Punto 10: Desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios (V) Parte 3

B. Los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones

La segunda manifestación es que los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones. Desde el principio hasta ahora, en Su obra Dios ha expresado muchas palabras. El alcance de estas palabras es amplio, su contenido es rico y abarca aspectos relacionados con las intenciones y las opiniones de la gente, así como con su servicio a Dios. Por supuesto, existe aún más contenido que concierne al carácter corrupto de las personas, y una parte incluso más extensa se vincula con las intenciones de Dios y Sus exigencias hacia la humanidad. Entre estas palabras, Dios ha empleado diversas formas de expresión. Entre ellas, algunos de los tonos que adopta en Su discurso muestran, al inicio, cierta cercanía con los humanos. A esto le siguen el juicio, la exposición de la humanidad y la conquista de esta, y posteriormente les habla a las personas de manera gradual acerca de diferentes aspectos de la verdad. El contenido de estas palabras es multifacético. No obstante, sin importar cuán extenso sea, abarca todo lo que la humanidad corrupta necesita. A excepción de un breve segmento del contenido más especial, la mayoría de estas palabras se expresa según los patrones del lenguaje humano, en un tono y con una formulación y una lógica lingüística que todos los humanos son capaces de aceptar. En resumen, los estilos y los métodos de estas formas de lenguaje y discurso son corrientes y muy fáciles de entender. Siempre y cuando se tengan pensamientos, mente y razón normales, es posible comprender estas palabras de Dios. Esto quiere decir que, si una persona tiene pensamientos normales, después de leer estas palabras podrá encontrar la senda de práctica, conocerse a sí misma y entender las intenciones de Dios y encontrar los principios de práctica. Mientras se tengan corazón y pensamientos normales, estas palabras de Dios pueden ayudar y guiar a las personas a lo largo de diversas dificultades en la vida, y también pueden permitirles entender su propio carácter corrupto. La mayor parte del contenido de las palabras de Dios tiene estas características, pero existe un segmento que se expresa desde el enfoque de la divinidad y del Espíritu. Este segmento es muy especial. A los ojos de toda la raza humana, esta parte de Sus palabras es muy profunda y no es fácil comprenderla. Parece un misterio y también una profecía. En cada frase, cada pasaje y cada capítulo del discurso, a las personas les resulta sumamente complicado discernir el significado de lo que Dios dice, encontrar el contexto de Sus palabras y Sus exigencias hacia el hombre, así como los principios-verdad que la gente busca. Entonces, ¿qué parte de Sus palabras son estas? Son “Las palabras de Dios al universo entero” y sus apéndices. A las personas les resulta especialmente difícil entender esta sección de Sus palabras. Primero, dejemos de lado el motivo por el que Dios habla en esta parte de una manera que a las personas les resulta difícil comprender y, en su lugar, hablemos de qué aspecto del tema que vamos a compartir —“Los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones”— está relacionado con la sección que he mencionado. En cuanto a la mayoría de las palabras de Dios que son corrientes, fáciles de entender o complejas, pero expresadas de manera sencilla, así como Sus advertencias y recordatorios a la humanidad, las exhortaciones y las palabras de consuelo, exposición, juicio, provisión y guía para el hombre, a aquellos que no persiguen en absoluto la verdad, que han deificado la palabra “Dios” y prefieren creer en un dios vago, estas no les parecen palabras de Dios. Las encuentran demasiado corrientes y directas, y las consideran una charla trivial. Opinan que cada capítulo es demasiado largo y no tienen interés en leer estas palabras. Además, creen que carecen de profundidad y misterio y, por lo tanto, no las consideran dignas de ser leídas. Entonces, de acuerdo con su punto de vista, afirman que no son palabras de Dios, aseguran que su contenido, estilo y forma no se ajustan a sus preferencias. Entonces, ¿qué les gusta? Quieren leer textos profundos, palabras que, sin importar la manera en que las lean, sigan siendo incomprensibles, como si pertenecieran a un tomo indescifrable que proviene del cielo. Esas son las que desean leer. Entre las palabras que Dios proporciona, los anticristos desprecian aquellas que están expresadas de una manera y con un tono y estilo que se ajustan a los gustos humanos. Están llenos de nociones, desprecio y menosprecio hacia ellas. Por lo tanto, no leen, no miran ni escuchan estas palabras corrientes y fáciles de entender que pueden proporcionarles vida a las personas. En su corazón, sienten hostilidad y desagrado hacia estas palabras, y se niegan a aceptarlas. ¿Por qué pueden hacerlo? Una de las razones es innegable: creen que estas palabras se pronuncian desde la perspectiva de Dios en la carne y, entonces, las consideran palabras humanas. ¿Qué se entiende por palabras humanas? Desde la perspectiva de los anticristos, las únicas palabras que para ellos vale la pena leer son las palabras de Dios y las escrituras celestiales. Solo las palabras profundas, insondables y llenas de misterio ameritan su lectura. Estos textos humanos corrientes y fáciles de comprender no merecen su lectura, no pueden captar su ojo “perceptivo”, y los menosprecian. No leen estas palabras en absoluto, y mucho menos aceptan la verdad que contienen.

Mira a tu alrededor y observa quién no lee las palabras de Dios, quién se levanta y se va cuando alguien está hablando acerca de Sus palabras, quién bosteza al escuchar que se leen Sus palabras o se habla sobre la verdad, quién se estira, se inquieta, se impacienta, busca excusas para irse o interrumpe y cambia de tema. Esas personas están en peligro. Puedes hablar de teología, sobre cualquier falacia u opinión humana, y ellos permanecen sentados hasta el final. Pero en el momento en que empiezas a predicar, a orar-leer, a hablar sobre Sus palabras o a exaltarlas, cambian de inmediato, y revelan un comportamiento anormal y demoníaco. Cuando escuchan que se leen las palabras de Dios, se alteran y se molestan, y en cuanto oyen que alguien habla sobre la verdad, adoptan una actitud de confrontación, se levantan y se van. ¿Cuál es la naturaleza de esto? ¿Qué carácter revela? Así son los anticristos. Puede que algunos digan: “¿Por qué los catalogas como anticristos? Quizá no hace mucho que son creyentes y aún no sienten interés por las palabras de Dios o no han saboreado la dulzura de Sus palabras. ¿No contemplas la posibilidad de que los nuevos creyentes quizás tengan una estatura escasa?”. Si hace poco que creen, su estatura es escasa y son indiferentes a las palabras de Dios, ¿por qué no sienten repulsión cuando hablas de otros temas? Si hablas sobre grandes catástrofes, el futuro de la humanidad, los misterios o el Libro del Apocalipsis, observa si pueden quedarse quietos. En esas situaciones se comportan de manera diferente. Desde la perspectiva de la esencia-naturaleza de los anticristos, son hostiles a la verdad. ¿Cómo se revela a sí misma esta esencia-naturaleza hostil a la verdad? Cuando al escuchar las palabras de Dios, sienten repulsión, les da sueño y ponen en evidencia diferentes expresiones que muestran desprecio, impaciencia y falta de disposición para escuchar. Así se revela su comportamiento demoníaco. A simple vista, parece que cumplen con su deber y se reconocen a sí mismos como seguidores de Dios. Entonces, ¿por qué se descontrolan cuando se comparte la verdad y cuando se comunican las palabras de Dios? ¿Por qué en tales oportunidades no pueden quedarse quietos? Es como si las palabras de Dios llevaran una espada. ¿Acaso las palabras de Dios los atravesaron? ¿Los condenaron? No. La mayoría de estas palabras están destinadas a proveer a la gente. Al escucharlas, las personas pueden despertar, encontrar una manera de vivir y recuperar su vitalidad para existir a semejanza humana. Entonces, ¿por qué algunas personas reaccionan de manera anormal cuando las oyen? Es el diablo mostrando su verdadero comportamiento. No sienten repulsión cuando hablas sobre teología, herejías, falacias o el Libro del Apocalipsis. Incluso si hablas sobre ser ingenuo, complaciente o cuentas relatos heroicos, no experimentan ningún rechazo. Pero apenas oyen a alguien leer las palabras de Dios, les repugna, se levantan y quieren irse. Si los animas a que escuchen con atención, te confrontan y te miran con enojo. ¿Por qué no pueden aceptarlas? No pueden quedarse quietos cuando escuchan Sus palabras. ¿Qué ocurre? Esto prueba que su espíritu interior no es normal; es un espíritu que siente aversión por la verdad y rivaliza con Dios. Tan pronto como escuchan Sus palabras, su interior se agita y el demonio que llevan dentro se revuelve y no les permite estar en calma. Esta es la esencia de un anticristo. De esta manera, los anticristos muestran externamente que desprecian las palabras de Dios que no se ajustan a sus nociones. Ahora bien, ¿a qué se refiere exactamente este “no se ajustan a sus nociones”? Indica claramente que condenan estas palabras, no reconocen que provienen de Dios ni que son la verdad ni el camino de vida que salva a las personas. Que no se ajusten a sus nociones es simplemente una excusa, un fenómeno superficial. ¿Qué significa que no se ajusten a sus nociones? ¿Acaso todas las personas carecen de nociones acerca de cualquiera de las palabras que Dios pronuncia? ¿Puede todo el mundo aceptarlas como Sus palabras, como la verdad? No, todas las personas, en mayor o menor medida, a cierto nivel, tienen pensamientos, nociones u opiniones que entran en conflicto con las palabras de Dios o las contradicen. Sin embargo, la mayoría de la gente posee una racionalidad normal, que puede ayudarla a superar la postura que se hace evidente cada vez que se enfrentan a aquellas palabras de Dios que no se corresponden con sus nociones. Su racionalidad les dice: “Aunque esto no se ajuste a mis nociones, ellas siguen siendo las palabras de Dios; aunque no concuerde con mis nociones, sea reacio a escuchar, sienta que no es correcto y que contradice mis pensamientos, estas palabras siguen siendo la verdad. Las aceptaré poco a poco, y un día, cuando reconozca todo esto, me desprenderé de mis nociones”. Su racionalidad les indica que primero deben dejar a un lado sus propias nociones; estas no son la verdad y no pueden reemplazar las palabras de Dios. Su racionalidad les dice que acepten las palabras de Dios con una actitud sumisa y honesta, en lugar de contradecirlas con sus propias nociones y opiniones. Así, cuando escuchan las palabras de Dios, son capaces de aceptar aquellas que coinciden con sus nociones y sentarse a escuchar en silencio. Para las que no coinciden, también buscan soluciones, se esfuerzan por dejar a un costado sus propias nociones y por volverse compatibles con Dios. Este es el comportamiento normal de la mayoría de las personas racionales. No obstante, el “no se ajusta a sus nociones” al que hacen alusión los anticristos no es el mismo que se da en las personas corrientes. En el caso de los anticristos, presenta graves problemas; es algo completamente contrario a las acciones, las palabras, la esencia y el carácter de Dios y es parte de una esencia-carácter satánica. Para ellos, es condena, blasfemia y menosprecio hacia las palabras de Dios. Creen que este lenguaje humano común y comprensible que Dios habla no es la verdad y que no puede lograr el resultado de salvar a las personas. Este es el significado exacto de lo que los anticristos entienden por “no se ajusta a sus nociones”. ¿Cuál es entonces su esencia? Es, de hecho, la condena, la negación y la blasfemia contra Dios.

Los anticristos creen que cuando Dios se posiciona desde la perspectiva de la humanidad, desde la perspectiva de un tercero, y usa los patrones, las estructuras y la dicción del lenguaje humano para hablarle a la gente, Sus palabras no son lo suficientemente profundas ni aptas como para ser consideradas palabras de Dios, por lo que preferirían morir antes que aceptarlas. Algunas personas afirman: “Dices que no lo aceptan, pero ellos también comen y beben las palabras de Dios, a veces hacen prácticas devocionales espirituales. Además, cuando hablan con nosotros, incluso a veces citan las palabras de Dios. ¿Cómo explicas eso?”. Esa es otra cuestión; es solo la superficie. En esencia, los anticristos definen las palabras de Dios así: “Las palabras que pronuncia el hijo de hombre encarnado no equivalen a la verdad, y mucho menos a las palabras de dios, así que no necesito aceptarlas, comerlas, beberlas ni someterme a ellas”. Sin embargo, en cuanto a la parte expresada a través de la carne en la que Dios se encarna desde la perspectiva del Espíritu y de la divinidad —las palabras de Dios al universo entero—, los anticristos pueden percibirlo, pero no alcanzarlo. Les apasiona profundamente esta parte de las palabras de Dios. ¿En qué sentido les apasiona? Los anticristos se vuelven locos por estas palabras, piensan: “Es precisamente debido a esta parte de tu discurso que una persona insignificante y corriente como tú, alguien que no significa nada para nosotros, se ha convertido en dios. ¡Es tan injusto! ¡No hay rectitud!”. Sin embargo, hay un aspecto que encuentran “digno de celebración”. Precisamente, la forma en la que se expresa esta parte de las palabras de Dios satisface su deseo y ambición de admirar y venerar al Dios del cielo. Les abre un nuevo horizonte, y dicen: “¡Qué maravilla que dios sea verdaderamente dios! Este es el dios del tercer cielo, el más grandioso de todos. Sin duda, es digno de ser dios. Pronunciar tales palabras no es nada fácil. Ningún ser humano puede comprender una sola frase. ¡Son demasiado profundas, incluso más que las profecías de los profetas!”. Cada vez que los anticristos leen estas palabras, su corazón se llena de envidia, celos y de una enorme admiración hacia el Dios del cielo, sienten que son quienes más aman a Dios y creen ser aquellos que más cerca de Él están. Estas palabras sacian por completo su curiosidad sobre Dios. Aunque no logran entender en absoluto cuáles son las intenciones de Dios en esta parte de Su discurso, el contexto de cada una de Sus frases, cuál se supone que es el objetivo último ni el significado entre líneas, aun así anhelan con gran expectativa esta parte de Sus palabras. ¿Por qué? Porque no es fácil de comprender; carece del sentido de humanidad que se observa en el Dios encarnado y no está expresada desde la perspectiva de la humanidad ni la de un tercero. En esta parte, ven la grandeza de Dios, Su insondabilidad, y también lo perciben como algo que pueden ver, pero no alcanzar. Cuanto más lo ven de esta manera, más creen que el Dios en el cielo es real y que el Dios en la tierra es demasiado insignificante, que es difícil creer en Él y tampoco se lo merece. No es una exageración decir que algunas personas han aceptado la obra de Dios en los últimos días precisamente por esta parte de Sus palabras. Algunas han llegado a Su obra en los últimos días específicamente por estas palabras y otras están aquí simplemente esperando que esta parte de Sus palabras se lleve a cabo. Asimismo, mediante estas palabras, algunos han confirmado la existencia del Dios en el cielo y, como resultado, desprecian aún más la humildad y la insignificancia del Dios en la tierra. Cuanto más leen esta parte de Sus palabras, más sienten que el Dios en la tierra, el Dios encarnado, habla de manera muy poco profunda. Dicen: “Tus palabras son demasiado fáciles de entender. ¿Por qué no dices algo que no podamos comprender? ¿Por qué no hablas sobre algún misterio? ¿Por qué no usas el idioma del tercer cielo? ¿Por qué no te expresas en un lenguaje divino? Permítenos ampliar nuestros horizontes y expandir nuestra mente. Si hablaras y actuaras de esa manera, ¿acaso no aumentaría nuestra fe y dejaríamos de resistirnos a ti? Si nos hablaras y nos guiaras de esa manera, ¿no aumentaría tu estatus? En caso de que eso suceda, ¿cómo podríamos despreciarte?”. ¿No es esto poco razonable? ¡Es totalmente absurdo! Aquellos que se cierran a la razón, ¿tienen una humanidad normal? ¿Tienen acaso la mentalidad de una humanidad normal? (No). Entonces, ¿posee este tipo de anticristos, este grupo de personas que reacciona así ante las palabras de Dios, una racionalidad normal? (No). A veces, cuando veo a personas que conversan, me uno a la charla. Pero, para Mi sorpresa, discuten temas tan elevados que no puedo intervenir ni unirme a la conversación. Dicen: “Es obvio que no estás preparado para esto. No puedes hablar el idioma del tercer cielo. Nosotros hablamos el idioma del tercer cielo y la gente común no puede entenderlo. ¿Qué importa que seas dios? Así y todo, no puedes comprender, por lo tanto, no tenemos por qué permitirte participar”. Decidme, ¿qué debería hacer en tales situaciones? Las personas deben saber ser prudentes. Cuando las escucho usar ese lenguaje del tercer cielo tan petulante y elevado, y no puedo estar a esa altura, prefiero retirarme en lugar de hacer el ridículo. Algunos anticristos predican abiertamente tales herejías, falacias y palabras vacías y poco prácticas que evidentemente provienen de Satanás, del arcángel. Las palabras que pronuncian suenan sofisticadas y de alto nivel; están fuera del alcance de la mayoría de las personas normales. ¿Qué significa que estén fuera de alcance? Que, en cuanto las oyes, te das cuenta de que es un discurso endiablado y que debes rechazarlas.

¿Cuál es la esencia de que los anticristos nieguen las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones? ¿La has percibido con claridad? Ni siquiera leen realmente estas palabras de Dios. En un principio, hacen una lectura rápida y superficial de las palabras de Dios por curiosidad. Después de echarles un vistazo, piensan: “No vale la pena leer la mayoría de estas palabras; nada de lo que presentan es práctico, valioso ni trascendental y no hay nada que justifique un estudio profundo”. A medida que avanzan en la lectura, se encuentran con la parte titulada “Las Palabras de Dios al universo entero” y sienten que esta parte tiene el sabor del lenguaje divino, que es elevada y profunda, que es digna de la exploración y la investigación humanas; esto se adapta a sus preferencias. ¿Qué ansían en ese momento? “¿Quién puede explicar esta parte? ¿Cuál es exactamente la intención de dios? ¿Qué significa cada pasaje de las palabras de dios y cómo se llevará a cabo?”. Esto es lo que los anticristos más ansían saber, pero no pueden descifrarlo sin ayuda. ¿Creéis que alguien debería hacérselos saber? (No). ¿Por qué no? ¿Merecen los demonios escuchar las palabras de Dios? ¿Son dignos de conocer Sus misterios? (No). Los misterios de Dios se revelan a aquellos que creen en Dios, a los que lo siguen y se someten a Él, mientras que permanecen ocultos para los diablos y satanases; no lo merecen. Por lo tanto, si algún día Dios decide develar los misterios y la esencia de esta parte de Sus palabras, así como el origen y el contexto de estas palabras, lo hará ante Su pueblo escogido para hacérsela conocer, pero jamás se la divulgará ni a satanases ni a diablos. Si vosotros perseguís la verdad y tenéis la suerte de permanecer hasta el final, tendréis la oportunidad de comprender el contenido de esta parte de Sus palabras. Existen muchos misterios tanto en las palabras de Dios como en Su obra. Por ejemplo, la encarnación actual de Dios. Aunque, en mayor o menor medida, tanto en la Biblia como en anteriores vaticinios existen ciertas profecías que no son del todo evidentes al respecto, todas ellas se mantienen en un profundo secreto. La encarnación actual de Dios, en toda la humanidad y a lo largo del plan de gestión de seis mil años, es el mayor misterio y un asunto sumamente reservado. Ni los seres humanos ni los ángeles ni ninguna de las criaturas de Dios lo saben; incluso Satanás, el más capaz, no tiene conocimiento de este asunto. ¿Por qué? Si Dios quisiera decírselo, ¿no le resultaría sumamente fácil saberlo? Entonces, ¿por qué no lo sabe? Lo cierto es que Dios no quiere que lo sepa. Aunque haya numerosas señales, diversas profecías y múltiples hechos que apuntan a este evento y que indican y presagian este acontecimiento, mientras Dios no desee que lo sepa, Satanás nunca lo sabrá. Es un hecho. Dios se lo comunicará directamente en cuanto quiera que lo sepa. Si Dios no se lo dice y no habla de ello, a pesar de que estos hechos y profecías aparezcan, Dios es capaz de cegarlo y no podrá conocerlo. ¿Posee Satanás una capacidad inmensa? Al mirarlo de esta manera, no la tiene. Si se trata de un acto tan significativo como la encarnación de Dios, ya sea en el mundo humano, en el mundo material o en el reino espiritual, ¿no debería haber señales de ello? Si se analizaran todas estas señales en conjunto, sería fácil ver el acto que Dios planeaba llevar a cabo. Ahora, ¿por qué Satanás no lo sabe? ¿Por qué la nación del gran dragón rojo, después de que Dios obrara tantos años en ella, no comprende la importancia de este acto que Dios ha llevado a cabo? Cuando se dé cuenta, este acto ya se habrá consumado; Satanás no podrá interferir en él, y sus resultados y sus frutos ya se habrán precisado. Para entonces, ¿no será un poco tarde para que Satanás descubra la verdad? ¿No se cumple aquí el dicho “Satanás siempre será un enemigo derrotado en manos de Dios”? Así es. Los anticristos creen erróneamente que, mientras las palabras de Dios no concuerden con las nociones ni las preferencias humanas, pueden negarlas y que Dios deja de ser Dios. Piensan que la encarnación de Dios no puede lograr nada significativo ni convertirse en un hecho. ¿No es esto un grave error? Se han equivocado al juzgar la situación y han caído en su propia trampa. ¿Por qué han caído en su propia trampa? La manera en la que Dios habla y obra para salvar a las personas es precisamente mediante estas palabras poco evidentes que no se ajustan a las nociones humanas ni parecen grandiosas. Es justamente el contenido implícito de estas palabras modestas el que contiene las intenciones de Dios, la verdad, el camino y la vida. Estas palabras son suficientes para salvar a esta humanidad corrupta y cumplir el plan de gestión de Dios. Mientras tanto, aquellos que condenan estas palabras corrientes serán descartados, condenados y, finalmente, castigados. Se equivocan al pensar: “¡No voy a aceptar tus palabras, para mí no tienen ningún valor! Tus palabras no se corresponden con mis nociones, no concuerdan con mis nociones, mis opiniones ni con mi manera de pensar, así que puedo rechazarlas, resistirme a ellas y condenarlas, y, de esta manera, ¡no lograrás nada!”. Están equivocados. Al no aceptar las palabras de Dios, los anticristos caen en su propia trampa; Dios nunca tuvo la intención de que las aceptaran. ¿Por qué? Porque ellos pertenecen a Satanás, a los diablos. De hecho, Dios jamás planeó salvarlos ni transformarlos. Entonces, ¿qué resulta de todo esto al final? Cuando los anticristos niegan, condenan y rechazan Sus palabras, Dios los condena y los desdeña. ¿Cuál es el aprendizaje que debes extraer de esto? Que las palabras de Dios no concuerden con las nociones y las figuraciones humanas no es motivo para no aceptarlas. El hecho de que algunas partes de las palabras de Dios no se ajusten a tus nociones no significa que no sean la verdad, y no justifica que las rechaces. Por el contrario, cuanto menos se correspondan las palabras de Dios con tus nociones, más deberías dejarlas de lado y buscar la verdad. Mientras menos se ajusten las palabras de Dios a tus nociones, más evidente es lo que no tienes, lo que te falta, lo que necesitas reforzar y, especialmente, lo que debes buscar para cambiar y entrar. Esto es lo que debéis entender.

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