entiende la verdad y no posee la capacidad de comprenderla”.

Continuaremos hablando sobre el punto diez de las manifestaciones de los anticristos: desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios. En la última reunión dividimos despreciar la verdad en tres puntos. ¿Cuáles eran? (Primero, el desprecio por la identidad y esencia de Dios; segundo, el desprecio por la carne en que se encarna Dios; tercero, el desprecio por las palabras de Dios). Vamos a diseccionar el tema de que “los anticristos desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios” en función de estos tres puntos. La última vez cubrimos básicamente el primer punto más o menos, pero no hablamos con mucho detalle sobre la santidad y unicidad de la esencia de Dios, con la intención de daros espacio para reflexionar y para que compartierais de manera más específica en base a los aspectos de la justicia y la omnipotencia de Dios que Yo compartí. Hoy hablaremos sobre el segundo punto, que abarca cómo tratan los anticristos a la carne en que se encarna Dios, para diseccionar el tema de cómo los anticristos desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios.

II. Desprecio por la carne en que se encarna Dios

Las perspectivas y los puntos de vista de los anticristos sobre el Dios encarnado —es decir, Cristo— y su relación con Él también poseen algunas manifestaciones y revelaciones esenciales específicas. Si solo expusiéramos llanamente algunas de las manifestaciones específicas de la gente o las prácticas concretas de ciertas personas, podríais hallar la presentación algo imprecisa. En vez de eso, dividámosla en varios puntos para entender, a partir de ellos, cuál es exactamente la actitud de los anticristos hacia la carne en que se encarna Dios, y para corroborar y diseccionar cómo desprecian la verdad. El primer punto son los halagos, la adulación y las palabras bonitas; el segundo es el escrutinio y análisis, además de curiosidad; el tercero es que tratan a Cristo según su ánimo; el cuarto es que simplemente escuchan lo que dice Cristo, pero sin obedecer ni someterse. A juzgar por las expresiones de cada uno de estos puntos, así como también los puntos de vista y las manifestaciones que podéis entender a partir de su significado literal, ¿son todos positivos? ¿Hay alguno que parezca más afirmativo o positivo? ¿A qué hacen referencia “afirmativo” y “positivo”? Como mínimo, a tener humanidad y razón. No es necesario extenderlo al nivel de tener sumisión o a la actitud y postura que debe tener un ser creado. Usando simplemente la medida de la razón humana, ¿cuál de ellos está a la altura?

Comencemos por el primer punto: halagos, adulación y palabras bonitas. ¿Esos tres conceptos se consideran elogiosos, positivos o afirmativos en el lenguaje humano? (No). Por lo general, estas palabras describen la forma de hablar y el comportamiento de cierto tipo de personas. ¿Cuál? (Gente falsa, traidores, personas viles, aduladores). Traidores, personas viles y renegados; el tipo de personas que uno relaciona con la falsedad, la vulgaridad y la perversidad. Las acciones de tales personas son, a ojos de los demás, sobre todo despreciables y vulgares, poco sinceras hacia la gente y faltas de compasión. A menudo halagan, adulan y dicen palabras bonitas, halagando y adulando a aquellos que ejercen poder o tienen un estatus elevado. Los demás desprecian a este tipo de personas y generalmente las ven como figuras negativas.

Pasemos al segundo punto: escrutinio y análisis, además de curiosidad. ¿Estas palabras se consideran elogiosas o peyorativas? (Peyorativas). ¿Peyorativas? Explicadme, ¿por qué las clasificaríais de esa manera? Sin contexto, estas palabras son neutrales y no se puede decir si son elogiosas o peyorativas. Por ejemplo, someter a escrutinio un proyecto científico, analizar la esencia de un problema y tener curiosidad sobre determinadas cosas son manifestaciones que básicamente no se pueden considerar positivas o negativas y son más o menos neutrales. Sin embargo, aquí hay un contexto: el objeto del escrutinio, el análisis y la curiosidad de las personas no es algún tema apto para la investigación humana, sino la carne en que se encarna Dios. Entonces, claramente, añadiendo este contexto y en base a las cosas que hace este tipo de gente, sumadas a sus manifestaciones y comportamientos, estas palabras aquí se vuelven peyorativas. ¿Qué tipo de personas suelen escrutar y analizar la carne en que se encarna Dios? ¿Son aquellas que persiguen la verdad o las que no lo hacen? ¿Son las que verdaderamente, de corazón, creen en Cristo o las que tienen una actitud escéptica hacia Él? Obviamente, son las que tienen una actitud escéptica. No tienen una fe genuina en Cristo y, aparte de escrutar y analizar, también son particularmente curiosas. ¿Sobre qué sienten curiosidad exactamente? En breve hablaremos concretamente sobre los detalles de estas manifestaciones y esencias.

Ahora, pasemos al siguiente punto: tratan a Cristo según su ánimo. Este punto no contiene palabras concretas que debamos analizar para ver si tienen un sentido elogioso o peyorativo. ¿Qué hecho se revela en este tipo de manifestación y de práctica específica de tales personas? ¿Qué tipo de carácter tiene una persona que hace ese tipo de cosas y muestra dichas manifestaciones? En primer lugar, ¿es ecuánime en su trato con los demás? (No). ¿A partir de qué palabras se puede inferir esto? (“Según su ánimo”). Estas palabras significan que estos tipos de personas actúan y tratan a otras personas o asuntos sin principios, sin unos mínimos y, en especial, sin conciencia ni razón; se dejan guiar completamente por su ánimo. Puede que si alguien trata a una persona común según su ánimo no sea un problema importante, ya que no vulnera ningún decreto administrativo ni ofende el carácter de Dios, y solo plasma que es una persona obstinada, que no persigue la verdad, que actúa sin principios y que hace lo que le da la gana en función de su ánimo y de sus preferencias, sin tener en cuenta nada más que sus propios deseos y sentimientos carnales y no los sentimientos de otras personas, y sin mostrar respeto hacia ellas. Esta es una explicación que se aplica al trato que le dan a una persona común, pero, en este caso, ¿quién es el que recibe el trato según el ánimo de estas personas? No es una persona común, sino la carne en que se encarna Dios: Cristo. Si tratas a Cristo según tu ánimo, es un problema grave; no discutiremos ahora hasta qué punto.

Ahora, pasemos al punto cuatro: simplemente escuchan lo que dice Cristo, pero sin obedecer ni someterse. Aquí no hay términos específicos para definir exactamente lo que esto es; es un tipo de manifestación, un estado habitual y una actitud concreta en la manera en que la gente trata las cosas, pero involucra el carácter de una persona. ¿Cuál es el carácter de esas personas? Escuchan, pero no obedecen ni se someten. A simple vista, puede que aún puedan escuchar, pero ¿lo que muestran exteriormente es lo mismo que lo que piensan o que su verdadera actitud interna? (No). Por fuera, puede parecer que son educadas y que están escuchando, pero en su interior no es así. Internamente, tienen un ánimo y una actitud de desobediencia, y también de resistencia. Piensan: “En mi fuero interno, no te obedezco; ¿cómo puedo dejarte claro que no lo hago? Me limitaré a escuchar tus palabras con mis oídos, pero no las tomaré en serio en absoluto ni las implementaré. ¡Me pondré en tu contra y me resistiré a ti!”. Esto es lo que significa no obedecer ni someterse. Si tales personas entran en contacto e interactúan con individuos comunes y tratan lo que estos dicen con este tipo de estado, punto de vista y actitud, independientemente de si es una manifestación obvia o perceptible, ¿cuál es el carácter de dichas personas? ¿Se las puede considerar lo que otros llaman buenas personas con humanidad y racionalidad? ¿Se las ve como figuras positivas? Claramente, no. A juzgar por las palabras “simplemente escuchan, sin obedecer ni someterse”, estas personas son arrogantes. ¿Cuán arrogantes son? Extremadamente; hasta el punto de perder la racionalidad, de estar por completo enloquecidas, de no obedecer ni prestar la más mínima atención a nadie. Esta es su actitud cuando interactúan con los demás: “Puede que hable contigo, puede que me asocie contigo, pero en mi corazón no entran las palabras de nadie, ni se convierten estas en los principios y la guía para mis acciones”. Solo tienen en mente sus propios pensamientos, solo hacen caso a la voz que está en su interior. No escuchan ni aceptan ningún enunciado ni principio correctos, afirmativos o positivos, sino que en su corazón se resisten a ellos. ¿Hay personas así entre las masas? En un grupo, ¿las consideran racionales o irracionales? ¿Las ven como figuras positivas o negativas? (Negativas). Entonces, ¿qué opinan de ellas la mayoría de las personas en un grupo y cómo las tratan? ¿Qué tipo de métodos usan al tratarlas? ¿Está dispuesta la mayoría de la gente a entrar en contacto e interactuar con tales individuos? (No). En la iglesia, la mayoría de las personas no pueden llevarse bien con esos individuos, ¿por qué motivo? ¿Por qué a nadie le caen bien tales personas y todos sienten repulsión hacia ellas? Hay dos explicaciones a este problema. Primero, estas personas no colaboran con nadie, quieren tener la última palabra y no escuchan a nadie; es extremadamente difícil lograr que hagan caso a las palabras de otra persona y les resulta imposible buscar la opinión o las ideas de los demás o escuchar lo que estos dicen. Segundo, son incapaces de cooperar con nadie. ¿No son estas dos explicaciones las manifestaciones más específicas de este tipo de persona? ¿No son la esencia de tal persona? (Sí). En primer lugar, considerando su carácter, no escucha a nadie ni se somete a nadie. Quiere tener la última palabra, no quiere escuchar a los demás y no coopera con ellos. No hay lugar para los demás en su corazón, ni para la verdad ni para los principios de la iglesia; tal es el carácter de anticristos de estos tipos de personas. Además, son incapaces de cooperar o llevarse bien con nadie e, incluso si en su corazón se sienten dispuestos a regañadientes, siguen sin ser capaces de cooperar con los demás llegado el momento. ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿No está implicado un cierto estado? Menosprecian a los demás, no los escuchan y, sin importar cuán conformes a los principios sean las palabras de otros, no las aceptan. Cuando se trata de cooperar con los demás, solo se puede hacer a su manera. ¿Es esto cooperación armoniosa? Esto no es cooperar, es actuar de una manera arbitraria en la que una persona está al mando. Este es el tipo de carácter que tienen tales personas en sus interacciones con otras, y tratan a Cristo de la misma manera. ¿Vale la pena diseccionar esto? ¡Este problema es grave y merece una disección! A continuación, conversemos sobre las manifestaciones y prácticas específicas de los anticristos en cada punto y, a través de estas, entendamos la esencia de los anticristos: que desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios. Comencemos a diseccionar desde el primer punto.

A. Halagos, adulación y palabras bonitas

Halagos, adulación y palabras bonitas: en apariencia, todos deberían saber lo que significan estos conceptos, y los individuos que los personifican son comunes. Incurrir en halagos y adulación y decir palabras bonitas son, generalmente, formas de hablar que se adoptan para ganarse el favor, los elogios o algún tipo de beneficio de otras personas. Es la forma de hablar más común de aquellos que incurren en adulación y lisonja. Se puede decir que todos los humanos corruptos presentan, en cierto grado, esta manifestación, que es una manera de hablar que corresponde a la filosofía satánica. Entonces, ¿la gente muestra las mismas manifestaciones y prácticas frente al Dios encarnado, quizás también para ganar algunos beneficios? Por supuesto que no es tan sencillo. Cuando la gente incurre en halagos y adulación hacia la carne en que se encarna Dios, ¿qué tipo de punto de vista o pensamiento sobre Cristo dentro de su corazón provoca tal comportamiento? Ese es el comportamiento que la gente muestra habitualmente hacia otras personas. Si también se comporta de esta manera con el Dios encarnado, implícitamente deja en evidencia un problema: que considera al Dios encarnado, a Cristo, como una simple persona común entre la especie humana corrupta. Desde una perspectiva exterior, Cristo tiene piel y huesos y tiene la apariencia de un humano. Esto da a las personas una impresión ilusoria, que las lleva a creer que Él es un simple humano y les permite el descaro de tratar a Cristo basándose en la lógica y el pensamiento que utilizan en su trato con los humanos. De acuerdo con dicha lógica y pensamiento, al tratar con alguien que tiene estatus y renombre, por lo general, la mejor estrategia para causarle una buena impresión y así ganar beneficios o un futuro ascenso con soltura es hacer que las palabras de uno suenen agradables y diplomáticas y asegurarse de que quien las escucha se sienta cómodo y feliz. Uno debe mantener una expresión facial amable y no mostrar una cara enojada o ceñuda y, en cuanto al lenguaje, no debe contener palabras intensas, malévolas o severas, o palabras que puedan herir el orgullo del otro. Solo con esas manifestaciones y palabras uno puede causar una buena impresión en presencia de la otra persona y no resultarle repulsivo. Al parecer, hablar de manera agradable e incurrir en adulación y lisonja se considera la forma más auténtica de respeto hacia los demás. De manera similar, la gente cree que para demostrar respeto a Cristo y para mantener la armonía debe hacer todo lo posible para mostrar ese comportamiento y asegurarse de que sus palabras no incluyan lenguaje o contenido hiriente, y definitivamente nada ofensivo. La gente cree que esa es la mejor manera de interactuar y conversar con Cristo. Tratan a la carne en que se encarna Dios como al más común de los humanos con un carácter normal y corrupto, pensando que no hay una manera mejor de comportarse o de tratarlo más allá de eso. Por lo tanto, cuando un anticristo se presenta ante Cristo, lo que alberga en su corazón no es temor, respeto o sinceridad genuina, sino más bien un deseo de usar un lenguaje agradable y diplomático e incluso recurrir a impresiones ilusorias para incurrir abiertamente en halagos y adulación hacia la carne en que se encarna Dios. Creen que todos los humanos son susceptibles a esta estrategia y, dado que la carne en que se encarna Dios también es humana, Él también responderá a dicha estrategia y la preferirá. Por consiguiente, al tratar a Cristo, la carne en que se encarna Dios, en el fondo los anticristos no aceptan el hecho de que Él posee la esencia de Dios. En cambio, emplean algunas tácticas humanas, filosofías humanas para los asuntos mundanos y los trucos humanos comunes con los que se trata y manipula a otras personas para tratar a la carne en que se encarna Dios. La esencia de estos comportamientos, ¿demuestra el hecho de que los anticristos desprecian a la carne en que se encarna Dios? (Sí).

Los anticristos tratan a Cristo de la misma manera que tratan a los humanos corruptos, diciendo solo palabras de halago y adulación al verlo, y luego observando sus reacciones e intentando satisfacer Sus preferencias. Algunas personas, tras ver a Cristo, dicen: “Te he divisado desde lejos. Destacas en la multitud. A diferencia de otros, que no tienen un halo, tú tienes uno sobre la cabeza. Supe enseguida que no eres una persona corriente. ¿Quién más en la casa de dios no es corriente, sino cristo? Me di cuenta en el momento en que te vi; es cierto, sin lugar a duda. La carne en que se encarna dios es, en efecto, diferente a los demás”. ¿No es un disparate evidente? Mi apariencia es común y corriente. En cualquier multitud, si no hago o digo nada, podría llevar uno o dos años que alguien se diera cuenta de quién soy. En cualquier grupo, solo soy un miembro común; nadie puede ver nada especial en mí. Ahora estoy obrando en la iglesia y, por el testimonio de Dios, me escucháis cuando hablo entre vosotros. Pero, sin el testimonio de Dios, ¿cuántos me escucharíais o prestaríais atención? Eso sigue siendo una incógnita, un interrogante. Algunas personas dicen: “Para mí, se ve tal como dios. Siempre he sentido que es alguien fuera de lo común, diferente a los demás”. ¿En qué soy diferente? ¿Acaso tengo tres cabezas y seis brazos? ¿Cómo puedes notar la diferencia? Dios dijo una vez: “Yo no dejo que la gente perciba ni un indicio de divinidad en mí”. Si Dios no permite que la gente perciba Su divinidad, ¿cómo puedes verla tú? ¿No es controvertido lo que dicen estas personas? Claramente, no son más que comentarios absurdos de lisonjeros despreciables cuyas palabras carecen de toda sustancia. La apariencia externa del Dios encarnado es la de una persona común. ¿Cómo puede discernir la divinidad de Cristo el ojo humano? Si Cristo no obrara ni hablara, nadie podría reconocerlo ni conocer Su identidad y esencia. Eso es un hecho. Entonces ¿qué hay de aquellos que dicen: “A primera vista me di cuenta de que eres la carne en que se encarna dios, distinto de los demás”, o: “En cuanto te vi, supe que podías hacer grandes cosas”? ¿Qué son esos enunciados? ¡Son puros disparates! Cuando Dios no había dado Su testimonio, ¿cómo es que no lo discernías, sin importar la cantidad de veces que miraras? Después del testimonio de Dios, cuando Yo comencé Mi obra, ¿cómo es que, de repente, lo pudiste notar a primera vista? Está claro que estas son palabras engañosas, una pura locura.

Algunas personas, cuando se encuentran o interactúan conmigo, quieren lucirse. Piensan: “No es frecuente que uno llegue a conocer al dios encarnado, es una oportunidad única en la vida. Debo actuar bien y transmitir los resultados de mis años de creer en él y los buenos resultados que he obtenido desde que acepté la actual etapa de la obra de dios, de modo que él lo sepa”. ¿Qué pretenden con que Yo lo sepa? Esperan una oportunidad de ascenso. Si estuvieran en la iglesia, nunca tendrían la posibilidad de sobresalir o ascender en su vida; nadie las elegiría. Creen que ha llegado esa oportunidad, así que se plantean cómo hablar de una forma que no deje en evidencia ningún problema ni muestre cómo intentan lucirse. Deben ser más diplomáticos y hábiles, así como emplear algunos ardides y trucos, además de recurrir a pequeñas artimañas. Dicen: “¡Dios, sin duda nos hemos beneficiado mucho de creer en ti durante todos estos años! Toda nuestra familia cree y hemos renunciado a todo para entregarnos por dios. Pero eso no es lo más importante. Lo principal es que tus palabras son muy grandiosas y has hecho mucha obra. Todos estamos dispuestos a cumplir nuestros deberes y a gastarnos para dios”. A lo que respondo: “Pero en realidad no hay ningún beneficio en eso”. “Lo hay; la gracia que dios ha concedido es abundante. Por las palabras de dios, hemos obtenido una nueva luz, perspicacia y entendimiento. Los hermanos y hermanas están llenos de energía, todos dispuestos a entregarse por dios”. “¿Hay algunos que estén débiles y negativos o que causen trastornos y perturbaciones?”. “No, nuestra vida de iglesia es muy buena. Los hermanos y hermanas persiguen amar a dios y renuncian a todo para difundir el evangelio. Todo lo que dios dice es bueno. Estamos motivados y ya no podemos creer como lo hacíamos antes, buscando la gracia y comer el pan y saciarnos. Debemos abandonar todo por dios, ofrecernos a él y entregarnos por él”. “Entonces, en estos últimos años, ¿habéis adquirido alguna comprensión de las palabras de Dios?”. “Sí, lo hicimos. Tus palabras, dios, son muy grandiosas, ¡cada frase atina justo en nuestros asuntos clave y pone al descubierto nuestra esencia-naturaleza! En tus palabras y en la comprensión de nosotros mismos hemos recibido mucha luz. Dios, tú eres el salvador de toda nuestra familia, de toda la iglesia. Sin ti, habríamos perecido quién sabe dónde hace mucho tiempo. Sin ti, no sabríamos cómo continuar. ¡Todos en nuestra iglesia anhelan verte, rezan cada día para encontrarte en sus sueños y esperan estar contigo todos los días!”. En su discurso, ¿se pronuncian palabras esencialmente sinceras o genuinas? (No). ¿Qué son esas palabras entonces? Son hipócritas, vacías e inútiles. Cuando les pido que hablen de autoconocimiento, dicen: “Desde que acepté la obra de dios, siento que soy un diablo y un Satanás, carente de humanidad”. “¿Cómo es que careces de humanidad?”. “Actúo sin principios”. “¿En qué acciones careces de principios?”. “No puedo colaborar en armonía con los demás, tanto mis interacciones como mi trato con la gente carecen de principios. Soy un diablo y un Satanás; procedo de Satanás y estoy profundamente corrompido por él. Me resisto a dios en todo momento, me opongo y me enfrento a él constantemente”. En apariencia, esas palabras suenan bien. Cuando les pregunto: “¿Cómo está ahora tal persona en vuestra iglesia?”, me responden: “Ahora le va bien. Antes lo habían reemplazado como líder de la iglesia, pero luego se arrepintió y los hermanos y hermanas volvieron a elegirlo”. “¿Es alguien que persigue la verdad?”. “Si dios dice que persigue la verdad, entonces lo hace; si dice que no lo hace, entonces no lo hace”. “Esa persona parece entusiasta, pero su calibre es bastante pobre, ¿no es así?”. “¿Pobre? Sí, un poco. De no ser así, ¿por qué lo habrían sustituido los hermanos y hermanas la última vez?”. “Si su calibre es pobre, ¿puede hacer trabajos concretos? ¿Puede cumplir con la obligación de liderar la iglesia?”. Al oír Mis palabras, las interpretan como si estuviera dando a entender que alguien de calibre escaso no puede cumplir con la obligación, y dicen: “Entonces no puede hacerlo. Los hermanos y hermanas lo eligieron como el mejor de los peores; no había nadie mejor, así que lo escogieron a él. Todos los hermanos y hermanas dicen que su calibre es mediocre, pero que aún puede liderarnos. Si su calibre es pobre, creo que los hermanos y hermanas podrían no elegirlo la próxima vez. Dios, ¿debería esforzarme en influir en los hermanos y hermanas?”. “Este asunto depende de la estatura de los hermanos y hermanas de tu iglesia. Eligen a alguien que creen que es bueno según los principios; ese proceso es correcto, pero algunas personas son necias y no pueden calar a las personas o los asuntos, y a veces eligen a la persona equivocada”. ¿Qué he querido decir con eso? Simplemente, estaba exponiendo un hecho, no pretendía sustituir deliberadamente a esa persona. Pero ¿cómo comprendió eso el anticristo tras oírlo? No lo dijeron en voz alta, pero pensaron: “¿Será una indirecta de dios para sustituir a esa persona? Pues bien, debería indagar más en lo que realmente pretende dios. Si se sustituye a esa persona, ¿quién más puede liderar la iglesia, quién puede hacer ese trabajo?”. Los anticristos están ciegos respecto a Dios, Él no tiene cabida en sus corazones. Cuando se encuentran con Cristo, no lo tratan de manera diferente a una persona normal, se fijan constantemente en Su expresión y tono, cambiando la tonada según la situación, sin decir lo que realmente sucede, sin decir nada sincero, solo pronunciando palabras y doctrinas vacías, tratando de engañar y embaucar al Dios práctico que tienen ante sus ojos. No tienen un corazón temeroso de Dios en absoluto. Ni siquiera son capaces de dirigirse a Él de corazón, de decir algo real. Hablan como una serpiente que se desliza con rumbo sinuoso e indirecto. El estilo y la orientación de sus palabras son como una planta trepadora ascendiendo por un poste. Por ejemplo, cuando dices que alguien tiene aptitud y podrían promoverlo, inmediatamente hablan de lo bueno que es y de lo que se manifiesta y revela en él; y si dices que alguien es malo, se apresuran a hablar de lo malo y malvado que es, de cómo causa perturbación y trastorno en la iglesia. Cuando preguntas por algunas situaciones reales, no tienen nada que decir; andan con evasivas mientras esperan que tú saques una conclusión, atentos al significado de tus palabras, para así ajustar sus palabras a tus pensamientos. Todo lo que dicen son palabras bonitas, lisonjas y servilismo; de su boca no sale ni una palabra sincera. Así es como interactúan con las personas y como tratan a Dios, son así de falsos. Ese es el carácter de un anticristo.

Algunas personas se ponen en contacto conmigo sin saber qué palabras o sobre qué asuntos quiero oír; sin embargo, aun sin saberlo, encuentran una manera. Escogen ciertos temas para tratar conmigo, pensando: “Estos temas podrían interesarte, podrían ser lo que tú quieres saber u oír, pero eres demasiado educado para preguntar, así que tomaré la iniciativa de contártelos”. Cuando nos reunimos, dicen: “Últimamente ha habido lluvias torrenciales en nuestra zona que han inundado toda la ciudad. El orden público también se está deteriorando; ahora hay muchos ladrones. Cuando uno sale, corre el riesgo de que le roben o asalten. He oído que en algunos lugares han secuestrado a muchos niños, y la gente es presa del pánico. Los no creyentes dicen que la sociedad se ha vuelto demasiado caótica, completamente anómala. Los religiosos siguen aferrándose a la Biblia y predicando el evangelio, diciendo que han llegado los últimos días, que dios está a punto de descender y que grandes desastres y calamidades se ciernen sobre nosotros”. Y hay otras personas que, al momento de conocerme, inmediatamente dicen: “Hace unos días aparecieron tres lunas en el cielo en un mismo lugar, y mucha gente las fotografió. Algunos adivinos populares dicen que grandes visiones están a punto de aparecer en el cielo, que el verdadero señor ha aparecido”. Dicen cosas como esas; les interesa especialmente la información sobre casos de este tipo de caos social, catástrofes y diversos acontecimientos inusuales y fenómenos astronómicos, y se encargan de recopilarla. Cuando me encuentran, lo utilizan como tema de conversación para construir una relación más estrecha conmigo. Algunos creen: “El dios encarnado es una persona corriente. La diferencia entre él y los demás radica en que él hace la obra de dios y lo representa. Así, mientras la mayoría de la gente normal espera la paz mundial, que los humanos vivan en armonía y contentos, el cristo encarnado se diferencia de ellos. Él espera que se produzca un gran caos en el mundo, que vengan visiones y grandes catástrofes, que la gran obra de dios se realice con celeridad y que la obra de gestión de dios concluya rápidamente para que se cumplan las palabras que ha pronunciado. Esos son los temas que le preocupan y le interesan. Así que, cuando me reúna con él, le hablaré de esas cosas, y se sentirá especialmente complacido. Con esa satisfacción, quizá me ascienda y haya ocasión de pasar más días a su lado”. ¿Existe gente así? Una vez conocí a una joven con mucha labia; era elocuente, ingeniosa y sabía exactamente qué decir a cada persona, era experta en ganarse al público, destacaba en todas las situaciones y era especialmente hábil a la hora de relacionarse con los poderosos y los que gozan de estatus. Cuando interactuábamos, en cuanto me veía, enseguida decía: “En tal o cual lugar, los bajos fondos campan a sus anchas; incluso entre los policías locales hay miembros de bandas. Había un líder de una banda que había hecho muchas cosas malas en la zona. Un día, se encontró en la carretera con un alto funcionario, un gran demonio. Su coche adelantó al del gran demonio, y este le dijo a su guardaespaldas: ‘¿De quién es ese coche? No quiero volver a verlo’. Al día siguiente, lo liquidaron”. ¿Ocurren cosas así en la sociedad? (Sí). Esas cosas ocurren, pero ¿es útil convertirlas en el tema principal de conversación al conocerme? No son los temas que me interesan ni los que deseo oír, pero ella no lo sabía. Pensó que me gustaba oír esas historias emocionantes. Dime, ¿son las catástrofes, las visiones, las calamidades naturales y las provocadas por el hombre los temas que me interesan, los que deseo escuchar? (No). No hay problema en escuchar esas cosas para pasar el rato, pero, si crees que realmente me gusta escucharlas, entonces estás equivocado. No me interesan esas cosas, no me interesa oír hablar de ellas. Algunas personas preguntan: “¿Escuchas cuando la gente habla de esas cosas?”. No me opongo a escuchar, pero eso no significa que me guste hacerlo, ni que desee recolectar esa información, esas historias. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que, en el fondo de Mi corazón, no tengo ninguna curiosidad por esos asuntos, ningún interés en absoluto. Incluso hay quien piensa: “En el fondo, ¿no odias especialmente al gran dragón rojo? Si odias al gran dragón rojo, te hablaré de un castigo que le sobrevino: hubo disputas internas entre altos funcionarios dentro del gran dragón rojo, varias facciones lucharon entre sí y estuvieron a punto de matar a cierto demonio jefe. Esos demonios jefes han sobrevivido a varios intentos de asesinato, ¡es realmente peligroso! ¿Te alegraría oír eso?”. ¿Os alegraría a vosotros enteraros de esas cosas? Si os haría felices, sed felices; si no os gusta oírlo, no escuchéis; no tiene nada que ver conmigo. En resumen, en lo que respecta a estos temas, ya sea la aparición de una epidemia en algún país o cómo surgió, cuántas personas murieron, qué ciudad sufrió una gran catástrofe, el estado del gobierno de alguna nación, lo brutales que son las luchas internas en las altas esferas de algún país o las convulsiones sociales, puede que escuche si me entero por casualidad, pero no me esforzaré por buscar detalles específicos sobre esos acontecimientos, ni escucharé las noticias, ni leeré los periódicos, ni buscaré en Internet contenido relacionado con esos sucesos por el mero hecho de no estar al corriente de ellos. Nunca lo hago y nunca lo haré en absoluto. No tengo interés en esos asuntos. Hay quienes dicen: “Todo esto está bajo Tu control, es obra Tuya; por eso no te interesa”. ¿Es correcta esa afirmación? Es correcto en términos de doctrina, pero en esencia no es así. Dios tiene soberanía sobre el destino humano, cada raza, cada grupo de personas, cada era. Es bastante normal que en cada era ocurran algunos desastres y acontecimientos inusuales; todo ello está en manos de Dios. Independientemente de la era, de que se produzcan acontecimientos relevantes o menores, cuando llega el momento de que la era cambie, y aunque no se produzca ninguna alteración en una sola brizna de hierba o en un árbol, esa era debe pasar. Se trata de una cuestión de soberanía de Dios. Si una era no está destinada a terminar, entonces, aunque se produzcan grandes cambios en los fenómenos celestes o en todo lo que hay en la tierra, no terminará. Todos esos son asuntos de Dios, más allá de la intervención o ayuda humana. Lo que debería hacer la gente es no preocuparse por esos asuntos, no recoger pruebas e información sobre esos acontecimientos por el hecho de satisfacer su curiosidad. En cuanto a lo que Dios hace, debes comprender todo lo que puedas y no forzar la comprensión donde no sea posible. Entre la especie humana corrupta, esos asuntos son demasiado normales, demasiado corrientes. Todos esos asuntos —el cambio de las eras, la transformación del orden mundial, el porvenir de una raza, el gobierno y el estatus de un régimen, etc.— están en manos de Dios, todos bajo Su soberanía. La gente solo necesita creer, aceptar y someterse; basta con eso. No albergues la idea de comprender más misterios pensando que, cuantos más misterios comprendas, más moderno parecerá, como si por creer en Dios tuvieras gran estatura y espiritualidad. Sostener esa mentalidad implica que tu punto de vista sobre creer en Dios es incorrecto. Esas cuestiones no son relevantes. Lo que verdaderamente importa, lo que más debería preocupar a la gente, es el núcleo del plan de gestión de Dios: la salvación de la especie humana, permitir que esta alcance la salvación dentro de la obra del plan de gestión de Dios. Ese es el asunto más importante y central. Si entiendes las verdades y visiones relacionadas con este asunto, entonces acepta lo que Dios hace en ti y la verdad que te proporciona, y cada instancia de la poda, juicio y castigo. Si aceptas todo eso, tendrá más valor que investigar sobre fenómenos celestiales, misterios, desastres o política.

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.

Conéctate con nosotros en Messenger