Punto 10: Desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios (V) Parte 1
III. Desprecio por las palabras de Dios
Retomamos hoy nuestra charla anterior, que abordó la décima manifestación de los anticristos: desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios. Este punto se divide en tres secciones. Ya hemos hablado acerca de las dos primeras y hoy compartiremos la tercera: los anticristos desprecian las palabras de Dios. Se han compartido previamente algunas manifestaciones y dichos relacionados con este aspecto, por ejemplo, de qué manera los anticristos dudan de las palabras de Dios, no creen en ellas y sienten mucha curiosidad por ellas, y de este modo carecen de todo elemento de fe y solo albergan dudas, verificaciones y especulaciones. En resumen, los anticristos no consideran que las palabras de Dios sean la verdad y tampoco las practican. Cuando enfrentan alguna situación, no buscan los principios de práctica conforme a las palabras de Dios. En su corazón, a menudo tienen dudas, resistencia y negación hacia las palabras de Dios. Todas ellas pueden considerarse manifestaciones del desprecio que los anticristos muestran hacia las palabras de Dios. Hoy hablaremos más en detalle acerca de las actitudes y acciones más profundas y concretas de los anticristos hacia las palabras de Dios, a fin de diseccionar con exactitud la manera en la que las desprecian. A continuación, compartiremos punto por punto este tema del desprecio que sienten los anticristos por las palabras de Dios. ¿No resultará más claro si lo hacemos de esta manera? (Sí). Si en este momento optara por hablaros de términos más generales y vosotros tuvierais cierta capacidad de comprensión, suficiente calibre y entendimiento espiritual, y recibierais luz de las palabras de Dios con frecuencia, aquello que compartí anteriormente os sería suficiente. Sin embargo, la mayoría de las personas no cuentan con el calibre necesario para comprender las palabras de Dios ni alcanzan a tratarlas como la verdad que debe ser comprendida. Por eso, necesitamos compartir cada uno de los puntos en particular. A este tema se lo divide en varias secciones más específicas.
A. Los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios
El primer punto es que los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios. Anteriormente, hemos hablado sobre este aspecto utilizando algunos ejemplos específicos. Sin embargo, no realizamos una disección detallada y focalizada, sino que lo abordamos de manera general. ¿Qué manifestaciones de los anticristos dejan en claro que falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios? En relación con este punto, ¿de qué manera actúan? El hecho de que los anticristos sean capaces de mostrar tal comportamiento y llevar a cabo esas acciones hacia las palabras de Dios indica, desde el punto de vista de su naturaleza, que en su corazón no creen que Sus palabras son la verdad, sagradas e inofendibles. Sin importar qué aspecto de la verdad expresen Sus palabras, ya sea que a las personas les parezca simple o profundo, sigue siendo la palabra de Dios, es la verdad, y está íntimamente vinculado con la entrada en la vida, la transformación del carácter y la salvación. No obstante, los anticristos no lo ven de esta manera. En su corazón, no se percatan de ello ni tienen tal conciencia ni entendimiento. No creen que las palabras de Dios son la verdad, ni reconocen su inmensa importancia para la entrada en la vida. Por el contrario, consideran que, a simple vista, parecen ser solo palabras humanas y bastante corrientes y que solo se les atribuye gran importancia porque todos los que siguen a Dios, Su casa y la iglesia las han etiquetado como “las palabras de Dios”. Pero en realidad, en apariencia, Sus palabras se perciben como frases corrientes que la gente dice a menudo. Literalmente, estas palabras contienen elementos del lenguaje humano, como la lógica, el pensamiento y la dicción del lenguaje humano, e incluyen algunos coloquialismos, modismos, dichos e incluso proverbios pareados. Los anticristos no ven a las palabras de Dios como algo grandioso, inescrutable ni profundo como uno podría imaginarse, ni como las escrituras legendarias del cielo. Para ellos, son simplemente comunes y corrientes. Por consiguiente, luego de un minucioso escrutinio, en su corazón llegan finalmente a la siguiente definición: estas palabras no son más que un lenguaje sencillo, bastante práctico, algo que los creyentes deberían leer, palabras que pueden ser de ayuda para el comportamiento y la fe propios. Esta es la conclusión que obtienen luego de mucha lectura. Algunos anticristos y egotistas incluso se abocan a las palabras de Dios y leen numerosos capítulos y páginas de una vez. Algunos hasta leen el libro La palabra manifestada en carne de principio a fin en un mes, y esto marca profundamente sus mentes y sus pensamientos. En líneas generales, logran comprender algunos términos espirituales, el tono y la manera de hablar de Dios, e incluso el contenido de Sus palabras en distintas etapas. Después de leer, dicen: “Las palabras de dios no son gran cosa. Las he leído a todas de un tirón y comprendí a grandes rasgos el contenido del plan de gestión de seis mil años de dios. Por lo tanto, sus palabras no son tan profundas. Elevar las palabras de dios al nivel de la verdad, como algo esencial para la entrada en la vida de las personas, parece un poco excesivo”. De manera que, sin importar cómo las vean, en última instancia determinan en su corazón que las palabras de Dios no son tan profundas ni difíciles de entender como la gente imagina y que cualquier persona que posea educación y ojos puede comprenderlas. Tras leerlas repetidamente, no solo no logran reconocer ni comprender las diversas verdades acerca de la entrada en la vida que las personas deberían entender a partir de las palabras de Dios, ni pueden obtener esclarecimiento, sustento o ayuda de ellas, sino que además sienten que las palabras de Dios están lejos de ser la verdad y las escrituras del cielo. Al llegar a tal conclusión, los anticristos las desprecian todavía más. Creen que las palabras de Dios, Dios y la verdad no son más que eso. Con tal actitud y comprensión, la postura interior de los anticristos hacia las palabras de Dios y La palabra manifestada en carne los lleva a despreciar aún más Sus palabras y la verdad. Utilizan su conocimiento y su intelecto y confían en su memoria y su astucia para captar rápidamente el contenido y los llamados principios de estas palabras, así como algunos de los tonos, estilos y términos usados en ellas, que incluyen expresiones comunes e idiomáticas. Posteriormente, tienen la sensación de que han alcanzado todo y lo tienen todo. Tal comprensión y postura los llevan a despreciar y a cuestionar las palabras de Dios en su corazón de manera aún más imprudente y a dudar de la identidad y esencia de Dios con mayor intensidad.
Si lo analizamos a partir de la naturaleza de los anticristos, es posible ver que sienten aversión por la verdad y que desprecian las cosas positivas, la humildad y el ocultamiento de Dios, así como Su fidelidad, Su realidad y Su belleza. Esta serie de desprecios los lleva a realizar, de manera inconsciente y con naturalidad, ciertas acciones repugnantes que Dios detesta y condena. Estas acciones incluyen falsear e interpretar arbitrariamente las palabras de Dios. ¿Qué significa falsear? Los anticristos no creen que exista verdad en las palabras de Dios, ni que estas pueden otorgarles vida a las personas, ni mucho menos que son el cimiento en el que el hombre confía para sobrevivir y obtener la dirección y la senda que le permitirá progresar. Por lo tanto, no entienden por qué Dios habla de estas maneras, ni saben por qué Él pronuncia tales palabras en un contexto particular y menos idea tienen aún de las razones por las que Dios expresa esos contenidos específicos. En cuanto a cómo se originaron estos contenidos, lo que Dios piensa, y lo que busca observar, lograr y realizar en las personas al decir estas palabras, así como lo que estas palabras contienen respecto a los objetivos de Dios, Sus intenciones y la verdad, los anticristos son completamente ignorantes y lo desconocen en su totalidad; son legos en este asunto. Por lo tanto, en su corazón, a menudo sienten que Dios no debería haber dicho tal frase de esa manera, que esa oración debería seguir a esta otra y que esta otra debería estar formulada de esta forma, que a ese pasaje habría que darle este tono o esa entonación, que la elección de las palabras es incorrecta y que ese término es poco respetuoso e inapropiado para la identidad de Dios, y de este modo elaboran sus opiniones. A sus ojos, las palabras de Dios no son tan buenas como las obras de cualquier persona famosa o importante en el mundo. Sienten que la forma de hablar de Dios no es lo suficientemente severa, que es verbosa, y al examinar detenidamente algunas palabras, consideran que no se ajustan estrictamente a las normas gramaticales y ni al léxico humanos. Los anticristos calculan y reflexionan en su corazón mientras que, a la vez, dudan y condenan: “¿Cómo puede haber verdad en estas palabras? ¿Cómo es posible que sean las palabras de Dios? ¿Por qué habrían de ser la verdad?”. Con tal postura, enfoque y pensamientos con respecto a las palabras de Dios, los anticristos preparan sus garras endiabladas.
Recuerdo que hace unos años ocurrió un incidente en el equipo de himnos. Querían componer música para un pasaje muy importante de las palabras de Dios con el fin de cantarlo en la iglesia. Mientras la componían, se dieron con que la extensión del texto de Dios y el número de palabras no coincidían con la melodía; los versos de la letra tenían demasiadas palabras. Además, al adaptar la melodía de toda la canción a las palabras de Dios, estas parecían demasiado numerosas y extensas. Entonces, ¿cómo lo solucionaron? Lo resolvieron cambiando algunas expresiones y la dicción de las palabras de Dios sin alterar su sentido literal; por ejemplo, transformaron una expresión idiomática de cuatro caracteres en una palabra de dos caracteres, o eliminaron frases que parecían largas, innecesarias y sin sentido. De acuerdo con este enfoque, ajustaron la versión editada de las palabras de Dios a la música y la difundieron en la iglesia para que se cantara. La mayoría de las personas, que se encontraban atolondradas, pensaron que era un himno de las palabras de Dios, pero ¿quién iba a imaginar que tal pasaje no era en absoluto Su palabra? Se trataba de un texto que los anticristos habían modificado y abreviado arbitrariamente; lo habían alterado y distorsionado. Más tarde, cuando preparaban este himno para un programa, pregunté en qué capítulo de las palabras de Dios se basaba el himno. Me dijeron que era el primer pasaje de un capítulo en particular. Encontré tal pasaje y al compararlo con el del libro de himnos, me causó una terrible impresión. El pasaje en el libro de himnos correspondía supuestamente a un fragmento específico de ese capítulo de las palabras de Dios, pero había sido alterado a tal punto que era difícil reconocerlo. El tono del mensaje no era el mismo, se habían omitido muchas palabras importantes, la secuencia del contenido no era la correcta e incluso se había invertido el orden de las palabras. Si nadie me hubiera dicho que este pasaje era un fragmento de un capítulo específico de las palabras de Dios, no creo que ninguna persona hubiera podido identificar de qué capítulo provenía; no coincidía en absoluto con el original. A simple vista, estas personas estaban cumpliendo con su deber. Al ajustar las palabras de Dios a la música para que todos las cantaran y las internalizaran, estas podían guiar y orientar constantemente a las personas, y ayudarlas a entrar en ellas. ¡Qué obra tan maravillosa! Sin embargo, debido a que los anticristos carecían en absoluto de un corazón temeroso de Dios, trataron Sus palabras como si fueran las que usa la gente corriente en una conversación, y las eliminaron y las falsearon arbitrariamente. Alteraron por completo las palabras de Dios sin hacer ninguna pregunta, sin el permiso, el acuerdo y mucho menos la autorización de nadie, e incluso le hicieron creer a la gente que estaban cumpliendo con su deber, que habían musicalizado las palabras de Dios. ¿Qué tipo de comportamiento y método es este? ¿Qué carácter tienen las personas que actúan de esta manera y emplean este método? Aquellos que se sirven de tal método y abordan las palabras de Dios con esa postura, ¿sienten realmente en su corazón algún temor al tratar a las palabras de Dios de esa manera? ¿Las valoran? ¿Tratan Sus palabras como la verdad? A juzgar por su postura irrespetuosa y frívola hacia las palabras de Dios, no solo no las valoran, sino que al alterarlas despreocupadamente a su antojo las tratan como si fueran juguetes. ¿Acaso esta postura no refleja su actitud hacia el mismísimo Dios? (Sí). Es exactamente la misma. Las palabras de Dios representan a Dios mismo; son una expresión de Dios, de Su carácter, y una revelación de Su esencia. Si las personas manifiestan esa falta de respeto y desenfado hacia las palabras de Dios, no es necesario decir cómo tratan a Dios mismo. Eso lo dice todo.
Al renunciar, entregarse y soportar dificultades por Dios, las personas aparentemente lo siguen. Sin embargo, la postura que adoptan hacia Sus palabras es absolutamente irreverente y despreocupada. Puede que los anticristos incluso adornen preciosamente el libro La Palabra manifestada en carne, que lo envuelvan en un paño y lo guarden en el lugar más seguro, pero ¿qué puede esto llegar a probar? ¿Que valoran las palabras de Dios? ¿Que tienen un corazón temeroso de Dios? ¿Pueden estas acciones superficiales disimular su postura irrespetuosa hacia las palabras de Dios? No. Cada vez que leen las palabras de Dios, piensan en todo momento en desvirtuar algunos términos, expresiones y su tono. ¿Hasta qué punto llega la audacia de algunos anticristos? Cuando encuentran algo en las palabras de Dios que no coincide con sus nociones, o consideran que no están redactadas de manera apropiada, tienen errores gramaticales o incluso creen que el uso de un signo de puntuación es incorrecto, proclaman y exageran la cuestión a voces, y desean que todo el mundo se entere de que un signo de puntuación no ha sido colocado en el lugar correcto, que la elección de las palabras es inadecuada o que aparentemente existe un enunciado inaceptable en las palabras de Dios, y lo divulgan con un tono burlón y despectivo. En estos momentos parece que finalmente han encontrado lo que consideran una evidencia de los errores en las palabras de Dios, un punto débil de donde sacar ventaja, un defecto, y pueden por fin apaciguar su corazón pensando que las palabras de Dios también tienen errores y que Dios no es perfecto. ¿No es este el carácter de un anticristo? Los anticristos aspiran a encontrar defectos y errores en las palabras de Dios; esta es una postura hostil, no es de sumisión ni de aceptación. Si afirmamos que los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios, ¿se podría considerar el incidente ocurrido en el equipo de himnos como un acto destinado a falsear las palabras de Dios? (Si). Decidme, ¿qué tipo de persona alteraría las palabras de Dios de manera tan arbitraria? ¿Sienten algún temor de Dios? (No). ¿Qué tipo de carácter es este? En primer lugar, ¿tratan Sus palabras como palabras de Dios? (No). Entonces, ¿de qué manera las tratan? Como si fueran palabras humanas. Puede que resulte aceptable modificar los artículos referidos a testimonios vivenciales de personas en caso de que las palabras sean incoherentes o incorrectas, pero ¿cuál es la naturaleza de atreverse a hacer lo mismo con las palabras de Dios? ¿No es esto actuar con arbitrariedad e imprudencia, sin un corazón temeroso de Dios? ¿Acaso atreverse a comentar y a alterar arbitrariamente las palabras de Dios y cambiarlas cada vez que no se ajustan a las propias ideas u opiniones no indica una naturaleza grave? (Sí).
¿Quién más falsea las palabras de Dios? Cuando se predica el evangelio, algunos destinatarios potenciales se encuentran con las palabras de Dios y tienen diversas nociones acerca del tono, el estilo, el enfoque desde el que Dios habla, e incluso sobre su redacción y el uso de los pronombres, entre otros aspectos. Todas las personas albergan diversas nociones, y aquellas que pertenecen a distintas denominaciones tienen preferencias y exigencias diferentes. Algunos miembros del equipo evangélico dicen: “¡Qué difícil es predicar el evangelio de esta manera! Algunas de las palabras de dios son demasiado severas; en el caso de algunas, parece que dios maldijera a las personas. No son para nada agradables, carecen de amor y pertenecen al habla cotidiana. Algunas están dirigidas específicamente a ciertas etnias, mientras que otras develan misterios. ¡La gente no las considera válidas! Estas palabras se han convertido en un obstáculo para que los destinatarios potenciales del evangelio acepten la nueva obra de dios. ¿Qué debemos hacer?”. Alguien dice: “Tengo una solución. Dado que estas palabras no permiten que los destinatarios potenciales del evangelio acepten la nueva obra de dios, ¿por qué simplemente no las eliminamos? Señala todas las palabras y los contenidos que la gente no esté dispuesta a aceptar, aunque se trate de una sola frase, y cuando se impriman elimínalas. De este modo, cuando los destinatarios potenciales del evangelio las lean, no habrá palabras que hieran su orgullo ni que lastimen sus sentimientos, ni nada que contradiga sus nociones. Todas las palabras de dios serán apropiadas, los destinatarios no tendrán nociones y podrán aceptar la nueva obra de dios con facilidad”. En el equipo del evangelio, algunos realmente lo han hecho, y ni siquiera lo han consultado ni le han pedido permiso a lo Alto, imprimieron y distribuyeron masivamente los folletos que contenían estas palabras de Dios recortadas y falseadas. Para facilitar su trabajo, ganar a más personas, mostrar su capacidad de trabajo y parecer leales en su deber, urdieron este método e incluso lo hicieron realidad mediante la impresión de un libro. Sin embargo, este libro es completamente diferente a La palabra manifestada en carne. ¿Acaso no es este método una manera de falsear las palabras de Dios? (Sí). ¿Se da cuenta la mayoría de la gente de que falsear las palabras de Dios es una forma de resistirse a Dios? (Sí). ¿Posee la mayoría esta consciencia? Hoy, después de haber compartido tanto, podéis decir que sí sin problemas. Pero si hubierais predicado el evangelio hace tres o cinco años, ¿habríais sido conscientes de que no se debe alterar ni una sola palabra o frase de Dios? ¿Habríais tenido tal corazón temeroso de Dios? (No). Entonces, ¿en qué contexto habríais carecido de esta conciencia? ¿Os habríais atrevido a falsear arbitrariamente las palabras de Dios en un contexto de completa ausencia de un corazón temeroso de Dios? Si alguien carece totalmente de un corazón temeroso de Dios, se atreverá a falsear Sus palabras arbitrariamente, cambiará el significado original, la forma de hablar de Dios y el efecto deseado de un pasaje en particular de Sus palabras e incluso eliminará las intenciones, el núcleo y el énfasis de lo que ese pasaje expresa. Todo esto equivale a falsear.
Hace algunos años, durante un encuentro casual, una persona del equipo evangélico planteó una duda: “Cuando damos testimonio de la nueva obra de dios a un determinado grupo étnico, sienten rechazo y se muestran reacios a escuchar las partes donde dios los expone, y albergan nociones con respecto a ellas. Así que estas palabras se transforman en una barrera que no les permite aceptar la nueva obra de dios. Se nos ocurrió cambiar tales palabras. Una vez que las modifiquemos, estas personas serán capaces de aceptarlas y ya no tendrán nociones respecto de la nueva obra de dios ni de esta encarnación de dios”. ¿Qué opináis acerca de esto? Si no hubiéramos tenido esa oportunidad para reunirnos y debatir acerca de la obra del evangelio, podrían haber tomado la decisión de alterar esas palabras por su cuenta. De acuerdo con sus figuraciones, quizá tres, cinco, diez o incluso más personas de ese grupo étnico aceptarían así la nueva obra de Dios. Ahora, dejemos esto de lado por un momento, quienes predican el evangelio siempre desean cambiar las palabras de Dios para ajustarlas a las nociones humanas. Quieren en todo momento eliminar las palabras en las que Dios pone al descubierto y juzga a la humanidad corrupta y deja en evidencia su esencia. ¿Cuál es la naturaleza de tal comportamiento? ¿Refleja este tipo de acción un corazón temeroso de Dios? (No). Desde Mi punto de vista, no es que personas de cierto grupo étnico o denominación tengan nociones sobre las palabras de Dios, sino que, fundamentalmente, aquellos que predican el evangelio las tienen. Las palabras de Dios no les resultan aceptables; las contradicen y muy en su interior sienten una profunda aversión hacia ellas, no quieren escuchar y no les gustan. Creen que, si realmente son palabras de Dios, deberían ser cariñosas y no desenmascarar a las personas de una manera tan abierta y franca, como si fueran una bofetada. Por lo tanto, exigen con firmeza que, si van a predicar el evangelio, se eliminen tales palabras. Para ganar a las personas y predicar el evangelio, ¿podrá Dios hacer concesiones por una única vez y hablar de manera más diplomática y agradable? Con la intención de que más personas acepten la nueva obra de Dios y se acerquen a Él, ¿puede Dios cambiar Su estrategia y manera de hablar, comprometerse y doblegarse ante la humanidad corrupta, inclinarse, pedir disculpas y rogar perdón? Por consiguiente, el problema radica básicamente en los obreros del evangelio, no en las personas que pertenecen a una denominación en particular. Aun cuando las palabras o las frases de las palabras de Dios se mantienen intactas e incluso es posible que generen nociones en todas las personas, hay muchas que poco a poco se acercan a Dios y aceptan Su nueva obra. ¿Acaso les han impedido esas nociones aceptar la nueva obra de Dios? En absoluto. Si estas palabras de Dios no fueran lo que el hombre necesita ni reflejaran la situación real del ser humano, resultaría comprensible que las personas no aceptaran Sus palabras, y quizás Dios consideraría cambiar Su manera de hablar y el contenido de aquello que expresa. Sin embargo, cada una de las palabras y frases pronunciadas por Dios reflejan la situación en concreto del ser humano y están relacionadas con la entrada en la vida y la salvación del hombre. Que las personas tengan nociones y no puedan aceptarlas no demuestra que las palabras de Dios sean incorrectas o que no sean la verdad, sino que la humanidad es perversa, impura, está profundamente corrompida y no es digna de presentarse ante Dios.
¿Qué se debe hacer con la humanidad corrupta que tiene nociones acerca de las palabras y la obra de Dios? Aquellos que predican el evangelio han sido regados con las palabras de Dios y las han escuchado durante muchísimos años. Dejando de lado en qué medida entendéis la verdad, si solo hablamos de manera teórica, en cuanto a las visiones de la obra de Dios, Sus intenciones, el propósito de Su plan de gestión de seis mil años y Su obra de salvación para el hombre, ¿no habéis entendido, recordado y captado todos estos aspectos de la verdad? Si fueras capaz de todo esto, ¿seguirías temiendo que la gente tenga nociones? En caso de que tengas miedo, deberías aclararlo de manera proactiva a los destinatarios potenciales del evangelio; darles testimonio de las intenciones de Dios, ¡explicar la verdad con claridad! Si después de escuchar las palabras de Dios durante tantos años aún no puedes explicarlas ni aclararlas, ¡eres un completo inútil! Estás desempeñando este deber, y todos los días te comprometes con estos temas, estos contenidos y estos asuntos, ¿cómo es posible que pienses en utilizar un método tan despreciable como falsear las palabras de Dios para predicar el evangelio y ganar a las personas? A simple vista, puede que parezca solo una acción desacertada, un método despreciable o una muestra de incompetencia, pero, en esencia, no es nada menos que la manifestación indiscutible de la esencia de un anticristo. Es el pueblo de Dios el que atesora Su palabra, el que la valora, el que la teme, el que respeta cada palabra y frase de Dios, así como la forma en que Él habla, la perspectiva desde la que lo hace y lo que dice en cada pasaje. Los enemigos de Dios son los únicos que suelen burlarse de Sus palabras y despreciarlas. Las desdeñan. No consideran las palabras de Dios la verdad, palabras expresadas por el Creador. Por eso a menudo desean para sus adentros manipularlas e interpretarlas arbitrariamente. Tratan de utilizar sus maneras, sus formas de pensar y la lógica de sus ideas para alterar las palabras de Dios de modo que se ajusten a los gustos de los humanos corruptos, a sus puntos de vista y al modo de pensar y la filosofía de los seres humanos corruptos, en un esfuerzo por recibir al final la aclamación de más gente. La palabra de Dios es la palabra de Dios, más allá de qué parte de Su palabra sea, del modo en que se diga y la perspectiva desde la que se pronuncie. A fin de que la humanidad corrupta pueda comprender antes, apreciar mejor y recibir más fácilmente la palabra de Dios de manera que comprenda la verdad que contiene, Dios suele emplear lenguajes y métodos humanos, así como unas formas, un tono discursivo y una lógica verbal mucho más sencillos de entender para la gente, para explicar Sus intenciones y decirle a la humanidad en qué debe entrar. Sin embargo, son precisamente estos métodos discretos, el tono y diversas palabras discretas, lo que explotan los anticristos para condenar a Dios y negar que Su palabra sea la verdad. ¿No es así? (Sí). Estos anticristos a menudo se valen del conocimiento y los trabajos de ciertas personas famosas, y hasta de sus discursos, dicción y maneras de actuar, para compararlos con las palabras de Dios. Cuanto más comparan, más sienten que las palabras de Dios son sumamente triviales, directas e informales. Por consiguiente, su deseo de alterarlas, de “corregirlas”, así como de “mejorar” el tono, el estilo y la óptica desde la cual Dios habla se intensifica. Sin importar la manera en la que Dios hable ni la medida en la que Sus palabras beneficien al hombre, en su corazón los anticristos jamás creen que son la verdad y tampoco la buscan en ellas ni tratan de encontrar en Sus palabras los principios de práctica ni la senda para la entrada en la vida. En cambio, las abordan constantemente desde el enfoque del escrutinio y con una actitud tendiente al estudio y a un minucioso escrutinio y análisis. Y después de hacerlo, aún sienten que es necesario cambiar y corregir muchas de Sus palabras. Así, desde el día en que los anticristos entraron en contacto con las palabras de Dios hasta la actualidad, después de haber creído durante 10, 20 o 30 años, en su interior siguen sin creer que las palabras de Dios tengan la vida, la verdad, la puerta al reino ni la senda al cielo de la que la gente habla. Son incapaces de verlo y de descubrirlo. Entonces, ¿qué sienten? Quieren saber por qué, a medida que su fe aumenta, perciben que las palabras de Dios son cada vez más informales. Quieren saber la razón por la que, cuanto más creen, menos interés sienten por las palabras de Dios. Comienzan a dudar si las palabras de Dios son realmente la verdad. ¿Qué tipo de señal es esta? ¿Es buena o mala? (Es una mala señal). ¡Es todo un milagro que hayan seguido creyendo hasta este punto! Su fe ha llegado a un callejón sin salida y han perdido de vista por completo la verdad. ¿Acaso no han dejado de creer?
¿Os habéis dado cuenta de eso? Desde el día en que empezaron a creer en Dios, a leer Sus palabras y a abandonar a sus familias, carreras, estudios y expectativas con respecto al mundo, todos partieron desde la misma línea de salida. Sin embargo, de manera imperceptible, durante la carrera algunas personas quedaron atrás y ya no quisieron cumplir con su deber. ¿A dónde han ido? Algunas fueron relegadas al Grupo B, otras a iglesias corrientes y algunas apenas lograron mantenerse en una iglesia a tiempo parcial. Aquellas que no desean cumplir con su deber en la casa de Dios y a las que se decidió echar, las que ya no son aptas para cumplir con su deber, ¿por qué han terminado donde están hoy? Si tratas de percibir su actitud hacia Dios con ojos humanos, no eres capaz de verlo porque no sabes qué hay en su corazón. Ya sea que amen u odien a Dios, que se resistan o se sometan a Él, no puedes distinguirlo. Entonces, ¿cómo determinas la esencia-carácter de una persona? Es sencillo: solo observa su postura hacia las palabras de Dios. Este grupo de personas tiene una característica común en cuanto a su postura con respecto a Sus palabras. Sin importar la situación, no sienten la necesidad de las palabras de Dios para su sustento. Independientemente de las dificultades que enfrenten, no buscan los principios ni la verdad en las palabras de Dios. Estas personas rara vez leen las palabras de Dios y hasta sienten repulsión cuando alguien las ora-lee o comparte lo que comprende de ellas. ¿De qué manera manifiestan su repulsión? Piensan: “Ya sé todo lo que dices; no hace falta que lo digas. He leído estas palabras de dios antes; lo entiendo todo”. Si entienden todo, ¿por qué la casa de Dios se deshizo de ellas? ¿Por qué fueron relegadas al Grupo B? ¿Qué está pasando? La raíz del problema es que, en esencia, estas personas, no aceptan las palabras de Dios; las desprecian y muestran hostilidad hacia ellas. ¿Puede alguien que desprecia y es hostil a las palabras de Dios practicarlas? Cuando le dices: “¡Si te encuentras en tal situación, deberías leer las palabras de Dios!”, ¿qué postura adopta? ¿De qué manera en particular reacciona? (Diría que los problemas prácticos requieren soluciones prácticas, que no es necesario leer las palabras de Dios). Piensa que leer las palabras de Dios es un enfoque vago y que los problemas prácticos necesitan soluciones concretas. Este es el tono de un anticristo. ¿Qué quiere decir? Dice: “Los humanos tienen su propia manera de hacer las cosas. ¿De qué sirve leer las palabras de Dios? ¿Crees que las palabras de dios pueden resolverlo todo?”. Da por sentado que, si una persona enfrenta alguna dificultad, se trata solo de una dificultad y que esto no refleja en absoluto el estado interior ni el carácter de esa persona. No lo ve ni lo reconoce como un hecho. Cree que: “Las dificultades humanas son como una máquina a la que le falta un tornillo; solo hay que poner el tornillo y se soluciona. ¿Para qué buscar las palabras de dios? No es más que una espiritualidad falsa. Nunca haría eso, ¡es una tontería! ¿Piensas que las palabras de dios pueden resolverlo todo? No es así en absoluto”. Se trata claramente de una persona que no acepta la verdad. Es más, cuando algunas personas enfrentan problemas y tú hablas con ellas para ayudarlas y les lees un pasaje de las palabras de Dios, después de escuchar responden: “Ya he memorizado ese pasaje, lo he recitado muchas veces. ¿Por qué lo dices? Lo entiendo mejor que tú, y no sirve de nada, no resolverá mi problema”. ¿Cuál es el problema? (No aceptan la verdad). No aceptan la verdad y se niegan a reconocer su propia corrupción, lo cual es un problema. Como no admiten su propia corrupción, piensan que leer las palabras de Dios es simplemente actuar por inercia y que es inútil. Quieren encontrar una solución rápida, una cura milagrosa para resolver sus problemas, y la esencia de este problema es que se niegan a aceptar la verdad.
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